Sueños
Del blog Nova Bella:
Solo sueño conmigo misma
aunque haya en mi otros personajes
que se atemorizan entre sí.
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Del blog Nova Bella:
Solo sueño conmigo misma
aunque haya en mi otros personajes
que se atemorizan entre sí.
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Tú nos revelaste, Jesús,
que para hacer el tapiz del querer del Padre
hemos de entretejer los hilos presentes en la creación
con los que surgen en la vida cotidiana
aunque parezcan toscos y sin gracia;
que en el proyecto hemos de mezclar
hilos de todos los colores
poniendo en la tarea todo nuestro ser
-alma, mente y corazón-.
Sólo así quererle será gozo y bien.
Y si el alma se nos vuelve yerma,
o si nuestra mente pierde su agudeza,
o si el corazón se nos tuerce o desvaría,
porque en el camino hay otras cosas
que le hacen competencia
-otros señores en guerra viva,
aún plazas de su pertenencia-
tú nos dijiste, muchas veces a lo largo de la vida,
que Él solo quiere personas libres y enteras.
Sólo así quererle será gozo y bien.
Amar a Dios es lo primero y principal;
pero para que esto florezca y sea
-a la intemperie y en las cuatro estaciones-
necesita expresarse en el amor al prójimo,
al que hemos de querer, sea como sea,
como nos queremos a nosotros mismos.
Por eso, quien no sabe amarse
no puede amar a sus semejantes
ni hacer el querer de Dios Padre.
Sólo así quererle será gozo y bien.
Amar a Dios y amar a los demás:
no hay más, con religión o sin ella.
Aquí queda dicha toda la buena noticia
para quienes preguntan o callan
-fariseos, sacerdotes y sabios
o pertenecientes al pueblo llano-;
aquí se condensa y resplandece
toda la Biblia –la Ley y los Profetas-
lo digan o no las iglesias.
Sólo así quererle será gozo y bien.
Pero nosotros seguimos tejiendo,
con otros hilos y modelos,
pensando que hacemos algo hermoso
-el tapiz de sus sueños-
cuando lo que hacemos son redes
que nos retienen y aprisionan
y no nos dejan ser libres.
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Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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Del blog Nova Bella:
“Cuando no podemos seguir soñando,
morimos”–
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Del blog Nova Bella:
“En la oscuridad, las cosas que nos rodean no parecen más reales que los sueños” –
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Murasaki Shikibu.
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Del blog Nova Bella:
La mejor manera de hacer realidad tus sueños es despertando.
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Paul Valery
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También la Tierra tiene sueños. Su sueño es tener una comunidad planetaria justa, en conversación con todx, en continua evolución.
Nosotrxs somos Tierra, y lo es todo lo creado.
Como gesto concientizador te invito a descalzarte y, si puedes, camina sobre tierra, arena o yerba. Siente el frescor de tu pisada desnuda sobre la tierra que te sostiene. Siéntete, agradece, camina despacio, estás donde tienes que estar. Respira.
Fíjate en algo de la naturaleza que te invita a que os miréis: miraos un rato, así descalza, respirando, dejándote mirar por esa flor, por ese árbol, por el río… dejarte decir lo que la naturaleza ve en ti de vida, de belleza, de cariño, de posibilidades. Y en ese diálogo silencioso, déjate amar, así, sin más, sin méritos ni maquillajes, sin necesidad de mostrar el perfil más agraciado.
Cuando yo hago esta meditación me vienen imágenes del Resucitado caminando en la playa. Hay silencio y sonido del mar; él sonríe y trata de disolver mi seriedad, esa que solemos arrastrar en los temas religiosos porque casi siempre nos hicieron sentir culpables. Y el Resucitado, libre y divertido se atreve a preguntar, con su picardía y carácter apasionado, tratando de cambiar las caras de los monseñores y moralistas y profetas del desastre climático…
¿Me quieres? ¿Qué? Si yo sólo estaba paseando, y me dice, pues por eso, porque te atreves a disfrutar a tope con todo lo bello, y a aceptar el placer gratuito de todo lo que la Vida pone a nuestro alcance, con respeto y veneración. ¿Me amas? Pues claro, pero…no hay peros que valgan, ¿me amas? Disfruta con todo, cuida de todo, ama a todo, vive en armonía con todo…
Los expertos nos dicen que estamos terminando la era Cenozoica en la historia de la Tierra y entrando en la era Ecozoica.
Esta transición geográfica está evidenciada por la ya iniciada sexta extinción que estamos provocando lxs humanxs. Sí. Sin más.
La supervivencia de millones de especies depende de nuestra adaptación a esta transición. Como dicen los expertos esta es una transición hacia un período de comunidad con la Tierra conectando con su dimensión sagrada.
Somos naturaleza no sólo naturaleza humana. Y todo, absolutamente todo es sagrado.
Por ello, para desde esta página respetar y bendecir –decir bien- de todo lo que es Vida que permea absolutamente todo, y como un ejercicio sencillo y básico de creatividad, co-creando, compartiendo con madre Tierra en su día, se nos ocurre hablar de un lugar recientemente honrado con nuestra visita, acariciado con toda clase de bien decir, de agradecer, de admirar y contemplar, y con fotos que compartimos con vosotrxs.
Compartir de algún lugar que os proponéis visitar o habéis visitado en persona, no virtualmente, es algo que nos gustaría que pudierais hacer con nuestra página y lo publicaríamos estos días de conmemoración de madre Tierra.
