Taiwán podría ser el primer país asiático en aprobar el matrimonio igualitario
Lo adelantábamos hace unos días… El gobierno progresista de Tsai Ing-Wen presenta un borrador de ley, con altas probabilidades de ser aprobado en el parlamento, que cambiaría la definición del matrimonio para hablar de “personas” en lugar de “hombre y mujer”.
Hace un mes, el 16 de octubre, Jacques Picoux murió al caer desde la décima planta de un edificio en el distrito de Wenshan, al sur de Taipei. La policía no encontró evidencias de forcejeo, todo apuntaba que Picoux se había suicidado. Su pareja, Zeng Jingchao, murió de cáncer en diciembre de 2015.
Picoux y Jingchao estuvieron juntos 35 años. Durante todo ese tiempo, evidentemente, no pudieron formalizar legalmente su relación. Eso hizo que cuando Jingchao enfermó de cáncer Picoux viera cómo las autoridades no le reconocían como familiar; y llevó a Picoux a una agria disputa con la familia de Jingchao que fue le encargada de decidir que al hombre se le sometiera a los tratamientos más agresivos para intentar salvarle la vida a pesar de que Picoux insistía en que Zeng habría preferido no alargar su sufrimiento.
Jacques Picoux y Zeng Jingchao (Foto: Yen-jong Lee)
Además, aunque Zeng quería que Jacques heredara el apartamento en que vivían, la familia del fallecido y sus abogados cambiaron el testamento de Jingchao para quedarse con el piso y que Picoux no heredara nada.
Lee Yen-Jong, una antigua alumna de Picoux que además fue candidata por el partido de los Verdes en las elecciones de enero, publicó la historia en su Facebook identificando a Jackes como J y a Zeng como C. Yen-Jong explicó que por culpa de la legislación del país, el deseo de C de dejar su piso a su compañero durante 35 años fue imposible de cumplir porque eran unos “desconocidos, legalmente hablando“.
Cuando los grupos LGTB del país (que teóricamente forma parte de la República Popular China pero que en la práctica es algo así como un estado independiente) descubrieron la historia, se volcaron para presionar al gobierno sobre la necesidad de legislar el matrimonio igualitario. “¿Por qué no puede no puede una pareja que lleva 35 años junta vivir como una pareja legal y afrontar la enfermedad y la muerte juntos?” se preguntaba Chiu Hsin-yi, activista por los derechos del colectivo. Cheng Chi-Wei, directora de la sección social y de voluntariado de la Asociación Taiwan Tongzhi pedía en los medios que la recién elegida presidenta de la república, la demócrata progresista Tsai Ing-Wen, cumpliera lo que había prometido en campaña y legalizara el matrimonio igualitario.
La presidenta, Tsai Ing-Wen, defendió el matrimonio igualitario durante la campaña electoral.
El pasado 29 de octubre tuvo lugar en Taipei la marcha del Taiwan Pride, la mayor de toda Asia, que además de conmemorar la muerte de Picoux contó con la presencia de varios miembros del gobierno de Tsai. Ante las críticas que el gobierno de Tsai, elegido en enero, afrontaba por haberse quedado dormidos en los laureles a la hora de legislar las uniones entre parejas del mismo sexo, tres días antes de la marcha presentaron un borrador de ley que cambiaría la definición legal de matrimonio para hablar de “dos personas” en lugar de “un hombre y una mujer“.
Los legisladores del Partido Demócrata tienen plena confianza en que la ley se aprobará cuando llegue al parlamento, lo que convertiría a Taiwán en el primer país asiático en legalizar el matrimonio igualitario: “Es un gran paso adelante en la historia de los derechos humanos. Si Taiwán consigue aprobar esta ley, será un ejemplo para otros países de Asia“, ha declarado Yu Mei-nu, una de las legisladoras del PDP.
Cómo no, los grupos religiosos están totalmente en contra. Lo gracioso es que uno de esos grupos, la Alianza de Grupos Religiosos por el Amor de las Familias de Taiwan está claramente inspirado en los mismos movimientos que vemos en países occidentales. Su líder, Chang Shou-yi, incluso se ha aprendido los mismos argumentos de mercadillo que utilizan aquí los del Foro de la Familia o en EEUU los de la NOMA: “Lo que los activistas gays quieren es que su estilo de vida sea refrendado por la sociedad. Pero ¿por qué necesitan cambiar la institución tradicional del matrimonio, que se remonta a miles de años atrás?”
La punta de lanza de la igualdad en Asia
En diciembre de 2014, el parlamento taiwanés era el primero en Asia en debatir la aprobación del matrimonio igualitario; una cuestión propuesta, precisamente, por el DPP y que cuenta con el rechazo del Kuomintang. El ahora principal partido de la oposición sí apoya las uniones civiles. Antes de convertirse en presidenta, Tsai publicó un vídeo para celebrar el equivalente chino del día de San Valentín en el que se incluyen tres parejas del mismo sexo. Ya era bien conocida su postura y la de su partido con respecto al apoyo explícito a la comunidad LGTB.
Aunque el matrimonio igualitario todavía no es legal en Taiwán, el clima sociopolítico es cada vez más aperturista. La vía legislativa parece la única viable, después de que la batalla jurídica emprendida por el activista Qi Jia-wei (o Chi Chia-wei) y su novio para contraer matrimonio fracasara cuando la Corte Administrativa de Taipéi desestimó su demanda al considerar que según la legislación vigente en Taiwán, el matrimonio debe contraerse entre un hombre y una mujer.
Por lo que se refiere a la aceptación social, hay indicios positivos. En octubre del año pasado, por primera vez, en las bodas masivas de Taipéi participaron 10 parejas del mismo sexo (cuya unión fue simbólica y sin validez legal), con el apoyo y la bendición del alcalde de Taipéi, Ko Wen-je. El principal escollo proviene del ámbito religioso. La Alianza Nueva Generación fue uno de los grupúsculos cristianos que criticaron la medida de incluir a parejas del mismo sexo en las bodas masivas: “nos oponemos firmemente a la promoción en la ciudad de la cultura gay con nuestro dinero, sin ninguna discusión”. Con todo, cabe recordar que los cristianos solo representan en torno al 3,9 % de la población taiwanesa.
Por otra parte, en 2014 el Orgullo LGTB batía un nuevo récord de asistentes: 64.000 personas. Ese mismo año, se hacía público que el 68 % de la población está a favor del matrimonio igualitario. En septiembre de 2013, 800 activistas celebraron con gran éxito un banquete nupcial frente a la sede presidencial para reclamar la aprobación del matrimonio igualitario. Taipéi, por su parte, es considerada por muchos la ciudad más gay-friendly del continente asiático y es hoy un destino turístico LGTB en alza. La capital y Kaohsiung, la segunda ciudad del país, cuentan desde este año con un registro de parejas del mismo sexo.
Comentarios recientes