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Dios se está manifestando siempre y a todos.

Lunes, 6 de enero de 2020
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vendran_orienteMt 2, 1-12

Epifanía (epifaneia) significa manifestaciones. En el origen significó la primera luz que aparece en el horizonte antes de salir el sol. Esa luz se tomó como símbolo de la iluminación espiritual en todas las religiones; por eso la luz viene siempre de oriente. Toda manifestación de Dios tiene que ser universal. Dios no puede tener ni privilegios ni exclusivismos. No estamos celebrando la fecha de un acontecimiento. Sino la realidad de lo que es Dios y la inmensa alegría de poder descubrirle. La inmensa mayoría de los fieles siguen pensando en una historia real. Es una narración fantástica que ni siquiera es original del cristianismo. En otras muchas culturas se habla de estrella que anuncia el nacimiento de un gran hombre; de tiranos que persiguen a un niño que va a ser un salvador para su pueblo; de inocentes que mueren para salvar al escogido; etc., etc.

La Natividad de Jesús se celebró el 6 de Enero en toda la Iglesia durante varios siglos. Más tarde en Occidente se comenzó a celebrar el 25 de Diciembre, para suplantar la fiesta pagana del sol. En Oriente se sigue celebrando la Navidad el día 6 de Enero. Al celebrarse en occidente la Natividad de Jesús el 25 de Diciembre, se reservó la fecha del 6 de Enero para celebrar las Epifanías, que incluían el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná.

Dejemos bien claro, desde el principio, que cuando nació Jesús no pasó absolutamente nada fuera de lo normal. Todo el relato se desarrolla en un lenguaje específicamente mateano. Se trata de dejar claro que los de cerca rechazan de plano a Jesús por lo que significa, y los de lejos lo buscan y lo aceptan como lo que es.

A través de los siglos se ha ido adornando el relato con afirmaciones que no están en el texto, pero que hoy todo el mundo cree a pies juntillas. El relato ni dice que eran tres. Mucho menos sus nombres. Ni dice que eran reyes. Ni “Mago” tiene, para nada, el significado que hoy damos a la palabra mago. En su origen el termino magoi significaba un miembro de la casta sacerdotal persa. Más tarde designó a otros representantes de la teología, de la filosofía y de la astronomía. Según el texto, los “magos” son unos paganos que orientados por signos extraordinarios que solo ellos saben interpretar, llegan a descubrir a Jesús. Mt nos está advierte de la llamada a todos los hombres a descubrirle.

Los intentos que se han hecho a través de la historia de explicar la posibilidad de un fenómeno celeste que explicara la estrella, no merecen mayor comentario. Ni cometa ni estrella ni conjunción de astros, porque se trata de un relato simbólico. Una estrella no puede pararse “encima de donde estaba el niño”. Pero desde el punto de vista teológico, sí es relevante que el signo de la presencia de Dios se detenga en el lugar donde se encuentra Jesús: nos está recordando que al que busca de verdad, Dios lo guía y terminará encontrando lo que busca con ahínco.

También queda la historia fuera de toda lógica cuando nos dice que se sobresaltó toda Jerusalén con Herodes. Herodes era odiado por todos los judíos. El anuncio de un rey distinto, sólo podía provocar alegría entre los habitantes de Jerusalén. Pero Mt está pensando en la Jerusalén que dio muerte a Jesús. Para Mt el rechazo de los judíos no es cosa del último momento, sino constante y anterior a cualquier manifestación de Jesús. A pesar de la estrategia de Herodes para deshacerse del Niño, Dios está allí para salvarlo. Tanto la intervención de Dios por medio de la estrella y de los sueños, como la derrota de Herodes a pesar de su maldad, están hablando de la experiencia de la comunidad de Mt.

Si analizamos en profundidad nuestra actitud ante el Niño, resulta que el miedo de Herodes y de los jefes judíos, es también nuestro miedo. El reinado de Dios es una amenaza para nuestro egoísmo. Cuántas veces en nuestra vida hemos dicho: esto no lo creo, cuando queríamos decir: esto no me gusta. Estaríamos dispuestos a adorar a un Dios que potenciara nuestras seguridades y nuestro poder. Un Dios que reine sin hacernos reinar a nosotros, no nos interesa. Como los magos salen de su tierra para buscar, nosotros tenemos que salir de nuestro “ego”, de nuestras seguridades terrenas para buscarle. Sin esa actitud, aunque haya nacido el Niño, aunque aparezca la estrella, el encuentro no se producirá.

Los letrados lo saben todo sobre el Mesías, pero, instalados en sus privilegios religiosos y sociales, no mueven un dedo para comprobar. Están muy a gusto con lo que tienen. Se quedan con su conocimiento y sus libros. El mensaje de este relato puede advertirnos a nosotros que el amor a la verdad crea nómadas, no instalados satisfechos. Cuantas veces, los cristianos nos hemos conformado con marcar a los demás la dirección sin mover un dedo para acompañarles. Esta diferente actitud de los magos, nos tiene que hacer pensar. Los paganos adoran al Niño, los judíos intentan matarlo. Los paganos reconocen la Niño, los judíos no lo reconocen. Son tesis propias del evangelio de Mt.

El hecho de que en un momento determinado, los magos pregunten a Herodes y éste pregunte a su vez a los que conocen las Escrituras es muy interesante. Las Escrituras pueden servir de pauta, pueden indicarnos el camino a seguir cuando atravesamos lugares o tiempos sin estrella. Pero el valor de la Escritura depende de la actitud del que las estudia. A la Biblia hay que acercarse sin prejuicios; no para buscar argumentos a favor de lo que ya creemos, sino abiertos a lo que nos va a decir, aunque sea distinto a lo que yo espero. Ante millones de estrellas que brillan en el firmamento, lo magos descubren la de Jesús. Ante las miles de estrellas que llaman la atención en nuestro mundo, nosotros tenemos que descubrir la nuestra.

El hombre tiene que dejarse iluminar por su estrella, pero también debe ser guía para los demás. No se trata de “convertir” a nadie. Nuestra obligación es hacer ver a los demás el Dios de Jesús, manifestando con nuestra vida su cercanía. Hacemos presente lo que es Dios, siempre que salimos de nosotros mismos y vamos en ayuda de los demás. No debemos presentarnos como poseedores de al verdad, sino como compañeros en la búsqueda. El verdadero creyente será siempre un buscador de la verdad, no su guardián. Fijaros lo que tiene que cambiar la actitud de los cristianos, sobre todo la de sus jefes.

Esta celebración nos lanza más allá del marco de una iglesia, “fuera de la cual no hay salvación”. Dios se manifiesta siempre a todos los pueblos de todas las épocas. Todos los hombres están a la misma distancia de Dios. En el momento que nos sentimos privilegiados, hemos hecho polvo el mensaje de esta fiesta. Todos recibimos todo de Dios y todos tenemos la obligación de aprender de los demás y enseñar a los demás. Todos tenemos la obligación de encender una luz, en lugar de maldecir de las tinieblas. No podemos seguir mirándonos al ombligo con autocomplacencia sin límites.

El Reino de Dios no se limita a los contornos de una Iglesia. El amor, la entrega, la capacidad de salir de sí e ir al otro, son posibilidades que abarcan a todos los hombres. Lo que celebramos hoy es la apertura de Dios a todos los hombres, no el sometimiento de todos a la disciplina de una Iglesia. Allí donde haya un hombre que crece en humanidad, amando a los demás, allí se está manifestando Dios. No podemos entender la apertura a los gentiles como propuesta para que se conviertan a nuestra religión. Lo importante es potenciar lo que hay de cristiano en cada hombre, aunque no conozca a Jesús.

Meditación-contemplación

Dios está siempre revelándose y siempre ocultándose.
En cuanto dejo de buscarlo, desaparece.
Dios no es un ser concreto que puedo buscar con un candil.
Está en todas las cosas, pero no soy capaz de descubrirlo.
Está dentro de mí, formando parte de mi propio ser.
Si encuentro mi verdadero ser, ya lo he encontrado a Él.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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“La navidad de los Herodes de hoy”, por Leonardo Boff

Lunes, 6 de enero de 2020
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La Navidad tiene siempre su idilio. No puede haber tristeza cuando nace la vida, especialmente cuando viene al mundo el puer aeternus, el Niño Divino, Jesús. Hay ángeles que cantan, la estrella de Belén que brilla, los pastores que velan por la noche su rebaño. Pero allí están principalmente María, el buen José y el Niño acostado en un pesebre, “porque no había sitio para ellos en la posada”. Y he aquí que aparecieron, también venidos de Oriente, unos sabios, llamados magos, que abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra, símbolos misteriosos. Pero había también un rey malo, Herodes, cruelísimo hasta el punto de ejecutar a toda su familia. Oyó que había nacido en la ciudad de David, Belén, un niño que sería el Salvador. Temiendo perder el trono, mandó matar en Belén y sus alrededores a todos los niños menores de dos años. Los textos sagrados conservan un lamento de los más lacerantes de todo el Nuevo Testamento: “En Ramá se oyó una voz, muchos llantos y muchos gemidos. Es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere ser consolada, porque ya no existen” (Mateo 2,18).

La Navidad de este año nos trae a la mente a los Herodes actuales que están diezmando a nuestros niños y jóvenes. Entre 2007-2019, 57 niños y jóvenes menores de 14 años murieron en Brasil por balas perdidas en acciones policiales. Sólo en este año de 2019, en Rio de Janeiro, perdieron la vida 6 niños y 19 adolescentes en acciones policiales, informa la Plataforma Fuego Cruzado. En la región metropolitana de Rio ha habido 6.058 tiroteos con armas de fuego, con 2.301 personas baleadas, de las cuales 1.213 fueron muertas, y 1.088 gravemente heridas. El caso más clamoroso fue el de la niña de 8 años, Agatha Félix, muerta por un disparo de fusil en la espalda cuando se encontraba dentro de una furgoneta kombi yendo para casa con su madre. Sus nombres merecen ser mencionados. Con pocos años más, tuvieron el mismo destino de los muertos por Herodes: Jenifer Gomes,11 años; Kauan Peixoto, 12 años; Kauã Rozário, 11 años; Kauê dos Santos, 12 años; Agatha Félix, 8 años; Ketellen Gomes, 5 años. El gobernador de Rio de Janeiro, con su policía feroz, está siendo acusado de crímenes contra la humanidad, pues manda atacar a las comunidades con helicópteros y drones, aterrorizando a la población. El alcalde Marcelo Crivella confesó que en las 436 escuelas instaladas en las comunidades, debido a los operativos policiales, los niños perdieron 7000 horas de aula.

Junto con la madre de Agatha Félix, Vanessa Francisco Sales, que llevaba en el entierro la muñeca de su hijita, se hacen oír las mismas voces que las de la Raquel bíblica: las madres del Morro do Alemão, de Jacarezinho, de la Chatuba de Mesquita, de la Vila Moretti de Bangu, del Complejo de Chapadão, de Duque de Caxias, de Vila Cruzeiro en el Complexo de Penha, de Maricá. Escuchemos sus lamentos:

“Se oyen muchas voces, muchos llantos y muchos gemidos. Las madres lloran a sus hijos queridos, muertos por balas perdidas; no quieren consolarse, porque han perdido a sus niños para siempre. Piden una respuesta que no viene de ninguna parte. Entre lágrimas y muchas lamentaciones suplican: paren de matar a nuestros niños. Paren, por el amor de Dios. Queremos a nuestros hijos vivos. Queremos justicia”.

Este es el contexto de esta Navidad de 2019, agravado por una política oficial que usa los medios perversos de la mentira, de las fake news, de mucha rabia y odio visceral. Jesús nació pobre y vivió pobre toda su vida. Y surge un presidente que tiene frecuentemente a Jesús en sus labios, pero no en su corazón, porque difunde ofensas a homoafectivos, a negros, a indígenas, a quilombolas (afros habitantes de los quilombos) y a mujeres.

Dice abiertamente que no le gustan los pobres, es decir, no le gustan aquellos de los cuales Jesús dijo: “bienaventurados los pobres” y los llamó “mis hermanos y hermanas menores”, y que en el ocaso de la vida serán nuestros jueces (Mateo 25,40). Que no le gusten los pobres significa que no quiere gobernar para la mayoría de los brasileros, que son pobres, y hasta miserables, para los cuales debería gobernar primeramente y cuidarlos.

