No me importa
Del blog Nova Bella:
Y no me importa el que dirán,
ni las cosas que hablarán.
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Del blog Nova Bella:
Y no me importa el que dirán,
ni las cosas que hablarán.
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Con Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), mártir en Auschwitz, recordemos a las víctimas de tantos genocidios que el ser humano ha sido y sigue siendo capaz de perpetrar… Y que, a pesar de no ver, de no entender, sigamos siendo instrumentos de Paz y de Misericordia…
Bendice, Señor
el espíritu quebrantado de los que sufren,
la pesada soledad de los hombres,
de aquél que no encuentra nunca reposo,
el sufrimiento que nunca se le confía a nadie…
Y bendice el cortejo de las gentes
que en la noche no se dejan amedrentar
por el espectro de los caminos desconocidos.
Bendice la miseria de los hombres que están muriendo ahora.
Dales, Señor, un buen fin.
Bendice los corazones, Señor, los corazones llenos de amargura.
Sobre todo, alivia a los enfermos,
concede el olvido a aquellos a quienes has privado
de su bien más querido.
No dejes que nadie en la tierra viva angustiado
Bendice a los alegres, Señor y protégeles,
A mí nunca me has librado, hasta ahora, de la tristeza.
Y a veces me pesa demasiado;
pero Tú me das fuerza
y así puedo cargar con ella.
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Edith Stein,
Extracto de “La Ciencia de la Cruz“.
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https://www.youtube.com/watch?v=OqEtID-kArE
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La séptima Morada, película sobre Edith Stein, video 1 de 8 en Youtube
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En la Fiesta de Santo Domingo de Guzmán, recordemos a este hombre providencial, amante de la pobreza y de la libertad en el compromiso…
(imagen Saint Dominic of Guzman ora pro nobis by DCJBeeers)
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Nació en Caleruega (Burgos), en España, en 1172. Hacia 1196 se convirtió en canónigo del capítulo de la catedral de El Burgo de Osma (Soria). Acompañó al obispo Diego en una importante misión por el norte de Europa. Al pasar por el sur de Francia, vio claramente el daño que la herejía cátara estaba haciendo entre los fieles y maduró el designio de reunir a algunas personas que se dedicaran a la evangelización a través de la predicación pobre, estable y organizada del Evangelio.
Este proyecto, aprobado por vez primera por Inocencio III, fue reconocido definitivamente por Honorio III el 22 de diciembre de 1216. Este último llamó «Hermanos Predicadores» a sus miembros. Domingo diseminó de inmediato a los hermanos que le siguieron por las regiones más remotas de Europa. Solía decir: «No es bueno que el grano se amontone y se pudra».
Precisó en dos congregaciones generales los fundamentos y los elementos arquitectónicos de su familia religiosa: vida en común pobre y obediente, la oración litúrgica, el estudio asiduo de la Verdad ordenado a la predicación, entendida como contemplación en voz alta, participación en la misión propia de la Iglesia, sobre todo en las tierras todavía no evangelizadas.
Hombre genial, sabio, misericordioso, era «tierno como una madre y fuerte como el diamante»(Lacordaire). Murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221. Gregorio IX lo canonizó el 3 de julio de 1234.
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“¿Cómo podré yo seguir estudiando en pieles muertas, en pergaminos, cuando hermanos míos en carne viva se mueren de hambre?”
“Con los pies descalzos salgamos a predicar”.
“Si alguien enseña a los frailes que faltar a las observancias es pecado, yo mismo iré sin demora por los claustros raspando todas las reglas con su cuchillo”.
“El trigo amontonado se pudre”.
“Tened caridad, conservad la humildad, poseed la pobreza voluntaria”.
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El primer modo de orar consistía en humillarse ante el altar como si Cristo, representado en él, estuviera allí real y personalmente, y no sólo a través del símbolo. Se comportaba así en conformidad al siguiente fragmento del libro de Judit: Te ha agradado siempre la oración de los mansos y humildes (Jdt 9,1 ó). Por la humildad obtuvo la cananea cuanto deseaba (Mt 15,21-28), y lo mismo el hijo pródigo (Le 15,11-32). También se inspiraba en estas palabras: Yo no soy digno de que entres en mi casa (Mt 8,8); Señor, ante ti me he humillado siempre (Sal 146,61). Y así, nuestro Padre, manteniendo el cuerpo erguido, inclinaba la cabeza y, mirando humildemente a Cristo, le reverenciaba con todo su ser, considerando su condición de siervo y la excelencia de Cristo. Enseñaba a hacerlo así a los frailes cuando pasaban delante del crucifijo, para que Cristo, humillado por nosotros hasta el extremo, nos viera humillados ante su majestad.
Mandaba también a los frailes que se humillaran de este modo ante el misterio de la Santísima Trinidad, cuando se cantara el Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. […]
Después de esto, santo Domingo, ante el altar de la iglesia o en la sala capitular, se volvía hacia el crucifijo, lo miraba con suma atención y se arrodillaba una y otra vez; hacía muchas genuflexiones, a veces, tras el rezo de completas y hasta la media noche, ora se levantaba, ora se arrodillaba, como hacía el apóstol Santiago, o el leproso del evangelio que decía, hincado de rodillas: Señor, si quieres, puedes curarme (Mt 8,2); o como Esteban, que, arrodillado, clamaba con fuerte voz: No les tengas en cuenta este pecado (Hcfi7,60). El padre santo Domingo tenía una gran confianza en l a misericordia de Dios, en favor suyo, en bien de todos los pecadores y en el amparo de los frailes jóvenes que enviaba a predicar. […] Enseñaba a los frailes a orar de esta misma manera, más con el ejemplo que con las palabras.
