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Mary E. Hunt: “Todos los curas son cómplices de la crisis de abusos. Necesitamos un nuevo modelo de Iglesia”

Lunes, 17 de septiembre de 2018
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pic-mary-huntLa teóloga pide “deshacernos de los obispos, del clero y tener una Iglesia dirigida por laicos”

No creo que dentro de un año nadie extrañe a un obispo, y no creo que la mayoría de las parroquias extrañaran a un sacerdote”

“Los hombres están solos, a menos que vayan a abrir esto a nuevos modelos serios de comunidades dirigidas por laicos, no simplemente abiertas a ellos. Se acabó el tiempo para ellos”

(Cameron Doody).- Puede que la referente estadounidense de la teología feminista Mary E. Hunt no crea en la Iglesia institucional de abusos y encubrimientos, pero eso no quiere decir que no crea en Dios. Simplemente reconoce, con una lucidez poco habitual, que “estamos madurando en la posmodernidad hacia un tipo diferente de fe”. Por eso -porque es fiel no solo al ejemplo evangélico de Jesucristo sino también a las personas– implora que, desde la jerarquía, se deje florecer a este nuevo modelo de catolicismo que ya ha empezado a brotar.

Sus impresiones, primero, sobre el Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII que acaba de finalizar.

Lo consideré muy interesante y coherente con el tipo de temas que el grupo ha venido tratando hasta aquí. Estuve aquí en el ’92, y por entonces también trabajamos en lo divino y este tipo de cosas. Creo que se puede ver el desarrollo, el pensamiento de las personas y las expectativas de las personas sobre lo que la religión puede proporcionar, viniendo de la tradición católica: las limitaciones de esa tradición y lo que podemos hacer creativamente para desarrollar otras opciones. Creo que todo esto fue evidente este fin de semana.

Creo que fue muy importante tener la presentación sobre la perspectiva sufí, que fue muy importante tener una persona más joven para la última ponencia… y que fue muy importante tratar tanto el contenido del misticismo como lo que podría significar para las personas. Hubo un hilo conductor, habitual en este grupo, de compromiso serio con la justicia social y también con la espiritualidad.

Yo probablemente nunca había enfocado en estos términos el misticismo o la contemplación o la meditación, se llame cómo se quiera llamar nuestra dimensión espiritual. Pensé que fue muy útil: lo encontré personalmente muy útil y conocí a mucha gente interesante. Las presentaciones me parecieron muy estimulantes.

¿Qué exactamente abordó usted en su presentación?

Le di un título bastante curioso: “El poder del silencio y el trabajo por la justicia”. Cosas que normalmente no se yuxtaponen: o estás comprometido con la espiritualidad o estás haciendo el trabajo de la justicia. Pero mi punto de vista, mi experiencia y mi práctica son que tienen que ser ambos, al mismo tiempo, y traté de explicar, dada la triste situación del catolicismo institucional -y, viniendo de los Estados Unidos, la triste situación de nuestro gobierno- que muchas personas están muy descorazonadas, y es un momento difícil para no tener los recursos habituales a los que la gente suele recurrir en su espiritualidad.

Pero, ¿qué vamos a crear que sea nuevo? También con la Iglesia Católica en los Estados Unidos en ruinas, muchos católicos están buscando algo más, y creo que usando algunas de las raíces de nuestra tradición -Hildegarda de Bingen o Nancy Sylvester, por ejemplo (del Institute for Communal Contemplation and Dialogue)- podemos traer la práctica contemplativa al trabajo de justicia social, e incluir la justicia social en la práctica de la contemplación.

Es contemplación comunitaria: no es simplemente lo que uno hace mirándose al ombligo, sino lo que uno hace acompañado por otras personas tanto físicamente como no físicamente, y traté de describir algunas de las formas en las que eso ocurre.

Volviendo a la idea de la “Iglesia en ruinas”. La crisis del abusos sexuales: ¿cómo llegamos aquí y cómo podemos salir de ella?

