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El documento final del Sínodo de los Jóvenes ha quedado muy por debajo de las expectativas sobre LGTB, mujeres o plena participación

Lunes, 5 de noviembre de 2018
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respetolgbt_560x280Ya lo veíamos hace unos días y lo lamentábamos… Si alguien esperaba algo nuevo acerca de las personas LGTBI y la igualdad de la mujer… que espere sentado.  Poco y además con renuencias. Y, claro, nos han llamado de todo…

¿Qué ocurrió entre el Instrumentum Laboris y el documento final del Sínodo?

Los sinodales presentaron al Papa un texto descafeinado, que evita polémicas

El documento final ha quedado muy por debajo de las expectativas sobre LGTB, mujeres o plena participación

Los jóvenes pedían una respuesta concreta de la Iglesia que, en el documento final, no se da. Ahora hay que esperar al Papa

(Jesús Bastante).- Un documento descafeinado. Esta es la sensación de muchos tras la publicación del texto oficial del Sínodo de Obispos sobre la Juventud, cuyo resultado final ha quedado muy por debajo de las expectativas, incluso de que se habló en el llamado ‘Pre Sínodo’ y que se incluyó en el ‘Instrumentum Laboris’.

La sensación es que, entre uno y otro documento, los padres sinodales han optado por un texto de mirada amplia, sin entrar de lleno en los temas escabrosos y evitando polémicas como la que se diera en 2015 cuando una nota al pie de página de Amoris Laetitia provocó un amago de cisma ante la apertura a la comunión para los divorciados vueltos a casar.

El texto presentado este domingo al Papa pide favorecer la acogida a los homosexuales y promover la presencia femenina en los órganos de responsabilidad de la Iglesia, pero no introduce ningún cambio sustancial.

Tampoco refleja algunas de las peticiones concretas planteadas en la asamblea, como la creación de unministerio’ vaticano para los jóvenes. Apenas pide “el establecimiento de un cuerpo representativo de la juventud a nivel internacional”.

El texto tampoco responde a la exigencia de que las mujeres puedan votar en el Sínodo y da un paso atrás en el reconocimiento a la diversidad sexual respecto al ‘instrumentum laboris’, el documento de trabajo de la asamblea, en el que se utilizaba el término LGTB.

El documento final del Sínodo menciona la pederastia eclesial, pasa de puntillas por la cuestión de las drogas y pide a los jóvenes que descubran el justo valor de la castidad” sin ocuparse de las relaciones sexuales anteriores o fuera del matrimonio.

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Del Instrumentum Laboris…

Y es que el Instrumentum Laboris fue recibido como un baño de realidad, en el que el Vaticano admitía que “muchos jóvenes católicos no siguen las indicaciones de la moral sexual de la Iglesia”, e incorporaba, por primera vez, las críticas más aceradas de los jóvenes católicos sobre “temas controvertidos”, como los anticonceptivos, la homosexualidad, el aborto, el matrimonio o la cuestión de género, temas sobre los que “los jóvenes ya discuten libremente y sin tabúes”.

Los jóvenes pedían poder debatir “abiertamente y sin prejuicios” sobre estos y otros temas, que van desde el desempleo a las nuevas tecnologías, pasando por los desafíos de las migraciones, el trabajo precario, las nuevas esclavitudes, las drogas e, incluso, el papel de la mujer. Sin embargo, el documento final sólo concede una propuesta de futuro: la de que en próximos Sínodos pueda arbitrarse una postura para que laicos y mujeres (ni siquiera las religiosas que participaron en las congregaciones pudieron votar) tuvieran voz, y voto en la toma de decisiones.

Al documento final…

El texto aprobado por más de dos tercios sí habla de invitar a “a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar este camino, participando en procesos de discernimiento comunitario que también incluyen a aquellos que no son obispos en las deliberaciones”, y de apostar decididamente por una “Iglesia sinodal”, pero no concretiza.

El documento final incluye una dura crítica al clericalismo y al drama de los abusos sexuales en la Iglesia, así como a la corrupción en la curia, algo que habían solicitado los jóvenes durante el pre-sínodo. Pero apenas añade propuestas arriesgadas sobre la igualdad hombre y mujer en la toma de decisiones (como se reclamaba en el Instrumentum Laboris), y se limita a recomendar “que todos sean más conscientes de la urgencia de un cambio inevitable, también a partir de una reflexión antropológica y teológica sobre la reciprocidad entre hombres y mujeres”.

Sobre la cuestión LGTB, siglas que sí aparecían en el Instrumentum, pero que han desaparecido del documento entregado al Papa, “el Sínodo reafirma que Dios ama a cada persona y también lo hace la Iglesia, renovando su compromiso contra toda discriminación y violencia sobre una base sexual”. Al tiempo, considera que “es reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”. Poco para lo que se esperaba.

“Los jóvenes desean una Iglesia auténtica, una comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva“, añade el ‘Instrumentum Laboris‘, que se divide en tres partes: Reconocer, Interpretar y Elegir. Pedían una respuesta concreta de la Iglesia que, en el documento final, no se da. Ahora hay que esperar a ver cómo da forma el Papa a los resultados del Sínodo, con la esperanza de que, como él mismo apuntó, “el Sínodo es un camino”, y “una buena vendimia, que promete buen vino”. Veremos.

Fuente Religión Digital

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , ,

¿Pero qué jóvenes? Una ocasión más perdida: El Documento Final del Sínodo de los jóvenes ni reconoce la igualdad de la mujer ni la diversidad familiar ni mucho menos la orientación seual ni la identidad de género…

Lunes, 29 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en ¿Pero qué jóvenes? Una ocasión más perdida: El Documento Final del Sínodo de los jóvenes ni reconoce la igualdad de la mujer ni la diversidad familiar ni mucho menos la orientación seual ni la identidad de género…

respetolgbt_560x280“Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor…”

(Teresa de Jesús Moradas V, 3-11)

Si alguien esperaba algo nuevo acerca de las personas LGTBI y la igualdad de la mujer… que espere sentado. Seguir hablando hoy de “inclinaciones sexuales” para referirse a las personas LGTBI y obviar la “orientación sexual” y la “identidad de género” (p. 150) es no entender nada… Poco y además con renuencias:

“Es reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”

El Sínodo aprueba “avanzar hacia una Iglesia participativa y corresponsable” en la que no sólo voten los obispos

El documento final proclama el “cambio inevitable” para un mayor papel de mujeres y laicos en la Iglesia

(Jesús Bastante/VN).- Ha sido un documento propio de un Sínodo, que ha buscado el consenso, y que lo ha encontrado. Todos los puntos han superado, con mucho, los dos tercios exigidos, y el documento final se ha aprobado con 191 votos a favor y 43 en contra. Sí llama la atención que de 268 padres sinodales, una veintena no han votado.