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I. Taurisano,
Il nove modi di pregare di san Dominico,
ASOP 1922, pp. 96ss.
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Para creer en ti
hay que tener hambre,
pues vives en el pan tierno
que se rompe y comparte
en cualquier casa, mesa y cruce,
entre hermanos, desconocidos y caminantes.
Para creer en ti
hay que tener hambre,
pues tú eres banquete de pobres,
botín de mendigos
que, vacíos, sin campos ni graneros,
descubren que son ricos.
Para creer en ti
hay que tener hambre,
hambre de vida y justicia
que no queda satisfecha
con vanas, huecas palabras,
pues aunque nos sorprendan y capten,
no nos alimentan ni satisfacen.
Para creer en ti
hay que tener hambre,
pues sin ella olvidamos fácilmente
a los dos tercios que la tienen,
entre los que tú andas perdido
porque son los que más te atraen.
Para creer en ti
hay que tener hambre,
y mantener despierto el deseo
de otro pan diferente al que nos venden
en mercados, plazas y encuentros
donde todo se compra y vende.
Para creer en ti
hay que tener hambre
y, a veces, atragantarse al oírte
para descubrir la novedad
de tu presencia y mensaje
en este mundo sin ilusiones.
Para creer en ti
hay que encarnarse,
vivir entre los pobres,
tener muchas ganas de compartir
los cinco panes y dos peces
y todas las ilusiones y necesidades.
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Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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Del mismo modo que el episodio de la transfiguración prepara en el evangelio a los apóstoles para entrar en la comprensión del misterio de la pasión-muerte de Jesús, así también en la Iglesia, casi con el mismo propósito, se celebra la fiesta de la Transfiguración cuarenta días antes de la correspondiente a la Exaltación de la Cruz. La fiesta de la Transfiguración ya aparece desde el siglo V en el calendario de la liturgia oriental para recordar la subida de Jesús al monte Tabor con Pedro, Santiago y Juan, testigos privilegiados de su gloria. El episodio está atestiguado de manera concorde por los evangelios sinópticos. La fiesta se difundió rápidamente también en la Iglesia romana, pero no fue introducida oficialmente hasta el año 1457, con ocasión de una victoria obtenida contra los turcos.
Dios mismo vino sobre la tierra como un pobre,
como un humilde.
Vino a través de Cristo Jesús.
Dios permanecería lejos de nosotros si
Cristo no fuera la transparencia.
Desde el comienzo Cristo estaba en Dios.
Desde el nacimiento de la humanidad,
era palabra viva.
Vino sobre la tierra para hacer accesible
la confianza de la fe.
Resucitado, hace su morada en nosotros,
nos habita por el Espíritu Santo.
Y descubrimos que el amor de Cristo se expresa ante todo
por su perdón y por su presencia continua dentro de nosotros.
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“15 días con el Hermano Roger de Taizé “
escrito por Sofía Laplane
Editorial Ciudad Nueva
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En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
“Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:
– “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.”
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
– “Levantaos, no temáis.”
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
– “No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.”
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Mateo 17,1-9
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Si supiéramos reconocer el don de Dios, si supiéramos experimentar estupor, como el pastor Moisés, ante todas las zarzas que arden en los bordes de nuestros caminos, comprenderíamos entonces que la transfiguración del Señor -la nuestra- empieza con un cierto cambio de nuestra mirada. Fue la mirada de los apóstoles la que fue transfigurada; el Señor permanece el mismo.
La cotidianidad de nuestra vida, trivial y extraordinaria, debería revelar entonces su deslumbrante profundidad. El mundo entero es una zarza ardiente, todo ser humano -sea cual sea la impresión que suscita en nosotros- es esta profundidad de Dios.
Todo acontecimiento lleva en él un rayo de su luz. Nosotros, que hemos aprendido a mirar hoy tantas cosas, ¿hemos aprendido los datos elementales de nuestro oficio de hombres? Se vive, en efecto, a la medida del amor, pero se ama a la medida de lo que se ve. Ahora, en la transfiguración, nuestra visión participa en el misterio, de ahí que el amor esté en condiciones de brotar de nuestros corazones como fuego que arde sin consumir, y así puede enseñarnos a vivir.
Debemos pasar de la somnolencia de la que habla el evangelio a la auténtica vela, a la vigilancia del corazón. Cuando despertemos se nos dará la alegría inagotable de la cruz. Al ver, por fin, en la fe, al hombre en Dios y a Dios en el hombre -Cristo- nos volveremos capaces de amar y el amor saldrá victorioso sobre toda muerte.