No tengo una forma mágica para que podamos salir de eso, pero entiendo cómo llegamos aquí. Creo que hay dos factores principales.

El primero, la duplicidad estudiada que ha sido rampante en la Iglesia Católica. Estoy hablando de la Iglesia en los Estados Unidos y la Iglesia Romana: no quiero decir nada sobre la Iglesia española, aunque considero que hay similitudes en esa situación.

La duplicidad ha crecido en torno a una falsa antropología, que es que de alguna manera hay una diferenciación, una diferenciación degradante, entre las personas.

Una vez que se comienza con una estructura con una división de clérigos-laicos, en la que los clérigos tienen todo el poder y los laicos tienen toda la responsabilidad de hacerla funcionar, y una vez que decidas que solo los hombres pueden ser parte del clero, que los homosexuales no pueden formar parte del clero… Lo que Rosemary Radford Ruether llamó “dualismos jerárquicos”. Que a Dios está por encima del mundo. Que las personas están por encima de los animales. Hombres sobre mujeres. Los blancos sobre las personas de color. Personas heterosexuales sobre personas homosexuales … Una vez que estableces ese hábito de pensar, arrasa.

Elisabeth Schüssler Fiorenza le dio un nombre: “kiriarcado”. Cuando tomas estructuras de racismo, sexismo, xenofobia, disparidades económicas, etc, las pones todo junto y se entrelazan -de modo  que una mujer pobre, negra y lesbiana se encuentre en una situación mucho peor que un hombre blanco heterosexual – una vez que se estructura eso, hay muy pocas salidas.

La relación entre ese “señorismo” y la crisis de abusos sexuales es doble: la ignorancia colosal y culpable de la mayoría de los clérigos sobre la sexualidad en general y los tipos de prohibiciones en la Iglesia. No a la anticoncepción, a la masturbación, a otras formas de sexualidad, a que los sacerdotes practiquen el sexo debido al voto de celibato… Se escenifica eso y los involucrados tendrán que buscar una salida, que en este caso ha sido sexo con niños. Pero es un vertiente solo.

Lo que estamos viendo ahora es el abuso de poder por parte de clérigos con quienes están a su cargo. Seminaristas y otros sacerdotes, como en el caso de Theodore McCarrick. Qué irónico y triste que lo peor que le pueda pasar a este es que se le “reduzca” al estado laical, al igual que el resto de nosotros.

Lo que salió del caso McCarrick fue que no solo estaba acostándose habitualmente con seminaristas, y que el trabajo y el futuro de estos seminaristas dependía de su cumplimiento, sino que todos lo sabían. ¿Cómo podía suceder que este tipo cometiera abusos y que, encima, se llegara a compensaciones extrajudiciales con algunas víctimas?

¿Por qué cree usted?

Es esa duplicidad de la Iglesia. Que la institución protege a los suyos y miente al respecto: hay una falta de transparencia. Y luego están los casos de pedofilia de McCarrick… Alguien tenía que saber algo.

Hay historias sobre McCarrick en Nueva York… Salía a cenar con hombres, los llevaba a un hospital católico donde tenía un piso…

O la casa de mar.

La casa de mar era otro lugar … ¿pero un hospital? Es extraordinario. Mucha gente debe haberlo ayudado a hacerlo, y mientras tanto él está subiendo puestos para convertirse no solo en arzobispo, sino en cardenal, y encima en Washington DC.

Se hizo muy cercano a los ricos y famosos y a la gente en política, y recaudó mucho dinero. Pero ahora, Viganò, el exnuncio papal, ha escrito su alegato… Es una situación complicada, porque hay factores en ambos lados: derecha e izquierda, pro-papa Francisco y anti-papa Francisco … Pero Francisco debe haber sabido algo… Está mintiendo o es estúpido, esas son las únicas dos opciones. Y ahora con la nueva carta de Sandriparece que todos mienten.

