Transmisión
Del blog Nova Bella:
Podemos transmitir conocimientos,
pero no vivencias ni experiencias
*
Theodor Kallifatides
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Del blog Nova Bella:
Podemos transmitir conocimientos,
pero no vivencias ni experiencias
*
Theodor Kallifatides
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De mano en mano,
a través de muchos años
y generaciones de cristianos,
me ha llegado la Buena Noticia,
cubierta de polvo,
como un regalo inesperado.
Ella me anima a vivir
y a unirme a esa brisa
que ha recorrido valles y cumbres,
desiertos y praderas
a través de generaciones de apóstoles
dando vida a tantos corazones.
Hoy, para celebrarlo,
lo cuento y comparto,
extiendo mis brazos,
me siento agarrado y agarro,
sumo mis manos, y salgo
para que esta brisa
llegue a donde todavía no ha llegado.
De mano en mano…
me ha llegado la Buena Noticia,
y no la retengo en mi regazo,
sino que dejo mi refugio
y voy a las plazas, rincones y caminos,
pues anhelo que llegue y meza
nuevos campos aunque no los conozca.
Hoy me siento agraciado
y hondamente agradecido
al sentirme enviado
para ser testigo
de lo que Tú nos has dicho
y nosotros hemos visto
del Dios abierto y compartido.
*
Florentino Ulibarri
Fuente Fe Adulta
***
Si tuviera que concretar el corazón mismo de mi fe, ese sería la promesa central de Jesús, lo que llamaríamos ‘el Reino’. Creo que en algún momento esa realidad transformada, reconciliada, será real. Creo que el Hombre, y el mundo con él, tienen Futuro. Y creo en Jesús como el mayor exponente de que este anhelo ha comenzado ya, aquí, a ser real. Luego miro a mis propios hijos, y creo más y mejor.
Habrá que confesar también que creo un poco al estilo de Unamuno, para quien el creer era un ‘querer creer’. Y con Carlos Díaz afirmaré que ‘soy querido, luego existo’, me parece una estupenda forma de dar la primacía al amor en la realidad.
Confío en que, tras la muerte, se nos ofrezca una oportunidad para dar plenitud a la vida, todo lo que pudo ser y quebró. En este sentido también soy muy de Unamuno (y de Julián Marías). Espero que la salvación sea de las personas, no por exacerbación del ego, sino por la constatación de que cada vida es tan especial, los placeres, proyectos y sufrimientos tan individualizados que no funcionaría un ‘café para todos’. Dios nos quiere personalmente y cada ‘estancia’ en su Reino tendrá en cuenta quienes fuimos en el mundo.
Creo en las convicciones de Cristo precisamente por cómo es Cristo.
Creo también al modo de Job, con preguntas e interpelaciones incómodas a Dios. Para mí, Dios tiene mucho que explicar acerca del mal en el mundo. También el Hombre, pero seguramente en planos diferentes. La relación entre Dios y el mal no ha sido bien explicada por nuestra teología, lo que crea equívocos, perplejidades y discursos incoherentes que alejan de la fe. Es una de los grandes retos del cristianismo, repensar y reformular de forma honesta y convincente esta cuestión. Creo que, aunque mucha gente no lo exprese, el escándalo del mal está detrás de gran parte de la increencia. Personalmente es uno de los aspectos que encuentro más oscuros a la hora de encajar las piezas del destino humano. Esto hace que, en ocasiones, encuentre difícil creer. Con Iván Karamazov veo dolores que no puedo imaginar cómo serían superados por siquiera el mejor de los futuros posibles. Ahí la fe pierde referencias, no hace pie, y uno siente que el salto solicitado no viene precedido de ninguna garantía. O saltas o no saltas. Es todo.
Por último, si jugamos a especular acerca de la generación del mundo, no creo que la causa primera sea una generación espontánea a partir de la nada. Personalmente lo veo bastante menos razonable que la hipótesis de un creador. En el inicio (y en el final) de todo se halla una agradable sorpresa.
5. ¿EXISTE DIOS?
Me alegro de que me haga esta pregunta… Si lo supiera con certeza, de poco me iba a servir esta trémula fe.
A lo largo de la vida han caído en mis manos varios libros que abordaban esta pregunta en formato debate: ¿Sin dios o con dios?, de González Faus e Ignacio Sotelo; ¿Ateos o creyentes?, de Vattimo, Onfray y Flores d’Arcais; Ateísmo de la razón y razones de la fe, de Scola y Flores d’Arcais; también este mismo autor debatiendo con Ratzinger, etc… Considero muy interesante prestarse a jugar como espectador de estos ‘combates’ dialécticos, sobre todo para caer en la cuenta de que puede haber altura intelectual en ambas posturas y que nunca cesará de haber controversia.