A pesar de todo eso, hay que celebrar la Navidad. Está oscuro, pero festejamos la humanidad y la jovialidad de nuestro Dios. Él se hizo niño indefenso. Qué felicidad saber que seremos juzgados por un niño que sólo quiere jugar, recibir y dar cariño.

Que la Navidad nos conceda un poco de aquella luz que viene de la Estrella que llenó de alegría a los pastores de los campos de Belén y que orientó a los sabios-magos hacia la gruta. “Su luz ilumina a todas las personas que vienen a este mundo” (Jn 1,9), a ti y a mí, a todos, no sólo a los bautizados”. Feliz Navidad.

Fuente Fe Adulta

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Sueña…, Dios amanece sobre ti.

Lunes, 6 de enero de 2020
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magos-segun-cortesEn tiempos tan recios como los que vivimos, estamos falt@s de esperanza y sobre todo necesitamos poder volver a creer en la bondad del ser humano. Las guerras, la injusticia, el egoísmo… no son tópicos, son realidades que golpean con fuerza y muchas veces destruyen las vidas de los más débiles. Realidades, que con frecuencia nos hacen sentir impotentes, erosionan nuestra fe en el futuro y nos llevan a pensar que es imposible mejorar el mundo que nos rodea. Sin embargo, las lecturas de hoy nos recuerdan que Dios sigue ahí apostando por el ser humano, que amanece sobre nosotr@s y nos invita junto a él a seguir soñando caminos nuevos de paz, inclusión y vida en nuestro amenazado mundo…

En los textos de este día de la de epifanía aparecen varias ideas que nos pueden ayudar a que nuestra fe se renueve encarnada en la confianza y la esperanza. La primera comienza recordándonosla el II Isaías, a través de un bello poema cargado de esperanza. El profeta recuerda al pueblo, todavía en el exilio en Babilonia, que Dios está amaneciendo sobre él, visualizando así, una bella imagen del alba en la que, casi sin darnos cuenta, poco a poco la luz va rompiendo la oscuridad, dejando que la claridad llene de colores la tierra y se disipen los miedos, la incertidumbre y nos despertemos a la vida.

Dios es ese amanecer nos invita a ponernos en camino con la certeza honda de que El actúa en nosotr@s como un amanecer, que la niebla de la precariedad humana nunca podrá ocultar.  Dios amanece y la esperanza se hace luz en nuestra historia.

Para el autor de la carta a los efesios, ese amanecer, se hace realidad en la historia de su comunidad. La Buena Noticia de Jesús es que Dios ofrece su salvación a todos los seres humanos, porque El amanece para tod@s, rompiendo las fronteras étnicas, religiosas, de género o de estatus… hermanando así nuestras vidas.

Dios cumple sus promesas de liberación y nos invita a construir espacios nuevos de encuentro y fiesta, de cercanía y hospitalidad.

La buena noticia de Jesús llena de calidez nuestro corazón y de solidaridad nuestras vidas.

El relato de Mateo, más allá de su historicidad, narra una experiencia personal y comunitaria de cómo está configurado sus vidas el seguimiento de Jesús. A través de un género literario, el midrash, típicamente judío, construye un episodio de la infancia de Jesús en el que busca transmitir los fundamentos de su fe y su horizonte de esperanza.

La comunidad de Mateo, a la que pertenecen judíos y no judíos, se siente continuamente confrontada por el rechazo que experimenta por parte de la comunidad judía vecina. Su fe en Jesús les ha hecho entender las Escrituras judías de una forma diferente, una forma que para muchos miembros de la sinagoga es escandalosa. El autor el evangelio intenta ofrecerles un relato de la vida de Jesús que les ayude a dialogar con sus hermanos judíos, de modo que puedan presentarles su fe en Jesús como mesías a partir de los textos que sostienen también la esperanza de Israel.

El midrash, es un recurso de la literatura judía para profundizar en los significados de la Escritura a través de la recreación narrativa. Mateo escoge diversos relatos del Antiguo Testamento desde los que puede explicar quién es Jesús y a partir de ellos construir un midrash sobre su nacimiento.

Los recuerdos sobre la infancia de Jesús que circulaban por las primeras comunidades eran muy pocos porque, en la trasmisión de la memoria de Jesús, se habían priorizado los recuerdos de sus años de misión y de la Pascua, que era lo que tenía fuerza para el kerigma. En su relato de la infancia Mateo combina esos pocos recuerdos con los relatos del Antiguo Testamento posibilitando una nueva narración que fortalezca el anuncio de la fe de sus destinatarios y destinatarias.

En la narración de la adoración de los magos, Belén se configura como el lugar en que Jesús se presenta como el Mesías enviado a Israel (Miq 5, 1-3; 2 Sam 5,2), pero también es el destino de unos paganos, presentado como sabios de Oriente, que han visto una estrella (Nm 24,17), que anuncia el nacimiento del rey de Israel y quieren adorarlo. Todos los personajes que están o llegan a Belén muestra actitudes de confianza y acogida hacia el recién nacido. Las referencias a la Escritura judía muestran como este niño cumple lo que se había dicho sobre el Mesías en ella. Jerusalén, el otro lugar que aparece en la historia, representa la oscuridad y la desconfianza. En ella está Herodes, que se asusta al conocer la información de los sabios y utiliza todos sus recursos para deshacerse de Jesús y evitar que se propague la noticia de su nacimiento.

Los sabios de Oriente, que ven la estrella, se ponen en camino atentos a las señales que los han de guiar. Los representantes del pueblo judío, sin embargo, conociendo las Escrituras, no son capaces de descubrir en ellas a Jesús y no solo no se ponen en camino, sino que el miedo a perder su estatus les hace actuar con engaño y maldad.

Mateo jugando con esos contrastes, invita a su comunidad a mirarse en aquellos sabios que se dejaron guiar por la estrella, acogiendo los pequeños signos de la historia. Como ellos, l@s seguidor@s de Jesús, a los que escribe Mateo, están llamados a dejarse guiar por la luz que su fe en Jesús irradia en sus vidas, como ellos han de seguir profundizando en las Escrituras para afianzar e iluminar su fe.

Amanece en Belén y Dios se encarna en la debilidad humana para que nadie quede fuera de su mirada amorosa. Amanece en Belén y Dios nos invita a dejar soñar nuestro corazón para que él nos guíe, como a los sabios, por caminos alternativos capaces de construir un mundo nuevo, sin llanto ni dolor. Un mundo que ha de ser la utopía que guie nuestro caminar diario, de pequeños pasos y gestos sencillos… porque como decía Eduardo Galeano:

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”

Hoy día de la Epifanía estamos invitadas e invitados a soñar, a intuir nuevos caminos, nuevas sendas de inclusión, de hospitalidad, de acogida de ternura y solidaridad…a soñar porque Dios amanece en nuestras vidas.

Carmen Soto Varela, ssj

Fuente Fe Adulta

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Magos.

Lunes, 6 de enero de 2020
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reyes estrella6Hay muchos magos. Están un poco iluminados y por eso luchan por causas raras. Ven estrellas y horizonte de servicio y de un mundo nuevo, donde los demás solo vemos negocio. Se montan en un barco y pelean por rescatar, entre pesadísimas dificultades, a los náufragos. Son personas que siguen una estrella en su camino, se van a tierras con peligro para su integridad. Pero la fuerza de la estrella les atrae; hombres y mujeres que corren riesgo gordo en sus vidas. Pero sobre todo, llegan a amar a las personas en peligro. El amor es más fuerte en ellos que el miedo. No hacen caso a las opiniones de los Herodes del momento. Hasta navegan a ratos sin estrella, solamente guiadas por su corazón. Y llegan hasta los cayucos donde yacen los niños y cada uno de ellos que sacan con vida, para ellos es una Navidad, un logro, una Vida.

Vivimos normalmente demasiado cuerdos. Necesitamos un poco de locura, de ilusión más allá de los peligros y de la cordura que nos marca el capital. Débiles, refugiados, inmigrantes. Y gracias a ello, la vida tiene sentido. Miles de personas, iluminadas por la Luz del Amor. Voluntarios, misioneros, miembros de ONGs.

¿Os imagináis un año navidad sin la fiesta de los magos? No podemos pensar en este mundo sin la osadía, sin la iluminación de muchas personas que arriesgan su vida por ir en búsqueda de los olvidados del mundo.

Herodes no supo en realidad quién era el Niño ese. Por eso no fue, se limitó a quedar bien políticamente y luego, por si acaso “ocupan nuestro poder”, quitó a los niños de en medio, no vaya a ser que sean un poder alternativo.

Unos magos ilusos, buscan, caminan, preguntan. Quieren ver al Salvador. En Belén de Judá. En muchos lugares pequeños, casitas pequeñas, lugares sin casa, tiendas de campaña, chozas, cayucos. Ahí encontramos a Jesús. Es preciso cambiar nuestros criterios y nuestra orientación. No lo busquemos entre los salvadores del mundo, internacionales. Lo veremos, más bien, entre mantas, ropas sucias, portales, cuevas. Así es la realidad. La Salvación sigue viniendo de los débiles, de los pobres, de los sencillos entre las grandes multinacionales, entre los premios a los famosos.

Encuentran al niño los arriesgados, los valientes, los buscadores, los no acomodados.

Por favor, magos, haced parada en el mediterráneo, porque son muchos miles, las personas que van muriendo ahí y las que luchan buscando una pequeña seguridad en tierra. Generalmente tienen la piel de otro color. Pero de eso, vosotros sabéis mucho. Y por favor, dadles no ya oro, incienso o mirra, sino ropa, comida, medicinas, y como buenos magos, dadles, sobre todo, el cariño de vuestro amor. Vamos a ponernos de acuerdo y a acogerles en nuestras casas, porque ahí encontraremos a Jesús, con María y José.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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“El rostro humano de Dios”. 2 Domingo de Navidad – A (Juan 1,1-18)

Domingo, 5 de enero de 2020
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Sagrada Familia 1El cuarto evangelio comienza con un prólogo muy especial. Es una especie de himno que, desde los primeros siglos, ayudó decisivamente a los cristianos a ahondar en el misterio encerrado en Jesús. Si lo escuchamos con fe sencilla, también hoy nos puede ayudar a creer en Jesús de manera más profunda. Solo nos detenemos en algunas afirmaciones centrales.

«La Palabra de Dios se ha hecho carne». Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para siempre en su Misterio. Dios se nos ha querido comunicar. Ha querido hablarnos, decirnos su amor, explicarnos su proyecto. Jesús es sencillamente el Proyecto de Dios hecho carne.

Pero Dios no se nos ha comunicado por medio de conceptos y doctrinas sublimes que solo pueden entender los doctos. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de Jesús, para que lo puedan entender hasta los más sencillos, los que saben conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que se encierra en su vida.

Esta Palabra de Dios «ha acampado entre nosotros». Han desaparecido las distancias. Dios se ha hecho «carne». Habita entre nosotros. Para encontrarnos con él no tenemos que salir fuera del mundo, sino acercarnos a Jesús. Para conocerlo no hay que estudiar teología, sino sintonizar con Jesús, comulgar con él.

«A Dios nadie lo ha visto jamás». Los profetas, los sacerdotes, los maestros de la ley hablaban mucho de Dios, pero ninguno había visto su rostro. Lo mismo sucede hoy entre nosotros: en la Iglesia hablamos mucho de Dios, pero ninguno de nosotros lo ha visto. Solo Jesús, «el Hijo de Dios, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer».

No lo hemos de olvidar. Solo Jesús nos ha contado cómo es Dios. Solo él es la fuente para acercarnos a su Misterio. Cuántas ideas raquíticas y poco humanas de Dios hemos de desaprender para dejarnos atraer y seducir por ese Dios que se nos revela en Jesús.

Cómo cambia todo cuando captamos por fin que Jesús es el rostro humano de Dios. Todo se hace más sencillo y más claro. Ahora sabemos cómo nos mira Dios cuando sufrimos, cómo nos busca cuando nos perdemos, cómo nos entiende y perdona cuando lo negamos. En él se nos revela «la gracia y la verdad» de Dios.

José Antonio Pagola

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“ La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”. Domingo 5 de enero de 2019. 2º Domingo después de Navidad.

