Archivo

Archivo para la categoría ‘Espiritualidad’

Sobre venir y llegar a ser en Adviento

Sábado, 21 de diciembre de 2024

IMG_9089Barbara Anne Kozee

La reflexión de hoy es de la colaboradora invitada Barbara Anne Kozee, candidata a doctorado en ética teológica en Boston College. Su investigación actual se centra en la confianza social y la polarización en la Iglesia y la política.

En la oración del P. Karl Rahner, “Dios que ha de venir”, el gran teólogo alemán reflexiona sobre la paradoja del Adviento de entrar en un tiempo de espera litúrgica por un Dios que, en cierto sentido, ya ha venido:

Cada año Tu Iglesia celebra el santo tiempo de Adviento, Dios mío. Cada año rezamos esas hermosas oraciones de anhelo y espera, y cantamos esas hermosas canciones de esperanza y promesa… Y, sin embargo, ¡qué oración más extraña es esta! Después de todo, Tú ya viniste y levantaste tu tienda entre nosotros. Ya has compartido nuestra vida con sus pequeñas alegrías, sus largos días de tediosa rutina, su amargo final. ¿Podríamos invitarte a algo más que esto con nuestro “Ven”? ¿Podrías acercarte a algo más cercano a nosotros que cuando te convertiste en el “Hijo del Hombre”, cuando adoptaste nuestras pequeñas costumbres ordinarias tan completamente que nos resulta casi difícil distinguirte del resto de nuestros semejantes?”

Hacia el final de esta oración, Rahner llega a una percepción espiritual sobre la venida perpetua de Dios:

Poco a poco comienza a amanecer una luz. Estoy empezando a comprender algo que sé desde hace mucho tiempo: todavía estás en el proceso de Tu venida. Tu aparición en la forma de un esclavo fue sólo el comienzo de Tu venida… En realidad no has venido—todavía estás viniendo… He aquí, vienes. Y Tu venida no es ni pasada ni futura, sino presente, que sólo tiene que alcanzar su cumplimiento. Ahora todavía es la única hora de Tu Adviento”.

IMG_9088En este Adviento, podríamos pensar que la oración de Rahner y el devenir de Cristo en Navidad resonan con la forma en que los teóricos queer han considerado que “salir del armario” es más que un único momento histórico de visibilidad, sino más bien un proceso de autodescubrimiento que dura toda la vida y que llega en pedazos. Hay una dimensión espiritual y contemplativa en esta idea de encontrarnos en nuestra rareza y “perseguir el horizonte”.

El teórico queer José Esteban Muñoz escribe:

Lo queer aún no ha llegado. Lo queer es una idealidad. Dicho de otra manera, todavía no somos queer. Puede que nunca lleguemos a tocar lo queer, pero podemos sentirlo como la cálida iluminación de un horizonte imbuido de potencialidad”.

La afirmación de Muñoz es que el tiempo queer no está muy lejos de la comprensión cristiana de la salvación. Si bien es posible que podamos experimentar cierta sensación de la presencia de Dios y de sabernos amados, siempre habrá una sensación de misterio y de todavía no en este tiempo mundano. De manera similar, como personas queer, podríamos inclinarnos hacia la idea de que nuestras identidades queer están constantemente tomando forma, e incluso encontrar alegría en el hecho de que podemos pasar toda nuestra vida buscando nuestro yo queer, ¡y nunca lograrlo por completo!

De esta manera, los procesos extraños de devenir, salir del armario o la formación de una identidad queer son parte de esta paradoja del Adviento: de la paciencia por la venida divina, que no es ni pasado ni futuro, sino presente. Cristo es nuestro ejemplo de salvador en perpetuo proceso de venida, un Advenimiento vivo más que histórico.

De alguna manera, cuanto más encontramos a Dios, más vivimos en lo queer, más encontramos el terreno profundo del misterio. El Adviento, y este tiempo de anticipación, se convierte en la cálida iluminación del alegre y extraño horizonte.

—Barbara Anne Kozee, 20 de diciembre de 2024

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , , , ,

La Conferencia de obispos de EE. UU. busca poner fin a propuesta federal de no discriminación

Sábado, 21 de diciembre de 2024

usccb-2021La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) ha expresado su oposición a las regulaciones recientes propuestas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) federal que exigen la no discriminación por motivos de identidad de género y orientación sexual, entre otros factores.

La regulación contra la discriminación se propuso para proteger la igualdad de acceso a todos los programas del HHS, que abarcan áreas de medicina, salud pública y servicios sociales e incluyen más de 100 servicios diferentes. La regulación propuesta también establece que cualquier entidad que busque un contrato con el HHS entiende que para ser elegible debe cumplir con los requisitos de no discriminación.

Según Crux, los líderes de la iglesia han abogado habitualmente por exenciones religiosas a tales cláusulas de no discriminación en las reglas y regulaciones gubernamentales, pero dicha exención no está incluida en la regulación propuesta por el HHS.

En una carta enviada el 20 de noviembre, el asesor legal de la USCCB expresó incertidumbre y desaprobación por el acuerdo de no discriminación, criticando específicamente las protecciones contra la discriminación por motivos de identidad de género y sexualidad. El abogado escribió:

A falta de una explicación, nos preocupa que, para los programas y servicios de salud, el requisito de no discriminación por motivos de identidad de género pueda interpretarse para requerir la prestación de la llamada ‘atención de afirmación de género’ y la exclusión de todas las demás formas de tratamiento para la disforia de género, especialmente en menores. . .

“Simplemente, el requisito de no discriminación por motivos de orientación sexual podría construirse para exigir la prestación de asesoramiento y otros cuidados que afirmen la atracción hacia el mismo sexo, excluyendo nuevamente todas las demás formas de asesoramiento y otros tratamientos, especialmente los menores.

“Dadas las ambigüedades en la regulación propuesta actual, y por las razones expuestas aquí y en nuestros comentarios anteriores, instamos al Departamento a rechazar el requisito propuesto de no discriminación por motivos de ‘orientación sexual e identidad de género‘”.

Esta no es la primera vez que la USCCB se opone a las políticas del HHS que protegen a las personas por motivos de identidad de género y sexualidad; En 2022, la conferencia criticó las revisiones de la Ley de Atención Médica Asequible que buscaban crear entornos de atención médica más inclusivos. En 2020, la USCCB elogió a la administración Trump por rechazar las protecciones del HHS para las personas transgénero.

La USCCB continúa ignorando los consejos de los profesionales de la salud, las historias personales de personas transgénero y queer y el llamado pastoral a la justicia cuando se trata de una atención médica adecuada, segura y eficaz para las personas trans y queer. El “tratamiento” que busca curar a las personas queer y trans no es tratamiento, y bloquear el acceso a tratamiento y terapia adecuados para personas queer y trans es negar atención que les salve la vida. Para argumentar en contra de la no discriminación, como lo hace Estados Unidos. lo que los obispos han hecho rutinariamente, es argumentar en contra de la justicia.

—Phoebe Carstens (ellos/ellos), Ministerio New Ways, 9 de diciembre de 2024

Fuente New Ways Ministry

Espiritualidad, Iglesia Católica , , , , , ,

Golpe de viento…

Viernes, 20 de diciembre de 2024

Del perfil de Litterland en X:

IMG_8556

 

“Los acontecimientos extraordinarios no cambian el alma de un hombre, sino que la precisan, como un golpe de viento que se lleva las hojas muertas y deja al desnudo la forma de un árbol, sacan a la luz lo que permanecía en la oscuridad y empujan el espíritu”.

*

Irène Némirovsky

***

Fotografía de Federica Corbelli

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“Hacia una espiritualidad integral. Una urgencia planetaria”, por José Arregi.

Viernes, 20 de diciembre de 2024

IMG_8720Del blog Umbrales de Luz:

Asamblea europea de las Comunidades Cristianas de Base Pesaro (Italia), 20-22 de septiembre de 2024

Saludo y presentación

Amigas, amigos: os saludo cordialmente. ¡Gracias por habernos invitado a Itziar y a mí! ¡Gracias por estar aquí! La vida, su aliento profundo nos reúne en esta bella Pésaro. Aquí, a orillas del Adriático, que forma parte del Mediterráneo, nos sentimos unidas a todos los mares y a todas las tierras. Somos hermanas y hermanos de la comunidad de todos los seres humanos, y de la comunidad de Jesús, el profeta de Nazaret que anunció el Jubileo de la libertad y de la fraternidad-sororidad universal. Su anuncio, su llamada, su presencia nos reúnen.

No sé si exageraré si digo que buena parte de quienes nos reunimos aquí nos sentimos en una delicada encrucijada de nuestra trayectoria vital: la voluntad no ceja, pero las energías menguan; la llama que nos ha animado durante décadas sigue encendida, pero el cansancio se deja sentir y las preguntas aumentan. ¿Nos queda aún suficiente aliento?

En esta encrucijada es donde quiero situar las reflexiones que siguen sobre la espiritualidad integral. Quiero deciros, sencilla y cordialmente, y volver a decirme: Sí, hermanas, hermanos, podemos respirar en paz, sin aferrarnos a ningún logro ni a ningún empeño. También estas comunidades pueden aún hoy respirar e infundir aliento, libres del fruto logrado o del fracaso cosechado en nuestra misión, en nuestros largos años de entrega generosa. No tengo más que agradeceros y felicitaros por lo que habéis sido y hecho, por lo que seguís siendo y haciendo todavía.

Dividiré mis reflexiones en seis puntos. Empezaré señalando la profunda crisis civilizacional que vivimos y la urgencia espiritual que salta a la vista. Tras aclarar en un segundo punto lo que entiendo por “espiritualidad integral”, el tema que me ha sido propuesto, dedicaré los cuatro siguientes puntos a exponer cuatro ideas que considero claves para comprender y vivir dicha espiritualidad integral: en primer lugar, la espiritualidad es fruto y agente a la vez de la transformación integral; en segundo lugar, la transformación política es requisito indispensable para una transformación espiritual; en tercer lugar, la esperanza constitutiva de la espiritualidad no consiste en esperar la realización de la utopía, sino en vivir impulsados por el espíritu de la vida; y en cuarto lugar, la experiencia mística percibe la plenitud utópica como realidad presente.

  1. Crisis civilizacional y urgencia espiritual

No me parece exagerado decir que nunca nuestra especie humana Sapiens ha vivido una época de cambio y de crisis como ésta que nos ha tocado vivir justamente a nosotros, la generación nacida en las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX, la inmensa mayoría de entre nosotras y nosotros. Nunca los cambios y los peligros fueron tan profundos, rápidos y globales; son  cambios que afectan prácticamente a todos los individuos de la especie: ocho mil millones.

