Comentarios desactivados en Mons. Stefan Heße: “Los mártires tienen un poder tan radiante que sigue teniendo efecto muchas generaciones después”
Prologa un libro sobre los mártires alemanes durante el Tercer Reich
El arzobispo de Hamburgo, Stefan Heße, ha rendido homenaje a los mártires de su archidiócesis durante la tiranía del Nacional Socialismo. En un prólogo para el libro “Testigos del Norte” escribió: “Para una diócesis en diáspora como aquí, en el norte de Alemania, el testimonio de los mártires es particularmente alentador”.
El libro ha sido compilado por el prelado Helmut Moll, autor de una monumental obra en dos volúmenes titulada “Testigos de Cristo”, que comprende el “Martirologio alemán del siglo XX”, encargado por la Conferencia Episcopal Alemana (DBK).
Según Mons. Heße, son los mártires “quienes ponen de manifiesto que el individuo tiene peso y significado. Todos y cada uno de los que profesan la fe en Cristo -en el caso de los mártires hasta el extremo- tienen un poder tan radiante que sigue teniendo efecto muchas generaciones después”.
“Las historias de vida de los mártires pueden parecer a algunos lejanas de nuestra realidad“, admitió el Arzobispo de Hamburgo. En última instancia, sin embargo, los relatos “presentan a personas que siguieron a Cristo con gran pasión y entusiasmo. Estos ejemplos pueden dar un nuevo impulso a nuestra propia fe y compromiso”.
En este contexto, “no es importante conseguir grandes cosas de forma pública. La fe y el testimonio de Cristo también alcanzan su pleno poder y efecto en secreto (cf. Mt 6,6-13)”.
Mons. Heße recordó también que hoy “un número sin precedentes de cristianos son perseguidos por su fe y encuentran la muerte. En algunos países de África, Oriente Medio o Asia, cientos de millones de personas sufren discriminación y violencia por profesar a Cristo. No debemos aceptar este hecho atroz, que se añade a todos los crueles conflictos violentos que hay en el mundo. Nos lo recuerdan también los testimonios de los mártires de nuestra archidiócesis”.
“Por último, pero no por ello menos importante, podemos encomendarnos a su intercesión y encomendar especialmente a aquellos hermanos y hermanas que aún hoy sufren graves persecuciones, incluso la muerte, a causa de su clara confesión de Cristo”, subrayó Heße.
Comentarios desactivados en Reseña: Nuevo libro habla del viaje del hombre gay hacia el sacerdocio y más allá
La publicación de hoy es del colaborador invitado Dugan McGinley, quien es profesor asistente en el Departamento de Religión de la Universidad de Rutgers. Es autor de Acts of Faith, Acts of Love: Gay Catholic Autobiographies as Sacred Texts (Nueva York: Bloomsbury Academic, 2004).
Siempre es una tarea interesante revisar una autobiografía. Después de todo, es la autoexpresión de una persona; ¿Quién soy yo para juzgarlo? Y como la expresión LGBTQI se enfrenta a una nueva ronda de desafíos en nuestro país políticamente dividido, cuantas más historias de vidas homosexuales escuchemos, mejor.
De hecho, I Came Here Seeking a Person: A Vital Story of Grace; One Gay Man’s Spiritual Journey– Vine aquí buscando una personaUna Historia Vital de Gracia;El viaje espiritual de un hombre gay de William Glenn (Nueva York: Paulist Press, 2022), es oportuno e invaluable por su larga perspectiva, que abarca un período de tiempo desde antes de Stonewall hasta la actualidad. Solo con ese criterio, la historia de vida de Glenn es un trabajo importante, que representa la sabiduría de un sabio que ha experimentado la vida católica gay desde varios puntos de vista. Brinda una perspectiva amplia que las generaciones más jóvenes deben comprender como parte de nuestra historia colectiva queer.
Aunque el libro está organizado más o menos cronológicamente, se lee más como una serie de ensayos temáticos que como una autobiografía coherente y completa. Glenn lleva al lector por el viaje de su vida enfocándose en varias cosas que lo preocuparon o lo definieron en momentos particulares: la familia, la escuela, los jesuitas, la vocación, el alcoholismo, la sobriedad, el activismo político, las relaciones, el SIDA y el ministerio en las prisiones. Los últimos siete capítulos se sienten especialmente como exploraciones de temas profundamente espirituales, como la gracia, la sanación, los sueños, los espacios sagrados, el sacerdocio, la oscuridad y el amor, todo a través de la lente de los momentos y eventos formativos de su vida. De esta manera, el libro de Glenn sigue una definición de autobiografía que utilicé en mi libro que examina las historias de vida gay: “momentos de vidas representados textualmente”. (De hecho, el artículo anterior de Glenn sobre ser gay en su escuela secundaria jesuita aparece en mi libro, y fue divertido leer más antecedentes sobre esa experiencia en este libro). Si bien esta forma de organizar su vida funciona lo suficientemente bien como para enfatizar su Viaje espiritual (uno de los subtítulos), el libro también tiene el efecto de compartimentar aspectos de su vida que probablemente sean más desordenados y mezclados de lo que transmite esta estructura.
Algunos temas que cubre se repiten en otras autobiografías católicas homosexuales, como su imagen hiperdesarrollada de niño bueno y su deseo de ser sacerdote. De hecho, veo su llamado al sacerdocio detrás de muchos de los roles que desempeña en su vida. Aunque no se ordenó, está claro que muchas personas en su vida lo ven como una especie de sacerdote y se siente afirmado como tal, a través de la voz de Dios que escucha dentro de él. Admiro que no cumplió con la ordenación. Parece consciente de que no podía vivir con integridad como sacerdote y abiertamente gay en el sistema católico tal como se construyó en ese momento (y todavía lo es en muchos sentidos). Siento su frustración por este callejón sin salida, pero de muchas maneras señala las cosas virtuosas y sacerdotales que hace. El libro es en realidad una acusación a una iglesia que preferiría perder los dones de los sacerdotes homosexuales (e incluso los sacerdotes y mujeres heterosexuales casados) en lugar de permitirles operar en el ministerio como seres humanos plenamente realizados.
Dugan McGinley
Encontré el capítulo llamado “Un bosque oscuro”, el más convincente. En él, detalla sus decepciones y comparte su noche oscura del alma, cuando no encontró consuelo en su práctica espiritual y se resintió porque le estaba fallando. Se sentía real, y extrañamente afirmativo, sentarse con él por un rato en esta noche oscura sin que se “resolviera” fácilmente.
A veces me sentía frustrado por la aparente necesidad de Glenn de encontrar resultados y significados positivos de las diversas luchas que enfrentó a lo largo de su vida. Para ser justos, creo que esto es auténtico para él, y mi reacción probablemente sea más un reflejo de mi propio cinismo que cualquier otra cosa. Pero a menudo me encontré comparando este libro con otras autobiografías, lo que quizás sea un riesgo de mi investigación en esta área. La autobiografía de Glenn es el polo opuesto de una como A Boy Named Phyllis de Frank DeCaro, que a veces me hizo reír a carcajadas. Me doy cuenta de que no es justo comparar estos dos. DeCaro es un comediante natural y su catolicismo flota en el trasfondo de su historia. Glenn está escribiendo explícitamente A Vital Story of Grace, como lo indica el otro subtítulo del libro. Su catolicismo y espiritualidad están al frente y al centro.
Menciono a DeCaro porque tanto él como Glenn son modestos en sus historias, aunque de diferentes maneras. DeCaro usa el humor para reírse de las situaciones y reconocer sus defectos, mientras que Glenn usa el lenguaje de la psicología de la autoayuda para afirmar su bondad y caracterizar cualquier sentimiento de indignidad como mensajes vergonzosos que deben descartarse. Ciertamente no hay nada malo con esta estrategia; refleja su formación como psicoterapeuta y director espiritual. Es solo que se siente omnipresente. Cada instancia de duda que expresa es pronto sofocada por una serie de autoafirmaciones. No sé si esto es solo una indicación de una lucha en curso o un deseo de encontrar siempre lo positivo, pero no siempre se siente tan “real” como esperaba. Aún así, no dudo de su sinceridad y del valor de este enfoque para los lectores que han experimentado una vergüenza y un trauma similares.
Para todos mis propios problemas con el espíritu de autoayuda de este libro, Glenn tiene una habilidad con las palabras. Escribe poéticamente, agregando conmoción a las diversas luchas que narra. Lo que es más importante, captura profundamente los sentimientos de ser gay y católico antes, durante y después del Vaticano II, con todo el optimismo concomitante y luego la derrota de los tiempos desde entonces hasta ahora. Su historia es una afirmación de que las personas homosexuales deben confiar en sus voces internas como dadas por Dios, sin importar lo que las enseñanzas oficiales de la iglesia traten de decirnos.
Comentarios desactivados en Nuevo libro ofrece “Nuevas formas y próximos pasos” para el ministerio parroquial LGBTQ+
Liturgical Press, una importante editorial católica, publicará en septiembre de 2023 un nuevo libro para ayudar a las parroquias católicas a desarrollar el ministerio LGBTQ+. El autor es Francis DeBernardo, director ejecutivo del Ministerio New Ways.
Titulado New Ways and Next Steps: Developing LGBTQ+ Parish Ministry,, el libro es la última entrega de la serie “Temas contemporáneos en el liderazgo parroquial” de Liturgical Press. El contenido del libro se basa en el ministerio de 30 años de DeBernardo de educar a los líderes católicos sobre temas LGBTQ+ y ayudar a las parroquias y escuelas a discernir proyectos pastorales para acoger y afirmar a las personas LGBTQ+.
New Ways and Next Steps no es un texto prescriptivo. No proporciona una “receta” de lo que deben hacer las parroquias. En cambio, el libro ayuda a los líderes parroquiales a idear un plan pastoral que se adapte mejor a la situación particular de su parroquia. En la introducción del libro, DeBernardo escribe:
“Este libro está diseñado como una guía para ministros pastorales y voluntarios parroquiales para ayudarlos a discernir cuál es la mejor manera para que su parroquia inicie programas de bienvenida para personas LGBTQ+ (las ‘nuevas formas’ del título del libro) o para desarrollar un programa ya existente. programa de ministerio LGBTQ+ existente (los ‘próximos pasos’ del título). El contenido del libro se basa en un programa de fin de semana que inició New Ways Ministry en 2008, y en el que han participado decenas de parroquias. El programa, titulado ‘Next Steps: Developing Catholic LGBTQ+ Parish Ministry,’ (‘Próximos pasos: Desarrollar el ministerio parroquial católico LGBTQ+‘), ha ayudado a los ministros pastorales a obtener información sobre la enseñanza de la iglesia, aprender un poco sobre las necesidades espirituales, los dones y los viajes LGBTQ+, examinar la preparación de una parroquia para el ministerio LGBTQ+ y descubrir algunas opciones. para que introduzcan iniciativas de ministerio LGBTQ+ en sus comunidades.
“La intención de ese programa y de este libro no es dar un modelo o un conjunto de instrucciones sobre ‘cómo hacerlo’. Este libro no les dirá a estos ministros qué hacer. No proporciona un modelo único para todas las parroquias. En cambio, este libro pone a los ministros pastorales y voluntarios parroquiales a través de un proceso de discernimiento para ayudarlos a descubrir e inventar lo que serán iniciativas ministeriales efectivas en sus comunidades particulares. Ofrece información, preguntas para la reflexión y opciones que deberían ayudar a los ministros pastorales a discernir cuáles son los mejores cursos de acción para sus parroquias individuales”.
Además de proporcionar una base tanto histórica como contemporánea en la enseñanza católica sobre la bienvenida y afirmación de las personas LGBTQ+, el libro también ofrece información de antecedentes sobre temas clave en este ministerio, con títulos de capítulos como “Viajes de fe LGBTQ+”, “Examinando la comunidad de fe local”. ” y “Respuesta a la oposición”. El capítulo “Ministerio LGBTQ+ en acción” proporciona más de 30 ideas para que los líderes parroquiales consideren cómo iniciar o desarrollar iniciativas LGBTQ+.
Varios líderes católicos asociados con el ministerio LGBTQ+ ya han elogiado el nuevo libro:
Padre James Martin, SJ, autor de Building a Bridge: “Un libro absolutamente esencial para el ministerio parroquial para las personas LGBTQ escrito por uno de los principales expertos en el campo. Muy a menudo la gente pregunta: “¿Cómo inicio un grupo LGBTQ en mi parroquia?”, “¿Qué necesito saber?”, “¿Cómo puedo hacer que nuestros feligreses LGBTQ y sus familias se sientan bienvenidos?” Todo está aquí en este útil libro nuevo, accesible, acogedor, pastoral y sabio”.
Obispo John Stowe, OFM Conv, obispo de Lexington, obispo presidente de Pax Christi USA: “Francis DeBernardo ofrece una guía maravillosamente amplia y eminentemente práctica sobre el complejo tema del ministerio con y para la comunidad LGBTQ dentro de la Iglesia. Tiene una forma maravillosamente esperanzadora de leer y explicar la enseñanza de la Iglesia que puede ser tan difícil para las personas LGBTQ y, sin embargo, es bastante honesto acerca de dónde se encuentran los desafíos. Ofrece una guía práctica para responder pastoralmente a quienes se oponen o se resisten al ministerio en una comunidad parroquial, muy fiel al enfoque del Papa Francisco que no cree que debamos tener ganadores y perdedores en nuestras discusiones sobre temas difíciles. También es muy importante la autoevaluación de DeBernardo para las parroquias que piensan que ya están haciendo lo suficiente o que no necesitan este ministerio. Toda parroquia que desee cumplir con sus fines evangelizadores y pastorales debe estudiar y poner en práctica los contenidos de este libro”.
Cristina L.H. Traina, Avery Cardinal Dulles, SJ, Presidente de Teología Católica, Universidad de Fordham: “Frank DeBernardo ha destilado décadas de experiencia ayudando a los católicos a iniciar ministerios LGBTQ+ en poco más de 100 páginas reflexivas. Lleno de información pero accesible, desafiante pero tranquilizador, el libro de DeBernardo extrae las riquezas de la afirmación genuina, aunque a veces ambivalente, de la iglesia de los católicos queer para ayudar a los lectores a crear ministerios de bienvenida en sus propias parroquias. ¡Sigan su camino hacia un plan pastoral dinámico!”
New Ways and Next Steps: Developing LGBTQ+ Parish Ministry se lanzará en septiembre. Para reservar copias directamente de Liturgical Press, haga clic aquí. Para otros títulos de la serie “Temas contemporáneos en el liderazgo parroquial” de Liturgical Press, haga clic aquí.
Los otros libros de DeBernardo incluyen Mychal Judge: ‘Take Me Where You Want Me to Go,’(Mychal Judge: ‘Llévame a donde quieras que vaya’), una biografía del sacerdote franciscano gay que murió en los ataques del 11 de septiembre en el World Trade Center de Liturgical Press, y A Home for All: A Catholic Call for LGBTQ Non-Discrimination, en coautoría con Robert Shine, del Ministerio New Ways. Para obtener más información sobre estos libros y todas las publicaciones de New Ways Ministry, haga clic aquí.
—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 2 de agosto de 2023
Comentarios desactivados en “Religarnos. Más allá del monopolio de la religión”, el nuevo libro de Elías Fernández, en Kairós
‘Religarnos. Más allá del monopolio de la religión’ (Kairós, 2023), es el segundo libro de una trilogía en la que busco pensar en la intersección entre la mística, la filosofía y las luchas sociales
El libro consta de cinco partes y se desarrolla a dos niveles de interpretación. Cada una de las cinco partes trata una problemática específica, de tal modo que juntas completan el tejido del argumento que quiero presentar
‘Religarnos‘ quiere impulsar un debate en torno a la dimensión religiosa del colapso actual, así como invitar a reflexionar en serio el papel de la mística en la construcción de alternativas
La crítica a la religión se ha convertido en un lugar común. Abundan tanto las denuncias a sus abusos históricos e institucionales como las propuestas que apelan por una «espiritualidad sin religión». De lo que no se ha hablado suficientemente es de su papel en la crisis civilizatoria.
Este libro denuncia la dimensión religiosa de la crisis actual. Desvela a la religión como el monopolio radical que secuestra las capacidades personales y colectivas para relacionarnos con el Misterio, enajenándonos de la realidad en aras de un proyecto de mundo puramente artificial. El autor se aleja en su análisis tanto de las religiones institucionalizadas como de los rostros de la espiritualidad asimilada por el mercado. Busca la recuperación de la relación personal y comunitaria con la misteriosidad de lo real a través de la amistad y el retorno a los sentidos.
El libro consta de cinco partes y se desarrolla a dos niveles de interpretación. El primer nivel busca presentar una crítica sociohistórica al dispositivo “religión”, exponiendo genealógicamente la construcción del dispositivo y su papel dentro del sistema-mundo actual, subrayando la monopolización de la dimensión espiritual del ser humano. El segundo nivel -de orden más filosófico- trata de leer a la religión como una pretensión distópica y desproporcional por la cual la humanidad ha querido crear su propia realidad independientemente de los ciclos y ritmos de la vida. A esta pretensión le he nombrado como “artificialeza”, enfatizando la aspiración a construir un mundo totalmente artificial.
Cada una de las cinco partes trata una problemática específica, de tal modo que juntas completan el tejido del argumento que quiero presentar. En la primera parte, ofrezco un desarrollo de la artificialeza en términos de colapso y crisis civilizatoria. Se describe el horror que atraviesa nuestras sociedades en tanto un afán por vivir desde mitos desencarnados que no se retroalimentan con la realidad, sino que, por el contrario, buscan implantar su propio proyecto en detrimento de todo aquello que sea diferente.
La segunda parte se enfoca en la crítica específica a la religión en tanto monopolización de la espiritualidad. También se evidencía la relación de la religión con el patriarcado, el colonialismo, la violencia sacrificial y el capitalismo. La tercera dialoga con distintas resistencias de comunidades y pueblos que enfatizan la dimensión comunal y convivial. En esta tercera parte se desglosa el argumento de la recuperación de los verbos frente a la sustantivación de la vida, de tal manera que hablemos no ya de salud sino de sanar -por ejemplo-, tomando la capacidad personal y colectiva de vivir nuestra propia vida.
