Fuerza II
Del blog Nova Bella:
El más fuerte es el que abraza más,
el que integra más y mejor,
el que no se deja nada ni nadie fuera.
*
Luis Ruiz del Árbol
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Del blog Nova Bella:
El más fuerte es el que abraza más,
el que integra más y mejor,
el que no se deja nada ni nadie fuera.
*
Luis Ruiz del Árbol
***
En la fiesta del 1º de Mayo, no podemos olvidarnos de que Jesús de Nazaret era un obrero, de estirpe de obreros, encallecidas sus manos con el trabajo diario, solidario con los que sufrían las injusticias y el desprecio, hermano de los “anawim“…
Vivías del trabajo cotidiano,
fuiste un trabajador, un simple obrero;
¿tu fidelidad?: –“es José el carpintero”-,
un humilde currante, un artesano.
Trabajo en el que fuiste nuestro hermano;
un trabajo de honrado jornalero
que en todo cuanto hace pone esmero,
porque sabe que Dios usa su mano.
Patrono del trabajo y su salmista,
-manos callosas y dedo vendado-
enseña al hombre de hoy, tan derrotista,
a vivir su trabajo ilusionado,
más alegre, cristiano y optimista,
más solidario y más humanizado.
*
*
Y EL VERBO SE HIZO CLASE
En el vientre de María
Dios se hizo hombre.
Y en el taller de José
Dios se hizo también clase.
*
Pedro Casaldáliga,
“Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual”,
Sal Terrae, 1984,
***
Dios creó al hombre no para vivir aisladamente, sino para formar sociedad. De la misma manera, Dios «ha querido santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente».
Desde el comienzo de la historia de la salvación, Dios ha elegido a los hombres no solamente en cuanto individuos, sino también en cuanto miembros de una determinada comunidad. A los que eligió Dios manifestando su propósito, denominó pueblo suyo (Ex 3,7-12), con el que además estableció un pacto en el monte Sinaí.
Esta índole comunitaria se perfecciona y se consuma en la obra de Jesucristo. El propio Verbo encarnado quiso participar de la vida social humana.
Asistió a las bodas de Caná, bajó a la casa de Zaqueo, comió con publicanos y pecadores. Reveló el amor del Padre y la excelsa vocación del hombre evocando las relaciones más comunes de la vida social y sirviéndose del lenguaje y de las imágenes de la vida diaria corriente.
Sometiéndose voluntariamente a las leyes de su patria, santificó los vínculos humanos, sobre todo los de la familia, fuente de la vida social. Eligió la vida propia de un trabajador de su tiempo y de su tierra […].
Sabemos que, con la oblación de su trabajo a Dios, los hombres se asocian a la propia obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad sobreeminente laborando con sus propias manos en Nazaret.
De aquí se deriva para todo hombre el deber de trabajar fielmente, así como también ei derecho al trabajo. Y es deber de la sociedad, por su parte, ayudar, según sus propias circunstancias, a los ciudadanos para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente.
Por último, la remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.
*
Gaudium et spes, 32 y 67
Giuseppe Pelliza da Volpedo: “El cuarto estado” (1901). Milán.
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Del blog Nova Bella:
Sin importar si la fuerza es tuya o mía.
*
McEnroe
***
Reconfigurar la vida,
Reconfigurar la vida:
ponernos en tus manos humanas y divinas,
o al alcance de tu brisa que va y viene
por esos lugares de la historia
poco señalados y menos frecuentados.
Reconfigurar la vida:
aceptar los golpes, marcas y heridas,
pero no arrugarse ni detener la historia;
vibrar menos sin perder la música
y mantener fresca la memoria.
Reconfigurar la vida:
vivirte cada día como vid verdadera
siendo sarmientos que se alimentan y maduran
con tu savia viva y gratuita
y que fructifican en uva generosa en esta tierra.
Reconfigurar la vida:
admirar tus surcos y huellas
en nuestra carne vieja y correosa;
abrirse a tus sugerencias
aunque no llegue a entenderlas.
Reconfigurar la vida:
jugar al juego que tú jugaste,
partiéndonos en tiras, esquejes o estrellas,
y compartirse con dignidad
dándose en fraternidad.