El Señor se transfiguró orando; también nosotros seremos transfigurados únicamente en la oración. Sin una oración continua, nuestra vida queda desfigurada. Ser transfigurados es aprender a ver la realidad, es decir, a nuestro Dios, a Cristo, con los ojos abiertos de par en par. Ciertamente, en este mundo de locos, siempre tendremos necesidad de cerrar los ojos y los oídos para recuperar un cierto silencio. Es necesario, es como una especie de ejercicio para la vida espiritual. Sin embargo, la vida, la que brota, la vida del Dios vivo, es contemplarlo con los ojos abiertos. Él está en el hombre, nosotros estamos en él. Toda la creación es la zarza ardiente de su parusía. Si nosotros «esperásemos con amor su venida» (2 Tim 4,8), daríamos un impulso muy diferente a nuestro servicio en este mundo .
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J. Corbon,
La alegría del Padre, Magnano 1997
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Durante el verano, vuestras hermanas y hermanos de Cristianos Gays rezan contigo y por tí. De hecho, nuestro deseo es vivir nuestra vida cotidiana, iluminados interiomente por medio de Jesucristo. Queremos estar cerca de los que pasan las pruebas.
Del blog de Alfonso J. Olaz El rincón del peregrino:
¡María, Madre mía, no estás muerta, estás muy viva!
¡Esta tarde de verano te contemplo
en una Virgen tallada del S. XIV!
¡Cuántas miradas recibiste!
Y Cuántas plegarias escuchaste
Y a todos atendiste:
Madres de piel arrugada que pidieron por sus hijos tuyos
Hijos que te rogaron mil gracias: trabajos, enfermedad, amores y también mucho agradecimiento.
¡Ahora estamos los dos solo
Que privilegio de amor
Y me emociono sabiendo que puedo acariciarte tu rostro
como lo hicieron antes muchos hijos tuyos!
Gracias por ver tus ojos, y verme yo en ellos.
Gracias por acariar tus labios y ver tu sonrisa
Gracias por tu sonrisa para que no dude que estás viva
Y así contemplar a tu niño sentado entre tu trono, a tu amparo celestial.
Y tú me has dejado a tu niño moreno un rato
para dármelo a conocerlo un poco más
¡Madre mía!
Tu bien sabes lo que necesito
Y no me canso de pedírtelo noche y día
Al final me lo darás por un muy querido hijo tuyo.
¡Confío en ello totalmente!
Y tú me dices que tenga paciencia
La misma que tú tuviste con tu hijo en el calvario.
¡Y en esta tarde tú ya te has adelantado y me lo has dado!
Ya me has dado lo que más quería-
a tu hijo, para que lo haga mío
Y así mi pequeño volverá
Y quedará sano, como tú quisiste
y ya será tuyo
Para pronto acudir a tu regazo.
Y así, su padre, madre e hijo
Te daremos las gracias en tu presencia, siendo ya solo Uno.
Nos ha hecho ver,
Que contigo Madre, todo es posible
Y sin ti nada es factible
haciendo de lo imposible, posible
Y de lo posible, amor de una madre.
Pues nunca se ha oído decir de ti
Que al que te ha acogido, nunca se ha ido de vacío.
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Alfonso J.Olaz
15.07.2023
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Imagen de Nuestra Sra de la Oliva de los Caballeros (Zaragoza) que fue trasladada el 10 de agosto de 1600 a la ermita desde el Monasterio de la Oliva (Carcastillo (Navarra).
Los Discursos de Odio tienen consecuencias: Munilla señala y sus sicarios actúan…
La policía desaloja a los alborotadores, contrarios a “esta ideología y a algunos sacerdotes que la defienden”
Dicen, cínicamente que “no tenemos nada contra esta gente“
En la tarde del jueves 3 de agosto, un grupo de diez personas invadió la iglesia parroquial de Nossa Senhora da Encarnação, en Ameixoeira, Lisboa, intentando boicotear la celebración de una Eucaristía con católicos LGBT. Al final, el grupo que blandía crucifijos fue sacado de la iglesia e identificado por la policía
El grupo impugnó la celebración de la misa y se había movilizado en las redes sociales. Inicialmente se pensó que la misa podría contar con la presencia del sacerdote jesuita James Martin, de Estados Unidos, quien acompaña a los católicos LGBT
| António Marujo
(7MARGENS).- En la tarde del jueves 3 de agosto, un grupo de diez personas invadió la iglesia parroquial de Nossa Senhora da Encarnação, en Ameixoeira, Lisboa, intentando boicotear la celebración de una Eucaristía con católicos LGBT. Al final, el grupo que blandía crucifijos fue sacado de la iglesia e identificado por la policía. Los provocadores incurren ahora en el delito de “impedir, perturbar o ultrajar un acto de culto”.
A la entrada, el grupo de católicos que promovió la apertura del Centro Arco-Íris durante los días de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ Lisboa 2023) distribuyó un pequeño folleto que decía: “Fuimos llamados a mirar dentro de nosotros mismos, buscando la tierra fructífera. En la JMJ ganamos fuerza, echamos raíces”. Y añadió el desafío: “Ahora estáis invitados a brotar y florecer por donde vayáis, y mostrar con raíces fuertes y ramas vigorosas que sois parte de la creación dando frutos de amor y de compartir”.
El grupo impugnó la celebración de la misa y se había movilizado en las redes sociales. Inicialmente se pensó que la misa podría contar con la presencia del sacerdote jesuita James Martin, de Estados Unidos, quien acompaña a los católicos LGBT y es autor del libro Tender Puentes.
