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Explicador: No hay evidencia científica que muestre ventaja atlética de mujeres trans

Jueves, 22 de febrero de 2024
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IMG_2240Sectores antiderechos insisten en prohibir o acotar la participación de las mujeres en trans en competencias. Qué dice la ciencia.

CIUDAD DE MÉXICO, México. En los últimos años se argumentó, sin bases científicas concluyentes, que la participación de las mujeres trans en los deportes representa una supuesta “ventaja injusta” para las mujeres cisgénero. Esta narrativa no sólo la han usado las federaciones deportivas de élite sino también en los grupos antiderechos en puesto de toma de decisión.

Pero, ¿qué dicen las organizaciones de derechos humanos y la ciencia sobre esto?, ¿cómo estas prohibiciones repercuten en los derechos humanos de las mujeres y niñas?

Prohibición de atletas trans sin evidencia científica

Un informe publicado en el 2021 reveló que las mujeres trans no tienen ninguna ventaja biomédica en el deporte de élite. Y aclara que los factores sociales como la nutrición y las cualidades en los entrenamientos son lo que afecta el resultado de su desempeño.

Este informe hace una revisión en profundidad de la literatura científica publicada en inglés entre 2011 y 2021 sobre mujeres trans en deportes de élite. Y en éste se destaca que los factores biomédicos no representan ninguna amenaza para las deportistas cisgénero. En parte porque hay poca evidencia que busque identificar la ventaja de la pubertad que vivieron las mujeres trans, y son escasos los estudios sobre deporte de alto rendimiento que involucre a personas trans.

Este informe, además, concluye que las mujeres trans que han recibido atención médica de afirmación de género, suprimiendo sus niveles de testosterona, no tienen ninguna ventaja biológica.

“La política del deporte de élite se formula dentro de normas culturales geopolíticas transmisóginas, misóginas y racistas», aclara en documento.

Comité Olímpico Internacional: “es poco claro el papel de la testosterona para medir una ventaja injusta”

En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (realizados en 2021 por la pandemia de covid-19) fue la primera vez que participaron atletas trans y no binaries de élite. Sin embargo, la atención estuvo en Láurel Hubbard, pesista neozelandesa y primera mujer trans en competir en unos Juegos Olímpicos. Su paso fue breve pues falló sus tres intentos de levantamiento en la división peso pesado de mujeres.

Posterior a la participación de Hubbard, en noviembre de 2021 el Comité Olímpico Internacional (COI) publicó un nuevo “marco sobre equidad, inclusión y no discriminación por motivos de identidad de género y variaciones sexuales” con énfasis en los criterios de elegibilidad en las categorías femeniles.

En el documento afirman que no hay consenso científico sobre cómo la testosterona afecta el actuar deportivo. Es poco claro el papel que juega para medir una ventaja injusta, porque el rendimiento se mide de manera distinta en cada deporte”.

IMG_2241Protestas trans en Texas por los deportes.

Finalmente, el COI determinó que cada federación deportiva debe establecer sus propios criterios de elegibilidad. Éstos deben estar “apegados a los derechos humanos, con pruebas científicas sólidas que contemplen los contextos y procuren el bienestar de los atletas”.

A partir de ello, las federaciones de atletismo, ciclismo, natación, ajedrez y recientemente la federación estadounidense de box generaron políticas que prohíben la participación de mujeres trans en las categorías femeninas de sus disciplinas. En ellas las condiciones van desde estar bajo hormonación desde los 12 años, mantener cierto nivel de testosterona en sangre o haberse sometido a cirugías de reasignación de sexo.

En un comunicado, la World Athletics (WA) asegura que las razones por las que se prohíbe la participación de mujeres trans está “guiada por el principio general de proteger la categoría femenina”. Y al mismo tiempo argumentan que actualmente no hay atletas transgénero compitiendo internacionalmente en el atletismo y, en consecuencia, no hay evidencia atlética específica del impacto que estas atletas tendrían en la equidad de la competencia femenina en el atletismo”.