Lejos de encontrar la respuesta en la máxima “espiritualidad sin religión”, en la cuarta parte analizo las supuestas “espiritualidades alternativas” que en realidad han caído bajo la lógica del mercado, repitiendo los mismos patrones que sus antecesoras institucionales. Finalmente, la quinta parte concretiza la reflexión en una propuesta de mística arraigada en la tierra, encarnada en el mundo y auténticamente alternativa a las lógicas civilizatorias que nos hunden en la catástrofe.
Religarnos quiere impulsar un debate en torno a la dimensión religiosa del colapso actual, así como invitar a reflexionar en serio el papel de la mística en la construcción de alternativas. Se agradece a la editorial Kairós por creer en este proyecto.
Comentarios desactivados en Juan José Tamayo: La iglesia arde. Crisis del cristianismo hoy.
Tomando como referencia el incendio de la catedral de Notre Dame de París la noche del 15 al 16 de abril de 2019, símbolo del catolicismo europeo, el historiador italiano y fundador de la Comunidad de Sant` Egidio, Andrea Riccardi, ha publicado el libro La Iglesia arde. La crisis del cristianismo hoy: entre la agonía y el resurgimiento (Arpa, Barcelona, 2022) [i], donde se pregunta por la crisis de la Iglesia católica, más aún, por el peligro de su desaparición no solo en Francia, “la hija mayor de la Iglesia”, sino en Europa y en el mundo entero. Se trata de un problema que afecta o debe afectar a las personas católicas, pero que preocupa también a personas e instituciones laicas interesadas por el patrimonio humano y cultural del cristianismo y cuya posible desaparición interpretan como una pérdida de humanidad para todos, independientemente de sus creencias o increencias religiosas.
Notre Dame en llamas evoca la actual crisis profunda del cristianismo, pero, mirándolo bien, cree Riccardi, evoca también una crisis de la sociedad entera. Aprecia influencias mutuas entre el declive de la Iglesia y el de Europa, entre la fragilidad política de Europa y la fragilidad religiosa de la Iglesia. Es un fenómeno que contrasta con la recuperación de Santa Sofía para el culto islámico por decisión del presidente Tayyipp Erdogan en un proceso de reislamización de Turquía que ciertamente no es un fenómeno a imitar en el cristianismo.
Riccardi constata en Francia un avance del tradicionalismo católico frente al retroceso del catolicismo institucional y del cristianismo de base. En 2018 dos terceras partes de las diócesis francesas no tenían seminaristas, mientras que en la Iglesia tradicionalista de Marcel Lefebvre hubo un crecimiento hasta representar el 20% de las vocaciones sacerdotales. A esto cabe añadir que el progresismo católico, muy activo en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, ha perdido protagonismo eclesial en las décadas posteriores y ha tenido un bajo índice de transmisión a la generación posterior, hasta sufrir una pérdida casi total entre la juventud. Se habla con razón del ateísmo juvenil.
El teólogo alemán Jürgen Moltmann ya había advertido en la década de los 70 del siglo pasado sobre la crisis de relevancia del cristianismo que explicaba por la ceguera de este ante el mundo real, ceguera que tornaba a la iglesia cristiana y a la teología “cada vez más anticuadas” (p. 239), sin hacer pie en la historia, ni tener incidencia en ella y, por ello, fuera de la vida de las personas. También el teólogo y filósofo de la religión Paul Tillich se refirió por las mismas fechas a la irrelevancia del mensaje cristiano para la humanidad de hoy.
¿Significa esta crisis el final del catolicismo? No lo cree así Riccardi, que ve la realidad con perspectiva histórica crítica, pero con esperanza, ciertamente no ingenua y crédula, sino fundada. La crisis, asevera, es un estado normal para la Iglesia, cuyo destino no es triunfar, y menos aún controlar la sociedad (p. 249). Es una constante en la historia del cristianismo, desde sus orígenes. A este respecto el historiador italiano deconstruye las construcciones míticas de la “edad de oro” de la cristiandad, que suelen situarse en el pasado. La crisis constituye, más bien, una oportunidad para un renacimiento, para abrirse a un futuro creativo, alternativo a la cómoda instalación en el presente y a la estéril añoranza del pasado.
Para salir de la “cultura del declive” en que se encuentra el cristianismo, cree necesario “deshelar” las instituciones de la Iglesia, “dejar del lado la visión cupular y optar por una dimensión comunitaria”, plasmada en “un nuevo protagonismo de la mujer, no porque sea útil, sino porque construye con su ingenio, junto con los hombres, una realidad más amplia y acogedora” reconociendo “el acontecimiento espiritual” de la revolución feminista, renunciar a una Iglesia autorreferencial, fomentar la extroversión de la comunidad, salir a las periferias existenciales, hacer fermentar las iniciativas comunitarias y pasar de un cristianismo de masas a comunidades evangélicas, auténticas y extrovertidas, y entender la Iglesia como una minoría creativa, no selectiva, como la levadura en la masa de la afirmación evangélica.
Ante la disminución constante de la participación social y civil, que caracteriza hoy a la ciudadanía, y en el desierto de soledad en que se han convertido muchas periferias sin lazos de empatía, la Iglesia, con todos sus límites, puede favorecer la libertad creativa dentro del pluriverso actual, fomentar nuevos ministerios que practiquen la com-pasión con los pueblos, los colectivos humanos y las clases sociales más vulnerables, y la hospitalidad con personas migrantes, refugiadas y desplazadas. Son precisamente estas personas quienes enriquecen las comunidades cristianas, al tornarlas más plurales cultural, social y religiosamente. Es a estos colectivos y personas a quienes hay que incorporar a nuestras comunidades cristianas
Para superar el declive, Riccardi toma como referencia al papa Francisco, cuya base es el Evangelio leído en clave franciscana y cuyo centro son las personas y los colectivos empobrecidos hasta conformar la Iglesia de los pobres, provocando así una verdadera revolución en el discurso y la práctica cristianos: los pobres como lugar teológico y existencial. En el nuevo paradigma de la Iglesia de los pobres deben entrar los colectivos históricamente excluidos y asumir el protagonismo que les corresponde, entre ellos, las mujeres y los LGTBI, conformando una comunidad plural que acoge la diversidad sexual y de género.
Coincide asimismo con Francisco en que un cristianismo evangélico no pierde su identidad fomentando la cultura del diálogo como estilo de vida y método para la resolución pacífica de los conflictos y estableciendo alianzas entre mundos, tradiciones culturales, espiritualidades, religiones y sujetos diferentes, sino que la enriquece. Como afirma Raimon Panikkar, “sin diálogo el ser humano se asfixia y las religiones se anquilosan”.
Juan José Tamayo
[i] La Iglesia arde. La crisis del cristianismo hoy: entre la agonía y el resurgimiento,
Traducción de David Salas Mezquita, Arpa, Barcelona, 2022. 280 páginas
Comentarios desactivados en “Lectura para el verano”, por Gabriel Mª Otalora
| Gabriel Mª Otalora
El tiempo es un valor que nos iguala veinticuatro horas cada día durante todo el año. Da igual ser ministro que atleta o jubilada… Esto vale también para nuestro tiempo libre, en el que la lectura placentera ocupa todavía un lugar de importancia. Y eso que nuestra sociedad tremendamente frenética no ayuda a estarse quieto un buen rato con un libro entre las manos. En este contexto, el tiempo libre por excelencia lo marca el verano en el marco incomparable de las vacaciones como escenario perfecto para reposar lecturas que durante el resto del año han tenido que esperar.
La lectura nos proporciona viajar a otros espacios y otras épocas para explorar nuevas experiencias sin necesidad de invertir tiempo en desplazamientos. Hay libros que nos han hecho volar lejos, viajar a través de lugares inimaginables, escapar de nuestro mal momento con experiencias que calan hondo. Leer nos activa las endorfinas del ejercicio intelectual que tonifican nuestro interior. Ya lo dijo Joseph Adisson en el siglo XVII: la lectura es para la mente lo que el ejercicio es para el cuerpo. Es una gran verdad: con los buenos libros se pueden vivir experiencias plenas, aprender, moldear nuestros sentimientos mientras disfrutamos, con la inteligencia a pleno rendimiento como lo demuestra la ciencia:
El Museo de Historia Natural de Londres albergó una exposición sobre el cerebro humano. En una de las salas se mostraba la reproducción de un cerebro a gran escala. Y cada zona cerebral que entra en actividad según la tarea que se le encomiende, está marcada por unos focos que iluminan la zona del cerebro que activamos desde la inteligencia. En total, cincuenta y nueve zonas están señaladas en un panel con un botón para señalar cualquiera de ellas, de manera interactiva. Las conclusiones se comentan por sí solas: apretando el botón de escuchar música se activan cuarenta y dos zonas cerebrales. En cambio, ver un programa de televisión solo cinco. Pero si pulsamos la lectura de textos literarios, oh sorpresa, se encienden la totalidad de luces, o lo que es lo mismo, que el cerebro humano trabaja en su totalidad a pleno rendimiento en cuanto nos sumergimos en la lectura.
En esta primera reflexión veraniega me voy a permitir recomendar un libro de algo que andamos escasos en nuestras relaciones humanas: la escucha, a pesar de que es una herramienta básica para una sana convivencia, el enriquecimiento amistoso así como para el diálogo fecundo en la vida espiritual, con uno mismo, con el prójimo y con Dios. Los cristianos, en particular, deberíamos saber más de la escucha, que por algo es uno de los fundamentos de la oración, comenzando por la escucha para acoger la Palabra.
El libro que recomiendo es Escuchar para ser, de Franz Jalics, y presentado por Pablo d´Ors con una reflexión también muy interesante; editado por Siruela, 2022. Existen muchos libros que reflexionan sobre la escucha, pero este es especial. La apertura al otro y al Otro, la escucha desinteresada, incluso buscando que el otro se sienta acogido en la escucha, amado, pero no de forma posesiva. Aquí se nos recuerda que escuchar adecuadamente puede ser un servicio mucho más valioso que hablar teniendo muy presente -escribe Jalics- que, incluso en el campo de la fe, el anuncio no consiste tanto en “transmitir” o “convencer” cuanto en compartir… Resalta que oración y escucha forman una unidad y se sustentan la una a la otra como ayuda a una profunda transformación interior que nos lleve a relaciones humanas más auténticas.
Lo cierto es que este libro interesa desde el primer capítulo titulado “Convertirse al prójimo”. Jalics nos va llevando a través de 200 páginas por sus enseñanzas como escuchador, a caballo entre un ensayo espiritual y un cuaderno de experiencias que no defraudarán a los lectores. Y lo hace sabiamente desde la humildad y su enorme bagaje, con sencillez como lo contrario a la simpleza, corrigiendo lo que pueda entorpecer el verdadero diálogo en la escucha. Y nos advierte: aunque sepamos qué le preocupa a la persona que tenemos enfrente no descartemos que necesite ser escuchada.
Si leer activa todas las zonas del cerebro, nos hace más cultos, más reflexivos y sobre todo más humanos gracias al incesante diálogo de quien lee con el autor o ensayista de turno, qué no decir de los libros de espiritualidad como este, cuando el interlocutor predispone a un diálogo profundo y enriquecedor con uno mismo y con Dios, que nos espera también tras las páginas de un buen libro pensando en quienes necesitan de nuestra buena escucha. Y yo acabo de proponer uno.
Comentarios desactivados en El colectivo LGTBIQ+ y su lucha interminable contra un armario llamado dictadura
Primera edición (izda) y la segunda (dcha)
El escritor Fernando Olmeda reedita ‘El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco’, un ensayo sobre cómo se vivió la homosexualidad en la España franquista.
El colectivo LGTBIQ+ era con quien la Policía gozaba de hacer uso de su poder
“La igualdad legal ya la hemos conseguido, pero no la igualdad social”
María Mora
11/06/2023 06:45
Juan Soto era conocido como el “delincuente por necesidad”. No sufrió desengaños amorosos. Lo suyo era practicar sexo como método para robar a la gente. Lorena Capelli, nacida como Humberto Lacerda, falleció sometiéndose a una vaginoplastia y es una huella más en la larga lista de guerreras y guerreros que el franquismo no logró doblegar.
Alberto Alonso Blanco, también conocido como Rambal, fue asesinado en 1976 en Gijón por ser un homosexual libre. Anastasia Rampova fue una artista transgénero e icónica en València por ser un símbolo de la cultura underground y LGTBIQ+.
Estas son solo algunas de las múltiples historias que recoge la segunda edición de El látigo y la pluma. Homosexuales en la España de Franco, del periodista y escritor Fernando Olmeda, que fue publicado recientemente por la editorial Dos Bigotes.
La primera edición vio la luz en 2004 con la editorial Oberon y ahora vuelve a las librerías con el mismo objetivo: dar a conocer cómo se vivió la homosexualidad durante la dictadura de Francisco Franco, las interminables persecuciones sufridas y cómo el colectivo LGTBIQ+ consiguió no dejarse dominar.
Estas personas son conocidas por haber vivido un estrepitoso calvario durante el régimen. Época donde la homosexualidad no tenía nombre en la sociedad española.
“La igualdad legal ya la hemos conseguido, pero no la igualdad social. Efectivamente, se siguen produciendo muchísimos episodios de discriminación, homofobia, transfobia“, señala Fernando Olmeda a Público.
“No solamente son los discursos de odio los que han calado en buena parte de la sociedad, sino que llegan al extremo del asesinato, como el de Samuel Luiz en A Coruña o la paliza de hace unos días a dos mujeres lesbianas en el Parque Warner. Y así todos los días, en determinados discursos de determinados medios o partidos se está intentando que cale el mensaje discriminatorio que al final nos retrotrae a aquella España en blanco y negro”, agrega.
Juan Soto es el ejemplo de sobrevivir y cuidar de uno mismo, cueste lo que cueste. Se le conocía no solo por ser homosexual, sino también por ser un “delincuente por necesidad”, según describe Olmeda en el libro. Desde bien joven aprendió a delinquir para sobrevivir y en muchas ocasiones a utilizar el sexo como herramienta de trueque.
Pasó gran parte de su vida robando, manteniendo relaciones sexuales a cambio de favores, arrastrando detenciones por todos los antecedentes que reúne, fugas de cárceles y clínicas -una de ellas eludida gracias a una estratagema en la que simuló tener un problema mental-, una paliza que casi le cuesta la vida, etc.
Entre una de sus más recordadas andadas, Soto solía practicar ciertas técnicas fuera y dentro de las cárceles, como ‘el plante‘ o ‘timo de la pasma ful’. Esta última, por ejemplo, consistía en “enseñar el pene como cebo para atraer a la víctima”, según explica Olmeda, en el parque de la Ciudadela o en los urinarios de las plazas de la Universidad de Catalunya.
En sus últimas hazañas, en la Central de Observación de Carabanchel, le preguntaron por un tatuaje característico que decía ‘Katyman‘, a lo que Soto respondió que significaba los dos géneros, masculino y femenino.
La reeducación
La Policía armada en aquella época estaba acostumbrada a difundir el terror y el miedo entre quienes eran detenidos para sacarles información, especialmente a los homosexuales.
El colectivo LGTBIQ+ era con quien la Policía gozaba de hacer uso de su poder para realizar todo tipo de torturas y humillaciones con el objetivo de obtener información o simplemente para castigarles por su orientación sexual.
En El látigo y la pluma se nombra un término interesante: la reeducación. Según el autor, “en la reforma de la Ley de Vagos y Maleantes del año 1954, la ejecución de actos de ayuntamiento carnal queda amparado en el delito de escándalo público, por lo que los homosexuales merecían la reinserción”.
Por ello, algunas normas estaban relacionadas con medidas de internamiento en un centro específico y el destierro, es decir, una vez que cumplías el periodo de encierro no podías volver al lugar de residencia, trabajo, etc.
No obstante, en lo que respecta a reeducación de la homosexualidad, Olmeda explica a este periódico que cuando una persona homosexual entraba en un centro penitenciario “había un grupo de psicólogos forenses, donde la legislación obliga a educarles de nuevo”.
“Sin embargo, no había reeducación posible porque, en primer lugar, no había personal especializado, psicólogos, psiquiatras forenses especializados; pero en el caso de las cárceles específicas”, -una en Huelva y la otra en Badajoz, ambas específicamente para homosexuales-, “obligaban a los presos a coser y fabricar balones, cajas de pescado, sogas, etc.”.
Memoria de Lorena Capelli
Además de la homosexualidad, las personas transexuales también fueron perseguidas bajo las órdenes de Franco. La medicina tuvo un amplio papel durante esta época donde los sanitarios se aprovecharon “de la ansiedad, y del bolsillo, de los angustiados pacientes que aspiraban a una reasignación de sexo”, señala el autor en el texto.
La sociedad actual no es consciente realmente de la vida que tuvieron todas aquellas personas del colectivo LGTBI+ durante el régimen
A lo que se sumaron también, por otro lado, los farmacéuticos para lucrarse del sufrimiento de estas personas. Incluso hubo momentos en los que el uso de hormonas provocó desequilibrios emocionales en los pacientes hasta producirles pensamientos suicidas.
En 1945 nació Humberto Lacerda en una familia que esperaba la llegada de una niña y no la de un niño, y cuyo padre le sometía a múltiples humillaciones, burlas y palizas porque notaba algo ‘raro‘ en su comportamiento.
Lacerda recordaba su pubertad como uno de los peores momentos de su vida, despreciaba la homosexualidad ligada al comercio del sexo, pero lo que más anhelaba era convertirse en mujer. Él se sentía mujer, era su deseo más fuerte, por lo que comenzó a hormonarse justo después de fugarse de casa, cansado por las inaguantables palizas que le daba su padre.
En 1971 cumplió su sueño de convertirse en mujer y pasó a llamarse Lorena Capelli. No obstante, la intervención no salió como debería y tuvo que volver a operarse porque la vagina era excesivamente estrecha y le producía fuertes dolores. Sin embargo, pierde la vida en esta segunda intervención debido a un shock posoperatorio, tratando su cuerpo, además, como un objeto más al enviarlo a Río de Janeiro.
Olmeda revela entre las páginas del libro que a Capelli “no le gustaba la sociedad en la que vivía, que juzgaba y condenaba a quien se atrevía a ser diferente, apartándole como si se tratara de un enfermo contagioso”. Lorena Capelli es recordada por quien fue y por lo que vivió.
La periodista Valeria Vegas, quien estuvo presente en la presentación de El látigo y la pluma, señala que la sociedad actual no es consciente realmente de la vida que tuvieron todas aquellas personas del colectivo LGTBI+ durante el régimen: “Si la gente hubiera nacido en 1930, su vida habría sido muy distinta”.