Nunca las paradojas fueron tantas y tan radicales. Nunca los seres humanos hemos sido tan dueños y señores de la Tierra, y a la vez tan esclavos los unos de los otros, y de nosotras mismas. Nunca hemos sido tan poderosos, y a la vez tan inseguras y vulnerables. Nunca hemos sido a la vez tan sabios y dementes, tan creadoras y depredadoras, tan innovadores y exterminadores. Nunca hemos dispuesto de tantos remedios para la enfermedad y el hambre, pero nunca hemos dejado morir a tantos millones de personas a consecuencia de la pobreza, la soledad y la angustia. Nunca hemos poseído tanto conocimiento científico y tanta tecnología, pero nunca hemos sido actoras y víctimas de tanto control y de tanta opresión universal, nunca hemos fabricado tantos instrumentos de destrucción de la vida, ni hemos corrido el riesgo de perder el dominio de nuestras propias máquinas inteligentes. Nunca hemos podido acceder a tanta información instantánea y global, pero nunca se han difundido tantos bulos interesados y perniciosos. Nunca hemos tenido a mano tantos medios para mejorar nuestra especie humana hasta límites jamás sospechados, pero nunca hemos estado tan cerca de arruinarla para siempre. Nunca hemos tenido tan al alcance la paz y la justicia para toda la humanidad, pero nunca nos hemos armado tanto todos contra todos, y nunca desde la II Guerra Mundial ha habido tantos países, hasta 92, involucrados en 56 conflictos armados. Nunca tanto como hoy hemos podido ser hermanas y hermanos de todos en una comunidad planetaria de pueblos confederados, pero nunca nos hemos empeñado tanto en una loca competición planetaria de todos contra todos y contra nosotras mismas. Nunca hemos disfrutado de tantos recursos para satisfacer nuestras necesidades, pero nunca hemos generado tantas necesidades frívolas e insaciables, a costa en primer lugar de las más indigentes y a costa, al final, del bienestar universal. Nunca fueron tantas las oportunidades ni tantas y tan graves las amenazas, desde el cambio climático hasta la inteligencia artificial generativa.

Tal es el panorama de nuestro mundo, de esta humanidad nuestra, maravillosa y contradictoria, inacabada como todas las especies vivientes. Somos una especie dotada de asombrosas capacidades, pero aún incapaz de querer gestionarlas sabiamente, incapaz de la verdadera libertad, a saber, de querer el bien ajeno tanto como el propio y de ser feliz haciéndolo. No seremos libres hasta que lleguemos a eso, y me pregunto si hemos avanzado algo y si vamos a avanzar.

He ahí el reto que el Homo Sapiens tiene ante sí como nunca antes desde que surgió en la Tierra hace 300.000 años. En esa crisis radical, en esa encrucijada histórica, debemos escoger entre la vida común y el colapso común. ¿Podremos sobrevivir colectivamente a esta profunda asfixia vital común que nos amenaza? ¿Podremos hacer efectiva la “valiente revolución cultural” que ha reclamado el papa Francisco?

No niego mi zozobra, mi duda de que lo vayamos a hacer. Pero no dudo en decir: “Sí, podemos”. Pero habremos de quererlo verdaderamente e invertir en ello nuestras inmensas capacidades y los enormes recursos económicos que dedicamos a conquistar el espacio y a hacernos la guerra. Tampoco dudo en decir: solo será posible una revolución cultural si emprendemos una profunda transformación espiritual, un camino de espiritualidad personal e institucional, individual y planetaria, “política” en el sentido más pleno. Está en juego nuestra supervivencia personal y universal. Que todas, todos, podamos respirar a fondo en todos los sentidos: he ahí la cuestión. De esa espiritualidad depende el presente y el futuro de esta humanidad, de su civilización.

Al decir espiritualidad no me refiero a creencias, dogmas, ritos e instituciones religiosas que hoy carecen de sentido para una amplia mayoría creciente. Tampoco me refiero a prácticas llamadas “espirituales” en oposición a otras prácticas (mentales o físicas, académicas, profesionales o políticas). Ni me refiero a una supuesta “dimensión interior” de la persona en contraposición a la llamada “dimensión exterior”. También este tipo de contraposiciones han perdido su sentido. La espiritualidad significa más bien ensanchar la conciencia y vivir el amplio respiro universal, personal e institucional. Recordemos la raíz indoeuropea del término espiritualidad: –sp, raíz que comparten otros términos como espíritu, esperanza, espacio… Necesitamos vivir, comprender y expresar la espiritualidad en un paradigma que corresponda a la amplitud sugerida por el mismo término, en un paradigma integral, coherente con la cosmovisión generalizada en nuestra cultura. Necesitamos una espiritualidad integral que puede ofrecer la inspiración y el aliento que necesita el mundo en su encrucijada. ¿Qué significa, pues, “espiritualidad integral”?

  1. ¿Qué se entiende por espiritualidad integral?

Ken Wilber es quien ha hecho un mayor esfuerzo en nuestro tiempo por ofrecer un modelo holístico, un “paradigma holográfico”, una exploración sobre la experiencia humana profunda “en la frontera de todos los saberes”, teniendo en cuenta los “tres ojos del conocimiento”, una “visión integral” que abarca los ámbitos de la ciencia, la psicología, la filosofía, las diversas tradiciones sapienciales, espirituales y/o religiosas. Propone así un marco teórico-práctico que comprende la experiencia espiritual desde un enfoque o visión integral [1].

El autor desarrolla para ello un modelo complejo que denomina “los cuatro cuadrantes” y que subyace a todas sus reflexiones y escritos sobre la espiritualidad. Distingue sin separar cuatro esferas o cuadrantes constitutivas de la espiritualidad:

1) El cuadrante superior izquierdo corresponde al YO INTERIOR INDIVIDUAL (mi mundo subjetivo: ideas, emociones, afectos y desafectos, deseos y rechazos, creencias…);

2) el cuadrante inferior izquierdo representa el NOSOTROS INTERIOR COLECTIVO (el mundo intersubjetivo y cultural: pertenencia social, identidad grupal, símbolos y valores compartidos…);

3) el cuadrante superior derecho representa el ELLO EXTERIOR INDIVIDUAL (el organismo individual objetivo, físico-biológico: átomos, moléculas, células, circuitos neuronales, ADN…);

4) el cuadrante inferior derecho figura el ELLO EXTERIOR COLECTIVO (el entorno físico e institucional, inter-objetivo: tierra, cosmos, leyes, instituciones, organizaciones políticas, económicas…).

Ninguna de estas cuatro esferas o dimensiones está separada de todas las demás, sino constitutivamente ligada a todas ellas. Toda parte está relacionada con todo, todo fenómeno con todos los fenómenos, toda vivencia con todas las vivencias.

Entre todas las ciencias y saberes actuales existe un amplio consenso en este paradigma o marco general de comprensión de la realidad en su conjunto. No solo la física y la biología, sino también la psicología y la sociología, la antropología y la filosofía nos sugieren una cosmovisión, un paradigma holístico, integral, interdimensional e interdisciplinar. Ninguna perspectiva de la realidad es separable de las demás perspectivas. Ningún conocimiento es separable del conjunto de los demás conocimientos. Y son también inseparables el decir, el comprender y el vivir.

Pues bien, este mismo paradigma holístico, integral, se nos impone a la hora de decir, de comprender y de vivir la espiritualidad. La espiritualidad no es una experiencia o una dimensión vital separada o desligable de las múltiples dimensiones interrelacionadas que nos configuran como organismos en general, y como organismos vivientes, sintientes, conscientes en particular. La espiritualidad es la mirada profunda a la que nos abren todas las miradas en su interrelación. Es la experiencia vital profunda, integral, que emerge de todas las experiencias. Por lo tanto, no podemos hablar de la espiritualidad ni comprenderla ni vivirla en el viejo paradigma metafísico, dualista y compartimentado, si queremos que la espiritualidad sea inspiradora para nosotros mismos y para los hombres y las mujeres de hoy, al menos en esta cultura que llamamos occidental. Y me atrevo a decir que este paradigma holístico, especialmente marcado por el desarrollo y la difusión del conocimiento científico interdisciplinar, se acabará imponiendo a nivel planetario a medida que se universaliza el acceso a la universidad. No significa ello que la ciencia empírica, positiva, basada en la medición y el cálculo matemático, agote el conocimiento de la realidad en su misterio profundo. Ciertamente no. Pero parece innegable que la espiritualidad es cada vez más incompatible con creencias en entidades metafísicas (espíritus, dioses…), revelaciones divinas y dogmas infalibles, propios de un paradigma mítico premoderno. La “espiritualidad integral” presupone – y también en ello insiste Ken Wilber – que sea comprendida de manera coherente con la cosmovisión científica interdisciplinar del mundo [2].

En este mismo sentido, no puedo menos de mencionar a Raimon Panikkar, de madre catalana y padre hindú,sacerdote en los márgenes del sistema católico, científico, filósofo, teólogo, maestro espiritual, promotor del diálogo intercultural e interreligioso, místico fronterizo, transfronterizo, que resumió su periplo espiritual en aquella bella, memorable confesión: “Marché [de España a la India] cristiano, me descubrí a mí mismo hindú y volví budista, sin haber dejado de ser cristiano”. En él confluían, reconocía, cuatro grandes ríos: el cristiano, el hindú, el budista y el secular.

En la introducción al segundo volumen de sus Obras Completas, escribe: “¿Qué tipo de espiritualidad es propio de nuestro tiempo? Intentar definir cómo ha de ser la espiritualidad de nuestro tiempo es ya una paradoja: la solución no está en la respuesta, sino ya en la pregunta; es decir, en la misma formulación de la pregunta y en el hecho de sentir la necesidad de esta espiritualidad, aunque no podamos dar la respuesta. Presento, no obstante, un esbozo de respuesta diciendo que la espiritualidad debe ser integral: esto significa que debe involucrar al ser humano en su totalidad. Y entonces hay que preguntarse: ¿Qué es, pues, el ser humano? […]. El ser humano es esta realidad que expresan las cuatro palabras griegas somapsychépoliskosmos” [3]. Es decir: cuerpo, psiquismo, sociedad, mundo o cosmos.

Yo añadiría que no solo el ser humano es cuerpo, psiquismo, sociedad y naturaleza o cosmos. También lo es todo ser viviente, al menos todo viviente animal. También un perro, un pájaro e incluso, en alguna medida, un gusano o una esponja de mar son cuerpo físico, relación social, psiquismo individual y cosmos. Todas somos polvo de antiguas estrellas y todas provenimos de la misma bacteria primera. Todos somos hermanos. En cuanto al límite entre los seres vivientes y los seres que llamamos inertes ¿es acaso tan claro y definitorio como habitualmente pensamos? En cualquier caso, cada organismo viviente vive de las partículas, los átomos y las moléculas que lo nutren, y su autonomía depende del entorno físico y biológico que lo rodea, y de la energía del sol que lo mantiene vivo y que orbita dentro de la Vía Láctea, que junto con todas las galaxias orbita en un universo que no tiene ni comienzo ni fin definibles y se halla en permanente creación, tal vez en eterna creación.

