Una mujer trans muere en Georgia un mes después de ingresar en el hospital por una brutal agresión
Malas noticias las que nos llegan desde Georgia. Zizi Shekeladze, una mujer transexual de 32 años, ha fallecido tras estar luchando por su vida en la UCI durante algo más de un mes. El pasado 14 de octubre, mientras esperaba el autobús, Shekeladze empezó a sufrir la agresión verbal de dos desconocidos, únicamente por su identidad de género. Los hombres, no contentos con su miserable acción, se armaron con una barra de hierro y empezaron a golpearla, al tiempo que le clavaron una navaja en el cuello. La extrema gravedad de las lesiones le han provocado la muerte a la víctima. Aunque policía ha detenido a un sospechoso, oficialmente se resiste a reconocer que se trata de un delito de odio LGTBfóbico.
“El caso de Zizi Shekeladze debe utilizarse como un mecanismo de castigo ejemplar con el fin de corregir los procedimientos y la administración de justicia en el país, de cara a la erradicación de los delitos contra las personas transexuales”, justifica el Centro para Mujeres Transexueles de Georgia en un comunicado. Shekeladze tuvo la desgracia de encontrarse con dos desconocidos tránsfobos que le propinaron tal paliza que, ni después de permanecer desde el 14 de octubre en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital de Tiflis (capital de Georgia), no ha logrado sobrevivir.
Uno de los sospechosos ya ha pasado a disposición judicial y se someterá a la vista el próximo 8 de diciembre. No obstante, las autoridades todavía no han admitido públicamente que se trata de un crimen motivado por el odio LGTBfóbico. El abogado y activista georgiano Ucha Nanuasvili denuncia que “desafortunadamente, en la mayoría de los casos, los crímenes de odio no se toman en consideración durante las investigaciones… lo inquietante es lo ambiguos e incompetentes que son los métodos de investigación cuando se trata de un caso como este”.
A pesar de que esta nación de la Europa Oriental es la única del antiguo bloque soviético con una ley contra la LGTBfobia (eso sí, muy elemental y poco desarrollada), en los últimos años se sigue registrando un aumento de agresiones motivadas por el odio hacia la diversidad sexual y de identidad de género. No ayudan en absoluto las soflamas homófobas de representantes como Irma Inashvili, la secretaria general de la Alianza de Patriatotas de Georgia (un partido ultraderechista y populista). Inashvili, en una ocasión, llegó a aseverar que los matrimonios igualitarios son una “epidemia mundial de la humanidad”.
En un país en el que cerca del 84% de la población practica activamente el cristianismo ortodoxo, especialmente hostil a los derechos de la comunidad LGTB, la existencia de una ley contra la discriminación (desde 2014), que incluye la identidad de género y la orientación sexual entre las causas de protección, se vio como un paso importante, aunque claramente insuficiente. Sin embargo, esta legislación sigue siendo inédita en la mayoría de países de la vieja órbita soviética, como Rusia, Bielorrusia, Lituania (en este caso siendo incluso miembro de la Unión Europea), Azerbaiyán, Armenia o Kirguizistán, entre otros.
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