Primera pareja trans que logra casarse en la India
Una pareja trans acaba de hacer historia en la provincia de Kerala al ser la primera que logra casarse en la República de la India. La pareja formada por Ishan, un hombre trans, y Surya, una mujer trans, celebraron la boda en compañía de familiares, amigos y personas de la comunidad LGTB.
Ishan y Surya se han podido casar bajo la Ley de Matrimonio Especial en la capital del estado, Thiruvananthapuram. Su boda es considerada por los activistas y defensores de los derechos de la población LGTB locales como una victoria contra el estigma y la violencia de las que las personas trans son objeto.
Ambos son reconocidos activistas y forman parte de la Junta de Justicia Transgénero, una organización que defiende los derechos de las personas trans en la India, por lo que a su boda acudieron, además de los amigos y familiares, numerosos activistas, defensores de derechos humanos, celebridades locales y funcionarios públicos, como Kadakampally Surendran, ministro de Kerala para la Cooperación y el Turismo, y Devaswom, el alcalde VK Prasanth.
También asistieron para apoyar a la pareja el actor Sheethal Shyam, TN Seema, y el artista de doblaje Bhagyalakshmi, tal y como informan en el Financial Express.
En India, el artículo 377 del Código Penal enuncia que las relaciones entre personas del mismo sexo, incluidas en la categoría “sodomía”, son un acto criminal que va “en contra del orden natural”; asimismo, establece penas para la homosexualidad con hasta 10 años de prisión.
Esta figura legal sirve para perseguir y encarcelar a las personas no heterosexuales o cisgénero; asimismo, en el país existe un fuerte rechazo a las personas transgénero, las cuales viven en situaciones precarias y de marginalización.
LGTBfobia de Estado en La India
El artículo 377 del Código Penal de la India castiga las relaciones sexuales “contra natura” con hasta 10 años de prisión. A finales de 2013, la Corte Suprema decidió recriminalizar la homosexualidad, dejando sin efecto la histórica sentencia sancionada por el Alto Tribunal de Delhi en 2009 (en la que declaraba “inconstitucional” la prohibición de las relaciones entre personas del mismo sexo). En los últimos años,mos hemos hecho eco del aumento exponencial de la violencia contra personas LGTB en la India, a raíz de la ilegalización de las relaciones homosexuales.
Las informaciones que nos llegan positivas en clave LGTB de la India son muy escasas. A principios de este mismo año nos hacíamos eco de la apertura del primer colegio para alumnos transexuales en riesgo de exclusión social. Solo unos días después, sin embargo, recogíamos la historia de un joven de 20 años cuyos padres trataron de organizarle una “violación correctiva” después de salir del armario como gay. Los progenitores llegaron a contratar a unos matones para que le agredieran al saber que mantenía una relación con otro chico con el que convivía.
Por otra parte, hace unos meses publicábamos que las autoridades de la India impedían la entrada al país a Victoria Kolakowski, la primera jueza trans de los Estados Unidos. Semanas atrás, prohibían una película por “glorificar” las relaciones homosexuales. La Junta Central de Certificación Cinematográfica de la India (CBFC) se negaba a certificar ‘Ka Bodyscapes’ para su proyección por incluir “escenas gais sensibles”.
Como ocurre en muchos otros países en los que existe homofobia de Estado, los grupos homófobos en la India (incluidos los policiales) se creen en el derecho de realizar impunemente cualquier acción contra las personas sexualmente diversas. No es necesario que las víctimas sean realmente homosexuales (lo que en ningún caso les eximiría de su responsabilidad criminal), con que ‘lo parezcan’ es suficiente.
En 2014, un año después de la recriminalización de la homosexualidad en la India, el activismo LGTB denunciaba un repunte de la violencia homófoba. Y a principios del año pasado recogíamos que ese mismo año 2014 se realizaron un mínimo de 600 detenciones a personas que habían sido acusadas de practicar la homosexualidad. Una cifra que en 2015 se elevaba a más de 1.300 personas, incluyendo 207 adolescentes. Una cifra, no obstante, que parece poco realista si tenemos en cuenta que desconocemos el alcance de la corrupción policial y la cantidad de afectados por extorsiones económicas a cambio de evitar el arresto o el procesamiento judicial.
En octubre de 2015 dábamos cuenta de más casos de extorsión por ser o “parecer” homosexual por parte de miembros de la policía, quienes, según constatan los activistas LGTB “con frecuencia visitan los puntos donde los gais se encuentran y les extorsionan pidiéndoles dinero”. Por otra parte, la estigmatización y los prejuicios provocan todo tipo de injusticias. A principios de 2016 nos hacíamos eco del intento de suicidio de un adolescente de quince años, quemándose vivo, tras ser acosado por ser gay.
Fuente Oveja Rosa/Cristianos Gays
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