Como estas historias hay muchísimas más, como la de Alberto Alonso Blanco, más comúnmente conocido como Rambal, y quien fue asesinado en Gijón en 1976 por vivir su homosexualidad con libertad. La artista de cabaret Anastasia Rampova, un símbolo transgénero y considerada un personaje mítico en València, falleció en 2021 y su historia perdurará mientras estén los que la quieren recordar.
Por otro lado, Jordi Petit, escritor y activista del movimiento LGTBIQ+, estuvo presente como representante de los homosexuales damnificados en el homenaje de octubre de 2022 que celebró el Estado para reconocer a todas las víctimas del franquismo.
Comentarios desactivados en “Iván Illich, el profeta de una Iglesia sin poder”, por Juan José Tamayo Acosta, teólogo.
Sus ideas y actividades generaron un profundo conflicto con la Santa Sede y México
Los textos de Iván Illich generaron una lúcida e intensa polémica ideológicamente muy enriquecedora. Polémica que se aprecia también en los escritos de 1955 a 1985 reunidos en el libro La Iglesia sin poder (Trotta, Madrid, 2022), que cuenta con un clarividente prólogo de Giorgio Agamben, quien califica a Illich de “arquitecto de la convivialidad” y sitúa el libro en el horizonte del Reino en la dialéctica entre el “ya sí” y el “todavía no”
Desde mi juventud vengo leyendo con verdadera fruición y en plena sintonía a Ivan Illich (1926-2002), un pensador radical y uno de los intelectuales críticos más brillantes y creativos de la segunda mitad del siglo XX. Para quienes no hayan seguido el itinerario intelectual de Ivan Illich, recuerdo algunas de las actividades y facetas de su personalidad a cuál más interesantes y provocativas.
Nació en Viena en el seno de una familia de orígenes judíos y católicos. Estudió filosofía y teología en la Universidad Gregoriana de Roma entre 1942 y 1946. Tras su ordenación sacerdotal trabajó en una parroquia de Nueva York. En 1956 fungió como vicerrector de la Universidad Católica de Ponce en Puerto Rico.
En 1961 creó en Cuernavaca (México) el Centro de Investigaciones Culturales (CIC) y cinco años después el Centro Internacional de Documentación (CIDOC), espacio de reflexión y crítica de referencia a nivel internacional. En él participaron figuras relevantes como Erich Fromm, Paulo Freire, Peter Berger, Susan Sontag, André Gorz, Everett Reimer, autor de La escuela ha muerto. Alternativas en materia de educación escolar. A partir de 1980 ejerció como profesor invitado de filosofía y ciencia, tecnología y sociedad en la Universidad Estatal de Pensilvania e impartió seminarios en la Universidad de Bremen (Alemania). Sus ideas y actividades generaron un profundo conflicto con la Santa Sede y el gobierno de México.
Illich se mostró crítico con la ineficacia de la educación escolar institucionalizada que, a su juicio, conduce derechamente al consumismo, y defendió una sociedad desescolarizada con una educación autodirigida y un aprendizaje en libertad, como demuestra en su libro La sociedad desescolarizada (1971).
La convivencialidad
Illich es autor de otra obra fundamental, La convivencialidad (1973; Editorial Virus, 1978), donde analiza las estructuras de dominación presentes en nuestro mundo, siendo una de las más importantes el capitalismo, que coloniza cada vez más espacios y extiende sus tentáculos a todas las instituciones: escuela, medicina, hospitales, transportes, construcción de viviendas, alimentación, etc. Una de sus ideas más originales en este libro es la idea de que estamos instalados en un “fascismo tecnoburocrático”, que mantiene el control sobre toda la población.
Como alternativa propone un sistema político basado en la convivencialidad, que se caracteriza por la producción de bienes y servicios para los seres humanos y por la crítica de la idea de crecimiento y la defensa de una sociedad austera y libre.
Agamben califica a Illich de “arquitecto de la convivialidad” y sitúa el libro en el horizonte del Reino en la dialéctica entre el “ya sí” y el “todavía no”
Los textos de Iván Illich generaron una lúcida e intensa polémica ideológicamente muy enriquecedora. Polémica que se aprecia también en los escritos de 1955 a 1985 reunidos en el libro La Iglesia sin poder (edición de Valentina Borremans y Sajay Samuel, Trotta, Madrid, 2022), que cuenta con un clarividente prólogo de Giorgio Agamben, quien califica a Illich de “arquitecto de la convivialidad” y sitúa el libro en el horizonte del Reino en la dialéctica entre el “ya sí” y el “todavía no”.
Los textos abordan temas plurales de carácter preferentemente religioso, como, la parroquia estadounidense, el significado de la virginidad, la pobreza de espíritu y el carácter misionero, el sentido de la muerte en el cristianismo, la experiencia religiosa y la experiencia estética, y, quizá el más relevante, “El clérigo evanescente”, por el que el Vaticano le impuso cuatro años de silencio.
Son textos analizados desde una profunda cultura teológica, con sentido crítico y de denuncia de la institución eclesiástica romana, con una fuerte carga política y social liberadora y teniendo como guía “la pobreza, el desvalimiento y la no violencia elegidos por uno mismo”, que “está en el corazón del mensaje cristiano” (p. 217). Para Illich, el mensaje cristiano es “la política más racional en un mundo cada vez más consagrado a ensanchar el hueco entre ricos y pobres” (p. 217).
En el más emblemático y crítico de los artículos sobre “El clérigo evanescente”, de 1967, define a la Iglesia romana como “la burocracia no gubernamental más grande del mundo”, que “emplea a un millón ochocientos mil trabajadores a tiempo completo: sacerdotes, religiosos, religiosas, y laicos” y cuyo funcionamiento está “al nivel de General Motors y el Chase Manhattan” (p. 147). A su vez, considera “altamente irresponsable continuar preparando hombres para una profesión [el clero] que se extingue” (p. 167). Crítica que el ministerio sacerdotal esté asociado al poder y al privilegio clericales.
Crítico con la idolatría del progreso
Se muestra crítico también de la idolatría del progreso, de la escalada contaminante de la producción, de una tecnocracia desatada y de la pseudoteología de la educación como preparación para una vida de consumo frustrante, y propone como alternativa “un consenso antitecnócrata”, que debe traducirse en una pobreza voluntaria como la predicada por Jesús de Nazaret (p. 217-218).
Reconoce la importante y crucial responsabilidad del entonces llamado Tercer Mundo en la liberación del progreso, del desarrollo y de la eficacia, ya que sus ciudadanos todavía no son adictos y dependientes del consumo. En las sociedades de hoy, recuerda, “los discípulos están llamados a predicar el Evangelio a los pobres mostrándoles que incluso a los no escolarizados se les puede educar” (205).
En el último artículo de los seleccionados, dedicado al recuerdo del padre Robert J. Fox, se refiere a “su capacidad de res-pectar [con el significado de “mirar una y otra vez”] la basura, el despojo, el desecho” (242). En las páginas finales escritas por Fox se insiste “en el derecho a pertenecer al inasequible Dios a pesar de las pretensiones de la Iglesia sobre el clero, en el derecho a ver a Dios encarnado en la escoria a pesar de las pulcras y límpidas imágenes de nuestros legítimos vecinos que la Iglesia difunde y en el derecho a oír el nombre de Dios revelado por boca de aquellos que nos apabullan con amor” (243).
Otro Dios es posible
¡Dios inasequible, encarnado en la escoria, en la basura! Illich lo deja claro: Otro Dios es posible ¡Y necesario! También tiene clara la imagen del ser humano, no como solidario, solipsista, sino como “persona con los otros”. El final está en plena sintonía con la teología de la liberación y las comunidades de base, de quienes siempre estuvo cerca Illich, con la antropología comunitaria de Martin Buber y con el principio de la filosofía Ubuntu: “yo solo soy si tú también eres”.
Solo un Dios encarnado en los basureros de la historia puede contribuir a liberar a los pueblos oprimidos y a las personas empobrecidas enfangados en la basura generada por la gente satisfecha. Solo una Iglesia sin poder puede ayudar a liberar a quienes el poder niega su dignidad y su derecho a vivir. Solo un cristianismo en defensa de la vida de quienes la tienen más amenazada puede luchar contra la necropolítica. De lo contrario, Dios, la Iglesia y el cristianismo seguirán legitimando los diferentes sistemas de dominación: capitalismo, patriarcado, colonialismo, racismo, xenofobia, supremacismo, imperialismo, fundamentalismos, dictaduras, aporofobia, depredación de la naturaleza, etc. y generando mayor sufrimiento a las mayorías populares y a los condenados de la tierra por mor de esos sistemas.
Comentarios desactivados en ¿La disidencia sexual ya fue?
Mariano López Seoane, académico y escritor.. Imagen: Sebastián Freire
Mariano López Seoane habla de su último libro
¿Cuál es el significado actual de “queer”, palabra que tantas veces usamos sin comprender del todo? ¿Pertenecer al colectivo lgbti te vuelve automáticamente disidente? ¿Qué quiere decir “disidencia sexual” en nuestro presente? ¿Qué es lo disidente en la disidencia? Esas y muchas más son las preguntas que circulan por el libro Donde está el peligro. Estéticas de la disidencia sexual de Mariano López Seoane. Con “fiebre de archivo” y escrito en un registro “no sólo para expertos”, traza una genealógia, posible e incómoda, de cruces entre la acción política y la imaginación estética, entre el norte global y Sudamérica, de los 60 a la actualidad.
Por Silvio Lang
¿Qué queremos decir cuando decimos disidencia sexual en nuestro presente? ¿Qué sería lo disidente en la disidencia? ¿Y si la disidencia sexual es algo que ya fue? ¿Qué fue la disidencia sexual? ¿Cómo sería una disidencia sexual aquí y ahora? Son algunas de las hipótesis echadas a rodar como “ficción de laboratorio” en el libro Donde está el peligro. Estéticas de la disidencia sexual de Mariano López Seoane, recientemente publicado por Beatriz Viterbo Editora.
Un libro que hace un apasionante viaje por los derroteros de lo queer en la cultura norteamericana como también a través de la radicalización de las disidencias sexuales en Argentina, haciendo paradas en las distancias reapropiaciones deformantes, resistencias y tráficos fructíferos entre el norte global y Sudamérica. Un libro “no sólo para expertos”, auguró Cecilia Palmeiro, en la presentación que organizó la editorial, hace dos semanas, en la Feria del Libro.
Con una “fiebre de archivo”, como carecterizó, en ese evento, Gabriel Giorgi -“arcángel y guardian de la crítica”, según la dedicatoria en el libro-, el trabajo metodológico del autor indaga la cópula entre acción política e imaginación estética, en intervenciones artísticas y culturales disidentes.
Lengua de loca
Mariano López Seoane, -a.k.a “Marianella”, rebautizado así por su maestro Daniel Link- es profesor e investigador de la Universidad de Tres de Febrero, donde dirige la Maestria en Estudios y Políticas de Género. Allí, imparte hace tres años el curso “Estéticas de la disidencia sexual”, que lo condujo al proyecto del libro. Si bien cada capítulo del libro es el bosquejo desplegado de esas clases escritas en una generosa lengua de “maestra”, al mismo tiempo, desata una “lengua de loca”, -como les gusta categorizar a la maestra Marianella” con su amiga de batallas La Palmeiro-, que conmueve, polemiza y divierte.
Cual “Marica Terminator”, -según la tipología gay que hace Paul Preciado, en Testo Yonki; o bien, “Musculoca”, en la jerga criolla- Mariano se afirma, en su libro, como curador de una “galería de caprichos”, desde el análisis de las culturas gay en Occidente. Los colectivos de las disidencias sexuales, genéricas y afectivas desde los años 60’; el panorama de la institucionalización y burocratización de la teoría queer en la academia; la contracultura del sexo, las drogas y el rock and roll; una relectura de la persistencia del estilo camp; una breve historia de la disidencia sexual en el cine; las potencialidades ambivalentes de la cultura del ballroom y la práctica drag; la recuperación del GAG (Grupo de Acción Gay) y de su figura incandescente de Jorge Gumier Maier, de la mano de los estudios de Nicolás Cuello y Francisco Lemus, le permiten, al autor, arriesgarse a contradecir cierto tono de moral punitivista y seguritista de nuestro presente. Un “tonito” que performatea todos los ámbitos sociales y que al parecer la disidencia sexual, también, ha quedado atenazada en las garras de esa organización del miedo y de la ansiedad. SOY, habló con el autor, quien reza con el poeta Friedrich Hölderlin: “Allí donde está el peligro/Crece también lo que nos salva”.
Marcás como un grado cero de la disidencia sexual, tal como la entendemos y la nombramos hasta el día de hoy, los finales de los 80’, con la crisis del SIDA. ¿Cómo juega ese contexto en el libro?
– En el primer capítulo aparece ACT UP (AIDS Coalition To Unleash Power) y en el último el GAG, pero son cosas que sucedían a la vez. ACT UP, creo que marca el modo en que entendemos la disidencia hoy. Produce una resignificación de la palabra queer, que seguimos usando, a veces, sin saber qué significa. Hago un rastreo para entender por qué aparece ese término ahí, con qué tiene que ver, qué historia trae, y remarcar dos aristas básicas que a veces se olvidan: 1) es un término especialmente pensado como no identitario, o sea, post-identitario; 2) quiere ser un término que habla de una coalición, no de una identidad de género u orientación sexual específicos. En una reunión de ACT UP podían coincidir y luchar juntxs una multitud vario pinta: trans, gays, inmigrantes de Haití HIV positivxs, madres solteras, etc. Queer quería venir a mencionar como una persona se podía incluir ahí sin definir con quién cogía o cuál era su género. Lo queer retoma la tradición de los 70’ de frente popular. Otro elemento es que es una palabra que arrastra una carga negativísima, como puede ser acá, puto, marica, degenerado… Y que, conscientemente, se reapropia para que sea una palabra incómoda. Queer quería ser una palabra ríspida. Uno de los documentos fundacionales asociados con ese término es el manifiesto “I hate straights”: “Odio a los héteros”. Hay una voluntad de ir al choque. Pareciera una contradicción con el otro término, pero no. Cómo a la coalición post-identitaria se pueden sumar más personas y, a la vez, ir en contra de lo que académicamente llamaríamos la heteronormatividad. Me parece que condensa mucho de lo que nos interesa a las personas que yo creo que todavía hoy siguen pensando en la disidencia sexual.
¿Y cómo irrumpe el GAG en Buenos Aires?
– El GAG es un poquito anterior acá. Eso es notable.
Sí, principios de los 80’.
– El volante ese que traigo en el libro, es increíble, ¿vos lo conocés?
El de la convocatoria a la “Marcha por el Día de la Liberación Gay”, en Parque Lezama.
– La lista de convocatoria es impresionante. Dice: “A más de media humanidad”: tullidos, sifilíticos, albinos, etc. Podría llamar a engaño porque se llaman Grupo de Acción Gay, pero “gay” en el 84’ no es lo “gay” de ahora. Era una palabra en disputa, aún. En el GAG, al igual que en ACT UP, había una voluntad de sensualizar la política. Los dibujos de Marcelo Pombo en la revista Sodoma que hacían, la lengua erótica de Néstor Perlongher en sus artículos, las fiestas que organizaban eran muy importante en el activismo del colectivo.
Reivindicás la figura de Jorge Gumier Maier al final del libro.
– Gumier Maier fue un militante tradicional de la izquierda argentina, fue activista y fundador del GAG, creando una nueva forma de hacer política. En los 80’ está a full en la calle y en los 90’ parece replegarse. Como curador en el (Centro Cultural) Rojas, toma una distancia marcada con el activismo, aunque con una disciplina impresionante en relación con lo que le interesó mostrar ahí. En su texto “El Tao del Arte”, intenta sacar al arte de esas capturas que suelen hacer la curaduría y el activismo. Pero en los 80’ estaba en otro lugar, pensando, al igual que ACT UP, en modos de cópula entre arte y política.
A lo largo del libro desarrollás la idea de que la articulación que la disidencia sexual hace de la acción política e imaginación estética transforma la función del arte y también los modos de intervenir políticamente. ¿Cuáles serían esas afectaciones y mutaciones?
– Es muy notable cómo en los 80’ todas las protestas callejeras estaban teniendo una dimensión estética. Cómo transformar ese espacio en un espacio también festivo. Lo que significa una dimensión de lo sensorial. Protestar, intervenir un edificio, también es del orden de la experiencia estética, te mueve a otros niveles. Varios colectivos de artistas, que estudio en el libro, estaban muy ligados al activismo.
Había, además, un tráfico de locas, textos e ideas, entre Buenos Aires y Nueva York, ya a principios de los 70’, que mencionás en el libro.
-Tal cual, el artista argentino Juan Carlos Vidal que, además de fundar con Néstor Latrónico la agrupación Third World Gay Revolution (Revolución Gay del Tercer Mundo), diseñó el afiche de la primera marcha del orgullo de Nueva York e hizo varias tapas e ilustraciones de la revista Somos del FLH (Frente de Liberación Homosexual) de Argentina, que ambos pasaron a integrar.
Es sorprendente que Revolución Gay del Tercer Mundo era muy interseccional para ese momento: reunía a latinxs, negrxs y locas argentinas…
– Era un grupo muy chico, pero efectivamente bastante variado, y que además tenía contactos con la militancia guerrillera de Los Young Lords y Panteras Negras. Influenciaron para que el líder de los Panteras Negras, en 1970, hiciera un discurso reconociendo las luchas feministas y gay.
Un activismo de “una política que conmueve”, como citás, en un pasaje, a la ex activista de ACT UP Deborah Gould.
– Sí, ella escribe un libro sobre ACT UP que se llama Moving Politics, que se puede traducir por “mover la política”, pero también puede ser “una política que conmueve”. Una política que busca afectar. ¿Cómo afectar, primero a lxs activistas para que tengan fuerza para seguir haciendo lo que están haciendo?
Pienso en la “Marcha de los Barbijos”, a finales de los 90’, que organizábamos desde la Red de Personas Viviendo con VIH-SIDA, frente al Ministerio de Salud y, también, recientemente en el activismo lesbiano, transmasculino y no-binario en torno a la liberación de Higui como momentos de conmoción política del activismo de la disidencia sexual local.
