Duelo entre Dios y la ciencia en un monasterio. En el 155 aniversario de ‘El origen de las especies’
El prior Lluc Torcal y el físico Carles Urdina, en el Monasterio de Poblet. RAMÓN ORGA
POLÉMICA HISTÓRICA En el 155 aniversario de ‘El origen de las especies‘
Cuando Charles Darwin publicó El origen de las especies el 24 de noviembre de 1859, las reacciones a favor y en contra de su pionera teoría evolucionista no se hicieron esperar. Tan sólo unos meses después, el fiel darwinista Thomas Huxley y el entonces obispo de Oxford Samuel Wilbesforce se batieron en duelo en un debate multitudinario entre ciencia y fe del que la prensa dio como ganadores a los darwinistas frente a los creacionistas.
A falta de una verdad absoluta, la discusión sigue viva a día de hoy. Hace poco más de dos años el evolucionista ateo Richard Dawkins y el obispo de Canterbury Rowan Williams revivieron ese debate entre Huxley y Wilbesforce con la misma vehemencia que los protagonistas originales. La expectación fue tal que tuvieron que habilitar dos espacios adicionales en teatros para dar cabida a todos los asistentes, y la retransmisión online congregó a decenas de miles de personas. Ayer, la historia se repetía de nuevo, coincidiendo con el 155 aniversario de la publicación de la biblia evolutiva de Darwin, que se celebra mañana.
Esta vez el lugar escogido fue el monasterio catalán de Poblet. El propio prior del monasterio, que además es físico y hombre de ciencia, instó este duelo a raíz de una provocación vía e-mail de un físico alarmado por las recientes declaraciones del Papa Francisco, en las que aseguró que el Big Bang no contradice a Dios, sino que lo exige. El prior, Lluc Torcal, respondió en seguida a este mensaje para justificar la postura del Papa y retó al físico -Carles Udina- a defender su postura en cara a cara en suelo sagrado, en el mismísimo monasterio de Poblet.
¿Creación o inicio?
Ante el sí de Udina, menos de un mes después llegaba el día de la batalla dialéctica entre el prior científico y el físico ateo. En este caso contaron con un número reducido de espectadores -aproximadamente 50-, en un encuentro privado reservado solo a miembros de la comunidad IP, presidida por el pionero de internet Andreu Veà y compuesta por expertos de ámbitos muy diversos.
El primer dardo del cara a cara lo lanzaba Torcal, sacando a la palestra desde el primer momento el debate entre Dios y la ciencia: «Estas cosas pasan cuando se meten con el Papa: a uno le tocan la fibra y contesta», comenzaba Torcal con visible excitación. Acto seguido, el prior entraba en materia. En opinión de Torcal, conciliar razón y fe no es una cuestión material sino «de sentido, del porqué de todo esto». Desde su punto de vista «crear significa dar la existencia, y no es lo mismo que dar inicio a las cosas».
Esta existencia -según Torcal- o nos viene dada [punto de vista científico] o es una emanación de algo que está en el origen de todo [punto de vista religioso]. “La segunda concepción implica una unidad de todas las cosas en la que no hay diferencia entre lo que yo soy y el mundo que descubrimos o se nos va dando a conocer, ya que desde el origen estaba todo allí”, explicaba Torcal.
El problema es cómo llamar a ese “todo”. Para la religión, es un Dios con conciencia y entidad propia que se presenta fundido en el maremágnum del universo; para la ciencia es simplemente la realidad. Udina va más allá y lo define como “un nivel de información desconocido para la física, un mecanismo que calcula todas las informaciones”. Según su teoría, “el éter que siempre han buscado los físicos no es material sino información independiente de la materia”.
Udina aseguró que la acción de ese nivel de información inicial -desconocido y anterior a la materialización del universo- es lo que propicia «el mal llamado Big Bang» y esa creación que los religiosos atribuyen a Dios.
Higgs, Hawking y Dawkins
En este punto del duelo, la conocida física y divulgadora científica Sonia Fernández-Vidal, presente entre el público, afirmó que está de acuerdo con la explicación del origen del universo que proporciona el modelo de la física actual y que deposita su confianza en el incansablemente buscado bosón de Higgs. La confirmación en 2012 de la existencia de este bosón con un margen de error del 1% fue «extremadamente excitante», en opinión de la física, debido a que validaba la teoría dada ya por válida por la comunidad científica pero aún sin demostrar.
Tal y como explica Fernández-Vidal, la importancia del descubrimiento de la llamada «partícula de Dios» radica en que confirma la teoría de Higgs que explica por qué unas partículas fundamentales tienen masa y otras no, en función de si interaccionan o no con el denominado «campo de Higgs», un campo cuántico invisible presente en todo el universo.
Al prior del monasterio de Poblet no le hace ninguna gracia la denominación de «partícula de Dios», ya que esta partícula «nada tiene que ver» con el Creador. Coincide en esto con Udina, aunque por motivos diferentes. Este último califica el descubrimiento del bosón de Higgs como «un fraude científico orquestado por el CERN [la Organización Europea para la Investigación Nuclear] para conseguir financiación».
En realidad, Udina y Torcal están de acuerdo en más cosas de las que parece. Incluso Fernández-Vidal opina que ciencia y religión no son incompatibles. Además, los tres coinciden en su desacuerdo con Stephen Hawking y Richard Dawkins, que no creen en una posible concordancia entre razón y fe. «Estos científicos reduccionistas defienden que la única verdad que hay es la experimentable», explica Torcal. El prior concluía el encuentro con su justificación de por qué esto es “insostenible” y “contradictorio”: “La ciencia no puede tener las raíces en sí misma porque no cumpliría las premisas para ser una verdad científica”.
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