La abstinencia sexual para católicos divorciados, un consejo del Patriarca de Lisboa que divide a Portugal
¿Esta es la Iglesia samaritana?
Portugal es líder europeo en divorcios. 7 de cada 10 matrimonios acaban en divorcio
El patriarca de Lisboa, Manuel Clemente, recomienda abstinencia a los divorciados vueltos a casar
Podrán comulgar “en circunstancias especiales”
Teólogos y religiosos debaten ahora sobre si su mensaje se ha malinterpretado.
El cardenal-patriarca de Lisboa, Manuel Clemente, ha sorprendido hoy con un documento en el que recomienda abstinencia sexual a aquellos divorciados que se hayan vuelto a casar. La recomendación de abstinencia sexual a los católicos casados en segundas nupcias ha dividido a Portugal, líder europeo en divorcios y donde teólogos y religiosos se preguntan ahora si el mensaje se ha malinterpretado o si, por el contrario, la iglesia del país vive ajena a la sociedad.
El controvertido consejo se divulgó como una de las “líneas operativas” que el cardenal-patriarca de Lisboa, Manuel Clemente, dirigía a los religiosos para que sepan cómo acercar los sacramentos a los divorciados. El resultado, lejos de aclarar eventuales dudas, ha causado estupor.
Su consejo, destacado por todos los periódicos portugueses, es una de las conclusiones que extrae tras estudiar la exhortación apostólica Amoris Laetitia, un documento publicado en abril de 2016 en el que el Papa Francisco apoyaba el acompañamiento de las situaciones familiares “irregulares”, como los divorciados vueltos a casar.
Clemente apunta que el acceso a los sacramentos por parte de los casados en segundas nupcias puede darse “en circunstancias excepcionales”, pero sin “dejar de proponer la vida en continencia” en lo que llama “la nueva situación”, refiriéndose así a quienes tengan nuevo cónyuge si su primer matrimonio no ha obtenido la nulidad eclesiástica.
En cualquier caso, agrega, el acceso de los divorciados a los sacramentos se realizará “tras un largo camino de discernimiento” y con una evaluación de su situación que corresponderá en primer término a los confesores, que a su vez serán los encargados de recomendarles abstinencia.
Estas “líneas operativas”, como las define en su texto, han causado enorme sorpresa en Portugal, líder europeo en separaciones; por cada 100 matrimonios que se celebran en el país hay a su vez 70 divorcios, según la base de datos estadísticos lusa Pordata.
El divorcio fue legalizado por primera vez en Portugal en 1910, pero la firma del Concordato de 1940 con la Santa Sede lo prohibió para los matrimonios católicos y no volvió a ser legalizado hasta 1975, un año después de la Revolución de los Claveles que acabó con medio siglo de dictadura salazarista.
“No es razonable”, afirma tajante Anselmo Borges, sacerdote y profesor de filosofía de la Universidad de Coimbra, que se ha erigido como una de las voces más críticas en el debate. “La iglesia no se debe meter en la vida íntima de la pareja. Luego, si efectivamente están casados, es natural que tengan relaciones sexuales, forma parte de la pareja. Si se forma una pareja no es para vivir como hermanos”, argumenta Borges, para quien la idea de la abstinencia “contradice la naturaleza de las cosas”.
Este sacerdote y académico lamenta que la moral católica “continúe muy centrada en el sexo” y apunta que declaraciones de este tipo pueden alejar a las personas de la iglesia, pues, aunque el cardenal de Lisboa solo tenga poder jurídico sobre su diócesis, socialmente es considerado el jefe eclesiástico del país.
Quizá por ello y para apagar el inesperado fuego causado por Clemente ya han hablado públicamente miembros de otras diócesis, como el padre Mário Tavares de Oliveira, asistente en Évora. “D. Manuel es obispo de Lisboa y sus orientaciones no son para la iglesia en Portugal ni vinculan a otras diócesis”, asevera al diario Público, idea con la que coincide Miguel Abreu, miembro de la diócesis de Viseu, en el mismo periódico: “Es su opinión”.
La prensa portuguesa se ha convertido en foro de discusión entre teólogos y religiosos que tratan de defender al cardenal de Lisboa, cuyas palabras habrían sido, sostienen, malinterpretadas o sacadas de contexto. “La expresión usada tal vez no haya sido la más afortunada para ser entendida por personas con lenguaje no eclesiástico”, indica en ese sentido el padre José Manuel Pereira de Almeida a Diário de Notícias. Y matiza: “Hay circunstancias en las que tendrá sentido proponerlo (la abstinencia sexual). Pero las personas deciden lo que les parece más adecuado”. Otros, como la doctora en teología Teresa Toldy, investigadora en la Universidad de Coimbra, ven en las palabras de Clemente “una enajenación completa en relación a la vida de las parejas”. “Es revelador de cómo se produce un discurso por parte de personas que, cuando hablan de matrimonio de manera dura y rápida, no saben de lo que están hablando y corren el riesgo de hacer propuestas ridículas”, afirma Toldy al mismo rotativo.
El revuelo ha llevado a pronunciarse al director del departamento de comunicación del Patriarcado, Nuno Rosário Fernandes, quien ha subrayado que es “equivocado decir que es el patriarca quien propone” el consejo de abstinencia porque “ya fue afirmado por Juan Pablo II en el Familiaris Consortio, una exhortación apostólica de 1981.
Fuente Agencias/Religión Digital
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