Asesinaron a una persona trans en Pedro Juan Caballero (Paraguay)
Soledad Fernández, de 42 años, fue asesinada el lunes 7 de octubre por la noche detrás de la Villa del Sol, un condominio cerrado de camino a la localidad de Zanja Pyta, vecina de Pedro Juan Caballero (Amambay). Soledad, trans que hacia el final de su vida pidió que se la volviera a llamar Marcelino Soler, se encontraba acompañada por Leonardo Miranda De Oliveira cuando un hombre cis encapuchado los comenzó a seguir. De acuerdo a las declaraciones posteriores de Miranda, el hombre les dijo que se trataba de un asalto pero inmediatamente disparó a Soledad.
Los 9 disparos de revólver Calibre 22 quedaron dentro del cuerpo. Según se informó a Presentes, la fiscalía trasladó el cuerpo hasta la morgue del hospital regional de Pedro Juan Caballero. El médico forense constató que las heridas estuvieron ubicadas en la zona del tórax, cuello, boca, costilla izquierda y espalda.
La fiscal a cargo del caso, Sandra Díaz, en diálogo con Presentes, explicó que el homicidio fue efectuado por un hombre, todavía sin ser identificado, de aproximadamente 20 años. “Yo asumo que, primero, le disparó parado y después mientras caía, recibió más disparos porque tiene heridas en la boca y en el cuello. Se comprobó el tipo de arma porque se extrajeron las balas que quedaron en el cuerpo. Hallaron una en la cabeza y tres en el cuerpo”, refirió.
Alrededor de las diez de la noche, lxs vecinxs escucharon varios disparos y vieron a un hombre huyendo a pie del lugar en donde se encontraba el cuerpo. Acudieron al lugar agentes policiales de la subcomisaría segunda del barrio Villa Industrial, quienes comunicaron el hecho a los responsables del Ministerio Público y al forense. El viernes, Leonardo Miranda prestó declaración policial para dar más información acerca del atacante.
“Leonardo contó que corrió del susto cuando el hombre disparó. Un vecino de la zona, que era un ex policía, escuchó lo ocurrido y llamó a los agentes. Según el testigo, ese día más temprano se reunieron con Marcelino cerca de las 19 horas y salieron a caminar por el barrio Villa Industrial. Fue allí que apareció el hombre y asesinó a Soledad. Yo me imagino que buscaba asesinar a Marcelino. Los familiares nos van a dar más información para el transcurso de la semana”, relató Laura Panderi, asistente fiscal.
«Homicidio doloso»
La fiscal caratuló a la causa como un homicidio doloso y mencionó que todavía no se puede hablar de un crimen de odio y que, si bien aún se desconoce el móvil del homicidio. La activista de Panambí Yren Rotela aseguró que era muy querida por los ciudadanos de Pedro Juan.
“Yo conocí a Soledad en el 2009 porque era una referente de Panambi en Pedro Juan Caballero en ese tiempo. Ese año fue hacer un trabajo con la población ahí. También fue promotora de salud, sé que pasó por muchas cosas”, expresó Yren y contó que desde que se involucró en el evangelismo comenzó a cambiar su mirada hacia el colectivo. En la Iglesia le decían que porque era travesti “vivía como vivía”.
“Yo entiendo que cuando uno se aferra a la vida buscando alguna forma de sobrevivir. Muchas veces, cuando vivís en un contexto, siendo mujeres trans, no tenemos alternativa laboral, no tenemos estudios y tenemos que soportar mucha violencia, discriminación. Se te cierran muchísimo las puertas. Ella entró en depresión y buscó refugio en la espiritualidad. Lo cual me parece muy bien, pero eso la hizo volver a su identidad masculina socialmente afectada”, recuerda Yren.
Hace una semana de que Yren Rotela y Mariana Sepúlveda celebraban el fallo del Tribunal de Justicia de Luque por el transfemicidio de su compañera, Romina Vargas. La condena a Blas Amarilla, por el caso de Romina marcó un hito en la Justicia paraguaya al tratarse de la primera condena por el asesinato de una persona trans en Paraguay.
“Con el caso de Romina trabajamos un año para que el fiscal entienda todo el contexto en el que vivimos. Muchas de mis compañeras pueden ser personas que están delinquiendo pero, ¿por qué? porque caemos en una situación de criminalización. Obviamente no lo justifico, pero un robo no puede ser razón de asesinato”, consideró la activista.
“Conocí a Soledad cuando trabajábamos en las calles. Ella era compañera mía. Luego yo me separé de mi zona de trabajo porque comencé a estudiar Derecho. Me da mucha impotencia lo que le sucedió porque, lastimosamente, en Paraguay no hay ninguna ley que nos ampare”, lamentó su compañera Nicol González Gauto.
La ley contra toda forma de discriminación sigue siendo una deuda pendiente en el país. De ser verificado el crimen de odio, se trataría del transfemicidio número 62 en transición democrática.
Fuente Agencia Presentes
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