Retenido en la aduana estadounidense al volver de un crucero gay por haber nacido en Irán
Cuando no eres víctima de la discriminación por ser homosexual, lo eres por haber nacido en una país concreto, aunque por tu orientación sexual no puedas vivir en él, como es el caso de Maysam Sodagari, residente legal de los Estados Unidos desde hace 9 años, que ha visto cómo le afectaba uno de los últimos decretos firmados por Donald Trump: el que restringe la entrada de personas musulmanas procedentes de 7 países, aunque sólo hayan salido del país para hacer turismo.
Residente legal estadounidense, Maysam Sodagari es un ingeniero químico de 32 años de edad, con domicilio en San Francisco, que se encuentra de crucero por el Caribe cuando tiene conocimiento del decreto que el presidente Donald Trump firma el viernes, 27 de enero, mediante el que restringe la entrada en suelo estadounidense a personas procedentes de Irán, Irak, Sudán, Yemen, Siria, Libia y Somalia durante 90 días, incluyendo aquellas personas que tienen en regla su visa o incluso su permiso de residencia. A pesar de que no vuelve de ninguno de esos países, sino de México, el hecho de que ha nacido en Irán le hace pensar que se va a tener que enfrentar a algún tipo de « escrutinio extremo», tal y como lo llama el presidente, cuando su barco arribe a puerto, el domingo, 29 de enero. Y no se equivocaba.
Sodagari entra en los Estados Unidos con una visa de estudiante en 2008. Se traslada a San Francisco tras terminar su doctorado de la Universidad de Akron, donde trabaja actualmente en una empresa farmacéutica. Tras un largo proceso de investigación, recibe la conocida como «green card» en 2015. «Dejé el puerto con un estatus legal para un crucero gay. Ahora, quizá no pueda entrar a Estados Unidos mañana. Mi futuro no está claro por un cambio repentino de la ley. Si me detienen y devuelven a Irán, al menos he vivido la vida al máximo como un hombre gay en los Estados Unidos, y quiero darles las gracias a todos ustedes por ser parte de esta experiencia», así de rotundo y conmovedor era el mensaje que publicaba desde Cuba en su perfil de Facebook. Familiares, amigos y un gran número de desconocidos le demuestran su apoyo en las redes sociales, llegando algunos a ponerse en contacto con la American Civil Liberties Union (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, en español, ACLU por sus siglas en inglés) para que interceda en su nombre.
«Estoy retenido a la salida del barco, mientras que a otros les permiten salir…», publica poco después de registrar su entrada en la Terminal 18 del Puerto de Everglades, para ser después escoltado a la zona de Aduana y Protección Fronteriza, desde donde continua publicando sus sensaciones sobre la experiencia por la que está pasando. «Quizás sea parte de una comprobación aleatoria, no estoy seguro de que esté relacionado con mi caso de inmigración», publica justo antes de subir un breve vídeo en el que saluda y muestra lo que parecen varias filas de maletas a la espera de ser revisadas y un segundo vídeo en el que parece estar esperando una cola para, a continuación, explicar que le han pedido que vaya a esperar a una habitación porque consideran que la espera se podría alargar un poco. A pesar de las circunstancias y la incertidumbre, asegura que siente «el apoyo de todo el mundo aquí, de los funcionarios, del sheriff y de otros pasajeros. Gracias a todos. Sigo esperando en la habitación», para tres horas más tarde indicar que era «libre para volver a casa», terminado felizmente su periplo.
Reince Priebus, jefe de gabinete de la Casa Blanca, había indicado que las personas de los países indicados en el decreto del presidente que tuvieran permiso de residencia podrían entrar en el país tras someterse a una revisión adicional, además de advertir que los agentes de aduana tenían «autoridad» para retener e interrogar a quienes consideraran sospechosos, siempre y cuando no sean cristianos, que sí están bendecidos para poder pasar. Entre tanta confusión, el sábado, 28 de enero, ACLU interpone una demanda con el objetivo de bloquear el decreto presidencial, lo que consigue cuando una juez federal de Nueva York emite un aplazamiento de emergencia para este decreto que ha sido condenado por los magistrados de Massachussetts, Virginia y Washington, fiscales de 16 estados, una gran parte de la población estadounidense que no ha dudado en manifestado en las calles, empresas con base en Silicon Valley como Google y Facebook, entre cuyo personal se encuentran personas originarias de algunos de los países vetados, personalidades como el cineasta Asghar Farhadi, nominado en la categoría de Oscar a la mejor película en lengua extranjera por El viajante (Forushande, 2016, Irán & Francia), anunciaba que no podría asistir a la ceremonia de los premios Oscar, y la gran mayoría de la comunidad internacional.
«Este es un día extraordinario. Cuando el Presidente Trump promulga leyes u órdenes ejecutivas que son inconstitucionales e ilegales, los tribunales están ahí para defender los derechos de todos», declara Anthony D. Romero, director ejecutivo de UCLA.
Fuente Universogay
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