Los puntos más polémicos, y que han contado con más votos en contra, han sido los referidos a la sinodalidad, los abusos sexuales, el papel de la mujer y, especialmente, el punto 150, referido a los homosexuales, donde 65 padres sinodales han votado en contra, por 178 a favor. En el mismo, se subraya cómo “hay preguntas sobre el cuerpo, la afectividad y la sexualidad que requieren una elaboración antropológica, teológica y pastoral más profunda”, entre los que se destacan los relacionados con “la diferencia y la armonía entre la identidad masculina y femenina y las inclinaciones sexuales”.

En este sentido, “el Sínodo reafirma que Dios ama a cada persona y también lo hace la Iglesia, renovando su compromiso contra toda discriminación y violencia sobre una base sexual”. Al tiempo, considera que “es reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”.

En muchas comunidades cristianas ya hay caminos de acompañamiento en la fe de las personas homosexuales: el Sínodo recomienda alentar estos caminos”, señala el documento, que pide ayudar a estas personas “a leer su propia historia; adherirse libre y responsablemente al llamado bautismal; reconocer el deseo de pertenecer y contribuir a la vida de la comunidad; a discernir las mejores formas para que esto suceda”. Así “ayudamos a que ningún joven sea excluido, a integrar cada vez más la dimensión sexual en su personalidad, creciendo en la calidad de las relaciones y caminando hacia el don de sí mismo”.

Respecto al papel de la mujer, el documento final admite el deseo de “un mayor reconocimiento y valorización de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia”, y subraya que muchas mujeres desempeñan un papel insustituible en las comunidades cristianas”, aunque “en muchos lugares es difícil darles espacio en los procesos de toma de decisiones, incluso cuando no requieren responsabilidades ministeriales específicas”.

“La ausencia de la voz y la mirada femeninas empobrecen el debate de la Iglesia y el camino, restando al discernimiento una contribución preciosa”, por lo que el Sínodo “recomienda que todos sean más conscientes de la urgencia de un cambio inevitable, también a partir de una reflexión antropológica y teológica sobre la reciprocidad entre hombres y mujeres”.

Sobre los abusos sexuales, el documento apunta que “es un fenómeno muy extendido en la sociedad, que también afecta a la Iglesia y representa un serio obstáculo para su misión”. De este modo, “el Sínodo reafirma su firme compromiso con la adopción de medidas preventivas rigurosas que impidan su repetición, a partir de la selección y capacitación de quienes se encargarán de las responsabilidades y tareas educativas”.

“Hay diferentes tipos de abuso: poder, económico, conciencia, sexual”, y “la tarea de erradicar las formas de ejercicio de la autoridad en la que se injertan y de contrarrestar la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han manejado muchos casos es evidente. En cuanto a las razones, el documento apunta al clericalismo, que “surge de una visión de vocación elitista y excluyente, que interpreta el ministerio recibido como un poder para ejercer en lugar de un servicio libre y generoso para ofrecer; y esto nos lleva a creer que pertenecemos a un grupo que tiene todas las respuestas y ya no necesita escuchar y aprender nada, o finge escuchar

Sobre la sinodalidad, el documento invita a “a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar este camino, participando en procesos de discernimiento comunitario que también incluyen a aquellos que no son obispos en las deliberaciones. En este punto, el Sínodo quiere abrirse a “los jóvenes marginados y a aquellos que tienen poco o ningún contacto con las comunidades eclesiales”. “Esperamos que estos caminos involucren a familias, institutos religiosos, asociaciones, movimientos y a los propios jóvenes, para que se propague la “llama” de lo que hemos experimentado en los últimos días”.

De este modo, el texto final llama a “despertar” la sinodalidad, que es una “dimensión constitutiva de la Iglesia”. Por ello, “la Iglesia está llamada a asumir un rostro relacional que se centra en escuchar, dar la bienvenida, el diálogo, el discernimiento común en un proceso que transforma las vidas de quienes participan en ella”, para construir “una Iglesia de escucha, en la conciencia de que escuchar es más que sentir”.

Es una escucha mutua en la que todos tenemos algo que aprender. Gente fiel, Colegio Episcopal, Obispo de Roma: uno escucha a los demás; y todos escuchando al Espíritu Santo”, proclama el Sínodo, que pide avanzar hacia una Iglesia participativa y corresponsable capaz de aumentar la riqueza de la variedad de la que está compuesta, recibiendo con gratitud la contribución de fieles laicos, incluidos jóvenes y mujeres, la de la vida consagrada de mujeres y hombres, y la de colectivos, asociaciones y movimientos. Nadie debe ser puesto o puesto a un lado”.

“Esta es la manera de evitar el clericalismo, que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones, y la clericalización de los laicos, que los encierra en lugar de lanzarlos hacia el compromiso misionero en el mundo”, constata el documento. “El Sínodo pide que se haga efectiva y ordinaria la participación activa de los jóvenes en los lugares de corresponsabilidad de las Iglesias particulares, así como en los organismos de las Conferencias Episcopales y de la Iglesia universal”, añade el texto, que pide “el establecimiento de un cuerpo representativo de la juventud a nivel internacional”.

A continuación, el resumen ofrecido por Vatican News

Es el episodio de los discípulos de Emaús, narrado por el evangelista Lucas, el hilo conductor del Documento Final del Sínodo de los Jóvenes. Leído en el Aula en voces alternas por el Relator General, Card. Sérgio da Rocha, los Secretarios Especiales, Padre Giacomo Costa y Don Rossano Sala, junto con Mons. Bruno Forte, miembro de la Comisión para la Redacción del texto, el Documento es complementario al Instrumentum laboris del Sínodo, del que retoma la división en tres partes. Acogido con aplausos, el texto -dijo el Cardenal da Rocha- es “el resultado de un verdadero trabajo de equipo” de los Padres sinodales, junto con los demás participantes en el Sínodo y “en modo particular con los jóvenes”. El Documento contiene, pues, los 364 modos, es decir, las enmiendas, que se han presentado. “La mayoría de ellos -añadió el Relator General- fueron precisos y constructivos”.

“Caminaba con ellos”

En primer lugar, pues, el Documento final del Sínodo examina el contexto en el que viven los jóvenes, destacando sus puntos de fuerza y sus desafíos. Todo comienza con una escucha empática que, con humildad, paciencia y disponibilidad, permita dialogar verdaderamente con la juventud, evitando “respuestas pre confeccionadas y recetas ya preparadas”. Los jóvenes, intactos, quieren ser “escuchados, reconocidos, acompañados” y desean que su voz sea “considerada interesante y útil en el campo social y eclesial”. La Iglesia no siempre ha tenido esta actitud, reconoce el Sínodo: a menudo los sacerdotes y los obispos, sobrecargados por muchos compromisos, tienen dificultad para encontrar tiempo para el servicio de la escucha. De ahí la necesidad de preparar adecuadamente a los laicos, hombres y mujeres, que sean capaces de acompañar a las jóvenes generaciones. Además, ante fenómenos como la globalización y la secularización, los chicos se encaminan hacia un redescubrimiento de Dios y de la espiritualidad, y esto debe ser un estímulo para que la Iglesia recupere la importancia del dinamismo de la fe.

