Orbán reforma la Constitución para prohibir la marcha del Orgullo LGTBI con un texto que sitúa al hombre por delante de la mujer
Hungría aprueba una ley que prohíbe la marcha del Orgullo LGTBI
El Parlamento de Hungría prohíbe el desfile del Orgullo LGTBIQ+
El partido de Viktor Orbán argumenta que la norma aprobada busca proteger a los menores de edad.
El Parlamento húngaro aprobó este martes una enmienda a la ley de reunión que prohíbe en la práctica la celebración del desfile del Orgullo LGBTIQ+, con el argumento de proteger a los menores de edad. La norma ha sido propuesta por el partido Fidesz, del primer ministro ultranacionalista Viktor Orbán, y ha recibido también el apoyo de los diputados de la extrema derecha.
El texto de la enmienda señala que se prohíben “las reuniones que promuevan o exhiban el cambio de sexo de nacimiento o la homosexualidad“. La enmienda fue aprobada con 136 votos a favor y 27 en contra (36 diputados no votaron).
La oposición democrática ha denunciado que la enmienda vulnera uno de los derechos fundamentales y limita más aún los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en el país centroeuropeo.
En respuesta al proyecto de ley homofóbico que se aprobó, los miembros del partido del Momentum (Movimiento de Momento Centrista) quemaron bengalas en el Parlamento Húngaro con de los colores de la bandera húngara, rojo, blanco y verde, y distribuyeron lo que parecen generarse de imágenes de Orbán besando al primer ministro ruso Vladimir Putin.
El Fidesz, que lleva desde 2010 revalidando una mayoría absoluta de dos tercios, justifica la reforma en la aplicación de la llamada ley de defensa de los menores, que tiene como objetivo declarado respetar el derecho de los niños . Como este cambio legal limita el derecho de reunión, se prevé que el Gobierno promueva una enmienda constitucional para que el derecho de los niños a “los cuidados necesarios para su adecuado desarrollo físico, mental y moral” esté por encima del resto de derechos fundamentales, con la excepción del derecho a la vida.
Los organizadores del Pride de Budapest, que concluye todos los veranos con el desfile de Orgullo LGBTIQ+, ha denunciado que el Gobierno ultranacionalista de Orbán trata a esa comunidad como un chivo expiatorio y que restringe las protestas pacíficas. “Esto no es protección de menores, es fascismo“, enfatizó Pride Budapest en un comunicado. “Se prohíbe celebrar cualquier reunión que viole la prohibición establecida en la ley de defensa de los menores“, indica la enmienda, determinando como infracción la organización de estos eventos y también la participación en ellos.
El Gobierno de Orbán lleva 15 años reduciendo progresivamente los derechos de esta comunidad. En 2011 modificó la Constitución y fijó que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer. Posteriormente prohibió que la parejas del mismo sexo puedan adoptar a niños.
La llamada ley de defensa de menores, aprobada en 2021, relaciona la homosexualidad con la pederastia, por lo que es considerada homófoba por diferentes ONG y ha sido criticada por la Unión Europea, a la que Hungría pertenece. En respuesta, la UE lanzó una acción legal contra Hungría y congeló los fondos para el país. Pero a principios de 2024, Orbán duplicó su postura, diciendo que “ningún dinero en el mundo” le haría aceptar lo que llamó propaganda LGBTQ+.
Esa norma prohíbe hablar de la homosexualidad en espacios y publicaciones para menores y obliga a las librerías a vender en sobres cerrados los libros en la sección juvenil que abordan ese tema. En 2023, el ultraderechista Orbán aprobó una ley que permite las denuncias anónimas contra familias homosexuales.
Pese a las políticas de Orbán, el apoyo al desfile del Orgullo sigue creciendo entre los húngaros. Mientras que en 2019 el 34% de los encuestados aseguraba que se debería prohibir, hoy solo piensan así el 27%.
Los organizadores afirman que, pese a las prohibiciones, este año se celebrará también el Día del Orgullo, que cumple 30 años en Hungría.
Dávid Vig, director de Amnistía Internacional Hungría, calificó la ley como “un ataque frontal completo contra la comunidad LGBTI y una violación flagrante de las obligaciones de Hungría de prohibir la discriminación y garantizar la libertad de expresión y la asamblea pacífica. En la víspera del 30 aniversario del orgullo de Budapest en junio, esta prohibición dañina retrocede el reloj tres décadas, socavando aún más los derechos ganados de las personas LGBTI en Hungría”.
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El ultraconservador Viktor Orbán establece así las bases de un Estado cristiano y liberal en Hungría con una modificación constitucional diseñada a su medida. Fidesz, el partido del primer ministro, junto con su socio de coalición KDNP, presentó al Parlamento esta semana su decimoquinta reforma constitucional desde que asumió el poder en 2010. Con la aprobación asegurada gracias a su supermayoría en el Parlamento, la nueva Ley Básica húngara se utilizará para prohibir la marcha del Orgullo LGTBI. Además, establecerá que solo existen dos géneros, masculino y femenino, y corregirá el texto para priorizar al hombre sobre la mujer. Otras modificaciones alterarán la forma en que el gobierno puede actuar por decreto y permitirán la deportación de ciudadanos con doble nacionalidad bajo el pretexto de la seguridad nacional.