  1. La espiritualidad es fruto y agente de una transformación integral

Al mismo tiempo, sin embargo, cada organismo, por mínimo que sea, actúa a su vez sobre aquello mismo que lo hace ser. El bosque crece gracias a la lluvia, pero a su vez contribuye al surgimiento de las condiciones que provocan la lluvia. Una dosis de serotonina puede mejorar mi estado anímico o mi relación con las personas, pero mis circunstancias físicas y sociales también pueden a veces surtir el mismo efecto sin acudir a la farmacia. Mis ideas y emociones dependen también de mi sistema digestivo, y de la sociedad a la que pertenezco, de la tierra que habito, del sistema político y económico por el que soy regido. Pero también la política, la economía, la naturaleza, la cultura, el bienestar social y mi salud corporal dependen de mis pensamientos y decisiones personales. Todo interactúa con todo, todo está interrelacionado con todo, todo depende de todo en alguna medida. La dependencia es interdependencia. Leer más…

Espiritualidad , , , , , , ,

(ll) ¡El amor no es amado…! ( San Francisco de Asis)

Jueves, 19 de diciembre de 2024

Del blog de Alfonso J.Olaz El Rincón del Peregrino:

IMG_8896

| Alfonso Olaz OFS

¡Hermano, no tengas miedo para amar, tenlo para no hacerlo…!

¡Qué larga condena!
Que dura es la pena
¡De una vida sin amor!

¡Qué corta y dichosa se hace la vida amando como la rosa y el ruiseñor!

¡Hermano, todavía estas a tiempo de amar si no has querido…!
¡Y si no has sabido, ni has podido…!
¡Cree ahora y puede…!
¡Que solo ya no estás en tu amor!
Para reconciliarte con Él, Amor, el que anhelas y no defrauda

No tengas miedo
El miedo no es del amante
Porque El amado se deja amar

Ahora ama y confía
Confiando que amaras como Él siempre ha querido

Amando, amando mucho
para que el Amor sea amado
¡Y ya jamás olvidado…!

Para que el amado siempre, ame al hermano
Que ahí es donde tú vives
Como el amor de la rosa y el ruiseñor

Del Evangelio a la vida
De la Vida al Evangelio.

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

“La quimera de la seguridad“, por Miguel Ángel Mesa Bouzas

Miércoles, 18 de diciembre de 2024

De su blog Otro Mundo es posible:

IMG_8895

«Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad»
(Benjamin Franklin).

Todas las personas, en todos los momentos de la historia, han mostrado una necesidad de asegurar unos mínimos vitales (trabajo, vivienda, comida, familia) que les permitieran enfrentar el día a día con un mínimo de tranquilidad.

Nuestros tiempos, por el contrario, han elevado el concepto de seguridad alcanzando unos niveles de paranoia. Y no nos vamos a fijar en la seguridad nacional (cuya máxima expresión son los Estados Unidos de América, junto a las grandes potencias aliadas occidentales), sino en la seguridad individual, fomentada e inducida desde los Estados, por los miedos y desasosiegos que nos produce la incertidumbre ante el futuro, aumentada aún más por los momentos críticos que estamos viviendo.

En muchos lugares y entre millones de personas de los países empobrecidos del Sur, este mal de la seguridad no existe, porque solo tienen que defender lo poco que poseen, preocupándose exclusivamente de sobrevivir el día en el que se vive. Evidentemente, esta realidad no es un ejemplo idóneo, para reflejar las patologías que produce la seguridad en nuestros países del Norte y en los sectores acomodados de los del Sur de nuestro mundo.

Cuando ponemos buena parte de nuestros recursos y preocupaciones en defender e incrementar nuestra seguridad a toda costa, perdemos algo muy importante para cualquier hombre o mujer: su propia libertad y la confianza en los demás.

La seguridad la asentamos principalmente en proteger nuestros bienes y posesiones. Pero también queremos extender nuestra seguridad a otros recursos no tan tangibles, como la influencia y el poder que ejercemos sobre los demás, la eficacia que pretendemos en todas nuestras actuaciones, sean en la familia, con los amigos o en el ambiente del trabajo, en las certezas que nos han ido quedando a lo largo de los años o en los dogmas ideológicos, religiosos, que mantenemos para no quedar a la intemperie, reinterpretando o abandonando lo que nos han enseñado, para creer y vivir lo que hemos ido descubriendo y de verdad sentimos hoy, después de una búsqueda sincera.

Una de las cosas contra la que nos previno Jesús, para sentirnos libres, sin ataduras, es renunciar a las posesiones que nos aprisionan y la seguridad de quererlo tener todo bajo control, pues «no sabéis ni el día ni la hora; no sabéis a qué hora llegará el amo…». En cualquier momento pueden cambiar las circunstancias y modificarse toda nuestra vida, como ha pasado en esta crisis con tantas familias, que tenían un nivel de vida y un consumo determinado y, al quedarse en paro, o irse el negocio a pique, se han quedado a veces sin nada, incluso con deudas.

Pero no debemos desprendernos de lo que nos esclaviza por temor, sino por el placer de sentirnos libres, dejándonos sorprender y guiar por las personas que nos quieren, por las necesidades de los más débiles, los desahuciados, las personas en paro, para tomar nuevos rumbos en nuestra vida…  El Espíritu de Dios sopla cuando y donde quiere, y tenemos que estar «al loro», para que no pase por nuestro lado y no nos enteremos; por lo tanto, deberemos caminar con los ojos, los oídos y el corazón atentos, percibiendo cualquier mensaje que nos pueda ayudar a ser más felices, más libres, más humanos.

«Felices para quienes su seguridad no descansa en lo que poseen, sino en lo que intentan ser cada día».

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Ven”, por Beto Vargas

Miércoles, 18 de diciembre de 2024

ven - 2De su blog Dios en minúscula:

El que nace es mi amigo

Toda creencia que condene es herejía.

A Jesús le conocí de niño. Particularmente en su versión de niño: una especie de compañerito invisible y milagroso que podía hacer cosas extraordinarias por mí si yo le rezaba y lo visitaba. Cuando era adolescente tuve lo que en la iglesia llamaríamos un “encuentro personal” y noté que no lo conocía tanto. Entonces Jesús se hizo más parecido a un líder desafiante y auténtico, que proponía una religión intensa y exigente, sobre todo para mantenerme alejado de problemas y de vicios.

Pero la vida y las ideas plantearon preguntas que aquella intensidad no resolvía, y empecé a buscar a Jesús en libros y en espiritualidades, y noté que no lo conocía tanto. Aquella figura tenía una historia y un pasado, era real de un modo fascinante y profundo, con más interés en lo que sostiene lo que somos que en lo que indica lo que hacemos, y proponía, mucho más que unos comportamientos, una forma de ver la vida y de entenderme en ella, que no concuerda con la propaganda del tele ni de la iglesia, es otra cosa.

Entonces salimos a buscarlo a la calle, a las veredas, los andenes, los cuartos oscuros de los viejos abandonados sin visita, a las historias de fantasía que los chicos sin familia se inventan para contar en el colegio y no ser vistos como raros sin papás, en las canciones ensayadas como recompensa que daban en alguna fundación luego de una visita. En belén. Noté que no lo conocía tanto. Jesús estaba más presente allí que en cualquier otro lugar que yo hubiera pisado, más que en los evangelios que estudié en griego, más que en todos los sagrarios ante los que pasé horas y horas mirando o escribiendo. Era otro. Era sed y deseo, era generosidad incomparable, era una valentía que envidiaré hasta que muera, eran recuerdos… recuerdos de cuando la vida se hizo estallido y cosas imborrables. Era supervivencia al horror, y también confianza en que nada que dañe puede destruirlo todo. Que la vida vence. Siempre vence.

Pero como siempre he sido un tipo de iglesia y rodeado de gente de iglesia y hablando de cosas de iglesia pues terminé metido en más vainas de iglesia. Y porque a veces las vueltas son raras tuve contacto con gente que era improbable llegar a tener contacto. Gente como uno, que ha ido por la vida buscando a Jesús y leyendo una cosa por aquí y con sus ritos y haciendo cosas de gente de iglesia. Y vi que somos distintos pero somos los mismos y que lo más impactante que tenemos en común es que no se va esa fascinación por aquel hombre de Galilea, y que la iglesia que se hace llamar suya nos ha hecho un montón de daño mientras prometía hacer bien. Y entonces noté que no lo conocía tanto. Los puntos que se unieron para llegar a entender muchas cosas eran horrorosamente perversos y tenían que ver con todas las cosas que se supone que no tendrían que pasar aquí. Codicia, discriminación, persecución, mentiras, incluso mentiras elevadas a la categoría de dogma y catecismo con el único propósito de manipular consciencias, mafia y omertá, y la piedad de los simples usada como modus operandi de algunos auténticos criminales. Jesús apareció en sus historias y sus ruinas como ese que fue deshecho cobardemente, por amenazar la anestesia que los religiosos ponen sobre los hijos de dios. Por gritar que toda creencia que condene es herejía. Por transgresor de las mismas rutinas que yo había hecho y promovido por años. Y por ponerse y exponerse como guardian de las víctimas ante esas turbas de religiosos oficiales que lanzaron sobre él ese odio y ese desprecio que siempre quieren lanzar sobre todos los que no les obedecen de pensamiento, palabra, obra y omisión.

A muchos de los míos y a mí, nos empezaron a llamar por lindos apodos eclesiales como apóstatas, herejes, modernistas, light, pro-gays, o por cosas que en mi país dan para aparecer muerto, como guerrillero, izquierdoso, comunista e infiltrado. Eso decía una carta que le enviaron a un obispo una vez. Porque en la iglesia está bien decir que dios tortura gente por la eternidad pero no está bien decir que curas han torturado niños por décadas.

Ahora conozco a Jesús siendo un señor. Con otras preguntas, otras escenas frente a los ojos, otras maneras de ser y hacer iglesia, otras cosas que nunca había vivido antes y que son un auténtico “ok, y ahora entonces qué”, otras comprensiones del mismo niño al que le rezaba de pequeño y que ahora veo venir a punto de la navidad.

El que viene, el que nace, es mi amigo, mi hermano, mi roca, mi sendero y mi destino, mi libertad. Y sé que no lo conozco tanto, porque yo, ahora, tampoco soy el mismo y sin embargo le espero.

Espiritualidad , , ,

( l-II ) ¡El amor no es amado…! (San Francisco de Asís).

Martes, 17 de diciembre de 2024

Del blog de Alfonso J Olaz El Rincón del Peregrino:

IMG_3881

| Alfonso Olaz OFS

Como el amor de la rosa

 y el ruiseñor!

Amando, amando, mucho, mucho

Amando tanto, tanto, tanto

¡Y nada más pudiendo ya hacer…!

¡Que confía, confía y déjate hacer…!

Déjate hacer en la absoluta pobreza para ser humildad absoluta

 Como aquel galileo que lo fue

como el hermano Francisco, que lo quiso tanto.

Pues si amas tanto, pasarás por lo mucho que pasó él

Sin entender nada con la razón

para purificarte y formar parte de los artesanos del amor.

Amando mucho, y tanto, tanto.

Como el artesano Francisco

Sin los sentidos de la razón

Con los dardos del amor que,

haciendo diana, dejan heridos a los que muy cerca están

Con el vértigo del amor

Que luego va abrasando todo tu interior

Ya solo queda confiar, confiar

Y soltar las manos

de los altos muros de nuestro ego

Para dejarse llevar

Dejándose hacer todo, todo

Para no haciendo nada

¡Haciendo todo…!