La escuela y la parroquia

Otra respuesta de la Iglesia a las interpelaciones de los jóvenes proviene del sector educativo: las escuelas, universidades, colegios, oratorios, permiten una formación integral de los chicos, ofreciendo al mismo tiempo un testimonio evangélico de promoción humana. En un mundo donde todo está conectado – familia, trabajo, tecnología, defensa del embrión y del migrante – los obispos definen como irremplazable el papel que desarrollan las escuelas y universidades, en donde los jóvenes transcurren mucho tiempo. En particular, las instituciones educativas católicas están llamadas a afrontar la relación entre la fe y las exigencias del mundo contemporáneo, las diferentes perspectivas antropológicas, los desafíos científicos y técnicos, los cambios en las costumbres sociales y el compromiso por la justicia. La parroquia también tiene su papel: “Iglesia en el territorio”, necesita volver a pensar su vocación misionera, porque a menudo es poco significativa y poco dinámica, especialmente en el ámbito de la catequesis.

Los migrantes, paradigma de nuestro tiempo

El Documento sinodal se detiene luego en el tema de los migrantes, “el paradigma de nuestro tiempo” como fenómeno estructural y no como emergencia transitoria. Muchos migrantes son jóvenes o menores no acompañados que huyen de la guerra, violencias, persecuciones políticas o religiosas, desastres naturales, pobreza, y terminan siendo víctimas del tráfico, de las drogas, abusos psicológicos y físicos. La preocupación de la Iglesia es sobre todo por ellos -dice el Sínodo- en la perspectiva de una auténtica promoción humana que pase a través de la acogida de los refugiados y prófugos, y sea punto de referencia para los muchos jóvenes separados de sus familias de origen. Pero no sólo: los migrantes -recuerda el Documento- son también una oportunidad de enriquecimiento para las comunidades y sociedades a las que llegan y que pueden ser revitalizadas por ellos. Resuenan pues, los verbos sinodales “acoger, proteger, promover, integrar”, indicados por el Papa Francisco para una cultura que supere la desconfianza y los miedos. Los obispos piden también un compromiso mayor en el garantizar a quien no querría migrar, el derecho efectivo de permanecer en su propio país. La atención del Sínodo se dirige también a las Iglesias que son amenazadas, en su existencia, por las migraciones forzadas y las persecuciones sufridas por los fieles.

Compromiso firme contra todo tipo de abuso. Luz en la verdad y pedido de perdón

Luego hay una amplia reflexión sobre los “diferentes tipos de abusos” (de poder, económicos, de conciencia, sexuales) cometidos por algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos: en las víctimas -se lee en el texto- causan un sufrimiento que “puede durar toda la vida y que ningún arrepentimiento puede remediar”. De ahí el llamamiento del Sínodo a “un firme compromiso a la adopción de rigurosas medidas de prevención que eviten su repetición, a comenzar de la selección y la formación de aquellos a quienes se les confiarán tareas de responsabilidad y educación”. Por lo tanto, será necesario erradicar aquellas formas -como la corrupción o el clericalismo- en las que se injertan estos tipos de abusos, contrarrestando también la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han gestionado muchos casos. Al mismo tiempo, el Sínodo expresa su gratitud a todos aquellos que “tienen el valor de denunciar inmediatamente el mal”, porque ayudan a la Iglesia “a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y de la necesidad de reaccionar con decisión”. “La misericordia, de hecho, exige justicia”. No deben olvidarse, sin embargo, los numerosos laicos, sacerdotes, consagrados y obispos que se dedican cada día, con honestidad, al servicio de los jóvenes, quienes pueden ofrecer realmente “una ayuda preciosa” para una “reforma de envergadura histórica” en este ámbito.

La familia “Iglesia doméstica”

Otros temas presentes en el Documento tienen que ver con la familia, principal punto de referencia para los jóvenes, primera comunidad de fe, “Iglesia doméstica”: el Sínodo recuerda, en particular, el papel de los abuelos en la educación religiosa y en la transmisión de la fe, y advierte sobre el debilitamiento de la figura paterna y de los adultos que asumen estilos de vida “juveniles”. Además de la familia, para los jóvenes cuenta mucho la amistad con sus coetáneos porque les permite compartir su fe y ayudarse mutuamente en su testimonio.

Promoción de la justicia “contra la cultura del descarte”

El Sínodo se detiene seguidamente, en algunas formas de vulnerabilidad de los jóvenes en diversos ámbitos: en el trabajo, donde la desocupación juvenil empobrece a las jóvenes generaciones, socavando su capacidad de soñar; las persecuciones hasta la muerte; la exclusión social por razones religiosas, étnicas o económicas; la discapacidad. Frente a esta “cultura del descarte”, la Iglesia debe hacer un llamamiento a la conversión y a la solidaridad, convirtiéndose en una alternativa concreta a las situaciones de malestar. En el lado opuesto, no faltan en cambio los ámbitos en los que el compromiso de los jóvenes se expresa con originalidad y especificidad: por ejemplo, el voluntariado, la atención a los temas ecológicos, el empeño en política para la construcción del bien común, la promoción de la justicia, para lo cual los jóvenes piden a la Iglesia “un compromiso firme y coherente”.

Arte, música y deporte, “recursos pastorales”

También el mundo del deporte y de la música ofrece a los jóvenes la posibilidad de expresarse lo mejor posible: en el primer caso, la Iglesia les invita a no subestimar las potencialidades educativas, formativas e inclusivas, de la actividad deportiva; en el caso de la música, en cambio, el Sínodo se centra en su ser “un recurso pastoral” que interpela también a una renovación litúrgica, porque los jóvenes tienen el deseo de una “liturgia viva”, auténtica y alegre, un momento de encuentro con Dios y con la comunidad. Los jóvenes aprecian las celebraciones auténticas en las que la belleza de los signos, el cuidado de la predicación y el compromiso comunitario hablen realmente de Dios”: por tanto, se les debe ayudar a descubrir el valor de la adoración eucarística y a comprender que “la liturgia puramente expresión de sí misma, sino una acción de Cristo y de la Iglesia”. Las jóvenes generaciones, además, quieren ser protagonistas de la vida eclesial, aprovechando sus propios talentos, asumiéndose responsabilidades. Sujetos activos de la acción pastoral, ellos son el presente de la Iglesia, deben ser animados a participar en la vida eclesial, y no obstaculizados con autoritarismo. En una Iglesia capaz de dialogar de una manera menos paternalista y más directa, de hecho, los jóvenes saben ser muy activos en la evangelización de sus semejantes, ejerciendo un verdadero apostolado que debe ser apoyado e integrado en la vida de las comunidades.