¿Por qué? Dicen los expertos que detener la destrucción del planeta no lo conseguiremos a base de intimidaciones y cifras escalofriantes de lo bestias que somos los humanos… esto al final nos bloquea, nos cierra y asusta tanto que podemos dejar de trabajar en positivo porque de alguna manera tiramos la toalla.
Los geólogos contemplativos nos dicen: estableced una relación de amistad, de intimidad con la creación. Dialogad, es decir, escuchad el diálogo de las hojas moviéndose con el viento, la música del mar, según su diálogo y danza con la luna, con las brisas, los vientos.
Las olas en la orilla te hacen reír y correr, como veía ayer que casi me pillan, y los niños se ríen y hablan con ellas, y los padres se relajan y se ríen y juegan con los niños…Se organiza una movida sencilla y preciosa, todo porque una ola juguetona te sigue mientras tu caminas embelesada en tus pensamientos y te mondas de risa pensando qué pensará la ola de mí, de “mis profundos pensamientos” y mientras lo piensas la ola ya te pilló y se ríe de mis profundidades y me invita a jugar, a danzar, a correr, a mojarme, a permanecer tranquila, sin pensar tanto en lo que ocurre, besando el mar y la arena y dejándome asombrar ante la belleza, que pasamos de largo tantas veces, dando por sentado que esto es así, sin valorar los ciclos, las dinámicas internas, la sabiduría infinita que no puedo ni intuir.
Por todo ello, por la urgencia que hay de que tú disfrutes, de que la tierra disfrute, y de que no sea necesaria otra pandemia para que el planeta se recupere sino que aprendamos a compartir, congeniar, dialogar… os ofrecemos hoy el inicio de un compartir algunos lugares de esos que nos tocan por dentro. De un modo sencillo, con alguna foto del lugar y una descripción de qué es, dónde está y de porqué te llega tanto que nos lo compartes.
El lugar que nosotras compartimos hoy lo visitamos hace poco de nuevo, después de muchos años, es en Vizcaya, San Juan de Gaztelugatxe.
Este lugar tiene una magia que si escuchas el cuerpo cuando lo contemplas y sientes, notarás casi temblor. Es una ermita centenaria que desafía al bravo mar Cantábrico, en un entorno casi de fantasía. Ubicado a 35 kms de Bilbao. La isla está conectada con tierra firme por un puente de piedra, que se convierte en un estrecho camino de 241 peldaños zigzagueantes hasta la cima.
Ahí está elegante y sencilla la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, dedicada a Juan Bautista. Majestuosa y desafiante en mitad del Océano. Erigida en el siglo IX. Actuó de defensa en diferentes batallas e incluso como mazmorra de brujas en tiempos de la inquisición. Entiendo que siempre eran mujeres y los perseguidores varones eclesiásticos dignos de no mencionar. Quiero creer que ellas disfrutaron de la belleza del entorno, de la fuerza de la naturaleza salvaje, pura, llena de la energía del Amor en continua recreación. Me gustaría rescatar su memoria.
Cuando fuimos hace unos días, pudimos escuchar infinidad de idiomas, ya que es un lugar visitado y venerado por todo el que sabe de su existencia.
Está catalogado como Biotopo protegido. Ubicado entre las localidades costeras de Bakio y Bermeo. Esperamos os guste y vengáis pronto a hacer una pequeña peregrinación. Con calzado firme y el corazón sano, ya que es bastante fuerte la bajada y subida. También podemos contemplarla desde arriba, desde un cómodo mirador. ¡Impresionante!
Creo, como nos indica la neurociencia, que estar en contacto con la naturaleza nos reformatea el cerebro. Si puedes invertir tiempo de calidad acariciando con la vista esos monumentos naturales en total armonía con la mano humana, en nuestro caso la ermita, las escaleras, el puente que une, no destruye, no invade…vemos que es posible ese matrimonio humano con la creación. El fruto es una sinergia de vida, de Vida, en todo y por dentro.
Terminamos agradeciendo a madre Tierra su amor infinito con la humanidad, su bondad que le ha llevado a estar en sus límites de salud por no negarnos nada, como una madre. Ahora desbordada.
Y como homenaje os invitamos a compartir algunos de esos lugares que para ti sea importante, mágico, sanador o simplemente lleno de vida.
Magda Bennásar Oliver, sfcc
Fuente espiritualidadcym@gmail.com
Ayelén Acevedo es una de las protagonistas del documental Sueños, sobre el mundo onírico de las personas en situación de calle, pero acaba de mudarse a un cuarto en Mataderos. Lo que más quiere es vivir; tiene la edad promedio en la que muchas de sus compañeras mueren. Escribe poemas, estudia Historia, y solo pide una cosa: un trabajo digno
Mercedes Funes
13 de Febrero de 2022
Entrevista a Ayelen Acevedo
“Estábamos en un boliche, justamente en ese entorno en donde lo conocí. Estábamos chamuyando, tomando unos tragos. El me tomaba de la falda, yo tenía una pollera. Y bueno, me declaraba que quería tener algo conmigo, pero que quería que fuéramos de a poco. Y al despertar me largué a llorar, porque fue una sensación muy real. Yo me desperté en las cuatro paredes de la Costanera, o sea, fue un sueño nada más”.