Haciendo lo que él quiere

Como él lo quiere

Del Evangelio a la Vida

De la Vida al Evangelio

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

“Nosotros somos el problema”, por Gabriel Mª Otalora

Martes, 17 de diciembre de 2024

IMG_8883De su blog Punto de Encuentro:

Las dificultades ayudan al desarrollo humano. Preferiríamos que todo fuese más fácil, pero el esfuerzo de superación está contenido en el éxito. Aquellas no son “el problema”; tampoco lo son en la vida cristiana. El centro de nuestra crisis parece ser otro: hemos desenfocado la misión esencial cristiana de ser testigos luminosos de nuestra fe en Cristo. Ser luz para todos, Lumen Gentium en expresión feliz de uno de los documentos del Concilio Vaticano II que no ha perdido actualidad. Ser luz, buena noticia, es el objetivo fundamental de la evangelización.

Sin embargo, ocurre que la Iglesia se refuerza en lo institucional bastante más que en la vivencia del Mensaje. La consecuencia -o el origen- es un clericalismo que elude autocríticas y culpa de los males eclesiales a los demás, a los de afuera, es decir, a los predilectos del Evangelio. Qué paradoja. La sinodalidad llega en medio de una pasividad clamorosa, pero llega para quedarse como fermento que fructificará con el tiempo; es una apuesta a largo plazo, como los árboles más frondosos, que ha sido ninguneada porque exige un cambio de actitudes real. Es un proceso de conversión global para resetear nuestra actitud de humildad a la escucha del diferente caminando juntos en unidad, no en la uniformidad impuesta. Quienes están boicoteando esta iniciativa papal, solo viven el corto plazo. A Jesús le pasó algo parecido: él apuntaba a la luz divina, y no pocos de quienes le escuchaban se quedaron mirando a su dedo.

Los hechos no engañan sin que, repito, haya autocrítica alguna mientras se prima a la institucionalidad eclesial por encima de la Buena Noticia en un tiempo oscuro como el nuestro, qu es donde el Mensaje debiera calar mejor. Pero la institución eclesial parece cada vez más centrada sobre sí misma y sus problemas en lugar de ser un modelo de anuncio luminoso, tal y como propone el Adviento que ahora comienza. Desde luego que no ayuda la gestión de la pederastia por la CEE (con dos honrosas excepciones: las diócesis de Bizkaia y Madrid). Bajan las vocaciones en medio de la crisis de identidad sacerdotal y laical, YVde la desorientación pastoral en medio del desinterés general por vivir en cristiano, tal como refleja la deserción de fieles en las eucaristías y en las comunidades parroquiales.

Para colmo, algunos deciden encastillarse en las seguridades de la tradición con minúscula, tan superficial (siempre se ha hecho así) como sociológica (cumplimiento). El regalo de la experiencia de la fe, en este caso dilapidado a la manera de la parábola de los talentos. Admiro al Papa Francisco por el esfuerzo inmenso para enmarcar nuestro encuentro con Cristo en este tiempo tan difícil, porque las resistencias mayores que se encuentra cada día vienen de dentro.

Estamos en crisis de experiencia de Dios porque la institución eclesial es más importante que el Mensaje. Jesús no fundó la Iglesia, es la Iglesia la que se funda en Jesús. No nos dejó una estructura eclesial diseñada, sino una forma de vida (Cristina Inogés). Y sus seguidores somos el problema, cada vez que nos colocamos en uno de estos tres vértices: conformismo descomprometido, hiperactividad social desconectada de la vivencia transformadora como testigos de Alguien, no de algo. O clericalismo a ultranza, tal como lo ha definido y denunciado Francisco. Así es difícil que los que siembran adecuadamente, tengan relevancia suficiente.

Al final, los resultados no son una casualidad, sino el fruto de una enorme inconsecuencia. El Adviento como tiempo de espera, pero de espera activa, es la esperanza fundada en la siembra del amor servicial con la actitud que tanto impactó a Tertuliano en el siglo II al ver comportarse a los cristianos: “mirad como se aman”. Solo así el fruto llegará abundante.

Mientras tanto, nuestras pequeñas comunidades son el campo adecuado para germinar las semillas de la Buena Noticia a nuestro alrededor. Vivir el Adviento con esta determinación es caminar en la dirección adecuada. No es poca cosa.

Espiritualidad , , ,

“Yo también busco cada mañana”, por Carmen Notario.

Martes, 17 de diciembre de 2024

pastor-9Me vienen a la mente imágenes del viaje que hicimos a Tierra Santa hace ya algunos años y en concreto el recorrido por Galilea. ¡Qué diferente es Galilea del resto del país! Una tierra verde, con colinas, agua abundante y allí abajo el lago de Tiberíades. Un paisaje que no pareciera pertenecer a un país tan lleno de desiertos, tan árido, tan seco.

No es de extrañar que Jesús se encontrara a gusto en su tierra, donde se crio, donde experimentó la armonía entre la tierra y los seres que la habitan, a pesar de la pobreza, de los escasos medios y del duro trabajo. También se encontraba a gusto lejos de los poderes políticos y religiosos por los que no sentía aprecio y criticaba duramente.

Con tantos rebaños alrededor, experimenta a Dios como pastor que cuida, que conduce, que sacia y que procura el descanso. Esa experiencia diaria de haber dado con la fuente, con el sustento, le da fuerza para convertirse él en pastor de quien se quiera acercar.

Yo también, busco cada mañana en el silencio de todo y de todos el alimento para el día, sabiendo que tanto si lo siento como si no, Dios tiene dispuesta la mesa para mí. “Me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa” (Salmo 22, 5). Mi encuentro con Él es una fiesta donde no falta nada.

Me prepara para el camino, para el seguimiento al que me invita diariamente. Mucha parte del sendero se me presenta oscuro, contradictorio. Experimento el miedo de tantas cosas: de no hacerlo bien, de estar confundida, el miedo a la soledad y a la indiferencia de tantos.

Nada temo porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan” (Salmo 23, 4)

Tampoco temo porque sé que camino en comunidad, que no voy sola; entre todos hacemos luz y nos ayudamos a discernir cuando se presentan los dilemas y las dificultades.

Tu bondad y tu amor nos acompañan todos los días de nuestra vida; transfórmanos en esa misma bondad y compasión.

Carmen Notario, SFCC

Fuente: espiritualidadcym@gmail.com

Espiritualidad , , , ,

Para preparar tu venida.

Lunes, 16 de diciembre de 2024

http24.media.tumblr.combf7f3baf2bb17d8f36cba3b0a4cd4079tumblr_mtwsmc7yUE1rn1qbho1_500

¿Qué debo hacer par a preparar tu venida, Señor?
¿Renunciar a los gozos de la vida?
¿Abajar montañas y rellenar valles?
¿Rectificar los caminos y sendas?
¿Superar pruebas y dificultades?
¿Realizar sacrificios costosos?
¿Hacer promesas extraordinarias?
¿Desprenderme de mis anhelos humanos?
¿Seguir en vela hasta la madrugada?

Para preparar tu venida, Señor,
yo sólo quiero y busco…
unas palabras claras para que se me entienda,
unos gestos apropiados para hacer agradable la jornada,
una mirada serena que infunda paz y ternura,
un momento de silencio para escuchar con el corazón,
unas gotas de rocío para alimentar las esperanzas,
un sueño ligero que capte los rumores
de las personas y de los ángeles.

Para preparar tu venida, Señor,
yo sólo necesito abrir mis entrañas
y dejarlas que se llenen con tu presencia,
como lo hizo Juan Bautista,
como los profetas de entonces y ahora,
como los pobres que nunca cuentan
pero tienen historias que nos golpean y penetran,
como María…

*

Florentino Ulibarri

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

¡Alegrarse! ¿Pero cómo en tiempos de incertidumbre?

Lunes, 16 de diciembre de 2024

IMG_9037La reflexión de hoy es de Yunuen Trujillo, colaboradora de Bondings 2.0.

Las lecturas litúrgicas de hoy del Tercer Domingo de Adviento están disponibles aquí.

“Estad siempre alegres en el Señor. Os lo repito: ¡alegraos!Que todos os conozcan como personas bondadosas. El Señor está cerca”. (Filipenses 4:4-5)

Las lecturas litúrgicas de hoy presentan un llamado claro y un mandato cristiano: ¡Alegraos! Pero ¿cómo podemos alegrarnos en tiempos tan inciertos? Nuestro tiempo de Adviento comenzó con un recordatorio del profeta Jeremías: “Vienen días, dice el Señor, en que cumpliré mi promesa”, y esa promesa es la Justicia. También se nos recordó que incluso si parece que el mundo se está acabando y vemos señales preocupantes, no debemos tener ninguna ansiedad, porque Dios está con nosotros.

Por primera vez en mi vida, la palabra que más me ha llamado la atención en este tiempo de Adviento es ansiedad. “Mirad que vuestros corazones no se adormezcan por la juerga, la embriaguez y las ansiedades de la vida diaria”, escuchamos al comienzo de la temporada. Y hoy Pablo nos recuerda: “El Señor está cerca. No tengas ninguna ansiedad”.

Como muchos de ustedes saben, soy católica LGBTQ, formo parte de comunidades indocumentadas y soy mujer. Mientras lidio con lo que significa ser parte de esas identidades que se cruzan y el riesgo y peligro que cada una de esas comunidades podría enfrentar en los próximos años, sentí algo que rara vez había sentido antes: ansiedad.

Como abogada, durante el último mes he estado llamando a mis clientes indocumentados para informarles: “Ya no pueden solicitar este alivio migratorio; Es demasiado peligroso”. También he estado enseñando talleres del Ministerio LGBTQ donde, cuando jóvenes trans me preguntan: “¿Qué debo decir cuando la gente quiere explicar por qué creo que Dios me hizo de esta manera? ¿Qué argumento puedo dar? He tenido que decir: “Dígales que no es asunto suyo. No le debes explicaciones a nadie, especialmente mientras aún estás discerniendo. Tu bienestar emocional es lo primero”. Saber que la ansiedad está creciendo en las comunidades a las que sirvo y de las que formo parte ha tocado una fibra sensible que no es alegre.

El Señor está cerca. No tengas ninguna ansiedad”.

Cada temporada de Adviento es un llamado a detener los motores del tren de la vida en constante movimiento, que a veces se mueve a 100 millas por hora, a detener el avance fatalista de las redes sociales y simplemente hacer una pausa. ¿Cómo estoy preparando mi corazón para el nacimiento de Jesús y qué significa eso para mí?

Durante miles de años, nuestros ancestros espirituales han pasado por períodos de sufrimiento e injusticia, seguidos de períodos de redención y alegría. Siempre hay calma después de la tormenta. Pero estaban esperando a un Mesías, aquel que los libraría de la opresión. Incluso entre nuestros ancestros espirituales, hubo desacuerdo sobre cómo sería esa liberación. ¿Estaban esperando a un guerrero que literalmente comenzaría una guerra contra el imperio, o estaban esperando… algo más?

