“Las palabras han de ser un poco salvajes, pues son el asalto de los pensamientos a lo impensado”
John Maynard Keynes
El colectivo Arcópoli ha aprovechado el 70 aniversario del fallecimiento de John Maynard Keynes, sin duda uno de los más influyentes economistas del siglo XX, para reivindicar su condición bisexual y denunciar su invisibilización. A Arcópoli, en concreto, le llama la atención que esta circunstancia no sea más visible en nuestro país incluso en artículos dedicados específicamente a la efeméride. Precisamente hace un par de años nos hacíamos eco de la polémica desencadenada en medios anglosajones por el historiador Niall Ferguson al asegurar en una conferencia que el pensamiento de Keynes estaba influido por el hecho de no tener descendencia debido a su condición sexual.
Arcópoli, dentro del Año de Reivindicación de la Bisexualidad, quiere aprovechar el 70 aniversario de la muerte del economista Keynes, para mostrar que era bisexual sin tabúes ya en la primera mitad del s.XX, unos años después de la condena del escritor Oscar Wilde por “sodomía” que le llevó a la muerte y unas décadas antes de que Alan Turing fuera acusado y condenado también por sodomía y que del mismo modo, le llevó a la muerte tras ser héroe de guerra.
El joven John Maynard Keynes
John Maynard Keynes nació en en 1883 en Cambridge. Estudió en Eton y Cambridge y revolucionó la economía con sus teorías que dieron los fundamentos a la socialdemocracia que perviven en la actualidad. Sus propuestas son la base del Estado del Bienestar de la mayoría de las Naciones democráticas de la actualidad.
Durante su época de estudiante se introdujo en el círculo de Blomsbury, que se revelaban contra la sociedad conservadora de principios del s.XX y la moral victoriana imperante. En él coincidió con la escritora lesbiana Virginia Woolf entre otros. En 1908 conoció al guapo pintor Duncan Grant con quien vivió una tórrida y larga relación, pública. Al terminar su relación, fueron amigos para siempre y Keynes hizo una recopilación de las personas con las que había mantenido relaciones sexuales en su vida. Aparecían más de 25 hombres y mujeres. Guardaba el registro incluso de las prácticas sexuales mantenidas con todos. Estos datos fueron una destacable anticipación de las publicaciones estadísticas de Alfred Kinsey en 1940.
También se obsesionó con Sergéi Diághilev y persiguiéndole conoció a la bailarina de su compañía Lydia Lokopova, con la que se casó y a la que dejó embarazada aunque finalmente no pudo tener el niño, compartieron el resto de su vida juntos. Incluso en 1940 el matrimonio visitó la Residencia de Estudiantes de Madrid donde dio una conferencia.
Hace 3 años, el historiador británico Niall Ferguson desató la polémica al afirmar que “como Keynes era homosexual y no podría tener hijos, no se había preocupado de las consecuencias de sus teorías económicas a largo plazo”. A raíz de la acusación de homófobo (y bífobo) y la polémica surgida, pidió disculpas. Aunque lo cierto es que ya Schumpeter en su obituario apuntó a su posible hedonismo. Niall Ferguson se refería entonces a una famosa frase de Keynes, “en el largo plazo, todos estamos muertos”. Frase que suele utilizarse para expresar la idea keynesiana de que, dado que el libre mercado por sí solo no es capaz de alcanzar el equilibrio económico, en momentos de crisis son necesarios estímulos ambiciosos a corto plazo aunque puedan generar otros problemas en el largo plazo. Ferguson, un académico muy crítico con el keynesianismo, interpretó la frase como muestra de la indiferencia de Keynes hacia el futuro por el hecho de ser homosexual (según Ferguson) y no tener descendencia. Bien es cierto que el propio Ferguson se disculpó posteriormente en una entrada publicada en su blog y reconoció que su comentario había sido “estúpido e insensible”.
El comentario de Ferguson, en cualquier caso, sirvió para recordar un hecho que mucha gente desconocía hasta entonces: la rica vida afectivo-sexual de John Maynard Keynes (1883-1946), que durante buena parte de su vida mantuvo numerosas relaciones homosexuales, que además no ocultó. Ya en la cuarentena Keynes acabó sin embargo contrayendo matrimonio con una mujer, la bailarina rusa Lydia Lopokova, después por cierto de mantener durante una larga temporada dos relaciones en paralelo: una con la propia Lopokova, otra con el psicólogo y escritor Sebastian Sprott.
Una circunstancia, la de la bisexualidad de Keynes, que el colectivo Arcópoli ha querido destacar especialmente con motivo de el 70 aniversario de su muerte, que se conmemoraba este 21 de abril. “Personajes tan relevantes como Keynes deben ser reivindicados como orgullosos bisexuales. La bisexualidad está claramente invisibilizada en la sociedad y por ello, debemos hacer especial especial hincapié en reivindicar aquellas personalidades que hicieron pública su bisexualidad, para tener referentes positivos que nos permitan luchar contra la bifobia”, ha declarado Álvaro de la Serna, vocal de bisexualidad de Arcópoli.
Keynes con su esposa Lydia Lopokova,
Desde este colectivo también se ha criticado que el artículo que el diario El País dedicaba a Keynes este jueves (escrito por el catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá de Henares, Pablo Martín-Aceña) no haga referencia a la bisexualidad de Keynes. En pleno s.XXI, El País, el diario de información general más leído de España, hoy en el aniversario de su muerte, invisibiliza su realidad al publicar un artículo biográfico celebrando los 70 años de su muerte y donde selectivamente habla de que estuvo casado con una mujer, pero oculta su visible bisexualidad. Lo cierto es que, al menos en la versión que ahora muestra El País, esta condición sí que se insinúa, cuando Martín-Aceña asegura que Keynes fue “afortunado en amores”: “primero dentro del círculo de Bloomsbury, con cambio frecuente de parejas y sin atención excesiva a las diferencias de sexo; después, en su matrimonio con Lydia Lopokova”.
Coincidimos en cualquier caso con Arcópoli en que ya es hora de visibilizar como se merece la orientación no estrictamente heterosexual de personajes de la historia, recientes o antiguos. La realidad LGTB no es nueva, aunque solo se haga visible desde hace unas pocas décadas. Es tan antigua como el género humano. Y ya está bien de pasar de puntillas sobre ello.
Fuente Arcópoli, vía Dosmanzanas
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