La adoración, otra experiencia del amor
Del blog À Corps… À Coeur:
“Para experimentar la unión con Dios, tenemos que olvidarnos del mundo, de los hombres, olvidarnos de nosotros mismos y zambullirnos de una vez en Dios, sumergimos en él, prosternarnos ante Él y adorarlo. En este acto de adoración no queremos obtener nada para nosotros. No rezamos para conseguir algo, ni para tener la solución a nuestros problemas; renunciamos a nosotros mismos y simplemente nos prosternamos, porque Dios nos ha tocado, porque es más importante que nuestra propia persona. En todos nosotros, está metido este deseo de poder finamente olvidamos de nosotros mismos y de ser tocados de tal forma por Dios, que encontramos cerca de él nuestro pleno desarrollo… El mundo y los hombres serán permeables a Dios si nos tomamos tiempo para este Dios, si le escuchamos interiormente en el silencio para acercarnos a este misterio, para comprenderlo mejor y en última instancia, ser uno con él. El amor no sólo interpreta la realidad de manera diferente, transforma. Toma a Dios y su indescriptible misterio en sus manos de tal forma que se convierte en uno con él. Este es el fin de todo amor: hacerse uno con Él “.
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Anselm Grün, Una meditación para cada día, p. 87-88.
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