¿Existe Dios? Albergo incertidumbre, dudas, pero, hoy por hoy, confío en su existencia. Y lo hago porque percibo su compañía, quizá al estilo de la brisa suave que tan bien captó Elías, realmente siento que tengo un soporte donde anclar la vida.
Sé bien que me hallo en una situación privilegiada para decir esto. Por la existencia de Dios debe preguntarse en primer lugar a las víctimas de este mundo, a las personas que objetivamente han recibido y reciben la espalda del mundo. En esa situación, la existencia de Dios puede ser una última esperanza, pero también un perfecto absurdo. ¿Quién está más capacitado para afirmar la existencia de Dios? ¿El ciudadano consciente de lo bella que es la vida y puede referir esa belleza a su potencial fuente o el ciudadano desesperado que quizá tenga en Dios a su última esperanza?
Creo que pocos increyentes sacan hasta las últimas consecuencias de lo que supone un mundo sin Dios. Si Dios no existiera, se podría argumentar que no es posible hablar de justicia, moralidad… puesto que al devenir de la Naturaleza no le incumben estas valoraciones. Este mundo, donde la suerte o la fuerza simplemente prevalecieran, merecería mi rechazo, no puedo expresarlo de otro modo.
6. ¿CON QUÉ DIMENSIONES DE LA VIDA RELACIONAS LA FE?
Una fe que no se relaciona con todas las dimensiones de la vida tiene aún un camino por recorrer. Todos los creyentes identificamos dimensiones de nuestra vida donde la fe no ha penetrado o ha penetrado sólo superficialmente. Hay aspectos donde la coraza es dura y el trabajo personal debe de ser más intenso. A medida que cumplimos años se hacen más patentes esas zonas de fracaso reincidente, donde permanentemente nos sentimos incoherentes, falsos, indignos de la fe que decimos abrazar.
En estas situaciones hay dos tentaciones muy claras: una es la de abandonar y declarar que el listón es demasiado alto para nosotros, que en una decisión que nos honra preferimos dejar el hueco a otros creyentes más sólidos; la otra es la de acogernos a la inagotable misericordia de quien sabemos nos quiere y abandonar cualquier dinámica de mejora. Soy débil y el Señor me quiere débil, por lo tanto ¿para qué luchar contra mi invencible debilidad? Sin embargo, entre estos dos polos se encuentra una tercera vía de aceptación pero no resignación. Un camino de auto-conocimiento que, a su debido tiempo, puede dar frutos inesperados. Hay victorias que requieren de la estrategia del asedio tranquilo pero constante y el aprendizaje del fracaso. Del mismo modo que un fumador puede llegar a dejar el tabaco al quinto intento, y en cada uno de los intentos precedentes se labró parte del éxito futuro, así también la fe puede conquistar parcelas de nuestro ser. Sin prisas ni pausas.
7. ¿CUÁLES SON LAS DIFICULTADES HOY PARA CREER?
– Una de las más importantes para mí ya la he mencionado, es el escándalo del mal y la insuficiente respuesta que, a mi modo de ver, conseguimos transmitir como creyentes.
– En el mundo occidental acomodado e individualista se sospecha de cualquier relato integral de sentido, pues se entiende que detrás de ello solo hay estructuras de poder que quieren someter a la persona dictándole cómo se tiene que comportar.
– La generación adulta que ahora debería transmitir la fe a sus hijos, tiene padres que en muchos casos abandonaron la fe por habérseles presentado con dureza o dogmatismo, al tiempo que empiezan a escasear los abuelos con fe sencilla y arraigada. La sociedad, por tanto, ha cambiado y la fe no se transmite por ósmosis, es preciso trabajarla personalmente y en familia. La globalización hace que religiones antaño lejanas sean hoy una opción accesible, y que multitud de combinaciones de filosofías y estilos de vida puedan escogerse a la carta con mayor grado de satisfacción que aceptar el lote completo de una única cosmovisión. Igual que ocurre en el supermercado con los yogures, la proliferación de oferta dificulta el tomar una decisión en un individuo que, ante todo, es visto como soberano.
– Hay un descuido de la interioridad que obstaculiza el involucrarse en aventuras espirituales. Si nos interesan prácticas como el yoga, el mindfulness, la meditación, son en tanto en cuanto las funcionalizamos para nuestro bienestar, no como parte de un proyecto personal de sentido integral.
– La adhesión a una fe no está de moda, no es signo de competencia intelectual sino de personas débiles, ha perdido mucho de su prestigio pasado. En el fondo la posible existencia de Dios es un tema del que podemos saber poco, de modo que es más sensato no perder el tiempo en ello y dedicarnos a lo que de verdad tiene utilidad.
