Casi 700 mil adultos en Estados Unidos han recibido terapias de “conversión” gay
Lo preocupante de esta cifra es que actualmente en 41 estados aún es legal esta práctica, incluido New York, un estado muy vanguardista.
Diarios como The New York Time o The Cut, solo por nombrar algunos, detallan la noticia de que casi 700.000 adultos en los Estados Unidos han recibido terapia de conversión en algún momento de su vida en un intento de “curar” su homosexualidad.
Una investigación llevada por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA por sus siglas), puntualmente el Williams Institute, un grupo de expertos sobre orientación sexual y leyes de identidad de género y políticas públicas en la UCLA, aproximadamente la mitad de ese número recibió el llamado tratamiento de “cura gay” durante su adolescencia.
Pero, lo que sigue alarmando a la comunidad en general, es que se estima que unos 20.000 jóvenes Lgbt entre edades de 13 a 17 años serán sometidos a terapia de conversión por parte de un profesional de la salud antes de cumplir los 18 años. Además, alrededor de 57.000 jóvenes recibirán algún tipo de tratamiento de un consejero religioso o espiritual.
“Muchas asociaciones de profesionales de la salud y la sociedad respaldan el uso de la terapia de conversión en jóvenes Lgbt”, dijo Christy Mallory, del Williams Institute, autora principal del estudio.
Actualmente solo nueve estados en Estados Unidos tienen leyes que protegen a los niños y jóvenes Lgbt de recibir terapias de conversión por parte de un profesional, sin embargo, los consejeros religiosos o espirituales no tienen esta prohibición y siguen actuando a sus anchas.
Valla publicitando terapías de conversión en el centro de Atlanta, Estados Unidos
“No” rotundo de los especialistas a las “terapias” reparadoras. “Terapias” reparadoras: no solo inútiles, también peligrosas
La comunidad médica mundial en su inmensa mayoría condena estas prácticas y lucha para que los gobiernos las prohíban. Precisamente en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las “terapias” reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual de una persona, sino que resultan muy peligrosas. Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales. La Asociación Americana de Psicología, por ejemplo, hizo ya en 2009 un llamamiento a los psicólogos para que las abandonasen definitivamente tras revisar la evidencia científica disponible y concluir que ya no resulta posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Otras organizaciones que han alertado contra los riesgos de estas intervenciones son la Asociación Médica Británica, las más importantes organizaciones de psicoterapeutas del Reino Unido o, en España, el Colegio de Psicólogos de Madrid. Los testimonios de algunas de las personas atrapadas por las redes que promueven este tipo de prácticas (“ex-gais”) y que años después han conseguido liberarse son un buen ejemplo del daño que pueden llegar a sufrir.
En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van, hoy en día, en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser “honestos” con ellos respecto a su eficacia, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTB o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.
Fuente MenMagazineGay/Cristianos Gays/Dosmanzanas
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