– Tal cual, qué del activimo puede afirmar la vida en un contexto.
En sus comienzos la estrategia queer fue una “estrategia callejera”, sostenés en el libro, luego se va institucionalizando, burocratizando y mercantilizando.
– Es lo que pasa en la academia de Estados Unidos y es dramático. En el momento en que se crea lo queer como campo académico, el divorcio de la calle es inmediato. Se nos forma una cosa súper teórica, filosófica, de cruce de lecturas pero la relación con la calle se pierde.
Sin embargo, en Sudamérica hay contingentes distancias, trabas de circulación, resistencias, institucionalizaciones e itinerarios propios, apropiaciones deformantes, a los procesos del norte global como describís, por ejemplo, cuando hablás del CUD (Colectivo Universitario de la Disidencia Sexual) en Chile; o pienso en la performatividad antiacadémica de la artista y activista chilena Hija de Perra.
– La fortuna que tenemos en el Sur, entre todas las desgracias que tenemos, es que esa distancia alienta traducciones bastardas constantemente. Y pasan cosas maravillosas. Me acuerdo que estudiaba Letras en Puan y estaba en la materia “Teoría y Análisis Literario”. Mi profesora de trabajos prácticos era Silvia Delfino. Alguien realmente increíble. Esos personajes que no fueron tan visibles, pero que han impactado en mucha gente. Un día, después de la clase, dice: –“¿Bueno, y ahora quién quiere venir al práctico?”. Ya eran como las once de la noche. Y yo pregunto: “¿Qué es? Y ella dice: “Vamos a ir a Constitución, a hablar con las compañeras travestis”. Yo era un puto de Palermo, tenía 18 años y nunca habia visto una travesti, no tenía ni idea qué era ese mundo. Fuimos dos más y yo. Silvia integraba una especie de brigada nocturna con Lohana Berkins y Flavio Rapisardi. Daban apoyo e información clave a las trabajadoras sexuales en la calle para defenderse de la policía. Delfino, con Rapisardi y Lohana, habían creado en el año 98, en el Rojas, un Área de Estudios Queer. Era una cosa supuestamente de la universidad, pero en realidad, además de las lecturas y publicaciones que hacían, eran estas brigadas queer, con distintas acciones en la calle.
Hablás de una “disidencia sexual situada” en el libro, ¿cómo sería?
– La disidencia sexual se presta mucho a algo que para mí es errado, que es que habría ciertas identidades que automáticamente son disidentes. Tenemos miles de ejemplos que no son el caso, no hay nada en la identidad que te asegure disidencia. Entonces, la idea de situada tiene que ver con entender la localización cultural y geográfica, pero, principalmente, el alcance de lo que está irritando un cierto contexto sociopolítico y cultural, cómo puede limitarlo o, también, potenciarlo. Es decir, ¿dónde y cuándo puede intervenir?
Siguendo el proyecto metodológico de José E. Muñoz en Utopía Queer, que retomás en tu libro, ¿no pensás que el proyecto de subversión sexual y social del FLH, que según la historización que hace Perlonger fracasó porque no pudo engancharse con su propia comunidad homosexual ni con la izquierda peronista, es un rastro utópico que puede reactivar en el presente?
– Totalmente, ya lo fue, y está claro que la lectura de Perlonger fue un poco precipitada. Pienso en cuáles son nuestros linajes. Perlonger, por supuesto, la CHA (Comunidad Homosexual Argentina), (Carlos) Jáuregui, pero también la Coca Sarli, (Sergio) De Loof…Producciones estéticas y formas de vida que han creado espacios de educación afectiva. Entonces, hay que hacer ese trabajo de ver cuáles son esos rastros que no están sólo en los espacios políticos obvios. Producir política en sentido disidente no es sólo ser funcionario, legislador o activista. Hay múltiples formas mucho más divertidas de intervenir y transformar.
Fiesta de presentación de Donde está el peligro. Estéticas de la disidencia sexual de Mariano López Seoane y Mareadas en la marea. Diario íntimo y alocado de una revolución feminista, de Fernanda Laguna y Cecilia Palmeiro. Viernes 19, desde las 19hs. En Las Deudas (Virrey Liniers y Agrelo, esq. Rosa, CABA)
Comentarios desactivados en Presentación del libro “Homosexualidad, las razones de Dios” – MADO’23 Web Oficial del Orgullo
Para quienes viváis o estéis de paso por Madrid, os recomendamos vivamente que acudáis a escuchar al autor de este libro que en Cristianos Gays hemos ido presentando con resúmenes del mismo autor. Agradecemos vivamente a COGAM que de un espacio a la espiritualidad durante el Mes del Orgullo.
Miguel en su libro nos desgrana cómo posicionarnos ante el rechazo y la discriminación que han sufrido y sufren las personas homosexuales.
A lo largo de estas páginas propone un cambio real en las esferas políticas, culturales, sociales, familiares y religiosas, para que todos nos aceptemos unos a otros como seres humanos, sin importar la identidad sexual.
Como afirma el autor, «antes que ninguna otra identidad (incluida la sexual) debería prevalecer la de hijos de Dios, la que nos iguala y nos hace hermanos
Comentarios desactivados en La fascinante historia del descubrimiento de los Manuscritos del Mar Muerto
Me Del blog de Antonio Piñero:
Jaime Vázquez Allegue publica un libro de primera clase que se lee con pasión
“Confieso que me he sentido ‘enganchado’ desde el primer momento leyendo este libro, bastante “gordito”, de mi admirado amigo Jaime Vázquez Allegue”
“El lector encotrará un relato, apasionante y muy bien escrito, de la historia del descubrimiento y de su importancia tremenda para la comprensión del judaísmo antiguo, de Jesús de Nazaret y de sus seguidores más inmediatos”
“Me ha parecido muy interesante también por la importancia que concede –a la hora de describir el descubrimiento– a la conexión que tuvo tal hallazgo con el interés de los sionistas, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, por ofrecer más fundamentos sólidos a la declaración política de la fundación del estado de Israel”
“Vázquez Allegue tomó la decisión de escribir esta historia no como una novela; tampoco como un ensayo erudito, a veces fatigoso por la abundancia de datos, sino como una narración literaria. El lector no se aburrirá en ningún momento y aprenderá muchísimo”
| Antonio Piñero
Confieso que me he sentido “enganchado” desde el primer momento leyendo este libro, bastante “gordito”, de mi admirado amigo Jaime Vázquez Allegue. No cabe duda de que, como se ha repetido mil veces, el descubrimiento de estos textos ha sido auténticamente la noticia bomba sobre los hallazgos de textos antiguos en mucho tiempo. Desde luego en los siglos XX y XXI. Y como dice el autor, el relato de su descubrimiento es pertinente porque no se le había ocurrido todavía a nadie escribir de un modo amplio y atractivo los rocambolesca historia de tan fabuloso hallazgo.
No me cabe duda ninguna de que su autor estaba plenamente capacitados para emprender la escritura esta historia, ya que desde su tesis doctoral sobre «La Regla de la Comunidad de Qumrán» en 1999, se ha dedicado en casi cuerpo y alma al estudio de estos textos, así como a otros campos afines, como la escritura de una “Guía de la Biblia” y de un “Diccionario de hebreo bíblico”.
Recuerdo todavía una anécdota, que me contó el propietario y director de la Editorial Trotta, Alejandro Sierra, cuando publicó en 1992 los “Textos de Qumrán”, estupendamente editados y traducidos por Florentino García Martínez. En esos años la conmoción por el contenido de los manuscritos había sido enorme, ya que muchísima gente creía a pies juntillas que en tales escritos se hallaba por fin la historia oculta del cristianismo primitivo, y las pruebas “irrefutables” de que la figura de Jesús no era más que una mera copia (nada de verdad) de la imagen del Maestro Justo, probablemente el fundador de la secta de los qumranitas / esenios.
Pesaban mucho en aquel entonces estas ideas propagadas en especial por dos de los primeros investigadores de los manuscritos, John Allegro, Albert Dupont-Sommer, defendiendo este punto de vista, libros a los que se añadieron otros volúmenes sensacionalistas de Robert Eisenmann y Barbara Thiering sobre el contenido de los Manuscritos y la presunta historia secreta del cristianismo. ¡Que tiemble el Vaticano!
El interés fue tan grande, que tras varias ediciones de los textos y agotados de momento los ejemplares, un individuo llamó a la editorial Trotta y resultó que cogió el teléfono el mismísimo director. El desconocido al otro lado de la línea le dijo con cierta ansiedad que no encontraba ningún ejemplar de la versión de García Martínez. Y luego le preguntó: ¿Y cuándo van a sacar usted una nueva edición de los Manuscritos de King Kong?”.
A la confusión general sobre el impacto de los textos se añadió sin duda la publicación por Martínez Roca (una rama de Planeta), Barcelona, en 1992 una traducción de la obra de dos periodistas, que deseaban llenarse los bolsillos con historias sensacionales, M. Baigent y R. Leigh, con el título: El escándalo de los rollos del Mar Muerto.
Pues bien, no hay nada de eso, ni truculencias ni nada por el estilo, sino el relato, apasionante y muy bien escrito, de la historia del descubrimiento y de su importancia tremenda para la comprensión del judaísmo antiguo, de Jesús de Nazaret y de sus seguidores más inmediatos. Pasada la efervescencia de esos primero años, algún lector de hoy puede, a pesar de todo, preguntarse por qué son tan importantes esos manuscritos y cómo un autor, técnico sin duda, pero a la vez muy buen periodista y escritor, se le ha ocurrido publicar hace tan poco una narración estupenda del hallazgo de esos manuscritos y de sus consecuencias.
Respondo por mi parte: esos textos hallados en Qumrán y sus alrededores son muy importantes en primer lugar porque han llegado a nuestras manos directamente, sin intermediación de diversos copistas, que hubieran podido alterarlos con el correr de los siglos. Transmisión directo; hecho rarísimo en el mundo de las obras antiguas.
En segundo, porque las copias de casi todos los libros del Antiguo Testamento, que se han encontrado entre esos textos descubiertos en 1947, son varios siglos anteriores a los manuscritos conocidos en los que se han basado hasta el momento las modernas ediciones de la primera parte del libro sagrado cristiano, la Biblia Hebrea.
Así, por ejemplo, el Antiguo Testamento actual se edita tomando como base el manuscrito B 19 de Leningrado del siglo XI. Y a mí no me cabe duda de la nueva edición de la Biblia hebrea que se está preparando cambiará mucho el texto gracias al texto bíblico que ofrecen esos manuscritos, que proceden del siglo II a. C. !!! El trabajo está en marcha y la nueva Biblia hebrea tendrá variantes considerables gracias a los datos de los textos qumranitas
En tercer lugar, porque los manuscritos del Mar Muerto son un testimonio, también de primera mano, de las ideas religiosas del mundo del judaísmo anterior a nuestra era, justamente en un período crucial para la historia de los siglos inmediatamente anteriores al nacimiento de Jesús, o de ese mismo siglo.
Y en cuarto, porque los manuscritos del Mar Muerto nos enseñan mucho, aunque indirectamente, sobre el mundo del Nuevo Testamento y su entorno natal: sus preocupaciones, sus ideas religiosas, su manera de expresarlas. El Nuevo Testamento es un libro totalmente judío, por lo que otros testimonios de un tiempo inmediatamente anterior es precioso por lo que puede informar del ámbito en el que se gestó el corpus cristiano de libros sagrados.
El estudio de esos pergaminos (algunos textos, pocos se han conservado también en papiros e incuso en lengua griega) nos ayudan a responder a los múltiples interrogantes a los que hacía mención unas líneas más arriba y que todavía están sobre el tapete para algunos: ¿es parecido el movimiento cristiano al de los esenios de Qumrán? (suponiendo, como se mantiene comúnmente que los esenios son los autores o recopiladores de esos manuscritos). ¿Ha influido éste último mucho o poco sobre las concepciones del cristianismo? ¿Fue Jesús un esenio? ¿Lo fue su maestro Juan Bautista? O bien, la teología cristiana ¿es una mera copia de la de Qumrán? ¿Se inspiró realmente la vida de Jesús, y el modo de contarla de los evangelistas, en el Maestro Justo de Qumrán?
“¿Es parecido el movimiento cristiano al de los esenios de Qumrán? ¿Ha influido éste último mucho o poco sobre las concepciones del cristianismo? ¿Fue Jesús un esenio? ¿Lo fue su maestro Juan Bautista? O bien, la teología cristiana ¿es una mera copia de la de Qumrán? ¿Se inspiró realmente la vida de Jesús, y el modo de contarla de los evangelistas, en el Maestro Justo de Qumrán?”
Entre otras razones me ha parecido muy interesante el libro de Vázquez Allegue por la importancia que concede –a la hora de describir el descubrimiento– a la conexión que tuvo tal hallazgo con el interés de los sionistas, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, por ofrecer más fundamentos sólidos a la declaración política de la fundación del estado de Israel en mayo de 1948. Es fascinante la conexión y la importancia que le otorgaron los fundadores del moderno estado hebreo a esos textos de hacía más de dos mis años para garantizar cómo es un hecho histórico, aparte de lo que dice la Biblia hebrea, que la posesión de la tierra de Israel por los judíos y sus sucesores en aquellos momentos era totalmente legítima. El libro relata los diversos intentos por adquirir esos manuscritos y conservarlos en Israel ad memoriam, sobre todo tras el Holocausto y la disputa con los palestinos sobre los derechos a la tierra.
Vázquez Allegue tomó la decisión de escribir esta historia no como una novela; tampoco como un ensayo erudito, a veces fatigoso por la abundancia de datos, sino como una narración literaria, ciertamente y con todas sus consecuencias, pero que sigue paso a paso los resultados de una cuidadosa investigación de años sobre lo ocurrido. El producto, este libro, es de primera clase y se lee, como indiqué al principio, con pasión e interés notables.
Un ejemplo de este afán “narrativo literario” es la introducción de numerosos diálogos dentro del material puramente descriptivo del relato, diálogos que no son de ningún modo un invento del autor sino la plasmación dialógica de las relaciones entre los actantes de la narración. Rápidamente se me ocurrió la comparación con los discursos que pone Tucídides en boca de sus personajes en su «Historia de la Guerra del Peloponeso». Este preclaro autor confiesa que es posible que no reproduzca al pie de la letra los dichos, o discursos, de los personajes de su historia, pero asegura que el contenido no traiciona en modo alguno la realidad de lo que se dijo y ocurrió.
Repito, pues, que este relato está muy bien escrito y que es un gran gusto leerlo. El lector no se aburrirá en ningún momento y aprenderá muchísimo no solo de los textos de Qumrán, sino también de la historia del Israel de los años posteriores a su descubrimiento. Enhorabuena, pues, al autor y a la Editorial.
Juan Carlos Cortázar vivió en Argentina pero sin ningún parentesco con nuestro prócer literario, se hizo escritor en Buenos Aires (se dedicaba a la gestión pública) y esperó a jubilarse para meterse de lleno con la escritura. Desde entonces publicó Cuando los hijos duermen y Como si nos tuvieran miedo, entre otros; este último, el libro que sale en breve en nuestro país por Alto Pogo. Dos mujeres trans indígenas intentan sobrevivir poniendo una peluquería y evadiendo así la transfobia cotidiana y los destellos de la guerra interna del Perú de la que también formaron parte y de la que huyen sin mirar atrás.
Por Flor Monfort
19 de mayo de 2023 –
“Recios y barbudos, muy seguros tras sus discursos de justicia social, de igualdad, ¿qué necesidad de algo así? De acribillar con saña, de atacar con bronca los cuerpos y despedazarlos como si les tuvieran miedo, tanto miedo” escribe Juan Carlos Cortázar poco después de la muerte de una personaja trans a la que matan en su novela Como si nos tuvieran miedo, editada por Ferragosto y ahora en Argentina por Alto Pogo. Cortázar aclara “el título se lo robé a Donoso” pero él no estaba hablando de los cuerpos desobedientes a los que este autor peruano da voz y vida. Cuerpos que cargan con las ambiguedades más insoportables para tantos otros mortales que quieren disciplinarlos, castigarlos o tratarlos como escoria. Angie y Miluska tienen una pequeña peluquería en un barrio marginal: tres sillones rojos bastan para armar ese campo de resistencia, de belleza y alianza afectiva.
¿Cómo armaste estos personajes?
–Traté de entroncar, en la medida de mis posibilidades, con una mirada trans. Por eso investigué mucho, tardé cuatro años en escribir la novela. Yo puedo ser todo lo gay del mundo pero ser trans es otra cosa, totalmente distinta. Escuché muchas cosas, horas de escucha: muchas chicas travestis que se dedican al trabajo sexual y dicen que no se van a operar porque perderían trabajo. O transformistas que van con rugbiers, se meten los huevos para arriba, la pija para atrás y tienen sexo con ellos. Hay algo ahí que calienta mucho y a mí me interesa hablar sobre el deseo. Para mí el deseo se abre paso, como los ríos, y cuando se abre camino genera cosas que son hermosas pero a la vez tortuosas (la homofobia, la transfobia, etc) pero a la larga cuando se abre paso también genera imágenes, experiencias, situaciones bellas y luminosas. Hombres maduros que salen del clóset como yo, la gente me dice “qué valiente” y no fue para nada un acto de valentía, no pude hacer otra cosa porque es el deseo que se abre paso. Y no te lo voy a negar, fue lindo pero a la vez dejó un reguero de problemas, gente herida, quilombos. Uno no puede ir por la vida pensando que los actos de libertad no tienen costo.
Un peruano de apellido Cortázar en Buenos Aires
Juan Carlos vivió dos veces en Buenos Aires: la primera tres años, “entre el ultimo año del innombrable y antes de la debacle del 2000”, dice. Y luego en el segundo gobierno de Cristina, del 2011 al 2014. “De hecho tengo una hija porteña, que ahora tiene 23, y aparte dos hijos adoptivos. La primera vez vivía en Caballito, y la segunda vez en Cerviño y Oro así que re porteñazo”.
¿Cómo era llamarte Cortazar viviendo acá?
