Comenzamos con una curiosidad sobre el Adviento que prepara la Navidad. El Adviento, como tal, se ‘inventó’ en España, en pleno siglo IV.
En el año 380, todos los obispos de Hispania se reunieron en Zaragoza y hablaron de una preparación para el nacimiento de Jesús, que en los primeros siglos se celebraba el 6 de enero, nuestros actuales “Reyes”. En ese momento, se decidió animar a los cristianos a juntarse en las iglesias a partir del 17 de diciembre, para preparar la “venida del Mesías”. Cuando la Navidad pasó al 25 de diciembre, se crearon los cuatro domingos previos, cada uno con su lectura, su significado y sus propósitos.
El día de Navidad fue oficialmente reconocido en el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Cristo. Pero algunas de las costumbres tradicionales de la Navidad llegaron más tarde, como la de cantar villancicos que no se agregó hasta la Edad Media.
El solsticio de invierno en el origen de la Navidad
En realidad todos sabemos que ni el 25 de diciembre es la fecha del nacimiento de Jesús ni el 6 de enero la fecha de Epifanía (Reyes Magos), aunque el acontecimiento como tal está perfectamente relatado en el Nuevo Testamento.
Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es ‘misa (mass) de Cristo’. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa ‘noche de bendición’. Para los latinos las fiestas de la Navidad, como su nombre indica la Natividad es el Nacimiento de Jesús de Nazaret.
El 25 de diciembre los pueblos de la antigüedad celebraban el solsticio de invierno en el hemisferio norte (desde el 21 de diciembre). La adopción a esa fecha se realizó siglos después, empezando por el testimonio del historiador afro-cristiano Sexto Julio Africano en el año 221 acerca de la fecha de nacimiento en Judea y la Cronología litúrgica Filocaliana del año 336 en Roma, fiesta del nuevo sol, o sea la Natalis Invicti, como se decía entonces. San Cipriano de Cartago (s.III) se inclinaba por el nacimiento de Jesús y el sol del solsticio cuando escribía: “¡Oh, qué maravillosamente actuó la Providencia, que en el día en el que nació el Sol, Cristo debía nacer!”.
lgunas festividades que coinciden con ese periodo del solsticio de invierno (diciembre) de culturas paganas mencionan en sus rituales astrológicos a algún dios sol; tales como Apolo y Helios (en Roma y Grecia), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlán), entre otros. Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del Natalis Solis Invicti o Nacimiento del Sol invicto, asociada al nacimiento de Apolo. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año.
En la actualidad, prácticamente todas las Iglesias cristianas históricas (Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana, diversas Iglesias protestantes, etc.) otorgan a la solemnidad de la Natividad o Navidad una importancia tal que se la antecede de un tiempo de preparación, el Adviento, de la misma forma que la Cuaresma constituye el tiempo de preparación para la Pascua.
La “Misa del gallo”, la noche del 24 diciembre
Fue el Papa Sixto III (siglo V d.C.) quien introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, “en seguida de cantar el gallo” (como decían los romanos) en un pequeño oratorio, llamado “ad praesepium”, (ante pesebre), situado tras el altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. La palabra pesebre se deriva del latín praesepem que significaba “cajón para la comida de los animales”. Queda pues claro que lo del “gallo” no tiene nada que ver con la costumbre de algunos lugares de comer gallo al horno en la cena de “Nochebuena“.
Por Navidad, los cristianos africanos se reúnen y leen pasajes de la Biblia. Posteriormente realizan bailes y cantos al aire libre. En Etiopía realizan una ceremonia bañándose en los ríos. Y tas esta curiosidad vamos con otras más sobre costumbres navideñas muy arraigadas popularmente.
El “Nacimiento”, “Portal de Belén” o “Pesebre”
La tradición de instalar el Belén en el mundo se remonta al año 1223, en una Navidad de la villa italiana de Greccio. En esta localidad, San Francisco de Asís reunió a los vecinos de Greccio para celebrar la misa de medianoche.
Al rededor de un pesebre, con la figura del Niño Jesús, moldeado por las manos de San Francisco, se cantaron alabanzas al “misterio del Nacimiento”; en el momento más solemne de la misa, según la tradición, aquella figura inmóvil adquirió vida, sonrió y extendió sus brazos hacia el Santo de Asís.
El milagro se había producido ante la vista de todos, y desde entonces la fama de los “Nacimientos” y su costumbre se extendió por todo el mundo. El Papa Juan Pablo II, en 1986, a petición de las asociaciones belenistas de todo el mundo, proclamó a San Francisco de Asís Patrón Universal del “belenismo“.
