EE.UU. nombra a un homófobo como embajador de la “Libertad religiosa” en el mundo
El Senado estadounidense ha nombrado para el cargo de “Embajador General Para la Libertad Religiosa en el Mundo” a Sam Brownback, un político conservador conocido por sus posturas LGTBfóbicas y antiabortistas.
El Senado de EEUU acaba de nombrar a Sam Brownback, el actual gobernador de Kansas, como “Embajador General para la libertad religiosa en el mundo”. La persona que ostenta este cargo, creado hace 20 años por una ley que el propio Brownback contribuyó a que se aprobara, tiene como misión “combatir la persecución que sufren las personas de distintas religiones alrededor del mundo”. Entre otras cosas, es el encargado, por ejemplo, de asegurar que se respeta la libertad religiosa en los países con los que Estados Unidos tiene acuerdos comerciales.
Brownback es ex-senador y también lleva un tiempo siendo gobernador del estado de Kansas, al que algunos ya llaman Brownbackistan. Su principal exitazo, que le ha llevado a ser uno de los gobernadores estatales menos queridos, ha sido revitalizar la economía estatal a base de recortes (o más bien verdaderos hachazos). Ha limitado la inversión pública en prácticamente todo, e incluso se ha negado a aceptar fondos federales para financiar algunas partidas como la de sanidad. Él, por otro lado, vende una cierta recuperación económica tras su gestión como un éxito, aunque otros estados que limitan con el suyo han visto como la economía mejoraba igual sin tener que sufrir su administración.
Nuestro amigo Sam el gobernador se convirtió al catolicismo (de hecho es el primer católico que ocupa el cargo) y en general defiende con el entusiasmo del fanático neoconverso todas sus posturas más retrógradas. Precisamente su línea antiabortista y LGTBfóbica es lo que tiene a la caverna aplaudiendo el nombramiento de un católico pro-vida y pro-familia. En realidad, la única cosa buena que podemos decir de este señor es que en general, salvo casos muy concretos, no está a favor de la pena de muerte porque considera que es contraria a su discurso pro-vida.
La LGTBfobia de Brownback no es ningún secreto y viene de lejos. Considera la homosexualidad una inmoralidad contraria a la doctrina católica a y la ley natural, sin aditivos ni colorantes. Se ha opuesto sistemáticamente a cualquier ley que supusiera un avance para el colectivo LGTB+ y está en contra tanto de las uniones civiles para parejas del mismo sexo como del matrimonio igualitario, del derecho a la identidad de género, de las leyes federales contra los crímenes de odio. A ojos de la mayoría de líderes religiosos esa lista de “convicciones” ha supuesto un enorme mérito para acabar ocupando este cargo. Brownback, además, fue un firme defensor del “Don’t ask, don’t tell” y trabajó activamente con grupos homófobos para intentar prohibir el matrimonio igualitario a nivel federal.
Su nombramiento se realizó después de una votación especialmente ajustada, en la que ganó por 50 votos a favor frente a 49 en contra, y en la que fue definitivo el voto a favor del vicepresidente (y compañero en la LGTBfobia) Mike Pence.
Once again: Gov. Brownback is about to become an international ambassador for “religious freedom”. He has refused to condemn anti-#LGBTQ laws, including those with death penalty sentences. “Concerning” is an understatement. pic.twitter.com/TOlHUpF6eb
— Lambda Legal (@LambdaLegal) 24 de enero de 2018
Poco antes de ser elegido grupos LGTB+ como Lambda Legal, que ven en esta elección un intento de internacionalizar la política poco nada LGTBfriendly de Trump y Pence, recordaban lo poco apropiado de una persona como él para el cargo, como dicen en este tuit: “El Gobernador Brownback está a punto de convertirse en embajador internacional de la “libertad religiosa”. Se ha negado a condenar las leyes anti-#LGBTQ, incluso las que suponen una condena de pena de muerte. ‘Preocupante’ es decir poco”.
Durante la sesión de nombramiento Tim Kaine, un senador demócrata, quiso saber sobre su decisión de derogar las leyes que protegían a los empleados LGTB+ contratados por el estado de Kansas contra posibles discriminaciones, y también le señaló que había personas LGTB que eran perseguidas por su identidad y orientación en muchos de esos países en los que Brownback defenderá la libertad religiosa.
En concreto, la pregunta que le hizo al que ya es embajador fue “¿Existe alguna circunstancia en virtud de la cual penalizar, encarcelar o ejecutar a personas basándose en su condición de LGBT podría considerarse aceptable porque alguien afirma que están motivadas por motivos religiosos para hacerlo?”
Y no podemos hacer más que aplaudir con las orejas, porque ya sabéis que parte de la tontuna en la que basan la LGTBfobia católica es que dicen estar en contra de cualquier discriminación injusta de las personas LGTB+ (sin dejar claro jamás cuáles son las justas) mientras siguen oponiendose, por ejemplo, a la despenalización de la homosexualidad en todos los países donde exista ese debate.
Todos los senadores demócratas votaron en contra de su nombramiento y varios de ellos no dudaron en justificar su rechazo en base a su historial de discriminación LGTBfóbica. Además recordaron que Brownback tampoco ha sido especialmente tolerante con personas de otras religiones.
Sam Brownback has a history of discrimination against our country’s LGBT and Muslim communities. That is troubling for someone who is supposed to fight for religious freedom across the globe. I voted against this terrible nomination. https://t.co/IltmRxFwxX
— Kirsten Gillibrand (@SenGillibrand) 25 de enero de 2018
“Sam Brownback tiene un historial de discriminación contra las comunidades LGTB y musulmana en nuestro país. Es algo preocupante para una persona que se supone ha de luchar por la libertad religiosa por todo el planeta. He votado en contra de esta terrible nominación.“
De hecho hay muchos en Estados Unidos que dicen que el nuevo embajador lo va a tener difícil, por decirlo suavemente, para presentarse a defender la libertad religiosa en países como Siria cuando la administración de Trump sigue obsesionada con evitar la entrada de personas de muchos países basándose únicamente en que ellos consideran que son musulmanes.
Fuente | The Washington Post, vía EstoyBailando
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