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Los (trans)feminicidios invisibles en Puebla

Miércoles, 13 de diciembre de 2023
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IMG_1581Pese a que los asesinatos de mujeres trans en Puebla implican características del tipo penal del feminicidio, las autoridades no los investigan como tal. Tampoco como crímenes de odio, invisibilizando y dejando en impunidad estos delitos en el estado.

PUEBLA, México. La madrugada del 20 de agosto de 2020 un policía llamó a la puerta de la casa de Samantha Flores Rosales, para decirle a su familia que había tenido un accidente en la avenida Ferrocarriles, en Atlixco, Puebla. Lo que no dijo el oficial es que Sam, como le decían de cariño, estaba muerta: un automóvil la había perseguido y tirado de la motocicleta en la que viajaba, para luego pasar por encima de su cuerpo. Su madre, la señora Fabiola, supo que la muerte de Sam no fue fortuita, sino que se trataba de un transfeminicidio, pues unas personas le hablaron del video que mostraba los últimos minutos de la vida de su hija.

Un transfeminicidio es el asesinato de mujeres trans cometido por el desprecio hacia su identidad o sentido de posesión hacia ellas, de acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). El de Sam es uno de los 33 que han ocurrido en el estado de Puebla durante los últimos 11 años. Son historias que se repiten: asesinatos violentos, abordados por autoridades y medios de comunicación como crímenes pasionales, riñas o asaltos.

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Un día después del asesinato de Sam, el fiscal general de Puebla, Gilberto Higuera Bernal, reconoció que había elementos para considerarlo feminicidio. Sin embargo, la dependencia dio a conocer, en respuesta a una solicitud de información, que ningún asesinato de mujer trans se investiga como tal.

Para que un asesinato de mujer trans se considere feminicidio, de acuerdo con la propia Fiscalía, se requiere: “que la persona en cuestión se encuentre identificada como mujer trans conforme a las leyes aplicables a la materia, que el delito en cuestión se haya realizado conforme al Capitulo Décimo Quinto del Código Penal del Estado Libre y Soberano de Puebla”.

Esto significaría que solo si las mujeres trans asesinadas hicieron su cambio de identidad de género autopercibida, el crimen se investigará bajo el protocolo de feminicidio, pese a que se trata de asesinatos realizados con saña, tratos crueles, tortura, en los que suele haber relación afectiva o de confianza con el victimario, exposición de los cuerpos en el espacio público y violencias previas, causales del delito de feminicidio, tipificado en Puebla desde 2013.

Mientras tanto, los transfeminicidios parecen invisibles ante las autoridades.

El comienzo de una lucha

El miércoles 7 de marzo de 2012, Brahim Zamora vio por última vez a Agnes Torres Hernández, su amiga y colaboradora en proyectos sobre sexualidad. Ella le dijo que iría ese fin de semana a Chipilo, en el municipio de San Gregorio Atzompa. Le avisó para que no se preocupara, ya que en otras ocasiones les había dado algunos sustos a sus amistades por irse de fiesta y no comunicarse en mucho tiempo.

Así era Agnes, dice Brahim, vivía intensamente.

Dos días después, fue asesinada y su cuerpo abandonado en una barranca en las inmediaciones de Atlixco. El crimen fue cometido por personas conocidas. La saña estaba presente, pero en ese momento en el Código Penal de Puebla no estaban tipificados los crímenes de odio ni los feminicidios como delitos diferentes del homicidio.

En cuanto se difundió la noticia del asesinato de Agnes, decenas, si no es que cientos de personas se reunieron en el zócalo de la ciudad de Puebla. La explanada se llenó de velas blancas, imágenes con el rostro de Agnes impresas en los colores del arcoíris, abrazos dolidos y lágrimas, pero también de mucha indignación.

Desde ese momento hubo una exigencia contundente para que los crímenes contra integrantes de la comunidad lésbica, gay, bisexual, trans, intersexual (LGBTI+) fueran investigados como crímenes de odio.

Se pidió la creación de una Ley Estatal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, una Ley de Identidad Sexogenérica, una unidad especializada para investigar los asesinatos de mujeres y personas de la diversidad sexual, y el nombramiento del 17 de mayo como Día Estatal contra la Homofobia.

Algunas de las demandas tardaron casi diez años en cumplirse, otras se concretaron a medias.