Cada vez que vuelve a verse en la película, Ayelén Acevedo se emociona. Fue un largo recorrido hasta la estabilidad con la que empieza soñar ahora. Anoche lloró de nuevo en la proyección de Sueños en el Centro Cultural San Martín. Es una de las protagonistas del documental de Marcos Martínez que cuenta los sueños de las personas en situación de calle –disponible en Cinear.play Estrenos–, pero desde hace un mes vive en un cuarto en Mataderos.
Es un cuarto amplio, con piso de cemento y una ventana desde la que habla con los vecinos, en una casa chorizo de construcción humilde que habitan unas veinte familias. Tiene pocas cosas: una cama, una mesa de madera con dos sillas, un mueblecito en donde guarda algunos elementos de cocina, una pava eléctrica, una radio a pilas, y un mate al que siempre le agrega el contenido de un saquito de té de hierbas. También una foto de Tini Stoessel recortada de una revista, que decora la pared junto a algunos discos viejos.
Entrevista a Ayelén Acevedo
No es mucho, pero ella está contenta: logró tener un cuarto propio. Alquila, sí, pero es de ella, tiene un techo, pudo salir de la calle. Al menos por ahora. Sus sueños siguen siendo los mismos: un amor que la quiera así, de a poco, que se atreva a quererla y no se vaya; conocer a Tini Stoessel y a María Laura Santillán, sus ídolas –dice que lee Infobae por las notas de la periodista y conductora–; un trabajo digno y una vida estable. Sobre todo eso, una vida. Con 38 años, sabe que la pesadilla que termina con las de muchas de sus compañeras antes de los 40 todavía está cerca, la ronda. No quiere eso para ella. Para nadie.
Por eso para Ayelén fue tan importante participar de la película, que la escucharan: “Era la oportunidad de mostrarle a la gente que también hay otras formas, que hay otra mirada posible. Que nos vean desde otra perspectiva, saliendo un poco del estigma de la prostitución, poder contar esto de que una chica trans puede trabajar de otra cosa y desenvolverse de otra manera en la vida”.
Ayelén entendió desde chica que una casa es algo que se puede perder y que, ahí nomás, está la calle: “Yo nací en Avellaneda, vivíamos en una casilla humilde en González Catán. Con la famosa debacle del 2001, a mi familia, como a tantas, le fue mal, y perdimos la casa. Cuando tenía 16 años, a mis padres les surgió una oportunidad de trabajo en Río Gallegos, y nos fuimos para allá buscando tener una mejor calidad de vida. Ellos todavía viven en el Sur”.
De Río Gallegos se fue cuando terminó la secundaria. Como muchas chicas trans, sólo pudo abrazar su identidad yéndose del hogar familiar. “Con mi vieja funcionamos de muchas maneras, y ella a veces es muy cruel –cuenta–. No es una mamá como otras, es dura; y mi viejo es un hombre de pocas palabras. Entonces a mí no me quedó otra que pelearla, en todo sentido. Yo quería estar en Buenos Aires, porque además allá es todo muy chato, estás a 3000 kilómetros de lo que pasa. La gente, por el frío, o vaya a saber por qué, es mucho más distante. Y yo estaba en plena adolescencia, donde uno necesita contacto y todo lo social influye”.
“Así que me decidí a tomar las riendas de mi vida de manera autónoma y en pos de lo que siento, de lo que soy: quería estar acá en Buenos Aires con mi espacio, mi alquiler, poder invitar amigos, amigas… Porque allá era siempre la mirada de mi vieja: ‘Ay, mira ese, la cara que tiene’, o ‘¿Por qué tiene el pelo largo?’, o ‘¿Por qué tiene esa remera?’. Me acuerdo de la vez que me vio con el ojo delineado, me dio con una chancleta de corcho: ‘Sacate eso que te va a ver tu papá’. Y nada, la pasé… Entonces acá era la puerta para yo vivir libre en cuanto a eso, porque estar allá era sometida.”
Ayelén es un nombre por el que nunca la llamaron sus padres, pese a que tiene DNI femenino desde 2013. Para que pudiera transicionar, tuvieron que pasar diez años desde que dejó Río Gallegos y una ley que garantiza su identidad de género, pero su familia todavía no la acepta; cuando los ve, tiene que esconderla, como cuando iba al colegio. No les guarda rencor. “Ya están grandes, son mis padres; vos no te vas a poner a discutir o a decirles cosas que los hagan sentir mal. Creo que hicieron lo que pudieron y hay cosas que ya no las van a entender”, dice.
En Sueños, Ayelén recita uno de sus poemas, en los que mezcla humor con erotismo. Comienza con el estribillo de una canción de Tini: “Llevas tiempo imaginándome, imaginándonos, y yo seré tu princesa”. Dice que sabe que es frívola, pero es lo que quiere: un príncipe azul que la rescate. En otro habla de lo difícil que es conseguir un baño prestado siendo trans. Siempre le gustó escribir, y siguió haciéndolo en la calle: hace tres años publicó un fanzine que presentó en la Noche de los Museos.
En 2020 empezó a estudiar Profesorado de Historia en el Alicia Moreau de Justo y cursó algunas materias en modalidad virtual con su teléfono. Su meta es retomar de manera presencial. Pero lo que más le importa es trabajar. Le gusta cocinar y, antes de quedar “en la calle, literal”, se las arreglaba vendiendo mermeladas y escabeches que hacía ella misma. También fue vendedora en la feria de Solano e hizo tareas domésticas en un hogar y en casas de familia.
