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#OutInChurch: Por una Iglesia sin miedo. Más de un centenar de curas y laicos alemanes ‘salen del armario’ y reivindican la realidad LGTBI en la Iglesia

Miércoles, 26 de enero de 2022
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Demandan una modificación del derecho laboral eclesiástico

Sacerdotes, profesores y profesoras de religión, referentes pastorales y empleados administrativos anunciaron públicamente su pertenencia al colectivo LGTBI para protestar contra la “discriminación” que afirman vivir en el seno de la institución

“Una vida abierta en consonancia con la orientación sexual y la identidad de género propias, también en pareja o como parte de un matrimonio civil, no puede ser evaluada como una deslealtad o un motivo de despido”, reclaman

Solicitan que las enseñanzas de la Iglesia “difamatorias y obsoletas” sobre cuestiones de género y sexualidad sean revisadas en base a la nueva comprensión que existe de esta materia y que a las parejas LGTBI

Algunos integrantes de la iniciativa explican además sus motivaciones en un documental de la cadena pública ARD bajo el título “Como Dios los creó” que se estrenó este lunes

El pasado  24 de febrero,  se lanzó una nueva campaña en Alemania con 122 trabajadores de la iglesia LGBTQ que se manifestaron públicamente con un fuerte llamado a la no discriminación y la inclusión. New Ways Ministry y otras organizaciones católicas han emitido declaraciones de apoyo a esta nueva iniciativa.

La campaña, #OutInChurch: For a Church Without Fear, emitió hoy públicamente su manifiesto y sus principales demandas, diciendo:

“¡Somos nosotros! Se ha hablado mucho de nosotros. Ahora hablamos por nosotros mismos”.

Los signatarios de la campaña incluyen empleados actuales y anteriores, así como voluntarios de instituciones católicas, involucrados en todos los aspectos de la vida de la iglesia, incluido el ministerio pastoral, la educación y la administración. El manifiesto afirma que la mayoría de los signatarios han experimentado discriminación en la iglesia y rechazan las afirmaciones de los líderes de la iglesia contra las identidades y relaciones LGBTQ, escribiendo:

“[Los líderes de la iglesia] difaman el amor, la orientación, el género y la sexualidad queer y devalúan nuestra personalidad.

“Tal discriminación es una traición al Evangelio y contrarresta la misión evangélica de la Iglesia, que es ser ‘signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de toda la humanidad’.

“Ante esta situación, no queremos permanecer en silencio por más tiempo. Exigimos una corrección de las declaraciones doctrinales misantrópicas, también en vista de la responsabilidad de la iglesia mundial por los derechos humanos LGBTIQ+.

Y exigimos un cambio de la ley laboral discriminatoria de la iglesia, incluidas todas las formulaciones degradantes y excluyentes en los reglamentos de la iglesia para los empleados”.

El manifiesto habla de los “numerosos efectos tóxicos” de obligar a las personas LGBTQ a permanecer encerradas y calladas, sintiendo vergüenza y enfermedad. Desafiando las afirmaciones de que ser LGBTQ está mal, el manifiesto dice que “las personas LGBTIQ+ deben tener libre acceso a todas las vocaciones pastorales”. Más allá del empleo, los firmantes hablan de preocupaciones sacramentales y espirituales:

“Además, la Iglesia debe expresar en sus ritos y celebraciones el hecho de que las personas LGBTIQ+, ya sea que vivan solas o en pareja, son bendecidas por Dios y que su amor da múltiples frutos. Esto incluye al menos la bendición de las parejas del mismo sexo que piden tal bendición”.

 

 

Las razones para declararse públicamente en este momento no son solo para poner fin a la discriminación contra los empleados y voluntarios LGBTQ, sino por bienes mayores:

“Hacemos esto por nosotros mismos y lo hacemos en solidaridad con otras personas LGBTIQ+ en la Iglesia Católica Romana que no tienen, todavía no tienen o ya no tienen la fuerza para esto. Hacemos esto en solidaridad con todas las personas que están sujetas a estereotipos y marginación a través del sexismo, capacitismo, antisemitismo, racismo y cualquier otra forma de discriminación.

“Pero también hacemos esto por la iglesia. Porque estamos convencidos de que sólo la acción con veracidad y honestidad hace justicia a aquello para lo que se supone que la iglesia está allí: el anuncio del mensaje gozoso y liberador de Jesús. Una iglesia que lleva en su núcleo la discriminación y la exclusión de las minorías sexuales y de género debe preguntarse si puede apelar a Jesucristo en apoyo de tal estado de cosas. . .

“La lucha por la igualdad y contra la discriminación no debe quedar solo en manos de las minorías marginadas. Concierne a todos”.