– Falta un modelo de creyente atractivo para la sociedad, tanto de creyente laico como en el clero. ¿cómo estar en el mundo sin ser del mundo? En la Iglesia ofrecemos desgraciadamente demasiados ejemplos de por qué no somos merecedores de confianza y, aunque haya otros ejemplos en la dirección contraria, siempre tendrán menos repercusión mediática que los primeros. Debemos encontrar nuestro modo de expresarnos a través del estilo de vida como creyentes ciudadanos del siglo XXI, no contra el mundo erigiéndonos en lejanísimo bastión de lo sagrado, sino a través de un modelo que sea tan exigente como atractivo y cercano. Es preciso recrear el “mirad como se aman” de nuestros antepasados.
– El arte es un vehículo privilegiado para la transmisión de la fe. Sin embargo, mi percepción es que la contribución del mundo creyente a la esfera de lo artístico tiene muchos retos por asumir. No es suficiente con que un grupo de sacerdotes graben un disco de rock. La espiritualidad debe encarnarse en el arte hablando los lenguajes del hombre de hoy, con sutileza y calidad formal, sugiriendo y dando espacio al receptor para interpretar la obra, abriendo puertas. Mucho del arte cristiano actual es un ejercicio bienintencionado de evangelización por la vía rápida del mensaje directo y plano. Sin duda hay modelos de genial simbiosis entre arte y espiritualidad, por ejemplo la trayectoria del vídeo-artista Bill Viola, que muestran otro camino más complejo pero también con mayor potencial. Conozcámoslos y aprendamos de ellos para dialogar con la cultura actual tomándola verdaderamente en serio.
8. ¿POR QUÉ SEGUIR CREYENDO A CONTRACORRIENTE?
Porque si creer fuera una consecuencia de que la corriente me invita a ello, vana sería nuestra fe. Creer a contracorriente no se elige, pero sí puede ser una oportunidad para purificar y fortalecer nuestra fe, para personalizarla más a fondo y encontrar nuevos códigos con los que tratar de transmitirla. Ser minoría es incómodo en cierto sentido pero también liberador en otro. Podemos nuevamente, como ocurrió en otros tiempos, experimentar el ser fermento, sal, grano de mostaza, primicia, brote… Lo que sería un desastre es que la vida cristiana de quienes decidan ir a contracorriente sea ajena al espíritu del evangelio, esa situación no solo nos llevaría a la irrelevancia sino a la imposibilidad de ofrecer propuestas serias a la sociedad en el medio-largo plazo.
Una vez preguntaron al gran teólogo Karl Rahner por qué era creyente y él dio dos razones: porque de todas las alternativas que había conocido, y eran muchas, nada le había convencido como el cristianismo, y porque su madre rezó con él cuando era pequeño. Yo he conocido menos alternativas, pero sigo quedándome con la de Rahner. También mi madre me despertó en la infancia la curiosidad y el cariño por la figura de Jesús. Y añadiría un tercer factor que ayuda no poco: tener la suerte de compartir camino con cristianos de una pieza, alegres y aterrizados, cercanos y lúcidos, entregados y sencillos. Cuando uno encuentra verdaderos testigos en el camino, la fe se multiplica internamente y se consolida con facilidad. A favor o a contracorriente.
Luis Carlos Saiz Fernández
Fuente Fe Adulta
Hace varios meses un buen amigo se puso en contacto conmigo para proponerme una serie de preguntas tan sencillas de plantear como peliagudas de responder. En el fondo del asunto latía el eterno debate de qué viene a representar la fe y cómo deberíamos enfocar en el siglo XXI su transmisión. Finalmente el ejercicio en cuestión me pareció tan saludable que hoy me atrevo con temor y temblor a compartir su modesto resultado, convencido de que multiplicando esta reflexión personal tenemos muchas más posibilidades de acertar en el futuro con la palabra y el gesto oportuno.
Allá vamos, pues, pero antes de someterme a tan singular interrogatorio, permitidme un primer turno de convicciones personales. Sirvan como marco y paisaje a lo central del viaje que juntos vamos a recorrer.
– En este sentido, creo que debemos asumir riesgos y reforzar la calidad de los pasos que damos en el itinerario cristiano, en vez de diluirlos. Un ejemplo lo veo en el bautismo. Antaño fue un momento fuerte de adultos bien preparados, que experimentaban ese paso como un día crucial en su vida, un verdadero nuevo nacimiento. Hoy corremos el riesgo de perder la oportunidad de ese momento fuerte, llegando a la situación de que muchos de ellos, ni tienen una experiencia mínimamente personal del sacramento ni reciben posteriormente de sus mayores una vivencia y formación cristiana. En mi opinión se debería replantear con serenidad el mejor momento para proponer el bautismo y la primera comunión. Sinceramente creo que no compensa el exhibir como Iglesia un determinado número de bautizados cuando la realidad profunda es otra.