Reconfigurar la vida:
aceptar como centro, eje y motor
tu Espíritu en nuestra vida;
poner todas las cruces bajo su presencia
y agarrarnos a él con esperanza.
Reconfigurar la vida:
descubrirnos como flor florecida
-hermosa, perfumada y distinta-;
acercarnos a los otros dignamente
y hacer un jardín para los caminantes.
Reconfigurar la vida:
vivir en el mundo
siendo flor y fruto en la tierra;
admirar y amar a las personas
y agradecer la vida.
*
Florentino Ulibarri
Fe Adulta
***
En la oquedad de nuestro barro breve
el mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su Verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.
Mayor que todo dios, nuestra sed busca,
se hace menor que el libro y la utopía,
y, cuando el Templo en su esplendor Lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.
El Unigénito venido a menos
traspone la distancia en un vagido;
calla la Gloria y el Amor explana;
Sus manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro de carne y sol del Escondido,
¡versión de Dios en pequeñez humana!
*
Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera
Editorial Sal Terrae, Santander 1986
***
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento… que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. El que no permanece en mí … se seca… Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”
*
Juan 15,1-8
***
El capítulo 15 de Juan nos aproximará a Cristo. El Padre, por ser el viñador, debe podar el sarmiento para que dé más fruto, y el fruto que debemos producir en el mundo es bellísimo: el amor del Padre y la alegría. Cada uno de nosotros es un sarmiento.
La última vez que fui a Roma, quise dar algunas pequeñas enseñanzas a mis novicias y pensé que este capítulo era el modo más bello de comprender lo que somos nosotros para Jesús y lo que es Jesús para nosotros. Pero no me había dado cuenta de algo de lo que sí se dieron cuenta las jóvenes hermanas cuando consideraron lo robusto que es el punto de conexión de los sarmientos con la vid: es como si la vid tuviera miedo de que algo o alguien les arrancara el sarmiento. Otra cosa sobre la que las hermanas llamaron mi atención fue que, si se mira la vid, no se ven frutos. Todos los frutos están en los sarmientos. Entonces me dijeron que la humildad de Jesús es tan grande que tiene necesidad de sarmientos para producir frutos. Ese es el motivo por el que ha prestado tanta atención al punto de conexión: para poder producir esos frutos ha hecho la conexión de tal modo que haga falta fuerza para romperla. El Padre, el viñador, poda los sarmientos para producir más fruto, y el sarmiento silencioso, lleno de amor, se deja podar sin condiciones.
Nosotros sabemos lo que es la poda, puesto que en nuestra vida debe estar la cruz, y cuanto más cerca estemos de él y tanto más nos toque la cruz, más íntima y delicada será la poda. Cada uno de nosotros es un colaborador de Cristo, el sarmiento de esa vid, pero ¿qué significa para vosotras y para mí ser una colaboradora de Cristo? Significa morar en su amor, tener su alegría, difundir su compasión, dar testimonio de su presencia en el mundo.
*
Madre Teresa de Calcuta,
Missione d’amore, Milán 1985, pp. 79s).
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Del blog Nova Bella:
Misery is the river of the world. (*)
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(*) La miseria es el río del mundo.
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Si uno se lleva bien con su trabajo y lo hace con tranquilidad, está orando todo el tiempo. Es importante recuperar este equilibrio, y comprender que el trabajo realizado como es debido no impide orar. El trabajo hecho como es debido es oración. Como es debido: lo cual no quiere decir que tengas que regodearte con él, ni que debas empeñarte en hacerlo a la perfección; es hacerlo como instrumento de Dios. Hay en esta actitud un sustrato de profundo misticismo. No es una mística. Es misticismo, una forma de estar unido a Dios.”
*
Thomas Merton
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Del blog Nova Bella:
Solo sueño conmigo misma
aunque haya en mi otros personajes
que se atemorizan entre sí.
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Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:
Pozo blanco del amor del hortelano
(En memoria de S. Juan de la Cruz) (I-IV)
Pozo blanco del hortelano divino (I)
Descanso de amores ya cumplidos
Terminada la tarea, y comenzando ya el reposo bien merecido
El hortelano te ofrece sus amores,
De todos sus jugos que embriagan y no dan amargura.