–Esta es una anécdota que es verdad: yo estaba haciendo la formación de dos años en Casa de Letras. Siempre se sumaba gente pero éramos un grupo de seis u ocho estables. Y también se sumaban docentes nuevos. Cada quien que entraba me decía “¿vos sos algo de…?” y yo tenía dos respuestas: la falsa pero verosímil, que era “ah, el tío Julio?” y la gente decía “aaaahhh”, en Chile diríamos quedaba peinada para atrás. Y la segunda respuesta, que es verdadera pero inverosímil, es “yo soy papá de Julio Cortázar”, que es verdad, porque mi hijo adoptivo se llama Julio. Cuando adoptas un niño grande no le cambias el nombre, y él ya vino a casa llamándose Julio.
¿Cómo te hiciste escritor? Contame esa historia.
–Yo me salí del clóset grande, a los 42, 43. Tenía un trabajo que pagaba las cuentas muy bien pero yo lo odiaba. Y en un momento me di cuenta que si no hacía algo que me llenara me iba a volver loco o a devenir asesino serial. En ese entonces yo estaba trabajando en Washington, no me gustaba Estados Unidos para nada asi que pedí un pase y me mandaron a Chile. Me dedicaba a la gestión publica. Y me acuerdo que en ese momento dije “¿qué hago?”. Compré una batería y me puse a hacer un taller de escritura. Al mismo tiempo aprendí a ser gay (risas). La batería nunca la saqué de las cajas hasta hace muy poco (y descubrí que es muy difícil) y luego (año 2010) me metí a un taller. Me dije claramente “esto va a ser un hobbie”, pero bueno, acá estamos. Luego llegué a Argentina y me metí en la Casa de Letras después de leer en una contratapa que un autor había ido allí. Me metí de cabeza a hacer la formación, los cursos, etc. me enseñaron Brindisi, Brizuela, la Gabriela Cabezón, Selva Almada… Así que no tengo tanto tiempo escribiendo, unos diez años.
La primera edición de la novela de Cortázar que llega a Argentina de la mano de Alto Pogo.
Y ahí pudiste renunciar…
–-A mí la escritura me salvó la vida, porque yo padecí mucho trabajo pero estaba atado a él. Yo trabajaba en el Banco Interamericano de Desarrollo. Estos organismos internacionales tienen un sistema de jubilación anticipada a los 55. Así que yo contaba los días como los presos. Sigo dando clases de gestión pública pero ya soy libre.
¿Tenés una rutina de escritura?
–Hasta hace poco yo tenía una disciplina más ordenada. Hasta Como si nos tuvieran miedo tenía un orden más estricto, pero ahora estoy escribiendo cuentos de barroco andino, que es muy homoerótico (siempre he dicho que entrar a una iglesia colonial es una clase de gay life, con esos cuerpos maravillosos). Yo he tenido un pasado militante cristiano de izquierda pero bueno, ahora estoy en otra onda. El barroco español tiraba unos cuerpos…. y ahora que terminé estos cuentos me doy cuenta que he tenido un ritmo de trabajo mucho más relajado. Antes trabajaba sobre la base de una idea, hoy día escribo más a partir de una sensación, de una imagen, de una frase.
¿Cuál fue la inspiración para Como si nos tuvieran miedo, que no es una voz que te corresponde biográficamente pero que tomaste para escribir?
–Yo he sido muy militante en mi juventud, así que ahora no tengo ganas de repetir el plato. Me parece fantástico militar pero yo no escribo por militancia. Puede tener consecuencias pero no es lo que busco. Cuando me propuse el proyecto quise descentarrme de mi voz de hombre cisgénero blanco. Ya había escrito algunos cuentos con personajes trans, de hecho Angie y Melgar, que es el barrio donde transcurre la acción, ya los había inventado para un cuento anterior, así que empecé a buscar por ahí. Acá en Santiago en el mundo gay el arco trans está muy presente, y esa fue una primera idea. Y al poco tiempo fue esta matanza en una discoteca en Orlando (de hecho la peluquería de la novela se llama Orlando) que me impactó mucho. La prensa peruana empezó a retomar casos de violencia contra la comunidad lgbt y hubo varios en la época de la guerra interna del MRTA. Había dos movimientos subversivos: el MRTA y Sendero Luminoso. Hubo una matanza muy importante en una ciudad de la selva con este discurso de limpia social; matar a los maricones que infectan a la juventud. Y esto me pareció interesante porque conectaba con mi experiencia militante. El MRTA tenía este gran tronco que es el guevarismo y parte del discurso del Hombre Nuevo, donde no entran ni la lesbiana ni el maricón ni les trans ni nadie. Ahi me hizo click y me fijé en esa matanza, que se llamó las Gardenias, fue en 1989.
Y tu novela sucede en 1992…
–Sí, la anclé en ese año porque pasaron muchas cosas: Fujimori cerró el Congreso, matanzas a cada rato, hubo el atentado más grande en Lima donde tiraron abajo un edificio, Tarata.
¿El MRTA y Sendero actuaban separados?
–Sí, Sendero fue el más poderoso, el más sangriento, la mirada maoista los hacía mas intransigentes y estaban más nucleados en las ciudades, mientras el MRTA actuaba más en la selva. Ambos tenían una lógica de limpieza moral. Cuando investigué los archivos de la Comisión de la verdad, pregunté si había testimonios de personas lgbt y me dijeron que había muy pocos. Solo hay uno que es público, que ni siquiera es de una persona homosexual sino que es de una mujer que vio cómo mataban a un grupo de homosexuales en la selva. Y ahi ficcioné esa imagen, que era muy fuerte: les ataban a un poste y les cortaban el pene. No los mataban a tiros sino que castigaban los cuerpos. La novela inicia con una cosa que yo vi, que fue que en una ladera de Lima prendieron fuego una oz y un martillo. Miluska militó en Sendero y se sale y se esconde en la peluquería.
Tenerle más miedo a los compañeros que a los enemigos…
–Maricones hay en todos lados y en Sendero tiene que haber habido. Es un personaje bien difícil de clasificar en que está, pero se da cuenta que la van a matar entonces se hace la muerta y escapa. El temor es que la descubran y es ahí donde ella termina escondida en esta peluquería con Angie. Creo que es algo poco explorado y que la ficción puede ayudar a entender. El horror de vivir por un lado con miedo a los militares y por el otro a los ex compañeros.
Eso también explica que hay personas que no salen del clóset.
–En Cuando los hijos duermen, hay dos personajes, uno es un hombre maduro con hijos que decide salir del clóset, y conoce otro hombre que decide no salir del clóset para seguir cerca de sus hijos. ¿Cuál de las decisiones es mejor? No hay respuesta. Cuando yo le planteé a mi ex mujer que quería estar con hombres pensé en esta opción de tener una vida alterna secreta y si no elegí eso fue porque soy muy malo mintiendo. Yo me salí del closet en inglés porque en ese momento estaba en Estados Unidos y creo que eso me ayudó mucho, aprender todo el lenguaje gay en otra lengua. Mi familia era bastante liberal, yo estudiaba en un colegio católico, progre pero católico al fin, pero yo no me lo decía, en mi cabeza no tenía palabras. Supongo que me gustan los hombres desde que nací pero no tenía capacidad de expresarlo.
¿Qué pensas de las críticas por escribir personajes trans sin serlo?
–Shakespeare nunca fue a Venecia ni a Dinamarca, sin embargo sus historias ocurren allí. Cervantes nunca fue un terrateniente empobrecido de Castilla y sin embargo ahí tienes al Quijote, y Homero no era ni troyano ni guerrero. Menciono estos ejemplos no por compararme sino por mencionar que desde el origen la literatura consiste en este desequilibro entre nutrirte de lo que vives e impersonar lo que no eres. Ese es el arte. Yo no tengo problema con la autoficción pero no me llama la atención. Si escribo un cuento de dos chicos sicarios gays en Cuzco, no soy ninguna de todas esas cosas: ¿y? El arte no tiene que ser testimonial. Hay gente que lo hace muy bien y me encanta, Lemebel por ejemplo. Pero cada uno tiene que escribir desde su musa. Mi literatura es realista pero no busco hacer una réplica de la realidad.
«Es urgente la necesidad de una Teología más positiva en relación con la sexualidad en general y de la homosexualidad en particular».
Joseph Bernardin, cardenal norteamericano.
Solo el hombre y la mujer homosexual conocen la validez de su experiencia, especialmente de su experiencia amorosa y solo él o ella pueden conectar la misma con su fe en Dios. El amor sentido nos llama a salir de nosotros mismos y el amor al otro, con el otro, en el otro, se puede y se debe convertir en un camino excepcional para experimentar la presencia de Dios.
La comunidad cristiana LGTBI inclusiva debe reflexionar el Evangelio desde lo que es, desde ella misma, abriéndose a lo que el amor de Dios quiera decirle.
Para las personas creyentes, existe una identidad que rebasa y supera la basada en el sexo. Esta Identidad (con mayúsculas) es el poder identificarnos, nada menos que como hijos de Dios, seamos sexualmente lo que seamos.
Si la Iglesia antepusiera esta identidad filial (hijos de Dios) a cualquier otra, el hombre y la mujer homosexuales deberíamos encontrarnos especialmente a gusto y cómodos en la Comunidad eclesial, pues el día que la Iglesia acepte plenamente la identidad bautismal, anteponiéndola a cualquier otra, entonces ni el hijo heterosexual de Dios sentiría rechazo o animadversión por el hijo homosexual de Dios, ni este último podría sentir resentimiento alguno contra el primero.
Al homosexual cristiano le resulta penoso que sea la sociedad laica la que esté proponiendo dichos valores y derribando las barreras existentes, y sea la Institución eclesial la que, precisamente, batalle contra ello.
Juan nos recuerda (Jn 1,12-13) que «los seres humanos no nacen de la sangre de mujer, ni del deseo del hombre, sino que nacen de Dios». Somos sus hijos y el ritual del Bautismo nos lo hace presente, exigiéndonos excluir las categorías que hasta hoy nos dividían, para así verificar una nueva clase singular y especial de pertenencia, invalidando las diferencias identitarias sexuales y de género, y prevaleciendo la identidad fraternal en Jesús.
El Éxodo del pueblo israelita sería la metáfora perfecta del éxodo que hemos de realizar los hombres y las mujeres homosexuales. Israel estaba oprimido por el pueblo egipcio. Nosotros lo hemos estado, durante veintiún siglos, por el «pueblo heterosexual». Israel tuvo que atravesar el desierto de la libertad, camino de la Tierra prometida. La Comunidad homosexual está atravesando el desierto de la libertad hacia la Tierra prometida de la igualdad. Las penurias del pueblo israelí en la travesía fueron enormes, costosas, extremadamente difíciles, al igual que lo es la «travesía» de los homosexuales: rechazo, condena y hasta la misma muerte. Pero lo más importante de todo el proceso es que la liberación de Israel está inspirada en Dios, fundamentada en Él, al igual que lo está la liberación homosexual.
Pero también es necesario dejar atrás el posible rencor que, como oprimidos, podemos sentir hacia quienes nos rechazan, convirtiéndonos así en una comunidad que habrá logrado caracterizarse por su compasión y perdón.
La salida del armario supone, ante todo, salir del «armario interior», salir de una auto-opresión que muchos homosexuales llevan (o hemos llevado) dentro, consecuencia de la cultura heterosexista dominante. Solo si se verifica la auto-salida estaremos dispuestos para la salida social y cultural, que nos ha esclavizado durante siglos. Así estaremos llamados a rehacernos como personas diferentes y a vivir de modo diferente, forjándonos una comunidad diferente con un modo de vida distinto, que nos ayude igualmente a potenciar y desarrollar una sociedad nueva; porque, a diferencia del pueblo de Israel que salió y se alejó definitivamente de Egipto, la Comunidad homosexual seguirá viviendo en la sociedad que la oprimió, ayudándola a lograr su cambio radical hacia una sociedad igualitaria, comprensiva y aceptadora de la más profunda realidad humana.
Desde un punto de vista de fe, ¿qué significado podría tener «salir del armario»? Cuando un hombre o una mujer deciden reconocer y compartir lo que son y a quienes aman, no hacen más que actualizar el «comportamiento eucarístico» de Jesús: este, reconociéndose a sí mismo y a sus amigos lo que es, a continuación, se da a sí mismo en la Eucaristía. Ese es el fundamento de Jesús: reconocerse y darse. Y ese es el fundamento de lo que se viene en llamar «salir del armario»: reconocerse y darse. Reconocer la propia identidad sexual, dándose, igual que Jesús, a todos sin excepción, incluyendo a los que hasta hoy nos rechazaron. Por lo tanto, «salir del armario» nos hace sentirnos hijos de Dios, reconociéndonos seguidores de Jesús, al poder celebrar en nosotros mismos su acción eucarística.
1. Salir de la culpa: «culpar a la víctima».
Como si la persona homosexual hubiese elegido nacer homosexual. Fueron sus padres los que decidieron su creación. Les saliera como les saliera, los únicos responsables son los «creadores», nunca el ser creado. Sin embargo, por elemental que parezca lo expuesto, son muchos los padres y madres cristianas que no dudan en afirmar que su hijo es el culpable de su homosexualidad y, como si fuese una opción libremente elegida (y que puede por tanto dejar de tenerse), rechazan al mismo. Igualmente la Iglesia, que entiende el papel co-creador de los padres con respecto al último Creador (Dios) de la vida del hijo, culpa a este de su orientación sexual, des-responsabilizando a Dios de haber permitido, en su acto creador, la característica homosexual de la persona creada por Él.
Este discurso de «culpar a la víctima» debe ser inaceptable para nosotros, las personas LGTBI y, por tanto, no ya rechazarlo, sino obviarlo, «salir» de él a toda prisa, tal como lo hicieron los israelitas al salir de Egipto.
Además, en el sentimiento de culpa se fundamenta el mayor mal que puede sufrir el homosexual: su homofobia internalizada: «me siento culpable de lo que siento y soy, y por tanto he de rechazarme», vendría a decirle su propia voz interna. Así, el sentimiento de culpa es el arma más potente que la sociedad católica ha usado para intentar «detener» la práctica homosexual y la expansión de esta: «Dios te rechaza y, por ello, nosotros te rechazamos y tú has de sentirte culpable por ello». Este discurso de auténtico terror psicológico debe ser urgentemente contrarrestado por el hombre y la mujer homosexuales con el amor. El amor a sí mismo, dando gracias a Dios por haber sido creados con esta identidad sexual; el amor al otro, ejerciéndolo con la libertad requerida por los hijos de Dios, y el amor a los «acosadores», al fin ignorantes de lo que supone poseer el don con que Dios nos ha bendecido: tener la identidad sexual que Él, con su gracia ha querido otorgarnos. Por tanto, el sentir culpa de haber recibido ese regalo, ese privilegio de Dios, es literalmente absurdo y solo conduce a dar la razón al heterosexual opresor y a su discurso homófobo. Salir del sentimiento de culpa se hace por tanto necesario y urgente.
2. Salida del rechazo a quienes rechazan:
La tentación inmediata del rechazado (en cualquier ámbito) es rechazar al rechazante. Sin embargo, es algo que el homosexual reprobado por la Iglesia y parte de la sociedad tendría que evitar. La Iglesia lo rechaza, pero él no debiera hacerlo.
Así, la Comunidad homosexual cristiana será la nueva levadura que fermente la vieja masa eclesial, adherida a los esquemas de este mundo. Es la Comunidad homosexual la llamada a «contagiar» a la Iglesia de nuevos esquemas que hagan posible la implantación del Reino de Dios. Es imposible todo lo anterior si las personas LGTBI optamos por rechazar a los que nos han rechazado. Los hombres y las mujeres homosexuales tenemos derecho a pertenecer a la comunidad eclesial que nos ha rechazado. Tenemos derecho a permanecer y el deber de hacerlo. Solo permaneciendo en ella podemos aportar a esta los singulares y revolucionarios valores manifestados reiteradamente por Jesús, precisamente los que constituirían su nuevo Reino.
Pero es que tenemos al mismo Jesús como modelo a seguir: Jesús revolucionó literalmente los conceptos básicos de la religión judía; no la rechazó, ni se apartó de ella. Permaneciendo en ella, pudo enmendarle la plana a toda la jerarquía de aquella religión. A los que institucionalmente la representaban y a las leyes que la regían. Desde dentro de la religión judía anunció su propuesta de nuevo proyecto de vida para los humanos.
Jesús criticó duramente bastantes leyes de su propia religión, de su propia «Iglesia» e incluso animó abiertamente a no cumplir todas aquellas que menoscababan la dignidad del hombre o atropellaban sus más elementales derechos. Sin embargo, Jesús siguió dentro de dicha religión y esto le costó la vida, pues no olvidemos que fueron los sumos sacerdotes los que pidieron su muerte. Ese es el ejemplo que nos deja Jesús: no es necesario salir de la Iglesia católica para poder estar en desacuerdo (y actuar en consecuencia) con la parte doctrinal de esta que no reconozca abiertamente la dignidad de las personas LGTB. Y desde luego, jamás abandonarla por el daño que haya causado y siga causando a los hombres y a las mujeres homosexuales. Quien lo hiciera, podría subvertir el propio mensaje de Jesús. Todo lo anterior queda resumido en la petición que nos hace monseñor Olivier: «Permaneced y amad a la Iglesia y, desde dentro, ayudadla a progresar en el reconocimiento de vuestro amor». Los homosexuales debemos alejarnos de la tentación de rechazar a una Iglesia que nos rechaza, al tiempo que denunciamos el compendio de unas directrices que son injustas y opresoras. Una Iglesia que se aleja del ejercicio de la comprensión y aceptación plena del hecho homosexual, necesita urgentemente de buenas dosis de generosidad, comprensión y compasión. Necesita con urgencia de aceptación (en contrapartida al rechazo que practica). Y quizás por encima de todas las demás necesidades, necesita del perdón, porque en definitiva no tiene conciencia del enorme daño que sigue causando.
El hombre y la mujer homosexuales tenemos el reto de esforzarnos en crear espacios de fraternidad abierta, donde homosexuales y heterosexuales, hombres y mujeres, clérigos y laicos, pudiéramos convivir, en línea eucarística, en solidaridad y auténtica paz, desterradas definitivamente y para siempre la condena y el rechazo.
Tras el éxodo (salida de Egipto) al pueblo israelita le esperaba la «Tierra prometida».