El psicólogo trans Dau García Dauder explica en su ensayo La intersexualidad en la construcción de la diferencia racial que en las reglas de elegibilidad “la alta testosterona es enmarcada como una ventaja y, de repente, como un problema de salud para las mujeres; las enferma. Es preciso regularla, para proteger la justicia y la salud. Así, las pruebas de verificación de sexo se convierten de forma sorprendente en regulaciones médicas por ‘el bien de la deportista’, para protegerla de la testosterona”.

Y agrega, “el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) habla de una discriminación necesaria, razonable y proporcionada para el objetivo de preservar la integridad de las atletas’. Paradójicamente, las mujeres menos privilegiadas (procedentes de países ‘en desarrollo’) son vistas como una amenaza y con ventaja; la justicia e integridad parece que solo aplica a las mujeres del norte. Es preciso subrayar que las intervenciones exigidas por la regulación son las mismas que los activistas intersex vienen denunciando”.

Antiderechos usan el falso argumento de la ‘ventaja injusta

IMG_2239Estas narrativas sin fundamento científico son utilizadas además para la creación de leyes que prohíben competir a nivel estudiantil a niñas, jóvenes y mujeres trans en Estados Unidos.

Hasta ahora en ese país hay 6 estados con directrices que excluyen a les estudiantes trans y no binaries al exigirles que participen en deportes según su sexo asignado al nacer. Otros 3 estados prohíben la participación de estudiantes trans y no binaries a menos que se hayan sometido a una cirugía. Y en 16 estados existen políticas discriminatorias que crean barreras adicionales a la inclusión de estudiantes trans y no binarios, de acuerdo al seguimiento que realiza la organización Trans Athlete.

Esta ola legislativa anti trans está llegando a América Latina. En México congresistas como Teresa Castell y aspirantes a puestos de representación popular en México como Eduardo Verástegui buscan legislar e impulsar una carrera política desde la desinformación y los pánicos morales.

Regulaciones sexistas, racistas y violatorias de derechos humanos

La ONU ha calificado estos mecanismos de exclusión como “innecesarios, humillantes y dañinos”. Reconoce explícitamente que hay una forma particular de discriminación en el deporte hacia las mujeres negras y niñas atletas del sur global.

Desde 1940 la federación mundial de atletismo ha violado los derechos humanos de las atletas con “pruebas de sexo” y “certificados de feminidad” con propósitos de “elegibilidad”, así lo revela el informe “Nos están ahuyentando del deporte: violaciones de los derechos humanos en las pruebas de sexo de las mujeres deportistas de élite, publicado por Human Rights Watch (HRW). 

Estas medidas además tienen un carácter racista pues hasta ahora a las atletas que les han prohibido competir son negras y originarias de países del sur global. Y también han afectado a mujeres intersexuales y aquellas que de manera natural expresan niveles elevados de testosterona.

Para HRW estas prácticas implican daños físicos, psicológicos y económicos para las atletas. Además, señala que “identificar a las atletas mediante la observación y la sospecha es una forma de controlar los cuerpos de las mujeres en función de definiciones arbitrarias de la feminidad y estereotipos raciales”.

4 de enero de 2024
Geo González@georginagon
 Edición: Maby Sosa

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , , , ,

Desinformación en México: es falso que la disforia de género sea una enfermedad mental

Jueves, 22 de febrero de 2024
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Verificado / Presente Portada - 5


La diputada Teresa Castell, del partido conservador PAN, volvió a patologizar a las personas trans.

Tribunal Electoral confirma sanción a Diputada Teresa Castell por violencia política de género

El 4 de febrero, la diputada federal Teresa Castell, del partido conservador Acción Nacional (PAN), desde su plataforma de X (antes tuiter) volvió a decir que la disforia de género es una enfermedad que debe ser tratada y la llamó una “fantasía sexual”. En su falso argumento usó palabras como “mutilar y hormonar cuerpos” y de manera engañosa usó una captura de pantalla para sostener su argumento falso.

La disforia de género es un término que usó la medicina durante décadas para patologizar y explicar la existencia de las personas trans. Los activismos aún discuten este término por su carga histórica de patologización. Pero sirve para describir una serie de malestares contrarios a la euforia que una persona experimenta cuando su identidad de género no coincide con el género asignado al nacer.