Nuestra liberación proviene de liberar nuestros corazones para amar, para amar incondicionalmente y para difundir ese amor a todos los rincones de la tierra. Nadie, nadie, puede matar el amor, porque el amor sigue vivo, y siempre hay resurrección. Pero no podemos llegar a la resurrección sin antes dejar que Jesús nazca en nuestros corazones. Por eso, nuestra principal tarea en este tiempo de Adviento es preparar nuestros corazones, cuidarnos a nosotros mismos primero, para que podamos tener espacio en nuestros corazones para el que va a nacer, para el amor que va a nacer.

Esta semana también estamos llamados a regocijarnos, a regocijarnos en la certeza de que pase lo que pase, nos tenemos unos a otros y a Dios a nuestro lado. “¿Qué debemos hacer?” preguntó la multitud a Juan Bautista en el pasaje del evangelio de hoy. “El que tiene dos mantos, que los comparta con el que no tiene. Y el que tenga comida, que haga lo mismo”. ¡Todavía nos tenemos el uno al otro, y eso debe ser motivo de alegría y gratitud! El Dios que nació no es un Dios de ricos y poderosos, sino un Dios de los marginados. Cuanto más marginados sois, más pertenecéis a Dios y Dios es vuestro. ¡Alegrarse!

Al cerrar esta reflexión, me gustaría compartir con ustedes mi motivo de alegría más reciente. Esta semana recibí copias de la traducción al español recién publicada de mi libro LGBTQ Catholics: A Guide to Inclusive Ministry (Católicos LGBTQ: Una guía para un ministerio inclusivo). La hermana Jeannine Gramick, que escribió el prólogo, fue la primera que me trajo alegría esta semana: “¡Felicitaciones por la traducción al español!” Estoy extremadamente agradecido por la comunidad que es New Ways Ministry. Cada uno de vosotros es motivo de alegría y de esperanza. También agradezco a un querido amigo mío que me ayudó a traducir el libro y sin quien no habríamos podido dárselo al mundo. Espero que traiga esperanza y alegría a diferentes partes del mundo donde ese material pueda ser necesario.

Estamos aquí para cuidarnos unos a otros y ser el manto y la protección de los demás. ¡Prepara tu corazón para el nacimiento del Señor y alégrate de saberte amado!

—Yunuen Trujillo (ella/ella), New Ways Ministry, 15 de diciembre de 2024

Fuente New Ways Ministry

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

El pesebre”, por Carmiña Navia

Lunes, 16 de diciembre de 2024

 

IMG_9009IMG_9003Al menos desde que Francisco de Asís lo hizo por primera vez -dice la tradición- en muchos ámbitos cristianos se celebra la fiesta de navidad alrededor de la representación de un pesebre. Tantas veces se ha replicado esta pequeña imagen a lo largo de siglos, que fácilmente pierde su significado y vaciamos su sentido. Entre las imágenes modernas de María y José en algunas los visten a ellos de tules y lentejuelas y los ponen como absolutos reyes… ni medio parecido a lo que fueron ni a lo que intentamos representar con un pesebre.

Si pensamos hasta el fondo qué porta este símbolo, se nos conmueven los cimientos de nuestra vida y nuestra fe. El pesebre es el lugar en el que comen los animales… no suele ser este el sitio ideal para un recién nacido. En algunos países de Europa, en el campo, la estancia baja de la casa corresponde a los animales y en las noches frías de invierno, ellos pueden ayudar a calentar a los humanos y al ambiente. Por supuesto no nos estamos moviendo en el nivel de los hechos históricos, las narraciones de Lucas, Mateo y otros evangelios apócrifos, se desarrollan en el ámbito de las parábolas y la simbología y en este sentido tienen mucho que plantearnos.

Una lectura ecológica de las narraciones de la infancia de Jesús, resulta reveladora para nuestras realidades actuales tan llenas de retos en este terreno. Las narraciones nos hablan del cielo en la noche, de la presencia importante de estrellas, del portal de los animales, de ovejas y un burro que rodean al niño recién nacido… Posteriormente y retomando sobre todo a Isaías, esta enumeración se enriquece con la figura del buey. La noche es descrita repetidamente como una noche en paz, en la que la armonía sintoniza la vida de todos los seres vivos: humanos, animales y cosmos. La insistencia en esa paz, se refuerza en el mundo occidental con la resonancia del hermoso villancico compuesto en 1816 por Joseph Mohr y Franz Xaver Gruber. Una noche en la que la LUZ intensa irrumpe con su alegría.

Hay varios tonos que quiero destacar en el pesebre:

Primero: ese niño que nace no es otro que el Mesías, nos dicen los relatos. El Mesías anunciado por siglos que traerá al pueblo la salvación necesitada y esperada. Y ese Mesías nace, en medio de la oscuridad, en un lugar tan humilde y lejano de las riquezas y expectativas de este  mundo como es un portal-refugio de animales. Drewermann en su bello texto: Tu nombre es como el sabor de la vida, nos dice que si el  mesías nace en mitad de la noche está capacitado para entender todas las oscuridades y llevarlas a la  luz.

Segundo: Ese niño que nace, va a ser calentado en una noche fría por sus hermanos (según Francisco el de Asís) no-humanos. El buey y la mula -dice la tradición popular- velaron sobre el niño y le dieron su protección. El pesebre nos testifica la necesidad de colaboración y apoyo que tenemos todos los seres vivos y nos invita a realizarla.

Tercero: El cosmos entero participa de la alegría y la lleva de un extremo a otro, anunciándola por medio de las estrellas a pastores y sabios.

Esa armonía entre las distintas formas de vida es la que estamos llamados a construir y lograr los amigos del niño cuyo nacimiento conmemoramos cada Diciembre en casi todas partes del mundo. De esa armonía y en esos términos: es decir portal,  comederos de los no-humanos: bueyes, mulas, ovejas… es de lo que  nos habla el pesebre, nos dice que allí está la salvación, no en los palacios ni en los reyes. Tenemos que mirar el pesebre con ojos de asombro, con ojos nuevos… no desde una rutina que se repite porque entonces termina por no decirnos nada.

Cuando empieza esta tradición, dice Francisco a su amigo Juan:

«Si quieres que celebremos en Greccio esta fiesta del Señor, date prisa en ir allá y prepara prontamente lo que te voy a indicar. Deseo hacer memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». De lo que se trata entonces es de mirar como en un espejo esos símbolos y desentrañar de qué nos hablan. Y sobre todo asumir las consecuencias que ello tiene para nuestro ser de cristianos y cristianas.

Carmiña Navia Velasco

Tercera semana de Adviento 2024

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , , , ,

«Antífonas en “O”» o también «Antífonas Mayores», por Joseba Kamiruaga Mieza CMF.

Lunes, 16 de diciembre de 2024

IMG_9034

Las letras, ordenadas del 17 al 23 de diciembre, son las siguientes: S, A, R, C, O, R, E.

Estas letras son las iniciales de las primeras palabras que siguen a la invocación («O», precisamente) de las antífonas Vesper al cántico Magnificat.

Las letras se refieren al incipit de cada antífona en latín, en el orden siguiente:

S = Sapientia (Sabiduría);

A = Adonai (Señor mío, en hebreo);

R = Radix (Raíz, o «brote»);

C = Clavis (Llave);

O = Oriens (Oriente, o «estrella naciente»);

R = Rex (Rey);

E = Emmanuel.

«Vendré».  Es la expresión que revela una certeza profética e indica esperanza. «Vendré mañana», significa también “vendré pronto”, o “aquí estoy”… como informa la última afirmación del apocalipsis de Juan: “Sí, vengo pronto” («Ναί; ἔρχομαι ταχύ»; Ap 22, 20).

Pero esta «venida» no debemos limitarla únicamente a la solemnidad de la natividad. Cierto, la tradición conoce tres ‘venidas‘: Cristo vino a la historia entonces, viene a la historia ahora, y vendrá como cumplimiento de la historia.

Sin embargo, la «venida» no es sólo «histórica», «mística» o «escatológica»; y también es cierto que su «venida» hay que buscarla en los pobres, los discriminados, los refugiados o los rechazados. Esta visión es correcta, pero no deja de ser limitante.

La ‘venida de Cristo’ es una realidad constante que abarca a todo individuo, a toda mujer, a todo hombre; a todos. Su «presencia» es tal porque su «natividad» es un vínculo con cada uno y en cada uno.

Pero sobre todo, su presencia, fuerte, tenaz, real, verdadera, se convierte en la esencia y al mismo tiempo en el proyecto de cada persona. No necesitamos imitar a Cristo, sino liberar nuestras identidades más profundas para darle otro rostro. Por eso la «venida de Cristo» es también un proyecto, es «venir». Cada mujer y cada hombre pueden ser mejores para expresar lo mejor de sí mismos. La «Navidad» será también descubrir poco a poco lo mejor de uno mismo, de la planificación y de la realidad cotidiana.

Seré mañana‘ y yo también ‘seré mejor mañana‘. Es una realidad que invita a la planificación y a la autoproyección. Y sin autoproyección, en el bien, la persona se arriesga al motín del yo o a la aniquilación insana o a la dominación y violencia sobre el otro. Si no hay posibilidad de ser mejor, de hecho, la única salida es «relativizar a los demás» o «dominarlos».

La Navidad es esa Pascua de ternura hacia uno mismo y hacia la verdad de uno mismo que debe ayudar a afrontar el futuro: es la autorrevelación al mundo y a uno mismo.

Quizás, es precisamente la proyección de uno mismo lo que asusta a muchos, tanto que en estos días aumentan los sentimientos de ansiedad, de angustia, de confusión… y al final necesitamos noches locas y estruendos para exorcizar la oscuridad, la nada, ese futuro que aún asusta.

Volver a uno mismo; preocuparse; tener un sentido concreto de uno mismo y proyectarse hacia los demás que son siempre nuestro futuro inmediato; proyectarse hacia el Otro que sigue siendo siempre nuestro futuro anterior, nuestro principio profundo.

Seré mañana no es sólo un deseo: es una promesa que cada uno puede hacerse a sí mismo, a los demás, al misterio de la vida.

En la vitalidad de Cristo nacido y presente, puedo proyectar lo mejor, puedo pensar lo mejor para mí y para los demás, aunque los contextos no sean los más bellos.

Navidad es preservar la sabiduría del propio rostro en los diversos contextos de la vida.

Seré mejor. Seré libre. Seré presente.

Yo soy el que seré. Yo estaré presente.

IMG_9032***

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

(Remitido por el autor)

Biblia, Espiritualidad , , ,

Maestro, ¿qué hacemos nosotros?

Domingo, 15 de diciembre de 2024

8300188298_0a8976509c_z

 

El Sur,
el Sur,
¡no el Occidente, hermanos!

Somos pobres,
pero somos
mayoría
¡y el futuro!

Gracias a tu ayer,
habrá para ellos
un mañana,
hermano.

Mi hoy, entre los dos,
ha de ser responsable
como un arco de Historia
en el puente del Reino.