De flores olorosas, fragancias divinas
De rosas sin espinas, De mieles que saben al amado.
Amores que no hechizan,
Dardos que van directamente al corazón
Amor que hiere de amor, sin heridas que desangran,
Sin marcas ni cicatrices siendo corazón amado.
Fundiéndose en el Sol del amado,
Y ya habiendo entregado tu corazón partido
Ahora lo recibido será el corazón del amado
Cantos que se hacen amores,
De lenguas varias y con muchos sentidos.
Sentidos que se hacen divinos, de corazón, con mucho amor.
Alma que toda se trastoca,
Llorando el corazón de los sentidos que la razón no alcanza
Y volando tan alto, tan alto,
Que nada puede hacer y solo dejarse hacer
Ya no hay miedo, Ya no hay muerte
No es muerte porque es vida muy sentida,
Que rompe todos los sentidos,
De esta vida y sabe que eso es la Vida.
Ya no hay miedo, y de miedo nadie muere
Y en el miedo no está la Vida
Es Vida que es más grande que el miedo,
Pues es Vida y de esto nadie ha muerto.
Y sí de Vivir con Miedo,
Que es la Muerte en vida, Sin vivir
Y morimos sin haber vivido,
Olvidando que hubo un hombre hortelano que está vivo,
Y esperando a que le demos vida,
Para ser Vida de nuestra vida.
Pozo blanco del amor del hortelano (II)
En las luces y olores de tu huerto,
Que no son de esta tierra mojada
Que está siempre iluminada,
De los vestidos de sus frutales
De las flores que son para la amada
Y de los frutos que recoge el amado.
En este Valle de Lágrimas que hacemos,
Es posible un lugar llamado paraíso
Del paraíso ya aquí también recibido,
Donde es posible el amor del amado
Y Él te susurra que seas paraíso,
Donde caben todos, todos, Todos…
Seré paraíso para todos, para todos mis hermanos.
El huerto del Hortelano Junto al pozo blanco (III)
Junto a la casita de mi amado,
Seré fraternidad para todos mis hermanos
Pozo blanco del amor del hortelano
Huerta divina en la brisa del mediodía,
Que seca el sudor del amado.
En la tarde peina sus cabellos de caracol de plata
Para en la gran noche danzad, amado con amada
Entre sus rosales, besos de fresa
Y entre las fresas,
Cintas de tus amores de todos tus colores.
En el huerto luce un pequeño jardín,
En el jardín una fuente, en la fuente una jarra
La Jarra es del hortelano divino
Y junto a ella unos vasos para invitar a sus amigos
Agua fresca con limón, con menta y albahaca.
Enamorados, Pasos de dos amores,
Ritmos de la guitarra del hortelano,
Adagios, Arabescos, giros y saltos perfectos.
Y allí los dos os miraréis entre las estrellas
Y subiréis a ellas, sin las miradas del hombre
Con la escalera del Maestro divino
Con su bendición, sombrero de plata y bastón de nácar
Y allí tocando la más alta estrella,
Me darás a probar de lo que me diste el otro día
Amor que no cesa, que embriaga sin resaca
Rasgando dulcemente la tela de la amada,
Sin dolor, sintiendo, sin sentidos.
Cantando sin garganta,
Con la tuya tocando el Arpa de tu memoria divina,
Entre los rosales y las moreras de tu huerto
Y allí de las parras de tus uvas,
Me darás de ellas para saciar mi sed por mi amada
Y mi amada recibirá lo que yo no le di y siempre me pidió:
Ir por donde yo no quería ir, para hacer lo que yo no quería hacer.
Pozo blanco del amor del hortelano Hortelano divino (IV)
Que cada día riegas y estercolas tu huerto,
Eres Amor que enamoras Todo…
Y en tu locura del Amor por el hombre,
Te has fijado para darle de tu brisa,
Y tu corazón se lo has dado Todo.
¿Cómo es posible amar?
¿Y morir cada día por el amor que te has dado?
¡Haciéndote el menor entre los menores!
Humillándote siendo Dios, Creo porque eres Padre.
