Vaciarse..
Del blog de la Communion Béthanie:
En 1972, Maurice Zundel fue llamado al Vaticano por Pablo VI para predicar en el retiro de Cuaresma. Místico, teólogo, Maurice Zundel es un verdadero profeta del siglo XX. En palabras del abbé Pierre: “Con él, nos encontrábamos en presencia de Alguien. Por su misma persona accedíamos casi naturalmente al misterio de Dios. A lo absoluto “.
Os invitamos a seguir Maurice Zundel, paso a paso, hasta Pascua en este Año jubilar de la Misericordia…
La verdadera grandeza para el vacío interior
“Para dar al hombre toda su altura y toda su grandeza, sólo hay un camino: que el hombre se vacíe de sí mismo, renuncie a toda posesión y se libre de todas las adherencias, para que se haga un espacio ilimitado de luz y de amor, que sea capaz de conducir, revivir y completar toda la Historia dando al mundo un nuevo comienzo.
Y esto es posible sólo en este vacío interior y esta evacuación de sí mismo que es, en el hombre como en Dios, la condición de toda grandeza, de toda libertad, y de toda eficacia.
Toda nuestra existencia está comprendida en esta alternativa: estoy en mí o estoy en Dios. No hay término medio.
El programa es simple pero la realización difícil, porque no se puede decretar un encuentro y fijar la hora en la que el amor brotará. No hay camino que desemboque infaliblemente en un intercambio de intimidades. Nada es más libre, más imprevisto y más gratuito.
Todo lo que podemos hacer es eliminar los obstáculos que hacen que este tipo de intercambio sea imposible, y todos ellos se resumen en el ruido que se hace con uno mismo y alrededor de uno misno.
La única posibilidad de dejarlos es neutralizar nuestra atención, retirar apaciblemente nuestra audiencia de toda esta mezcolanza confusa de deseos y de reivindicaciones, apagar la corriente psíquica que alimenta este tumulto, en un recogimiento donde siempre se ahonda más profundamente el vacío que nos hace estar disponibles.
Cuando el silencio total se establece, es que ya se anuncia la Presencia que llena el espacio engendrado por la retirada de mi yo. “
Señor, la ausencia es el lugar de Tu Presencia. Enséñame a abrir en mí espacios anchos para encontrarte allí. Dame la gracia llegar a ser una catedral de silencio donde tu Palabra podrá razonar y tocarme …
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