¿Qué le dice el Tercer Mundo
al Primer Mundo?
– ¡Si no fuerais lo que sois,
podríamos ser
los que somos!

¿Por qué lo que es de todos
no es de nadie,
si todos somos todos?

Dos son los problemas,
dos:
los demás
y yo.

Vuestros tiempos perdidos
son mi tiempo de canto.
Me anticipo a gritaros que ya es hora.
(Quizás roncos de angustia,
por causa de la noche,
los gallos, los poetas, despertamos el día).

*

EUCARISTÍA
Para Arturo Paoli

Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

*

Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994

***

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:

-“¿Entonces, qué hacemos?

Él contestó:

-“El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.”

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

“Maestro, ¿qué hacemos nosotros?”

Él les contestó:

-“No exijáis más de lo establecido.

Unos militares le preguntaron:

“¿Qué hacemos nosotros?”

Él les contestó:

-“No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.”

El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

– “Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.”

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.

*

Lucas 3, 10-18

***

La alegría es oración. La alegría es fuerza. Es como una red de amor que coge a las almas. Dios ama al que da con alegría. El que da con alegría, da más. No hay mejor manera de manifestar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptar todo con alegría. Un corazón ardiente de amor es necesariamente un corazón alegre. No dejéis nunca que la tristeza se apodere de vosotros hasta el punto de olvidar la alegría de Cristo resucitado. Continuad dando Jesús a los demás, no con palabras sino con el ejemplo, por el amor que os une a él, irradiando su santidad y difundiendo su amor profundo, id por todas partes. Que vuestra fuerza no sea otra que la alegría de Jesús. Vivid felices y en paz. Aceptad todo lo que él da y dad todo lo que él toma con una gran sonrisa.

*

Madre Teresa de Calcuta.

***

***

Biblia, Espiritualidad , ,

“¿Qué debemos hacer?”. 3 Adviento – C (Lucas 3,10-18)

Domingo, 15 de diciembre de 2024

03_3-ADV-C_1731117-390x247A pesar de toda la información que ofrecen los medios de comunicación se nos hace difícil tomar conciencia de que vivimos en una especie de «isla de la abundancia», en medio de un mundo en el que más de un tercio de la humanidad vive en la miseria. Sin embargo, basta volar unas horas en cualquier dirección para encontrarnos con el hambre y la destrucción.

Esta situación solo tiene un nombre: injusticia. Y solo admite una explicación: inconsciencia. ¿Cómo nos podemos sentir humanos cuando a pocos kilómetros de nosotros –¿qué son, en definitiva, seis mil kilómetros?– hay seres humanos que no tienen casa ni terreno alguno para vivir; hombres y mujeres que pasan el día buscando algo que comer; niños que no podrán ya superar la desnutrición?

Nuestra primera reacción suele ser casi siempre la misma: «Pero nosotros, ¿qué podemos hacer ante tanta miseria?». Mientras nos hacemos preguntas de este género nos sentimos más o menos tranquilos. Y vienen las justificaciones de siempre: no es fácil establecer un orden internacional más justo; hay que respetar la autonomía de cada país; es difícil asegurar cauces eficaces para distribuir alimentos; más aún movilizar a un país para que salga de la miseria.

Pero todo esto se viene abajo cuando escuchamos una respuesta directa, clara y práctica, como la que reciben del Bautista quienes le preguntan qué deben hacer para «preparar el camino al Señor». El profeta del desierto les responde con genial simplicidad: «El que tenga dos túnicas que dé una a quien no tiene ninguna; y el que tiene para comer que haga lo mismo».

Aquí se terminan todas nuestras teorías y justificaciones. ¿Qué podemos hacer? Sencillamente no acaparar más de lo que necesitamos mientras haya pueblos que lo necesitan para vivir. No seguir desarrollando sin límites nuestro bienestar olvidando a quienes mueren de hambre. El verdadero progreso no consiste en que una minoría alcance un bienestar material cada vez mayor, sino en que la humanidad entera viva con más dignidad y menos sufrimiento.

Hace unos años estaba yo por Navidad en Butare (Ruanda), dando un curso de cristología a misioneras españolas. Una mañana llegó una religiosa navarra diciendo que, al salir de su casa, había encontrado a un niño muriendo de hambre. Pudieron comprobar que no tenía ninguna enfermedad grave, solo desnutrición. Era uno más de tantos huérfanos ruandeses que luchan cada día por sobrevivir. Recuerdo que solo pensé una cosa. No se me olvidará nunca: ¿podemos los cristianos de Occidente acoger cantando al niño de Belén mientras cerramos nuestro corazón a estos niños del Tercer Mundo?

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“¿Qué hacemos nosotros?”. Domingo 15 de diciembre de 2024. 3º de Adviento

Domingo, 15 de diciembre de 2024

03-advientoC3De Koinonia:

Sofonías 3, 14-18a: El Señor se alegra con júbilo en ti.
Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd, 5-6: Gritad jubilosos:Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.”
Filipenses 4, 4-7: El Señor está cerca.
Lucas 3, 10-18: ¿Qué hacemos nosotros?

El texto del profeta Sofonías nos habla de un tiempo poco antes del reinado de Josías. El país se hallaba sumido en la mayor miseria moral y hacía tiempo se dejaba sentir la amenaza de Asiria. Sofonías, testigo de los grandes pecados de Israel y del duro castigo con que Dios va a purificar a su pueblo, preanuncia la restauración y redención que Dios va a obrar. A los beneficiarios de ella los llama el “resto”. Con este “resto” creará Dios un pueblo nuevo.

Al final de su libro Sofonías vislumbra algunas luces de esperanza: el rey Josías se presenta como un gran reformador y Asiria parece aflojar por el momento su cerco. Es la ocasión para anunciar días mejores para Jerusalén e invitar a la alegría a través de una gran fiesta en la que todo serán danzas, alegría y regocijo.

Israel rebosa gozo porque el Señor ha cancelado todas sus deudas o el castigo de sus pecados (la cautividad). El Señor establece su trono en Sión. Con Rey tan poderoso y Padre tan misericordioso nada tiene que temer nunca más (v.14-15). Ahora ya no es Israel el que se goza en el Señor; es el mismo Señor quien se goza con su nuevo pueblo. Es como el “esposo” que se goza en la “esposa”. Muchas veces en los profetas la “Alianza” es presentada como “Desposorio”: “Yahvé, tu Dios, está en medio de ti; exulta de gozo por ti y se complace en ti; te ama y se alegra con júbilo; hace fiesta por ti” (v.16-17).

Los textos de la liturgia de hoy nos invitan a la alegría. Ese es el modo de esperar al Señor: la auténtica alegría del pueblo de Dios es Cristo, el Mesías largo tiempo esperado. A los filipenses Pablo les recomienda: “Alegraos siempre en el señor. Otra vez os digo, alegraos”.

El pasaje de Lucas nos habla del testimonio de Juan Bautista, el precursor. Su predicación impresiona al pueblo, la gente se acerca para preguntarle: “¿Qué debemos hacer?” (v.10), es una prueba de que han comprendido el mensaje, perciben que el bautismo de Juan exige un comportamiento. La respuesta llega enseguida: compartan lo que tengan: vestido, comida, etc. (vv. 10-11).

No se pregunta lo que hay que pensar, ni siquiera lo que hay que creer. El Evangelio pretende que el oyente de la Palabra de Dios se convierta, es decir, que su conducta y su comportamiento estén de acuerdo con la justicia que exige el Reino. La buena noticia entraña una exigencia nítida: los que tienen bienes o poder deben compartirlos con los que no tienen nada o son más débiles. Gracias a esta conversión, los pobres y menesterosos son iguales a los otros. En realidad, los pobres no preguntan, sino que están en “expectación”. El “¿qué debemos hacer?” lo deberían preguntar quienes tienen el dinero, la cultura, el poder… porque la exigencia básica, según la Biblia, es compartir.

La conversión es un cambio de conducta más que un cambio de ideas; es la transformación de una situación vieja en una situación nueva. Convertirse es actuar de manera evangélica. El evangelio nos invita a una “conversión al futuro” que se despliega en el Reino. No es mirar y volverse atrás. El futuro (que es Dios y su reinado) es la meta de la llamada a la conversión.

La tentación para no convertirse es quedarse en una búsqueda permanente o contentarse con preguntar sin escuchar respuestas verdaderas. Según el Bautista, la conversión exige “aventar la parva” (saber seleccionar o elegir), “reunir el trigo” (ir a lo más importante y no quedarse en las ramas) y “quemar la paja” (echar por la borda lo inservible o lo que nos inmoviliza); acoger la Buena Nueva de la venida del Señor requiere esa conversión. Con nuestros gestos discernimos lo que nos acerca de aquello que nos aleja de la llegada del Señor. Este día Dios discernirá entre el trigo y la paja que haya en nuestra conducta.

Este domingo se denominó tradicionalmente domingo “gaudete”, o de alegría. Por dos veces nos dice Pablo que estemos alegres, alegres por la venida del Señor, por la celebración próxima de la Navidad, por mantener la esperanza, por situarnos en proceso de conversión y por compartir con los hermanos la cena del Señor.

En la Biblia, la alegría acompaña todo cumplimiento de las promesas de Dios. Esta vez el gozo será particularmente profundo: “El Señor está cerca” (Flp 4,5). Toda petición a Dios debe estar apoyada en la acción de gracias (v. 6). La práctica de la justicia y la vivencia de la alegría nos llevarán a la paz auténtica, al Shalom (vida, integridad) de Dios.

¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que muchos nos podemos formular hoy. La respuesta de Juan Bautista no es teoría vacía. Es a través de gestos y acciones concretas de justicia, respeto, solidaridad, y coherencia cristiana, como demostramos nuestra voluntad de paz, vamos construyendo un tejido social más digno de hijos de Dios, vamos conquistando los cambios radicales y profundos que nuestra vida y nuestra sociedad necesitan. Pero para eso, es necesario purificar el corazón, dejarnos invadir por el Espíritu de Dios, liberarnos de las ataduras del egoísmo y el acomodamiento, no temer al cambio y disponernos con alegría, con esperanza y entusiasmo a contribuir en la construcción de un futuro no remoto más humano, que sea verdadera expresión del Reino de Dios que Jesús nos trae, y así poder exclamar con alegría: ¡venga a nosotros tu Reino, Señor! Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

15.12.24 Dom 3º. Adviento de Juan Bautista: Unos militare le preguntaron: Qué hacemos? (Lc 3)

Domingo, 15 de diciembre de 2024

IMG_9035Del blog de Xabier Pikaza:

Lucas 3, 10-18 ¿Qué hacemos nosotros?

En aquel tiempo, le preguntaban a Juan: “¿Entonces, qué hacemos?” Él contestó: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.”

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: “Maestro ¿Qué hacemos nosotros?” Él les contestó: “No exijáis más de lo establecido.” Unos militares le preguntaron: “¿Qué hacemos nosotros?”. Él les contestó: “No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.”