Al hablar con ella uno se pregunta cómo alguien con tantos recursos pudo quedar tan marginada de todo. La respuesta es una sola: la soledad y la perdida de una red de contención, sí; pero sobre todo, la discriminación. De todos: la sociedad, el Estado y su familia. Le pregunto en qué momento comenzó el desamparo, ¿cuándo llegó a Buenos Aires? “En el vaivén de venir y poder disfrutar de mi identidad y mi sexualidad, nunca tuve un lugar fijo –dice–. El común denominador siempre fue la falta de techo”.
–¿Tenías un lugar donde parar cuando llegaste?
–Al principio cuando vine era a quedarme en lo de amigos, vivir de prestado un tiempo. Después había conseguido en Floresta un puesto de ayudante de cocina en un bodegón, y me alquilé una piecita en Flores que era como el pasillito este (señala), o un poquito más grande, pero ya no dependía de mi madre. Porque ella te ayuda, pero te somete a sus reglas, ¿no? O sea, en cuanto ella ve que vos te estás saliendo, bueno, ahí te suelta también con lo económico.
–¿Te acordás de la primera vez que dormiste en la calle?
–Fue en Solano, ya ahí no tenía dónde estar. Mi vieja cuando me vio después de transicionar, me dejó de pagar el alquiler. Yo ya estaba rubia. Me maquillaba, tenía una calza o una mini. Quizás ahora porque me visto más como señora, pero, sí, yo a raíz de eso empecé a dormir en el Hospital de Solano. Tenía una red de conocidos que me ayudaban a lo mejor con alimentos o, durante el día, una amiga me dejaba usar su casa para que me pudiera higienizar y todo eso. Esa fue la parte más cruda, ahí me golpearon, me trataron de violar. Las mujeres en la calle son siempre más vulnerables, y siendo trans también se sufre la discriminación, las cosas que te dicen, las que te hacen. Acá en Capital, si bien vos estás en situación de calle, es diferente; en provincia es mucho más complicado, por el lugar y el contexto. Cuando yo quedé en la calle, recién había salido la Ley, y se empezaba a visibilizar. Por ende, nosotras nos empezábamos a ver, a interactuar con la gente. Éramos como un bicho raro, y la gente te ayudaba, pero hasta por ahí nomás. En provincia, en ese entonces, era todo mucho más difícil. Y la pasé feo, la pasé bastante feo.
–¿Cuánto hace ya de esa primera noche afuera?
–Y… hace mucho. Prácticamente desde que obtuve mi identidad. Antes de eso, estaba viviendo en la casa de amigos, pero el último tiempo la cosa se puso heavy, porque mi proceso hormonal empezó a dar resultado, y la novia de mi amigo empezó a flashear cosas. Y bueno, me tuve que ir a otro lugar, hasta que una referente de una agrupación de provincia me comentó de un programa en Capital. En el Hogar Azucena Villaflor me recibieron por primera vez, y no solo una vez, sino muchas; o sea, es raro decir que es como mi casa, pero las veces que yo necesité del lugar me han recibido, me conocen hace mucho.
–Hablabas antes de una red, los amigos, el entorno, ¿eso se rompió también?
–Es como que mi grupo de gente no es siempre el mismo, porque una va cambiando, las personas van cambiando. No es sólo que una ya se siente desplazada de la familia, del sistema, sino que gente que vos considerabas que era tu familia, también te suelta la mano. Entonces no tengo un grupo de pertenencia fijo, son contadas con los dedos de las manos las personas que están siempre. Me quedaron algunos amigos de Río Gallegos con los que me sigo mandando mensajes; uno que era metalero y ahora nada que ver, una chica que tuvo un hijo y ayer me dio like en una publicación que puse en Instagram.
–En todo ese tiempo sin tener trabajo ni un lugar donde vivir, ¿la prostitución nunca fue una alternativa para vos?
–Nunca la ejercí. Una sola vez me pasó con un camionero. Me acuerdo que yo tenía la heladera vacía literal y fue la primera y única vez. Pero no como lo pueden hacer otras compañeras que ya se dedican a eso netamente. Yo nunca bajé los brazos, sabía que podía y que podemos todas hacer otra cosa que no sea eso. A mí a lo mejor se me allanó el camino y encontré la gente que me dio la oportunidad de empleo, o de manejarme de otra manera, de vender en la feria. Lamentablemente, muchas otras chicas del colectivo no. Con mi participación en la película y con mis poemas, lo que yo quiero visibilizar es eso: que una chica trans puede ser kiosquera, verdulera, actriz… Porque la estigmatización sigue estando. Yo no juzgo a las compañeras que lo hacen, repito, a lo mejor a mí el camino se me hizo diferente. De hecho, yo estuve conviviendo –porque me mandó la Defensoría– en el Gondolin, que es un hotel en Villa Crespo de todas chicas trans que ejercen, y fue muy gracioso, porque la primera noche, cuando estaba por acostarme, ya me había agarrado sueño, y me dicen: “¿Y, amiga? ¿Vos no vas a ir a chambear? Le digo: “No, yo escribí un libro”. Y me miraban, no entendían nada. Estuve menos de una semana, porque ellas no entendían cómo yo siendo trans o “trava”, digamos, no ejercía la prostitución.
Ayelén con el equipo de Sueños durante el rodaje: Matías Iaccarino, Adriana Acosta, Daniela D’Urbano, y el director de la película, Marcos Martínez
–En el sueño que narrás en la película, hablás de un hombre que te elige, pero quiere ir despacio. ¿Es difícil el amor siendo trans y viviendo en la calle?