[BR] O que aconteceu na missa invadida organizada por comunidade LGBT? As … – SIC Notícias: Ana Carvalho, do Centro Arco-Íris, contou em entrevista o que aconteceu durante a eucaristia que era destinada à comunidade LGBTQIA+. https://t.co/ILhZmedvsT
— Stigmabase | LGBT+ (@StigmabaseE) August 4, 2023
Ana Carvalho, una de las organizadoras del Centro Arco-Íris, dijo a 7MARGENS que el grupo invasor comenzó blandiendo los crucifijos y rezando el rosario en voz alta, superponiéndose al canto del inicio de la misa. Las autoridades policiales terminaron invitando al grupo provocador a retirarse, lo cual ocurrió sin incidentes, identificando luego a los invasores.
Para Visão, Rafael da Silva, uno de los manifestantes de la masa, dijo que la protesta era “una iniciativa pacífica”, y “no es contra la comunidad gay”, y agregó: “Individualmente, no tenemos nada contra esta gente. El enemigo es esta ideología y algunos sacerdotes que la defienden contra lo que debe ser la Iglesia Católica y contra lo que es la voluntad de Dios”.
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La comunidad LGBT+ católica espera una mención del Papa en la JMJ de Lisboa y apoyo de la Iglesia
Algunos peregrinos piden a jóvenes trans que oculten las banderas que portan
Sin mención en el programa oficial de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), invisibles en las multitudes y víctimas de provocaciones en los últimos días, la comunidad LGBT+ católica en Lisboa busca su lugar en este macroencuentro cristiano y aspira a una mención pública del Papa
| Carlota Ciudad/EFE
¿Les gustaría una mención directa del Papa a la comunidad LGBT+? “Yo puedo siempre soñar con el cielo, ¿no? Si pudiera haber una mención, claro que sí, sería importantísimo, pero no sé si es una batalla que el Papa quiere en este momento”, responde Ana Carvalho, cofundadora del Centro Arco-Íris, que se abre a acoger a jóvenes católicos LGBT+ durante la JMJ de Lisboa.
“Desearía que el Papa dijera mañana ‘Ah, acabó, ya no hay nada'”, añade sobre la normalización de estas personas dentro de la Iglesia, “pero eso no va a ocurrir ni mañana ni pasado, aunque estamos en camino”, dice en declaraciones a EFE. Pero, admite, “las cosas no son sólo porque el Papa quiera que ocurran”, porque “puede quererlo, pero puede no ocurrir”.
La semilla del Centro Arco-Íris surgió en la JMJ de Panamá en 2019, cuando Carvalho, junto a un grupo de católicos, comenzó a organizar una agenda en la jornada de Lisboa. Ahora, ocho personas coordinan este programa, que incluye charlas con teólogos y sacerdotes, proyecciones y encuentros en varios idiomas, a los que han asistido peregrinos de España, Portugal, Estados Unidos y Corea del Sur, entre otros.
Puertas y brazos abiertos
“Lo principal es estar aquí de puertas abiertas y brazos abiertos para quien quiera venir a esta llamada del Papa a la jornada. Claro que los temas son un poco más ligados a la comunidad y a esta periferia que es la LGBTAQ+ dentro de la Iglesia“, resume Carvalho, que, a sus 50 años, quiere apoyar a los más jóvenes.
Arco-Iris llevó su propuesta a la JMJ, “están completamente a la par de lo que estamos desarrollando. No estamos en el programa oficial, pero nadie nos va a cerrar la puerta“, aclara. Sin embargo, la presencia de la comunidad LGBT+ en la JMJ no ha sido bien recibida por todos y ayer se produjo un intento de boicot a una misa para este colectivo, que terminó con el desalojo de los alborotadores por parte de la policía.
No es la primera vez que denuncian un incidente. El pasado día 1, un peregrino que portaba una bandera trans en la calle fue recriminado por participantes de la JMJ. En un vídeo colgado en una red social, se escucha al joven defender su derecho a llevar la bandera: “Estoy representando a mi pueblo, tal como los otros, con la bandera. Dios ama a todos”.
“Sí, ama a todos, pero no debes hacer eso”, le respondió otro peregrino mientras le pedía que la guardara. En otra publicación de este jueves, el mismo peregrino denunció que una persona le arrebató la bandera en la calle, pero logró recuperarla. “A la policía no le importó, como es habitual”, añadió.
Más #JMJ2023: un asistente con una bandera trans es acosado por otros jóvenes cristianos. Le dicen que puede quedarse, pero que nada de bandera trans. Ya sabéis, “amaos los unos a los otros”, salvo que sean del colectivo LGTBI+ y lo muestren. pic.twitter.com/XRYGqSi5GZ
— Otto Más 🎙️ (@Otto_Mas) August 4, 2023
Fuente Religión Digital
Del blog de Henri Nouwen:
“La alegría es fundamental en la vida espiritual. Sea lo que sea lo que pensemos o digamos sobre Dios, si no estamos alegres, nuestros pensamientos y palabras no pueden dar fruto. Jesús nos revela el amor de Dios para que su alegría pueda ser nuestra, para que nuestra alegría sea completa. La alegría es la experiencia de saber que eres amado incondicionalmente y que nada puede quitarte ese amor“
“La alegría no es lo mismo que la felicidad. Puedes sentirte infeliz por muchas cosas, pero la alegría sigue estando ahí, porque viene de saber que Dios nos ama.. . La alegría no solo nos ocurre. Tenemos que optar por ella y seguir optando por ella cada día. Es una elección basada en el conocimento de que pertenecemos a Dios y hemos encontrado en Dios nuestro refugio y nuestra seguridad, y de que nada, ni siquiera la muerte, puede quitarnos a Dios”.