La Tierra Prometida de las personas LGTB es el «Sermón del Monte», y en el mismo, Jesús nos tiene en cuenta y nos nombra:
A. Bienaventurados los pobres de Espíritu (…)
El homosexual es, socialmente, pobre. Se le ha hurtado todo privilegio que la sociedad otorga al heterosexual. Privilegios y derechos: a unirse a quien ama con el reconocimiento de aquella, a poder adoptar hijos, a poder expresar libremente su amor, tal como sí lo puede expresar el heterosexual. Se le prohíbe desempeñar determinados trabajos (en el ámbito laboral de la Iglesia, ser profesor de religión, sin ir más lejos); se ve excluido de reuniones sociales y familiares por el solo hecho de ser lo que es. Y por encima de todo no tiene acceso (si es creyente) a que su amor, el que comparte con otro homólogo, pueda ser bendecido por la Iglesia a la que pertenece. Y muchos etcéteras más.
B. Bienaventurados los pacíficos (…)
El hombre y la mujer homosexuales son esencialmente pacíficos. Han sido perseguidos y violentados y muy excepcionalmente han contestado con violencia.
C. Bienaventurados los que lloran (…)
D. Bienaventurados los perseguidos (…)
Ambas bienaventuranzas se conjugan y complementan. Si algo ha sido connatural al homosexual ha sido la persecución y el llanto. Por ello Jesús nos llama bienaventurados.
E. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia (…)
Seguramente se trate de la Bienaventuranza más fácil de asumir y cumplir por el homosexual: justicia. Sí, «hambre y sed» de hacer justicia a siglos de rechazo y oprobio, de condena, de dolor y sufrimiento «gratuito», solamente porque la sociedad heterosexista dominante optara por no admitir en su seno a quienes, sin molestar ni perjudicar a nadie, deseamos libremente amar y ejercer nuestra sexualidad de modo diferente al establecido.
F. Bienaventurados los misericordiosos (…)
Inmediatamente después de la justicia, viene el aplicar la misma con misericordia. Misericordia significa «perdón». De nuevo una Bienaventuranza al pleno alcance del hombre y la mujer homosexual. Perdonar tanto agravio y sufrimiento causado por los padres y madres que no fueron capaces de comprender las circunstancias que vivíamos sus hijos. Perdonarlos, porque ellos en definitiva fueron los primeros en sufrir (y mucho). A ser misericordiosos con una sociedad que nos excluyó de todos sus parabienes y privilegios con que envolvió las «otras» relaciones (las heterosexuales) y que además nos castigó duramente con leyes opresoras y discriminatorias, incluida la pena de muerte, solo por sentir el amor y gozar del sexo de modo distinto a la mayoría social. Ser misericordiosos y perdonar a una jerarquía eclesiástica que durante siglos no ha sabido serlo con nosotros. Sí, perdón por tanta ignorancia consentida, por tanta hipocresía demostrada. Perdón para todos, pues en realidad y como seguro que diría Jesús «no saben lo que hacen». Verdaderamente ahí está la base de la misericordia y el perdón: en creer que padres, sociedad e Iglesia han torturado psicológica y emocionalmente (y en ocasiones, hasta físicamente) «porque no sabían lo que hacían». Justicia, por supuesto. También misericordia y perdón.
G. Bienaventurados seréis cuando os insulten, os persigan y levanten contra vosotros toda clase de calumnias por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en el cielo (…)
Parece como si Jesús, al pronunciar esta Bienaventuranza, estuviese pensando en todos los homosexuales que habían de sufrir insultos, persecuciones y toda clase de calumnias, a lo largo de los siglos venideros.
Me tomo la licencia de interpretar aquí las palabras de Jesús «por mi causa», en el sentido de que los homosexuales lo son porque Dios-Padre lo ha querido así. Ahora su Hijo los recuerda en el mensaje central de su doctrina, de su Buena Noticia. Más adelante (Mt 5,13 y Lc 11,33-34) se explicita por boca de Jesús: «vosotros sois la sal de la tierra… vosotros sois la luz del mundo… no se enciende una lámpara para colocarla debajo del celemín, sino sobre el candelabro…»
Así, la Comunidad homosexual está llamada a hacer realidad este provocador programa de Jesús que haría que toda la humanidad se estableciese en una auténtica Tierra de promisión, donde se verificaría al fin el sueño de vivir relaciones fraternales entre todos los seres humanos.
Esta tendría que ser la vocación específica de las personas LGTBI: liberar a la sexualidad de sus limitaciones patriarcales y heterosexistas y reintegrarla en una espiritualidad plena donde se dé gracias al Creador por habernos creado como seres sexuados. En definitiva, el amor sexual (sea homosexual o no) debería ser facilitador (y no evitador) de la comunión con lo divino en el encuentro con la otra persona. Más aún, la actividad sexual debería conllevar un nuevo enfoque del placer, alejándolo de la mera genitalidad, en la que los amantes podamos experimentar una clara sensación de trascendencia que rebase la realidad de los límites físicos. Los hombres y las mujeres LGTBI estamos en disposición privilegiada de ahondar en esta vertiente espiritual liberados, como estamos, de tener que centrarnos en tareas reproductoras y en el debate secular de si estas son las que agradan a Dios y bendice a los que las practicamos y condena a los que no.
Y es que, al final del arcoíris, nos aguarda un no definitivo a la violencia endémica del ser humano, a la opresión de unos sobre los otros. Por el contrario, nos espera un sí total a la paz, a la solidaridad, a la generosidad y la gratuidad. Un sí definitivo e inclusivo al Reinado de Dios en la Tierra
Comentarios desactivados en Pedro Miguel Lamet: El futuro de la Religión según José María Castillo. Reflexiones sobre su último libro.
Leído en su blog:
Al prologar sus “Memorias”, definí su libro como la confesión de un profeta de nuestro tiempo, y, como tal, de un hombre rompedor, libre, molesto para unos, providencial para otros, que a sus noventa y dos años de vida escribe sus memorias sin tapujos, con humildad y osadía
Llega a afirmar que la Teología es “un saber sometido a censura”. Su clave para entenderla es la encarnación como humanización de Dios
Castillo en su nuevo libro ha desarrollado de una manera, si cabe más radical y apasionada, esta tesis tantas veces defendida, de que lo que más daño ha hecho al cristianismo y a la Iglesia es convertirse en Religión establecida y renunciar a vivir el Evangelio
De ahí la importancia que el profesor Castillo concede al “Dios humanizado”, que ve como única vía de hacer presente a Dios en nuestro lacerado mundo, y por una Iglesia que esté centrada en el Evangelio, porque “una Iglesia empeñada en observar fielmente la Religión es una institución que vive y comunica un Evangelio falsificado”
En su opinión, lo que la gente de hoy rechaza de La Iglesia no es la “maldad”, sino la “mentira”, la contradicción entre lo que predica y lo que vive
Al final pide como utopía cristiana diócesis más pequeñas, obispos nombrados por participación de la base, actualización de la liturgia inspirada en la primera Cena, estudio bíblico por parte de los fieles del Evangelio, diálogo con las Conferencias Episcopales y el obispo de Roma, y sobre todo insistencia en el Evangelio como una forma de vida y seguimiento de Jesús.
Mis preguntas sobre el futuro de la religión:
1: Aparte del cristianismo y la Iglesia: ¿no está buscando el hombre de hoy una experiencia de Dios por libre? ¿No era el tiempo dedicado a la oración la fuente del mensaje troncal de Jesús y “la vid y los sarmientos”?
2: ¿No ha puesto Dios en el fondo del hombre una semilla de radical inquietud y búsqueda de lo transcendente, donde quiera que esté? ¿No ha llegado el momento de maduración de la humanidad que pueda acceder a cierta mística, aunque sea en calderilla?
A través de la oración o el silencio, un vacío, una nada ilimitada, no pocos hombres y mujeres buscan hoy su verdadera identidad. Ya lo dijo también Jesús: “Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. (Mt 6.6).
| Pedro Miguel Lamet
El pasado jueves 13 de abril tuve la oportunidad de presentar junto a José Manuel Vidal el último libro de José María Castillo,“Declive de la Religión y futuro del Evangelio”, en la iglesia de San Antón, ese espacio de libertad que mantiene vivo el padre Ángel. Un libro excelente sobre muchas de las contradicciones que vivimos en la Iglesia. Pero quiero ofrecer aquí el texto escrito y completo de mi intervención porque considero importante que se conozcan algunos matices que expuse allí, ya que, aunque comparto enteramente la tesis de Castillo, creo que se están produciendo otros hechos que quizás puedan complementar y ampliar cómo se vive hoy la Religión en sentido amplio en muchos puntos de nuestro mundo.
Hace un par de años, cuando José María Castillo, me concedió el privilegio de prologar sus Memorias escribí: tienes entre las manos la confesión de un profeta de nuestro tiempo, y, como tal de un hombre rompedor, libre, molesto para unos, providencial para otros, que a sus noventa y dos años de vida escribe sus memorias sin tapujos, con humildad y osadía, gracias a una prodigiosa mezcla de vida y pensamiento, que constituye todo un aldabonazo a nuestra sociedad y sobre todo a la Iglesia católica a partir de la centralidad del Evangelio.
La experiencia del profesor Castillo
Subrayaba entonces su experiencia humana e intelectual en los centros de estudio donde ha ejercido su profesorado como Córdoba, Granada, Roma, El Salvador y otros muchos lugares. Sobre ello Pepe afirma: “Esta Iglesia, a la que tanto debo, es la Iglesia que vive en una enorme y palpable contradicción. Es la contradicción que consiste en que la Iglesia enseña (o pretende enseñar) exactamente lo contrario de lo que vive. Y es el “clero”, lo digo sin rodeos, el que lleva la batuta de esta enorme orquesta ruidosamente desafinada”. Particularmente sensible a las contradicciones, estas estallan en su vida cuando se le prohíbe enseñar en Granada y al mismo tiempo se le admite, e incluso se le anima, a hacerlo en la UCA de San Salvador. “¿En Granada yo era peligroso y en El Salvador no lo era? ¿Cómo se explica esta contradicción?”. ¡Por lo visto la razón formal es que la de Granada era facultad eclesiástica y la de San Salvador civil! Como si la verdad dependiera de etiquetas.
Sea como fuere, la trayectoria teológica de Pepe Castillo, insuflada de una enorme cultura y cientos de libros asimilados y otros escritos por él, es una continua superación de censuras y de problemas de libertad de cátedra. Llega a afirmar que la Teología es “un saber sometido a censura”. Su clave para entenderla es la encarnación como humanización de Dios. Por eso afirma en una estrecha unión de inmanencia y trascendencia: “Si luchamos en serio por ‘humanizar’ esta sociedad y este mundo, entonces y sólo entonces, podremos pensar en serio que estamos luchando por ‘divinizar’ nuestra existencia”. Para señalar lo que distingue a un cristiano del que no lo es, afirma que se produce cuando “sólo queda en pie el amor, la bondad y el comportamiento que cada cual ha tenido en su vida con sus semejantes”.
Pues bien, en este libro que presentamos, titulado Declive de la Religión y futuro del Evangelio, Castillo ha desarrollado de una manera, si cabe más radical y apasionada, esta tesis tantas veces defendida, de que lo que más daño ha hecho al cristianismo y a la Iglesia es convertirse en Religión establecida y renunciar a vivir el Evangelio. Lo hace a través de 55 breves capítulos de fácil y amena lectura, donde expone esta contradicción desde muy diversos ángulos, como un berbiquí o vueltas de tornillo donde de forma histórica, exegética y teológica; lo que permite al lector taladrar de manera sencilla y a la vez implacable el fondo de estas contradicciones.
El Dios humanizado
Ya en sus Memorias y en sus otros libros Castillo defendía que el problema del hombre es Dios, y solamente en el Evangelio de Jesús, algo que en su opinión la Iglesia ha olvidado, volvemos a la centralidad. “Hizo falta pasar por la crisis religiosa, que provocó la Ilustración, para darnos cuenta de que a Dios no lo conocemos. Y ahora, que hemos entrado, en picado, en la crisis de la Religión y de Dios, empezamos a tomar conciencia de que al Dios trascendente solamente podemos conocerlo en la humanización de Dios, tal como lo vemos y lo palpamos en el Evangelio, en la vida y en las obras de Jesús”. De ahí la importancia que el profesor Castillo concede al Dios humanizado, que ve como única vía de hacer presente a Dios en nuestro lacerado mundo, y por una Iglesia que esté centrada en el Evangelio, porque “una Iglesia empeñada en observar fielmente la Religión es una institución que vive y comunica un Evangelio falsificado”.
No hace falta recordar que Pepe ha declarado en muchas ocasiones su amor a la Iglesia, “pero precisamente porque la quiero tanto -afirma-, por eso no me puedo callar lo que yo veo como el fenómeno de fondo que ha desquiciado lo que quiso Jesús, mi verdadero Señor, cuando se despojó de todo rango y dignidad, de toda posesión de bienes y grandeza”. Por eso la Iglesia no tiene futuro si no es desde el seguimiento de Jesús y recuperando como centro el Evangelio. En su opinión lo que la gente de hoy rechaza de La Iglesia no es la “maldad”, sino la “mentira”, la contradicción entre lo que predica y lo que vive, y será creíble cuando sea capaz de romper las fronteras discriminatorias entre el clero y el laicado, el hombre y la mujer, y no convierta los ritos en una forma de liberarse de los miedos o de enorgullecerse como el fariseo frente al pobre publicano.
Quizás la mayor novedad, que ya ha apuntado Pepe en otros escritos, es su sintonía con el papa Francisco. La humanidad de un papa que a duras penas tolera distinciones y superioridades y centra su pastoral en la cercanía con los pobres, los ancianos, los inmigrantes, los enfermos, los más pequeños. Quizás un aspecto que corrobora este talante de Francisco es que en los diez años de su pontificado no ha condenado a un solo teólogo, en contraste con lo que he señalado en un reciente artículo publicado en “Vida Nueva”, Los años de la mordaza, una época donde casi a diario asistíamos a un episodio de censura, condena, represión o castrantes medidas contra la investigación y libertad teológica, de opinión, información y expresión, fenómeno que, como sabemos, experimentó, el profesor Castillo en propia carne.
Frente a la Religión, entendida como estructura de poderío, dinero y corrupción, que está propiciando la desafección y decadencia de la Iglesia, defiende como solución la vuelta al seguimiento de Cristo y su Evangelio. Comulgo enteramente pues con la tesis de este lúcido último libro de mi maestro y amigo, así como sus consecuencias finales que rozan la utopía: diócesis más pequeñas, obispos nombrados por participación de la base, actualización de la liturgia inspirada en la primera Cena, estudio bíblico por parte de los fieles del Evangelio, diálogo con las Conferencias Episcopales y el obispo de Roma, y sobre todo insistencia en el Evangelio sobre todo como una forma de vida y seguimiento de Jesús, más allá de ritos y ceremonias, “que se revela la humanización del Dios transcendente y en la que se humaniza el ser humano”.
Otra búsqueda de lo trascendente
Ahora bien, como Pepe es un hombre de diálogo y apertura humanista, tengo un par de dudas que me sugiere la lectura de esta obra profética y que ahora quiero proponerle:
Primero: La tesis de José María Castillo está dirigida al pueblo de Dios católico y cristiano. Pero ¿cómo proponer una liberación al que ya no lo es para un mundo secularizado, que más que anticlerical y ateo, da espalda definitiva a las religiones monoteístas y ante tanta angustia busca un camino, el que sea? ¿Se le puede ofrecer y presentar de forma ejemplar y creíble el estilo de Jesús a ese mundo? Pero ¿y si ya está, como sucede de hecho, de espaldas o indiferente a todo eso?
Segundo: Karl Rahner dijo antes de morir que “el siglo XX ha sido el siglo del Hombre, y el XXI será el siglo de Dios”. ¿Qué quería decir con esta osada afirmación? ¿Se puede decir que esta profecía se está cumpliendo? En mi humilde opinión, el hombre actual secularizado, desde la libertad y la mayoría de edad que arranca de su nueva autonomía alcanzada a partir de la Ilustración, busca, tomando de aquí y de allá, una vía propia de espiritualidad para relacionarse con la trascendencia por libre. Está, podríamos decir, en un proceso de acercarse a la divinidad o al fondo trascendente de la realidad desde una síntesis personal, donde hay mucha ganga, sí, pero también una búsqueda sincera desde “el sabor a más de este mundo”, a través de prácticas de oración de Oriente y Occidente, meditación, silencio, yoga, zen, contemplación o como se quiera llamarlo. Esto no es una elucubración, es un hecho hoy también constatable, junto al sin sentido y el deterioro de una sociedad dominada por la tecnocracia
Castillo dedica un párrafo en la página 217 a la “intensa y frecuente vida de oración que practicaba Jesús”. Pero ¿no es lo más central de su vida? ¿No era su unión con el Padre la fuente esencial, principal y continua de su vida? ¿No es su imagen de la vid y los sarmientos, junto al mandamiento del amor, el mensaje troncal a sus seguidores poco antes de morir?
Por supuesto que comparto enteramente, como imprescindible y urgente, la tesis de que el seguimiento ha de ponerse en la vida, los principios éticos que nos legó, que suponen primero dejar, renunciar a todo, sobre todo del propio ego, principal escollo de los apóstoles para entender el Reino anunciado a los pobres. Pero esto, ¿no lo llegaron a alcanzar sus seguidores más comprometidos solo plenamente al recibir, después unidos en oración con María, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés?
Y de aquí se deduce en consecuencia otra pregunta: ¿Qué hace un hombre perdido en una isla o en su mundo ajeno al mensaje del Evangelio o inmerso en tradiciones y religiones que nada tienen que ver con Jesús? A veces no tienen otro referente que su Religión, aunque sea primitiva y limitada ¿El concepto de Religión solo se puede circunscribir entonces a estructuras de poder, dinero y sometimiento? ¿No hay algo más? ¿No ha puesto Dios en el fondo del hombre una semilla de radical inquietud y búsqueda de lo transcendente, donde quiera que esté? ¿No ha llegado el momento de maduración de la humanidad que pueda acceder a cierta mística, aunque sea en calderilla?
La experiencia de lo Uno
El monje benedictino Willigis Jäger, maestro zen y autor de numerosos libros de espiritualidad, reconoce, a pesar de sus limitaciones, que las religiones han sido un factor importante en la evolución desde que el hombre se hace las preguntas “de dónde”, “hacia qué” y “por qué”, aunque concluye que la mística es al mismo tiempo el punto de partida y el fin de toda religión, y que es sobre todo una experiencia, la experiencia de lo Uno.“Lo Uno -exclama en su libro Sabiduría eterna- es mi verdadera naturaleza y la de todos los seres”. Una mística, una vivencia personal, que no deber ser una huida del mundo, sino la única fuente duradera de toda praxis.