La tipificación de los crímenes de odio ocurrió en julio de 2012; la Ley estatal contra la discriminación se emitió en noviembre de 2013, pero hasta el momento no se ha instalado el consejo que analice los actos de discriminación; el nombramiento del Día contra la homofobia se realizó en mayo de 2019; la unidad especializada se creó en noviembre de 2020, y la Ley de Identidad de Género Autopercibida en Puebla, también conocida como la Ley Agnes debido a que la activista fue la primera en promoverla, se aprobó en marzo de 2021.

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Pese a la lucha por el reconocimiento de los homicidios de odio, la iniciativa no ha rendido los frutos esperados. De acuerdo con información entregada vía transparencia por la fiscalía poblana, de enero de 2013 a agosto de 2023 hubo 14 homicidios de odio por razones de género contra “hombres”, que podrían ser transfeminicidios.

Las cifras oficiales reconocen tres casos durante 2013; cuatro, en 2014; seis, en 2015, y uno, en 2016. Habría cero casos en los años 2017 a 2023.

Con respecto a los homicidios de odio por orientación sexual, la Fiscalía dio exactamente los mismos datos: 14 asesinatos de “hombres” entre 2013 y 2016. Es decir, de 2017 a la fecha no hay crímenes de odio por transfobia u homofobia reconocidos oficialmente en Puebla.

En contraste con las cifras oficiales, para esta investigación se hizo una compilación histórica con bases de datos de posibles transfeminicidios recopilados por Letra S y Vida Plena, ambas organizaciones civiles, además de hacer una revisión hemerográfica propia.

Esta revisión arroja que de 2012 a 2023 ocurrieron 33 probables transfeminicidios, 135% más que los reportados por la Fiscalía. De esos asesinatos violentos de mujeres trans en Puebla, al menos 15 sucedieron de 2017 a la fecha.

Los lugares donde hay más casos son: Puebla, Atlixco y Tehuacán.

Un lugar violento

No es casualidad que la ciudad de la que huyó Agnes, a pesar de haber nacido allí y haber disfrutado de una infancia feliz, sea Tehuacán, donde recibió amenazas y fue víctima de un intento de ataque.

De acuerdo con la revisión hemerográfica ya referida, al menos cinco transfeminicidios ocurrieron en ese municipio desde enero de 2012 hasta noviembre de 2023. Kevin Williams, vocero de Unión de Colectivos LGBTI+ de Tehuacán, dice que tienen contabilizados 15 crímenes de odio de 2010 a 2020, algunos de ellos en extremo violentos.

Durante una entrevista, Kevin recuerda uno en particular.

—Que te hablen a las cuatro de la mañana y te digan: William acaban de matar a tu mejor amiga, no es fácil y nunca te acostumbras, nunca deja de dolerte y jamás te olvidas de los rostros.

Se refiere al asesinato de Bárbara Lezama, ocurrido el 30 de abril de 2011, en la ciudad de Puebla. Bárbara, alta, graciosa y guapa, había salido de antro con una amiga en la zona de Zavaleta, horas después fue cruelmente asesinada.

De una forma muy similar ocurrieron otros tres crímenes de mujeres trans en Tehuacán: Regina Echeverría, en 2013; una mujer aún no identificada, en 2016, y Yadira, la encargada de un bar, en 2017. Otras como Charly y una mujer no identificada fueron encontradas sin vida con huellas de tortura y lesiones infamantes.

Igual que en el caso de Sam, las características de estos asesinatos encuadran en algunas de las causales del tipo penal de feminicidio vigente en Puebla.

De hecho, en la compilación histórica, de 42 asesinatos violentos de mujeres trans de 1996 a noviembre de 2023, en 39 hay información suficiente (causales) para considerarles feminicidios.

De la totalidad de los casos históricos, en 25 hubo lesiones infamantes o degradantes, violencia sexual o tratos crueles o inhumanos; en 22 ocasiones el cuerpo fue exhibido en el espacio público; en 11 había indicios de una relación sentimental, afectiva o de confianza con el victimario, y en dos casos hubo antecedentes de violencia, amenazas, acoso o lesiones previas.

En Tehuacán la violencia contra las mujeres trans y personas de la diversidad sexual es una constante, aunque no siempre culmina con el asesinato.

Kevin Williams contó que en julio de 2020 una mujer trans, conocida como Jeidy, fue perseguida y atacada con arma de fuego por unos mecánicos. Su caso es uno de los pocos donde ha habido una sentencia contra los responsables. Durante 2022, cerca de la celebración de la Marcha del Orgullo LGBTI+, fue descubierto un grupo en Telegram donde varias personas se estaban organizando para matar a hombres homosexuales.