Lo que recojo de esto son dos cosas: una, que aparentemente todo esto es “aquí no pasa nada”, todo normal. Si quieres subir de rango, lo haces acostándote con gente. Y dos, que este es un desastre que ha dejado a muchas personas -buenas personas, laicos- con enormes dificultades. Dificultades que se pueden achacar a personas concretas que no hicieron su trabajo correctamente, y que serían despedidos si se tratara de una organización secular. Despedidos y reemplazados, pero no con más obispos que fueron criados en el mismo sistema…

Considero cómplice a cada sacerdote: saben cómo funciona el sistema. Todos son espectadores cómplices en el mejor de los casos. ¡Necesitamos un nuevo sistema! Para deshacernos de los obispos, del clero y tener una Iglesia dirigida por laicos, donde las personas que tengan competencias en áreas particulares formen comités en cada región o diócesis. No creo que dentro de un año nadie extrañe a un obispo, y no creo que la mayoría de las parroquias extrañaran a un sacerdote.

Acabamos de salir de la liturgia final del Congreso, a cargo de la comunidad LGBTIQ … Muy, muy bien hecha, y el papel del sacerdote ordenado fue mínimo en el mejor de los casos. Toda la comunidad participó, y nadie echaba de menos a alguien que usaba túnicas similares a las de Halloween. Creo que estamos madurando en la posmodernidad hacia un tipo diferente de fe.

Pero, ¿por qué hay católicos que siguen resistiéndose a este nuevo modelo de Iglesia?

Creo que hay muchas personas que no piensan en estas cosas para ganarse la vida, como usted y yo, y lo toman como algo que aprendieron cuando eran niños, y para ellos la religión es lo que aprendieron en el colegio. Mucha gente lo deja allí. Y creo que muchas personas simplemente no tienen modelos…

Mi experiencia ha sido, especialmente a la luz de este escándalo -un escándalo de proporciones que no hemos visto antes- que aún no sabemos cuánto costará.

El informe de Filadelfia, un informe de trescientos sacerdotes abusadores y más de mil víctimas -y hecho por el Estado, y no por la Iglesia- dejó en claro que ni siquiera han salido la mitad de los crímenes. Y ahora tenemos 49 estados más que deben hacer sus informes.

Nueva York acaba de citar a todas las diócesis allí, y no creo que ninguna de ellas pueda resistir más. Es la ley que viene a por ellos. Es triste ver que una institución religiosa tenga que ser modificada por el sistema legal, pero vivimos en una sociedad donde la seguridad de los niños o de los trabajadores son ahora valores comunes. Así que mi sensación es que, aunque hay algunos que se resisten -como el Opus Dei y los grupos de extrema derecha que están instrumentalizando esto para sus propósitos, diciendo, por ejemplo, que los homosexuales tienen la culpa, lo cual no es cierto- muchas personas que están en contacto con los valores posmodernos están buscando algo más. Creo que la resistencia se erosionará, especialmente a medida que el panorama financiero se aclare.

No hay dinero en la Iglesia Católica de los Estados Unidos para pagar estos casos de abusos. Verdaderamente, cada diócesis deberá estar en bancarrota. No solo moralmente, sino también financialmente. Y la Iglesia es un negocio, al fin y al cabo. Cuando las personas se den cuenta de que cuando ponen dinero en el cepillo, un porcentaje de eso va a la diócesis, y eso es lo que paga los abogados, y las indemnizaciones a las víctimas… No querrán pagar los honorarios de esos abogados, y no querrán pagar para encubrir. Las personas no son estúpidas: están contentas de compartir, pero no quieren que se aprovechen de ellas.

Votarán con sus carteras.

Eso es.

Y esta Iglesia del futuro… ¿Será ecuménica? Interreligiosa?

Yo esperaría que sí.

Yo pertenezco a un grupo de mujeres-iglesia: “Iglesia de mujeres” (Women Church) es el nombre que se le da a los grupos feministas que se han estado reuniendo durante los últimos treinta años. Entendimos que la palabra ekklesia tiene que ver con la asamblea regular de ciudadanos masculinos libres, y dado que no éramos ciudadanos masculinos libres, solo cuando pones la palabra “mujer” junto a la de “Iglesia” puedes realmente tener algo inclusivo. Es una ironía.