Pozo blanco del amor del hortelano
Y porque eres el Maestro Hortelano del pozo blanco
Has dejado en cada uno de nosotros,
Ser semilla en tu huerto,
Vivir en tu pozo blanco,
Cerca de tu fuente junto a la casita del hortelano.
Para que creamos que somos de tu misma familia
Que siempre hemos estado junto a tu parentela,
Y somos de tu descendencia.
La misma que pasaba las tardes en Nazaret,
Junto a tu madre María, Y tu padre José.
En vuestro pequeño huerto, Limpio y recogido
Esperando a que la voz del sol se recogiera.
Para contemplar la noche divina con Jesús
Y junto a vosotros, querida familia
Escuchar los cuentos y cantos que tuvimos en aquellas noches,
Que nos has dejado Y ahora ya son nuestras.
Pozo blanco del amor del hortelano
*
Alfonso Olaz
***
Segunda imagen tomada de https://www.educo.org/blog/por-que-son-importantes-los-huertos-escolares
Del blog Nova Bella:
Fui a beber a los pozos del deseo
y pasé por encima de la vileza del pecado…
*
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Pastor de tu pueblo.
Pastor de tu pueblo,
Tú nos guiaste por mesetas montes y cañadas,
con paciencia, ternura y sabiduría,
como los viejos pastores guían sus rebaños.
Hoy estamos desorientados y sin sueños.
¿Por qué no vienes a estar con nosotros un rato?
¿Por qué no nos sacas de estos apriscos vanos?
¿Por qué sigues sentado en tu trono de nubes?
Andamos errantes por campos agostados
sorbiendo el polvo y nuestro llanto;
nos flaquean el ánimo y las fuerza
y no encontramos un lugar de descanso.
Hemos perdido el horizonte que nos señalaste
y somos víctimas de nuestros miedos,
de nuestros anhelos frustrados en el camino,
de nuestros egoísmos y laberintos diarios.
Pero somos los mismos que sacaste de la esclavitud,
que guiaste y acompañaste por el desierto
y después invitaste a vivir en todos los rincones
y países que tú amas, cuidas y mantienes.
Crecimos como las estrellas del cielo.
Llegamos hasta los confines de la tierra.
Nos hicimos presentes en todos los continentes,
y ahora estamos aletargados, encogidos, con miedo.
Nos dijiste que éramos tu rebaño escogido,
tu pueblo, tu iglesia, tus hermanos…,
y nos hemos convertido en el cachondeo diario
de quienes caminan a nuestro lado.
Tú, que eres buen pastor, con entrañas y corazón…
Tú, que conoces a los tuyos por su nombre…
Tú, que los defiendes de lobos y otros peligros…
Tú, que prometiste darnos vida siempre…
¡Sílbanos tus alegres canciones que motivan,
llévanos por tus caminos preferidos,
condúcenos a los pastos que alimentan
y a las fuentes refrescantes que Tú conoces.
¡Muéstranos tu rostro alegre y luminoso,
como el sol nos ofrece generoso el suyo!
¡Guíanos, en estos tiempos de duda e incertidumbre,
con paciencia, ternura y sabiduría!
¡Reúnenos,
cúranos,
defiéndenos
y danos tu Espíritu!
*
Florentino Ulibarri
***
Tu blando silbo de Buen Pastor nos llama.
Tu corazón reclama, impaciente,
a todos los marginados,
a todos los prohibidos.
Tú nos conoces bien,
y nos consientes,
hermano de cruz y cómplice de sueños,
compañero de todos los caminos,
¡Tú eres el Camino y la Llegada!
*
Pedro Casaldáliga)
***
En aquel tiempo, dijo Jesús:
“Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que al Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.”
*
(Juan 10,11-18)
***
Cuando dice Jesús: «Yo soy el buen pastor y conozco a mis ovejas», es preciso atribuir al término conocer todo cuanto hay de más profundo, de más amoroso en los labios del Señor Jesús. «Y mis ovejas me conocen», porque así debemos conocerle nosotros, por nuestra parte, con ese conocimiento vital que supera todo conocimiento.