—Esta tentativa (de agresión) fue tan fuerte que hasta el gobernador (Luis Miguel Barbosa Huerta) metió las manos -recuerda Williams, quien estuvo afuera del evento que se realizó posterior a la marcha, en un club nocturno, revisando a cada una de las personas que ingresaban, y además se contrató seguridad privada para evitar que las amenazas se cumplieran.

Si bien reconoce que esta amenaza fue en contra de la comunidad LGBTI+ en general, las agresiones contra las mujeres trans en el municipio son más acentuadas, ya que son objeto de violencia familiar y discriminación en los espacios públicos.

—Lo más visible es lo más atacado -dice el activista.

De acuerdo con el informe “Los Rastros de la Violencia por Prejuicio: Violencia Letal y no Letal Contra Personas LGBT+ en México”, elaborado por Letra S, el 55.2% de los crímenes de odio contra personas sexodiversas, de 2018 a 2022, corresponden a mujeres trans.

Cifras de Letra S colocan a Puebla en el lugar 11 nacional respecto a transfeminicidios. Sin embargo, contabiliza sólo 11 casos de 2015 a 2022, cuando la revisión hemerográfica que se hizo para este trabajo ubicó 21 en total, en el mismo periodo de tiempo.

La diferencia de datos se debe a la fuente empleada: los medios de comunicación. Al respecto Ana Laura Gamboa Muñoz, del Observatorio de Violencia Social y Género (OVSG) de la Universidad Iberoamericana de Puebla, sostiene que en toda América Latina existe una deficiencia en el registro de estos asesinatos. De allí que muchas organizaciones civiles hagan sus propios registros, donde puede haber complicaciones, que tendrían que ser subsanadas por un registro oficial, en este caso, a cargo de la Fiscalía General del estado de Puebla.

Atlixco y la impunidad

Un ejemplo de cómo existen transfeminicidios que pasan desapercibidos tanto por los medios de comunicación como por las autoridades es el caso de Yoksana o Pamelitha Martínez Vázquez, una joven de 22 años asesinada en Atlixco, cuyo cuerpo fue dejado en pleno zócalo de la ciudad en 2015.

Fue hasta 2020, cuando ocurrió el homicidio de Samantha Flores Rosales, que un amigo en común aseguró que Yoksana fue la primera reina de belleza trans asesinada en el municipio. No dio más datos, pero a través de una revisión en redes sociales se encontró que era originaria de Mexicali, Baja California, había llegado a Puebla alrededor de 2012 y si bien la fecha exacta de su muerte no es clara, una de sus hermanas publicó una fotografía suya con comentarios de “Te extraño” el 1 de octubre de 2015.

Atlixco, reconocido por ser Pueblo Mágico, la venta de flores y su clima cálido, es el segundo lugar estatal en transfeminicidios, con seis casos de 2012 a la fecha, de acuerdo con la revisión hemerográfica.

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El transfeminicidio de Samantha quizás sea al más sonado, no sólo por la viralización del video de su asesinato, sino porque era una activista de la comunidad LGTBI+ en Atlixco, que colaboraba con la organización de la marcha del Orgullo en el municipio. Además de haber sido reconocida como Señorita Gay en 2017 y Miss Universal Puebla en 2020.

Su madre, la señora Fabiola Rosales, sostiene que lo que distinguía a su hija no solo fue ser una excelente estudiante, también tenía un gran corazón, siempre estaba dispuesta a escuchar a las personas y darles un consejo. Hasta la fecha, a tres años de su homicidio, a los lugares a donde va se encuentra personas que conocieron a su hija y la recuerdan con cariño.

—Más que mamá era también como una amiga, cualquier cosa, cualquier problema, siempre platicaba conmigo. Igual yo (le) platicaba […] Su manera de ser pues siempre (era) dar un consejo, un apoyo, tanto como a mí, como a varios de sus amigos.

Samantha, originaria de La Magdalena Axocopan, una comunidad donde los predios urbanos se intercalan con los campos de flores, siempre fue aceptada por sus papás, hermanos y abuelos. Su meta era escribir un libro donde contara su proceso de transición. Ese y otros planes quedaron truncos cuando un coche la arrolló deliberadamente y el conductor de la motocicleta en la que iba Sam huyó del lugar, sin buscar ayuda.

Danna, amiga de Sam, dijo que la semana previa a su asesinato habían planeado un viaje a Zacatlán, en la Sierra Norte de Puebla. Para ella fue muy duro saber que le arrebataron la vida a Sam, porque perdió una confidente, pero sobre todo porque piensa que el ataque fue premeditado.