“Se abrieron los ojos”

Dios habla a la Iglesia y al mundo a través de los jóvenes, que son uno de los “lugares teológicos” en los que el Señor se hace presente. Portadora de una sana inquietud que la hace dinámica – se lee en la segunda parte del Documento – la juventud puede estar “más adelantada que los pastores” y por eso debe ser acogida, respetada, acompañada. Gracias a ella, de hecho, la Iglesia puede renovarse, sacudiéndose de encima “la pesadez y lentitudes”. De ahí el llamado del Sínodo al modelo de “Jesús joven entre los jóvenes” y al testimonio de los santos, entre los cuales hay muchos jóvenes, profetas de cambio.

Misión y vocación

Otra “brújula segura” para la juventud es la misión, don de sí mismo que conduce a una felicidad auténtica y duradera: Jesús, en efecto, no quita la libertad, sino que la libera, porque la verdadera libertad es posible sólo en relación con la verdad y la caridad. Estrechamente ligado al concepto de misión, está el de vocación: cada vida es una vocación en relación con Dios, no es fruto de la casualidad o un bien privado que se gestiona por sí mismo -afirma el Sínodo- y toda vocación bautismal es una llamada a la santidad para todos. Por eso, cada persona debe vivir su propia vocación específica en cada ámbito: profesión, familia, vida consagrada, ministerio ordenado y diaconado permanente, que representa un “recurso” que debe ser desarrollado plenamente aún.

El acompañamiento

Acompañar es una misión que la Iglesia debe llevar a cabo a nivel personal y de grupo: en un mundo “caracterizado por un pluralismo cada vez más evidente y una disponibilidad de opciones cada vez más amplia”, buscar junto con los jóvenes un recorrido específico para hacer elecciones definitivas es un servicio necesario. Destinatarios son todos los jóvenes: seminaristas, sacerdotes o religiosos en formación, novios y jóvenes esposos. La comunidad eclesial es lugar de relaciones y ámbito en el cual, en la celebración eucarística, uno es tocado, instruido y sanado por el mismo Jesús. El Documento Final destaca la importancia del sacramento de la Reconciliación en la vida de fe y anima a los padres, enseñantes, animadores, sacerdotes y educadores a ayudar a los jóvenes, a través de la Doctrina Social de la Iglesia, a asumir responsabilidades en el campo profesional y socio-político. El desafío en sociedades cada vez más interculturales y multirreligiosas es indicar en la relación con la diversidad, una ocasión de enriquecimiento mutuo y comunión fraterna.

No a moralismos y falsas indulgencias, sí a la corrección fraterna

El Sínodo promueve, por tanto, un acompañamiento integral centrado en la oración y en el trabajo interior que valora también la aportación de la psicología y de la psicoterapia, en cuando están abiertas a la trascendencia. “El celibato por el Reino” – se exhorta – debe ser entendido como “un don que debe ser reconocido y verificado en la libertad, la alegría, la gratuidad y la humildad”, antes de la elección final. Se busque acompañantes de calidad: personas equilibradas, de escucha, fe y oración, que se han medido con sus propias debilidades y fragilidades y que, por ello sean acogedoras “sin moralismos ni falsas indulgencias”, sabiendo corregir fraternalmente, lejos de actitudes posesivas y manipuladoras. “Este profundo respeto – se lee en el texto – será la mejor garantía contra los riesgos de plagio y abusos de cualquier tipo”.

El arte del discernimiento

“La Iglesia es el ambiente para discernir y la conciencia – escriben los Padres sinodales – es el lugar donde se capta el fruto del encuentro y de la comunión con Cristo”: el discernimiento, a través de “una confrontación regular con un guía espiritual”, se presenta, por tanto, como un trabajo sincero de conciencia, “sólo puede entenderse como una auténtica forma de oración” y “requiere el valor de comprometerse en la lucha espiritual”. La prueba de las decisiones tomadas es la vida fraterna y el servicio a los pobres. De hecho, los jóvenes son sensibles a la dimensión de la diaconía.

“Se fueron sin demora”

María Magdalena, primera discípula misionera, sanada de sus heridas, testigo de la Resurrección, es el icono de una Iglesia joven. Los esfuerzos y la fragilidad de los jóvenes “nos ayudan a ser mejores, sus preguntas – se lee – nos desafían, las críticas son necesarias porque muchas veces a través de ellas la voz del Señor nos pide conversión y renovación”. Todos los jóvenes, incluso aquellos con diferentes visiones de vida, sin excepción, están en el corazón de Dios. Los Padres subrayan el dinamismo constitutivo de la sinodalidad, es decir, caminar juntos: el final de la Asamblea y el documento final son sólo una etapa, porque las condiciones concretas y las necesidades urgentes son diferentes entre países y continentes. De ahí la invitación a las Conferencias Episcopales y a las Iglesias particulares a continuar el proceso de discernimiento con el fin de desarrollar soluciones pastorales específicas.

Sinodalidad, estilo misionero

“La sinodalidad” es un estilo de misión que nos anima a pasar del yo al nosotros y a considerar la multiplicidad de rostros, sensibilidades, proveniencias y culturas. En este horizonte hay que valorar los carismas que el Espíritu dona a todos, evitando el clericalismo que excluye a muchos de los procesos de toma de decisiones y la clericalización de los laicos que frena el impulso misionero. La autoridad – es la esperanza – se vive en una perspectiva de servicio. Sinodal también sea el enfoque del diálogo interreligioso y ecuménico, orientado al conocimiento mutuo y a la ruptura de prejuicios y estereotipos, así como a la renovación de la vida comunitaria y parroquial para acortar la distancia entre los jóvenes-Iglesia y muestre la íntima conexión entre la fe y la experiencia concreta de vida, debe ser también sinodal. Se formalizó la petición reiterada en el Aula de establecer, a nivel de las Conferencias Episcopales, un “Directorio de pastoral juvenil en clave vocacional” que pueda ayudar a los responsables diocesanos y a los agentes locales a cualificar su formación y su acción “con y para los jóvenes”, ayudando a superar una cierta fragmentación de la pastoral de la Iglesia. Reafirmada la importancia de la JMJ, así como la de los centros juveniles y de los oratorios que, sin embargo, deben ser replanteados.

El desafío digital

Hay algunos desafíos urgentes que la Iglesia está llamada a asumir. El Documento Final del Sínodo trata de la misión en el entorno digital: parte integrante de la realidad cotidiana de los jóvenes, una “plaza” donde pasan mucho tiempo y donde se encuentran fácilmente, un lugar esencial para llegar e involucrar a los jóvenes en las actividades pastorales, la web presenta luces y sombras. Si, por un lado, permite el acceso a la información, activa la participación sociopolítica y la ciudadanía activa, por otro, presenta un lado oscuro – el llamado dark web – en el que se encuentran la soledad, la manipulación, la explotación, la violencia, el cyberbulismo y la pornografía. De ahí la invitación del Sínodo a habitar en el mundo digital, promoviendo las potencialidades comunicativas con vistas al anuncio cristiano, y a “impregnar” de Evangelio sus culturas y dinámicas. Se espera que se creen Oficinas y organismos de cultura y evangelización digital que, además de “fomentar el intercambio y la difusión de buenas prácticas, puedan gestionar sistemas de certificación de los sitios católicos, para contrarrestar la difusión de noticias falsas sobre la Iglesia”, emblema de una cultura que “ha perdido su sentido de la verdad”, fomentando la promoción de “políticas y herramientas para la protección de los menores en la red”.