La tradición italiana fue pasando al resto de Europa, al principio como práctica eclesiástica, después aristocrática y finalmente popular. Así ocurrió en España cuando en el s.XVIII el rey Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España y promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América, en iglesias, comercios y casas. Las “Asociaciones de “belenistas” en bastantes países son toda una escuela de arte, ornamentación y diseño.
Es frecuente instalar solamente el “Misterio”, que es la escena fundamental de El Niño, María, José y el buey, símbolo del evangelista Lucas que simboliza la paciencia y el trabajo y el asno, que acompaña símbolo de humildad. ¡Ah!… y los pastores y Reyes.
Es interesante destacar, que en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife en España, que es Patrimonio de la Humanidad, es el primer lugar del que se tiene constancia en este país, de que se expuso de forma pública en una casa particular y fuera de lo que es un templo, un “Portal de Belén” para disfrute de todos los vecinos.
Ocurrió en el siglo XVII en el domicilio de la familia Lercaro que hoy alberga el Museo de Historia de Tenerife en el que se conserva este precioso Belén procedente de Génova en Italia. Y fue el santo tinerfeño Pedro de San José Betancur, franciscano y fundador de la Orden Betlemita y también en el siglo XVII, uno de los principales precursores del belenismo en las tierras americanas descubiertas por los españoles.
Los “villancicos”
Los villancicos son una forma musical y poética, tradicional de España y Portugal y América latina, muy popular entre los siglos XV y finales del siglo XVII para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. La costumbre quiere recordar a los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador.
Se llaman villancicos por ser la gente de la villa, los villanos, quienes adaptaron los antiguos himnos y cantos en latín con los que la Iglesia recordaba la llegada de Jesús, transformándolos en canciones muy dulces. Los primeros se originaron, según se cree, en Inglaterra, en la época de Enrique I en que los cantos en latín amenizaban las fiestas de la Corte. “El Canto del Jabalí”, era llamado canto del villano, y una especie de diminutivo se transformó en villancico para designar estos coros o estribillos.
El villancico “Noche de paz, noche de amor”
Cada 24 de diciembre, miles de turistas se trasladan a Oberndorf, cerca de Salzburgo (Austria), donde hace casi 200 años fue compuesta la canción “Noche de Paz“, quizá el villancico más conocido del mundo.
Fue traducida a 330 idiomas y fue creada casi por casualidad, porque en 1818- dos días antes de Navidad -se había estropeado el órgano de la iglesia de san Nicolás la parroquia del padre Joseph Mohr. Para no decepcionar a sus feligreses, el sacerdote pidió a su amigo Franz Xaver Gruber, maestro y organista del vecino pueblo de Arnsdorf, que compusiera una melodía para un texto de Navidad.
En la “Misa del gallo” de ese 24 de diciembre, Joseph Mohr, cura con voz de tenor y que tocaba la guitarra, y Gruber, que poseía una bella voz de bajo, interpretaron por vez primera en alemán “Noche de Paz”. Hecho inhabitual en la época, cuando los textos religiosos se redactaban sólo en latín. Pero Mohr consideraba que una letra simple y comprensiva era lo más adecuado para sus feligreses.
En 1831, un coro que se dedicaba a cantar aires populares del Tirol incorporó el villancico del padre Mohr a su repertorio durante una gira por Prusia. De allí, la canción viajó a Nueva York, donde fue interpretada por un coro tirolés en 1839 pero donde sus autores y su origen permanecieron desconocidos.
Treinta y seis años más tarde, la corte real de Prusia, que buscaba el original de la partitura, consultó al párroco de San Pedro de Salzburgo, quien para sorpresa general respondió que Mohr y Gruber, muertos en el anonimato respectivamente en 1848 y 1863, eran los autores del villancico que se había atribuido al compositor austríaco Michael Haydn.
La Novena de Aguinaldos y las Posadas
La Novena de Aguinaldos” es una costumbre católica, arraigada en Colombia, Venezuela y Ecuador, análoga a las Posadas que se celebran en México y Centroamérica (Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá). Las Posadas las crearon los primeros evangelizadores con el fraile agustino Diego Soria (1587), que obtuvo del papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad.
La “Novena de Aguinaldos” fue creada por el franciscano ecuatoriano Fernando de Jesús Larrea que en 1725 fue predicador en Ecuador y Colombia. Se trata de una oración rezada durante nueve días (novena) en la época previa a la Navidad (época de aguinaldos).