—Me afecta mucho porque hemos luchado, creo que en toda esta comunidad trans hemos luchado demasiado en que seamos respetadas como tal. Y sí creo que sí me afecta demasiado que a veces no hagan justicia por algunas personas, porque todos somos iguales.

Hasta ahora, el asesinato no se investiga con el protocolo de feminicidio y nadie ha sido responsabilizado. La señora Fabiola sostuvo que sí lograron ubicar al conductor de la motocicleta en la que iba su hija, tuvieron incluso un careo, pero no ha sido detenido él ni nadie más.

—En Atlixco, la autoridad, pésima, porque hubo cámaras donde supuestamente nadie tiene acceso, había cámaras donde no estaban habilitadas, estaban descompuestas, supuestamente. Entonces Fiscalía de Puebla de feminicidios dice: no pudimos hacer nuestro trabajo como hubiésemos querido porque Atlixco la verdad no, no dio pie a que nosotros pudiéramos trabajar.

Cinayini Carrasco Colotla, directora del Observatorio Ciudadano de Derechos Sexuales y Reproductivos (Odesyr) e integrante de la Red Feminista de Atlixco, contó durante una entrevista que la falta de datos sobre la violencia contra las mujeres, en general y mujeres trans, en lo particular, es un problema en el municipio.

—¿Sabes cuál es el problema ahí? Que realmente no existe información, de repente no se habla nada, de repente sale como la nota, evidentemente la hay, existe violencia, pero es como de: hombre vestido de mujer fue asesinado.

Aunque el ayuntamiento de Atlixco tiene la obligación de hacer un diagnóstico sobre la violencia contra las mujeres, como se menciona en la medida II de la declaratoria de violencia de género, el documento no se ha actualizado en esta administración municipal y en el existente no se contempla a las mujeres trans.

—Pareciera que están invisibilizadas -aseguró Carrasco Colotla.

Feminicidios invisibles

Como en los casos Agnes, Yoksana y Samantha, la mayoría de mujeres trans asesinadas en Puebla fueron dejadas en el espacio público, una tendencia común también en el caso de mujeres cis.

Según el compilado histórico, de los 42 asesinatos violentos de mujeres trans desde 1996, en 25 ocasiones los cuerpos fueron abandonados en la vía pública, barrancas, cuerpos de agua, vehículos o plazas públicas. Mientras que 17 fueron hallados en viviendas, hoteles o negocios, considerados espacios privados.

Otro dato, resultado del análisis, es que en 16 casos no se conoce el nombre legal ni el nombre asumido de las mujeres trans, es decir, no hay información de su identidad, ni su historia.

Gabriela Chumacero Rodríguez, presidenta del Grupo Trans en Puebla, comentó que muchas de las víctimas en calidad de desconocidas son trabajadoras sexuales, algunas de ellas migrantes centroamericanas, indígenas o pobres que no tienen papeles que acrediten su identidad.

En cuanto a la ocupación de las mujeres trans asesinadas de forma violenta, las más comunes son: trabajo sexual, con diez casos; empleada, con cuatro; comerciante, con cuatro casos también y activista, con tres casos.

Para Gaby el trabajo, entonces, es negociar con las autoridades para que les entreguen los cuerpos y darles una despedida digna, pues sus familias rara vez reclaman los restos y suelen ser llevadas a la fosa común.

—Nosotras como activistas decimos: no seremos familiares, pero es mi hermana, porque vivimos juntas, ella es de Honduras o de El Salvador, de Veracruz, de Tehuacán o de donde tú quieras, donde la familia la discriminó a la chica, las expulsaron de sus casas y no volvieron […]. Entonces bien se dice que la discriminación empieza desde la casa.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2022, elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), 61.6% de las personas encuestadas considera que se respeta poco o nada a las personas trans (transgénero, transexual o travesti).

Ana Laura Gamboa, de la Ibero Puebla, considera que en el caso de las mujeres trans existe una construcción social o simbólica del género, una feminización de sus cuerpos que las coloca en una condición de más vulnerabilidad que otras orientaciones e identidades sexuales.

Gaby Chumacero sabe lo que es la discriminación por ser mujer trans. A sus 14 años dejó sus estudios y empezó su transición a mujer, con el apoyo de su madre y el resto de su familia. Incursionó en los espectáculos de variedades y el trabajo sexual.

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Una noche de 1995 se involucró en una riña en un bar y fue detenida. Desde ese momento y durante su estancia en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Miguel, en Puebla, fue objeto de vejaciones, como ser obligada a quitarse la ropa y mostrar sus genitales, cortarle el cabello, vestir ropa de hombre, recibir golpes y burlas.