Reconocer y valorar a la mujer en la sociedad y en la Iglesia

El documento evidencia también la necesidad de un mayor reconocimiento y valoración de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, porque su ausencia empobrece el debate y el camino eclesial: hay una urgente necesidad de cambio por parte de todos – se lee – incluso a partir de una reflexión sobre la reciprocidad entre los sexos. Se espera que “haya una presencia femenina en los organismos eclesiales a todos los niveles, incluso en las funciones de responsabilidad” y que “haya una participación femenina en los procesos de toma de decisiones eclesiales con respecto al papel del ministerio ordenado”. “Es un deber de justicia” – afirma el documento – que encuentra su inspiración en Jesús y en la Biblia.

Cuerpo, sexualidad y afectividad

El Documento se detiene sobre el tema del cuerpo, de la afectividad, de la sexualidad: ante los avances científicos que plantean cuestiones éticas, fenómenos como la pornografía digital, el turismo sexual, la promiscuidad, el exhibicionismo en línea, el Sínodo recuerda a las familias y a las comunidades cristianas la importancia de hacer descubrir a los jóvenes que la sexualidad es un don. A menudo la moral sexual de la Iglesia se percibe como “un espacio de juicio y condena”, mientras que los jóvenes buscan “una palabra clara, humana y empática” y “expresan un deseo explícito de confrontación sobre cuestiones relacionadas con la diferencia entre la identidad masculina y la femenina, la reciprocidad entre hombres y mujeres, la homosexualidad. Los Obispos reconocen el esfuerzo de la Iglesia por transmitir en el contexto cultural actual “la belleza de la visión cristiana de la corporeidad y de la sexualidad”: es urgente buscar “caminos más apropiados, que se traduzcan concretamente en la elaboración de caminos formativos renovados”. “Es necesario proponer a los jóvenes una antropología de afectividad y sexualidad capaz de dar el justo valor a la castidad” para el crecimiento de la persona, “en todos los estados de vida”. En este sentido, es necesario prestar atención a la formación de agentes pastorales creíbles y maduros desde el punto de vista afectivo-sexual. El Sínodo constata también la existencia de “cuestiones relativas al cuerpo, a la afectividad y a la sexualidad que requieren una elaboración antropológica, teológica y pastoral más profunda, que debe llevarse a cabo de la manera más adecuada y en los niveles más adecuados, desde lo local hasta lo universal”. Entre ellas surgen las relacionadas con la diferencia y la armonía entre la identidad masculina y femenina y las inclinaciones sexuales. “Dios ama a cada persona y también a la Iglesia al renovar su compromiso contra toda discriminación y violencia por motivos sexuales”. Igualmente – continúa el Documento – el Sínodo “reafirma la importancia antropológica decisiva de la diferencia y de la reciprocidad entre hombre-mujer y considera reductivo definir la identidad de las personas a partir de su orientación sexual”. Al mismo tiempo se recomienda “fomentar” los “caminos de acompañamiento en la fe, ya existentes en muchas comunidades cristianas”, de “personas homosexuales”. En estos caminos las personas son ayudadas a leer su propia historia; a adherirse libre y responsablemente a su propia llamada bautismal; a reconocer el deseo de pertenecer y contribuir a la vida de la comunidad; a discernir las mejores formas de alcanzarla. De esta manera ayudamos a cada joven, sin excluir a nadie, a integrar cada vez más la dimensión sexual en su personalidad, creciendo en la calidad de las relaciones y caminando hacia “el don de sí”.

Acompañamiento vocacional

Entre los otros desafíos señalados por el Sínodo está también el económico: la invitación de los Padres es a invertir tiempo y recursos en los jóvenes con la propuesta de ofrecerles un período destinado a la maduración de la vida cristiana adulta que “debe permitir un alejamiento prolongado de los ambientes y de las relaciones habituales”. Además, mientras esperamos un acompañamiento antes y después del matrimonio, se alienta la creación de equipos educativos, incluyendo figuras femeninas y matrimonios cristianos, para la formación de seminaristas y personas consagradas, también con el fin de superar las tendencias al clericalismo. Se requiere una atención especial en la acogida de los candidatos al sacerdocio, que a veces tiene lugar “sin un conocimiento adecuado y una relectura profunda de su historia”: “la inestabilidad relacional y afectiva, y la falta de raíces eclesiales son signos peligrosos. Descuidar las normas eclesiales a este respecto – escriben los Padres sinodales – constituye un comportamiento irresponsable, que puede tener consecuencias muy graves para la comunidad cristiana”.

Llamados a la santidad

Las diversidades vocacionales – concluye el Documento Final del Sínodo de los Jóvenes – están reunidas en la única y universal llamada a la santidad. Lamentablemente, el mundo está indignado por los abusos de algunas personas de la Iglesia, más que animado por la santidad de sus miembros”, por eso la Iglesia está llamada a “un cambio de perspectiva”: a través de la santidad de tantos jóvenes dispuestos a renunciar a la vida en medio de la persecución para permanecer fieles al Evangelio, puede renovar su ardor espiritual y su vigor apostólico.

El regalo del Papa a los participantes del Sínodo

Finalmente, como recuerdo del Sínodo de los Jóvenes, el Santo Padre ha regalado a todos los participantes una baldosa de bronce en bajorrelieve que representa a Jesús y al joven discípulo amado. Se trata de una obra del artista italiano Gino Giannetti, acuñada por el Estado de la Ciudad del Vaticano, emitida en sólo 460 ejemplares.

Para leer el documento final, pincha aquí:

Funte Religión Digital

General, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , ,

Sínodo de los jóvenes: La mayor polémica está en la inclusión o no en el texto final de términos relacionados con la cultura LGTBI

Sábado, 27 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en Sínodo de los jóvenes: La mayor polémica está en la inclusión o no en el texto final de términos relacionados con la cultura LGTBI

respetolgbt_560x280Se constata “la urgencia de un cambio necesario e inevitable” sobre el papel de la mujer, adelanta Il Messagero

La declaración del Sínodo planteará una “reforma histórica” para erradicar la pederastia en la Iglesia

(Jesús Bastante).- “Es necesario reconocer con humildad que detrás de la propagación de la cultura del abuso hay un vacío espiritual que se enfrenta a una conversión decisiva del corazón”. El documento final del Sínodo, cuyo borrador votarán los padres sinodales el sábado antes de presentarlo al Papa, incluirá un rotundo mea culpa de la pederastia eclesial, al tiempo que planteará una “reforma eclesial de importancia histórica” para erradicar los abusos de la Iglesia católica.

