En Zambia absuelven por falta de pruebas una pareja gay tras más de un año de prisión preventiva
James Mwape y Philip Mubiana fueron detenidos en mayo de 2013, tras una denuncia efectuada por los familiares de este último, acusados del delito de “sodomía o de mantener relaciones sexuales contra natura”, y han permanecido en prisión desde entonces, a pesar de las reiteradas peticiones de que se les liberara en espera de juicio. Finalmente, han sido absueltos de los cargos y puestos en libertad al estimarse que los hechos de los que eran acusados no han podido probarse fehacientemente. En el proceso, sin embargo, han tenido que sufrir el infame “reconocimiento anal” que pretendía probar su homosexualidad. Tan infame como que la familia de Philip se haya mostrado indignada por su absolución.
Los cargos contra James Mwape y Philip Mubiana podían ocasionarles una pena de hasta 14 años de prisión. Ambos eran acusados de haber mantenido relaciones “contra natura” y convivir como un matrimonio en la localidad norteña de Kapiri Mposh. Entre los ocho testigos aportados por la fiscalía se contaban las doctoras Andrea Bandula y Melody Luhanga, que sometieron a los acusados a terribles y humillantes pruebas forenses para determinar si habían mantenido relaciones anales. La defensa contó con el testimonio del doctor LaLiCk Banda, un experto forense en agresiones sexuales del Hospital Universitario de Kapiri Mposh.
Tras los testimonios, el juez John Mbuzi dictó sentencia, estimando que la acusación no había presentando pruebas suficientes para demostrar que los dos acusados habían mantenido relaciones sexuales entre ellos. Las lesiones reflejadas en los informes forenses de las doctoras Bandula y Luhanga fueron refutadas por el testimonio del doctor Banda, que adujo que se podrían haber producido por procesos derivados de enfermedades que afectasen al sistema inmunitario o similares. Añadiendo a ello el hecho de que no se hubieran realizado pruebas de ADN, el magistrado dictaminó la absolución sin cargos de los acusados y su puesta inmediata en libertad.
William Ngwira, abogado de la pareja, se congratulaba de la sentencia, aunque añadía que “nos entristece que nuestros clientes hayan estado detenidos durante más de un año”. La absolución de James y Philip, sin embargo, ha tenido lugar en un ambiente de hostilidad manifiesta. La propia abuela de Philip se mostraba profundamente contrariada por su puesta en libertad. “¿Cómo voy a tener ahora nietos que se ocupen de mí?”, se lamentaba, “soy vieja y necesito niños que me cuiden. No es justo, se debería haber aplicado la ley”.
A la puerta del juzgado se encontraba un grupo de jóvenes que portaban pancartas en contra de los homosexuales. Entre ellos Kevin Mukuka, líder local del gobernante Frente Patriótico, que criticaba el que representantes diplomáticos como el embajador alemán Bernd Finke, el responsable de cooperación de la Unión Europea Aad Biesebroek o el miembro de la embajada estadounidense Mark Padat hubieran presentado testimonio en favor de los acusados. “Dadnos ayudas económicas y no esta basura”, profería indignado, “esta es una nación cristiana que no permitirá matrimonios del mismo sexo. Si no queréis ayudarnos, marchaos de aquí”.
Zambia, homofobia social y de estado
Zambia heredó la legislación homófoba de la época colonial británica tras su independencia en 1964. Tanto las relaciones homosexuales masculinas como las femeninas son ilegales, con penas que pueden llegar hasta los 14 años de cárcel. Se trata, de hecho, de uno de los países africanos en los que la homofobia social es más fuerte: hasta el 98% de la población considera la homosexualidad moralmente inaceptable, según datos de 2010. La fuerte influencia evangélica no sería ajena a este clima de odio homófobo. Ya en 2010 recogíamos cómo múltiples instituciones del país (incluidos dos de los principales partidos políticos y diferentes líderes cristianos) se posicionaban con fuerza en contra de la homosexualidad como reacción al anuncio por parte del Gobierno sueco de que apoyaría a colectivos pro derechos humanos de Zambia, incluidos grupos LGTB.
Buen ejemplo del desprecio con que se tratan los derechos LGTB en Zambia fueron las declaraciones de Edgar Lungu, su ministro de Interior, a principios de 2013. “Los defensores de los derechos de los homosexuales deben ir al infierno. No es un problema que vayamos a tolerar. No habrá discusión alguna sobre los derechos de los homosexuales. Ese asunto es ajeno a este país”, afirmaba entonces.
Fuente Dosmanzanas
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