Cuando salió de prisión, Gaby empezó a organizarse con otras trabajadoras sexuales para defenderse, pero también para formarse en algunos oficios a sugerencia de la activista Alejandra Fonseca. Gaby se graduó como colorista. Pocos años después conoció a la organización Vida Plena, allí empezó su trabajo a favor de la comunidad LGBTI+. Tomó un taller con Agnes Torres y fueron aliadas para impulsar el reconocimiento de la identidad de las personas trans.

—No hubo una amistad, ni nada, era un: hola, cómo estás. Fui a uno de sus talleres, ella me dijo: un día vamos a seguir adelante, por el derecho por existir, porque existimos y somos seres humanos.

Con el asesinato de Agnes no sólo se enfocó en impulsar la ley de identidad, Gaby ha buscando que se incluyan los transfeminicidios en el Código Penal de Puebla.

—Esos crímenes se quedan nada más como ajustes de cuentas o crímenes pasionales, así la mayoría los van a anotar en la Fiscalía del estado, porque si los toman como crímenes de odio tienen que estar atrás y atrás, como con las mujeres, los feminicidios […]. Hoy en día los feminicidios, los transfeminicidios, queremos que se tipifiquen así, que los tome así.

Al respecto, personas especialistas consideran que las autoridades poblanas deberían investigar todos estos homicidios con perspectiva de género y diversidad sexual.

Jair Martínez Cruz, maestro en Estudios de Género e integrante de Letra S, opinó que las herramientas que tienen las autoridades para investigar estos casos no están siendo empleadas. A pesar de que hay 19 entidades federativas que cuentan con una agravante del homicidio por razón de odio, como el caso de Puebla.

Para Jair Martínez es lamentable que no se haga operativo el concepto de crimen de odio, pues ocurre lo mismo que con el feminicidio: existen como tipos penales autónomos, pero los equipos de investigación no los utilizan.

Desde el punto de vista de Martínez Cruz, una condición fundamental para entender los crímenes de odio es la brutalidad y la saña con la que se cometen, además de la gran vulneración al cuerpo, como lo marcan distintos protocolos de investigación. El problema es que esa información no es del conocimiento de todo el personal de las fiscalías.

En al menos 12 transfeminicidios ubicados de manera histórica hubo señas de tortura y en tres de ellos hubo violencia sexual.

La encargada del OVSG, Ana Laura Gamboa, dijo que existen tres formas ideales para investigar los transfeminicidios: como feminicidios, como crímenes de odio o generando un tipo penal específico. Aun así lo importante es que estas herramientas no se queden en el papel y la Fiscalía las utilice.

—Las tipificaciones son sumamente importantes, pero no suficientes. Porque nos encontramos con un escenario de impunidad en donde la debida diligencia o las formas de cómo, por ejemplo, en el caso de los femicidios acrediten las razones de género, no se ven operables a pesar de que tengan protocolos.

Onán Vásquez Chávez, integrante de Vida Plena, puso el foco en el Tribunal Superior de Justicia de Puebla, pues dijo que si bien el concepto de crímenes de odio está en construcción hasta la fecha, para las personas juzgadoras es incluso más difuso porque no tienen capacitación en perspectiva de género y diversidad sexual.

Un ejemplo de la falta de perspectiva de diversidad es que el Tribunal no tiene desagregados los datos de homicidios calificados por odio por razón de género u orientación sexual, según consta en su respuesta vía transparencia.

Mientras las autoridades de justicia omiten su responsabilidad de investigar y sancionar los transfeminicidios, estos delitos siguen ocurriendo. El 12 de noviembre de 2023, Melani, de 21 años, fue asesinada en su domicilio a escasos metros de la Unidad de investigación especializada en violencia familiar y delitos de género, en el centro de la ciudad de Puebla.

La lucha sigue en pie.

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* Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina y se republica a través de una alianza con LADO B.

28 de noviembre de 2023
Samantha Páez Asesoría: Carmina de la Luz. Edición: Mely Arellano/Lado B

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

Liz, Nicole, Kimberley, Martha y Karen: cinco transfemicidios en los primeros 10 días de noviembre en México

Lunes, 21 de noviembre de 2022
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Las organizaciones denuncian mal desempeño de las fiscalías y exigen respetar la identidad sexual de las víctimas.

CIUDAD DE MÉXICO, México. En los primeros días de noviembre se registraron cinco transfeminicidios en México. Liz (18 años) en Tamaulipas; la activista Nicole (29 años) y Kimberly en Morelos; Martha Torres (58 años) en Guanajuato y la defensora de derechos humanos, Karen Sánchez (21 años), en el Estado de México.

