Xabier Pikaza: Prólogo al libro “Volver al Jesús de Galilea”.
Escribo con gozo este prólogo al libro de G. Haya, maestro y amigo, por cuatro causas principales.
1. Porque él mismo afirma que ha querido apoyarse al escribirlo en algunos comentarios especiales de Marcos, el de Mateos-Camacho, el Gnilka y el mío. Me siento honrado por esa elección, y por hallarme también en compañía de otros buenos colegas y amigos, como J. A. Pagola y S. Santos.
2. Porque no solamente se ha inspirado en parte de nuestros comentarios, sino porque ha mejorado nuestros textos (al menos el mío) prácticamente en todo. Así, cada vez que me cita (o discute alguno de mis planteamientos) lo hace bien, destacando aspectos centrales de mi comentario y del texto de Marcos.
3. Eso significa que Gonzalo no ha hecho en modo alguno un resumen de nuestros comentarios, para un público más amplio, sino que los ha recreado, pasando, más allá de nuestros libros, al texto original del evangelio de Marcos y al mensaje y camino de la Iglesia, volviendo de nuevo a Galilea, para encontrar allí a Jesús.
4. Por eso, quien quiera conocer hoy de un modo riguroso el pensamiento y camino de Marcos puede confiar en este comentario pues, salvando la distancia entre su tiempo (hacia el 70 d.C.) y el nuestro (año 2016), Gonzalo ha sabido retomar y actualizar su argumento y mensaje, en un tiempo en que estamos llamados a recrear el cristianismo, desde las raíces del proyecto de Jesús.
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Gracias, Gonzalo, por aquello que has hecho con nuestros comentarios y, sobre todo, con el texto de Marcos, pues montados a veces en nuestra erudición hemos podido cerrarnos en temas secundarios, olvidando la raíz del evangelio que tú has sabido captar y presentar con enorme claridad, ofreciendo un acceso nuevo, independiente, más profundo al mismo evangelio de Marcos, que tú conoces, organizas y comentas de primera mano. Sabes que él fue el primero en escribir una biografía teológica de Jesús, presentando su vida como revelación de Dios, y que lo hizo de un modo fascinante, como tú precisado y destacado paso a paso. De esa forma has querido llevarnos de nuevo a los principios de la Vida, tal como Jesús y los primeros cristianos la vivieron, para recuperar así las raíces de la Humanidad.
Has mostrado bien la extrañeza y novedad del evangelio de Marcos, que ha ofrecido la primera Constitución del Cristianismo, pero no como un código cerrado, para allí quedarnos, sin posibilidad de buscar horizontes nuevos, sino todo lo contrario, para abrir contigo y con todos los voluntarios de Jesús un camino nuevo, desde la montaña de Galilea. Has querido que dialoguemos con Jesús, para retomar así, paso a paso, la marcha del evangelio, reinterpretando y recreando todo lo anterior, desde el principio del mensaje de Juan Bautista.
Así has mostrado que Marcos es un libro instituyente, que ofrece y va trazando unos caminos de realización mesiánica, que se funda en los libros de la Ley y Profecía israelita, pero la desborda de un modo (en un contexto) universal, donde la gracia de la vida importa mucho más que una tradición petrificada. Tú nos has mostrado que Marcos no es un libro de Ley (como puede ser el Pentateuco), sino un evangelio, es decir, un anuncio pascual, una buena noticia que el mismo Dios ofrece a quienes quieran aceptarla.
El libro de Marcos que tú has comentado así no es la expresión de aquello que existía desde siempre, sino el recuerdo y presencia muy concreta de Aquel que ha venido en un momento muy concreto, en nombre de Dios, para así quedarse y hacer camino en/con nosotros. Por eso, frente a todas las calamidades que agoreros y heraldos de tragedia han extendido sobre el mundo, Marcos nos ofrece el anuncio y promesa de la felicidad que Dios instaura por Jesús en nuestra vida, desde Galilea, donde él quiere llevarnos con este libro-guía (el tuyo, Gonzalo; y en el fondo el de Marcos, que tú has comentado).