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Henri Nouwen
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Del blog Nova Bella:
Las palabras pesan.
Si los pájaros hablaran,
no volarían.
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Doctor en Alaska
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Del blog de Miguel Ángel Mesa, Otro mundo es posible:
Decía Jorge Luis Borges: «Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso».
Para que una persona pueda emprender una búsqueda interior, o dejarse deslumbrar por lo insólito en su existencia, antes debe tener unas mínimas condiciones de vida dignas. No se puede contemplar con el estómago vacío, con frío o con la terrible preocupación de no tener un trabajo que me permita conseguir los bienes necesarios para mi familia.
Entonces sí que se puede compartir la frase que dijo Jesús en el desierto: «No solo de pan vive el hombre y la mujer». Porque los seres humanos también nos alimentamos de belleza. Pan y belleza deben ir juntos. Pan y rosas, para alimentar y embellecer mi propia vida y la de los demás.
La belleza es también un deseo al que no se puede renunciar nunca, sino que debemos continuar siempre buscándolo sin descanso.
La belleza se muestra normalmente desde el exterior del ser que la ofrece: un rostro hermoso, un cuerpo esbelto, un campo de amapolas, la cima de una montaña, el mar en calma, la luna llena en la noche, la pintura que nos impacta, la escultura que nos conmueve, la música que nos transporta con sus notas, el poema que nos acerca a lo inefable…
Pero también está la belleza interior de los seres y las cosas. Mirar por un microscopio es entrar en un universo visual inaudito; detenernos en el interior del cuerpo humano, de cada célula, de cada víscera, de los ojos o el cerebro es una experiencia irrepetible; los corales y otros minerales ofrecen en su interior unos paisajes siderales incomparables…
En el interior también residen los mejores sentimientos, las más bellas virtudes, las opciones más desinteresadas: la caricia del padre a su hija o la de una amante a su amado; la sonrisa que alivia tantos desconsuelos; el compromiso diario por levantar de las cunetas de la vida a los marginados y excluidos; el cariño que se ofrece al cuidar, sanar o educar de tantos profesionales que viven cotidianamente su vocación…
También están quienes se esfuerzan por rebuscar la belleza en lo oculto de personas que, aparentemente ofrecen una imagen que es todo lo contrario: pordioseros, psicópatas, drogadictos, marginados, miembros de bandas juveniles, dementes, asesinos, violadores…
Todos los seres vivos e inertes tenemos los mismos elementos químicos que surgieron de la primera explosión inicial del universo. Todos formamos una gran familia. Entre esos elementos que nos componen y nos unen, está también la belleza, el aliento vital, la necesidad de comunión y fraternidad.
Por mucho que el polvo del camino, los dolores y sufrimientos de la vida, los golpes mortales que a veces recibimos, hagan mella en nosotros y destrocen nuestra psique, o si el consumismo y el egoísmo nos desplazan de nuestro más verdadero centro, siempre quedan rasgos, huellas, ecos de nuestra belleza inicial, que tendremos que rescatar para poder alcanzar todo nuestro potencial interior, espiritual, relacional como seres humanos.
No dejemos que la rutina y las costumbres nos oculten el asombro inaudito de la belleza, dentro de nosotros, en los demás, en todo lo que nos rodea y deslumbra.
«Felices quienes alumbran para dar a luz tanta belleza, quienes esparcen granos de belleza en los surcos de su vida, quienes descubren la belleza que hay en quien se siente falto de ella».
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Miguel Ángel Mesa
Espiritualidad para tiempos de crisis,
Coed. Desclée y RD
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Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.
Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.
Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.
Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.
¡Esto es un tesoro que merece la pena!
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Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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En la Fiesta de San Ignacio de Loyola, la pregunta es acuciante: “¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo?”
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo mi haber
y mi poseer;
Vos me lo diste;
a Vos, Señor, lo torno;
todo es vuestro,
disponed todo a vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y gracia,
que esto me basta.
*
San Ignacio de Loyola, Ejercicios Espirituales,
Cuarta Semana, Contemplación para alcanzar amor, Primer punto.
Bibliografía. Hay infinidad de biografías y estudios sobre San Ignacio. Libros de interés
Iñigo López de Loyola nació en Loyola (Azpeitia, Guipúzcoa, España), en el año 1491, en el seno de una familia noble en decadencia. Su deseo de alcanzar gloria le llevó a dedicarse a la carrera militar. Fue herido gravemente en una pierna durante la defensa del castillo de Pamplona, atacado por los franceses.
Durante su convalecencia, la simple lectura de algunos libros sobre la vida de los santos y de Jesús le impulsó a la práctica de una dura ascesis, durante la cual escribió la mayor parte de sus famosos Ejercicios espirituales.