– San Pablo habló gráficamente de “correr bien la carrera”. Es curiosa la analogía con la vida de fe, ahora que por todas partes se ha producido el boom del ‘running’. ¿Qué ocurre para que desde hace unos pocos años tanta gente se haya puesto a correr de forma constante, invirtiendo tiempo y esfuerzo en una actividad de esta índole? Pienso que la gente que corre, lo sé por propia experiencia, conoce bien los beneficios de ese esfuerzo, siente reducir el estrés, aumentar la resistencia física, perder algún kilito, la euforia del reto conseguido… Y siguiendo el paralelismo, ¿qué ocurre para que tantas personas de fe hayan/hayamos abandonado parroquias, grupos, hábitos de oración…? ¿Por qué tanta gente no es capaz hoy de percibir los ‘beneficios’ de una vida de fe? ¿no aporta nada de valor? ¿es excesivo el peaje de compromiso, demasiado escaso el impacto positivo en la vida? Creo que se podría profundizar más en los mecanismos que conducen a muchas personas a implantar hábitos de este estilo, de forma que podamos identificar las deficiencias en nuestras propuestas de camino de fe (aquellas que puedan reformarse, claro, no se trata de ‘vender la gracia barata’).
– Creo importante ser honestos con nuestros coetáneos, transmitir junto a la experiencia de fe también la experiencia de duda que suele acompañarla. Ofrecer todas las perspectivas de la experiencia personal ayuda a ganar credibilidad y evita el ser tachado de “marciano” (cuando evitamos aludir a la cara gris de la vida de fe, el interlocutor debe pensar que, o este tío me miente, o debo encontrarme lejísimos de la genuina experiencia de Dios).
– Se hace muy necesario un ejercicio de “traducción” del evangelio a las categorías de la sociedad actual. Hoy todos nos preocupamos por aprender idiomas para poder comunicarnos con los demás. Los cristianos tendríamos que ser los expertos en el idioma de Jesús, de forma que todo el mundo interprete con facilidad los valores y sentido de cada pasaje sagrado.
En mi opinión, el cristiano debe situarse en la escena pública sin prejuicios y sin privilegios, en pie de igualdad y defendiendo los deberes y derechos que tiene como ciudadano. Ni mojigatos ni ‘sobraos’, bien plantados para decir a tiempo nuestra palabra.
1. ¿QUÉ ES PARA TI LA TRANSMISIÓN DE LA FE?
En mi opinión, la transmisión de la fe es sin duda una tarea de todo cristiano, pero tarea no entendida en clave de obsesión o de objetivo primordial. La transmisión de cristiano a increyente es ante todo consecuencia, fruto, que procede de la atracción que provoca el evangelio encarnado en ese cristiano fiel al estilo de vida de Jesús. Es cierto que para la Iglesia son tiempos de inquietud y duda por la progresiva pérdida de creyentes en nuestro entorno occidental. Es tiempo de aprender a vivir en minoría.
En este contexto, es tentador concebir el problema de la transmisión de la fe como nuestro principal problema. Y, sin dejar de ser importante, no deja de ser un aspecto secundario. El problema no es cómo persuadir mejor, el problema es cómo vivir con más altura la propuesta de Jesús para que nuestra vida ‘persuada’ por sí misma. Si nos obsesionamos con el deber de ‘transmitir’, algo que si somos honestos admitiremos que casi siempre se halla fuera de nuestro alcance, tenemos muchas posibilidades de que lo que hagamos en favor del evangelio suene forzado, cuando no hueco, con ecos de proselitismo, y perderemos el foco de lo esencial: confiar en la actitud de la parábola de los lirios del campo, dedicándonos a lo que sí está en nuestra mano, conformar la propia vida según el molde del evangelio.
Transmitir la fe cristiana es lograr que alguien se enamore en tan gran medida del proyecto cristiano como para hacerlo propio. Y ciertamente una buena estrategia le será útil al amante para enamorar a su soñada pareja. Sin embargo, la mejor estrategia no es nunca suficiente. Donde se juega el éxito duradero no es en la efectividad de fuegos artificiales o la pericia de unos astutos asesores de imagen. La genuina atracción procede de algo que está siempre más allá de la voluntad de la persona que desea enamorar. Es más, no es raro que un deseo exacerbado por gustar se constituya a veces en una barrera para el encuentro. Debemos estar atentos a no obstaculizar la transmisión de la fe y propiciar con naturalidad que, si tiene que ocurrir, ocurra. Dejando a Dios una parte fundamental de la tarea y cuidando con mimo nuestro jardín antes de lanzarnos a conquistar lejanos bosques.
2. ¿QUÉ BUENA NOTICIA CREES QUE PODEMOS TRANSMITIR A ESTE MUNDO?