Al menos así lo adelanta Il Messagero, que ha tenido acceso al borrador de texto que debaten los padres sinodales. En la línea de lo adelantado por los cardenales Marx y Tagle, el documento recogerá cómolos abusos sexuales son también abusos de poder, que se achacan a “la falta de responsabilidad y transparencia con la que se han manejado”.

Desafortunadamente, la Iglesia ha acabado asumiendo un estilo de ejercicio de poder que marca la historia del mundo, hecha de violencia contra los pequeños y vulnerables”, apunta el borrador.

Y es que, pese a algunas oposiciones internas, el objetivo de Francisco no es otro que reflejan, ante el mundo y ante los jóvenes, “una Iglesia que se pone verdaderamente a la escucha y que no tiene siempre una respuesta prefabricada ya lista”. Pese a todo, y al deseo del Papa de ofrecer un documento que arriesgue, se mantiene hasta el final la duda de si el texto final incluirá o no referencia a la terminología asociada con la cultura LGTBI.

“Se quiere utilizar un lenguaje inclusivo, pero no enredarnos con las palabras, sino ofrecer una propuesta para todos”, apuntó a RD un padre sinodal, que entiende que el borrador “es bastante rico”, y que “no defraudará”.

Sin embargo, según lo adelantado por Il Messagero, las referencias al papel de la mujer en la Iglesia se limitan a dos puntos del documento, en concreto los 62 y 155. En los mismos, se dice que “entre los jóvenes surge la exigencia de un mayor reconocimiento y valorización de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia”, y se reconoce que “muchas mujeres desempeñan un papel insustituible en las comunidades cristianas, pero rara vez participan en los procesos de toma de decisiones, incluso cuando tales procesos no requieren responsabilidades ministeriales específicas o reconocimiento eclesial”.

La ausencia de la voz y la mirada femeninas empobrecen el debate y quitan al discernimiento una contribución preciosa. Es importante emprender procesos que hagan a todos más conscientes de la urgencia de un cambio necesario e inevitable, recalca el primero de los puntos.

Por su parte, el número 155 añade que “un aspecto de particular importancia en este sentido es el de la presencia femenina en los cuerpos eclesiales en todos los niveles, también en función del liderazgo, y de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones eclesiales”.

“Es un deber de justicia, que se inspira tanto en la forma en que Jesús se relacionó con los hombres y mujeres de su tiempo, como en la importancia del papel de algunas figuras femeninas en la historia de la Iglesia. El tema de la presencia femenina en las asambleas sinodales también se planteó, evitando la disparidad entre la representación de la vida religiosa masculina y femenina, se apunta.

Fuente Religión Digital

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Cardenal Blase Joseph Cupich: “El documento final del Sínodo debe hablar a todos los jóvenes, incluidos los homosexuales”

Lunes, 22 de octubre de 2018
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respetolgbt_560x280El cardenal de Chicago espera “resultados importantes” de la cumbre sobre abusos en el Vaticano

“No debemos tratar a los jóvenes como objeto de la evangelización, sino como protagonistas”

En el briefing del Sínodo de los jóvenes de este sábado, el Prefecto del Dicasterio vaticano de Comunicación, Paolo Ruffini, recordó que el martes se presentará el documento final del Sínodo para ser debatido, en la congregación de la Asamblea General

Una vez que el documento será debatido, se solicitará por escrito su integración y eventuales enmiendas. El lunes, dijo, pese a que no se dará una congregación por la mañana, pero habrá igualmente otro informe con los padres sinodales.

Los padres sinodales que intervinieron hoy en rueda de prensa fueron: el card. Blase Joseph Cupich, Arzobispo de Chicago (EEUU); el card. John Ribat, arzobispo de Port Moresby (Papua Nueva Guinea); Mons. Peter Andrew Comensoli, arzobispo de Melbourne (Australia) y Mons. Alain de Raemy, auxiliar de Lausana, Ginebra y Friburgo en Suiza.

Se habló que en este sínodo han podido comprender lo que está pasando en el mundo. También han visto mucha apertura de parte de los jóvenes y la Iglesia. Escuchar a los jóvenes, es una experiencia muy valiosa. Poder comprender lo que esperan de la Iglesia.

Las preocupaciones de los jóvenes

También expresaron su sorpresa sobre la interacción con los jóvenes y con los pequeños grupos. Los jóvenes, dijeron, le solicitan a la Iglesia que pueda dar voz a sus preocupaciones. Y se dieron algunos ejemplos: jóvenes que viven en la pobreza, que están desempleados, y muchos forman parte de familias sometidas a la migración. O víctimas de tráfico de armas y de personas o niños soldado. Los gobernantes muy a menudo, optan por una intervención militar para solucionar estos conflictos. Es importante hablar de esto y le corresponde a la Iglesia, hablar de estos problemas, dando ideas persuasivas a los líderes, porque muchos jóvenes hablaron en el sínodo sobre sus miedos, y ellos temen que su futuro esté a riesgo.

 

También se mencionó la crisis que está sufriendo la Iglesia, es un tema que se ha abordado desde que comenzó el sínodo. Así como el caso de abusos, debido a equivocaciones por parte del clero. Porque no logró creer en las víctimas. Éste es un tema que es recurrente en este sínodo. Es importante no sólo perdonar, y reconciliar, y que el abusador asuma sus equivocaciones, pero también hacer cambios. En el contexto australiano, dijo el padre sinodal de ese país, tienen una forma de trabajar todos juntos, se ha formado una comisión que se ha establecido, hay investigaciones profundizadas sobre cada uno de los casos, con el objetivo de alcanzar la verdad.

Fuente Vatican News, vía Religión Digital

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Ruffini: “Los homosexuales no pueden quedar fuera de la pastoral”

Jueves, 18 de octubre de 2018
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sinodo-1El hermano Alois, de Taizé, destaca la “contribución ecuménica” durante el Sínodo

Lepori: “No queremos ser carteros que traen un texto, sino testigos de lo que sucede”

(Jesús Bastante).- Mujeres, homosexuales, ecumenismo, ecología… Los grandes temas continúan saliendo en el debate de los padres sinodales, cuando las discusiones afrontan el final de la segunda semana. Así, el prefecto de Comunicación, Paolo Ruffini, destacó en el briefing de este mediodía que los homosexuales no pueden quedar fuera de la pastoral.

En el encuentro de hoy, participaron también el prior de Taizé, el hermano Alois; el abad cisterciense, Mauro Lepori; el obispo de Islancia, David Bartimej; y el delegado fraterno, pastor Marco Fornerone.

En su intervención, el hermano Alois subrayó cómo “es importante mostrar la disponibilidad de la Iglesia para acoger y escuchar a las personas que desean compartir una alegría o un dolor”. “Muchas personas de diversas confesiones desean orar juntas, destacó el religioso francés, quien apuntó que “este tema debe estar más presente en el Sínodo”.