Hemos tenido casas-iglesias pequeñas durante los últimos treinta años, y hay muchas comunidades eucarísticas intencionales … Nuestro grupo de Mujeres-Iglesia tiene mujeres judías, ministras protestantes … Comenzó como un grupo de monjas. Entonces creo que habrá muchas configuraciones nuevas y muchas nuevas formas de adoración.

En WATER, por ejemplo, donde yo trabajo – la Alianza de Mujeres para la Teología, la Ética y el Ritual – cuando tenemos rituales o meditaciones, no hay verificación de identificación en la puerta. Simplemente vienes. Así que esto ya está pasando, pero que la Iglesia Católica Romana como la conocemos vaya a transformarse en esto, nadie puede saberlo, y de todos modos probablemente no en mi vida. Pero la tendencia más general es en esta dirección.

Y su opinión acerca del Papa Francisco. ¿Ha traído aire fresco a la Iglesia? ¿O es más de lo mismo?

Bueno … Recientemente hice una presentación sobre el Papa Francisco desde la perspectiva feminista, en Brasil, en la conferencia de UNISINOS. Y yo era una voz minoritaria: la gente de la conferencia apoyó mucho al Papa, estando allí algunos de sus biógrafos y demás. Pero hice un caso muy fuerte, creo, por que al Papa Francisco se le deba considerar un regalo envenenado, en el mejor de los casos.

Creo que entró en una situación en la que el listón era muy, muy bajo, después de 37 años de Juan Pablo II y Ratzinger… Las personas progresistas, en particular, estaban tan desilusionadas que a Francisco se le veía como algo maravilloso.

Resulta que yo viví en Argentina durante dos años, viviendo y enseñando, en Buenos Aires, durante el tiempo en que él era el superior de la comunidad jesuita. Nunca me encontré con él, y tuvimos un grupo interreligioso, protestantes, judíos y católicos, que se reunieron regularmente para reflexionar sobre la Guerra Sucia: cómo apoyar a los jóvenes, especialmente, que eran parte de la resistencia a la Guerra Sucia… Pero yo nunca vi a un jesuita.

También le seguía [a Bergoglio] en Argentina con la cuestión del matrimonio entre personas del mismo sexo, y al final llegó a un equilibrio jesuítico al decir que tal vez estaría bien tener alianzas domésticas. Bueno, no, Bergoglio: queríamos el matrimonio. Y [Bergoglio] ha sido terrible con respecto a los problemas de las mujeres en todos los ámbitos; hace bromas sobre las suegras, y es en gran medida un producto de su entorno.

Su única fuente feminista es su abuelita Rosita, su abuela Rosa, que ha estado muerta desde hace mucho tiempo. Simplemente no tiene idea de cómo es la mitad de la Iglesia, o tal vez un poco más de la mitad.

Así que he estado decepcionada y frustrada con él desde esa perspectiva. Dicho esto, creo que su trabajo sobre el medio ambiente, sobre la lucha contra la pobreza, la pena de muerte…  en esas cosas estoy completamente de acuerdo con él. Pero en lo que respecta a las cuestiones de las mujeres, en particular – no solo la cuestión de la ordenación, sino también el control de la natalidad y el aborto – sobre cuestiones queer en general… Creo que su declaración “¿Quién soy yo para juzgar?” fue lamentable. A pesar de que la gente hizo lo imposible para elogiarlo.

“Quien soy yo para juzgar…?” Bueno, déjame decirte: tú eres el Papa, eres un católico, eres una persona, eres un pastor … Tu trabajo es juzgar: juzgar dónde está el amor. Así que estaba muy desilusionada con esa afirmación, a pesar de que la mayoría de la gente la veía como una apertura muy importante. Como persona, como católica, como feminista, como mujer, como lesbiana, no quiero la pregunta. Quiero la afirmación. No porque seamos nosotras -tengo una pareja y una hija- sino porque es el amor.