En lo que va de 2022 se registraron al menos 24 de transfemicidios, de acuerdo al conteo de la organización Letra S. En los últimos años, las muertes violentas de mujeres trans en el país están al alza: se cuentan 55 casos en 2021, comparado con 43 en 2020. 

Es decir, si las mujeres trans representaban 54.5% de las víctimas de crímenes por prejuicio en 2020, para 2021 representaron el 70.5% del total de crímenes por prejuicio.

Liz quería hacer su transición

Lizbeth Guajardo Hernández (18 años) vivía en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Le gustaba la música de banda y la recuerdan bailando incansablemente en bodas, fiestas de XV años y a donde la dejaran ir.

Desapareció el 16 de agosto en el municipio de Padilla. En redes sociales su hermano  informó que Liz salió con un amigo a la presa Vicente Guerrero, a treinta minutos de Ciudad Victoria. Fue lo último que supieron sus familiares. El amigo aseguró a la familia que ambos regresaron a la ciudad y Liz se quedó en un centro comercial. Pero la noche del 2 de noviembre Liz fue encontrada sin vida en una vereda que comunica con la presa Vicente Guerrero, entre los municipios de Padilla y Jiménez.

Los reportes de prensa señalan que por el estado del cuerpo en un primer momento no fue posible determinar si había señales de violencia. La Fiscalía Estatal abrió una carpeta de investigación y se realizó una necropsia.

4698F4EC-031A-4D13-A5A6-F928799D6B1CLiz Hernández.

A Liz la rechazaba su familia por ser una mujer trans, cuenta a Agencia Presentes una amiga que decidió mantener su nombre en el anonimato. Sin embargo Liz tenía una personalidad alegre y cuando en su comunidad recibía comentarios transfóbicos ella respondía con el gesto de un beso.

Sus seres queridos la despidieron en el panteón Ejido Juan Ramón el 7 de noviembre. La recordaron con baile y música de los Huapangueros de hualahuises, su grupo musical favorito. Aunque en su féretro pusieron la bandera LGBT sobre su féretro, durante las ceremonias Liz no fue llamada por su nombre adoptado.

“Sentí que la menospreciaban, porque era ella, no él. Así decidió ser y no somos quién para hacer menos a las personas. Luchó por lo que quiso, a pesar de su corta edad vivió mucho”, dice su amiga. Según comenta, el sueño de Liz era cruzar a los Estados Unidos para realizar su transición.

Grupos fundamentalistas y el rechazo a la comunidad LGBT

El asesinato de Liz no es el único crimen por prejuicio que se conoció en el estado ese día. En Altamira, asesinaron a Benito “N” de 55 años. Era un hombre gay que dos semanas atrás se había mudado a la colonia San Juanito. Su cuerpo estaba dentro de la casa que rentaba. Benito sufrió una herida grande en la frente que fue provocada con un azadón.

Ambos hechos ocurrieron una semana después de que en Tamaulipas se aprobara el matrimonio igualitario. Fue una lucha que tuvo una fuerte oposición de grupos evangélicos y fundamentalistas religiosos.

“Fomentaron el rechazo absoluto a la comunidad LGBT y a los crímenes de odio. Mucha gente no está de acuerdo con los derechos que se están exigiendo: el matrimonio igualitario, la ley de identidad trans, la ley de cupo laboral para personas trans y no binarias. Incluso esos mismos grupos querían ponerlos a consulta. Los derechos no se consultan”, dice Ana Karen, directora de VIHda Trans, en entrevista con Presentes.

La activista considera que el aumento de violencia puede ser una reacción a la incidencia política que han tenido los grupos de activistas en Tamaulipas. Celso Pérez Ruiz el director de Tendremos Alas A.C Tamaulipas dice a Presentes que en el último mes se conocieron cinco casos de crímenes por prejuicio en el estado.

“Con esta transición política la comunidad lGBT está cayendo en una agenda partidista más allá de la agenda de derechos. Por eso nos hemos quedado en los últimos estados en avanzar”, dice Celso Pérez sobre el contexto del Estado.

“Estamos pidiendo un marco de Derechos Humanos que ya se tiene que legislar”, comenta Ana Karen. El 10 de diciembre, Día Internacional de Derechos Humanos, lxs activistas presentarán la iniciativa de ley de Identidad de género a un grupo de diputados. 