–Es todo un tema. Con mi última pareja, cuando llegó el momento de comprometernos, se asustó y se fue, y encima se me llevó el celular. Él tenía problemas de consumo, pero el día que lo conocí yo estaba tan embelesada, que ese dato como que me lo olvidé o inconscientemente no me lo quería acordar. Estuvimos en un hotel por acá cerca, y nos echaron, fue justo en plena pandemia. Nos echaron, pero en el lugar había otras parejas; a lo mejor no éramos el tipo de pareja que concebía la dueña. Entonces fue un claro hecho de discriminación. Y me acordé de acá (acá es este inquilinato de Mataderos), acá si vos te manejás bien y venís bien con el alquiler, al dueño no le importa mucho eso. Entonces vinimos y estuvimos un tiempo, prácticamente un mes. Y yo cometí el error a lo mejor de querer avanzar un plano más y mostrarme a la familia tal cual soy, ¿por qué tengo que estar siempre camuflándome?
–¿Y qué pasó entonces?
–Se ve que se asustó, porque, a la mañana, me despierto y no estaba. Se me llevó el celular, mis cosas: en ese tiempo yo tenía una olla eléctrica, la pavita esa, que la sigo teniendo. Pudo haber sido más malo si hubiese querido… Pero, dentro de todo, me marcó mucho por su forma de manejarse: muy caballero, muy dulce. Y si en la calle alguien nos decía algo, lo enfrentaba. O sea, duró poco, pero lo bueno es que duró, y yo tengo un buen recuerdo. Si me pongo a pensar más allá de que traicionó mi confianza, fue un hombre muy caballero y a lo mejor, digamos, lo que lo que toda mujer trans termina soñando. Justamente estamos hablando de los sueños, ¿no?
–Bueno, estás cumpliendo otro sueño, ahora tenés un lugar para vos. ¿Cómo conseguiste un cuarto de nuevo?
–Yo antes estaba en el parador. Ahí por un programa empecé a trabajar en una empresa de monitoreo de alarmas. Pero sufrí bullying por parte de mi jefe, y me dijeron que no fuera más. Me pagaron lo que correspondía, y con eso me vine a alquilar acá adelantando dos meses, y pude comprar algunos utensilios de cocina y la cama para poder estar más cómoda.
–¿En algún momento de tu vida sentiste que tenías estabilidad?
–No, fue un constante tambaleo. Y al tambalear unas cosas, también se tambaleaban otras. A eso sumale que a los que les corresponde hacer algo, no lo hacen, entonces estuve siempre muy en el aire.
–¿Y tenés identificado cuándo era que, después de ese tambaleo, te terminabas cayendo?
–Sí, por ejemplo, cuando tuve que dejar todas mis cosas en Flores porque no tenía plata para que me las guardaran; perderlas, ver como el sacrificio que había hecho para tener algo se esfumó. Tener una comodidad y de repente no tenerla más, eso me ha sucedido muchas veces. Acá mismo estuve antes, y después volví a la calle. Ahora, gracias a Dios, pude adelantar unos meses, pero en otra época no tenía. En definitiva, aunque está el subsidio habitacional, y con la ciudadanía porteña yo tengo mi tarjeta de alimentos que me sirve mucho, pero al no tener un trabajo estable, que no te paguen a tiempo, eso el dueño nunca lo entiende porque hace su negocio, y donde me voy yo, vienen tres. Es muy diferente a saber que en tal fecha vas a tener tu sueldo y vas a poder pagar, ahí la cosa cambia. Yo tuve esta experiencia en la empresa que pensé que iba a ser un salto cualitativo en mi vida, no sólo económico, sino en muchas cosas, porque al estar activa también te llenas más de proyectos. Pero no duró ni dos meses.
–¿Cómo es tener tu lugar después de haber estado sin nada?
–Es un alivio. Porque una piensa que va a poder seguir construyendo, porque una tiene ideales, tiene proyectos, pero el contexto y el sistema, que no nos da la cabida suficiente en cuanto a lo laboral, no ayudan. Si bien yo di con esta empresa, que a lo mejor justo tenía una política inclusiva, a veces siento que se la pasan hablando de inclusión y no existe realmente, porque si existiera, la mayoría de las chicas del colectivo no estaríamos en esta situación. Yo dentro de todo, al tener otras herramientas, como decía hace un rato, al tener la secundaria y haber crecido en una familia en donde leer un libro era más importante que ver la tele, me puedo defender y a lo mejor hacer pie más que otras compañeras. Pero en cuanto a la igualdad de oportunidades, estamos todas igual. La inclusión no es sólo hablar con la “e”. El sistema constantemente es perverso y esa ilusión no existe. Y sin embargo, hoy por hoy siento que tengo cierta estabilidad y estoy disfrutando de este momento. Porque fue todo un aprendizaje y un recorrido.
–Vos en la película contás tus sueños oníricos, ¿cuáles son tus sueños en la realidad, tus deseos?
–Básicamente tener una estabilidad, que el sistema realmente nos reconozca y nos resguarde, porque eso no está sucediendo. Si bien hay planes, hay programas, no se trata sólo de eso. Es una cadena que arranca desde lo psicológico, en todo sentido hay escasez. Mi sueño sería una estabilidad, no tener que estar todos los meses con el corazón en la boca por si cobraré o no. Y por qué no, a futuro, formar una familia con el hombre que elija, ¿no?