La otra cosa es que hacer esa declaración como jesuita es bastante hipócrita, porque en mi experiencia la Compañía es mayoritariamente gay. Por lo tanto, [Francisco] tiene muchos hermanos gay. Así que al menos podría ser honesto y decir: “Aquí tenemos un problema con la sexualidad, y tenemos que salir de eso”.

No es mi problema, y no voy a arreglarlo para ellos … y de hecho soy muy escéptica de que las mujeres lleguen y sean ordenadas: no quiero ordenar a nadie. Soy muy escéptica de recurrir a personas que no han creado el problema. He visto que esto ya ha pasado: por ejemplo, en una universidad católica, con una presidenta y abogada, intentando arreglar el caso McCarrick. Es una pesadilla que sean estas mujeres las que la tienen que arreglar.

No tengo una solución, y no estoy buscando una solución, más allá de la de amor y cuidado hacia las víctimas y los sobrevivientes [de abusos]. Cualquier cosa que podamos hacer en su nombre es una solución, pero las preguntas institucionales … los hombres están solos, a menos que vayan a abrir esto a nuevos modelos serios de comunidades dirigidas por laicos, no simplemente abiertas a ellos.

Se acabó el tiempo para ellos.

Fuente Religión Digital

 

Cristianismo (Iglesias), General, Iglesia Católica , , , , , , ,

“El poder del silencio en el trabajo por la justicia”

Lunes, 10 de septiembre de 2018
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pic-mary-huntPonencia de Mary Hunt en el XXXVIII Congreso de Teología Juan XXIII

“El silencio no es para los tímidos”. Y mal usado “puede ser una trampa especialmente para las mujeres y otros que han sido marginados”

(Mary E. Hunt. Teóloga feminista. USA).- Por favor, únanse a mí en dos minutos de silencio comunitario. Gracias. Buenas tardes. Estoy encantada de estar con ustedes finalmente para esta conferencia. Mis más sinceras gracias a Juan José Tamayo y a Margarita Pintos por invitarme y organizar un tiempo delicioso en Madrid. Me sentí honrada de haber sido invitada en varios años, pero un compromiso con una conferencia de mujeres todos los años en esta fecha me impidió decir que sí. Estoy agradecida de estar aquí ahora. Me disculpo por mis errores en español, pero sé que el mal español es preferible al perfecto inglés.

Este fin de semana he aprendido mucho sobre las muchas formas en que la espiritualidad y la justicia se superponen. Mi contribución es mirar “El poder del silencio en el trabajo de la justicia”. Esta apreciación de la contemplación es un elemento esencial para hacer un cambio social. Lo hago desde una perspectiva feminista basada en la tradición católica y profundamente endeudada con otras formas de espiritualidad.

Comienzo con mi contexto, a saber, la comunidad progresista de los Estados Unidos. Luego, hablaré sobre la importancia de la meditación / contemplación en términos sociales amplios, ofreceré ejemplos contemporáneos de cómo funciona, y concluiré con el papel de la oración contemplativa en el sostenimiento de las energías.

Contexto:

Vengo desde los Estados Unidos, donde nos vemos envueltos en una situación política escandalosa y peligrosa. Se ve empeorado por la avaricia, la discriminación, la xenophobia, y el desprecio por el medio ambiente. El final de la administración Trump no puede llegar lo suficientemente pronto para el bien del mundo.

Mientras tanto, yo, como muchos estadounidenses, me opongo a las políticas de “Hacer que Estados Unidos sea grandioso de nuevo” (“Make America Great Again“) con cada fibra de nuestro ser. Las próximas elecciones son cruciales para cambiar el rumbo desastroso en el que nos encontramos. Las personas ricas y poderosas ganan exponencialmente más, mientras que los inmigrantes adultos en un país de inmigrantes son arrancados de sus hijos y los ciudadanos pobres no tienen cuidado de la salud, la educación y los empleos que merecen. Lo más difícil para mí es saber que un gran porcentaje de la población, lo suficiente para elegirlo, está de acuerdo con los métodos de Trump. Cambiar esas actitudes es crucial para hacer un cambio social.