La disforia no es una enfermedad, sino la expresión de un malestar. Y el malestar viene, en muy buena medida, de la constante negación de la identidad por parte de la sociedad (…). La disforia (en todas sus expresiones) están fuertemente vinculadas a una sociedad que constantemente vigila, amenaza y castiga los cuerpos y las identidades que se salen de la norma (e incluso a los que pertenecen a ella, como un modo de garantizar el status quo)”, así lo explica en este artículo César Galicia, psicólogo y sexólogo mexicano.

Esto no quiere decir que todas las personas trans experimentan inconformidad con su cuerpo, ni buscan tratamientos médicos, hormonales o quirúrgicos para vivir plenamente su identidad de género.

Reincidente en su discriminación

IMG_2948Desde 2023 a la fecha en 28 ocasiones la diputada Castell ha usado la frase “disforia de género”, la ha relacionado con “enfermedad mental”, “perversión” y ha llamado a que las personas trans sean “tratadas”. Sus argumentos sobre las identidades trans no sólo desinforman, sino que también estigmatizan a estas poblaciones.

“La patologización de adultos, niñas y niños LGBT, es decir, etiquetarlas como enfermas con base en su orientación sexual, identidad de género o expresión de género, ha sido históricamente, y continúa siendo, una de las causas principales de las violaciones de derechos humanos que enfrentan. También es un obstáculo para superar las actitudes y estereotipos negativos, así como las múltiples barreras que enfrentan las personas LGBT cuando tratan de ejercer sus derechos más fundamentales”, menciona la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La disforia de género no es una enfermedad mental

En 2018 la OMS dejó de hablar de disforia de género y sacó la transexualidad de la lista de enfermedades mentales. El organismo considera la experiencia trans como una “incongruencia de género”. En su manual de clasificación internacional de enfermedades, CIE-11, incluyó esta categoría en el capítulo de “condiciones relacionadas a la salud sexual” que entró en vigor en enero de 2022.

La incongruencia de género se ha retirado del capítulo ‘trastornos mentales y del comportamiento’ al nuevo capítulo ‘Condiciones relacionadas con la salud sexual’. Esto refleja el conocimiento actual de que las identidades trans y de género diverso no son condiciones de mala salud mental, y que clasificarlas como tales puede causar un enorme estigma”, así loinforma la OMS.

La argumentación de la OMS para mantener la “incongruencia de género” en la CIE-11 es que de tal forma se puede garantizar que las personas trans accedan a los servicios sanitarios pues este manual además de clasificar enfermedades, tiene implicaciones para que los estados tomen decisiones acerca del financiamiento de los sistemas de salud; la elaboración de estadísticas para dar seguimiento a tendencias sanitarias; el desarrollo de políticas públicas de salud y la planificación de las prestaciones de servicios.

En ese sentido lo dicho por Castell sobre “mutilar y hormonizar cuerpos sanos” es también un argumento estigmatizante y falso pues las personas trans no viven en un ‘cuerpo equivocado’. No todas las personas trans buscan atravesar un procedimiento médico, quirúrgico o terapia hormonal para afirmar su género.  

IMG_2950De hecho, en la mayoría de los países del mundo el acceso a los servicios de salud no está garantizados para las personas trans en donde experimentan altos índices de discriminación.

No sólo no se les garantiza procedimientos médicos, quirúrgicos, terapia hormonal de afirmación de género u otros procedimientos, sino que la atención de salud más básica se ve todavía obstaculizada por la discriminación por la falta de aplicación de protocolos con enfoque de géneros y derechos humanos, y la ausencia de conocimiento sobre las necesidades específicas en salud de las personas trans.

Cuatro de cada diez personas LGBT+ en México reportaron no haber recibido el tratamiento adecuado en la atención médica. Y el 49.4% dijo tener que ocultar su orientación sexual e identidad de género para evitar vivir discriminación en los servicios de salud, de acuerdo a los últimos datos de la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG, 2018) realizada por el Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred).