Domingo, 5 de enero de 2020
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BB2DD6FD-AE48-43A5-9E16-193986032301Leído en Koinonia:

Eclesiástico 24,1-4.12-16: La sabiduría habita en medio del pueblo elegido. 
Salmo responsorial: 147: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. 
Efesios 1,3-6.15-18: Nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo. 
Juan 1,1-18:  La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

  (Jn.1,1-18)  La Iglesia en este domingo en el que seguimos reviviendo el tiempo de la encarnación de Dios, nos ofrece la oportunidad de profundizar en el misterio del Niño nacido en Belén: “Hay mucho que ahondar en Cristo, –escribió san Juan de la Cruz– porque es como una abundante mina con muchos tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término”.

Por eso hoy oramos con el autor de la carta a los Efesios, que Dios nos “conceda un espíritu de sabiduría y una revelación que nos permita conocerlo plenamente”. El texto evangélico de hoy es un canto al misterio de la Palabra que está en el seno del Padre dirigiéndose a él desde toda la eternidad. Esta Palabra ha puesto su tienda en medio de nosotros, llevando a cumplimiento aquella misericordia de Dios, que existe ya en el Antiguo Testamento en las intervenciones de Dios en favor de su pueblo y en el don de su Palabra.

La Palabra se ha hecho carne; ha querido hacerse uno de nosotros; y a veces este hecho lo tomamos como algo tan natural que no llega a sorprendernos; ¡claro que es sorprendente que Dios haya querido hacerse uno de nosotros, que haya querido morar entre nosotros y vivir entre los hombres! Debe sobrecoger nuestro corazón el conocer que el Dios en el que creemos, el Creador de todo…quiso enviar a su Hijo, a su único Hijo para que pusiera su morada entre nosotros.

Ha acampado para siempre entre nosotros Jesucristo. Creyentes y no creyentes podemos redescubrir en Él valores perdidos, despertar sentimientos positivos, recuperar la alegría de vivir.

Dios está entre nosotros: Se ha hecho hombre, semejante en todo a nosotros menos en el pecado. Hagamos nuestras las palabras del profeta Isaías: Regocíjate, Jerusalem, rompe a cantar a coro, que el Señor consuela a su pueblo y viene a visitarnos.

Cómo no amar y seguir a Dios hecho hombre…si creemos lo que no vemos…cuánto más amar y decidir nuestra vida por el que ha vivido entre nosotros; la Palabra se ha hecho carne; el Verbo eterno de Dios, el que vivía antes de la creación del mundo…se ha bajado y se ha hecho uno de nosotros…para hacer de nosotros hijos de Dios.

Hemos de sorprendernos cada día con este hecho tan admirable…con la encarnación verdadera de Dios; por eso celebramos durante estos 8 días el mismo acontecimiento: Que Dios se ha hecho uno de nosotros, que Dios nos mira con ojos de niño, con la mirada tierna y dulce de un bebé recogido en los brazos de una Madre que nos lo ofrece con todo su amor.

Recibamos a la Palabra con mayúscula, vivamos de verdad su evangelio, su buena noticia y dejémonos amar por El.

 

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Misterios de Navidad, Encarnación de Dios (María de la Carne 2)

Domingo, 5 de enero de 2020
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D9E3E705-FFB2-4F6C-9F10-4E48831F2DECDel blog de Xabier Pikaza:

Navidad, historia de De Dios

Concebido por el Espíritu Santo, Dios en la historia

Presenté el otro día (31, 12.19) una reflexión sobre la “maternidad carnal” de María (y de José) en el contexto de la “encarnación de Dios”. Hoy, ante el segundo domingo de la Navidad (5.1.20) sigodesarrollando ese tema y lo hago en dos partes complementarias.

1 Primero presento de forma esquemática seis misterios del nacimiento y seis de la vida oculta de Jesús, tal como los he desarrollado  en Biblia-Ciudad,  como “misterios” gozosos del gran “rosario” divino de la vida humana

2 Después reflexiono el misterio-base de la humanidad de Dios, encarnado por el Espíritu Santo… insistiendo en el principio básico de la divinización de los hombres y mujeres, que nacemos de Dios, somos sus hijos, insertos como estamos en su Navidad, que es el principio y sentido de nuestro nacimiento y vida humana.

1.  Seis misterio del Nacimiento de Jesús, con  Mt 1-2 y Lc 1-2 

 FF7A0A70-14CA-4390-9906-A728FEEAD64D Jesús nació en torno al 6 aC, pues los cálculos de un monje de Escitia (en la actual Rumanía), llamado Dionisio el Exiguo (a principios del VI dC), para datar el año del nacimiento de Jesús (que han fundado la “cronología” cristiana, ahora casi universal), están equivocados. Jesús no nació el año cero/uno d.C., sino en torno al 6 aC.Marcos no habla de ese nacimiento, empieza con bautismo de Jesús; el Evangelio de Juan se remonta a la generación eterna del Verbo-Hijo de Dios, no a su origen humano. Pero Mateo 1-2 y Lucas 1-2 han tratado, de formas diversas y complementarias, de ese nacimiento, en el que se pueden distinguir seis misterios: 

1. Anunciación (Lc 1, 26-38; Mt 1, 18-25)

 Como en el nacimiento de las grandes figuras del AT (Samuel, Sansón) y de Juan Bautista (Lc 1, 6-25), el ángel de Dios anuncia a María (Lc 1, 26-38) o a José (Mt 1, 18-25) la concepción divina de un hijo (por obra del Espíritu Santo), que se llamará Jesús, y será salvador de los hombres. Este anuncio ha marcado el comienzo de la experiencia y salvación cristiana.

2. Visitación (Lc 1, 39-56)

 Lc 1 ha vinculado las  anunciaciones y nacimientos de Juan Bautista y Jesús, creando un paralelo  entre ambos. En ese contexto introduce la visitación (1, 39-56), situando en el comienzo de la salvación a dos mujeres y madres: (a) Isabel que es el signo del AT; (b) María que es la Madre del Señor mesiánico (1, 43), que será muy importante en el culto de la Iglesia.

 3. Nacimiento (Lc 2, 1-21; Mt 2, 1-2)

 En Belén, ciudad de David, cumpliendo así las promesas. Mateo supone que sus padres vivían allí; Lucas afirma que fueron desde Nazaret para empadronarse, según ley romana.  Desde ese fondo, Lucas presenta el nacimiento de Jesús como “evangelio” (buena noticia) en la línea de los relatos romanos en los que se anunciaba el nacimiento del emperador

 4. Presentación (Lc 2, 22-35)

 Lucas ha puesto de relieve la importancia del templo de Jerusalén donde Jesús fue ofrecido ante el Dios de Israel (su Padre), siendo recibido por Ana y Simeón. En este contexto añade que sus padres cumplieron las leyes del AT sobre los hijos primogénitos, destacando la espada de dolor que ha de atravesar el “alma” de María, madre mesiánica.

5. Epifanía

0AF56891-041B-4242-B96C-6920FDCA0711Mt 2, 1-13 destaca la importancia de Belén (ciudad de David), donde vie-nen los “magos” de Oriente a venerar al Rey de los Judíos, que se manifiesta (epifanía) como salvador universal.  Herodes, rey judío impuesto por Roma, quiso matar a Je-sús, a quien sus padres llevan  exilado a Egipto, donde estuvieron los hebreos al principio (cf. 2, 19-23).

6. Matanza de los inocentes

 En el contexto anterior ha introducido Mt 2, 16-18 la historia de los niños de Belén, asesinados por He-rodes, que quiso matar a Jesús (y no pudo). Así ha destacado la tragedia de Israel que, al rechazar a Jesús, se destruye a sí mismo, matando a sus hijos (cf. Ex 11-13). El nacimiento de Jesús se integra así en la historia de muerte de la humanidad.

Textos comparativos. Muchos textos antiguos de tipo mítico/simbólico evocan las “relaciones” entre dioses y mujeres, con el nacimiento de seres divino. Pero los relatos de Mt y Lc no hablan de esas relaciones, sino de la presencia creadora del Espíritu de Dios en la concepción y nacimiento humano de Jesús. En ese contexto se puede citar una tradición antigua de Henoc Eslavo 71, 1- 8, que habla de la generación de Melquisedec (sin origen humano: cf. Hbr 7, 3), y un pasaje de la Crónica Siríaca de Zuqnin, que habla de una estrella que guía a unos magos al lugar donde nace un niño. En perspectiva teórica (teológica), cf. Filón, Cherubim 44-48 y Plutarco, Vida de Numa 4, 3-5.

Contexto temporal, histórico: 

– Año del nacimiento. Tanto Mateo  como Lucas suponen que Jesús nació en tiempo del rey Herodes (que muere el 4 aC, bajo el emperador Autusto de Roma), pero las perspectiva de su relato son diferentes:

– Mt 2,1-23 cuenta el nacimiento y primera infancia de Jesús en un contexto judío, bajo el rey Herodes, que por miedo a Jesús, Rey de los Judíos, hace matar a los niños betlemitas de menos de dos años (2, 16). Desde ese fondo se ha venido suponiendo que Jesús nació dos años antes de la muerte de Herodes, en torno al 6 aC.

– Lc 1, 5 supone que Jesús fue concebido y nación en tiempo de Herodes, rey judío, pero destaca el contexto romano de su origen y de su obras, bajo Cesar Augusto, en el tiempo del censo Cirino (cf. 2, 1-2), dato que ha de tomarse simbólicamente, pues tal censo aconteció en torno al 6 dC, tras la deposición de Arquelao, hijo de Herodes. La relación de Jesús con a Augusto es importante, pues él había establecido una “era de paz” (que a su juicio sería universal), tras suponer que había vencido y sometido a los cántabros y astures de España, en torno al año 24 aC).

Seis misterio de la vida oculta de Jesús: Mt 1-4; Lc 1-4; Jn 1-4

               Los evangelios no describen expresamente la educación/maduración de Jesús, como si no conocieran el tema, o no le dieran importancia, sino que le presentan como ya maduro, anunciando el Reino de Dios en Galilea (Mc 1, 14 par). A pesar de ello ofrecen rasgos importantes para conocer su despliegue mesiánico,suponiendo que él se educó en la “escuela” de una familia piadosa, muy interesada en la esperanza mesiánica de Israel (como indican los nombres de sus hermanos: Mc 6, 3 y la referencia a José en Lc 4, 22). Era posiblemente un “nazoreo” (miembro de una comunidad de judíos observantes). Conocía bien las tradiciones de su pueblo (Moisés y los profetas, las promesas de Dios y la esperanza israelita). Desde ese fondo se entienden los seis misterios siguientes:

1 Marcos y Juan: en familia y pueblo

Jesús discute con escribas (letrados, hombres de escuela) sobre temas de ley, de forma que todos preguntan: ¿cómo sabe leyes si no ha estudiado? (Jn 7, 15). ¿De dónde le viene esta sabiduría? (Mc 6, 2). Esos evangelios suponen que él se ha educado en familia, en la vida misma de su pueblo (es judío galileo). No ha cursado la escuela, pero “sabe” y actúa de un modo eficaz, quizá precisamente por ello (Mc 1, 21-28).

2. Niño en el templo (Lc 2, 41-47)

Suponiendo de algún modo la perspectiva de Mc y Jn, esta historia ejemplar de Lc presenta a Jesús adolescente en el templo de Jerusalén (quizá en la ceremonia del Bar Mitzváh, a los 12 años), donde pregunta y responde a los maestros oficiales de la ley, con gran sabiduría. Una historia semejante  la refiere de sí F. Josefo (Aut II, 8-9), con cierta vanidad; pero Jesús no ha ido al templo,  para quedarse, sino para volver a Nazaret, el pueblo.

 3. Artesano/carpintero (Mc 6,3)

Así le define el evangelio de Marcos, suponiendo que aprendió como tekton, artesano, en las durísimas condiciones laborales de Galilea en el primer tercio del I dC. Mt 13, 5 le llama “hijo del artesano”; Lc y Jn omiten ese dato, quizá porque lo consideran poco digno del Mesías, mostrando precisamente por eso su importancia. El trabajo y contacto con la gente oprimida de Galilea ha sido la escuela de Jesús, más que los libros.

 4. Discípulo del Bautista

Mc 1, 1-7 par afirman que Jesús estuvo con Juan Bautista, profeta apocalíptico cuya doctrina aceptó y siguió por un tiempo. Juan (cf. 1, 1-24; 3, 22-30; 4, 1-2) le presenta no sólo como discípulos, sino como colaborador (e incluso competidor) de Juan Batista, en cuya escuela aprendió y de la que surgió, integrándose así en la tradición viva de la profecía israelita.