Entonces, la meditación, que algunos creen que puede transformar los campos de energía, es una herramienta bienvenida, aunque de ninguna manera sustituye el trabajo duro de organizar, lobby, registrar votantes y el resto necesario para detener la marea.

También vengo del extremo progresivo del espectro religioso enraizado en la tradición católica. Como feminista, hace tiempo que rechazo lo que Elisabeth Schüssler Fiorenza útilmente definido como la iglesia ‘kyriarchal’. ‘Kyriarchy’ es las formas de opresión inter-estructuradas que crean las condiciones para la injusticia. La Iglesia católica institucional es una que literalmente “señorea” al clero sobre los laicos, a los hombres sobre las mujeres, a los religiosos sobre los seculares. Las feministas en la religión se han adscrito a este análisis durante décadas, creando abundante investigación y recursos para superarlo.

El resto del mundo nos está mostrando ahora que la institución católica se encuentra en el descrédito global y pronto en la ruina financiera. Informes recientes sobre la conducta criminal del clero católico y su encubrimiento por parte de funcionarios de la iglesia en los más altos niveles marcan el final de la Iglesia Católica Romana tal como la conocíamos en los Estados Unidos y tal vez en el resto del mundo.

Los católicos representan el 20% de la población de EE. UU., 51 millones de adultos en los EE. UU., aproximadamente 3 millones menos que en 2007. El porcentaje de católicos que asiste a misa semanal cayó un 6% del 2014 al 2017 con cifras actuales muy por debajo del 40%. Somos muy similares a muchos países europeos como España y la antigua Irlanda católica.

Los católicos de EE. UU. están disgustados y desmoralizados por un reciente informe del gran jurado que documentó más de 1.000 niños violados y abusado por más de 300 sacerdotes en un solo estado con 49 estados más donde se deben realizar investigaciones similares. Los funcionarios legales aseguran que las cifras reales de víctimas / sobrevivientes son mucho más altas de lo que se informa. El informe reveló que los obispos reasignaban rutinariamente al clero criminal en lugar de prohibirles el ministerio. Este es un problema nacional ya que los sacerdotes se mueven como si se tratara de un tablero de ajedrez gigante de una parroquia a otra dentro de una diócesis o de una diócesis a otra en todo el país.

silencio

En el caso de Theodore McCarrick, cardenal arzobispo de Washington DC, el público se enteró de que algunos obispos son delincuentes. McCarrick es acusado creíblemente no solo de pedofilia, sino también de actos sexuales con personas a su servicio, a saber, seminaristas y sacerdotes. Si bien tales infracciones en el lugar de trabajo no siempre son criminales según la legislación de EE. UU., siempre están fuera de normas éticas. Parece que el sexo con el jefe era importante para avanzar en el sistema clerical. Esto arroja dudas sobre todos los clérigos de más alto nivel. ¿Obtuvieron sus trabajos debido a su competencia o debido al cumplimiento en un sistema despreciable?

Tal vez el asunto más difícil en el caso de McCarrick ha sido la respuesta de los miembros del clero que “todos sabían”. Si “todos sabían”, ¿cómo llegó a ser cardenal, el jefe de una de las diócesis más prestigiosas, ¿cómo ganó la confianza del Papa y llegó a ser un portavoz clave contra el abuso sexual del clero? Las acusaciones del Arzobispo Carlo Maria Viganò, el ex Nuncio Apostólico en los Estados Unidos, de que incluso el Papa Francisco era consciente de que un papa anterior había sancionado a McCarrick, agrega otra capa de engaño a toda esta repugnante escena.

Obviamente, la mentira sistemática y la duplicidad caracterizan el “negocio de lo normal” (“business as usual“) en la iglesia institucional católica. Esta es la norma en una estructura que otorga un poder desproporcionado al clero sobre los laicos. Es una cultura enfermiza de sexualidad reprimida y desinformada, un caso de kyriarchy escribe grande.