Por su parte, Ruffini insistió en que en esta fase del Sínodo “están muy presentes los temas del participar con los jóvenes en el ambiente digital y del acompañamiento por parte de la Iglesia. En estos ámbitos es necesario un verdadero diálogo intergeneracional“.

Lepori insistió en que los padres sinodales no queremos ser ‘carteros que traen un texto’, sino testigos de lo que sucede en el Sínodo”. Así, subrayó, los obispos están “están escuchando muchas intervenciones y testimonios importantes que nos llegan al corazón y que llevaremos a casa como experiencia de comunión”.

La contribución ecuménica es importante en este Sínodo, recalcó el hermano Alois, destacando la diferencia con lo sucedido en Sínodos precedentes. “Es un modo más de reforzar la comunión”, recalcó el prior de Taizé, una opinión compartida con el abad cisterciense: “El Sínodo es como una obra de comunión. Una obra en proceso”.

Debemos escuchar al Espíritu Santo, y no solo a nosotros mismos, añadió Lepori. Por su parte, monseñor Tencer apuntó que “este Sínodo ha estado muy bien preparado”, pues ha habido comunicación “con jóvenes de todo el mundo”. “Hemos de valorizar las posibilidades que nos ofrecen los nuevos medios”, resaltó.

“Veo una experiencia de conversión en la que todos nosotros experimentamos la amistad con Cristo y con la Iglesia. Hemos de escuchar a los jóvenes y testimoniar una Iglesia que pone la comunión en el centro”, culminó el hermano Alois.

Fornerone, por su parte, mostró la alegría de los valdenses por “el diálogo sobre el lenguaje”, y por el deseo mayoritario de “una mayor participación de las mujeres”. Ruffini concluyó el breafing resaltando que en las últimas intervenciones se ha hablado de la Iglesia en el mundo digital, la migración, el medio ambiente y la familia, y “se ha reafirmado el valor sagrado de la vida”.

Fuente Religión Digital

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El obispo auxiliar de Lyon abre la puerta del Sínodo a los LGBT: “¿Quién soy yo para excluirlos?”

Jueves, 11 de octubre de 2018
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Emmanuel Goibilliard conference des eveques lourdes le 4/10/2016 “Hay muchas otras formas de familia más allá de la familia nuclear”, dicen los círculos ingleses

“Todos somos parte de esta gente que el Señor quiere salvar”, recuerda monseñor Gobilliard

(Cameron Doody).- Pese a los intentos de los ultraconservadores, la realidad de los católicos LGBT sí se está haciendo presente en el Sínodo de los Jóvenes. Gracias a la honestidad de delegados como el obispo auxiliar de Lyon (Francia), Emmanuel Gobilliard, quien insiste desde Roma en que “todos” sin excepción “deben estar llamados a entrar en una relación” con Dios. “¿Quién soy yo para excluir a alguien de una relación con Jesús?”, ha preguntado el prelado galo.

El auxiliar de Lyon hablaba de esta forma con el colectivo católico LGBT New Ways Ministry al margen de la rueda de prensa en la que participó sobre los trabajos del Sínodo. Preguntado por lo que la Iglesia puede hacer para reconstruir la confianza con los jóvenes LGBT y sus familiares y amigos -ofendidos tantas veces por la falta de sensibilidad para con ellos de clérigos y fieles- Gobilliard respondió:

“Estamos tratando con un grupo que ya no nos escucha. Estamos entrando en un nuevo modelo pastoral que es el modelo de la relación interpersonal con la gente. Yo también soy parte de aquella gente que necesita ser salvada por Jesús. Soy un pobre como los demás… Tenemos que entrar en la lógica del encuentro pastoral con todos y cada uno que está llamado a la felicidad, y todos estamos llamados a la santidad. Cada grupo está llamado a la vida con Jesús, porque la santidad ayuda a los derechos humanos. Viene de Dios mismo”.

El obispo Gobilliard también habló con New Ways Ministry sobre la “identidad” LGBT, una realidad que los elementos más retrogradas de la Iglesia siguen empeñados en negar. Elementos como el arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, quien en una intervención en el Sínodo proclamó que “no existe un LGBTQ, un ‘transgénero’ o un ‘heterosexual’ católico, como si nuestros apetitos sexuales definieran quiénes somos”.

“Yo me encuentro con niños y jóvenes que tienen esta o aquella identidad”, señaló Gobilliard. Yo también tengo identidades múltiples. Soy músico, artista, un obispo francés. Soy varón pero como persona soy atravesado por estas identidades múltiples. Soy un ser complejo y se me tiene que acoger como soy sin reducirme a solo una de estas identidades… Todos somos parte de esta gente que el Señor quiere salvar.

Preguntado también por si la Iglesia debe incorporar a su doctrina sobre la homosexualidad las conclusiones de la psicología moderna -de forma parecida a la que la encíclica de Francisco Laudato Si’ incorporó las conclusiones de la ciencia del clima- Gobilliard respondió “¡Por supuesto!”.

No es la primera vez que Gobilliard se pronuncia sobre estos temas de la afectividad humana incluso en el poco tiempo que llevamos de Sínodo hasta aquí. El primer día, utilizó su intervención para animar a los demás delegados: “¡No tengamos miedo de la sexualidad!”. “Al empezarse este Sínodo”, dijo el prelado, “es esencial que recordemos lo importante que es poder hablar libremente de la sexualidad, que nuestros jóvenes y seminaristas estén formados para que puedan formar…”.

“Demasiado a menudo, los jóvenes descubren la sexualidad a través del prisma de la pornografía o el silencio avergonzado de generaciones previas”, lamentó Gobilliard, antes de que recalcar que la sexualidad ya no es un tabú en la Iglesia, pero aún es difícil hablar de ello en términos fáciles”.

La honestidad de Gobilliard no es la única señal positiva de que el Sínodo puede marcar una apertura importante hacia la gente LGBT. Al estilo, quizás, de lo que propone el jesuita James Martin en su libro Tender un puente.

Pese a los intentos de delegados sinodales como Chaput, la realidad de la gente LGBT sí está presente en el Instrumentum laboris del Sínodo(197), que reconoce que “algunos jóvenes LGBT… desean beneficiarse de una mayor cercanía y experimentar un mayor cuidado por parte de la Iglesia”. Y el Círculo “B” de los delegados de habla inglesa, por ejemplo, ha sido fiel a este mandato, al recordar este martes que “hay muchas otras formas de familia más allá de la familia nuclear y la familia extendida”, preguntándose a la vez: “El liderazgo en la Iglesia, ¿requiere a los obispos y sacerdotes que proclamen la verdad del Evangelio negando que éstas son familias?”.