En la Iglesia hay mucho que podría y debería reformarse para transmitir con mayor eficacia la buena noticia. Sin embargo, si hay algo que no precisa reforma, algo que conserva su potencial atractivo, eso es el propio mensaje. Tenemos la suerte de contar con un proyecto (y un líder del proyecto) que merecen ser escuchados con atención aquí y ahora. Ahora bien, si de lo que se trata es de ‘transmitir a este mundo’ deberemos comenzar por comprender con precisión cómo es ‘este mundo’ y qué dolores le aquejan. Desde esta perspectiva:
– A un mundo de ricos y pobres, anunciaremos la igual dignidad
– A un mundo de personas solas, anunciaremos comunidades abiertas
– A un mundo de víctimas, anunciaremos la convicción de un futuro superador
– A un mundo de superficialidad, anunciaremos interioridad y hondura
– A un mundo de fragmentación, anunciaremos un relato
– A un mundo de vuelta de todo, anunciaremos novedad y frescura
– A un mundo de extraños, anunciaremos fraternidad
Pero no sólo se trata de contraponer el evangelio a elementos negativos presentes en la sociedad. En ocasiones, el evangelio se debería anunciar para celebrar y reforzar lo que el mundo contiene de bueno y hermoso. Y así:
– A un mundo con sueños, aportaremos colaboración para realizarlos
– A un mundo con santos cotidianos, aportaremos la intuición de un Padre/Madre que les acompaña
– A un mundo con belleza artística, aportaremos el calor de símbolos que apuntan más allá
– A un mundo con niños, aportaremos cuidado y desarrollo integral
– Y a un mundo con buen humor, aportaremos nuestro buen amor. Porque a pesar de lo que diga la RAE, amor siempre se escribirá con ‘h’ de humor.
3. ¿QUÉ BUENA NOTICIA ES LA FE PARA TI?
Todos somos creyentes, todos pasamos por la vida creyendo, con mayor o menor intensidad en algo o en alguien. Incluso quienes tienen una visión desesperanzada del mundo se apoyan en argumentos, racionales o intuitivos, para defender su postura y su modo de encarar la existencia. La fe cristiana, es decir, la confianza radical y fundamental en los dichos y hechos de Jesús, es la carta en que deposito mi confianza como motor de sentido de mi vida y de la completa realidad. El mundo merece al Dios de Jesús, quizá yo diría más, exige al Dios de Jesús para tener una oportunidad de sanación, de reconciliación.
Las palabras, actitudes y hechos de Jesús son una gran noticia porque manifiestan una confianza absoluta en que ese Dios existe, nos cuida, nos guarda, nos respeta, nos espera. La fe en Jesús y lo que él propone es una opción perfectamente razonable en el marco de la perplejidad e incertidumbre en que el Hombre se tiene que desenvolver. Otras también lo son. Seguramente hay muchos factores, quizá algunos inconscientes, que explican por qué el evangelio siempre me ha cautivado, desde pequeño. Desde que lo recuerdo, lo hago en forma de buena noticia. La imagen del padre es una de las más potentes. La fe cristiana me anuncia que tengo un padre/madre y que lo comparto con toda la humanidad. No un padre cualquiera, un padre con los rasgos del padre del hijo pródigo. Decía antes que el mundo merece al Dios de Jesús. También podría decirse que el Hombre merece al padre del hijo pródigo. Y, sin saber muy bien por qué, intuyo / siento / aventuro / confío / espero / sé que esa buena noticia, aún sin estar plenamente contrastada, se cumple.
Luis Carlos Saiz Fernández
Fuente Fe Adulta
El riesgo de transmisión del VIH por parte de personas seropositivas en tratamiento y con carga viral indetectable en parejas gays “es cero”, según ha confirmado un estudio europeo elaborado durante ocho años tras seguir a casi un millar de parejas homosexuales serodiscordantes de catorce países.
El estudio, denominado ‘Partner-2’, lo han presentado esta semana en Barcelona los responsables de BCN Checkpoint, el tercer centro de detección de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ITS) de toda Europa que más parejas ha aportado para este estudio, y el primero en el conjunto de España.
Según ha explicado hoy en rueda de prensa el director de BCN Checkpoint, Ferran Pujol, los datos del estudio ‘Partner-2’ han confirmado “de manera definitiva” que las personas con VIH que siguen el tratamiento antirretroviral y que tienen una carga viral indetectable “es imposible” que transmitan el virus a sus parejas.
Pujol ha detallado que la carga viral indetectable del virus se consigue cuando el paciente lleva en tratamiento alrededor de dos o tres meses.
“Sabíamos que esto ocurría en el caso de relaciones heterosexuales, pero había un cierto debate sobre si esto era aplicable, también, en las homosexuales y ahora se ha comprobado rotundamente que sí”, ha añadido.