Por estas y otras razones, creo que la institución católica ha seguido su curso. Pero los desafíos de la vida cotidiana: un niño se enferma, un padre muere, uno pierde su trabajo, una relación termina, continúa y la gente necesita recursos pastorales y espirituales para tratar con ellos. Millones de personas que solían ser católicas buscarán en otra parte en su búsqueda de ser religiosos.

Por supuesto, algunos dejarán de lado la religión por completo, una opción comprensible. Pero debido a que tanto trabajo de justicia social es impulsado por una ética basada en la religión, me preocupa de dónde vendrá la motivación para que la gente se mantenga comprometida. Creo que es importante mantener los contornos de los valores construidos interreligiosamente. Algunos de nosotros traemos contenido cristiano, católico y liberacionista.

Las feministas han sabido este problema por décadas: la misma tradición religiosa que nos dio nuestros valores más profundos era completamente insegura en forma institucional. Mientras que Jesús todavía podría tener alguna apelación, la institución nos repele.  Un objetivo de la Convergencia Mujer-Iglesia, por ejemplo, no ha sido reformar o reestructurar la iglesia institucional, sino dejar que las necesidades del mundo, y no las fallas de la iglesia, establezcan nuestra agenda.

Creo que esto es común en el mundo posmoderno donde las preocupaciones religiosas del pasado han sido reemplazadas por los problemas morales del futuro. Si eso es cierto, entonces nuestra audiencia es mucho más grande de lo que imaginamos. Es irónico en un momento en que una importante institución religiosa está en colapso y gran parte de sus enseñanzas y prácticas son recibidas con escepticismo y rechazo total, ¡y son los teóloga/os de la liberación y nuestra/os colegas quienes todavía están en pie! Durante mucho tiempo he predicho que los que fuimos vistos como herejes por papas y cardenales tendremos más probabilidades de ser juzgados por la historia como apologistas de los valores del Evangelio.

Décadas de trabajo de grupos católicos como Dignity, Women-Church Convergence, comunidades eucarísticas intencionales y muchos de los grupos que patrocinan esta reunión para vivir una fe que hace justicia allanan el camino para nuevas modelos en la era posmoderna. Pero la pregunta para muchas personas es por dónde empezar.
Propongo que el silencio contemplativo es un buen punto de partida. Escuchar las profundas agitaciones del universo no dará todas las respuestas. Pero el silencio contemplativo dará tiempo para que el Espíritu emerja en medio del estruendo de la injusticia.

El peor resultado posible de la debacle política de los EE. UU. sería olvidar nuestra historia como un experimento en democracia y un refugio para aquellos que huyen de la persecución. Del mismo modo, el peor resultado de la desaparición de la institución católica sería que la gente dejara de lado el poderoso mensaje de amor y justicia de la tradición, para confundir esos conceptos básicos con una institución que ha demostrado ser incapaz de llevar la carga del Evangelio. El silencio hace espacio para que todo eso surja.

Título:

El título de mi conferencia, “El poder del silencio en el trabajo de la justicia” está inspirado en la gran ética feminista Beverly Wildung Harrison. Publicó Nuestro derecho a elegir: hacia una nueva ética del aborto en 1984, que sigue siendo el tratamiento feminista cristiano definitivo del aborto. Mi título es un riff sobre la conferencia / artículo que dio titulado “El poder de la ira en el trabajo del amor.” Como defensora de la justicia social presbiteriana desde hace mucho tiempo, especialmente para las mujeres, escribió: “Mi método teológico está en consonancia con esas otras teologías de la liberación que afirman que lo que es auténtico en la historia de la fe surge únicamente del crisol de la lucha humana … debemos aprender lo que debemos saber sobre el amor de la inmersión en la lucha por la justicia.” (p. 8) “La ira no es la opuesto al amor Se entiende mejor como una señal de sentimiento de que no todo está bien en nuestra relación con otras personas o grupos o con el mundo que nos rodea. La ira es un modo de conexión con los demás y siempre es una forma vívida de cuidado … Donde la ira se eleva, allí está presente la energía para actuar “(p. 14).

