Gana demanda contra la empresa familiar que le despidió al salir del armario
Un banquero de Minnesota consigue una indemnización de tres millones y medio de dólares tras demandar a la empresa familiar de la que le despidieron cuando salió del armario como homosexual.
El juez de distrito del condado de Steele, Joseph Bueltel, condena a Country Bankers, Inc. a pagar una indemnización total de tres millones y medio de dólares a Stephen Habberstad por discriminación en base a su orientación sexual. No sólo le habían despedido por el único hecho de ser gay, sino que se trataba además de una empresa gestionada por su propia familia. «No me di cuenta de que mi hermana albergaba esa clase de sentimientos», declara el banquero de Minnesota, de 61 años de edad en la actualidad.
Casado y con hijos, Habberstad siempre supo que era gay, pero había escogido vivir haciéndose pasar por heterosexual. Pasados ya los cincuenta, decide que es tiempo de despojarse de su máscara y dar la cara. La primera consecuencia, el divorcio, es más o menos previsible; la segunda es cuanto menos inapropiada, al recibir sus hijos un correo electrónico de su tía en el que les decía «vuestro padre ha vivido una mentira durante años que ha extendido sobre la vida de esta familia causando muchos dolores de cabeza»; siendo la tercera bastante inesperada para él, al ser despedido de la empresa familiar en la que siempre había trabajado.
El desglose de la indemnización se divide también tres partes, la primera en salarios atrasados, ascendiendo a 793.733 dólares; la segunda por angustia emocional, fijada en 25.000 dólares; y una tercera parte que se acuerda en función de los 21 años estimados de esperanza de vida que le quedan, que se habrían valorado en 100.000 dólares por año; se entiende que el resto sería por las costas del juicio.
«La verdad es: Stephen Habberstad fue despedido por ser gay», escribía el juez Bueltel en su sentencia de 92 páginas. «Vuelve al armario y vuelves al trabajo», le habría llegado a decir su tía Phyllis, accionista de la empresa, como única condición para conseguir un acto de conciliación. Estrategias que el juez habría criticado duramente, así como desacreditar sus tareas y funciones y cuestionar el tiempo que había dedicado a la empresa.
«La gente puede tener sus propias opiniones sobre la orientación sexual. Ese no es el problema. El problema es que la gente tiene derecho a trabajar sin comentarios que afecten a su trabajo y su capacidad para ganarse la vida. La discriminación ocurre incluso entre las personas que piensas que son tus amigos y tu familia que te apoya. Es una realidad dura para mucha gente», declara Leslie Lienemann, abogado de Habberstad.
«Todavía estoy tratando de superar esto. No tenía nada que ver con cómo llevábamos el negocio. Me despidieron por ser gay, y eso es algo completamente erróneo», declara Habberstad asegurando que ahora ya puede continuar con su vida. Durante el juicio se ha enfrentado a momentos como su mujer explicándole que ya sabía que era gay, pero que «no se había dado cuenta de lo que podía doler tanto cuando se lo dijo a ella». Como parte del acuerdo de divorcio, le pasó a ella una parte considerable de sus acciones en la empresa, permitiéndole a ella y a su hermana, Susan Boschetti, tomar el control. Lo que no vio venir es que su hermana le daría la espalda tanto en su divorcio como en la sala de juntas, a pesar de que seguía siendo «la misma persona que era hace 25 años».
Quizás por eso el juez ha decidido que el pago de la indemnización se realice en dinero, no en acciones de la empresa, con el objetivo de evitar que tenga que seguir formando parte de la empresa, que no se reduce a Country Bankers, sino que abarca otras dos empresas similares. Algunos piensan que la cantidad puede ser demasiado elevada, en lo que algunos ya han calificado como la mayor indemnización en un caso de discriminación por orientación sexual en los Estados Unidos.
Fuente Universogay
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