Introducción. Juan Bautista no es Jesús, pero está en el camino de Jesús:

 El evangelio de Lucas está escrito en un contexto parecido al de Flavio Josefo, hacia el año 80/90 d.C.  y así presenta a Juan Bautista como un profeta moralista), diciendo que fue asesinado porque su mensaje escatológico (y su forma de vivir) podía provocar un levantamiento popular:

Juan, de sobrenombre Bautista… era un hombre bueno que recomendaba a los judíos que practicaran las virtudes y se comportaran justamente en las relaciones entre ellos y piadosamente con Dios y que, cumplidas esas condicione, acudieran a bautizarse…, dando por sentado que su alma estaba ya purificada de antemano con la práctica de la justicia.

Y como el resto de las gentes se unieran a él (pues sentían un placer exultante al escuchar sus palabras), Herodes, por temor a que esa enorme capacidad de persuasión que el Bautista tenía sobre las personas le ocasionara algún levantamiento popular (puesto que las gentes daban la impresión de que harían cualquier cosa si él se lo pedía), optó por matarlo, anticipándose así a la posibilidad de que se produjera una rebelión… Entonces, Juan, tras ser trasladado a la fortaleza de Maqueronte, fue matado en ella» (Josefo, Ant XVIII, 116-119).

 Josefo presenta  así  a Juan un moralista, parecido a los estoicos y cínicos de su entorno greco-romano, un predicador de la virtud (cumplir la ley y contentarse cada uno con lo suyo), como supone de manera convergente Lc 3, 10-14. Pero de esa forma no se explicaría bien la condena de Hyab, pues todo nos lleva a pensar que Herodes le mandó matar a Juan porque tuvo miedo de su protesta social y de su anuncio del Más Fuerte:

 Yo os bautizo en agua para conversión. Detrás de mí llega uno Más Fuerte que yo… Tiene el hacha levantada sobre la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Él os bautizará en Espíritu Santo y Fuego. Lleva en su mano el bieldo y limpiará su era: y reunirá su trigo en el granero; pero quemará la paja en fuego que jamás se apaga (Mt 3, 9-12; cf. Lc 3, 3-9).

             Con su gesto (bautismo) y su anuncio, Juan proclama su amenaza final, preparando la llegada del juicio, que es Hacha que corta los árboles sin fruto, Huracán que limpia la era y Fuego que quema la leña inútil y la paja. En esa línea, su bautismo evoca por un lado la muerte (¡todo será destruido!), y, por otro, abre una esperanza de salvación para aquellos que lo reciben, dejando que Juan les introduzca en el río, para renacer de esa forma a la vida que se acerca:

 ‒ Juan se opone al poder socio-religioso del Templo de Jerusalén, que ha tomado el monopolio de la religión judía. Por eso se distancia del templo y sus ritos, volviendo a la ribera oriental del Jordán, para anunciar e iniciar la nueva entrada en la tierra, en contra de un orden ritual que expulsa a publicanos y prostitutas, a quienes él acoge, como hará Jesús (cf. Mt 21, 31).

Juan rechaza orden socio-económico simbolizada de un modo especial en las comidas, pero no en una línea de pureza ritual, pues la miel silvestre (no bien refinada) es impura, lo mismo que el pelo de camello, sino en el sentido económico-comercial. A su juicio es impura la comida del mercado, vinculada a la injusticia social que impide que todos coman[1].

Mensaje de Juan según el evangelio de Lucas. Juan Bautista y el dinero

 Lucas ha reinterpretado el juicio escatológico de Juan en forma de enseñanza ética, convirtiéndole en un moralista. Ciertamente, Lc 3, 7-9 le presenta como intérprete del juicio profético (ya está cayendo el hacha contra la raíz del árbol…), en un contexto de gran importancia económica, comparable al Magníficat (Lc 1, 45-56). Pero más adelante, en Lc 3, 10-14, él ha traducido esa denuncia de juicio (fin de este mundo) en un mensaje de “organización ética de este mundo”, en la línea de una doctrina posterior de la Iglesia, que aparece en la glosa de Rom 17, 1-7, en 1 Pedro y en las Caras Pastorales de la tradición de Pablo . Este es un Juan cristianizado, en la línea tardía del tiempo de Lucas (90-100 d.C.), un moralista de la justicia y equilibrio universal:

 ‒ Economía universal, al servicio de la vida, no del capital. “La gente le preguntaba: – ¿Qué tenemos que hacer? Y les contestaba: El que tenga dos túnicas, que le dé una al que no tiene ninguna, y el que tenga comida que haga lo mismo” (Lc 3, 10-11). Comida y vestido no han ser objeto de compra-venta,  no han de estar al servicio del capital, sino de comunicación  interhumana y así deben compartirse, es decir, ponerse al servicio de todos, empezando por los pobres. Quien atesore dos túnicas (casas, comida, monedas…), mientras otros no tienen ninguna, destruye el principio central de la justicia. Ésta es la base de la moral, dirigida a todos, no sólo a sacerdotes o gobernantes. Los objetos básicos de la vida (vestido, comida) han de ponerse al servicio de todos, en línea de comunicación, no de compraventa. No se trata por ahora de creer en Jesús, ni de aceptar dogmas o caminos especiales… La única verdad moral consiste en compartir la vida, en contra de un sistema capitalista que amontona dinero (Mammón) mientras sigue habiendo gente sin comida o vestido.

Economía de administradores (Publicanos  servidores de hacienda, comerciantes…). “Vinieron también unos publicanos a bautizarse y le dijeron: Maestro ¿Qué tenemos que hacer? Él les respondió: No exijáis nada fuera de lo establecido” (diatetagmenon) (3, 12-13). Juan supone así que hay un orden (sistema) de economía, y de esa forma pide a los funcionarios que sólo exijan lo regulado, que no cobren más, ni utilicen su poder al servicio propio. Este Juan sabe que puede haber normas injustas, que deben cambiarse, pero debe mantenerse firme el principio anterior de compartir lo que se tiene. En contra del Apocalipsis, Juan Bautista  piensa que en principio los gestores del dinero  público  los pueden cumplir un servicio (¡de manera que no los demoniza!), pero sabiendo que en la base de todo es el principio anterior de “dar aquello que nos sobra a los necesitados…”. “Reyes y publicanos” no son dueños, sino administradores de unos bienes que son  para todos.

La economía está al servicio de los hombres, no los hombres al servicio de la economía.  Eso significa que los bienes han de ponerse al servicio de todos… no a la inversa. Este Juan aparece así como reformador, dentro del sistema, no para destruirlo, sino para ponerlo al servicio del bien común (para compartir túnica y comida, es decir, humanidad).

Una “economía” militar “También los soldados le preguntaban: – ¿Y nosotros qué debemos hacer? Juan les contestó: –No uséis la violencia, no hagáis extorsión a nadie, y contentaos con vuestra paga” (3, 14). Este Juan admite la función de los soldados del Imperio, a quienes concibe como policías (ministros del orden público) al servicio de  la paz universal. Muchos judíos de entonces querían que se aboliera el imperio romano y no hubiera soldados, pues su función es intrínsecamente perversa (cf. Dan 2.7 y Ap 12-13).

Pero Lucas admite la existencia de soldados, y los presenta incluso como “pioneros” evangélicos, es decir, como garantes de la paz público, en un servicio social de anticipación del evangelio  (cf. Hch 10-11, conversión de Cornelio). No es antimilitarista, no es anarquista, ni celota guerrillero. Admite a los soldados, pero cree y dice que ellos deben cambiar y por eso les pide tres cosas:

(a) No emplear violencia. Juan quiere soldados sin armas, sin cañones, sin carros de combate… Soldados como servidores de humanidad, para bien de la paz entre todos, un tipo de ángeles humanos para ayuda de los más débiles.Este Juan de Lucas supone que los soldados no son (no han de ser) ser portadores de violencia (no emplean la espada), sino ministros de un orden social que no puede imponerse matando, sino protegiendo a los demás, como pacifistas activos, arriesgándose al servicio de los débiles, para defenderles.

(b) No extorsionar a nadie. En esa línea, el Bautista utiliza una palabra plástica “me sykophantêsete”, no seáis psicofantes, no utilicéis vuestro poder para imponeros a los otros. En contra de los que utilizan las armas para matar y enriquecerse, para tomar el poder y mantenerse a la fuerza,  Juan pide a los soldados quelas pongan las armas  al servicio de los indefensos. Este Juan va en contra de los generales y generalitos de Roma que han acudido a diversos alzamientos militares para tomar el poder, para mantenerlo con sus pretorianos, para manejar los hilos de la política y de las armas al servicio de sí mismo.

(c) Contentarse con la paga”. Esta es la reflexión de fondo: Que el ejército no esté al servicio del dinero… no busque más o más dinero, que el Estado no se convierta en una Pluto-cracia al servio de las armas, de la guerra universal.   Lo mismo puede y debe decirse de los funcionarios (publicanos y empleados de la administración): No han de buscar dinero, sino cumplir su función al servicio de todos, sabiendo que la norma fundamental es la ya establecida: Si tienes dos túnicas dale una a quien no tiene ninguna.

Adviento del Bautista. …  Juan Bautista no es Cristo,

ni los comerciantes y soldados son Cristo, pero pueden ponerse al servicio de la humanidad, es decir, de Cristo.

 Juan Bautista puede situarse con los comerciantes y soldados en un camino de AdvientoEl proyecto y mensaje de Jesús se sitúa en ese contexto de gran crisis de Israel que estaba descubriendo y proclamando Juan Bautista. Pero, pasado un tiempo, Jesús  dejó el Jordán y vino a Galilea para iniciar por sí mismo el gran cambio, pero no para implantar el orden tranquilo que Lc 3, 10-14 atribuye más tarde a Juan Bautista (un equilibrio de publicanos y soldados), sino para anunciar la gran transformación mesiánica y liberadora de los pobres, en la línea del canto de su madre (Magníficat).

En esa línea, Jesús vendrá a ser el profeta universal de la justicia mesiánica, secular y campesina, enraizado en las tradiciones proféticas de liberación de Israel, desde la esperanza de los pobres. La tradición posterior intentará vincular su movimiento con la tradición letrada de escribas y rabinos (y eso puede contener un elemento positivo), pero él fue ante todo representante y testigo de la esperanza de su pueblo, desde los marginados sociales con los que había convivido. Ciertamente, aceptó algunos rasgos del mensaje de Juan, pero más que el juicio de Dios le interesará la vida de los pobres, la transformación de los campesinos, enfermos y excluidos, insistiendo así en el aspecto social del mensaje.

 Jesús fue profeta de vida, no de libro, promotor de libertad m de amor y comunión entre todos,  de manera que más que la gloria de Israel (su pureza nacional) le importaba la suerte de los marginados, excluidos, hambrientos y oprimidos, como había proclamado su madre (Magníficat). No buscó el equilibrio ético de Juan (tal como lo interpreta Lc 3, 10-14), ni el compromiso imperial de Rom 13, 1-7, sino que quiso situarse ante la desmesura del Dios de los profetas en una línea de amor fuerte que culmina de algún modo en el Apocalipsis.