De esa forma has mostrado que Marcos no es sólo el relato de la vida de Jesús que ha muerto en Cruz, sino el testimonio de su resurrección y su presencia en la vida de sus seguidores. Por eso has querido que es libro sea “nuestro libro”, una guía de Jesús y de la nueva Iglesia. En un primer momento, el testimonio de Jesús se había transmitido solamente a través del testimonio de la vida y la palabra predicada de sus seguidores; pero Marcos lo quiso plasmar libro de guía, que tú, Gonzalo, has querido recrear de nuevo con tu comentario.
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Marcos ha escrito así el libro de la historia de Dios que está en Jesús o, mejor dicho, que es Jesús. No ha querido presentarle como un intermedio entre Dios y los hombres, sino como historia del Dios hecho carne. Ciertamente, el evangelio tiene un fondo histórico, pues recoge el recuerdo de los acontecimientos básicos de la vida y muerte de Jesús; pero lo hace en forma pascual, sabiendo que esa vida y muerte son la encarnación de Dios como historia de los hombres.
Como bien has dicho, Marcos no ofrece apariciones del resucitado, ni doctrinas separadas sobre el sentido de la Iglesia, cuyo mismo nombre evita, pues no quiere ni puede desligarla del camino pascual de Jesús, para hacerla entidad social independiente. Lo que a él le importa no es el nombre del grupo de Jesús (iglesia, sinagoga…), ni el posible orgullo de unos elegidos (¡nosotros sí que somos!) en la línea de aquello que a su juicio hacían algunos falsos profetas y cristianos, deseosos de afirmar ¡yo soy! ¡nosotros somos! inventando milagros muy aparatosos (cf. 13, 6.21-22).
Tú has mostrado que Marcos no ha querido edificar la Iglesia sobre una palabra separada de Jesús, sino en su misma vida pascual (muerte y anuncio de resurrección), entendida como alianza de aquellos que comparten casa y pan, es decir, familia y esperanza universal de vida, en torno al mar de Galilea, abierto a los siete pueblos de la tierra (a todo el mundo). Por eso has entendido este evangelio como principio y centro de la vida de la Iglesia, que debe volver siempre a su principio, que es Jesús, de tal forma que Iglesia y Jesús son casi lo mismo.
Tú sabes bien que, en un sentido, Marcos ha querido contar la vida mesiánica de Jesús (que es la historia humana de Dios); pero, al mismo tiempo, sabes (y lo has mostrado bien en este libro) que de hecho, él está contando la vida de la comunidad, que recoge y actualiza la historia de Jesús.
En esa línea, has comprendido bien que Marcos ofrece un testimonio de gran crisis y recreación mesiánica de la vida. No ofrece una ley para sacralizar lo que existe, sino que anuncia la llegada de aquello que ha de haber, es decir, de aquello que nosotros hemos de ser. En esa línea has presentado a Marcos como documento de una praxis, relato y programa de una fuerte mutación social en línea de Reino de Dios, Nueva humanidad.
Éste es, si no lo entiendo mal, el argumento de tu libro, que ofrece una antropología humanista, desde la perspectiva de Marcos. Tú has querido que seamos humanos y hermanos con Jesús, en actitud de gracia y universalidad (desde la pobreza y entrega de la vida, es decir, sin imposiciones de tipo social o religioso). Desde ese fondo has leído y comentado el evangelio, acudiendo a las aportaciones de otros biblistas (entre quienes has querido ponerme), pero recreando tú mismo todos los materiales y ofreciendo así unas claves de lectura que son no sólo atractivas en nuestro contexto social y religioso, sino también revolucionarias, en el mejor sentido de la palabra. Gracias por ello, Gonzalo.
Xabier Pikaza
San Morales, Diciembre 2015.
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