5. Voz de Dios: Bautismo

Fue discípulo de Juan y recibió su bautismo (Mc 1, 9 par), pero los evangelios suponen que su educación fundamental vino después (no en el rito del agua), cuando el mismo Dios se le mostró y le reveló que era su Hijo, dándole su Espíritu (Mc 1, 10-11 par). Su verdadero maestro no fue Juan, sino el mismo Dios, como sucedió también con los grandes profetas de Israel.

 6. Nacido de Dios en la eternidad, nacido de la historia de los hombres (Jn 1, 1-14)

   Todos estos pasajes y misterios culminan en el evangelio de este domingo, que trata de la Encarnación de la Palabra de Dios, que ha de entenderse como divinización de los hombres, es decir, de todos los creyentes, que, naciendo del deseo de varón y de la sangre-vida de la mujer nacen/nacemos de Dios,    

Visión de conjunto. Jesús no fue a una escuela oficial (regentada por rabinos), como las que empezaban a surgir entonces. Pero recibió la educación más rica y realista que podía darse en aquel tiempo, pero no en el templo de Jerusalén o en una escuela de rbinos, sino en el mundo del trabajo (era artesano) y en  la tradición profética de Israel, a través de Juan Bautista. Por su propia vida, y no por libro, Jesús representa (asume) las mejores experiencias de Israel, un pueblo donde cada nuevo ser humano (en especial los primogénitos) estaba llamado a encarnar (cumplir y completar) el largo camino mesiánico del pueblo.  Naciendo así de Israel, como hijo de José y María, Jesús nace de Dios (es la encarnación de su Palabra), de forma que los creyentes, sus hermanos, nacemos con él como Hijo de Dios. 

 Contexto:

– Roma: Augusto es emperador hasta el 14 dC (cuando Jesús tiene 20 años). Le sucede Tiberio (del 14 al 37)

– Galilea. A la muerte de Herodes (4 aC) le sucede su hijo Antipas, como “tetrarca (él se llamará rey), hasta el 39 dC, impulsando una política de concentración económica. Bajo su dominio crecerá  y madurará Jesús.

– Judea. Del 4 aC al 6 dC gobierna Arquelao, hijo de Herodes. Pero Roma le destrona y nombra gobernadores directos (bajo supervisión de Siria): Coponio (6-9), Marco Ambivio (9, 12), Annio Ruvo (12-15), Valerio Grato (15-26) y Poncio Pilato (26-36), que condenará a muerte a Jesús.

– Sincronismo básico. Lo ofrece Lc 3, 1-2: «En el año quince del gobierno de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de las regiones de Iturea y de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abiline; en tiempo de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan hijo de Zacarías, en el desierto». Éste es el año 28/29, pues Tiberio comenzó a reinar el 14 dC).

CONCEBIDOS POR EL ESPÍRITU SANTO. TODOS NACEMOS DE DIOS, SOMOS CON JESÚS NAVIDAD

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Textos de fondo: a) El Espíritu Santo vendrá sobre ti, Dios te cubrirá con su sombra, de forma de forma que el que nacerá sera Hijo de Dios (Palabra del ángel de Dios Dios a María, la madre de Jesús: Lc 1, 26-38). b) No temas en recibir a María, pues lo que ella ha concebido es por Obra del Espíritu Santo (Palabra del ángel de Dios a José, esposo de María: Mt 1, 18-25)

Texto del día: Evangelio del 5 del 1 del 2020: A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 11-14).

Narración de fondo de la Concepción por el Espíritu Santo

El Espíritu Santo que actúa y engendra al Hijo de Dios por María es el mismo Dios providente, que crea y anima (=da vida) a todo lo que existe, introduciéndose de un modo superior en la historia humana, tal como ha venido a centrarse en la concepción y nacimiento de Jesús, por medio de María. De esa manera, pudiendo ser en un plano hijo de María (y de José), el texto dice que Jesús ha sido concebido y ha nacido por medio del Espíritu Santo, siendo así expresión privilegiada del misterio de Dios que se encarna y vive en forma humana.  Jesús nace de María Virgen (con José), naciendo de Dios. En ese contexto, la Iglesia ha destacado la función de la mujer:

María viene a presentarse como signo radical de fe (en sentido receptivo), como Madre virginal (receptiva, pasiva), como expresión del más pleno acogimiento de la gracia y de la acción salvadora de Dios, humanidad (=mujer) que escucha y acoge la Palabra, “en su mente y en su vientre” (seno materno), de forma que Jesús pueda nacer y crecer como Palabra de Dios, en nueva creación, por obra del Espíritu Santo (1). Leer más…

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La Sabiduría y la Palabra.

Domingo, 5 de enero de 2020
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la-palabraDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre:

Segundo Domingo después de Navidad

Una homilía problemática

Predicar este año 2020 el segundo domingo después de Navidad es un desafío. La mayoría de los fieles estarán pensando en la cabalgata de Reyes que se celebrará por la tarde o en los regalos que van a hacer o recibir. Si la misa es por la tarde, ya no se dice la del domingo sino la de la Vigilia de la Epifanía. Y el evangelio es el Prólogo de san Juan, el mismo que se leyó en la tercera misa del día de Navidad, con la posibilidad de eliminar las partes referentes a Juan Bautista.

Una buena escapatoria (la segunda lectura: Efesios 1,3-6.15-18)

El sacerdote puede refugiarse en la segunda lectura, Aunque tampoco sea demasiado fácil, contiene ideas importantes, fáciles de entender y que debemos poner en práctica: bendecir a Dios por todos los bienes que nos ha concedido, especialmente por ser sus hijos; darle gracias por todas las personas buenas que nos han ayudado y siguen ayudando con su ejemplo y su fe; pedirle conocer cada día más y mejor a su hijo Jesucristo. Con esto podrían volver los fieles a sus casas más que satisfechos. Pero no habríamos dichos nada de la primera lectura y del evangelio. En el comentario que envié para el día 25 traté el Prólogo de Juan. Ahora ofrezco unas ideas más fáciles de predicar comparándolo con la primera lectura.

La visión optimista de la primera lectura (Eclesiástico 24,1-4.12-16)

Las conquistas de Alejandro Magno, a finales del siglo IV a.C., supusieron una gran difusión de la cultura griega. En Judea, como en todas partes, los griegos ejercían un influjo enorme: cada vez se hablaba más su lengua, se imitaban sus costumbres, se construían edificios siguiendo su estilo, se abrían gimnasios, se enseñaba la doctrina de sus filósofos. Los judíos, al menos la clase alta, estaban encandilados con la sabiduría de Grecia. Sin embargo, algunos autores no compartían ese entusiasmo. Para ellos, la sabiduría griega era un producto reciente, obra del ingenio humano, y tenía su templo en un lugar pagano, Atenas. La verdadera sabiduría es eterna, procede de Dios, y reside en Jerusalén. Esto es lo que dice Jesús ben Sira, autor del libro del Eclesiástico, con un optimismo fuera de lo común.

La Sabiduría existe desde el principio, creada por Dios antes de los siglos; reside en la asamblea del Altísimo, donde es alabada, admirada y bendecida por todos. Entonces Dios decide trasladar su morada a Jerusalén, en la ciudad santa y escogida, y echa raíces en la porción del Señor. Ni una nube ensombrece el horizonte. La relación entre la Sabiduría eterna y el pueblo de Israel es perfecta.

La visión pesimista/optimista del evangelio (Juan 1,1-18)

Aunque en la Iglesia primitiva se identificó a Jesús con la Sabiduría de Dios, el autor del cuarto evangelio prefiere el término Palabra (muy frecuente en la teología judía de la época, con claras referencias a los antiguos profetas que recibían la palabra del Señor y la proclamaban). [No me entusiasma el cambio de la liturgia actual que usa Verbo en vez de Palabra.]

De esa Palabra comienza hablando con el mismo optimismo que el Eclesiástico: existía desde el principio, estaba junto a Dios, era Dios, todo fue hecho por medio de ella, en ella había vida y era luz de los hombres.

Pero, cuando Dios decide que la Palabra venga al mundo, «el mundo no la conoció». Ni siquiera Israel, su propio pueblo. «Vino a su casa y los suyos no la recibieron». Estamos en las antípodas de esa Sabiduría acogida y alabada de la que hablaba el libro del Eclesiástico.

¿Fracaso total? No. Algunos están dispuestos a recibirla, se convierten en hijos de Dios y contemplan su gloria, lleno de gracia y de verdad.

Jesús es el mayor regalo de Dios, idea que encaja muy bien en la Víspera de Reyes. Por desgracia, muchos no aprecian ese regalo y lo rechazan. Quienes lo acogemos tenemos motivos de sobra para agradecer la venida de «este Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad».

José Luis Sicre

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05 de Enero. Segundo Domingo despues de Navidad. Ciclo A

Domingo, 5 de enero de 2020
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La Palabra era la luz verdadera, que son su venida al mundo ilumina a toda persona. (…) A cuantas la recibieron, a todas aquellas que creen en su nombre, les dio poder para ser hijas de Dios.

(Jn 1, 1-18)

En este tiempo de Navidad puede venirnos muy bien “encender la Palabra” y dejarla que ilumine cada rincón de nuestra vida. Y también, ¿por qué no? todas aquellas vidas que sabemos que andan a oscuras o con falta de luz. Porque cuando nos detenemos, pensamos, oramos y reflexionamos, junto con nuestros dolores y alegrías van apareciendo otros sufrimientos y otros gozos más o menos conocidos.

Y así, poquito a poco, nuestra oración se agranda y la vida se nos llena de hermanas y hermanos, por lejas y desconocidas que sean las gentes porque sabemos que para Dios son hijas e hijos.

El poder para ser hijas de Dios nos capacita para ser hermanas. Y el poder que tienen quienes se descubren como hermanas es infinito. Es un poder que atraviesa fronteras, acorta distancias, disuelve saltos generacionales, aúna razas y colores, entrelaza lenguas, culturas y banderas, honra diferencias y dilata los espacios.

Cuando descubres que ningún ser humano vale más ni menos que tú. Que toda persona tiene exactamente la misma dignidad, porque eso no es algo con lo que se pueda negociar. Entonces, se empieza a ver el mundo de otra manera. Entonces, la Palabra se hace luz verdadera primero y carne después.

Ojalá que en este Navidad todas las personas que nos llamamos cristianas, descubramos el poder para ser hijas que Dios nos ha regalado y lo dejemos circular sin trabas por toda la humanidad.

Oración

Enciende, Trinidad Santa, la luz de tu Palabra en nuestra Navidad. Que todos los deseos de estos días empiecen a tomar carne, se hagan realidad. Para que tu Presencia se note un poco más en nuestro mundo.


*

Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa

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Lo que era Dios, era la Palabra.

Domingo, 5 de enero de 2020
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123116-Jn-1-1-18-660x330Jn 1,1-18

Es improbable que este texto haya salido de la pluma de un solo autor. Es más bien un himno litúrgico elaborado a través del tiempo por la comunidad. Se trataría de una comunidad eminentemente mística, en la que todos los miembros vivían una íntima unión con Dios y que expresaban esa vivencia en la liturgia. Solo así se explica la cantidad y la profundidad de las ideas que se van desgranando a través del texto. En realidad, es todo el evangelio condensado. El redactor último del evangelio, lo colocó al principio como introducción, pero podía haberlo puesto al final como epílogo de la obra.

Por supuesto que es un evangelio que desborda el ámbito de una homilía. Pretender una explicación exhaustiva, sería una locura. Para mí, la idea envolvente de todo el relato es la íntima interconexión de lo humano y lo divino. Ésta es la experiencia en la que todos los místicos de todas las religiones y todos los tiempos, coinciden. Una vez superados los primeros estadios de la religiosidad, en la que la relación era con un ser superior y externo, se entró en la dinámica de la mística, es decir, en la relación del hombre con el Dios que es la base de su propio ser y con el que se identifica en lo más íntimo.

Al principio es la misma palabra con que empieza el Génesis. Esto no es casual, es propósito del himno, hacer referencia al principio de la Biblia. Lo que es la Palabra entra dentro del plan de la creación de Dios. La encarnación será precisamente la culminación de la creación. En el principio, cuando Dios crea el cielo y la tierra, la Palabra ya existía. El imperfecto indica la duración de una acción. La palabra no comenzó, porque estaba ya allí. Cuando todo pasaba del no ser al ser, la Palabra permanecía en el ser.

Ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios y Dios era la Palabra. Tres frases con la misma estructura. Construidas con verbo “sum” y ligadas con la conjunción “et”. Las tres formadas por los elementos imprescindibles: sujeto, verbo y complemento. El sujeto es siempre el mismo “la Palabra”. El verbo también es el mismo en griego y en latín, “era”; en español se desdobla en tres significados: Existía, estaba, era; así se evita la monotonía. En griego y en latín, empezar la frase siguiente “incluyendo” la última palabra de la anterior. Con ello el texto adquiere una cohesión y una fuerza increíbles.

Logos es un término que se empleaba en filosofía desde hacía mucho tiempo, pero el significado que se le quiere dar aquí no tiene paralelo en los textos bíblicos ni en la literatura profana. Se trata de un concepto original. Por eso es tan difícil concretar lo que nos quiere decir. Desde un punto de vista intelectual es imposible comprenderlo. Solo después de una experiencia mística se podrá entender. La comunidad llegó a este concepto por un despliegue continuado de la experiencia pascual. Descubriendo en Jesús la presencia de Dios, fueron capaces de entender la implicación de Dios en Jesús.

Logos, Verbo, Palabra, Proyecto querría expresar el más elevado plan de Dios sobre la creación. En el AT, Dios obra por medio de su Palabra. Pero la palabra es siempre expresión de una idea. La idea, el plan que Dios tenía era lo primero. Una vez que Dios tiene la idea, pronuncia la palabra que es capaz de hacer realidad la idea. Dios se vuelca totalmente sobre la palabra que pronuncia y no se reserva nada para sí; por eso lo que era Dios lo era la Palabra. Si, como nos dice la teología, en Dios el pensar, el obrar y el ser son la misma realidad, podemos imaginar la unidad que se quiere expresar.

Al insistir en que “estaba junto a Dios”, nos esta advirtiendo de una “no identificación”. Por dos veces nos dice que “la Palabra estaba junto a Dios”. “Junto a Dios” (pros ton Theon)= vuelto hacia, junto a. Indica a la vez proximidad y distinción. En íntima unión, pero por relación dinámica, no por identificación. Esto no siempre lo hemos tenido en cuenta. La tercera frase no es nada fácil de comprender. Podíamos traducir: lo que era Dios, lo era la Palabra;  y  también: Un ser divino era el proyecto. Para los judíos, Dios era el totalmente trascendente; no podía haber otro. Para los helenistas, el peligro era el politeísmo. Por eso nos dice que ni es una “mónada” aislada ni son dos seres.

Ella contenía vida, y la vida era la luz del hombre. Es muy importante que nos demos cuenta de lo que dice. La Vida es primero que la luz. La ilumina­ción viene precisamente porque ha llegado la Vida. Esto va más allá de lo que dice el Génesis, que la Luz fue lo primero. Está más allá también de las ideas judías. Para ellos la Ley era la luz que ilumina y salva. Esta idea de que la Vida es anterior a la luz, es clave para entender el evangelio de Juan. Dios, por medio de la Palabra, comunica la Vida y es la Vida comunicada la que da luz. Se entiende mal a Jn, si se quiere ver en Jesús un maestro de verdades que dan vida.

El mundo no la reconoció. Los suyos no la acogieron. Para el AT el pecado era no obedecer a Dios. Para Jn, es no reconocer a Jesús. Estaba en el mundo como aquel por quien el mundo fue hecho, pero los hombres no conocieron a Dios a través de la creación. No hay que entenderlo en el sentido intelectual griego, sino en el sentido semita. Conocimien­to que entraña una actitud de fidelidad a Dios. “Los suyos” son el pueblo judío, representado en sus dirigentes, que rechazaron a Jesús.

A cuantos le recibieron, los ha hecho capaces de hacerse hijos de Dios. Se trata de una afirmación rotunda y desorbitada. Dios es siempre Padre, pero el ser hijo depende de cada ser humano. En el AT ya se aplicaba el título de hijo de Dios: a) A los ángeles. b) Al rey. c) Al pueblo judío en su conjunto. Ninguna de estas ideas sirve para comprender lo que Juan quiere decir. En el NT, Padre se aplica a Dios como aquel que comunica su misma Vida divina. Podíamos decir que la Vida que había en la Palabra se comunica al que la acepta. Lo importante no es nacer de la carne y de la sangre, sino de Dios. La fe en Jesús nos capacita para actuar como Dios, para hacer presente a Dios , para ser hijos.

Si creen en su nombre. Ya sabemos lo que significa creer para la Biblia. En ningún caso se trata de aceptar unas verdades teóricas (doctrina). Para la Biblia lo que importa es la persona. Tener fe es confiar en la persona; es vivir que el otro es para ti y tú para el otro. Para traducirlo, tendríamos que unir dos palabras: confianza en, y fidelidad a...

La Palabra se hizo carne. Todo el relato está orientado a esta idea clave. La “carne” no es ya lo contrario del Espíritu, sino su aliado. Según la visión judía, carne era el aspecto más bajo de la criatura humana, pero era también lo que hacía posible el Espíritu en el hombre. Quiere decir que no puede haber Espíritu si no hay carne. Esta idea tenía que hacernos cambiar el sentido maniqueo que seguimos teniendo de la creación. Si Jesús dijo a Nicodemo que había que nacer del Espíritu, es porque existe esa posibilidad y la clave de una vida humana es aprovecharla y no quedarse en el nivel de la pura carne.

Entrar en la dinámica de este texto sería vivir la realidad de un Dios que se hace uno con la criatura. El “Proyecto” de Dios es desplegarse en el hombre. Pero como el Proyecto y Dios es la misma cosa, el único Dios está disponible en el hombre. En el Hombre Jesús, se ha manifestado de una manera incontestable, pero la meta es que se manifieste en todo ser humano. En adelante, no tendrá sentido buscar a Dios fuera del hombre. Dios no se encuentra ni en los templos ni en los sacrificios ni en la liturgia. Para mí, ésta es la esencia del evangelio. Ésta es la “buena noticia”. Esto es el “Reino que es Dios”.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Noche y día.

Domingo, 5 de enero de 2020
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Joaquin_Sorolla_y_BastidaDurante nuestros momentos más oscuros debemos centrarnos en ver la luz (Aristóteles)

5 de enero. DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD

Jn 1, 1-18

La luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron

El Génesis nos presenta el reloj del tiempo en las mismas dos cadencias mencionadas por el evangelista, la experiencia en el ritmo imperturbable del día y de la noche: “Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero” (Gn. 1, 5)

Luz y Sombra son símbolos profundos que tienen mucho que ver con los hechos de la vida y de la muerte; el mundo de los muertos es la región de la oscuridad: “…a la tierra lóbrega y opaca…donde la misma claridad es sombra” (Job 10, 22).

El AT es más pródigo en lo referente a la Luz, que en el mismo Job aparece contra puesta a la sombra equivalente a vivir“para sacarlo vivo de la fosa, para alumbrarlo con la luz de la vida” (Job 33, 30); en Nm 6, 25: “el Señor te muestre su rostro radiante y tenga piedad de ti”; Isaías dice que en el tiempo escatológico habrá un crecimiento de luz: “¡Levántate, brilla, que llega tu luz, la gloria del Señor amanece sobre ti!” (Is. 60, 1).

Una luz espiritual que no puede quedar encerrada en nuestra casa y estar exclusivamente a nuestro servicio. Cuando Dios dijo en la Creación Fiat lux (Gn 1, 3), la luz existió para iluminar al mundo entero, lo cual quiere significarnos que la nuestra no es de nuestra propiedad, sino que nos ha sido ha sido concedida para que, abriendo todas la puertas y ventanas de nuestro cuerpo y vida, incremente la luz de los demás.

La iluminación espiritual es la experiencia de lo divino, una experiencia que se manifiesta en paz, amor, felicidad o sentido de unidad con el universo.

En el NT se hace resaltar también el sentido positivo de la luz; Juan lo dice en su evangelio de este domingo segundo después de Navidad; Mateo nos invita en 10, 27 a manifestar nuestra luz: “Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día”; como símbolo, Dios y Jesús son luz: y la vida era la luz de los hombres (Jn 1, 4).

La luz brilla en las tinieblas, es un libro del vietnamita Cardenal Van Thuan (1928-2002), que es la crónica inacabada de un gran amor, porque su luz sigue brillando en medio de la obscuridad de nuestro tiempo.

La pintura, no ha sido ajena a estos requerimientos, pues, aparte de ella y los pinceles, las luces y las sombras han prefijado siempre los contenidos de tal arte.

Pintores como De Chirico, Dalí, Rembrant, Sorolla, etc, manifestaron en su obra sus preocupaciones por este simbolismo; el valenciano Joaquín Sorolla, gran maestro de la iluminación, lo hace en el cuadro La bata rosa, que mostramos en este artículo.

 

Durante nuestros momentos más oscuros debemos centrarnos en ver la luz, dijo el filósofo griego Aristóteles, y que es lo que el evangelista Juan quería decirnos con lo de La luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron, porque, indiscutiblemente al hombre le cuesta hacerlo.

HIJO DE LA LUZ Y DE LAS SOMBRAS

Eres la noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada de sol adonde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

Miguel Hernández

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

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La salvación hecha palabra eterna.

Domingo, 5 de enero de 2020
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mano-extendida-de-jesc3bas-ft-imgPara los y las primeras creyentes en Jesús uno de los mayores desafíos que tuvieron que afrontar fue comprender que la oferta salvadora que él encarnaba no podía mantenerse cerrada dentro de la casa de Israel, que ya no podían leer las Escrituras como siempre lo habían hecho. Su encuentro con el Maestro les abría horizontes insospechados de gracia que sobrepasaban lo conocido y esperado.

No fue fácil, hubo conflictos, deserciones, bloqueos, pero la Santa Ruah y la memoria viva de Jesús los y las fue llevando más allá de sus expectativas. Los textos del Nuevo Testamento son testigos del proceso y de muchas formas recogen el camino de dar a luz la profunda certeza de que la salvación de Dios se revelaba como misericordia, bondad y perdón en las palabras y en la vida de Jesús de Nazaret y que esa salvación no quedaba limitada a las promesas de Israel, sino que estaba dirigida a todos los hombres y mujeres de cualquier lengua, pueblo, cultura o condición (Hech 2).

En estos días de Navidad recordamos algunos textos que explicitan con mucha claridad esta experiencia y muestran con absoluta contundencia que “el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros/as, y hemos contemplado su gloria…porque de la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”.  (Jn 1,1-18).

La comunidad joánica en este comienzo del evangelio nos transmite con bellas metáforas la fe que la hizo fuerte a pesar del rechazo. Su fe en Jesús les hizo descubrir que Dios estaba desde siempre con la humanidad, por eso proclamaron que él desde siempre estaba junto al Padre, que en él estaba la Vida (con mayúsculas) que en él estaba la luz y ninguna tiniebla la podía ocultar. Pero también conocieron que no todos ni todas se alegraban de esta Buena Noticia, que no todas las casas se abrían a la alegría de una Visita que no encajaba en sus expectativa, o simplemente les hacía salir de su zona de confort.

La Palabra, que se hacía humanidad, no había que buscarla en ningún diccionario, ni entenderla según ninguna creencia específica, sino que había que recibirla, acogerla, sostenerse en ella y proclamarla en la vida. Porque solo así esa Palabra podía ser escuchada, solo así esa Palabra podía mostrar su significado, el regalo (gracia) de que era portadora, solo así esa Palabra era salvadora.

Pero como muy bien entendió la comunidad Joánica acoger esa Palabra que estaba en Dios, era acoger a Jesús de Nazaret y su radical propuesta.  Era reconocer la gratuidad del amor de Dios que no esperaba de los seres humanos que se aferraran a la ley, por muy sagrada que fuese, sino que se atreviesen a dejarse salvar por la debilidad del perdón y por el misterio de la bondad que estaban desde el principio en Dios.

Leer las Escrituras… seguir su estrella

El relato sugerente y entrañable de la visita de los Magos de Oriente al lugar de Belén donde nació Jesús recoge algunas de las cuestiones que preocupaban a la comunidad de Mateo y a las que el evangelista quiere responder.