Con el tiempo y más ampliamente se ha convertido en un evento social, en el que en torno a la “novena” se reúnen los miembros de la familia en los hogares, los trabajadores en sus compañías y las comunidades en los parques o en los centros comerciales con fiestas varias.
El árbol de Navidad
El árbol de Navidad decorado, se cree que apareció a principios del siglo XVII, en Alemania. En 1605, un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad, costumbre que se difundió rápidamente por todo el mundo.
El primer árbol de Navidad iluminado con lámparas eléctricas se instaló en casa de Edward Johnson. Debió de ser una mañana invernal de 1882 cuando Edward Johnson, asistente de Edison, iluminó por primera vez el árbol de Navidad. Medio siglo después el Rockefeller Center de Nueva York hacía lo propio con su descomunal abeto, y antes del nuevo milenio los arbolitos de todo el mundo lucían las guirnaldas luminosas de Johnson. La comida típica de Navidad es cordero, pato, pescado, salchichas o ensalada de papas o de fideos.
Desde 1931, cuando los contratistas de este legendario edificio levantaron un abeto en los terrenos aledaños, una personalidad estadounidense rinde su particular tributo a Johnson encendiendo las cinco mil luces del árbol navideño más famoso de América. Barack Obama fue el encargado de ‘encender’ Nueva York en 2012, un privilegio que recaerá este año sobre Lady Gaga y Tony Bennett.
El árbol de Navidad llegó a Finlandia en el año de 1800, que lo acogió rápidamente por la cantidad de bosques que tiene. Finlandia además tiene algo que los demás no tienen: Papá Noel vive allí. También se le puede ir a visitar en muchas de sus atracciones y hay algunos arreglos de decoracióon navideña que son muy finlandeses. De allí se extendió por el resto de países nórdicos. Llegó a Inglaterra en 1829, y fue el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, quien ordenó adornar el castillo de Windsor con un árbol navideño en 1841. En Suecia, mantienen el árbol adornado y con sus luces hasta 20 días después de la Navidad.
Colocan estrellas y manzanas por todo el árbol, que simbolizan a Adán y Eva (ya que es el santo que se celebra ese día: todos los Adán y Eva de Finlandia celebran también su santo el 24 de diciembre). Por supuesto, las bolas de colores también están allí.
En Suecia se mantiene el arbolito adornado y con luces hasta 20 días después de la celebración de Navidad.
Finalmente, los finlandeses decoran sus puertas y estancias en muchas ocasiones con ramilletes de flores y ramas navideñas, normalmente con un ribete rojo. Si quieren hacer que la entrada a sus casas sea más hogareña estos días, probablemente se hagan ellos mismos linternas de hielo.
El acebo y el muérdago
El muérdago (o acebo) representa en Navidad una demanda a la divinidad de prosperidad. Fue objeto de gran veneración por parte de los galos que se reunían en torno de las encinas cargadas de muérdago para hacer sus oraciones bajo el sacerdocio de los druidas.
La estrella de Navidad es originaria de Filipinas: allí se hacen antorchas en forma de estrellas de 5 puntas, que iluminan la entrada de las casas. Suele colocarse en la parte superior del árbol de Navidad.
Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás
Papá Noel, Santa Claus y San Nicolás (o Sanctus Nicolaus, nombre del que Claus es una contracción) son los nombres con los cuales se conoce universalmente al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad (la noche del 24 al 25 de diciembre).
Todo deriva del mismo personaje mítico del solsticio de invierno que el cristianismo sincretízó en el misionero de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo II en los valles de Licia, Anatolia (actual Turquía) llegando a ser obispos de Myra. Murió un 6 de diciembre y fue proclamado santo e inspiró la figura de Papá Noel en los Estados Unidos.
Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media por su gran bondad y protección de pobres y niños. Tal fue la admiración que sintieron por él que se convirtió en santo patrón de Grecia, Turquía, Rusia y Lorena (Francia). Sus reliquias se conservan en la basílica de San Nicolás de Bari en Italia a donde las trasladaron los cristianos -antes griegos- las llevaron en secreto en 1087 cuando los musulmanes invadieron el territorio que hoy es Turquía, los cristianos lograron sacar en secreto sus reliquias (1087).
La transformación: De “San Nicolás” a Santa Claus y Papá Noel se cree que sucedió alrededor del año 1624 cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York. Obviamente llevaron sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas (San Nicolás en neerlandés), su patrono (cuya festividad en Holanda es entre el 5 y el 6 de diciembre). En 1809 el escritor Washington Irving en Estados Unidos escribió la sátira Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus.
Saturnino Rodríguez
Fuente Religión Digital
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