La sanidad pública valenciana hará este mes la primera vaginoplastia a transexual
Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia
Hasta ahora se derivaban a Málaga, con una lista de espera de seis o siete años.
La Unidad de Transexualidad del Peset, Valencia, ha atendido a 24 menores en 2016.
La Unidad de Atención a la Transexualidad del Hospital Peset, en Valencia, practicará a finales de enero la primera vaginoplastia en una mujer transexual, algo que los médicos valencianos consideran “un hito por el que llevaban mucho luchando”.
Hasta ahora, este tipo de operaciones de cirugía genital se derivaban a Málaga, con una lista de espera de seis o siete años, o tenían que recurrir a la privada, donde las operaciones tienen un coste de unos 22.000 euros.
Esta unidad, centro de referencia en Valencia y Castellón, atendió en 2016 a 68 casos, de los que 24 eran menores de hasta 17 años, el 35,2 por ciento. Además, a finales de enero practicará la primera vaginoplastia a cargo del sistema sanitario público en una mujer trans, que se realizará en el hospital La Fe.
Así lo han anunciado los responsables de esta unidad, el sexólogo y psicólogo Felipe Hurtado y el endocrino Marcelino Gómez, que han participado en el protocolo de acompañamiento para garantizar el derecho a la identidad de género de la Conselleria de Educación, que entró en vigor el pasado martes, y en la nueva Ley Integral de Reconocimiento del Derecho a la Identidad y Expresión de Género, pendiente de aprobación por las Corts.
Al respecto, Hurtado ha destacado que los casos atendidos se han duplicado en los dos últimos años debido a la “mayor visibilidad” de las personas transexuales ante los trabajos preparatorios de la nueva ley y gracias al trabajo de asociaciones de padres y de este colectivo.
Esta unidad se creó en 2008 como referencia para la Comunidad Valenciana y desde 2012 se centra en Valencia y Castellón ya que Alicante cuenta con una propia. Así, en 2012 atendió 18 casos nuevos, de los que siete eran menores de hasta 17 años, el 38,8 % de los atendidos; en 2013 asistió a 28 casos nuevos, de los que cinco eran menores, el 17,8 %, y en 2014 a 25 casos, cinco de ellos menores, el 20%.
En cambio, a partir de 2015 los nuevos casos se duplicaron y el número de menores supone ya más de un tercio de la población atendida. En concreto ese año se prestó asistencia a 56 nuevos casos de los que 27 eran menores, el 48,2 % y en 2016 a 68 casos, 24 de ellos tenía menos 17 años, el 35,2 %.
Al respecto, ha explicado que en su consulta ha atendido a niños de hasta tres y cuatro años y este año a un chico de seis si bien es con el inicio de la pubertad, a partir de los 12 años, cuando más se manifiesta la disforia, el malestar con el desarrollo de su cuerpo.
De hecho, de los 27 menores tratados en 2015 ocho eran menores de 12 años y los 19 restantes tenían entre 12 y 19 mientras que en 2016 de los 24 menores que asistió cuatro tenían menos de 12 años y los 20 restantes entre 12 a 17 años.
El problema, explica, es que muchos padres y algunos de los menores “notan cuando comienzan a desarrollarse que son diferentes pero piensan en la homosexualidad y no en la transexualidad”. Por eso ha destacado la importancia del protocolo de Educación para “eliminar al máximo” las “burlas y rechazo social”.
Hurtado ha explicado que la estigmatización de los niños transexuales es mucho menor en la infancia que en la adolescencia, cuando los jóvenes son “más crueles”. “De pequeños entienden que igual que hay niños pelirrojos pero que son menos frecuentes que los morenos hay niños transexuales que son diferentes pero que son iguales al resto”, ha explicado.
Se echa en falta una explicación de la transexualidad en los libros de texto. Este es uno de los mensajes que traslada en las charlas de orientación sexuales que da en los colegios, sobre todo al profesorado y los padres de los centros en los que hay un niño transexual. Hurtado ha apuntado que no ha notado diferencias entre los colegios públicos y los concertados o religiosos.
“No hay dificultades para que lo traten bien el problema se da con algunos padres que por ejemplo no entiende que un menor transexual use el vestuario con el que se sienta identificado y ha habido casos, aunque son la minoría, que han tenido que sacar al chaval del colegio”, ha comentado.
Por eso, ha considerado muy importante que este protocolo se aplique también en los colegios concertados y privados aunque no sea obligatorio. Además, ha echado en falta una explicación de la transexualidad en los libros de texto.
Con todo, ha destacado el cambio social que se ha producido. Así, si hace 20 años a su consulta acudían ya pasados los 20 años, cuando llevaban años autohormonándose y con fuertes depresiones e incluso con intentos de suicido porque no podían someterse a un tratamiento. De hecho, muchas veces ejercían la prostitución para obtener fondos con el que costearlo.
Sin embargo, desde que se aprobó la atención en 2008 el perfil ha cambiado. Desde entonces son jóvenes que ya no tienen “tanto sufrimiento” porque pueden someterse a un tratamiento y solucionar “su conflicto de identidad sexual” y además vienen apoyados por sus familias. Los mayores problemas se dan en casos de padres separados cuando uno de los dos no acepta el género que siente su hijo.
Asimismo, ha explicado que aunque históricamente había más demanda de cambio de hombre a mujer, en una proporción de cuatro a uno, en los últimos años se han igualado. Así, si en 2012 se atendió a 16 casos de hombre a mujer frente a dos de mujer a hombre en 2016 se atendieron 30 casos de hombre a mujer y 38 de mujer a hombre. Hurtado ha explicado que esta evolución es consecuencia de la gran mejora de los tratamientos.
Al respecto, el endocrino Marcelino Gómez ha destacado que el proyecto de ley aumenta la cartera de servicios en la sanidad pública valenciana. Así, se incluyen los tratamientos quirúrgicos de exéresis de mama y genitales y reconstructiva de genitales y otros tratamientos requeridos para la modificación corporal.
Así, a finales de enero se practicará la primera vaginoplastia en una mujer transexual. En estos momentos, hay una bolsa histórica de cerca de medio centenar de mujeres transexuales pendientes de someterse a esta cirugía, que se realizará en el Hospital La Fe. En el Peset seguirán prestando las terapias sexológicas, farmacológicas y hormonales, así como las masectomias y la implantación de prótesis mamarias. Gómez ha explicado que la cirugía genital para un hombre transexual sigue sin estar recomendada por ninguna unidad por las “complejas complicaciones” que genera.
Del mismo modo, ha resaltado que la ley prevé un cambio en la atención ya que “la edad administrativa y la naturaleza no siempre coinciden”. En ese sentido, ha constatado que era “una barbaridad” tener que esperarse a los bloqueos puberales hasta los 16 años cuando había chicas que llevaban años con la regla y “el cuerpo ya es definitivo”, y hasta los 18 para aplicar los tratamientos hormonales.
Por contra, ahora, siguiendo las indicaciones de las guías internacionales, se actuará conforme a la edad biológica. De este modo, si cuando comienza la pubertad, a los 12 o 13 años, tiene clara “su identidad de género y cuenta con el apoyo familiar” se comienza el tratamiento para bloquear con fármacos el desarrollo corporal y si a los 14 o 15 años “el menor es lo suficientemente maduro se comienza el tratamiento hormonal cruzado“. La cirugía no se aplica hasta los 18 años.
En los casos en los que hay una negativa de uno de los padres que pueda suponer “un claro perjuicio” al menor se lleva el caso a Fiscalía de menores. No obstante, estos casos son muy escasos.
Fuente Agencias, vía Cáscara Amarga
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