Nos encontramos con una pequeña comunidad que se ha distanciado radicalmente de sus hermanos judíos. La peculiar lectura de las Escrituras judías a la luz de la fe en Jesús que las primeras generaciones cristianas hacen se fundamenta en su convicción de que Jesús es la Palabra definitiva de Dios y que en él se cumplen las promesas dadas por Dios a Israel.  Esta afirmación desafía y confronta las fronteras identitarias del judaísmo desembocando en un conflicto que terminará con expulsión de los seguidores y seguidoras de Jesús de la comunidad israelita.

Esta nueva comprensión de la fe judía favorece la incorporación de hombres y mujeres no israelitas a las comunidades cristianas. Esto va a propiciar la creación de grupos diversos y plurales que sostienen su identidad en la fe en Jesús y no en la pertenencia a un pueblo, cultura o género.  Este mestizaje no siempre es fácil de articular y es necesario ahondar en las palabras y en la vida de Jesús para sostener y fortalecer su vida en común.  Narrar los orígenes de Jesús es para Mateo una oportunidad de recordar a sus destinatarios y destinatarias quién es el que los ha convocado y cuál es la promesa a la que han sido llamados/as. A través de las narraciones intenta ofrecerles un relato de la vida de Jesús que les ayude a dialogar con sus hermanos judíos, de modo que puedan presentarles su fe en Jesús como mesías a partir de los textos que sostienen también la esperanza de Israel.

Belén es un pueblo pequeño cercano a Jerusalén que estaba cargado de simbolismo en la memoria de Israel, en él David fue ungido por Samuel como rey (1 Sm 16,1-13) y a este rey y a su dinastía se vinculaba la promesa mesiánica.  Mucho tiempo después casi sin ruido el Mesías esperado comienza su vida en ese lugar.

Belén se configura, así como el lugar en que Jesús se presenta como el Mesías enviado a Israel (Miq 5, 1-3; 2 Sam 5,2), pero también como el destino de unos paganos, unos hombres de Oriente, que han visto una estrella (Nm 24,17), que anuncia el nacimiento del rey de Israel y quieren adorarlo. Todos los personajes que están o llegan a Belén muestra actitudes de confianza y acogida hacia el recién nacido. Las referencias a la Escritura judía muestran como este niño cumple lo que se había dicho sobre el Mesías en ella.

Jerusalén, el otro lugar que aparece en la historia, representa sin embargo la oscuridad y la desconfianza. En ella está Herodes, que se asusta al conocer la información de los sabios y utiliza todos sus recursos para deshacerse de Jesús y evitar que se propague la noticia de su nacimiento, pues ese recién nacido amenaza su poder y cuestiona su legitimidad como rey.

Los sabios de Oriente, que ven la estrella, se ponen en camino atentos a las señales que los han de guiar. Los representantes del pueblo judío, sin embargo, conociendo las Escrituras, no son capaces de descubrir en ellas a Jesús y no solo no se ponen en camino, sino que el miedo a perder su estatus les hace actuar con engaño y maldad.

Mateo jugando con esos contrastes, invita a su comunidad a mirarse en aquellos sabios que se dejaron guiar por la estrella, acogiendo los pequeños signos de la historia. Como ellos, l@s seguidor@s de Jesús, a los que escribe Mateo, están llamados a dejarse guiar por la luz que su fe en Jesús irradia en sus vidas, y han de seguir profundizando en las Escrituras para afianzar e iluminar su fe.

Hacer memoria del misterio de la encarnación, ver a Dios poner su tienda entre nosotros/as, pero a la vez descubrir el mal y el sufrimiento que impide de muchos modos dejar a Dios regalarnos su salvación, nos recuerda nuestro compromiso con la Buena Noticia en la que creemos, nos invita de nuevo a abrir surcos en esta tierra herida para que pueda recibir la semilla de la bondad, la ternura y la paz.

En Belén Dios nos invita a soñar a dejar que nuestro corazón nos guíe, como a los sabios, por caminos alternativos capaces de construir un mundo nuevo, sin llanto ni dolor. Un mundo que ha de ser la utopía que guie nuestro caminar diario, de pequeños pasos y gestos sencillos…

De nuevo en Navidad estamos invitadas e invitados a soñar, a intuir nuevos caminos, nuevas sendas de inclusión, de hospitalidad, de acogida de ternura y solidaridad… a soñar porque Dios amanece en nuestras vidas.

Carme Soto Varela

Fuente Fe Adulta

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En el Principio era la Vida

Domingo, 5 de enero de 2020
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Vida.2-300x192Domingo II de Navidad 

5 enero 2020

El evangelio más antiguo –Marcos– se inicia con el relato del bautismo de Jesús por parte del Bautista. Mateo y Lucas narran el nacimiento. El cuarto evangelio, que se escribe mucho más tardíamente, se remonta al “principio”. Y se abre con un grandioso prólogo-himno al Logos, la Palabra o la Vida.

          “Principio” no significa comienzo histórico, sino que remite a lo que está más allá de la historia, más allá del tiempo, a la atemporalidad o eternidad. En una palabra, el “principio” del que se habla aquí es el no-tiempo, el eterno presente inalterable.

                Me resulta profundamente significativo que hoy sea la misma ciencia la que nos advierta del engaño de nuestra mente. Una de las teorías de la física cuántica -afirma la reconocida física y divulgadora científica Sonia Fernández-Vidal en una entrevista reciente- dice que el tiempo no fluye como un río, sino que, como ocurre con el espacio, todo está ahí fuera ya, desde lo que ha pasado a lo que tiene que pasar. Aunque nosotros lo vivamos como un fluir continuo”.

          Estamos tan habituados e incluso identificados con las formas que nos resulta difícil transcenderlas. Nuestra mente no puede salir de las referencias espacio-temporales: para ella, todo sucede en un tiempo y en un lugar determinados. Por eso, incluso cuando habla de “eternidad”, la imagina como un “tiempo prolongado” que no acabaría jamás.

          Sin embargo, más allá de las categorías espacio-temporales, fruto por otro lado de la propia mente, como descansando o sostenidas por ella, permanece la Presencia que no tiene principio ni fin. Lo que es –lo que somos– transciende el tiempo y el espacio. Por esa razón, para entrar en conexión con ello necesitamos acallar la mente –silenciar el yo– para poder ser introducidos en el Silencio consciente que somos.

      Cualquier palabra que utilicemos resultará inadecuada: Presencia, Silencio consciente, Vida… Pero todas ellas apuntan hacia Aquello que transciende el tiempo y el espacio, a lo que “es desde el principio”, a lo que somos en profundidad: lo no nacido y que nunca morirá.

          El autor del evangelio presenta a Jesús como aquel que da a conocer ese misterio último, que se ha nombrado como “Dios”. Se trata, evidentemente, de la profesión de fe de aquella comunidad, que cree en Jesús como el “revelador” de la Divinidad. Y es cierto que en Jesús puede advertirse lo que sucede en una persona cuando se vive desde la comprensión de lo que somos. Por eso podemos reconocerlo como un espejo nítido en el que nos vemos reflejados. Pero no hay nada que no sea “reflejo” de aquella misma vida. Todas las formas que existen no son sino disfraces en los que la Vida se oculta. Por eso, las palabras que este evangelio pone en boca de Jesús –“Yo soy la vida”– constituyen la revelación suprema de lo que somos todos. No somos un yo separado que tiene vida; somos Vida –Presencia atemporal desde “el principio”– que se está experimentado en estas personas.

¿Me abro a comprenderme como “Vida” habitando una forma temporal?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

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Acoger la Palabra no es un amasijo de citas bíblicas

Domingo, 5 de enero de 2020
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4E843CB0-6CB7-4716-97D0-AC8767FFFD53Del blog de Tomás Muro La Verdades Libre:

  1. Prólogo de san Juan.

         Por segunda vez en navidades escuchamos el comienzo del evangelio de san Juan: en el principio existía la Palabra y la Palabra era luz, vida y creación. Y en los versos 12-13 se nos dice:

vv 12-14 Pero a cuantos la recibieron (la Palabra), les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

  1. Conocer la Palabra no coincide con estudiar la Biblia.

         Conocer acoger la Palabra no es ser un experto en Biblia o en teología. “Conocer” supone implicaciones personales: sobre todo ser creyente. Todos conocemos intelectualmente cosas: ideologías, personas, actitudes con las que no comulgamos, no porque sean malas, sino porque no van con nuestra mentalidad o esquema de vida.

         Conocer la Palabra, conocer a Cristo significa JesuCristo me dice, me llena y quiero vivir en el tono vital del Señor, con mis tinieblas y mi pecado a cuestas.

         La Palabra -toda palabra- se conoce y se acoge en la fe. Hay personas que están convencidas de la nada: no existe Dios, no hay valores. Eso es también fe, una triste palabra y una triste fe, pero el pasotismo es también una fe: estar convencido firmemente de la nada.

         Quien confía (cree) en JesuCristo no está cimentado en la nada, sino en el ser.

  1. A quienes conocen y asumen la Palabra Dios da la capacidad de ser hijos de Dios.

Es decir, pensar y vivir conforme a la Palabra posibilita vivir humanamente, que significa vivir como seres humanos, y si vivimos como personas humanas no estamos lejos de vivir como hijos de Dios.

La Palabra de Dios, que no es otra cosa que JesuCristo, es decir: la Luz, la Vida y la creatividad, supone una llamada en lo profundo que crea personas y comunidades.

La Palabra, el pensamiento, la cultura, la Luz, el diálogo, la razón y lo razonable en la vida encaminan hacia ser hijos de Dios. La irracionalidad, el vivir en la mera biología, pulsionalidad, en la carne y en la sangre, en el escepticismo no crea humanismo, ni hijos de Dios.

Cuando en la vida personal, profesional, eclesiástica, política no se admite la Palabra: la luz y la vida, el pensamiento y el diálogo-, significa que hemos renunciado a ser y vivir como personas y como hijos de Dios.

Por ejemplo: cuando nace un niño, ha nacido alguien muy valioso, pero hasta ese momento ha nacido conforme a carne y sangre. Nadie nace cristiano, ni sabio, ni probablemente bueno: queda un largo camino para construir una persona: educación, valores, etc. Y ese camino lo hemos de estructurar con la Palabra. ¿Qué otra cosa es acoger la Palabra sino un largo proceso de educación personal, familiar, escolar, universitaria, social, política?

El ser humano vive de carne y sangre (de pan vive el hombre), pero si vivimos solamente de carne y sangre, morimos.

La Ilustración y la Revolución francesa tuvieron graves fallos y tienen grandes lagunas, pero abrieron al ser humano hacia la palabra y hacia la razón.

Quizás el encuentro entre razón y fe, ciencia y fe, Iglesia y mundo, progreso humano y escatología, no se ha producido o se ha producido muy esporádicamente y, en muchos casos, a regañadientes. Pero guste o no guste a políticos y eclesiásticos, es verdad aquello que dijo santo Tomás: la verdad venga de donde venga, viene del Espíritu Santo. Si nacemos de carne y sangre y renacemos de agua y Espíritu, estaremos en camino de ser hijos de Dios, es decir: personas humanas. Él, la palabra nos bautizará en Espíritu.

  1. La Palabra se hizo carne.

La tradición de San Juan tiene mucho cuidado en subrayar que la Palabra, Jesús, se hizo hombre. Este interés de San Juan es debido a que muy pronto hubo cristianos que tendieron a un cristianismo espiritualoide, incluso tenían reparo y negaban que Jesús hubiese sido hombre. Pensaban que, si Jesús era hijo de Dios, no podía ser hombre. Lo corpóreo, material siempre se ha mirado en las religiones con un cierto recelo. Por eso S Juan subraya que Jesús fue hombre y para ello utiliza la expresión que expresa la mayor debilidad humana: sarx: carne,[1]

Jesús no fue un extraterrestre que un buen día aterrizó entre nosotros: Jesús fue hombre como nosotros (menos en el pecado) y porque fue hombre, es como pudo expresar, manifestarnos a Dios, el amor de Dios.

         El cristianismo no es un espiritualismo, una religión de práctica y ritos, sino que es la experiencia del amor de Dios en la vida, en la creación y con los demás. La tentación de las religiones suele ser la de “echar balones fuera” con celebraciones rituales, normas y preceptos morales.

El Dios del cristianismo es amor, Dios es amor, (1Jn 4,8)

Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. (1Jn 4,20)

         Y amar no es andar por la estratosfera de los espíritus, sino vivir en la tierra de los seres humanos en la Palabra: luz y verdad

  1. Estamos comenzando un nuevo año.

         Estamos comenzando un nuevo año.