Un día comprendí de modo existencial lo que es el «conocimiento» del buen pastor. Estaba sentado a la mesa, a mediodía. Habíamos trabajado durante toda la mañana, un trabajo sucio, con sacos de azúcar que nos dejaban a todos embadurnados. Me encontraba en el lugar de presidencia de la mesa, y por eso, dada la disposición de los sitios, veía de frente a todos mis compañeros de trabajo. Me sorprendía el hecho de que sus rostros parecían cubiertos por una especie de máscara anónima, compuesta de polvo, suciedad, cansancio… Todos se parecían. Después de la comida, como nos quedaba un poco de tiempo libre, una media hora, antes de reemprender el trabajo, me fui con cinco o seis de ellos a un pequeño café, el bar Gaby, como se llamaba la dueña. Era una auténtica marsellesa, próspera, vivaz, alegre; y cada vez que iba al bar Gaby, pensaba yo en la frase de Jesús: «Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen». En efecto, la dueña del bar Gaby conocía a las ovejas que iban a su abrevadero; conocía el nombre, el apellido y el apodo de cada uno. Y hasta los nombres que podían resultar injuriosos en boca de otros, dichos por ella asumían un tono amistoso. Ella me conocía. Para ella, yo era unas veces Jackie; otras, el «Gafotas». Cada uno era cada uno. Entonces, en contacto con aquella mujer que conocía a sus ovejas y que sus ovejas la conocían, vi caer la máscara que tanto me había sorprendido hace un momento en el comedor: ante aquella mujer se habían vuelto hombres de nuevo, con su propio nombre y apellido. Y -de improviso surgía algo limpio y sencillo en sus miradas, que volvían a ser como la mirada de un niño.
*
Jacques Loew,
Ese Jesús al que se llama Cristo,
Euramérica, Madrid 1973.
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Del blog Nova Bella:
El amor ha puesto bridas en mi corazón
como un camellero pone bridas en su camello.
*
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De su blog Otro Mundo es posible:
«No hay más que una manera de felicidad: vivir para los demás»
(León Tolstoi).
Pensamos que hemos alcanzado la verdadera felicidad cuando creemos tenerlo todo controlado; si aseguramos el coche, la casa, la familia; cuando nuestra cuenta del banco crece en progresión geométrica; si progreso en mi vida profesional, aunque tenga que pasar por encima de alguien menos capacitado; si me monto en el carro del statu quo y no me complico la vida en cuanto a temas sociales, políticos, ideológicos, religiosos; cuando mi solidaridad se reduce a dar limosna ante cualquier catástrofe natural… Y así vamos sobreviviendo, creyendo que somos plenamente felices, cuando nos acostumbramos a estos sucedáneos de felicidad.
Pero la auténtica felicidad, la que nos llena, la que nos hace crecer como personas, es otra muy diferente. Aunque no sea aceptada socialmente. Porque es cara y cuesta conseguirla. Porque no es la que nos presentan entre luces y cuerpos esculturales los anuncios y los programas-basura. La barata, la que se encuentra en las tiendas de libros de autoayuda, se adquiere con suma facilidad.
La legítima felicidad se adquiere cuando uno se ríe de sí mismo, de sus éxitos, de sus cualidades, de su sabiduría; cuando no nos llenamos de vanagloria con nuestros éxitos, ni cuando nos dejamos abatir por los problemas, los sufrimientos, los pequeños achaques diarios; muy al contrario, cuando sabemos ser agradecidos, aprendemos de las cosas positivas de la vida y, sobre todo, de las negativas.
Como dice Tolstoi, la auténtica felicidad se hace presente en nuestra vida, cuando salimos de nuestro yo egoísta, nos descentramos y volvemos nuestro rostro, nuestras manos y nuestro corazón hacia el otro. En el servicio, la entrega y la felicidad de los demás encontramos el generoso regalo de la nuestra, que nos envuelve como un traje nuevo.
La felicidad se contagia cuando se celebra la amistad, la vida en familia, las buenas noticias de los compañeros de trabajo, los éxitos de las luchas de los empobrecidos y marginados. Y también cuando las cosas no han ido muy bien y cubrimos con un abrazo la pesadumbre de unos y otros, hasta que va pasando el dolor de la herida abierta.
Somos de verdad felices cuando nos despertamos con una sonrisa en los labios, si sabemos disfrutar de nuestra melodía interior y nunca nos encontramos solos; si derrochamos a nuestro alrededor solidaridad, cariño y simpatía a raudales.