De forma paralela, afirmo que el silencio no es lo opuesto a la acción o las palabras. Más bien, entrar en silencio es entrar más profundamente, indefenso en las realidades del mundo. No se trata de aislarse de las luchas del mundo, sino de abrazarlas al nivel más profundo incluso cuando el abrazo ocasiona desesperación, incluso cuando las soluciones humanas parecen imposibles.

El silencio no es para los tímidos. No es un aliado de la inacción. El silencio es una fuente de poder, perspicacia y perspectiva. El silencio afina y mejora las ideas; ayuda a hacer que el Espíritu y no el Ego sean primarios. El silencio no es fácil. Pero es esencial para el proceso de hacer justicia en la medida en que brinda al buscador de justicia un ancla confiable, algo de protección en las aguas agitadas de la vida cotidiana.

La filósofa mística del siglo XII Hildegard de Bingen lo expresó de esta manera: “No está lejos de las orillas del silencio hasta los límites del habla. El camino no es largo, pero el camino es profundo. No solo debes caminar allí, debes estar preparado para saltar.” Con Hildegard, afirmo esta conexión íntima entre el silencio y el habla y nos urge a dar un salto juntos.

Tomemos otros dos minutos para saltar al silencio comunitario antes de continuar. Gracias.

1. La importancia de la meditación / contemplación en términos sociales amplios

Es fascinante observar que a medida que la hegemonía cristiana pierde terreno en el Occidente, crecen los anhelos del espíritu humano por el significado y el valor, por la conexión y la comunidad, por la justicia y la paz. Así que no es sorprendente ver la maravillosa proliferación de muchas formas de práctica contemplativa, desde las formas budistas de sentarse hasta el yoga, incluido el yoga caliente que es bastante popular. Es común que los jóvenes incluyan alguna forma de estas prácticas en sus rutinas habituales, no necesariamente atribuyéndoles ningún valor religioso, sino entendiendo la salud y el bienestar general involucrados. Después de todo, se supone que la meditación es útil para el control de la presión arterial, la reducción del estrés y para la integración personal básica y el equilibrio.

Nada de esto es trivial para quienes trabajan en el cambio social. Conocemos el estrés de dictadores opuestos, autócratas, racistas e incluso jerarcas eclesiásticos. Aún así, soy profundamente escéptica de la comercialización de la espiritualidad. Encuentro pernicioso que proveedores poco escrupulosos de soluciones espirituales vendan virtualmente cualquier cosa a personas que buscan significado y valor. Creo que las personas que buscan son particularmente susceptibles a esos vendedores ambulantes. El silencio no está a la venta.

Lo que está ampliamente disponible es la persistente sabiduría religiosa sobre la contemplación que me lleva a definirla como “la parte más profunda de mí tocando en la parte más profunda de la creación y la parte más profunda de la creación tocando en lo más profundo de mí.” Aprendo de los hindúes y budistas, por no mencionar los primeros contemplativos cristianos de los Padres del Desierto a Mechtild de Magdeburgo, Juliana de Norwich e Hildegard de Bingen. A la luz de nuestra emergencia ecológica planetaria, el mío es un enfoque práctico que refleja tantos otros esfuerzos religiosos y refracta como un prisma la razón concreta y decidida para unir nuestras energías en la contemplación comunitaria con la expectativa razonable de que cambiará las cosas.

2. Ejemplos contemporáneos

Como una defensora feminista de la justicia social ocupada con las injusticias de la Iglesia y el Estado, debo decir que, a pesar de todo mi trabajo como teólogo de la liberación, casi siempre di la liturgia, el ritual y la oración al último lugar. Pero hace unos veinte años, pasé varias semanas viviendo en una yurta en las montañas de Nuevo México como parte de un retiro para activistas sociales con el objetivo de evitar que nos quemáramos. Fue una inmersión en el silencio y la meditación budista que resultó muy útil para alejarme de un cinismo bien desarrollado, creado por una relación demasiado estrecha con las cosas católicas. Leer más…

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