La Comisión de Derechos Humanos de Tamaulipas llama a medios a no malgenerizar

La Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas reveló el dead name de Liz cuando emitió su ficha de búsqueda. Desde ese momento y al informar de su muerte, periodistas y medios de comunicación locales utilizaron el nombre asignado al nacer, pronombres masculinos y malgenizaron a Lizbeth.

El 8 de noviembre la Comisión de Derechos Humanos del estado de Tamaulipas publicó un pronunciamiento en el que exhorta a los medios de comunicación a «abstenerse a realizar publicaciones que inciten de forma directa o indirecta a la burla, el odio, la violencia, la exclusión y discriminación a personas de la comunidad LGBT». En el comunicado se señala que el derecho a la identidad de género está reconocido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“Esta comisión reprocha cualquier hecho que vulnere o atente contra las condiciones necesarias para el progreso de las personas trans y su derecho a la identidad de género y se pone a su disposición capacitación en materia de igualdad y equidad de género”, dice el organismo.

Nicole Reyes y Kimberly Mendoza, víctimas de la violencia

Renata Nicole Duarte Reyes (29 años) fundó el Colectivo de la Diversidad de Cuautla. Realizaba jornadas de salud en su municipio, pruebas de VIH y Sífilis, daba talleres de empoderamiento para mujeres trans, trabajadoras del hogar, trabajadoras sexuales y entregaba condones y lubricantes a personas LGBT sin ningún costo. Nicole también incidía en otros estados.

Nicole fue asesinada y sus restos hallados el 4 de noviembre en la colonia Cerritos de la ciudad de Cuautla, Morelos. En el lugar también localizaron el cuerpo de otra mujer trans, Kimberly Fernanda Mendoza. Ambas presentaban visibles huellas de violencia.
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Renata Nicole Reyes, activista asesinada.

«El asesinato de nuestras compañeras Nicole y Fernanda golpea en lo más profundo a todas, perdemos a unas mujeres jóvenes, luchadoras. Nicole, líder indiscutible, quien supo ser directora de su colectivo y no la dejaron, al igual que a Fernanda, superar la expectativa de vida de una persona trans. Fueron asesinadas por las balas del odio, del patriarcado, de la ausencia del estado», escribieron en facebook Realitrans Ac, el Colectivo Trans del Estado de México y sus alrededores, el Colectivo resistencia trans Tenancingo de Degollado y el Colectivo de diversidad sexual Lázaro Cárdenas Michoacán.

El Observatorio Ciudadano de Derechos Humanos y Diversidad Sexual de Morelos lamentó los dos transfeminicidios: «condenamos los hechos ocurridos en la Zona Oriente de Morelos. Reiteramos nuestra solicitud a las autoridades competentes para el esclarecimiento de lo ocurrido».

En Morelos colectivos LGBT en el estado han luchado para que se tipifiquen los crímenes por prejuicio y se penalice los Esfuerzos por Corregir la Orientación Sexual o Identidad de Género (ECOSIG). A los casos de Nicole y Kimberly le antecede el asesinato de Paula Michelle, el 4 de julio de este año. Su cuerpo se encontró en la avenida Plan de Ayala, Cuernavaca. Y en el mes de abril, el de Erick Castillo, hombre gay y Christian, hombre trans.

Medios locales reportaron que en menos de 24 horas hubo otros tres feminicidios en Cuautla. Según la información, en la colonia Campo de Enmedio encontraron cuerpos de tres mujeres en seis bolsas de plástico.

Impacto en el activismo 

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Enojo, tristeza y frustración”, son los sentimientos que la noticia del transfeminicidio de Nicole y Kimberly le provocan a Tania Nava,  directora de Acciona, Comité de Diversidad de Morelos.El activismo de Nicole, “es un trabajo que deja un legado y nos llena de frustración que no haya justicia. Genera incertidumbre y miedo. Muchos de los compañeros activistas ya no quieren dar entrevistas, temen por sus familias”, afirma en entrevista con Presentes.De acuerdo a Tania, quien lleva más de quince años de activismo, en el país todavía queda un trabajo muy grande de sensibilización acerca de las vivencias LGBT. En Morelos existe un pensamiento conservador y prejuicios contra la diversidad sexual que suelen fomentarse desde las iglesias. Grupos religiosos suelen oponerse a la adopción homoparental, no reconocen familias diversas e incluso han llegado a sabotear las celebraciones del Orgullo.El polémico desempeño de las fiscalías
El 7 de noviembre la jefa de gobierno de la Ciudad de México acusó al Fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, de encubrir el feminicidio de Ariadna Fernanda López Díaz. El caso se volvió mediático porque autoridades forenses de Morelos afirmaron que la joven de 27 años había muerto por una broncoaspiración a causa de intoxicación alcohólica. También dijo que su cuerpo no tenía huellas de violencia. Los peritajes de la Ciudad de México demostraron que Ariadna murió por un traumatismo múltiple.Esta no es la primera vez que se cuestiona a las autoridades forenses de la Fiscalía Estatal.