 

 

 

Los signatarios también enumeraron siete demandas fundamentales sobre el empleo y la vida de la iglesia. Las demandas incluyen poder “vivir y trabajar abiertamente como personas LGBTIQ+ en la iglesia sin miedo”, tener “acceso a todos los campos de actividad y ocupación en la Iglesia sin discriminación” e implementar cambios en las políticas de empleo de la iglesia de modo que las personas en la misma -Las relaciones de genero no se disparan. En términos más generales, las demandas dicen:

“4. Las declaraciones difamatorias y obsoletas de la doctrina de la iglesia sobre la sexualidad y el género deben revisarse sobre la base de los hallazgos teológicos y científicos humanos. Esto es de suma relevancia especialmente en vista de la responsabilidad de la iglesia mundial por los derechos humanos de las personas LGBTIQ+. . .

“7. En el trato con las personas LGBTIQ+, la Iglesia ha causado mucho sufrimiento a lo largo de su historia. Esperamos que los obispos asuman la responsabilidad de esto en nombre de la Iglesia, aborden la historia institucional de la culpa y aboguen por los cambios que pedimos”.

 

 

#OutInChurch también aparece en un documental. Algunos integrantes de la iniciativa explican además sus motivaciones en un documental de la cadena pública ARD bajo el título “Como Dios los creó” que se estrenó este lunes. El movimiento surge de #ActOut, una campaña en la que los actores LGBTQ en Alemania salieron del armario a principios del año pasado. Para obtener más información sobre #OutInChurch, haga clic aquí.

El documental recoge, entre otras, la historia del sacerdote jesuita Ralf Klein, cuya homosexualidad fue denunciada a Roma por un miembro de su Orden, lo que le hizo enfrentarse, según afirma, a una campaña de “exterminio”, a pesar de la aceptación de sus parroquianos.

También relata el caso de una empleada de un decanato que, dos semanas antes de dar a luz a su segundo hijo, recibió una carta del obispado conminándola a separarse de su pareja, otra mujer, o a perder su trabajo.

En marzo del año pasado, la Congregación para la Doctrina de la Fe decidió que no es lícito que un sacerdote bendiga a una pareja del mismo sexo, lo que motivó que, como acto de protesta, varios sacerdotes alemanes celebrasen ceremonias para parejas homosexuales.

 

 

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Manifiesto

#outinchurch

Por una Iglesia sin miedo

¡Somos nosotr@s! Se ha hablado mucho sobre nosotr@s: Ahora nos toca a nosotr@s hablar.

Nosotr@s, es decir empleados, voluntarios, posibles futuros o antiguos empleados de la Iglesia Católica. Trabajamos y participamos en la formación escolar y universitaria, en la catequesis y educación, en los cuidados, servicios sociales y caritativos, en la acción pastoral, en la administración y organización, como músicos, o en la dirección de una parroquia.

Y entre nos identificamos, otr@s cosas, como homosexuales, bisexuales, trans*, intersexuales, queer y/o no-binarios.

Somos un grupo diverso, al que pertenecen personas valientes que, en un contexto eclesial y de forma individual, ya han salido del closet/armario. Pero también estamos personas, que están en proceso de tomar esa decisión – y quienes por distintas razones aún no la pueden o quieren tomar. Lo que nos une es que llevamos mucho tiempo siendo parte de la Iglesia Católica y seguimos viviéndola, desarrollándola y formándola hasta el día de hoy.

La mayoría de nosotr@s hemos sufrido numerosas experiencias de discriminación y exclusión – también en y por parte de la Iglesia institucional. Así, por ejemplo, el magisterio proclama que nuestra condición “obstaculiza gravemente una correcta relación” [1] con otras personas, que a causa de nuestra “inclinación objetivamente desordenada”[2] no podemos realizarnos como seres humanos, y que una relación entre personas del mismo sexo “no puede ser reconocida como objetivamente ordenada a los designios revelados por Dios[3].

A la luz de los conocimientos actuales de la teología y las ciencias naturales, el magisterio no puede seguir repitiendo ni respaldando estas declaraciones porque, al difamar el amor, la orientación e identidad de género y sexualidad queer, también se desvalúa a la persona.

Esa discriminación es una traición al Evangelio y falsifica nuestra vocación como Iglesia de ser “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”[4].

Es por eso que ya no queremos quedarnos callad@s. Demandamos una corrección de las posiciones tóxicas e inhumanas del magisterio – y que la Iglesia asuma por fin su responsabilidad en la lucha por los derechos humanos de personas LGBTIQ+ en todo el mundo. Asimismo, demandamos la corrección de la discriminación en las ley de empleo eclesiástico, incluyendo todo pasaje y formulación despectiva y/o excluyente en el “Directorio del servicio eclesiástico”.

Porque hasta ahora, much@s en nuestra profesión o entorno eclesial no han podido vivir abiertamente su identidad de género u orientación sexual. Sufren el riesgo de consecuencias laborales, que pueden llegar hasta el despido. Algun@s hemos vivido situaciones en las que obispos, vicarios generales u otros responsables nos han obligado a mantener en secreto nuestra orientación sexual o identidad de género. Y solo con esta condición se nos ha permitido permanecer en el servicio de la Iglesia. Se ha creado así un sistema de ocultación, doble moral e hipocresía, un sistema tóxico, dañino y vergonzante, que hasta perjudica nuestra relación con Dios y nuestra espiritualidad.