–¿De qué manera pensás que la gente que hoy se entera de cuáles son tus sueños te puede acompañar para que los logres?
–Y… yo tengo entendido que los medios de comunicación llegan a muchas partes y a lo mejor una toca la fibra de alguien o de alguna autoridad. Yo lo que pido es un trabajo digno, genuino, que yo me pueda ganar el pan todos los días, porque tengo dos piernas, tengo dos brazos: puedo ganármelo y ser autogestiva. Y creo que el trabajo digno, el techo digno, es un derecho básico para cualquier persona. Es lo único que pido para salir adelante.
Fotos: Franco Fafasuli
Video: Matías Arbotto
Edición: Carolina Villanueva y Rocío Klipphan
Fuente Infobae
Del blog Nova Bella:
Por la esperanza somos hijos de nuestros sueños
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María Zambrano
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Habéis nacido con un potencial. Habéis nacido para la bondad y la confianza. Habéis nacido con ideales y sueños. Habéis nacido para cumplir grandes cosas. Habéis nacido con alas. No estáis hechos para arrastraros, entonces no lo hagáis. Tenéis alas. Aprended a utilizarlas y despegad.
*
***
Anda Dios últimamente regalándonos flores y sueños. Donde menos lo esperas encuentras un post-it de su presencia, un “esto es cosa mía, disfrútalo” que te llena el alma.
Cuando tenemos el espíritu dispuesto a la bondad resulta mucho más fácil ver eso mismo, la bondad, allá donde poses el corazón. Es más asequible ponerse en el lugar de la otra y tratar de entender su enfado, su mala respuesta o su oscura mirada. Y si no se entiende, al menos es más fácil encogerse de hombros y relativizar, que en la vida no hay que entenderlo todo… sería agotador. Lo que hay que hacer es amarlo todo. Sí. En la vida no hay que entenderlo todo, únicamente amarlo todo.
Pero también las risas son más sinceras y los silencios más fecundos. Los despistes son subsanados y los errores relativizados. Las alegrías se hacen como canciones de esas que se pegan al paladar y que acaba cantando todo el mundo…
Cuando somos conscientes de que Dios está haciéndonos regalos parece que nos volvemos más buenas y que nos duele más meter la pata. Qué le vamos a hacer, somos limitadas, y en el esfuerzo va la recompensa.
Los mensajes de Dios huelen a promesa. Sus regalos son insuperables. No sé si son eficaces o útiles, si sirven sólo para contemplar o disfrutar. No sé tampoco si son valiosos o fugaces. Sí sé que ayudan a madurar; es parte del regalo.
Dios regala plenitud. La forma varía, a veces no es ni siquiera agradable, pero el contenido es básicamente el mismo.
La plenitud nace a partir de la libertad, ésta de la aceptación, la cual, a su vez, brota de la confianza y el agradecimiento. Una cadena de obsequios.
Así pues, nuestro buen Dios, gracias por las flores y los sueños, porque están plenificándonos.
Fuente: Monasterio Monjas Trinitarias de Suesa
Acaba el Año de la Vida Consagrada en el que el Papa Francisco nos invitaba a mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza. Y con el corazón agradecido por tanto que hemos compartido, celebrado, orado… se nos queda la mirada soñadora, el alma contenta y llena de esperanza. Y aquí os dejamos un sueño, nuestro sueño:
Soñamos con una vida de comunidad cada vez más circular, más horizontal y más arriesgada.
Soñamos con una comunidad más débil pero menos cobarde. Más humilde y más pobre.
Soñamos con una comunidad que siga trabajando por la dignidad de la mujer, que siga visibilizando el papel social y eclesial que le corresponde a la mujer y a todo lo femenino.
Soñamos con una comunidad cada vez más orante y comprometida social y ecológicamente. Una comunidad que crezca en conciencia, que avance por el camino de la ética del cuidado.
Soñamos con una comunidad generadora de paz, reconciliación, diálogo, escucha… con una comunidad que no se canse de estar en el camino.
Soñamos con una comunidad “perfectible” que se sepa inacabada. Una comunidad abierta a las diferencias.
Soñamos con una comunidad que sea verdadera alternativa, donde se vivan unas relaciones diferentes en todos los sentidos: relaciones personales, relación con la economía, relación con el trabajo, relación con el mundo.
Soñamos con una comunidad transparente, servicial, generosa, acogedora, evangélica, orante, humilde, provocativa, valiente, emprendedora, justa.
Soñamos con una comunidad a la que se le contagie más y más la forma de ser de nuestro Dios Trinidad. Kenótica, solidaria, amorosa. Viva, resucitada. Enamorada del Reino. Esperanzada, llena de límites y de sueños. Dialogante, con conflictos y con deseos de superarlos.
Soñamos con una comunidad que siga siendo pequeña, en número y en fuerzas. Una comunidad débil que necesite confiar en Dios.
Una comunidad de hermanas que camine humildemente de la mano de Dios.
Del blog Pays de Zabulon:
¿Lo que es verdad,
siempre es verdad?
Si.
Entonces, ¿por qué
he pasado tanto tiempo
yendome a otra parte
buscando otra cosa
huyendo de mí mismo
buscándome en otra parte?
Al final del viaje,
sin aliento,
Llego,
llego o vuelvo
vuelvo de nuevo a mí.