En el mundo todavía se patologiza a las identidades trans

Más allá del logro simbólico, las personas trans aún viven estigma, discriminación y violencias, a nivel institucional y social. Que la OMS no considere que ser trans sea una enfermedad mental no quiere decir que en el mundo los estados no patologicen a las personas trans.

En el mundo 18 países solicitan cirugías de afirmación de género o esterilización forzada para que a las personas trans se les reconozca su identidad de género. En al menos 23 países se requiere algún tipo de peritaje que les “diagnostique” para acceder a su derecho a la identidad, de acuerdo a la base de datos de ILGA World (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex).

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México (SCJN) amparan que el reconocimiento de la identidad de género de cualquier persona (mayor y menor de edad) debe ser garantizado sin que tengan que acreditar intervenciones médicas, quirúrgicas, tratamientos hormonales u otros procedimientos.

Para la CIDH es urgente que los estados despenalicen y despatologicen las identidades trans y de género diverso y hace un llamado a que “proporcionen acceso igualitario a la atención de salud y al tratamiento de afirmación de género a aquellas personas que lo pidan”. 

En México la atención de salud de tratamientos de afirmación de género no está garantizada a nivel nacional. En el país solo tres clínicas públicas, todas ubicadas en la capital del país, brindan tratamientos hormonales de afirmación de género. Éstas son las dos sedes de la Clínica Especializada Condesa y la Unidad de Salud Integral para Personas Trans (USPIT).

Una lucha de los activismos trans

La lucha por la despatologización de las identidades trans es esfuerzo de los activismos trans que desde el 2008 se organizaron en la Red de Despatologización Trans de la cual se desprendió la campaña Alto a la Patologización Trans que en sus primeros años tuvo alcance en más de 60 ciudades del mundo.

Desde 2009 cada 22 de octubre se conmemora el Día de Acción por la Despatologización de las Personas Trans. Una fecha donde los activismos y las personas trans y no binaries alrededor del mundo reivindican sus identidades, corporalidades y subjetividades, y visibilizan las consecuencias que genera patologizarlas.

A pesar de que se logró uno de sus principales objetivos de los activismos trans –no considerar su identidad de género como una enfermedad mental–, se mantienen crítiques ante el término “incongruencia de género”. 

En 2019, expertos de la ONU alertaron que aunque la reclasificación en la CIE-11 es una mejora importante, “hay una serie de problemáticas que quedan por abordar para lograr la despatologización total de las personas trans y de género diverso (…). La patologización ha tenido un impacto profundo en las políticas públicas, la legislación y la doctrina jurídica, y de esa manera ha penetrado en todos los ámbitos de la acción estatal en todas las regiones del mundo y ha impregnado la conciencia colectiva. Erradicar de la vida cotidiana la concepción de algunas formas de género como una patología será un proceso largo y difícil”.

8 de febrero de 2024
Geo González@georginagon
Geo González

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , ,

Violencia doméstica hacia mujeres trans: una realidad naturalizada

Lunes, 22 de enero de 2024
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IMG_2460A partir de la denuncia de la influencer mexicana Paola Suárez sobre la violencia ejercida por su pareja, se reabrió la discusión sobre un tema naturalizado.

Recientemente se dio a conocer que la influencer Paola Suárez,una mujer trans, fue víctima de violencia física por parte de su pareja. Se habían comprometido el día anterior. Esta noticia trajo a discusión nacional la situación de violencia doméstica para las mujeres trans.

La derecha mexicana se infiltra en movimientos feministas con discursos anti-trans. Diferentes personalidades transodiantes como la diputada federal del PAN, Teresa Castell, han carroñado casos mediáticos de violencia, revictimizando a mujeres como Paola. Pero también a les fallecides Ociel Baena y Dorian Herrera. Generan un discurso que afirma que las personas trans vivimos y ejercemos violencia en nuestras parejas por ser trans.

Pero, ¿Qué tan cierto es que la violencia de pareja es indisociable de la vivencia trans? Quizá desde una particularidad más observable, para las mujeres trans que nos relacionamos con hombres cis.

