El actor británico Benedict Cumberbatch se encuentra de gira promocional de la película The Imitation Game, en la que interpreta el papel de Alan Turing, el genio matemático que contribuyó de manera definitiva a la derrota del nazismo, salvando miles de vidas al descifrar el código secreto de comunicación del Ejército alemán, siendo luego perseguido por el Estado británico debido a su comportamiento homosexual. Cumberbatch ha concedido una entrevista a The Daily Beast, en la que equipara con rotundidad la infame condena a castración química de que fue víctima el matemático con las no menos infames “terapias reparadoras” de la homosexualidad defendidas por los homófobos más recalcitrantes. Cumberbatch también cree que la defensa de los derechos de las minorías en los Estados Unidos pasa porque el país sea presidido “primero por una mujer y luego por un homosexual”.
La triste historia del genial matemático Alan Turing, considerado un héroe de la Segunda Guerra Mundial, se truncó cuando fue descubierta su homosexualidad (que se había visto obligado a mantener oculta) y el Estado británico le obligó a escoger entre la cárcel o la castración química. Turing optó por la segunda. Durante un año le inyectaron estrógenos para “reducirle la libido“, sin importar que con ello se volviera impotente y le crecieran los pechos. Poco después, dos semanas antes de cumplir los 42 años, Turing se suicidó, aunque no faltan los que piensan que en realidad fue asesinado por la propia inteligencia británica.
Esta es la historia que cuenta The Imitation Game, protagonizada por el actor Benedict Cumberbacth, que fue presentada el pasado 9 de septiembre en el Festival de Cine de Toronto. Cumberbatch, ganador de un Emmy por su interpretación de un moderno Sherlock Holmes en la excelente serie de la BBC, se encuentra en los Estados Unidos promocionando esta obra cinematográfica, que será estrenada en ese país en noviembre.
Durante esa promoción, el actor no ha dudado en opinar no solo respecto a la infamia sufrida por Turing por parte de las autoridades británicas, sino también sobre la tardanza de esas mismas autoridades en rectificar concediéndole el indulto póstumo. Dicho indulto le fue otorgado, tras un largo proceso de solicitudes populares y denegaciones, en diciembre del pasado 2013. Cumberbatch califica esa tardanza de “repugnante”, afirmando que le hace sentir “muy, muy furioso”. Y aún más allá, no duda en culpar de las dificultades a las que se enfrentó el proceso de indulto al antiguo ministro de Justicia británico, Lord McNally, que lo denegó cuando fue solicitado en la Cámara de los Lores en 2012. “¿Quién es Lord McNally?”, se pregunta el actor, “bueno, probablemente es gay. Siempre lo son los mayores homófobos. Es escandaloso, pero por desgracia todavía se mantienen los ecos de ese período en el que persistía la paranoia ignorante de que todo el que era homosexual también era inmediatamente comunista”.
El infierno que vivió Alan Turing sigue siendo posible
Interrogado por la terribles escenas en las que Turing es sometido a la castración química, Cumberbatch aprovecha para equiparar esa infamia con las actuales “terapias reparadoras” de la homosexualidad. “Eso sigue pasando en Norteamérica”, afirma el actor, “con la extrema derecha cristiana. Hay cursos, médicos y medicinas que se facilitan a personas para ‘curarlas’ de su homosexualidad, y sorprendentemente todavía continúan. También sorprende que, cuando hay algún tipo de dificultad, las minorías se convierten inmediatamente en chivos expiatorios, incluyendo a los homosexuales en Rusia o a lo que hace Amanecer Dorado en Grecia (…) es aterrador”.
Para acabar con la homofobia de la extrema derecha cristiana estadounidense, a Benedict Cumberbatch se le ocurre rememorar la letra de America Is Not the World de Morrisey, en la que se cuestiona la creencia en el tan propagado ideal de libertad, oportunidades y justicia en un país donde el presidente “nunca es un negro, una mujer o un gay”. “Es una vieja canción de antes de que Obama asumiera el cargo”, aduce el actor, “así que ya habéis tenido a un negro, y ahora necesitáis a una mujer, y luego, a un homosexual”.
El actor británico también cuenta cómo fue testigo de la violencia homófoba en sus años de estudiante en un internado masculino, cuando dos de sus compañeros fueron descubiertos manteniendo relaciones en su dormitorio. “Yo estaba terminando un texto en el comedor del colegio, durante el desayuno”, recuerda el actor, “me asomé a la ventana y escuché un bullicio, un par de pies correteando y luego una horda que cargaba tras ellos gritando ‘¡pajilleros, maricones!’”. Se interesó por lo que ocurría, interrogando a los perseguidores, que le contaron lo ocurrido. Conmocionado por su actitud, el actor les reprochó: “tú eres sij, tú judío, y tú de Kenya. ¿Queréis que nos sentemos y hablemos de lo que ha sufrido vuestra gente debido a vuestra religión, raza, credo o color?”, para finalmente invitarles a “asumir el hecho de que las personas son diferentes, en lugar de definiros por no ser como ellos. ¿A quién le importa que sean gais? Tenéis que coexistir”.
Fuente Dosmanzanas
General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia.
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