Quisiera, para empezar, decir que me he animado a escribir mi testimonio como creyente por cinco motivos en concreto que me gustaría que las diferentes iglesias, comunidades y grupos, tengan siempre presente:
1- Que las personas que acuden a sus reuniones no les pertenecen, deben respetar sus Derechos Humanos y orientación sexual, (desde comentarios, meditaciones, predicaciones o sermones).
2- Que el amor al próximo empieza aceptando a la persona tal y como es, el resto es obra de Dios, evítese culpabilizar, juzgar o condenar a alguien. Ese papel solo le corresponde a Dios.
3- Que Dios trata con cada un@ de nosotr@s, como un Dios (Padre, Madre), personal, de forma diferente, en la intimidad, como lo haría cualquier padre o madre en la vida real, con cada uno de sus hij@s, ya que conoce sus temperamentos, su carácter, sus necesidades, sus diferentes edades, etc. Por tanto, tengo que respetar y aceptar las vivencias y diferentes realidades espirituales de mis herman@s en la fe (recordad siempre que en la diversidad espiritual esta toda la riqueza y Dios usa muchos medios y caminos diferentes, para que lleguemos hasta Él/Ella).
4- Que la única religión verdadera y perfecta no existe, nadie tiene la exclusividad de Dios ni de su Verdad.
5- Que si no tenemos en cuenta lo que arriba he mencionado ¿Realmente amamos a nuestro prójimo, como Dios nos pide, sin ningún tipo de excepciones ni limitaciones?
Tengamos presente siempre estos cinco importantes puntos arriba mencionados, pues en nuestras iglesias, comunidades grupos, etc., no tratamos con muebles de quitar y poner, de usar y tirar, sino con personas con inquietudes espirituales, con sus sentimientos y emociones. Cualquier maltrato psicológico o espiritual recibido de forma consciente o inconsciente por parte de los diferentes ministerios hacia su membresía puede dar lugar ya no sólo a que muchas personas abandonen dicha iglesia, congregación, comunidad o grupo, sino también a que la persona renuncie para siempre, en base a la herida tan profunda recibida en su alma, a su crecimiento y relación con Dios.
Mi testimonio:
“Respecto a mis raíces como creyente digamos que he tenido una trayectoria larga. En mis orígenes, ya que estamos en un país de mayoría católica, aunque no practicante, fui católico.
Cuando ya tuve 18 años mi búsqueda espiritual me llevo a una iglesia evangélica pentecostal, donde fui bautizado por inmersión en agua, allí estudié bastante la Biblia, y llegué a ser ordenado incluso diácono. … Estuve entre 10 ó 12 años, pero había una parte de mi que se sentía bastante mal. Como gay llevaba doble vida, mi sexualidad estaba para ellos oculta, pues algunas de sus predicaciones, malas interpretaciones de los textos bíblicos, eran totalmente homófobas y cuando ocurría esto me dolía bastante.
Un día no pude más, me sinceré con el pastor y ancianos de la iglesia y todo cambió: Me destituyeron como diácono, decían que tenían que orar mucho por mí, que había sido poseído por espíritus inmundos, carnales de deseo hacia los hombres, etc., etc. Querían imponerme las manos, orar por mí para sacarme el diablo y todo lo inmundo que había dentro de mí. Tanta barbaridad junta no estaba dispuesto a soportar, por mi propia dignidad, como persona y como gay, no consentí esto y me marche para siempre de tal iglesia.
Sabía que Dios me amaba como gay y por tanto que ni dentro ni fuera de mí había nada malo. Salí de la iglesia, esos “herman@s” a los que consideraba tales, más que amig@s, me negaban incluso el saludo por la calle, era “alguien del mundo”. Llegué incluso a tener varios “hij@s espirituales”, es decir, varios amig@smíos de toda la vida que se “convirtieron”, todos ellos siguen en esa iglesia. Perdí su amistad e incluso no me hablan. Imaginaos cómo pueden comer a uno el coco en nombre de Dios.
En un principio cuando aprecias a tanta gente que ha compartido su experiencia espiritual contigo pues duele, pero gracias a Dios Él me ayudó pronto a superar esto. Luego encontré un grupo LGTB de cristian@scatólicos muy liberales con el que me integré y fui bien recibido, en ningún momento oculté de dónde venía. La verdad es que lo que menos me gustaba del grupo era su nombre…. pues el nombre para mí llevaba a mucha confusión a gente que no estuviera dentro del grupo o que no nos conociera, ya que daba a entender que comulgábamos con todo lo que la Jerarquía de la iglesia Católica dice, cosa que era justo lo contrario, además la mayoría de ell@s, aun siendo católicos, no iban a misa y eran muy críticos con la Jerarquía de la Iglesia Católica y el Vaticano. El fundador del grupo al estar dando clases en centros católicos y enterarse que la Jerarquía católica iba a presionar para que todo activista gay fuera puesto en el paro prefirió dimitir como coordinador del cargo y no asistir más a nuestras reuniones. Por votación empecé yo a ocupar el cargo e inicié una gran reforma del grupo…
Ahora mismo somos un Grupo inclusivo de Creyentes y no creyentes (agnósticos, ateos, humanistas, etc.) con la incorporación de personas también heterosexuales, en una Comunidad Autónoma de España.
Y es que no olvidemos que: “Dios siempre escribe recto, en renglones torcidos, jejejeje”.
Fuente: Asuntos Religiosos FELGTB
Cristianismo (Iglesias), Homofobia/ Transfobia., Iglesias Evangélicas
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