A través de la oración o el silencio, un vacío, una nada ilimitados, no pocos hombres y mujeres buscan hoy su verdadera identidad. Ya lo dijo también Jesús: “Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt 6.6). Es lo que él mismo hacía tantas noches y amaneceres de su vida. La recompensa no es otra que la conciencia de pertenencia a un mar de amor del que somos olas, y, por consiguiente, como olas también somos Mar. De aquí que el mandamiento de Jesús sea amarnos los unos a los otros, el único imperativo que nos devuelve a nuestra auténtica naturaleza como pedazos que somos de ese Uno. Es lo que han vivido los grandes maestros también del cristianismo con San Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola. Por ejemplo, la gran palanca de este último, los Ejercicios Espirituales, que tantas veces el propio Castillo ha practicado y dirigido para interiorizar el seguimiento de Jesús. Y es que no hay Marta sin María. El propio Pablo, con todos sus defectos señalados por Castillo, era un místico.
Pepe Castillo en este libro testimonial, profético y necesario, pone el acento, con lenguaje asequible, datos irrefutables y fuerza radical, en la contradicción que hemos vivido en nuestras instituciones respecto a esa doctrina hecha vida en Jesús. Ese es su mérito. Para que fuera un aldabonazo y despertarnos de tópicos y conciencias dormidas, quizás era necesario que se centrara solo en eso, en el escándalo eclesial de la contradicción entre la doctrina y la práctica. Muchas gracias una vez más, Pepe, por tu valentía, tu profesionalidad teológica y denuncia iluminada, cuando defiendes una y otra vez al subrayar “lo determinante y decisivo en el cristianismo, y por tanto en la Iglesia: porque Jesús es la encarnación de Dios, es la humanización de Dios. Dios se ha revelado a la humanidad humanizándose Él”.
Comentarios desactivados en Nuevo libro, “Hearts Ablaze”, ofrece parábolas bíblicas desde una perspectiva queer
Un nuevo libro ofrece una “lectura fresca de historias antiguas”, respondiendo a la pregunta: “¿Dónde está la rareza en las Escrituras?” Hearts Ablaze: Parables for the Queer Soul, escrito por Rolf R. Nolasco Jr., ofrece reflexiones sobre diez parábolas desde una perspectiva queer que busca invitar a las personas a la misión liberadora de Jesús.
Ryan McQuade revisó el libro para el National Catholic Reporter, y elogia la escritura de Nolasco diciendo que “no está interesado en probar la validez de nuestra perspectiva queer a través de las Escrituras”. Más bien, se elogia a Nolasco por “traer una lente extraña a las Escrituras y ver qué misterios se revelan”. Si bien muchas reexaminaciones extrañas de las Escrituras ofrecen imaginaciones reconfortantes, esa no es la tarea de Hearts Ablaze. McQuade destaca dos ejemplos:
“Puede ser reconfortante imaginar que la amistad de Jonatán y David podría haber sido algo más, o que Pablo confirmó el espectro de género cuando dijo: ‘ya no son hombre ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús’. Pero al final de el día, tú, yo y el predicador fanático de la esquina sabemos que si retrocediéramos en el tiempo y le preguntáramos a Jonathan, David y Paul si tenían un concepto de teoría queer, no lo harían”.
La tarea de Nolasco en Hearts Ablaze es ser un recurso para las iglesias y ministerios que afirman queer que responden a las necesidades espirituales de los cristianos LGBTQ+. En la introducción del libro, Nolasco explica:
“Tomé en serio los contextos socioculturales y políticos de los que surgieron los textos, pero no tuvieron la última palabra en lo que significan las parábolas. … La diferencia que espero hacer es centrar las particularidades de la vida queer en la forma en que las he experimentado y encarnado y usar los textos para enriquecer y expandir esa vida para que florezca”.
Como las parábolas fueron los métodos principales a partir de los cuales Jesús enseñó, Hearts Ablaze usa parábolas como “el vehículo perfecto para transmitir la rareza de las Escrituras”. Nolasco describe las parábolas como “verdades travesti” debido a que las parábolas “nos atraen o provocan una historia que es familiar, vívida y extraña (como una actuación travesti) y luego nos dejan allí desconcertados y asombrados”.
“Las parábolas de Jesús son muy extrañas”, escribe Nolasco, “en sus intentos de evocar tanto el ‘deleite y la instrucción de innumerables personas como la ofensa de otros’… que se negaron a que su versión de la realidad fuera interrogada y perturbada”. Las diez parábolas que juega Nolasco son: el Buen Pastor, el Gran Banquete, el Grano de Mostaza, el Tesoro Escondido, el Sembrador, el Vino Nuevo en Odres Viejos, el Hijo Perdido, el Buen Samaritano, los Talentos y los Sabios y los Necios. Constructores. Estas parábolas se basan en el corazón radical de Dios que Nolasco describe como el “divino narrador queer”.
En un testimonio de la divina narración queer de las parábolas, McQuade destaca la reflexión de Nolasco sobre la parábola del hijo pródigo, señalando que “se alienta a los lectores a reflexionar sobre la rareza exhibida en el retrato del padre que rompe todas las convenciones de la cultura y patriarcado.” El amor del padre se convierte en el tema central de la historia, ya que el padre responde con amor y compasión al amor rechazado y perdido de los hijos. Nolasco describe el tema de la parábola como tal: “El amor que se rechaza y el amor que se echa de menos son contrarrestados por el amor del padre, pase lo que pase. Es raro de principio a fin”.
“Lo queer”, describe McQuade en su reseña, “se convierte en una lente que se ofrece a todos, un estado de ánimo para ver más allá de las convenciones del ‘amor’ cis/heteronormativo y, en cambio, las expresiones ilimitadas de un amor que se hace queer. ”
En una época en la que las Escrituras suelen ser un arma para la opresión de la comunidad LGBTQ+ y las leyes contra las actuaciones drag se multiplican, Hearts Ablaze ofrece una narrativa alternativa. Los mensajes de Cristo, en particular a través de las parábolas, presentaban una visión invertida del mundo donde los primeros eran los últimos y los últimos los primeros, donde todas las personas, especialmente las marginadas, eran acogidas. Era un mensaje radical y extraño para los oídos de la jerarquía. Hoy, tal vez sea el momento de encarnar las “expresiones ilimitadas de amor” conocidas a través del “Divino narrador queer” y trabajar para encender las vidas de todos los cristianos LGBTQ+ y aliados.
—Bobby Nichols (él/él), New Ways Ministry, 21 de abril de 2023
«Dijo Dios: “Hágase”, y vio Dios cuanto había hecho. Todo estaba muy bien».
Génesis 1,3.
Parto de la razonable idea de que todo lo que existe en la Naturaleza, creado por Dios, este lo ama y lo bendice, incluida la sexualidad de la persona.
Dios nos creó sexuados. La sexualidad y el placer que conlleva es, sin lugar a dudas, el gran regalo de Dios hecho al hombre y a la mujer, creados por Él.
Desgraciadamente, dentro de la Iglesia y la tradición cristiana, dicha sexualidad se ha visto como un problema (un muy serio problema), en vez de como un regalo de Dios.
¿Cómo Dios ha podido darnos a las personas homosexuales el don de serlo y a continuación, negarnos su práctica? Esto es lo que predica la Iglesia.
La relación heterosexual, la sustentó en dos poderosas razones: que hombre y mujer pudieran expresarse su amor de modo total, emocional y físicamente y que a través de ese acto de amor se canalizase el modo de reproducirse.
¿Cuáles pudieran ser las razones de Dios para contemplar en su plan la creación de hombres y mujeres homosexuales? Hombres y mujeres con posibilidad de amar y ser amados, pero no de procrear con sus iguales.
Razón nº. 1:
Por extraño que pueda parecer, Dios glorifica a quienes no procrean, no tienen hijos.
En Isaías 56,4-5 se lee que a los que no puedan, u opten por no tener hijos, como María y José, pero sí amar y construir su vida junto al ser amado, «Dios les dará algo mejor que tener hijos o hijas», según la expresión del profeta. Ese «algo mejor» que tener descendencia va a ser nada menos que la gloria, siempre claro, que cumplan su voluntad.
En realidad, la «no procreación» queda definitivamente glorificada en María y José, y en el propio Jesucristo. Todos ellos incumplieron con el mandato divino de «creced y multiplicaos».
Razón nº. 2:
Jesús nace en el seno de una pareja no procreativa, que es la elección (obligada) de todo hombre o mujer que se une en pareja con un igual. Además, la mujer (María) tiene un hijo (el propio Jesús) de «otro padre» (el Espíritu Santo), o sea, tenemos una madre soltera, un padre que elige ser eunuco funcional y adopta a Jesús.
Madre soltera, padre eunuco funcional, hijo también eunuco funcional y matrimonio que queda sin descendencia. Este es el tipo de familia que Dios designa y escoge para la encarnación de Jesús. Realmente una familia muy singular y nada que ver con el patrón católico oficial, en dónde Jesús asume el destino de millones de hijos de matrimonios irregulares, de mujeres violadas y de hijos de parejas homosexuales.
En definitiva, si para Dios constituirse en familia es más que suficiente amar y hacer la voluntad de Dios, sin incluir la procreación, nos encontramos con que la familia formada por dos homosexuales va a ser del entero agrado de Dios.
Razón nº. 3:
La justificación del acto sexual por la sola procreación proviene de la filosofía estoica, no de la Biblia ni, ni de las palabras de Jesús. Es San Agustín quien recoge esta idea de tendencia pagana y la asume,
oscureciendo así la verdadera moral cristiana.
En el Génesis Dios manifiesta claramente que «no es bueno que el hombre esté solo». Esta afirmación la hace totalmente desligada del «creced y multiplicaos». O sea, dota a la persona de dos necesidades: la necesidad de intimidad-compañía y la necesidad de procrear. La imposibilidad de una no anula la posibilidad de la otra. A los heterosexuales, que no pueden procrear, no se les priva del acto unitivo-sexual. Igual consideración reclamamos para nosotros los homosexuales que, por razones obvias, tampoco podemos hacerlo.
Razón nº. 4:
La esencia del amor de Dios es la gratuidad. Esa es la esencia del amor homosexual. La mayor renuncia con que se van a encontrar los amantes homosexuales, es que su relación no tendrá descendencia. Así es como se gesta un amor plenamente gratuito. El amor entre dos iguales es la más cercana analogía al amor de Dios. Un amor que no puede nada, que no espera nada.
He ahí la grandeza del mismo y, al mismo tiempo, también hay que reconocerlo, la dificultad del mismo. El amor entre dos iguales solo podrá encontrar su fuerza, su permanencia, su crecimiento, si toma como referencia permanente el propio amor de Dios. Si lo logra será tan duradero, tan verdadero, como es el de Dios y, por tanto, Dios será su mayor sostén, su permanente aliento y alimento.
Podemos concluir que el amor que surge entre dos iguales realmente es un don gratuito de Dios, que lo otorga a los elegidos libremente por Él. A este amor, naturalmente, también pueden acceder los que, siendo heterosexuales, bien son estériles, o bien renuncian a la procreación. En uno de los dos apartados se encuentra la pareja de María y José. Y esto no es así porque sí. En Dios siempre hay una intención que abre posibilidades al amor. Esa posibilidad es el proyecto de Amor (con mayúsculas) más grande jamás imaginado. Para Dios todo es posible, si está abierto a la realización amorosa. La familia «diseñada», para que Él pueda encarnarse, dista del ideal de «familia cristiana». El verdadero acto de amor de María y José es el consentimiento pleno de ambos,que significa la posibilidad que Dios se haga hombre. Acto de amor inimaginable en ninguna otra religión o corriente espiritual. Dios, a través del ángel pide permiso (literalmente) a una mujer para poder encarnarse en ella. Precisamente a una mujer, ciudadana de segundo orden. Ella plantea sus dudas y el ángel la deja con total libertad de elección. ¡Todo el Plan redentor de Dios pendiente de la aceptación de una mujer!, todo queda en suspenso hasta que María asiente, da el permiso y comienza el prodigio. Solo el amor hace prodigios. Da igual a través de quién se manifieste ese amor: entre un hombre y una mujer (José y María), que no tendrás descendencia, o entre un hombre y un hombre o entre una mujer y una mujer que también ejerzan su sexualidad igualmente como culmen de su amor, también sin descendencia. ¿Puede aún haber dudas de que Dios bendice toda unión basada en el amor y que cumpla su voluntad, aunque esa unión no sea procreativa?
Razón nº. 5:
Dios para crear, no actúa de modo sexual. El potencial creativo de Dios proviene del amor. Él mismo es Amor y por tanto, el Amor es el que crea.
Las palabras de Platón, sin ningún tipo de matiz religioso, resumen con precisión lo expuesto en estas líneas: «aunque el amor entre dos hombres no engendre hijos, genera ideas bellísimas, arte y hechos de valores eternos».
Sexualidad no es igual a genitalidad. La rebasa, la supera, al ser una fuerza integradora de la personalidad, que permite la apertura al otro o a la otra.
El amor es el sentimiento con que Dios ha caracterizado y distinguido a toda criatura humana, con reproducción o sin ella. Esta sí que es una muy buena razón para que Dios haya contemplado la creación de seres homosexuales y, en definitiva, a los ojos de la Iglesia poco tendría que importar si la relación amorosa es o no reproductiva, recordando de nuevo que el cristianismo no se reproduce por la biología, sino por la conversión y que la única identidad que debería importar a la Iglesia, antes que ninguna otra incluida la identidad sexual, debería ser la de hijos de Dios, la que nos iguala y nos hace hermanos
Comentarios desactivados en Cómo Tom de Finlandia pasó de menospreciado ‘pornógrafo’ a uno de los artistas más icónicos del mundo
En los años 80 pasó de ser un ilustrador a respetado dibujante
Tom de Finlandia creó un arte profundamente subversivo y poderosamente erótico, pero en vida se le tachó a menudo de “pornógrafo”.
El artista, cuyo verdadero nombre era Touko Valio Laaksonen, se ha hecho famoso por sus icónicos dibujos eróticos de hombres con músculos abultados, pantalones ajustados y chaquetas de cuero. Desafiantemente queer, sus obras se encuentran en camisetas y botellas de vodka, y en respetadas galerías de todo el mundo.
Pero durante su vida fue rechazado por muchos en el mundo del arte, recuerda su íntimo amigo Durk Dehner.
“[Le] dedicaban a Tom críticas que lo clasificaban primero como pornógrafo y un poco más tarde como ilustrador”, explica Dehner. “No percibían cuál era el contenido de su obra fuera de dibujos cachondos. No vieron que estaba creando una visión para que sus compañeros homosexuales se relacionaran con él”.
Laaksonen nació en 1920 en Finlandia, donde la homosexualidad siguió siendo un delito penal hasta la década de 1970.
De algún modo, se atrevió a dar a conocer su arte, a pesar de que la homosexualidad era un tabú muy arraigado. En 1957, algunos de sus dibujos se publicaron en una revista estadounidense llamada Physique Pictorial, pero incluso entonces tuvo que someterse a la ley. En aquella época era ilegal representar “actos homosexuales manifiestos” en Estados Unidos, así que tuvo que pecar de precavido con sus primeros dibujos.
Las actitudes y la cultura de las décadas de 1950 y 1960 hicieron que Laakonsen no tuviera realmente la oportunidad de prosperar como artista hasta la década de 1970. Hasta 1973 no pudo dejar su trabajo a tiempo completo en una agencia de publicidad para dedicarse plenamente a su oficio.
En 1977, Laaksonen viajó a Estados Unidos para exponer su obra, y fue allí donde conoció a Dehner por primera vez. Ambos se hicieron amigos y fundaron juntos la Tom Of Finland Company, una organización dedicada a proteger sus derechos de autor y sus imágenes.
Dehner, que también es cofundador de la Fundación Tom of Finland, sigue recordando lo clara que era la visión de Laaksonen y cómo el mundo del arte, poco a poco, fue respetando y acogiendo al hombre que definió la imaginería erótica queer.
“Tom vio cómo a los homosexuales no se les proporcionaba ningún modelo positivo, se les veía como pervertidos, criminales, degenerados, como marginados de la sociedad”, explica Dehner. “Se propuso como misión ver si podía influir en el cambio dentro de la comunidad gay presentando a sus hombres en un [lugar] positivo, feliz y bien adaptado… Tom robó los arquetipos masculinos del macho alfa heterosexual y lo convirtió en marica”.
Durk y Tom, fotografiados por Jim Wigler alrededor de 1984.
Tom de Finlandia llegó a ser venerado como “artista fino”
Los hombres que aparecían en sus dibujos eran libres, desinhibidos y no parecía importarles que nadie les estuviera mirando. Eso atraía a los hombres homosexuales de la generación de Laaksonen, dice Dehner, y con el tiempo desarrolló una ardiente base de seguidores.
Pero nunca tuvo un éxito inmediato. Aunque en la década de 1970 ya contaba con un ardiente grupo de seguidores queer, seguía siendo ignorado en gran medida por el mundo del arte.
En la década de 1980, las cosas empezaron a cambiar gradualmente. En ese momento, Laaksonen ya estaba cerca del final de su vida. “En los años 80 pasó de ser ilustrador a ser un respetado dibujante, y de ahí pasó a llamarse artista plástico”, recuerda Dehner. “Hasta principios de la década de 2000 no se utilizaron sobre él las palabras ‘maestro dibujante’ y ‘maestro artista'”.
Laaksonen nunca llegó a ver el éxito que alcanzaría su obra. Murió en 1991 a la edad de 71 años y, aunque ya era muy respetado, sus dibujos han adquirido desde entonces un significado cultural como nunca se había visto en vida del artista.
“No pasa de moda porque representa a la humanidad en una iluminación sexual”, dice Dehner, que recuerda haber visto colas de hombres haciendo cola para conocer a Laaksonen cuando organizó una exposición en San Francisco a finales de los 70. Aquella experiencia le mostró que los dibujos eran mucho más que músculos abultados.
“Fui testigo de largas colas de jóvenes que permanecían de pie pacientemente para poder mirarle a los ojos, estrecharle la mano y darle las gracias por darles una imagen positiva de cómo podían ser felices y estar bien adaptados. En ese momento me di cuenta de que no sólo era un buen artista, sino que había cambiado la forma en que la gente se veía a sí misma. Cambió la forma de ser de antes y de ahora”.