Tras abandonar la vida de mendicante solitario, estudió primero en España y después en París; en esta última ciudad conoció a Francisco Javier y a algunos otros, con los cuales reunió el primer núcleo de la Compañía de Jesús, grupo que dará vida a un nuevo tipo de vida religiosa, basada en la práctica de la caridad y centrada en la misión, un nuevo tipo de vida que servirá de ejemplo a innumerables congregaciones modernas. Ignacio murió en Roma, el 31 de julio de 1556. Fue canonizado en el año 1622 junto con san Francisco Javier, su compañero de la primera hora.
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En Éxodo
La vida sobre ruedas o a caballo,
yendo y viniendo de misión cumplida,
árbol entre los árboles me callo
y oigo como se acerca Tú Venida.
Cuanto menos Te encuentro, más Te hallo,
libres los dos de nombre y de medida.
Dueño del miedo que Te doy vasallo,
vivo de la esperanza de Tú vida.
Al acecho del Reino diferente,
voy amando las cosas y la gente,
ciudadano de todo y extranjero.
Y me llama Tú paz como un abismo
mientras cruzo las sombras, guerrillero
del Mundo, de la Iglesia y de mí mismo.
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Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la espera
Editorial Sal Terrae, Santander 1986
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En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
– “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?“
Ellos le contestaron:
– “Sí.”
Él les dijo:
– “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.”
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Mateo 13,44-52
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“Se puede definir al hombre como el que busca la verdad”
Juan Pablo II
La vida que Dios da al hombre es original y diferente de la de los demás criaturas vivientes, o que el hombre aunque proveniente del polvo de la tierra (cf Gn 2,7; 3,19; Job 34,15; Sol 103,14; 104,29), es manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencio, resplandor de su gloria (cf Gn 1,26-27; Sol 8,6). Al hombre se le ha dado un altísima dignidad, que tiene sus raíces en el vínculo íntimo que lo une o su Creador: en el hombre se refleja la realidad misma de Dios.
En la vida del hombre, la imagen de Dios vuelve o resplandecer y se manifiesta en toda su plenitud con lo venida del Hijo de Dios en carne humana: “El es Imagen de Dios invisible” (Col 1 ,15), “resplandor de su gloria e impronta de su sustancia” (Heb 1,3). El es la imagen perfecta del Padre… La plenitud de la vida se da a cuantos aceptan seguir a Cristo. En ellos, la imagen divina es restaurada, renovada y llevada a perfección. Este es el designio de Dios sobre los seres humanos; que “reproduzcan la imagen de su Hijo” (Rom 8,29). Solo así con el esplendor de esta imagen, el hombre puede ser liberado de lo esclavitud de lo idolatría, puede reconstruir lo fraternidad rota y reencontrar su propio identidad
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Juan Pablo II,
carta encíclica Evangelium vitae, nn. 34.36.
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Cuando voy andando por la calle y miro a las modelos de los anuncios, observo que casi ninguna sonríe. Las miradas son frías, sumisas o desafiantes, según lo que la publicidad pretenda vendernos. Pero la alegría está ausente de sus rostros. Y no alcanzo a entender cuál es el sentido de esta estrategia publicitaria.
Este es un síntoma más de cómo vivimos cotidianamente en nuestras sociedades «avanzadas y civilizadas». Las crisis permanentes que sufrimos no hacen más que incrementar el sentimiento de pesar, al comprobar que no hay salida ni futuro para millones de personas, en especial para las más vulnerables.
La situación de nuestro país, y la de muchos de nuestro entorno, está a años luz de la que se vive en la mayoría de los estados más pobres y explotados de África, Asia o Latinoamérica. Incluso con los inhumanos recortes que han practicado los gobiernos neoliberales de turno, haciéndonos volver a experimentar realidades que no contemplábamos desde hace muchos años.
La alegría no viene de la mano de los bienes que poseemos o por tener asegurado el futuro, aunque para vivir gozosamente necesitemos de unos bienes imprescindibles, de unos servicios esenciales de educación, casa, trabajo y sanidad, de una vida con un mínimo de dignidad y seguridad.
Pero la alegría profunda, la que nos hace dichosos, la que nos invita a gozar de la existencia con una sonrisa en los labios, nace de algo más profundo, que radica en nuestro interior. Aceptándose a sí mismo como uno es, admitiendo cómo son los demás, gozando de las sorpresas que se nos regalan cada día, admirándonos ante lo inesperado que nos aguarda a la vuelta de la esquina, disfrutando de la vida en familia o con los amigos, estando satisfechos con lo que tenemos, sin pretender vivir por encima de nuestras posibilidades, o pasando por encima de quien sea para conseguir un mejor puesto de trabajo, comprometiéndonos por sembrar a nuestro alrededor semillas de solidaridad, entendimiento, armonía, diálogo, tolerancia, respeto, felicidad…
Una persona alegre, que regala una sonrisa a cualquier persona que encuentra en su camino, renueva y hace respirable, acogedor, el ambiente en el que se mueve. Necesitamos, en estos momentos de tanta desesperación, tristeza y desencanto, recuperar el don de la alegría, del gozo de sentirse querido, y repartiendo a la vez cariño a nuestro alrededor.
La dicha interior va ligada también al sentido del humor. Debemos reírnos mucho más de lo que lo hacemos habitualmente. Algo muy aconsejable para el bienestar personal es reírse de uno mismo. Y de algunas de las circunstancias que nos rodean. Un humor, una alegría, que no significa evasión del sufrimiento y de los problemas, sino un recurso imprescindible para mirar de otra manera los acontecimientos diarios, una ayuda vital para no caer en la desilusión.
