Francia desiste en su intento de proponer a un diplomático gay como embajador ante la Santa Sede
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La homofobia de Francisco doblega a Francia, que acaba por retirar a su candidato a embajador ante la Santa Sede
Hollande nombra a Laurent Stefanini embajador de su país ante la Unesco
El Vaticano consideraba el nombramiento de Stefanini como una provocación por parte del ejecutivo socialista
Francisco le ha ganado la partida a Francia. “Vaticano, 1 ; Francia, 0”, como muy gráficamente señala Libération. Tras más de un año esperando recibir una respuesta oficial, el gobierno francés ha acabado por agachar la cabeza ante la homofobia vaticana y ha retirado la candidatura de Laurent Stefanini, abiertamente gay, como embajador ante la Santa Sede. Stefanini, que finalmente no se moverá de París, ha sido nombrado representante de su país ante la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), con sede precisamente en la capital francesa.El presidente francés François Hollande ha tenido que cambiar la designación de un diplomático galo en la Santa Sede.
Francia nombró en enero del año pasado como embajador allí a quien fuera jefe de protocolo del presidente, Laurent Stefanini. El Vaticano no confirmó su posición durante meses, según medios franceses e italianos, por su orientación sexual y en junio aún no había repuesta.
Desde que el 5 de enero de 2015 el Consejo de Ministros francés aprobara la decisión de François Hollande, ninguna respuesta oficial se ha recibido desde la Santa Sede sobre Stefanini, al que la curia romana debía otorgar su plácet. Y ello a pesar de que el candidato parecía reunir todos los requisitos: católico practicante, ya trabajó en la Embajada francesa ante la Santa Sede entre 2001 y 2005. Posteriormente fichó como asesor para asuntos religiosos del Ministerio de Exteriores. Incluso el cardenal arzobispo de París André Vingt-Trois, conocido por su virulencia contra la ley francesa de matrimonio igualitario, reconoció los méritos de Stefanini para el cargo. Así se lo hizo saber en una carta al papa Francisco en la que le pedía que aceptara la decisión de Hollande.
Francisco, sin embargo, se ha mostrado inflexible. De hecho, según filtró hace un año la prensa francesa, llegó a recibir personalmente a Stefanini para explicarle las razones de su negativa. El argentino habría comunicado a Stefanini que personalmente no tiene“nada contra él” pero que su rechazo era expresión, entre otras razones, de su malestar por la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en Francia. El Gobierno francés confirmó el encuentro pero sin detallar su contenido, que nunca se ha hecho oficialmente público. Un año y tres meses después, el Gobierno francés ha acabado por ceder ante el silencio oficial del Vaticano.
Este miércoles Hollande nombró a Stefanini embajador de Francia en la Unesco, la agencia de educación y cultura de la ONU, con sede en París. Según una fuente anónima citada por el diario católico francés La Croix, el Vaticano consideró el nombramiento de Stefanini como una provocación por parte del ejecutivo socialista, cuyo presidente vive sus horas más bajas en cuanto a popularidad pese al repunte que tuvo tras los atentados de París.
A la cabeza de la Embajada francesa ante la Santa Sede, por el momento, permanecerá el número 2, François-Xavier Tillette. De hecho, no se espera que Hollande proponga un nuevo embajador hasta 2017.
El papa Francisco dijo al volver de la Jornada Mundial de la Juventud de Brasil que él no era quien para juzgar a los gays. Además, en una audiencia general de los miércoles dio asientos preferentes a un grupo que defiende los derechos de los católicos gays de EE.UU., New Ways Ministry. No obstante, el Papa no ha mostrado en ningún momento que vaya a cambiar la doctrina de la iglesia en esta cuestión, pese a remarcar que lo censurable no es la orientación, si no los actos de las personas.
Del “quién soy yo para criticarlo” al rechazo a un embajador gay
Lo sucedido con Stéfanini no es en definitiva sino otra muestra de la doble moral de Bergoglio por lo que a las personas LGTB se refiere. El mismo que siendo arzobispo de Buenos Aires llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, aseguraba después, siendo ya papa, que ”no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. También era ya papa cuando hizo sus famosas declaraciones, durante su viaje de vuelta de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Río, en las que afirmaba que “si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”. Pero en otro viaje, en esta ocasión a Filipinas, insistía en que el matrimonio igualitario suponía una “amenaza a la familia”. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares. Por no hablar de sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero del año pasado en ese país.
Especialmente llamativas son las referencias contenidas en la encíclica Laudato si’ (“Alabado seas”) sobre el medio ambiente, que tantas alabanzas recibió de ambientes progresistas, donde el papa aprovechó para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según el argentino, ”cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana. Transfobia pura y dura disfrazada de ecología que sirve de argumentario a otros miembros de la jerarquía católica, como hace bien poco pudimos comprobar en España, cuando tres obispos cargaron con inusitada fiereza contra la recién aprobada ley madrileña de transexualidad.
Son solo algunos de los ejemplos que hemos recogido en el pasado y que muestran como, aun apreciando un cierto avance en las formas respecto a sus predecesores, hasta el momento no puede decirse que el pontificado de Francisco haya supuesto cambios de calado en la consideración de la jerarquía católica hacia las personas LGTB, como sí se han producido en otras iglesias cristianas. Cambios que tampoco están presentes en el documento hecho público este mismo viernes sobre la familia, en el que más allá de algunas palabras amables el papa no hace otra cosa que reafirmar la discriminatoria doctrina oficial de la Iglesia católica sobre la homosexualidad (en una próxima entrada lo valoraremos con más detalle).
¿Podemos creernos ya esto que daba tantas esperanzas a muchos cristianos LGTB?
Fuente Religión Digital/Agencias/Dosmanzanas
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