Un corazón ligero.
Del blog de la Communion Béthanie:
“Me preguntas qué es un corazón ligero.”
Escucha:
Un pájaro canta en el jardín. No lo molestes.
Hazte lo más pequeño posible, difumínate, súmete
en el silencio. Escúchalo.
No trates de atraparlo ni domesticarlo.
Es la creación la que canta.
Y su canto es el de su Creador.
Las rosas se abren en el jardín.
Déjalas florecer.
No extiendas la mano para cogerlas.
Alégrate de verlas tan bellas, tan frescas.
Es la sonrisa del Creador.
Y, sobre todo, si Dios viene a florecer
en tu jardín, no intentes reducirlo a tus dimensiones.
Deja que Dios sea Dios.
Y alégrate sólamente de que lo sea.
Que florezca en tu jardín o en el del vecino
poco importa. Él es Dios, y eso basta.
Y si te encuentras con un miserable, con un ser dolorido
o desesperado, cállate y escúchalo.
Llena tus ojos de su presencia, de su existencia,
hasta que él mismo descubra en tu mirada
que existe de veras y que tu eres su hermano.
Entonces encontrarás los gestos y las palabras
oportunos.
Y quizá no haya nada que decir o hacer.
Él existe. Tú le has hecho existir.
Tú has sido Dios para tu hermano.
Entonces también tu oirás el canto de la flauta nueva.
No serás un violento, un conquistador ni un depredador.
Conocerás la alegría divina de existir.
Tendrás el corazón ligero. “
*
Eloi Leclerc.
El sol se levanta sobre Asís,
***
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