En 2020 desapareció Elizabeth Montaño, médica trans de 47 años, jefa de Área de Calidad Educativa en el Hospital Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La encontraron muerta el 18 de junio en una carretera de Morelos, aparentemente sin signos de violencia. La Fiscalía General de Morelos concluyó que Elizabeth se había suicidado.

“Siento que a Morelos lo han utilizado como un tiradero. Venir y dejar a las mujeres siempre es la autopista México Cuernavaca, ¿Qué está pasando con esta situación?”, comenta la activista Tania Nava. Afirma que al menos diez mujeres han sido asesinadas y dejadas en esa autopista sólo en este mes.

Asesinada en su casa

4BB96875-2557-42EA-88A1-6B82164DBAEBMartha Torres Lomelí.

Martha Tomelí tenía tenía 58 años. Usaba el nombre artístico y social Martha pues era transformista y le gustaba hacer shows. También era coreógrafa de niñes para bailes escolares y daba clases de aeróbics. Sus pronombres, ella y él, los usaba de manera indistinta.

El jueves 3 de noviembre fue el último día que sus seres queridos tuvieron noticias de ella. El domingo 6 de noviembre vecinos llamaron a la policía tras percatarse de un olor desagradable que venía del interior de la casa de Martha.  Cerca de las 8:00 pm fue localizada sin vida en el interior de su casa, en la colonia Las Heras, Irapuato, estado de Guanajuato.

Medios locales reportan que la necropsia de Martha arrojó que falleció a causa de asfixia por ahorcamiento. De acuerdo a publicaciones en Facebook de familiares, la pareja sentimental de Martha sería la responsable del crimen, pues ya había antecedentes de abuso y violencia económica en la relación. 

Al día siguiente el vehículo de Martha fue encontrado en la colonia El Milagro, abandonado. No hay detenidos y los familiares piden ayuda para localizar a la pareja de Martha.

“Nos dejas un enorme vacío en nuestros corazones, te extrañaremos tanto, siempre muy alegre y muy linda persona gracias por tu sincera amistad, Dios te tenga en su santísima gloria amiga un beso y un abrazo. Confiamos que en dónde te encuentres seguirás triunfando como siempre”, escribió en redes sociales Irapuato Pride.

A su entierro acudieron familiares, amigos que exigieron justicia por Martha.

De acuerdo al registro de la organización Letra S, si bien Veracruz representó en 2021 el estado con más hombres gay asesinados, con ocho casos, Guanajuato presentó el mayor número de mujeres trans asesinadas, con siete casos.

La organización señala que en ese año, “al menos 16 víctimas habían sido objeto de amenazas, maltratos, ataques y ofensas. O se las reportó como desaparecidas días antes de encontrar sus cuerpos sin vida”.

Un transfemicidio en la vía pública

DB3B1952-7089-43BD-B068-6FA40BA49B18Karen Sánchez Álvarez (21 años) era migrante, activista y trabajadora sexual de Toluca, Estado de México. Formó parte del equipo de Derechos Humanos del Estado de México, del Colectivo Estado de México y alrededores y del colectivo Realitrans. Participaba en proyectos de investigación para conocer las problemáticas de salud de las mujeres trans mexicanas, en la prevención del VIH y salud sexual y reproductiva.

Fue asesinada con una arma de fuego el 10 de Noviembre en el Estado de México en plena vía pública. La activista Jazz Bustamante afirma que el lugar donde ocurrió el asesinato es “altamente peligroso”.

El colectivo Realitrans condenó el asesinato a través de su página de Facebook: «El Estado es injusto. Sigue dejando a las mujeres trans como ciudadanas de segunda: no existen oportunidades suficientes, no hay cupo laboral y capacidad de adquirir bienes y servicios de calidad, vivienda, alimentación y empleo formal». El colectivo afirmó que han estado en contacto permanente con autoridades de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y la Secretaría de las Mujeres quienes les han dado acompañamiento.Apenas en agosto Jessica Zoé fue asesinada en Ecatepec, Estado De México. Desde 2015 la entidad concentra 27 transfeminicidios.

17 de noviembre de 2022

Luis Fernando Jarillo González

Edición: Maby Sosa

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , ,

Recordatorio

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