La reforma se justifica en un documento en el que Fidesz manifiesta su oposición a las “tendencias del mundo occidental que reinterpretan las instituciones tradicionales, como la familia y la identidad nacional“. También argumentan que la cultura cristiana es la base sobre la que se sustenta el país.
Aunque la Constitución no menciona a las personas LGTBI, al referirse a los derechos de la infancia y a “la protección de su desarrollo físico, mental y moral“, queda claro en Hungría que el Gobierno busca limitar de nuevo los derechos de esta comunidad, presentándolos como una amenaza. Este principio se alinea con la polémica ley considerada homófoba por la UE, que ha resultado en la suspensión de miles de millones de euros de fondos europeos. Además, al afirmar que esta garantía de cuidados “prevalece sobre todos los demás derechos fundamentales, excepto el derecho a la vida“, se establece una conexión directa con el derecho de reunión, que es la base de la marcha del Orgullo LGTBI.
Orbán ya había advertido sobre la intención de prohibir el desfile a finales de febrero, aconsejando a los organizadores que no se molestaran en prepararlo, ya que sería “una pérdida de tiempo y dinero“. Su jefe de Gabinete, Gergely Gulyás, posteriormente explicó que Fidesz estaba trabajando en una reforma constitucional para impedir que el Orgullo se llevara a cabo en espacios públicos, sugiriendo que podría desarrollarse en un lugar cerrado, de manera privada.
En una reforma anterior, se definió en la Ley Fundamental que “la base de la relación familiar es el matrimonio y la relación padre-hijo. La madre es una mujer, el padre es un hombre“. Ahora, esa definición se amplía a: “La base de la relación es el matrimonio y la relación paterno-filial. Una persona es un hombre o una mujer. El padre es un hombre, la madre es una mujer“.
Con estos cambios, Orbán sigue el ejemplo de la cruzada contra las personas trans de su admirado Donald Trump. Una vez que asumió la presidencia por segunda vez, Trump declaró que la política oficial de Estados Unidos sería que solo existen dos géneros, masculino y femenino. Orbán, a su vez, ha declarado en una intervención que “escribamos en la Constitución que una persona es hombre o mujer. Y punto“. El texto que presenta los cambios para impedir el reconocimiento legal de las personas trans sostiene que “la fijación del sexo biológico garantiza el desarrollo sano de la sociedad y el mantenimiento de las normas comunitarias fundamentales“.
Fidesz enfatiza que “el sexo al nacer es una condición biológica que puede ser masculino o femenino, de acuerdo con el orden de la creación. El Estado es responsable de garantizar la protección jurídica de este orden natural y de impedir los intentos de cambiar el sexo al nacer“. Esta ambigua referencia al “orden de la creación” ha sido interpretada como un fundamento que se basa en el relato bíblico que sostiene que Dios creó primero al hombre y luego a la mujer, por lo que sitúa al género masculino por delante del femenino. Donde antes la Constitución hablaba de madre y padre, ahora se referirá primero al progenitor y después a la progenitora.
Según Márta Pardavi, defensora de los derechos humanos y copresidenta del Comité Helsinki de Hungría, todas estas propuestas, que provienen de un “manual de estrategia iliberal putinesco“, buscan “polarizar la sociedad y forzar a los actores políticos a tomar partido“. La narrativa polarizadora ahora se eleva a la Constitución.
Otros artículos que se reforman permitirán al Gobierno decidir sobre la prórroga y el fin del estado de emergencia declarado en 2022, sin necesidad de pasar por el Parlamento. Al mismo tiempo, se limitan algunas prerrogativas del Ejecutivo, ya que las iniciativas que suspendan una ley o se desvíen de ciertas disposiciones legales necesitarán el respaldo de una mayoría de dos tercios.
Los ultraderechistas Abascal y Orban coinciden en su LGTBIfobia
La nueva versión de la Constitución húngara también garantiza el pago en metálico como derecho constitucional. Asimismo, incluye medidas como la posibilidad de expulsar a ciudadanos con doble nacionalidad si sus acciones se consideran “una amenaza para la soberanía nacional, el orden público, la integridad territorial o la seguridad“. Pardavi indica que este texto es muy vago desde el punto de vista jurídico, y podría excluir a los ciudadanos de la UE. “Un mensaje intimidatorio se está convirtiendo en ley, lo que deja a muchas personas ansiosas, preguntándose si podrían enfrentar repercusiones por asistir a protestas o expresar sus opiniones políticas en las redes sociales“, lamenta la copresidenta del Comité Helsinki de Hungría.
Fuente El País/Agencias
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