Así, este estudio se llevó a cabo en 75 centros europeos y se ha centrado en parejas que no utilizan preservativo durante sus relaciones sexuales y en las que la persona con VIH está en tratamiento con una carga indetectable.
Este segundo estudio de observación, que se empezó a elaborar el año 2014 y se ha alargado hasta el 2018, contabilizó el total de actos sexuales con penetración anal y sin preservativo de un total de 783 parejas serodiscordantes, es decir, una pareja formada por un miembro infectado con el virus y el otro no, de una media de 38 años.
El procedimiento del estudio consistió en una visita a los centros médicos cada seis o doce meses en el que a la persona sin el virus se le sometía un test rápido, “por lo que salía de la consulta ya con el resultado“, y en la persona con VIH se comprobaba que la carga viral fuese indetectable.
Además, la pareja tenía que responder a un cuestionario sobre su actividad sexual, así como si tenían alguna otra enfermedad de transmisión sexual (ITS).
“En el caso de que se hubiese producido una infección, se llevaba a cabo un estudio filogenético del virus para saber si la fuente de procedencia era la misma que la del virus de su pareja”, ha explicado el responsable médico de BCN Checkpoint, Pep Coll.
De este modo, durante el estudio hubo 77.000 actos sexuales, lo que supuso una media de 43 relaciones sexuales por pareja al año, han detallado.
Los expertos han señalado que durante el estudio se diagnosticó, en un 23 % de los casos, que algún miembro de la pareja había tenido una enfermedad de transmisión sexual (ITS), y, aun así, “se comprobó que no era un factor de riesgo”, han remarcado.
Asimismo, durante el proceso un 32 % de las parejas dijeron que tenían relaciones fuera de la pareja.
Los expertos han destacado que durante el tiempo que ha durado el estudio se han producido un total de quince infecciones, aunque mediante el estudio filogenético “se demostró que todas las infecciones se produjeron fruto de relaciones fuera de la pareja”.
El presidente del Proyecto NOMS-Hispanosida, Michael Meulbroek, ha lamentado que el VIH “conlleva un estigma social basado en el miedo de las personas a tener relaciones sexuales y sociales con personas con VIH”.
Además, Pujol ha criticado que “pese a la evidencia” y a los resultados de éste y de otros estudios previos, como el ‘Partner-1’, “muchas veces se han cuestionado y nos hemos encontrado que muchos médicos no han sido capaces de informar a sus pacientes ni de apoyarlos a tener relaciones sexuales normalizadas”.
A la rueda de prensa también ha asistido Jordi San José, un hombre con VIH y cuya pareja no está infectada, que espera que “a nivel social cambien muchas cosas” y que “estos resultados permitan perder el miedo“.
Fuente CESIDA
Un interesante artículo que hemos leído en Cáscara Amarga:
Cuando llegue el momento, si el candidato a novio comienza con reproches o con el discursito de “eso me lo dices porque quieres convencerme”, aquí tienes sugerencia de respuesta.
Hoy me voy a dar un gusto. Porque me lo merezco. Desde 2008, con la Declaración de Suiza, se venía hablando de que una persona seropositiva, en tratamiento farmacológico y con carga viral indetectable, que no haya tenido ninguna ITS en los últimos 6 meses, no puede transmitir el VIH a su pareja sexual incluso si mantienen relaciones sexuales desprotegidas.
Sin embargo, en los años posteriores a esa declaración, fueron muchos los que se posicionaron en contra de la veracidad de esa afirmación y seguían manteniendo que el VIH se podía transmitir, que la concentración de virus en el semen es diferente de la concentración en sangre… y, además, algunos incluso argumentaban cosas tan paternalistas como “es que, si decimos que en esas condiciones ya no se transmite, la gente dejará de usar preservativo” (ergo: “la gente es tonta y, por eso, nosotros tenemos que cuidar de ella”).
A raíz de que Science publicase su “Breakthrough of the year” en 2011 (Science 2011) yo pensé que los reticentes se darían por vencidos ante el peso de la evidencia científica: la revista Science consideraba que el hallazgo científico más importate de todo 2011 había sido la constatación empírica e incontestable de que una persona indetectable no puede transmitir el VIH. Pero no, algunos aún seguían dando la brasa. Y no se trataba de personas seropositivas que aún sintiesen ese miedo de poder ser un “foco de infección” que tantas veces me cuentan en consulta. No, no, no, se trataba de autoridades sanitarias y del personal de algunas ONG… incluso hasta hubo quien conspiró intentando que el presidente de la asociación de seropositivos para la que trabajo me llamase la atención porque yo “animaba a mis pacientes a no usar condón” (¡qué fuerte!, como si los psicólogos fuésemos los padres de nuestros pacientes en lugar de compañeros en el proceso de toma de decisiones… ¡qué falta de profesionalidad!). Menos mal que el presi es un tipo serio y sabe que mi trabajo consiste en explorar con los pacientes sus propias alternativas y evaluar todos los escenarios que el paciente se plantea… y no en hacer de su niñera.