Es como esos caminos iniciáticos,
contados tantas veces, por los que
el viajero parte a países lejanos
a disfrutar de experiencias inéditas,
a enriquecer a su personaje,
luego regresa a su punto de partida.
Volver, sí,
pero diferente y más fuerte,
volver de otro modo,
volver capaz
de acoger su verdad
y sumergirse en ella.
Así que estoy de vuelta.
Al final del viaje,
sin aliento,
aquí estoy frente a mi vida,
como invitado a bucear
en lo Esencial.
Lo esencial…
Encuentro los brillos,
bellos y atrayentes,
de mi juventud,
como tantos instantes fundadores
que había abandonado.
Es un misterio este vagabundeo en otro lugar
salvo cuando estamos en casa.
Posiblemente era demasiado joven,
posiblemente demasiado ingenuo.
No, no demasiado ingenuo,
ingenuo simplemente.
Y, en la hermosa edad de la juventud,
cuando se es ingenuo,
somos sensibles y frágiles.
Y, hay que vivir,
y construir.
En todo caso,
es lo que se cree,
es lo que parece decir la vida.
Entonces yo mismo me fui, me fui.
lejos de mí mismo.
Oh, siempre fiel
a esta parte de mí mismo,
pero como en un sueño,
como recuerdo.
Ahora quiero volver.
Quiero encontrar
las intuiciones de mi juventud,
las que me llenaron
y me hacían vivir,
aquellas por las que me maravillaba
y estaba disponible para el mundo.
¡Quiero volver a mi casa,
encontrar la belleza de estos impulsos
que estaban directamente conectados a la Vida,
– y yo no lo sabía!
que encendían un fuego en mí,
¿o era una inundación?
Quiero encontrar mis sueños,
porque no eran sólo sueños,
eren una esperanza llevada al mundo
que brotaba de un infinito profundo.
Quiero encontrar este tiempo
cuando yo era como una página en blanco,
una tierra sin cultivar,
un campo sin surco.
¿Quién sabe si, ya,
yo estaba condicionado o influido
por mis experiencias intrauterinas
o mi más tierna infancia?
Yo era una tierra disponible,
una tierra hermosa y salvaje
en donde brotaban las fuentes
La verdad que sentía,
no sabía que era la verdad.
Entonces salí a vivir,
salí a descubrir, experimentar,
me olvidé, me magullé un poco.
Me fui a vivir,
¿No es el camino de un hombre?
Pero porque esto es verdad,
es siempre verdad,
Quiero volver
Ahora.
Quiero volver a mi casa,
volver diferente y más fuerte,
pero no sin encontrar
esta ingenuidad
que hace que toda cosa es bella,
y que todo descubrimiento, todo encuentro,
son maravillosos.
Verdaderamente, Señor, vuelvo.
Acógeme en tu casa, en nuestra casa.
Querría volver a encender el fuego
sin buscar más en otro lugar.
Querría volver a encender el fuego,
y con calma acoger al que pase
como un amigo que está también sobre su camino,
ser signo para él de tu presencia
que le reenvía a su propio camino.
He aquí, he aquí mi vocación, finalmente.
Tanto tiempo para descubrirla.
Justo estar ahí,
dejarte hacer
con esta parte de mí
que es tuya
y que pide sólo crecer
desde el momento en que esté allí.
*
Zabulon – 13 oct 2015
***
“We are such stuff our dreams are made on…”
“Somos de la misma sustancia de la que están hechos los sueños.”
*
William Shakespeare,
La Tempestad, IV, esc. 1.
***
Del blog de la Communion Béthanie:
No te subestimes comparándote con los demás.
Es justamente porque todos somos diferentes por lo que que somos absolutamente
únicos.
No fijes tus objetivos en función de los demás..
Sólo tú sabes lo que es bueno para ti.
Estate siempre a la escucha de tus deseos más profundos.
Valóralos como valoras la vida, porque sin ellos, la vida no es nada..
No dejes pasar la vida entre tus dedos soñando con el pasado o soñando con el futuro.
Vive tu vida día a día, y vivirás intensamente cada día de tu vida.
No bajes los brazos mientras tengas todavía algo que dar.
Nunca está nada perdido mientras continúes luchando.
No tengas miedo de admitir que no eres perfecto.
Es el frágil vínculo que nos une los unos a los otros.
No tengas miedo de arriesgarte.
Porque es arriesgándose, como el valor se aprende.
No apartes el amor de la vida pensando que no existe.
El mejor medio de encontrar el amor es darlo;
El mejor medio de perderlo es retenerlo preso;
Y la mejor manera de mantenerlo es darle alas.
No ahogues tus sueños.
No soñar, es vivir sin esperanza;
Vivir sin esperanza, es errar sin objetivo.
No huyas hacia adelante a lo largo de tu vida de modo que olvides de dónde vienes y a dónde vas.
La vida no es una carrera, sino un viaje en el que hay que saber saborear cada etapa.
(Fotografía À Corps… À Coeur)
***
Del blog À Corps… À Coeur:
Habéis nacido con un potencial. Habéis nacido para la bondad y la confianza. Habéis nacido con ideales y sueños. Habéis nacido para cumplir grandes cosas. Habéis nacido con alas. No estáis hechos para arrastraros, entonces no lo hagáis. Tenéis alas. Aprended a utilizarlas y despegad.