«Felices quienes sueñan, e intentan hacer realidad sus sueños, y en ese esfuerzo, sea positivo o no, experimentan la dulzura de haber sembrado estrellas de alegría».
*
Miguel Ángel Mesa
Espiritualidad para tiempos de crisis,
coed. Desclée y Religión Digital
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Del blog Nova Bella:
No es que el silencio no hable,
lo que no hace es dejar ecos.
*
Hugo Mugica
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Del blog de Miguel Ángel Mesa Otro mundo es posible:
Palabras que no llega a pronunciarlas,
nombres de la familia que confunde,
calles cercanas que desconoce,
el camino a casa, sin una mano cercana,
se transforma en laberinto.
Y le invade el miedo,
y surge el reproche indebido,
el rechazo violento,
el golpe instintivo,
la íntima soledad masticada en silencio.
Siente el desconsuelo a su alrededor,
el agotamiento, el mal humor,
las lágrimas de impotencia.
También el bálsamo de la ternura
y las estimulantes caricias de compasión.
Un nuevo día.
Un día más.
Con los recuerdos ahogados
en el océano del olvido.
– Cuando pase esta noche
seguro que estaré bien.
– Seguro, mamá, cuando pase la noche
volveremos a estar bien.
Y el beso de despedida evoca
y revive, hasta que la vence el sueño,
los ecos, sabores y olores del ayer.
*
Miguel Ángel Mesa
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Del blog Nova Bella:
Me has dado un corazón que solo rebosa al vaciarse
*
Beatriz García Traba
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Esta noche ha pasado Santiago
su camino de luz en el cielo.
Lo comentan los niños jugando
con el agua de un cauce sereno.
¿Dónde va el peregrino celeste
por el claro infinito sendero?
Va a la aurora que brilla en el fondo
en caballo blanco como el hielo.
¡Niños chicos, cantad en el prado
horadando con risas al viento!
Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros;
iban todos cubiertos de luces,
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos.
Dice el hombre que cuenta la historia
que en la noche dormida se oyeron
tremolar plateado de alas
que en sus ondas llevóse el silencio.
¿Qué sería que el río paróse?
Eran ángeles los caballeros.
¡Niños chicos, cantad en el prado.
horadando con risas al viento!
Es la noche de luna menguante.
¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,
que los grillos refuerzan sus cuerdas
y dan voces los perros vegueros?
Madre abuela, ¿cuál es el camino,
madre abuela, que yo no lo veo?
Mira bien y verás una cinta
de polvillo harinoso y espeso,
un borrón que parece de plata
o de nácar. ¿Lo ves?
Ya lo veo.
Madre abuela. ¿Dónde está Santiago?
Por allí marcha con su cortejo,
la cabeza llena de plumajes
y de perlas muy finas el cuerpo,
con la luna rendida a sus plantas,
con el sol escondido en el pecho.
Esta noche en la vega se escuchan
los relatos brumosos del cuento.
¡Niños chicos, cantad en el prado,
horadando con risas al viento!
Una vieja que vive muy pobre
en la parte más alta del pueblo,
que posee una rueca inservible,
una virgen y dos gatos negros,
mientras hace la ruda calceta
con sus secos y temblones dedos,
rodeada de buenas comadres
y de sucios chiquillos traviesos,
en la paz de la noche tranquila,
con las sierras perdidas en negro,
va contando con ritmos tardíos
la visión que ella tuvo en sus tiempos.
Ella vio en una noche lejana
como ésta, sin ruidos ni vientos,
el apóstol Santiago en persona,
peregrino en la tierra del cielo.
Y comadre, ¿cómo iba vestido?
le preguntan dos voces a un tiempo.
Con bordón de esmeraldas y perlas
y una túnica de terciopelo.
Cuando hubo pasado la puerta,
mis palomas sus alas tendieron,
y mi perro, que estaba dormido,
fue tras él sus pisadas lamiendo.
Era dulce el Apóstol divino,
más aún que la luna de enero.
A su paso dejó por la senda
un olor de azucena y de incienso.
Y comadre, ¿no le dijo nada?
la preguntan dos voces a un tiempo.
Al pasar me miró sonriente
y una estrella dejóme aquí dentro.
¿Dónde tienes guardada esa estrella?
la pregunta un chiquillo travieso.
¿Se ha apagado, dijéronle otros,
como cosa de un encantamiento?
No, hijos míos, la estrella relumbra,
que en el alma clavada la llevo.
¿Cómo son las estrellas aquí?
Hijo mío, igual que en el cielo.
Siga, siga la vieja comadre.
¿Dónde iba el glorioso viajero?
Se perdió por aquellas montañas
con mis blancas palomas y el perro.
Pero llena dejome la casa
de rosales y de jazmineros,
y las uvas verdes en la parra
maduraron, y mi troje lleno
encontré la siguiente mañana.
Todo obra del Apóstol bueno.
¡Grande suerte que tuvo, comadre!
sermonean dos voces a un tiempo.
Los chiquillos están ya dormidos
y los campos en hondo silencio.
¡Niños chicos, pensad en Santiago
por los turbios caminos del sueño!
¡Noche clara, finales de julio!
¡Ha pasado Santiago en el cielo!