Por todos los que están hartos de pasar miedo al rechazo y al estigma.
Hoy me voy a dar el gusto de hablar de lo que se ha dicho en la CROI de Boston hace apenas una semana. Pero no me lo voy a dar por mí ni por aquellos a los que hago referencia, lo voy a hacer por los cientos (casi mil) hombres seropositivos a los que llevo atendidos a lo largo de estos años. Por sus novios. Por sus amigos, por sus padres y familiares. Por todos los que me escribís para decirme que habéis leído y llorado con Cielo, soy seropositivo. Por los que os váis a diagnosticar en el futuro. Por todos los que están hartos de pasar miedo al rechazo y al estigma. Hoy me voy a dar el gusto de explicar porqué un hombre seropositivo indetectable no puede transmitir el VIH.
Sé asertivo, cielo
En consulta, cuando trabajamos cómo comentar el estatus serológico con un candidato a novio, es normal que aparezca el miedo al rechazo y una cierta tendencia a casi implorar no ser abandonado. Yo, entonces, les suelto un speech que tengo muy aprendido de tantas veces como lo he repetido en sesiones individuales y talleres:
-“Verás, tú no tienes que implorarle que no te abandone. No existe ninguna razón por la que ningún ser humano deba arrastrarse pidiendo la aprobación del otro o que te ponga el “sello de calidad” y, sobre todo, tú no tienes que explicarle esto de la indetectabilidad para “convencerle de que no te deje” sino que es bueno que se lo plantees como que, en todo caso, compartes una información con él por su propio interés”.
Tú no tienes que explicarle esto de la indetectabilidad para convencerle de que no te deje.
Suelo decir que, cuando llegue el momento, si el candidato a novio comienza con reproches o con el discursito de “eso me lo dices porque quieres convencerme”, le contestéis algo así como:
-“Mira… esto te lo voy a decir muy clarito y quiero que sepas que te lo digo por tu bien. Vivimos en una ciudad con una prevalencia del 20% de hombres seropositivos dentro de la comunidad gay. Igual soy yo el que te abandona mañana porque no me gusta como follas. Pero tú, debido a esa prevalencia, forzosamente… seguro… o sí o sí, te vas a encontrar con otro hombre seropositivo en tu vida más tarde o más temprano. Y quizá te enamores hasta las trancas. Y, como no me has querido creer cuando te lo he explicado, seguirás teniendo miedo. Y no podrás ser feliz a su lado por culpa de tu ignorancia y de tu desconfianza. El que tú sepas que un hombre seropositivo indetectable no puede transmitir el VIH no es algo que me beneficia a mí, es algo que tú necesitas saber para tu vida. Da igual que yo mañana no esté. El VIH sí seguirá estando a tu alrededor aunque tú no quieras verlo. En novios, en amantes, en amigos. Volverá a aparecer en tu vida y mejor para ti que estés bien informado”.
Y, entonces, chasqueas los dedos como las negras de las películas y te vas sin mirarle a la cara. Punto, set y partido, amor.
¿Cómo es posible que no se transmita?
Lo primero que te dicen algunos es que (y de ahí la foto de portada) “el riesgo no desaparece: se reduce en un 96% pero, todavía, queda un 4% de probabilidad”. ¿Sí? Pues no. Te explico. En este enlace sobre Protocolo PPE tienes un documento hecho por un panel de expertos sobre VIH. El documento es de 2007 pero sigue siendo útil. Si vas a la tabla que he entresacado en esta ilustración, encontrarás una valoración del riesgo de transmisión del VIH en dependencia de la persona fuente y del tipo de práctica (de paso te comento que, como ves, tragarte el semen se considera una práctica de bajo riesgo incluso si él es seropositivo). Sirve para valorar si merece la pena, o no, administrar la profilaxis postexposición.
La única práctica que se considera de riesgo es la recepción anal con eyaculación por parte de una fuente seropositiva.
En esa tabla puedes comprobar que la única práctica que se considera de riesgo es la recepción anal con eyaculación por parte de una fuente seropositiva (hablando en plata, maricón: que se te corra dentro un hombre seropositivo que no se medica). Si te fijas, el riesgo se evalúa entre un 0,8 y un 3% ¿lo has visto? ok, pues ¡¡¡ese es el porcentaje que se reduce en un 96%!!! Así, si reducimos esas cifras a su 4%, nos queda que la probabilidad de infectarte si tu novio seropositivo indetectable se te corre dentro oscila entre un 0,032 y un 0,12%… riesgo que -en esa misma tabla- puedes ver que se en encuentra un intervalo muy próximo a lo que se considera riesgo mínimo. Y ésta es la explicación. El tratamiento hace que el virus se quede en los reservorios de tu novio seropositivo y que, al no estar apenas presente en su semen, no pueda transmitírtelo.
