La primera diputada transexual de Polonia se retira de la carrera para la presidencia del país
La elección de la parlamentaria, junto con la del activista gay Robert Biedron, supuso una auténtica revolución en Polonia, un país ultracatólico en el que la tolerancia hacia el colectivo LGTB todavía es una asignatura pendiente.
Anna Grodzka fue la tercera persona transexual en el mundo que consiguió un escaño en un Parlamento nacional. Desde que comenzase su carrera política, la candidata por el partido de los Verdes, no ha parado de luchar por la igualdad del colectivo. Atea, de izquierdas y presidenta de la asociación de defensa de los transexuales TransFuzja, la polaca quiso llevar la voz de este colectivo al Parlamento.
Sin embargo, desafortunadamente, Grodzka ha tenido que enfrentarse durante estos años y especialmente este 2015, en el que aspiraba a la presidencia del país, a los sectores más conservadores e incluso a los moderados y liberales que han intentado boicotear tanto su programa como su candidatura. Así, la diputada Anna Grodzka no ha conseguido los 100.000 avales necesarios para presentar su candidatura a los comicios del 10 de mayo, lo que demuestra la enorme influencia del sector ultracatólico en el país.
A pesar de los continuos ataques a la diputada por su opción sexual y su actividad política, no se rinde en su afán por conseguir cambios significativos en la sociedad polaca. En una entrevista tras su elección, Grodzka vaticinaba que los sectores políticos más intransigentes “harán todo lo posible para boicotearnos”, porque “la derecha más conservadora no entiende los cambios que está viviendo Polonia, se opone a ellos, pero es inútil, porque la sociedad seguirá evolucionando y reclamando más derechos civiles y libertades. En democracia es inevitable”.
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