*
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Del blog À Corps… À Coeur:
” Cuando a través de los laberintos de la vida diaria, un hombre escoge conducir un equipo de caballos en el que uno de de ellos tira hacia la realidad y otro hacia el sueño, su camino no puede ser fácil, pero se enriquece con las estrellas que brotan al contacto de ambos mundos. “
*
Charles Bukowski
***
Leído en su blog:
“Sueño” es una palabra muy hermosa, y puede significar muchas cosas, incluso contrarias: somnolencia o pasión, quimera o realidad, engaño o profecía. Hay sueños que angustian y sueños que alegran, sueños que adormecen y sueños que animan. A veces soñamos dormidos, y a veces soñamos despiertos, y muchas veces no sabemos por qué soñamos lo que soñamos. Pero seguimos soñando.
Los sueños sueños son, pero también sucede que los sueños se hagan realidad. Hay sueños que han de hacerse realidad. Incluso podemos decir que nacimos de un sueño, o que somos un sueño aun no despierto del todo.
Así entiendo el mito del Génesis sobre el sueño de Adán del que nació Eva, o la vida. Adán se sentía solo, se nos dice en el relato. “Entonces, el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía le sacó una costilla y llenó el hueco con carne. Después, de la costilla que había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. Entonces, éste exclamó: ‘Ahora sí; esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne’ ” (Gn 2,21-23). El mito bíblico supone que primero fue creado el varón, pues, aunque “Adán” significa “ser humano”, es también, según el relato, el nombre propio del primer varón. Pero dejemos de lado la afirmación de que primero fuera creado el varón y la mujer después, a partir del varón y subordinado a él. No es más que un reflejo más de la antigua –y aún actual– cultura patriarcal que da primacía al varón y posterga a la mujer. Quedémonos con lo esencial del texto, que tal vez tiene mucho que ver con la esperanza y que la puede estimular.
Hemos nacido del sueño: Eva del sueño de Adán, Adán del sueño de Eva. Adán se siente solo sin Eva, y no hay esperanza en soledad, sin compañía, o sin sueño. Dios le hace, pues, caer en un profundo sueño y de su costilla, mientras duerme, crea a Eva. O de la costilla de ésta, mientras duerme –aunque el texto no diga esto–, crea al hombre. Hemos nacido del sueño, somos hijos e hijas del sueño. Somos el sueño de alguien y estamos llamados a engendrar a alguien con nuestro mejor sueño.
El sueño fecundo de Adán y de Eva puede ser entendido como metáfora del mundo profundo del deseo o de la transcendencia, del mundo simbólico o espiritual. Todas las criaturas somos seres finitos habitados por un deseo más grande, un dinamismo infinito, una posibilidad abierta. Que hemos nacido del sueño quiere decir que hemos nacido para soñar en aquello que todavía no es pero puede ser, en aquello que aún no somos pero podemos llegar a ser. ¿Pero de qué sirve soñar? Sirve para vivir despiertos. El sueño nos impide quedarnos dormidos. El sueño nos mantiene despiertos. El sueño nos lleva a soñar sueños despiertos. Y los sueños despiertos alumbran utopías.
¿Y para qué las utopías, si nunca se han realizado? Es que las utopías, como ha escrito E. Galeano, no son para que las realicemos, sino para que sepamos hacia dónde debemos dirigirnos. “Utopía” significa “no-lugar” (uk-topos), pues no existe en ninguna parte, ni tal vez existirá. El camino mismo es la meta principal, y el horizonte que nunca alcanzamos nos indica la dirección del camino. Lo mismo sucede con las utopías.
El sueño nos despierta, nos mantiene despiertos, es decir, caminando en la buena dirección. Nacidos del sueño, seguimos soñando, tenemos un horizonte y vamos marchando hacia él. No pretendemos alcanzarlo, pero solo si caminamos en la dirección adecuada nuestra vida será lo que es, merecerá la pena, en el camino hallaremos la dicha. Y tal vez llegaremos a pequeñas metas que nos animarán a seguir adelante.
“Utopía” puede significar también “buen lugar” (eu-topos). Caminar con dirección es ya un buen lugar, y caminando así llegamos sin cesar a infinidad de buenos lugares que hacen la vida estimulante y buena. “No hay programa más movilizador que el de una buena utopía. Sobre todo si es necesaria” (José Vidal Beneyto).
Despertemos del sueño o despertemos sueños. Mantener el sueño despierto y seguir caminando hacia la utopía: eso es vivir en esperanza. “Somos criaturas esperanzadas” (E. Bloch). Esa esperanza nos da aliento, respiro, y el respiro nos permite ponernos en pie y seguir adelante, aunque no lleguemos. La esperanza nos permite respirar y espirar, respirar y espirar una y otra vez, y así dilatar el corazón, sentirnos unidos a la respiración universal del Espíritu en toda la creación.
José Arregi
Para orar: “Obrim camins”
Obrim camins a l’esperança,
Obrim camins sense tardança,
Obrim camins que el món avança,
Obrim camins ara mateix!
Obrim camins per a un món jove,
Obrim camins ara que és l’hora,
Obrim camins i via fora!
Obrim camins ara mateix!
Obrim camins, Crist ens espera,
Obrim camins, i ens allibera,
Obrim camins en primavera,
Obrim camins ara maiteix!
Obrim camins a cops de vida,
“obrim camins” es nostra crida,
Obrim camins de joia i vida,
Obrim camins ara mateix!
(Església de Menorca, Cantoral Diocesá)
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