¿Puedo follar a pelo con desconocidos que me dicen que están indetectables?
¿Ese señor con barba que te ha dicho que va a ir a tu casa vestido de rojo es Santa Claus… o un oso al que le gustan los kimonos? Chato, no me seas lerdo. Que tengas la constatación de que un hombre está indetectable y que ello te anime a tomar la decisión de no usar preservativo debería ser algo que dependa de un poco más de información que la que un desconocido te quiera proporcionar un sábado a las 3 de la mañana en la sauna. Tú haces siempre tus valoraciones y tú decides qué (y qué no) pero de lo que yo te estoy hablando es de que, si tu novio es seropositivo, sabes que se medica (porque hoy es mucho más ventajoso medicarse que no hacerlo) y que está indetectable porque has ido con él al médico y manejas toda la información, puedes tomar la decisión de no usar condón en vuestras relaciones sexuales incluso si él eyacula dentro de ti. Ahora, sobre si te puedes creer las palabras de alguien que has conocido hace un cuarto de hora, ¿qué quieres que te diga? es como creerte que, de verdad, sera “sólo la puntita”.
De 2.000 polvos, 0 infecciones (por poner un ejemplo).
Tenemos casuística muy interesante sobre la no transmisibilidad y he elegido tres muestras para concluir este artículo. El primer estudio fue uno que llevó a cabo el doctor Jorge del Romero en Madrid (Centro Sandoval) y se publicó en 2010. Compararon parejas serodicordantes heterosexuales. En un grupo, el positivo de la pareja no se medicaba y usaban preservativo en sus relaciones. En el otro grupo, que querían tener hijos, el positivo se medicaba y no usaban condón (repito: ¡querían tener hijos!). Los del grupo con-condón contabilizaron 1.500 coitos con resultado de una infección por rotura/mal uso del preservativo. El grupo de los sin-condón contabilizaron 2000 coitos y hubo ¡0 infecciones! (y un chorro de bebés). El titular del periódico no tenía precio: Los antivirales protegen aún mejor contra el VIH que los preservativos.
El segundo trabajo al que quiero aludir es al propio estudio que llevó a Science a concluir que este asunto era el hallazgo científico más importante de 2011, el HPTN 052 donde se llevó a cabo el seguimiento de 1.750 parejas serodiscordantes durante 6 años y medio, con participantes de 23 hospitales de países de los cinco continentes y que resultó en la conclusión de la que ya hemos hablado: indetectable = intransmisible.
Desarrollar fobia al sexo desprotegido es normal después del shock del diagnóstico del VIH.
Finalizaré con el resultado presentado en la CROI de este mismo año y del que hablaba al principio de este artículo (Estudio Partner) conducido con una cohorte de 1.110 parejas entre las cuales había un 40% de parejas gais participantes y que demuestra lo que ya sabemos: un hombre seropositivo con carga viral indetectable NO transmite el VIH a su pareja sexual aunque no usen preservativos. Se contabilizaron 16.400 coitos con cero infecciones (bueno, sí hubo alguna infección, pero resultó que el VIH no era del novio sino de otro que no se medicaba… esto de los cuernos también se explica en el estudio). Puedes leer en la noticia que “La doctora Alison Rodger, investigadora principal del estudio, llegó a cifrar en cero la probabilidad de transmisión sexual del VIH en parejas serodiscordantes”.
Si con esto sigues sin tener suficiente tranquilidad de cara a tus relaciones sexuales, no te preocupes: desarrollar fobia al sexo desprotegido es normal después del shock del diagnóstico.
Por otro lado, varias décadas de mensajes culpabilizadores hacia el hombre seropositivo haciéndole responsable de la salud sexual de sus parejas (como si sus parejas estuvieran incapacitadas para tomar decisiones) hace que muchos de vosotros sintáis pánico ante la idea de plantear sexo sin preservativo. Podemos trabajarlo en consulta si te apetece pero, de momento, me basta con que empieces a manejar esta información. Hay algo que repito a menudo en consulta: “los psicólogos somos científicos y, los científicos, no discutimos sobre ideologías sino que debatimos sobre evidencias y, en este caso, la evidencia está muy, muy, muy clara: si estas indetectable, no puedes transmitir tu VIH”. Piensa en cosas mejores (como, por ejemplo, de qué lo vas a untar antes de comértelo) y no en tener miedo de infectar a tu novio. Un beso muy fuerte y quiérete mucho, maricón.
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