Durk Dehner, presidente de la Fundación Tom of Finland, habla durante un seminario en el segundo día del festival de creatividad Eurobest.
La percepción pública de su obra cambió rápidamente tras la muerte del artista. En 1995, la Tom of Finland Clothing Company lanzó una línea de moda inspirada en sus dibujos y en las tendencias contemporáneas, un acto que ayudó a consolidar oficialmente su obra. En 2014, el servicio postal finlandés dedicó una serie de tres sellos de inconfundible toque homoerótico a Tom de Finlandia.
Hoy, su obra se expone en algunas de las galerías de arte más renombradas del mundo, incluido el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Su colocación en esta venerada institución dice mucho de lo que su obra ha llegado a significar y de lo mucho que han cambiado las percepciones desde que fue condenado al ostracismo y tachado de pornógrafo.
Para las personas queer, la importancia de su obra no ha hecho más que aumentar con el paso de los años.
Han pasado más de 30 años desde su muerte, pero Dehner ve lo vital que fue -y sigue siendo- su figura dentro de las comunidades queer. “Tom era y es nuestro padre, el padre que no tuvimos”, dice.
Comentarios desactivados en Ifti Nasim, poeta gay pakistaní
La poesía puede captar el miedo y la alegría que conlleva formar parte de la comunidad LGBTQ+. Ifti Nasim, gay paquistaní-estadounidense, utilizó la suya para llegar a otros que sufren persecución.
Nasim fue un pionero para el pueblo LGTBIQ+ pakistaní, y se cree que fue el primer poeta abiertamente gay del país del sur de Asia. Dedicó su vida y su arte a luchar por los derechos LGBTQ+ y a aumentar la aceptación dentro de la comunidad musulmana.
Nasim nació en lo que hoy se conoce como Faisalabad, la tercera ciudad más grande de Pakistán, el 15 de septiembre de 1946, casi un año antes de que el país lograra la independencia.
Creció en el seno de una gran familia islámica tradicional y sufrió acoso y aislamiento durante toda su juventud. Se sentía condenado al ostracismo y sabía que nunca podría vivir como un hombre abiertamente gay.
En Pakistán, las personas LGBTQ+ se enfrentaban -y aún se enfrentan- a la estigmatización. Las relaciones sexuales entre hombres están tipificadas como delito -una ley promulgada por primera vez bajo el dominio británico- y la pena máxima es la cadena perpetua. El país, de mayoría musulmana conservadora, tiene arraigadas creencias sobre la orientación sexual y la identidad de género. Las personas LGBTQ+ experimentan diversos grados de tolerancia debido a las tradiciones culturales.
Durante toda su vida, Nasim luchó contra la opresión. A los 16 años, estaba leyendo un poema suyo de contenido político en una protesta contra la ley marcial cuando un soldado le disparó en la pierna.
Nasim se vendó la herida y regresó a casa sin contárselo a nadie. Al final se descubrió la herida y permaneció en cama durante meses, lo que arruinó su prometedora carrera en la danza clásica Kathak.
A los 20 años, Nasim huyó de Pakistán para escapar de la persecución y se trasladó a Estados Unidos tras leer un artículo en una revista que promocionaba la aceptación de las personas LGBTQ+ en el país.
Recordaba haber leído sobre una “cosa llamada movimiento gay” y sobre cómo la gente queer “vivía feliz para siempre” en Estados Unidos, según una grabación del difunto poeta archivada por el SAAD (South Asian American Digital Archive).
“Y en Pakistán, ser gay, abiertamente gay, significa ser intervenido a balazos o que te corten tus… recursos”, dijo. La familia no te habla. Así que significa… que te obligaron a vivir en un armario, y [todo] Pakistán es un gran armario donde vive todo el mundo”.
Como Nasim acabó descubriendo, el movimiento sobre el que leyó fue el impulsado por los disturbios de Stonewall de 1969, el momento álgido de la historia de la lucha moderna por los derechos LGBTQ+.
Llegó solo y estudió en la universidad, donde continuó con su poesía antes de ayudar a sus hermanos a emigrar a Estados Unidos.
Nasim pasó la mayor parte de su vida en Chicago, Illinois. La ciudad del Medio Oeste no sólo se convirtió en su hogar, sino también en un lugar donde explorar su identidad.
Al principio le daba “miedo entrar en un bar gay“, pero pronto descubrió que estaban llenos de “la gente más simpática del planeta”. Nasim dijo que formar parte de la comunidad gay le dio una confianza que nunca antes había experimentado.
Nasim ayudó a fundar Sangat en 1986, una de las primeras organizaciones LGBTQ+ sudasiáticas de Estados Unidos. El grupoapoyaba a los sudasiáticos homosexuales de la zona y permitió a Nasim retribuir a la comunidad LGBTQ+ de Chicago, que tanto le había dado.
Incluso con una carrera en crecimiento y una defensa incansable, Nasim dedicó gran parte de su tiempo a escribir. Publicó varios libros de poemas en urdu, punjabi e inglés sobre la persecución de las personas LGBTQ+ y la vida de los homosexuales en los países musulmanes.
Se hizo más conocido por su premiado libro de poesía urdu titulado Narman, palabra que significa “hermafrodita” o “mitad hombre, mitad mujer” en persa.
Se dice que este poemario es la primera expresión abierta del deseo y los temas homosexuales en lengua urdu. Su publicación suscitó polémica, pero fue aclamada por la crítica e inspiró a otros poetas paquistaníes.
Nasim abordó cuestiones relativas a la tolerancia del Islam hacia las personas LGBTQ+. Afirmó que Dios “no me habría creado si no quisiera que llevara una vida feliz y plena. Dios no crea basura”.
En su tercer y último libro, Abdoz, Nasim siguió tratando temas LGBTQ+. Su colección de poesía de 2005 contenía estas líneas: “Siento que mi vida ha transcurrido en un submarino/El viaje ha terminado; no he visto nada”.
Tras sufrir un infarto el 22 de julio de 2011, Ifti Nasim falleció en un hospital de Chicago a la edad de 64 años. Los activistasrecordaron a Nasim como una luz brillante en la duradera lucha por los derechos LGBTQ+ en Estados Unidos.
Comentarios desactivados en Miguel Sánchez Zambrano: «La aceptación de las personas LGTBI, junto al sacerdocio femenino, será el mayor desafío con el que se va a enfrentar la Iglesia en el siglo XXI»
«Me quedo con el estudio en profundidad que he realizado para fundamentar y exponer las razones para lograr desmontar la condena de la homosexualidad por la Iglesia»
6 febrero, 2023.
Miguel Sánchez Zambrano, sobrino de la filósofa María Zambrano, nació en Granada en 1953. Es farmacéutico, terapeuta sistémico y ayudador, (prefiere este término al anglicismo coach. Cofundador en 1983 y director de Hogar 20 hasta 1999. También es miembro fundador de las Asociaciones AVALON (VIH) y APREX (ex-toxicómanos) y del Comité Antisida de Granada. En la actualidad dirige el Centro de Terapias y Atención a las Familias. Es autor de numerosos artículos en prensa y como creyente manifiesta abiertamente su amor a la Iglesia. Acaba de publicar “Homosexualidad. Las razones de Dios” (Edit. San Pablo), presenta el viernes, 10 de marzo, a las 19,30 horas, en el Centro “María Zambrano” de Granada (Avda. de América, 55).
– ¿Cuáles han sido las principales motivaciones a la hora de escribir este libro?
Hago mío el motivo por el que San Pablo edita el primer libro sobre homosexualidad: “el objetivo es provocar el diálogo y de incentivar profundizar sobre el tema”. Me motiva que mis hermanos y hermanas gays y lesbianas, encuentren un capítulo, una palabra con la que identificarse, que los haga un poco más libres, un poco más felices y que mis hermanos y hermanas heteros, vivan felizmente su sexualidad, sin rechazar ni avergonzarse de quienes no somos igual a ellos. El Superior-Provincial de España de los Jesuitas, Antonio España, vaticina que “este libro será una ayuda grande para la Iglesia”. Esa es mi mayor ilusión.
– ¿Cuál ha sido el proceso seguido para darle forma?
Ha sido un arduo trabajo de investigación bíblica sobre el tema, que comencé hace más de 10 años. En el tintero aguarda escribir cómo se habría desarrollado el proceso evolutivo de la Iglesia, celebrando que un gran número de sus hijos, Dios los ha querido Homosexuales. Sé que es un sueño, pero no imposible, pues la Iglesia se ha enfrentado a retos mayores, como fue su desgaje de la religión judía, su matriz, teniendo en cuenta que era la religión del propio Jesús.
– La página inicial (Sabías que…,) ¿pretende centrar la atención sobre hechos determinantes en la visión histórica de la homosexualidad?
Así es. Son hechos de la escritura silenciados históricamente por la Iglesia, que demuestran que la homosexualidad es una identidad sexual querida por Dios, como no puede ser de otro modo, al haberla dispuesto Él en un determinado número de persona. Ni perversidad, ni enfermedad. Se trata de una variante de la sexualidad, que Dios ha querido se dé en la naturaleza humana, e igualmente en el reino animal.
– ¿Qué le agradó más del prólogo de Carlos Domínguez Morano S.J.?
Me emociona Carlos Domínguez, pues en su prólogo resume la intención del libro y sería extraordinario que se cumpliera su deseo, al afirmar que su lectura “puede ayudarnos a todos, sencillamente a ser mejores persona”.
– De todas las razones que desarrolla en sus páginas centrales comenzó por la suya propia, seguida de las razones para demostrar el sufrimiento, desmontar el rechazo, la condena, el cambio de la Iglesia, las razones de Dios, el matrimonio y la adopción, para una Teología homosexual, para el perdón y para soñar… ¿Cuáles considera fundamentales?
Me quedo con el estudio en profundidad que he realizado para fundamentar y exponer las razones para lograr desmontar la condena de la homosexualidad por la Iglesia, que se ha basado en textos del Antiguo Testamento, de hace más de 3.000 años. Especialmente el Levítico condena toda relación que no facilite la procreación: la masturbación, la eyaculación fuera de la mujer o la relación durante la menstruación, e igualmente la homosexualidad. O sea, toda relación no procreativa y es lógico, pues el autor sagrado trata de asegurar la natalidad, la supervivencia de aquel pueblo que ha de atravesar un desierto para llegar a la Tierra Prometida. Sorprende que, de todas aquellas leyes judías, sea exclusivamente la referente a la homosexualidad, la que siga condenada y reprobada por la Iglesia. Igualmente se castiga recortarse la barba (pena de muerte), trabajar en sábado o vestirse con dos clases de tejido. Sobra cualquier comentario.
– En su nota final afirma que en su caso jamás ha sufrido desprecio, rechazo o condena directa sobre su persona por su homosexualidad ¿A qué cree que se ha debido?
Quizás las personas que me conocen, les han importado más mis hechos, mi vida y no con quien comparto mis sentimientos. Sea o no ese el motivo, sí me considero privilegiado.
– En las últimas páginas se incluyen documentos para la bendición nupcial en uniones de parejas del mismo sexo ¿Cree que pueda llegar el momento en el que la Iglesia pueda bendecir a una pareja homosexual?
Si la Iglesia llega a plantearse seriamente bendecir a las parejas de igual género, ha de cambiar toda la moral sexual. Para la Iglesia, las relaciones fuera del matrimonio son pecado, tanto las homosexuales como las hetero. Al no poder casarse, una pareja homosexual que, amándose tenga una relación íntima, estará pecando (al igual que una heterosexual) y consecuentemente no pueden ser bendecidos. Es muy difícil entender que sea pecado lo que Dios mismo ha dispuesto en la Naturaleza (la relación sexual) y sólo tras el sacramento del matrimonio, el sexo sea bueno a los ojos de Dios.
– ¿Para qué un anexo de léxico castellano para el desprecio homosexual?
Para hacer evidente hasta qué punto se ha llegado socialmente a despreciar, ridiculizar y mofarse de la homosexualidad y los homosexuales. El castellano contiene hasta 48 palabras que nos ofenden y nos hieren.
El autor en una actividad celebrada en el Centro María Zambrano (Granada)
– ¿Quiénes consideran que pueden ser los principales destinatarios de su libro?
Este libro interesa a todo aquel que desee conocer cómo la Teología y la moral católica han desvirtuado el hecho homosexual, condenándolo, al extrapolar la lógica condena de la violencia homosexual (lo que intentaron los sodomitas con los enviados del Señor) con la relación homosexual fundamentada en el amor mutuo. Igualmente analizo en qué pasajes bíblicos puede fundamentarse la Iglesia para levantar la condena y acoger a los homosexuales en igualdad con los heterosexuales, considerando que la identidad de todos como hijos de Dios, debe prevalecer por encima de cualquier otra identidad, incluida la sexual. Y especialmente me dirijo a todo aquel que, por su homosexualidad, haya sufrido desprecio, condena, acoso o incluso se haya sentido culpable, exponiendo cómo llegar a superar todo es cúmulo de sufrimiento y dolor, pues como escribe mi tía, la filósofa María Zambrano, “solo cuando el hombre acepta íntegramente su propio ser, comienza a vivir por entero”.
– ¿Desea añadir algo más?
Sí, repetir que el pecado de Sodoma, base de la condena homosexual, fue el intento de sus habitantes de violar a los enviados de Dios. El autor condena dicha violencia y por tanto, la inhospitalidad de los sodomitas. En ningún momento se condena la unión amorosa de dos personas del mismo género que mantengan una relación amorosa estable y libremente elegida. Por tanto, la pregunta es: ¿Qué piensa hacer la Iglesia con nosotros, los homosexuales que decidimos vivir nuestra relación en el mismo marco de amor fiel que la unión hombre-mujer?
Pienso que la aceptación de las personas LGTBI, junto al sacerdocio femenino, será el mayor desafío con el que se va a enfrentar la Iglesia en el siglo XXI, al no poder eludir la obligación de discernir sobre la realidad humana de la homosexualidad. Es un reclamo de amor y justicia de millones de homosexuales cristianos, al que solo ella puede dar respuesta desde la fe. Por último, expresar mi disponibilidad para debatir sobre este tema, con cualquier grupo o persona que le interese, siempre desde el respeto profundo a la Iglesia y sin caer en rechazar a quienes nos rechazan.
Comentarios desactivados en “El retrato secreto de Jesús”, por Carmiña Navia Velasco.
Pedro Miguel Lamet, publicó en el 2018, una novela histórica, cuyo protagonista es Jesús de Nazaret. Un protagonista siempre referenciado por las palabras de otros, nunca mirado de frente en su actuar o en su interior. La historia de Jesús el maestro galileo, puede ser quizás la historia más repetidamente contada a lo largo de los siglos en el mundo occidental. Podemos decir que cada uno tiene su propio y único Jesús. El de esta novela es original y fascinante.
El autor nos muestra una personal visión de su protagonista a partir de la investigación “despegada” de un gentil: un tribuno romano con vocación de intelectual que al ser encargado de descubrir las rebeliones contra Roma, se desvía hacia el descubrimiento del mensaje evangélico. La trama novelística muy bien tramada nos lleva por los recovecos de Jerusalén y del imperio para descubrir tramos de la historia, tanto de la social-política amplia, como de las pequeñas y más íntimas de los y las protagonistas.
Nos queda muy claro cuál es el Jesús de Lamet. Su adhesión al Maestro pasa por: Su crítica radical al templo y a toda forma religiosa que se queda en los ritos y las obligaciones y que oprime.
Su escogencia clara por los débiles y los márgenes de esta sociedad basada en el prestigio, el dinero y los privilegios.
Y sobre todo su propuesta del amor universal, gratuito y sin medidas entre toda la humanidad.
Aún para los conocedores del Evangelio, la figura delineada por el narrador en la novela es muy atrayente y su convincente forma de presentarla, igual.
Por supuesto, el trabajo previo realizado por el escritor es exhaustivo y muy serio. Hay investigación histórica, ambiental y geopolítica. La novela se sumerge en el imperio romano desde sus intríngulis más sutiles y sus sentimientos más escondidos. El trabajo realizado sobre la mujer de Pilatos muestra claramente cómo enlazar la ficción y la realidad obteniendo un resultado de real verosimilitud.
En todo este entramado encontramos, no obstante, un lunar a mi juicio muy grande: La figura de “la Magdalena” como se le llama más de una vez. Pedro Miguel Lamet en lugar de atenerse a los datos que la historia y la literatura de la época de Jesús pueden arrojar, se deja llevar por los prejuicios y falsos presupuestos de la formación anti-femenina del cristianismo. Ya está reconocido por la academia, por los estratos eclesiales más serios (en 1969, se reconoce la confusión y se cambia la lectura del evangelio en su fiesta), e inclusive por el cine que no hay testimonios reales que permitan identificar a María de Magdala con una prostituta. La iglesia oficialmente ha reconocido que esa falsa identificación se debió a una confusión entre diferentes mujeres que aparecen en los textos evangélicos.
Parece sin embargo, que al autor de nuestra novela le resultó más cómodo y tal vez más atractivo o “picante” mantener el equívoco y repetir una vez más una de las grandes mentiras de la historia: que María Magdalena, seguidora de Jesús de Nazaret y primera testigo de su resurrección, venía de la prostitución. Esta falta de rigurosidad se nota ampliamente. La novela construye la figura del profeta de Galilea a partir de conversaciones entre el investigador-narrador y distintos personajes significativos (casi exclusivamente hombres) por sus encuentros con Jesús. Hacia el final de la obra, el personaje entrevistado es precisamente María de Magdala. Su presentación en general es floja y su personaje no tiene tanta consistencia como otros.
Es una lástima, porque en nuestros días cuando los que el materialismo rampante invita a presentaciones seductoras de Jesús, esta podría haber sido, a más de novedosa, fascinante por lo desarrollado y trabajado que aparece el mandamiento del amor… Pero se desperdicia y desprecia una vez más al público femenino porque se insiste en minimizar el papel que una figura como la de ella jugó realmente en todo el desarrollo del cristianismo primitivo. Después de la lectura, disminuye el deseo de leer No sé cómo amarte, del mismo autor, en la que parece que María de Magdala es protagonista central.
Cali, Febrero de 2023
Cfr. Pedro Miguel Lamet: El retrato secreto de Jesús de Nazaret. Novela Histórica. Ediciones Mensajero, 2018
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