Romper las normas

Las parejas integradas por una mujer trans y un hombre cis se enfrentan a un desafío particular. Ambas partes de la pareja viven la violencia que conlleva la asignación de ser hombre al nacer. Rompe con las dos mayores imposiciones que esto implica: la heterosexualidad y la masculinidad.

Las relaciones de mujeres trans con hombres cis viven un permanente cuestionamiento identitario. La heterosexualidad de los hombres que aman a las mujeres trans se cuestiona.

No hay espacios donde los hombres puedan discutir sus relaciones con mujeres trans sin ser mofados, cuestionados o hasta violentados. Así se les priva de espacios para reflexionar y reaprender sobre prácticas violentas entre sus parejas.

Mientras la masculinidad heterosexual signifique una apropiación de la violencia y de conductas autodestructivas como la negación de los afectos para sostenerse, sus parejas trans seguirán siendo víctimas colaterales de la heterosexualidad hegemónica. Con este coste, las mujeres trans seremos relegadas a parejas clandestinas, y parejas violentadas.

IMG_2459Paola Suárez junto a su prometido, José de Jesús Castro, en una imagen compartida en sus redes sociales.

Y en esta ecuación: ¿Qué pasa con las mujeres trans? 

La continua pérdida de capitales que vive la mayoría de las mujeres trans, como lo son el capital social con la expulsión temprana del hogar, el capital académico con la alta tasa de deserción escolar y el capital económico con la falta de oportunidades laborales, suele pensarse sólo desde consecuencias económicas, patrimoniales y políticas, desplazando las implicaciones afectivas para las mujeres trans.

Sabemos que aproximadamente 9 de cada 10 mujeres trans aún sobrevive del trabajo sexual desde la juventud y no tiene acceso a la educación media superior ni superior.

El mundo de las mujeres trans es más pequeño. Cuando no hay preparatoria o no hay universidad, no hay compañeros con quienes compartes 5 días a la semana durante tres o cuatro años de tu vida. No hay escapadas a un bar después de una semana de exámenes, ni hay compañeros de oficina porque no hay trabajo formal. Tampoco hay una socialización en la adolescencia y juventud de las mujeres trans entre parejas que compartan experiencia e inexperiencia en igualdad de condiciones.

No hay ciudadanía para las mujeres trans en un mundo que vive de día y duerme de noche mientras las mujeres trans trabajan de noche y descansan de día. Tampoco hay participación afectiva. La socialización es entre otras mujeres trans y los clientes. El amor, cuando se encuentra, suele darse en relaciones asimétricas atravesadas por la soledad que estas pérdidas generan y de la que se toma ventaja con prácticas como el love bombing. Asimetrías económicas, la promesa de un mejor trato, de una alternativa económica, laboral o patrimonial, y hasta el padrotazgo por parte de la pareja.

Esto, junto a un Estado que no piensa a las mujeres fuera de la heterosexualidad cis y no atiende violencias que no respondan a esa heterosexualidad hegemónica es la fórmula para relaciones codependientes donde las mujeres trans se encuentran en círculos de violencia.

¿Cómo se previene la violencia?

 ¿Cómo se aprende a pensar como violencia lo que las mujeres trans ven con normalidad porque es la constante? ¿Se puede denunciar públicamente lo que apenas se sabe cómo sostener en lo privado?

¿Cuál es la prevención si se discute su pertenencia en espacios para víctimas de violencia, como los albergues? ¿Cómo pueden las mujeres trans solicitar auxilio a instituciones que están pensadas sólo para las mujeres cis heterosexuales? ¿Cómo escapa una mujer trans de una relación codependiente con una pareja abusiva sin alternativas laborales y patrimoniales?

El ostracismo a las mujeres trans se convierte también en una condena afectiva y de violencia por la que también seremos responsabilizadas, mientras un Estado que odia a las mujeres trans siga negando su papel en sostener esa condena.

15 de enero de 2024
Irene Valdivia
 Edición: Ana Fornaro

Fuente Agencia Presentes

General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , , , ,

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