La campaña británica pasa de girar en torno al Brexit a hacerlo sobre el sexo homosexual
«¿Crees que el sexo gay es un pecado?» es la pregunta obligatoria en la campaña británica en la última semana, después de que el líder de los demócratas, Tim Farron, eludiera responderla con claridad, cosa que sí hace Theresa May, líder de los conservadores.
Cuando todo parecía que la carrera por las elecciones en el Reino Unido iba a girar en torno al Brexit, resulta que se ha convertido en si el sexo entre personas homosexuales es pecado o no. Primero le preguntan a Tim Farron, candidato de los demócratas, para preguntárselo ahora a Theresa May, actual Primera Ministra birtánica y candidata del Partido Conservador.
«No estoy en posición de hacer declaraciones teológicas. Puedo prometer una cosa, durante las próximas seis semanas no voy a pasar mi tiempo hablando de teología o haciendo declaraciones», responde Farron a Robert Peston en su programa de Channel 4, señalando además que la pregunta le parece «ridícula» y después de que el presentador le advirtiera que un cierto sector de los votantes le consideran homofóbico. Y, efectivametne, su manera de no contestar directamente la pregunta se ha vuelto en su contra, llenándose las redes sociales de comentarios que lo vuelven a calificar de homofóbico y señalan la hipocresía de una persona que dice no tener nada en contra de las personas homosexuales pero no ser capaz de negar que sea un pecado.
«Tú también eres cristiana. ¿Crees que el sexo gay es un pecado?», le pregunta Andrew Marr a Theresa May este domingo, 30 de abril, en su programa, quien ni duda ni vacila: «no». La respuesta de May no sólo es contundente, sino que va un poco más allá al añadir que el «líder de un partido político que se está presentando para la elección y está pidiendo que el público confié en ellos está obligado a estar preparado para responder una amplia variedad de preguntas sobre una amplia gama de grupos», en lo que supone una clara y directa estocada a su oponente político.
En cualquier caso, una respuesta que no deja tampoco de resaltar la hipocresía de la propia May, quien habría votado previamente contra la igualación de la edad del consentimiento en 1998, así como contra la adopción por parte de parejas del mismo sexo en 2002, estando ausente de la votación de la derogación de la sección 28 en 2003 y contra la discriminación por motivos de sexualidad en 2007. Postura que debe cambiar en el momento en que es nombrada Primera Ministra del gobierno británico, en julio del año pasado, para pasar a convertirse en adalid de la Ley Alan Turing, que aprueba finalmente su gobierno, y que mantiene en la actualidad, probablemente con el objetivo de revalidar su puesto en Downing Street con al idea de tener mayor respoaldo frente al Brexit, siendo irónicamente la homofobia otra de sus consecuencias.
Fuente Universogay
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