La felicidad verdadera llega cuando nuestra seguridad existencial no está puesta en los bienes que poseemos, ni en las medidas de protección, ni en el dinero que tenemos en el banco… sino en el tesoro del amor de los demás, en el servicio desinteresado ante cualquier necesidad que se nos presente; en la solidaridad que mostremos ante los empobrecidos, cuando podemos seguir jugando y disfrutando, mostrando buen humor, dialogando, entrando en nuestro propio hondón personal.
Somos felices cuando nos sentimos libres de todo y de todos, sin esclavizarnos a nada ni nadie, cuando mantenemos los sueños, pero sin despegarnos un milímetro de la realidad, si conservamos la perla preciosa de la esperanza y la rociamos sobre la desilusión de quienes sufren las heridas y sinsabores de la vida.
«Felices quienes han rellenado el álbum de la felicidad con fotos de compasión, sonrisas, solidaridad, amistad, ternura, sentimientos, alegría, superación, esperanza, amor…».
Del blog Nova Bella:
La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.
*
Alejandra Pizarnik
***
Del blog de Alfonso J. Olaz El Rincón del Peregrino:
Jesús,
Enseñanos a Amar,
Pues ya perdimos la inocencia del amado
Y Olvidamos el primer amor
El primer anuncio del amado
Primero atender a los hermanos y después Orar contigo.
(S. Fco de Asís)
Hermano
Rezamos sin darnos cuenta
Sin confianza, ni alegría
Más si la confianza es cierta,
Hay alegría verdadera-
Y ya teniendo esto,
Sabemos que Él Ora en nosotros.
Y así queremos amar al hermano Al que le llega nuestra oración por ser bien rezada.
¡Hermano eres Oración!
Porque hemos Orado bien,
¡Y gran pena da, que antes no lo supiéramos!
¡Jesús!
Incrústame en mi corazón, Ser Fraternidad con mis hermanos
Y si yo luego, Te negara, Tú que eres Misericordia, Haz lo que quieras conmigo.
¡Jesús, hermano!
Ahora sabemos contemplar tu amor,
Chispa de mil colores de misericordia que no cesa,
Y se difunde en tu fraternidad universal.
Fuego de amor que no se consume.
Y se fusiona en toda tu humanidad.
¡Jesús!
Haz que nosotros no nos consumamos en nuestra impaciencia.
Muéstranos nuestro rostro en la Fraternidad,
Haciendo que se funda con el tuyo
Y si así lo Viéramos, a TI te veríamos
Y así haríamos tu Voluntad.
Señor,
Haz que pasemos por esta Vida, la tuya, con tu sentido Orando.
Y así pasemos con sentido Obrando
Para llegar pronto el día
Para ser Fraternidad, la tuya.
De la Vida al Evangelio
Del Evangelio a la Vida.
Amar no es amar, como Amamos
Jesús,
Enséñanos a Amar
Pues ya perdimos la inocencia del amado
Y Olvidamos el primer amor
El primer anuncio del amado.
Jesús
Enséñanos al Amor,
Muéstranoslo Para ser alumnos de tu escuela divina.
Corre tu velo de Fraternidad
Abrázanos y fúndenos con tu espíritu que todo lo abrasa y lo transforma.
Jesús,
Cuando pedimos con sincero corazón,
Nuestros asuntos son los tuyos.
Jesús,
Enséñanos a Amar
Muéstranos al amado,
Para que descubramos nuestra vocación de enamorados.
Danos el sentido del amor
De la importancia de renacer otra vez
Para Ser Fraternidad Universal.
*
Alfonso Olaz
02.03.2024
***
Del blog Nova Bella:
El infierno tiene su boca en el umbral mismo de los cielos.
*
Oscar Wilde
***
Vivir pascualmente
es vivir cada momento intensamente,
como si fuese el último,
y dar cada paso, con sorpresa y gozo,
como si fuese el primero.
Es inspirar amor y conciencia
en nuestro frágil cuerpo e historia,
y entrar con gozo y paz
en el cuerpo universal y místico
que todos somos ya ahora.