Entrevista-selfie del Papa con el obispo Gobilliard

Fuente Religión Digital

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Dos tercios de los católicos del mundo creen que la doctrina sobre la homosexualidad debe cambiar

Martes, 9 de octubre de 2018
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soy-homosexual-tengo-hijos-soy-catolico1Católicos LGBT reclaman al Sínodo plena igualdad en dignidad y derechos

“Pasaron 500 años hasta que la Iglesia se disculpó con Galileo: no podemos hacerle esto a la gente LGBT”

(Cameron Doody).- Esta semana empezó en Roma el Sínodo de los Jóvenes. Para aprovechar este gran acontecimiento en la vida de la Iglesia, Equal Future (“Futuro igual“), una coalición de un centenar de grupos de católicos LGBT en más de 60 países, ha presentado una campaña a través de la cual los fieles gays pueden ponerse en contacto con su delegado a esta cumbre de obispos de todo el mundo para hacerles llegar sus experiencias como creyente homosexual.

“Es una oportunidad para subrayar el daño” que los católicos hacen a menudo a los homosexuales tanto dentro como fuera de la Iglesia y “hacer a la gente reflexionar sobre qué quiere hacer al respecto”, dijo un representante de la campaña, Tiernan Brady, presentando la misma en las páginas del National Catholic Reporter. El propósito, continuó el irlandés, es aprovechar un momento “que solo se da una vez por generación”, como es un Sínodo –“lo más parecido que tiene la Iglesia a un proceso democrático”– para que la jerarquía haga un verdadero examen de conciencia acerca de cómo la Iglesia trata al colectivo gay, transgénero y queer.

Subrayando que con esta iniciativa Equal Future no pretende empezar una discusión “gay versus Dios”, Brady explicó que más bien se trata de “la realidad del daño que se está haciendo a gente de toda la sociedad”, y de como “la Iglesia, como un líder importante en el mundo, puede hacer algo poderoso para ponerle fin” a estos daños. El irlandés añadió que una de las razones por las que se quería sumar a la campaña fue todos “los defensores católicos increíbles de la igualdad LGBT que hay”, y su deseo de ayudar a “darles una plataforma”.

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“La Iglesia no va a desaparecer, y tampoco lo van a hacer los gays, con lo que la cuestión no es la de cómo un lado va a destrozar al otro: esto no tiene ningún sentido”, apuntó Brady. “Ganar no será vencerle al otro lado. Ganar será persuadir a la gente, y se trata de cómo creamos el tono y el espacio para que esto suceda”.

Aunque Equal Future tiene como meta a largo plazo estimular una“conversación grande” acerca de las reglas, doctrinas y tono que ha adoptado la Iglesia en cuanto a los LGBT, por ahora, explicó Brady -en el contexto del Sínodo- la idea es lograr de la jerarquía el reconocimiento de que la gente LGBT “tiene derecho al mismo respeto y dignidad y las mismas aspiraciones en la sociedad como cualquier otro”. A este fin, la plataforma presentará durante el curso del Sínodo los resultados de una encuesta de fieles de todo el mundo acerca de la cuestión LGBT: el cual, adelantó Brady, revelará que hasta dos tercios de los católicos en todo el mundo creen que la doctrina ha de cambiar. (Pincha la imagen siguiente para ampliarla)

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“La cuestión es la de cómo cambiamos nuestro enfoque y nuestras reglas para reflejar la realidad”, comentó Brady acerca de la conclusión cada vez más aceptada por la ciencia de que ser gay es una condición natural.

“Fueron 500 años hasta que la Iglesia se disculpó a Galileo – no podemos hacerle esto a la gente LGBT”, observó el irlandés. “Lo que vemos que es que los católicos son uno de los grupos religiosos más propensos a apoyar la igualdad de dignidad de la gente LGBT”, concluyó, añadiendo que aunque “la gente en la Iglesia se ha movido y se está moviendo… la jerarquía tiene que ponerse al corriente con su grey en este asunto”.

Fuente Religión Digital

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El Sínodo debatirá “abiertamente y sin prejuicios” sobre aborto, preservativos y homosexualidad

Jueves, 21 de junio de 2018
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camino-hacia-el-sinodo-de-los-jovenes_560x280El ‘Instrumentum Laboris’ admite que los jóvenes “no siguen las enseñanzas de la Iglesia”

Los jóvenes reclaman una Iglesia “transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva”

(Jesús Bastante).- Un baño de realidad. Esto es lo que se desprende del ‘Instrumentum Laboris’ del próximo Sínodo de los Jóvenes, que ha sido presentado este mediodía y en el que el Vaticano admite que “muchos jóvenes católicos no siguen las indicaciones de la moral sexual de la Iglesia”.

Y es que los chicos y chicas católicos no están conformes, en su mayoría, con las enseñanzas de la Iglesia sobre temas controvertidos”, como los anticonceptivos, la homosexualidad, el aborto, el matrimonio o la cuestión de género, temas sobre los que “los jóvenes ya discuten libremente y sin tabúes”.

A lo largo de 67 páginas y 214 puntos, el texto, presentado por el cardenal Baldisseri, acepta que hay que debatir “abiertamente y sin prejuicios” sobre estos y otros temas, que van desde el desempleo a las nuevas tecnologías, pasando por los desafíos de las migraciones, el trabajo precario, las nuevas esclavitudes, las drogas e, incluso, el papel de la mujer.

La corrupción o la pederastia son otros de los puntos que los jóvenes consideran relevantes. Así, se admite, hay bastantes jóvenes para quienes la Iglesia supone una presencia “molesta e irritante”. Frente a los escándalos, reclaman a la institución que “fortalezca su política de tolerancia cero contra el abuso sexual dentro de sus instituciones. Y, además, que sepa comunicar su mensaje, “justificando sus posiciones doctrinales y éticas frente a la sociedad contemporánea”.

Los jóvenes, además, quieren “que la Iglesia sea una institución que brille por su ejemplo, competencia, corresponsabilidad y solidez cultural” y que “compartan su situación de vida” yno solo sean sermones.

Sobre todo, se añade, se pide a la “jerarquía eclesiástica” que la Iglesia sea transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva.

La intención del documento, que servirá de base a los debates del Sínodo (entre el 3 y el 24 de octubre), es “dar voz” a los jóvenes, ya que la discusión sinodal está reservada a los obispos. En este sentido, el documento vaticano se compromete “a abrir y no a cerrar, a plantear preguntas y suscitar interrogantes sin sugerir respuestas preestablecidas. A que los jóvenes sientan que se les concede el “protagonismo real” que merece. Que la Iglesia les trata en serio.

“Los jóvenes desean una Iglesia auténtica, una comunidad transparente, acogedora, honesta, atractiva, comunicativa, accesible, alegre e interactiva”, añade el ‘Instrumentum Laboris’, que se divide en tres partes: Reconocer, Interpretar y Elegir. Una vertiente del “Ver, Juzgar y Actuar”, con una variante: en esta ocasión no se buscan soluciones finalistas, sino “pasos concretos”, ante una realidad que, en ocasiones, aleja a los jóvenes de la Iglesia.

Fuente Religión Digital

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