         Que la Palabra y la razón vayan haciéndose un poco carne en nuestra historia por medio de nuestras vidas.

[1] En castellano tenemos algunas palabras que recogen este término: sar.cófago, sar.coma.

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Santa María Madre de Dios. Miércoles 01 de Enero de 2020

Miércoles, 1 de enero de 2020
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De Koinonia:

0108

Números 6,22-27

Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré

El Señor habló a Moisés:

“Di a Aarón y a sus hijos: Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor se fije en ti
y te conceda la paz”.

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.”

*

Salmo responsorial: 66

El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R.

*

Gálatas 4,4-7

Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer

Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá! (Padre).” Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

*

Lucas 2,16-21

Encontraron a María y a José, y al niño.

A los ocho días, le pusieron por nombre JesúsEn aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

*

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(1 de enero de 1978)

Amados hermanos, amados radio-oyentes:

Con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigía a su pueblo, ya que los cristianos hoy somos el Israel espiritual de Dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precioso augurio de Año Nuevo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz”, no podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana, y al mismo tiempo unir a esta buena voluntad de Dios la presencia de María, la Virgen Madre.

Hay una fiesta oficial de la Iglesia en honor de María y es hoy, 1º de enero. Ocho días después de dar a luz al Redentor del mundo la Iglesia quiere llamar la atención de todos sus hijos para celebrar la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Así se inicia el año bajo la bendición directa de Dios y bajo este título que es toda una inspiración de confianza en el poder de la Virgen, por ser de Dios. Leer más…

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“La madre”. Santa María, Madre de Dios – A (Lucas 2,16-21)

Miércoles, 1 de enero de 2020
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A muchos puede extrañar que la Iglesia haga coincidir el primer día del nuevo año civil con la fiesta de Santa María Madre de Dios. Y, sin embargo, es significativo que, desde el siglo IV, la Iglesia, después de celebrar solemnemente el nacimiento del Salvador, desee comenzar el año nuevo bajo la protección maternal de María, Madre del Salvador y Madre nuestra.

Los cristianos de hoy nos tenemos que preguntar qué hemos hecho de María estos últimos años, pues probablemente hemos empobrecido nuestra fe eliminándola demasiado de nuestra vida.

Movidos, sin duda, por una voluntad sincera de purificar nuestra vivencia religiosa y encontrar una fe más sólida, hemos abandonado excesos piadosos, devociones exageradas, costumbres superficiales y extraviadas.

Hemos tratado de superar una falsa mariolatría en la que, tal vez, sustituíamos a Cristo por María y veíamos en ella la salvación, el perdón y la redención que, en realidad, hemos de acoger desde su Hijo.

Si todo ha sido corregir desviaciones y colocar a María en el lugar auténtico que le corresponde como Madre de Jesucristo y Madre de la Iglesia, nos tendríamos que alegrar y reafirmar en nuestra postura.

Pero ¿ha sido exactamente así? ¿No la hemos olvidado excesivamente? ¿No la hemos arrinconado en algún lugar oscuro del alma junto a las cosas que nos parecen de poca utilidad?

Un abandono de María, sin ahondar más en su misión y en el lugar que ha de ocupar en nuestra vida, no enriquecerá jamás nuestra vivencia cristiana, sino que la empobrecerá. Probablemente hemos cometido excesos de mariolatría en el pasado, pero ahora corremos el riesgo de empobrecemos con su ausencia casi total en nuestras vidas.

María es la Madre de Cristo. Pero aquel Cristo que nació de su seno estaba destinado a crecer e incorporar a sí numerosos hermanos, hombres y mujeres que vivirían un día de su Palabra y de su gracia. Hoy María no es solo Madre de Jesús. Es la Madre del Cristo total. Es la Madre de todos los creyentes.

Es bueno que, al comenzar un año nuevo, lo hagamos elevando nuestros ojos hacia María. Ella nos acompañará a lo largo de los días con cuidado y ternura de madre. Ella cuidará nuestra fe y nuestra esperanza. No la olvidemos a lo largo del año.

José Antonio Pagola

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1.1.20. Año Nuevo: María, Madre de Dios; Dios de la Carne de María (1)

Miércoles, 1 de enero de 2020
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A0AC767F-3026-46E1-A255-A52F08BBD168Del blog de Xabier Pikaza:

Caro cardo salutis 2020
La humanidad: historia carnal de Dios

Celebra hoy (1.1.20) el conjunto de la humanidad la fiesta del comienzo del año del Sol. La iglesia celebra, al mismo tiempo, la fiesta de María, Madre del Dios/Sol encarnado, que es Jesús.  Felicidades a todos, los que de un modo y/u otro, la celebran.

    En ese contexto quiero presentar (en tres o cuatro postales/aportaciones) el sentido cristiano de María, que no es sólo una figura intra-eclesial, vinculada a la experiencia de los fieles que la evocan e invocan, la sientan cercana y la exaltan como signo de presencia amorosa y salvadora de Dios, sino también, sino también un signo central de la historia de occidente, que ha influido en el arte (pintura, escultura, literatura, música),  en la imaginación y en la vida más honda de millones y millones de personas que la han tomado como expresión y garantía de la “carne de Dios”,encarnada por ella en Jesús.

39F83C2A-28EB-4575-8B3F-25D4E4B8360CAsí dicen los cristianos que ella es Virgen (la Virgen), pero virgen de carne y hueso, de humanidad gozosa y doliente, es decir, de encarnación.  Si hoy podemos afirmar que Dios se hace carne en la carne de la historia (enfermos y encarcelados, hambrientos y exiliados, desnudos y explotados, y todas las mujeres y los hombres) es porque Dios ha hecho carne en (por) la Carne de María, en contra de todo escapismo espiritualista y de todo posible sistema de imposición de los poderosos.

Por eso, lo que celebramos este Año Nuevo no es la fiesta del Espíritu contra la carne, sino la fiesta de la  carne espiritualizada, elevada, salvada (siendo precisamente carne, no espíritu inmaterial) como dice la Iglesia desde antiguo, con una frase famosa de Tertuliano, en contra de los  místicos‒espiritualistas, que se evadían de la “carne”, para refugiarse en un Dios y Cristo de fantasía  imaginaria, afirmaba: Caro, cardo salutis, el cardo o quicio, la puerta y la vía de salvación es la “carne”, , la misma vida humana, espiritualizada y transformada como carne (¡sin dejar la encarnación, sino por ella!), la Virgen‒Carne de María.

DDC9582E-64F2-46A1-92FB-EAA8F36B1CAB¿Por qué se habla de carne de mujer y no de varón? Por algo muy simple: Porque la “carne de mujer” se ha visto desde antiguo (al menos en un contexto semita y bíblico) como signo de impureza, de sangre peligrosa (menstrual, puerperal…), como carne para ser violada por varones de carne poderosa, como recuerda de forma lapidaria el libro de Job, en la gran queja de 14, 1: El hombre (varón),nacido de mujer… corto de días, harto de inquietudes, como flor que se abre y marchita

En ese contexto, la maldición concreta del hombre (varón fuerte) no ha sido la de “haber nacido” (como dice Calderón de la Barca), sino la de haber nacido de mujer.Pues bien, en contra de eso,  la “inversión” mayor del cristianismo es la certeza de que el el Verbo de Dios (Dios mismo) se ha hecho carne, y no de un modo general, por un milagro “extra‒carnal” de encarnación en el Espíritu, sino por el milagro más grande de la Carne Espiritualizada de María, como sabe. la mario‒logía cristiana, que trata del “logos” o palabra carnal de Santa María de la Encarnación, como indica esta fiesta del 1 de Enero, Año Nuevo, Fiesta de la Puerta de Carne (carne‒persona, humanidad concreta, para bien de hombres y mujeres), que es la Puerta (Ianua Coeli), puerta del cielo, de María,  como seguiré indicando, hoy y en los dos días siguientes. Feliz Año Nuevo, con María, carne de Dios, Dios encarnado, a todos los amigos y lectores.

Mariologías de la Biblia. Punto de partida

CFFB8A2C-2148-4408-BB1F-256DC362EDBC  María ha sido una persona concreta, en un contexto cultural, social y familiar muy definido. No es un puro símbolo, una idea general (eterno femenino), ni una diosa. Ella ha sido y sigue siendo una mujer histórica bien determinada, mujer de carne y hueso, de Nazaret de Galilea, madre y seguidora de un pretendiente mesiánico judío. Así debemos recordarla, por su tarea única e irrepetible, vinculada a Jesús, su hijo, y al cristianismo primitivo.

Hay otros hombres y mujeres importantes en la historia humana y religiosa (Moisés y Mahoma, Buda o Confucio, Sócrates o Mani), pero ninguno ha desarrollado una tarea mesiánica como la de Jesús, ni ha muerto como él, ni le han visto como resucitado, ni ha sido declarado hijo de Dios por sus creyentes. Pues bien, a su lado, los cristianos han recordado la figura de María por su función de madre y por su tarea particular como persona y miembro de la iglesia. Ningunas de las otras madres o mujeres de los profetas y fundadores citados ha tenido su importancia. Los seguidores de Jesús no sólo han seguido recordando a su Madre, sino que han recreado su figura creyentes, de manear que podemos hablar de una mariología de la historia y de varias mariologías de la fe.

− Historia: mujer concreta.No son muchas las cosas que de ella sabemos en un nivel de puros hecho, pero son muy importantes y significativas. 1) Era una mujer judía, de una familia creyente, significativa, de Nazaret de Galilea; se llamaba María y estaba desposada con José. 2) Fue madre de Jesús, con quien se relacionó de forma dramática; pero tuvo también una familia más extensa, compuesta por varones y mujeres que el Nuevo Testamento llama normalmente hermanos de Jesús y que parecen ser hijos de María. 3) Tras la muerte de Jesús, ella perteneció a la comunidad de seguidores de su hijo y ejerció un papel importante dentro de la iglesia, que la ha recordado.

− Varias mariologías: María, figura de fe.El Nuevo Testamento ha recordado a María porque ella forma parte del misterio de Jesús, su hijo, y ha expresado de diversas formas su sentido, desde su experiencia radical de “encarnación” es decir de “carne histórica”. En ese sentido, la única fe mariana de la Iglesia se expresa en diversas formas de mariología, que se diversifican según los lugares y estilos de las comunidades, reflejándose así en la teología de los diversos escritos del Nuevo Testamento. Este es un fenómeno poco valorado, perodefine el pasado y futuro de las mariologías, que pueden vincularse y se vinculan desde los credos que afirman que Jesús fue “concebido por obra del Espíritu Santo y nació de la Virgen María”.

Partiendo de Jesús. Dos mariologías básicas[1]

09E6BB0A-374A-4227-BFA3-D2E13D091BF9 Con ocasión de las fiestas de Pascua, Jesús, hijo de una mujer llamada María, subió a Jerusalén, para ofrecer su proyecto de Reino. Le siguieron los Doce, algunas mujeres y otros simpatizantes. Pero fue rechazado por los representantes del Templo, que se sintieron amenazados por las consecuencias sociales y sacrales de su mensaje. Todo nos permite suponer que su mensaje fue discutido y en parte aceptado, de manera que las autoridades del Templo actuaron por miedo (cf. Mc 11, 15-15; 14, 1-2.57). Algunos discípulos le traicionaron y negaron (cf. 14, 43-50.66-72). Los jerarcas romanos le crucificaron. De esa forma surgieron varios grupos convergentes de “cristianos”, seguidores del Cristo Jesús judío, hijo de María:

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Fiesta de Santa María, Madre de Dios. Tres actitudes para el nuevo año.

Miércoles, 1 de enero de 2020
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maria-y-jesusDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Un extraño cambio en 1970

Cualquier judío sabe que a un niño hay que circuncidarlo a los ocho días de nacer. Así lo ordenó Dios a Abrahán: “A los ocho días de nacer, todos vuestros varones de cada generación serán circuncidados” (Génesis 17,12). Por consiguiente, cuando la iglesia adoptó el 25 de diciembre como fecha del nacimiento, el 1 de enero pasó a celebrarse la fiesta de la circuncisión e imposición del nombre de Jesús.

            Existía también una fiesta de Santa María, Madre de Dios, solemnidad que se había introducido en las iglesias orientales hacia el año 500 y que la iglesia católica romana terminó celebrando el 11 de octubre. Parecía lógico relacionar más estrechamente esta fiesta de la maternidad de María con el nacimiento de Jesús. Por eso, a partir de 1970 se trasladó la fiesta al 1 de enero.