Desde ese fondo ha de entenderse el camino de vuelta de Jesús a Galilea, que deja a Juan Bautista y, sin haberle condenado, comienza su misión liberadora en Galilea, ayudando de manera positiva a los que en ese momento se hallaban más oprimidos por la fuerza de los prepotentes.  No lo hace como sacerdote ni escriba, sino como líder profético campesino. Sólo desde ese fondo se entiende su evangelio.

[1] Juan condena toda comercialización de la comida: Es injusto comprar y vender comida en el mercado… al servicio del mercado. Al revés, el mercadeo ha de estar de los hombres. Por eso, los mercaderes han de ser “servidores” de la vida humana, no señores de ella.

(2) Juan condena toda militarización del ejército... Es injusto un ejército al servicio de su poder y de su guerra, como en tiempo de los alzamientos militares de Roma y del mundo moderno. Todo alzamiento militar que busca el poder militar,  dirigido por “brujos psicofantes” es demoníaco. Los soldados sólo tienen sentido como servidores pacíficos de la libertad y fraternidad humana, como han puesto de relieve los últimos papas de la iglesia católica, Juan XXII y Benedicto XVI, en la línea de Juan Bautista. Con ellos seguimos haciendo camino de Adviento hacia Cristo.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Una buena noticia bastante extraña. Domingo 3º Adviento. Ciclo C.

Domingo, 15 de diciembre de 2024

san juan bautista el grecoIMG_9013Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Si el domingo pasado no hubiéramos celebrado la fiesta de la Inmaculada, los textos del domingo pasado dejaban claro el tono alegre del Adviento. Los de este domingo lo acentúan todavía más.Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate de todo corazón, Jerusalén”, comienza la 1ª lectura. Su eco lo recoge el Salmo: Gritad jubilosos, habitantes de Sión: Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel. La carta a los Filipenses mantiene la misma tónica: Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os repito, estad siempre alegres.” Y el evangelio termina hablando de la Buena Noticia; y las buenas noticias siempre producen alegría.

Las lecturas ofrecen materia abundante (¡demasiada!). Quien vaya a comentarlas debe seleccionar lo más importante para su auditorio.

 Alegría de Jerusalén y alegría de Dios (Sofonías 3,14-18)

Este breve texto, probablemente del siglo V a.C., aborda dos problemas políticos, con un final religioso. Jerusalén ha sufrido la deportación a Babilonia, el rey y la dinastía de David han desaparecido, los persas son los nuevos dominadores. No tiene libertad ni rey. El profeta anuncia un cambio total: el Señor expulsa a los enemigos y será el rey de Israel. Lo más sorprendente es el motivo de este gran cambio: el amor de Dios. Cuando se recuerda que los profetas consideran la historia del pueblo una historia de pecado, asombra que Dios pueda gozarse y complacerse en él. Las palabras finales se adaptan perfectamente al espíritu del Adviento. La Iglesia, y cada uno de nosotros, debe aplicárselas.

Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán de Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta».

Alegría, mesura y oración (Filipenses 4,4-7)

Pablo escribe a su comunidad más querida. En la parte final de la carta, tres cosas le aconseja: alegría, mesura y oración.

Hermanos: Estad siempre alegres en el Señor; os repito, estad siempre alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobre pasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

         Alegría, confiando en la pronta vuelta del Señor. Al principio de su actividad misionera, Pablo estaba convencido de que Cristo volvería pronto. Lo mismo esperaban la mayoría de los cristianos a mediados del siglo I. Aunque esto no se realizó, las palabras “El Señor está cerca” son verdad: no en sentido temporal, sino como realidad profunda en la Iglesia y en cada uno de nosotros.

        Mesura. En el contexto navideño, cabe la tentación de interpretar la mesura como una advertencia contra el consumismo. Sin embargo, el adjetivo que usa Pablo (evpieike.j) tiene un sentido distinto. Se refiere a la bondad, amabilidad, mansedumbre en el trato humano, que debe ser semejante a la forma amable y bondadosa en que Dios nos trata.

            Oración. En pocas palabras, Pablo traza un gran programa a los Filipenses. Una oración continua, “en toda ocasión”; una oración que es súplica pero también acción de gracias; una oración que no se avergüenza de pedir al Señor a propósito de todo lo que nos agobia o interesa.

Una «buena noticia» bastante extraña (Lucas 3,10-18)

En el texto del evangelio podemos distinguir tres partes: unos consejos prácticos; un anuncio, y un resumen final.

Consejos prácticos (10-14)

En aquel tiempo la gente preguntaba a Juan:

¿Entonces qué hacemos?

Él contestó:

− El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

− ¿Maestro, qué hacemos nosotros?

;Él les contestó:

No exijáis más de lo establecido.

Unos militares le preguntaron:

¿Qué hacemos nosotros?

Él les contestó:

− No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.

El domingo pasado vimos cómo Juan Bautista exigía la conversión. ¿En qué consiste? ¿Cómo manifiesta uno que se ha convertido? Lucas responde poniendo unas preguntas en boca de la multitud, de los recaudadores de impuestos (los publicanos) y de los soldados. La presencia de recaudadores no extraña, teniendo en cuenta que también se interesarán por la predicación de Jesús. Más extraña resulta la mención de los soldados, ya que este colectivo no se vuelve a mencionar en el NT; debe tratarse de judíos al servicio de Herodes Antipas.

La respuesta más exigente es la primera, dirigida a todos: compartir el vestido y la comida. Recuerda lo que pide Dios en el libro de Isaías: «partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne» (Is 58,7).

La respuesta a los recaudadores se queda en lo negativo: «No exijáis más de lo ordenado». La actividad de los publicanos abarcaba muchos aspectos de la vida diaria:derechos de importación y exportación, portazgos, peaje, impuestos urbanos, etc. «Y si el pacífico residente, el labrador, el comerciante o el fabricante se veía constantemente expuesto a sus exacciones, el viajero, el caravanero o el buhonero se encontraban con su vejatoria presencia en cada puente, por la carretera y a la entrada de las ciudades. Se tenía que descargar cada bulto, y todo su contenido era abierto y registrado; hasta las cartas eran abiertas; y debe haberse precisado de algo más que de la paciencia oriental para soportar la insolencia de los recaudadores y para someterse a sus ‘falsas acusaciones’ al fijar arbitrariamente la cuota por la tierra o los ingresos, o el valor de las mercancías” (A. Edersheim, Usos y costumbres de los judíos, Clie, Terrasa 2003, 76-78).

La respuesta a los soldados une lo negativo: «no maltratéis ni extorsionéis a nadie» y lo positivo: «contentaos con vuestra paga». «Tanto para los soldados como para los publicanos, Lucas se interesa por una ética de la justa adquisición de bienes y del buen uso del dinero» (Bovon, El evangelio según san Lucas I, 252).

Anuncio (15-17)

 El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:

Yo os bautizo con agua; pero viene uno que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.

La denuncia inicial (que deberíamos haber leído el domingo pasado) y los consejos prácticos no crean malestar en la gente, animan a preguntarse por la identidad de Juan. Este responde hablando de un personaje con más autoridad (no le da el título de Mesías), que llevará a cabo una misión doble: positiva (bautismo) y ambigua (bieldo).

Dos temas indica Juan a propósito del personaje futuro: la mayor importancia de su persona y el mayor valor de su bautismo. La mayor importancia de la persona la expresa aludiendo a su fuerza, porque del Mesías se espera que la tenga para derrocar a los enemigos, y a la indignidad de Juan respecto a él, ya que no puede cumplir ni siquiera el servicio de un esclavo.

La mayor importancia del bautismo queda clara por la diferencia entre el agua, en uno,  y el Espíritu Santo y el fuego, en el otro. Bautizar significar «lavar», «purificar». Y si se quiere mejorar la conducta del pueblo, nada mejor que el Espíritu de Dios: «Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos y que cumpláis mis mandamientos» (Ez 36,27). Además, el fuego purifica más que el agua.

Basándose en el Salmo 2, algunos textos concebían al Mesías con un cetro en la mano para triturar a los pueblos rebeldes y desmenuzarlos como cacharros de loza. Juan no lo presenta con un cetro, utiliza una imagen más campesina: lleva un bieldo, con el que separará el trigo de la paja, para quemar ésta en una hoguera inextinguible.

Al comienzo de su intervención, Juan hizo referencia al hacha dispuesta a talar los árboles in­útiles; al final, al bieldo que echa la paja en la hoguera. Dos imágenes potentes para animar a la conversión.


Sumario (18)

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba la Buena Noticia.

Este versículo resume la actividad de Juan fijándose en su predicación y sin mencionar el bautismo. Las palabras de Juan pueden parecer muy duras, pero constituyen una buena noticia para quien está dispuesto a convertirse.

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

15 de Diciembre de 2024. Tercer Domingo de Adviento. Ciclo C.

Domingo, 15 de diciembre de 2024

AE2744BF-B7C3-4AE1-B6AA-130E2D288D2B

«¿Qué hacemos nosotros?»

(Lc 3, 10-18)

El tercer domingo de adviento siempre nos repite lo mismo, como Pablo en la carta a los Filipenses: ¡Alegraos!

La primera lectura de la Eucaristía nos regala una de las imágenes más bellas de Dios. El profeta Sofonías nos muestra a un Dios radiante de alegría, en algunas traducciones dice que saltando y danzando en medio de su pueblo como en los días de fiesta.

Y un Dios así de contento ¿qué nos dice? ¡Que nos alegremos! Algo así como: «vosotros, cada uno de vosotros, sois mi alegría y yo puedo ser la vuestra, ¡Alegraos conmigo!»

Por eso la invitación del adviento es la alegría. Dios ha decidido venir a habitar en medio de nosotros, porque es aquí, entre nosotras, siendo uno de los nuestros como quiere danzar y saltar de alegría.

Sin embargo, a simple vista, el evangelio que nos presenta la Iglesia en este domingo no parece que hable de alegría… Nos encontramos de nuevo con Juan Bautista. A él acuden distintos tipos de gentes y todos con la misma pregunta: «¿qué hacemos?» Y Juan tiene una respuesta para cada uno.

Con otras palabras les va invitando a compartir, a obrar con justicia, a no abusar de la autoridad, ni dejarse llevar por la codicia. Todo esto, ¿para qué? Precisamente para poder ser felices, para poder vivir con alegría la Buena Noticia.

Juan Bautista anuncia la venida del Mesías, del ungido de Dios, de Dios mismo y a Dios se le encuentra en el compartir, en la justicia, en la sencillez. No con estas palabras pero Juan les está diciendo: ¡alegraos!, y para que puedan alegrarse de verdad les dice lo que tienen que hacer.

Muy bien, y nosotros, ¿qué hacemos? Es una buena pregunta. ¿Qué podemos hacer para vivir con alegría? ¿Te atreves a preguntarle a Dios qué debes hacer para ser feliz?

Oración

¡Alegraos! es la invitación, aceptarla y cómo aceptarla depende de cada uno.

¡Alegraos! tanto como Dios se alegra con nosotros.

¡Alegraos! para que la Buena Noticia sea creíble.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa 

***

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.