Tod@s en la Iglesia, especialmente los obispos como responsables, tenemos el deber de crear una cultura de diversidad, para que las personas LGBTIQ+ podamos vivir nuestro servicio y vocación en la Iglesia abiertamente, sin miedo y en un entorno de apoyo.

Vivir abiertamente nuestra orientación sexual o identidad de género nunca puede ser considerado como una traición a la Iglesia ni una razón para no contratar o despedir a alguien. Tampoco el inicio de una relación o matrimonio no heterosexual: Las personas LGBTIQ+ deben tener acceso en igualdad a todas las profesiones en la pastoral de la Iglesia.

Además, la Iglesia debe expresar en sus ritos y celebraciones que Dios bendice a las personas LGBTIQ+, vivan solas o en pareja, y que su amor es fructífero. Esto incluye al menos la bendición de las parejas del mismo sexo que lo soliciten.

Con nuestras demandas, damos un paso adelante y hacemos pública nuestra condición de personas LGBTIQ+ en la Iglesia. Hacemos esto por nosotr@s mism@s y en solidaridad con otr@s que (todavía) no tienen las fuerzas para hacerlo; en solidaridad con todas las personas que sufren sexismo, capacitismo, antisemitismo, racismo y toda forma de discriminación.

Pero también lo hacemos por la Iglesia, porque estamos convencidos de que solo la sinceridad es compatible con nuestra misión como Iglesia: la proclamación de la buena y liberadora noticia de Jesús. Y aquellos que creen que la discriminación y la exclusión de las minorías sexuales y de género es la misión de la Iglesia deben cuestionarse si están en la posición de utilizar a Jesús para ello.

Entender los planes y las experiencias de vida de las personas queer es una vía para profundizar en la fe y descubrir la mano de Dios en nuestro mundo. Estamos convencidos de que la diversidad hace a la Iglesia más rica, más creativa, más amable y más viva. Como personas comprometidas con la Iglesia, queremos contribuir con nuestras experiencias y carismas en pie de igualdad y compartirlos con tod@s l@s cristian@s y no cristian@s.

Para un nuevo comienzo, es imprescindible que los líderes de la Iglesia acepten la responsabilidad por las innumerables experiencias negativas de las personas LGBTIQ+, asuman la historia de culpa institucional de la Iglesia y acepten nuestras demandas.

La lucha por la igualdad y contra la discriminación no debe dejarse únicamente en manos de las minorías marginadas. Al contrario, nos concierne a todos.

Con este manifiesto abogamos por la convivencia y cooperación en libertad, basada en el reconocimiento de la dignidad de tod@s dentro de nuestra Iglesia. Por ello, invitamos a tod@s, especialmente a los responsables y líderes de la Iglesia, a apoyar este manifiesto.

[1] CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, El Don de la vocación presbiteral – Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis (2016), N°199.

[2] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales (2003), N°4; y: Catecismo de la iglesia católica (1997), N°2357.

[3] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Responsum ad dubium sobre las bendiciones de las uniones de personas del mismo sexo (2021).

[4] Concilio Vaticano II, Constitución dogmática sobre la iglesia – Lumen Gentium, N°1.

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Por una iglesia sin miedo

Nuestras demandas a la Iglesia Católica:

  1. Nosotr@s, como personas LGBTIQ+, queremos vivir y trabajar en la Iglesia sin tener que sentir miedo.
  2. Las personas LGBTIQ+ deben tener acceso libre de discriminación a todo tipo de trabajos y vocaciones en la Iglesia
  3. La ley de empleo eclesiástico debe ser reformada. Una vida sincera conforme a la propia orientación sexual y/o identidad de género, tanto si se manifiesta en forma de matrimonio civil o no, nunca debe ser interpretada como acto de desobediencia contra la Iglesia y tener por consecuencia el despido.
  4. Las declaraciones y posiciones del magisterio difamatorias u obsoletas tienen que ser revisadas a partir de los conocimientos actuales de la teología y las ciencias humanas. Esto es de suma importancia, ya que la Iglesia debe asumir por fin su responsabilidad en la lucha por los derechos humanos de personas LGBTIQ+ en todo el mundo.
  5. La Iglesia no debe negar la bendición de Dios o el acceso a los sacramentos de personas o parejas LGBTIQ+.
  6. Una Iglesia que afirma basarse en Jesús y su mensaje debe combatir toda forma de discriminación y promover una cultura de diversidad.
  7. La Iglesia ha causado mucho sufrimiento en su trato a las personas LGBTIQ+. Esperamos que los obispos asuman su responsabilidad por ello en nombre de la Iglesia, comiencen un proceso de reflexión y reconciliación sobre la historia de culpa institucional y trabajen por los cambios que demandamos.

 

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