            Esto implicó unir dos celebraciones importantes el mismo día: nombre de Jesús y Maternidad divina de María. Por si fuera poco, a Pablo VI se le ocurrió celebrar también el 1 de enero la Jornada Mundial por la Paz.

            Dado que incluso los cristianos más piadosos celebran el Fin de Año y no están al día siguiente con la cabeza demasiado despejada, se ha decidido aligerar un poco de celebraciones el 1 de enero.

            Y lo ha pagado quien menos se podía imaginar. La fiesta del Nombre de Jesús ha perdido la categoría de fiesta y pasa este año 2016 a celebrarse el día 3 de enero, aunque se mantiene en la misa del día 1 la referencia a la circuncisión e imposición del nombre.

El libro bíblico de los Números no lo escribió san Francisco de Asís

            La primera lectura de hoy dice:

El Señor habló a Moisés:

-Di a Aarón y a sus hijos:

Ésta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:

“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.”

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»

            Muchas personas piensan que esta bendición es de san Francisco de Asís. La escribió muchos siglos antes un autor bíblico para que la pronunciaran los sacerdotes sobre los israelitas. Es tan breve, clara y profunda que cualquier comentario sólo sirve para estropearla.

Tres actitudes para el nuevo año (Lucas 2,16-21)

            En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

            Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores.

            María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

            Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

            Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

            El texto relaciona dos acontecimientos muy distintos, separados por ocho días de distancia. El primero, la visita de los pastores, es lo mismo que leímos el 25 de diciembre en la segunda misa, la del alba. En la escena se distinguen diversos personajes:

  • ü Empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Los pastores simbolizan la “política incorrecta” de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos. Se comunica a unos pastores que, en la escala social de aquel tiempo, ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Sin embargo, esta gente tan poco digna socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: “Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla.”
  • ü Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás gente de la posada, pero que probablemente nos representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.
  • ü Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Pero, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite “proclama mi alma la grandeza del Señor”. Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.

            Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios. Tres actitudes muy recomendables para el próximo año.

            La segunda escena tiene lugar ocho días más tarde. Algo tan importante y querido para nosotros como el nombre de Jesús lo cuenta Lucas en poquísimas palabras. Su sobriedad nos invita a reflexionar y dar gracias por todo lo que ha supuesto Jesús en nuestra vida.

En vez de propósitos y buenos deseos, una buena compañía

            El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor. La liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege, de Jesús, que nos salva, de María, que medita en todo lo ocurrido.

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01 Enero. Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Ciclo A

Miércoles, 1 de enero de 2020
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Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas esas cosas, meditándolas en su corazón.”

(Lc2, 16-21)

Celebramos hoy la Solemnidad de María, Madre de Dios y con ella estrenamos este nuevo año, con toda la ilusión y con toda la resaca de ayer.

Si la noche de ayer estaba llena de propósitos y bueno deseos el día de hoy es un reclamo para “ponernos en marcha”. Para hacer realidad todas esas ilusiones.

María tiene en sus brazos al hijo que acaba de nacer. La realidad de un bebé frágil y necesitado que depende en gran medida de ella. Pero recibe la visita de los pastores que hablan de ilusiones, de cosas que sucederán, de lo que llegará a ser ese niño… Y ella escucha.

Como buena israelita escucha. Escucha con atención y medita en su corazón lo que oye y lo que vive. Une, con esfuerzo y empeño, la fragilidad del bebé que sostiene en sus brazos, con las ilusiones que despierta en los pastores. El presente con la promesa de futuro.

De nuevo confía y se compromete. Aunque sus ojos ven fragilidad (acaba de dar a luz en un establo fuera de la ciudad porque no había sitio para ellos…) confía en las promesas de Dios.

Sabe escuchar, en la voz de los pastores, el acento de la voz de Dios y también sabe ver más allá de las apariencias. Porque seguro que tampoco ella había imaginado que el Mesías esperando nacería en un establo.

Confía, piensa, espera y actúa. Tiene entre los brazos al Hijo de Dios, a su hijo. Y mientras espera a ver cómo se las arregla Dios para que ese bebé sea el Mesías Salvador, ella lo cuida.

Lo mira, lo contempla mientras resuenan en sus oídos las palabras de los pastores. Mientras vuelven a su corazón las palabras del ángel: “-El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios.”

Y mira a Jesús dormido en su regazo. “Será santo”, ahora solo es un bebé. Ahora es mi hijo pequeño que ha nacido en un establo y todo ha ido bien.

Oración

María, Madre de Dios y madre de un niño nacido en un establo, enséñanos a descubrir las promesas de Dios presentes en nuestra realidad. Pide para nosotras una visión larga y profunda como la tuya. ¡Amén!

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Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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Dios es Padre, pero sobre todo es Madre.

Miércoles, 1 de enero de 2020
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vladimirskayaLc 2,16-21

Es una fecha cargada de connotaciones profundamente humanas: la circuncisión e imposición del nombre a Jesús, la maternidad de María, el comienzo del año. El día de la paz. No me gusta tratar más de un tema en cada homilía, pero hoy tenemos que hacer una excepción. La fiesta quedaría incompleta si omitiéramos alguno de estos aspectos. De todas formas, desde el punto de vista litúrgico, el más importante es el de María Madre y a ello dedicaremos mayor espacio.

1º.-María madre de Dios”. Es la fiesta más antigua de María en occidente. Pablo VI la recuperó y la colocó en este día de la octava de Navidad y primero del año. La maternidad de María es un dogma. Esto no nos tiene que asustar, porque lo que de verdad importa es la manera de entender hoy esa verdad. Fue definido en Éfeso en el 431. Pero no se trata de un dogma mariológico, sino cristológico. Ni en los evangelios ni en los primeros escritos cristianos se preocuparon de María.

La mejor prueba de que en la definición de Éfeso no querían decir lo que se entendió, es que tuvo que ser aclarada veinte años después por el concilio de Calcedonia (451). En este concilio se afirmó, que María era madre de Dios, pero “en cuanto a su humanidad”. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de la humanidad de Dios? Efectivamente, llamar a María “madre de Dios”, porque fue la madre de Jesús, es violentar los conceptos. Jesús fue un ser humano que comenzó a existir en un momento determinado de la historia. El niño que lloraba y que mamaba, se meaba y se cagaba, no puede ser identificado con Dios que está fuera del tiempo y no tiene ni principio ni fin.

Para entender el dogma de la “Theotokos” (la que pare a Dios), debemos tener en cuenta el contexto en que fue formulado. Era un intento de confirmar que el fruto del parto de María fue una única persona: Jesús. Contra Nestóreo que afirmaba dos personas en Jesús, una humana que era Jesús, y una divina, la segunda de la trinidad. No debemos olvidar que el concilio de Éfeso lo promovió el mismo Nestóreo para condenar a Cirilo, que proclamaba una sola persona en Cristo. Faltó el canto de un duro para que condenaran como herejía lo que se definió como dogma.

Aunque no fue la intención del concilio, lo que se entendió del dogma, no deja de tener su importancia a la hora de pensar la realidad de Dios. Que nos hayamos atrevido a dar una madre a Dios tiene unas connotaciones psicológicas incalculables. Manifiesta una necesidad de comprender a Dios desde nuestra realidad humana. Somos hijos de Dios y Él es a la vez Hijo de una mujer… Dios entrando en la dinámica humana y el hombre entrando en la dinámica divina. Llamar a María Madre es manifestar que es origen de algo tan importante como es la presencia de Dios en Jesús.

2º.- La circuncisión se hacía a los ocho días y era el rito religioso fundamental para el pueblo judío. Mucho más que el bautismo para nosotros. Implicaba ponerle un nombre, que en aquella época era muy importante y que en este caso, según el relato, no lo eligen ellos, sino que viene impuesto. Lo que significa el nombre “Jesús” (Dios salva) resume toda su vida. La circuncisión suponía, además, la adhesión legal de la criatura al pueblo de Israel. Si era primogénito, como en el caso de Jesús, había que rescatarlo de la obligación de ofrecer al Señor todo primogénito.

3º.- El comienzo del año supone traspasar una frontera. En el NT griego, encontramos dos palabras que traducimos por “tiempo”, pero que tienen un significado muy diferenciado. “Chronos” es el tiempo astronómico. Se refiere al paso de las horas, días y años… En principio, es lo que estamos celebrando hoy. Kairos sería el tiempo humano. Es el tiempo oportuno para hacer algo importante que atañe a la condición humana de cada uno. Éste es mucho más importante desde el punto de vista religioso. Es el tiempo que se me da como oportunidad de crecer en el ser. No debería traspasar la frontera del año sin hacer una reflexión sobre mí mismo, y valorar cómo estoy haciendo uso de algo tan importante y tan efímero como el tiempo cronológico.

Sabemos que Dios es amor y que el don de sí mismo es total, absoluto y eterno. Nunca se podrá “arrepentir” de ser lo que es para nosotros. Pero ese don no es una imposición desde fuera. Si el hombre no lo descubre y lo acepta, no significará absolutamente nada para él. La aceptación de ese don, que es Dios, tenemos que hacerla desde la más profunda humanidad. No es suficiente una vida animal y racional plena. Es necesaria una perspectiva humana que sólo se da más allá de lo biológico y lo racional. Para que Dios llegue a nosotros, tenemos que concebirlo y darlo a luz.

4º.- El día mundial de la paz. Tal vez sea una de las carencias que más afecta al ser humano de hoy, porque la ausencia de paz es la prueba palpable de una falta de humanidad a todos los niveles. Ahora bien, la reflexión que hacemos no puede quedarse en aspavientos y quejas sobre lo mal que está el mundo. No podemos descubrir lo que significa la paz hablando de guerras y conflictos. Menos aún, quedándonos en una crítica externa sin mover un dedo para cambiar.

No son las contiendas internacionales, por muy dañinas que sean, las que impiden a los seres humanos alcanzar su plenitud. Los grandes conflictos internacionales los originamos nosotros con nuestras riñas y pendencias individuales. Si no hay paz a escala mundial, la culpa la tengo yo, que lucho a brazo partido por imponer mis criterios o caprichos egoístas a los que están a mi alrededor. El egoísmo, que impide la armonía en nuestras relaciones personales, es el causante de las más feroces guerras a todos los niveles.

La paz no es una realidad que podamos buscar con un candil. La paz será siempre la consecuencia de unas relaciones verdaderamente humanas entre nosotros. Es muy deprimente que nos sigamos rigiendo por el proverbio latino: “si vis pacem parat vellum”. Si te preparas para la guerra, es que estás pensando en quedar por encima del otro para esclavizarlo. Si no existe una auténtica calidad humana no puede haber una verdadera paz, ni entre las personas ni entre las naciones.

El primer paso en la búsqueda de la paz, tengo que darlo yo caminando hacia mi interior. Si no he conseguido una armonía interior; si no descubro mi verdadero ser y lo asumo como la realidad fundamental en mí, ni tendré paz ni la puedo llevar a los demás. Este proceso de maduración personal es el fundamento de toda verdadera paz. Pero es también lo más difícil porque exige la superación de todo egoísmo. Una auténtica paz interior se reflejaría en todas nuestras relaciones humanas, comenzando por las familiares y terminando por las internacionales.

¡Recuperemos el shalom judío! En esa palabra se encuentra resumido todo lo que intento deciros en estas líneas. Nuestra palabra “paz” tiene connotaciones exclusivamente negativas: ausencia de guerra, ausencia de conflictos, etc. Pero el shalom se refiere a realidades positivas. Decir shalom significaría un deseo de que Dios te conceda todo lo que necesitas para ser auténticamente tú, incluida la misma presencia de Dios en ti.

El ser humano auténtico es el que ha superado el egoísmo, es decir, ha dejado de pretender que todo, personas y cosas, giren en torno a él. Aprender a amar, preocuparse de los demás, entrar en armonía no sólo con los demás sino con toda la creación, es la auténtica preparación para la paz. El que ama no pelea por nada ni pretende nada de los demás, sino que está encantado de que todos saquen provecho de él.

Meditación

¡Convertir el Chronos en Kairos!
Esta es mi principal tarea como ser humano.
Tengo que aprovechar el “tiempo” que se me da.
Mi tiempo no puede ser sólo geológico o biológico.
Mi tiempo tiene que ser siempre humano
El tiempo que dedico a mí mismo,
puede ser el más humano y el más inhumano.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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