Rusia: La justicia invalida la prohibición del Orgullo en la ciudad de Kostroma
Un tribunal de la ciudad de Kostroma -al norte de Rusia- ha dictaminado que las autoridades municipales han prohibido de manera injustificada la celebración del Orgullo LGTB y ha obligado a compensar monetariamente a Nikolai Alekseyev (en la fotografía), el activista promotor del encuentro, por los perjuicios ocasionados
Las leyes contra la expresión pública LGTB han convertido a Rusia e un terreno monstruosamente inhóspito para la libertad afectivosexual y de género, además de un extenso campo de minas de discriminación y violencia -que entre muchas otras cosas ha conseguido empeorar su respuesta al VIH y otras ITS-.
Por esta razón no podemos acoger sino con alegría el reciente fallo de la Corte de Distrito de Sverdlovsk de la ciudad de Kostroma, que ha declarado injustificadas la prohibición de las marchas y manifestaciones pro LGTB organizadas por el movimiento activista.
Según informa el servicio de prensa del tribunal, la Dirección Financiera de la administración de la ciudada deberá cumplir parcialmente las dos demandas presentadas por Nikolai Alekseyev, y compensarle con la cifra de 6.000 rublos más 300 de las tasas judiciales -alrededor de 900€ en total-, mientras señala que una denuncia más del activista sigue en curso.
En abril de 2014, las autoridades de la ciudad de Kostroma negaron dar licencia a la celebración del un evento pro LGTB personalizado en la figura de la actriz soviética Faina Ranevskaya, conocida por sus ingeniosas muletillas relacionadas con la cultura pop y el colectivo.
La otra decisión de las autoridades municipales que ha sido invalidada por el Tribunal se refiere a la prohibición oficial de la marcha del Orgullo LGTB de juinio, dos meses más tarde.
Alekseyev, una de las caras del activismo LGTB ruso más visibles y contestatarias, ha sido el objetivo desde hace años de las homofobia institucional.
El abogado y periodista ha experimentado el encarcelamiento, trabajos forzados, la violencia de las fuerzas de seguridad y recurrentes multas por su visibilidad y trabajo en favor de los derechos humanos del colectivo, así como numerosos boicots y ataques espontáneos de grupos ultra ortodoxos.
No obstant,e y a pesar de la oposición de las instituciones rusas, el activista ha intentado sin éxito impulsar otras jornadas de protesta LGTB en las principales ciudades rusas, que suelen negar su permisión aduciendo que temen posibles conflictos entre los manifestantes y la sociedad civil.
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