La tristeza que tiene mi alma,
por el blanco camino la dejo,
para ver si la encuentran los niños
y en el agua la vayan hundiendo,
para ver si en la noche estrellada
a muy lejos la llevan los vientos.
*
Federico García Lorca
Balada ingenua
***
***
(Photo by Dương Trí on Unsplash)
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Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque el terreno
no sea el mejor
y tenga piedras,
zarzas,
calveros,
lugares yermos,
pisados caminos
y aves en el cielo al acecho.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no sea dueño
del tiempo,
de las lluvias,
de las heladas,
de los vientos,
de las sequías,
ni de los calores
que secan el terreno.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no distinga
la semilla,
ni entienda
los procesos
de germinación,
ni los milagros encerrados
en la simiente
que lanza a la tierra.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque solo esparza
en la tierra y en los corazones
semillas pequeñas,
semillas sin prestancia,
semillas de mostaza,
pues sabe que el Señor
del campo y de la semilla
confía en él y en su tarea.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no sea suya la semilla,
ni el terreno,
ni sea dueño del tiempo,
ni sepa de climas;
aunque la experiencia le diga
que hay cosechas que fracasan
a pesar del cuidado
y de cántaros de gracia.
Quien siembra
vive la esperanza,
sueña en parábolas,
lanza buenas nuevas,
goza la temporada
y anhela la cosecha;
pero, a veces, las preocupaciones
le hacen pasar las noches en claro,
y nada se soluciona
hasta que se duerme en tu regazo.
¡Saldré a sembrar
para continuar tu tarea
y para que nos cuentes historias
que florezcan en gracia!
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
Piensa también
con los pies
sobre el camino
cansado
por tantos pies caminantes.
Piensa también, sobre todo,
con el corazón
abierto
a todos los corazones
que laten igual que el tuyo,
como hermanos,
peregrinos,
heridos también de vida,
heridos quizá de muerte.
Piensa vital, conviviente
conflictivamente hermano,
tiernamente compañero.
*
Pedro Casaldáliga
Todavía estas palabras, 1994
***
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
– “El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?” Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho.” Los criados le preguntaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Pero él les respondió: “No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: ‘Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.’”“
Les propuso esta otra parábola:
– “El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.”
Les dijo otra parábola:
– “El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.”
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.” Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:
– “Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.”
Él les contestó:
– “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.”
*
Mateo 13,24-43
***
La indulgencia es una expresión finísima de la caridad, porque es a la vez comprensión, discreción, paciencia y confianza. Con ésta -y solo con ésta- se supera un gran obstáculo que normalmente se interpone entre nosotros y nuestro prójimo.
De hecho, lo que hace más difícil el ejercicio de la caridad son, frecuentemente, los defectos que encontramos en los demás. Y estamos fácilmente llevados a verlos, a verlos mucho mas que los nuestros, y así estamos siempre dispuestos a la crítica.
Este obstáculo no se supera espontáneamente, porque el defecto de por sí no acerca a las almas, ya que es una falta, y lo que falta no puede nunca ser un elemento positivo de unión. Por consiguiente, es necesario suplir voluntariamente lo que falta en la persona defectuosa, con algo que les permita a las almas encontrarse. Este algo lo da precisamente la “indulgencia”.
La indulgencia de la que hablamos no consiste, sencillamente, en “cerrar los ojos” a los defectos de los demás: el cerrar los ojos lleva, la mayoría de los veces, al desinterés. Sin embargo, con la verdadera indulgencia los defectos se ven bien; solo que se les “indulta”, es decir, se le “concede” el perdón, pero no al defecto, sino a la imperfección moral de la persona, en cuanto que nos concierne y nos choca, quitándonos algo. Por tanto, un perdón así implica también el propósito de enmienda de los demás, para que la persona no quede privada de aquel bien moral que se deriva de corregir aquel defecto. Y por esta enmienda se le concede confianza. La verdadera indulgencia consiste en esto.
¿Y hasta qué punto hay que emplear la indulgencia? La respuesta nos la proporciona el Señor diciéndonos que hay que perdonar a los hermanos “setenta veces siete”, es decir, siempre. Naturalmente, es difícil una indulgencia tan generosa y delicada; sin embargo, estamos llamados precisamente a hacer esto con los “hermanos” que “pecan” o -por seguir en nuestro contexto- con los defectos de nuestro prójimo.
La indulgencia permite así demostrar el amor con su exquisita delicadeza, que contiene realmente lo mejor del alma y del corazón. De hecho, en este caso, el amor no se busca a si mismo, ni busca su satisfacción; busca sólo el verdadero bien de la persona amada. Y es un amor profundamente activo, porque obra de verdad, es decir, “da”: da el perdón y da también la confianza a la persona con la que tiene indulgencia. Amar a una persona virtuosa no es difícil, pero tener indulgencia y amor a una criatura defectuosa exige la fuerza grande de la virtud, Ya que, además de una gran generosidad, que permite pasar por encima de uno mismo, se necesita aquí una paciencia confiada, que sabe esperar a que los demás se enmienden sin cansarse nunca. Y esto acrecienta todavía más la alta moral del amor.
*
R. Bessero Belti,
Lo que vale un corazón lleno de la presencia interior del Espíritu,
Eunate, Pamplona l995, 79-8] ; traducción, Julia Bellido.
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Recordatorio
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