La edición del “International New York Times” distribuida en Pakistán censura un beso entre dos hombres
La censura y la homofobia llega al New York Times.
El pasado viernes la portada de la edición internacional del New York Times llegaba a algunos kioscos como puedes ver arriba: con un enorme espacio en blanco en el que debería haber salido la principal foto de esta primera página del periódico, ilustrando la noticia de la columna derecha. Esta noticia hablaba sobre derechos del colectivo LGBT en China, con el caso de Sun Wenlin y Hu Mingliang, una pareja gay que lucha por sus derechos en su país. ¿Por qué esta censura homófoba en la portada de New York Times? Pues por Pakistán, que es el país cuyo gobierno no permite que la edición internacional del periódico llegara con una portada en la que se ve a dos hombres besándose. En el pie de foto del cuadro en blanco el New York Times deja claro que la censura fue cosa del gobierno pakistaní, que ni siquiera se molesta en disimular la censura. Podrían haber escogido perfectamente otra foto menos “ofensiva” para ellos, ¿pero total para qué? ¿Era para tanto la foto? Aquí la tienes, sin censura, como salió en el resto de ediciones.
Viernes, 29 de enero. Portada de la edición internacional de The New York Times tal y como se distribuye en Pakistán. La principal imagen ha desaparecido. En su lugar, un inmenso espacio en blanco: la imagen ha sido censurada… por presentar un beso entre dos hombres.
La edición internacional de The New York Times se distribuye en Pakistán de la mano de The Express Tribune, un periódico local. Pero según el acuerdo entre los dos medios, los editores de The Express Tribune pueden censurar determinados contenidos que consideren sensibles. Así ha sucedido con la imagen que abría la edición del viernes, y que mostraba un inocente beso entre Sun Wenlin y Hu Mingliang, la pareja de hombres que por primera vez han conseguido que un tribunal chino admita a trámite una demanda por no permitirles contraer matrimonio (una noticia de la que nos hicimos eco a principios de enero). El texto del reportaje (a cuya edición digital puedes acceder aquí) sí que fue publicado en su integridad.
La censura no ha pasado desde luego desapercibida, debido a lo llamativo de la imagen: buena parte de la portada, en blanco. Pero sobre todo llama la atención de que sea precisamente The New York Times, un diario estadounidense de tradición liberal, el que admita este tipo de imposiciones contra la libertad de expresión.
No se trata, de hecho, de la primera polémica derivada de este acuerdo de distribución: ya en la edición del pasado 2 de enero desaparecía tanto de la de la portada como de la página 2 un extenso artículo dedicado a la valiente lucha de los blogueros laicos de Bangladesh en su defensa de las libertades civiles frente a la creciente influencia islamista en ese país (independiente de Pakistán desde 1971). Aquella censura, de hecho, provocó numerosas protestas contra The New York Times. Aún así, el redactor jefe de su edición internacional, Richard W. Stevenson, defendió el acuerdo con The Express Tribune argumentando que no es sencillo encontrar una alternativa para conseguir una buena distribución local y que era preferible eliminar directamente un artículo, dejando su hueco para que los lectores fueran conscientes de la censura (y pudieran acceder luego al artículo en su versión digital), que “dulcificarlo” para hacerlo así más fácilmente admisible.
Kamal Siddiqi, redactor jefe de The Express Tribune, ha argumentando por su parte que el acuerdo con The New York Times les faculta para censurar contenidos que pueden resultar problemáticos en su país. “Nunca verá una fotografía de dos hombres besándose en Pakistán. De hecho, nunca verá una fotografía de nadie besándose”, ha declarado. Siddiqi también ha recordado el riesgo que corren los periodistas de medios como el suyo, acusados por los islamistas de favorecer “la agenda occidental”. Tres trabajadores de The Express Tribune, de hecho, fueron asesinados por este motivo en 2014.
En un país como Pakistán la ley castiga la homosexualidad con especial dureza, pero por otro lado encontramos que está en el top 5 de países que más buscan en Google las palabras “porno gay”. Doble moral, amigos.
Fuente Cromosomax/Dosmanzanas
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