Es acoger la liberación y sanación
de nuestro ser entero
que se hacen presentes, aquí y hora
y en el reverso de la historia,
rompiendo nuestros normas y credos.
Es mirar y ver las llagas
del cuerpo y del alma
tan sangrantes en tantas personas,
y no pensar que quienes las tienen
son aprovechadas o fantasmas.
Es compartir lo que tenemos,
con generosidad y gozo,
con los hemanos necesitados
aunque no los conozcamos
y sólo sea un trozo de pez asado.
Es desprendernos del sufrimiento y miedo,
que atenazan y cierran
nuestra mente, corazón y entrañas,
y abrir todas las ventanas
a tu brisa resucitada.
Es no perder la capacidad de asombro,
abrir nuestro entendimiento,
aprender día a día en cada encuentro,
alegrarse por todo lo bueno,
y ser testigos de lo vivido.
Es ver en cada paso humano
tu paso divino de enamorado,
tan pascual y cercano,
tan rompedor y solidario,
tan al lado de nuestros pies cansados…
*
Florentino Ulibarri
***
Señor Jesús, acuérdate
de esta pequeña casa, allí en Emaús,
y del fin del camino que conduce a ella cuando se viene de la carretera principal.
Acuérdate de aquellos a los que una tarde, abordaste allí,
acuérdate de sus corazones abatidos,
acuérdate de tus palabras que les abrasaron,
acuérdate del fuego en el hogar a cuyo lado te sentaste,
y de donde se levantaron transformados,
y de donde partieron hacia las proezas de amor…
Míranos.
Mira, todos somos peregrinos de Emaús,
somos todos los hombres que luchan en la oscuridad de la noche,
llenas de dudas después de los días malos.
Nosotros también somos los de los corazones cobardes.
Ven sobre nuestro camino, abrásanos el corazón a nosotros también.
Entra con nosotros a sentarte junto a nuestro fuego…
Y que exultando de alegría triunfal, a nuestra vez,
nos levantemos para saltar y revelar.
*
Abbé Pierre
***
En aquel tiempo, los discípulos [de Emaús] contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de ello, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo:
– La paz esté con vosotros.
Aterrados y llenos de miedo, creían ver un fantasma.
Pero él les dijo:
– ¿De qué os asustáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Ved mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tocadme y convenceos de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies.
Pero como aún se resistían a creer, por la alegría y el asombro, les dijo:
– ¿Tenéis algo de comer?
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. Él lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo:
– Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras y les dijo:
– Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día y que en su nombre se anunciará a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.
*
Lucas 24, 35-48
***
La paz no es una situación; ni siquiera un estado de ánimo, ni tampoco es, ciertamente, sólo una situación política; la Paz es Alguien. La paz es un nombre de Dios. Es su «nombre, que se acerca» (Is 30,27) y trae con él la bendición que funda la comunidad, que toca personalmente y reconcilia. La paz es Alguien, el Traspasado, que aparece en medio de nosotros y nos muestra sus manos y su costado diciendo: «La paz esté con vosotros».
La paz es verle a él: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28) y aceptar asimismo la muerte como algo que no puede ser separado de su amor. «El es nuestra paz. Paz para los que están cerca y para los que están lejos» (Ef 2,17). En este pasaje encontramos la identificación más fuerte de la paz con el nombre de Jesús.
«El ha hecho de los dos pueblos uno solo» (Ef 2,14). A partir de toda dualidad, desorden y separación, a partir de toda división, ha hecho el «Uno», ha fundado el Uno y «ha anulado la enemistad en su propia carne» (Ef 2,14). Quien por medio de la oración busca la paz con todo su corazón, busca a aquel que es la paz, en el único lugar en que se entregan la reconciliación, el perdón de los pecados y la paz: el lugar del sacrificio, el Gólgota, el Moria eterno.
*
B. Standaert,
Paz y Oración,
en G. Alberigo – E. Bianchi – C. M. Martini, La paz: don y profecía,
Magnano 19912, pp. 129s).
***
***
(Imágenes de Jean-Marie Pirot, Arcabas)
***
Del blog Nova Bella:
También mis emociones
son cosas que me acontecen”
*
Fernando Pessoa
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Recordatorio
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