La LGBTfobia de Linda Harvey es crónica y ha llegado a un punto que demuestra una absoluta falta de humanidad y lógica. La líder del proyecto ultraconservador cristiano ‘Mission: America’ exonera a los padres y tutores de hijos gays y lesbianas sin techo y afirma: ‘Los adolescentes abandonan voluntariamente sus hogares sólo por querer ser quienes son’. Es más asegura que a los progenitores se les ‘rompe el corazón’ pero por ‘voluntad propia no regresan’ y cita varias razones: drogas, alcohol, prostitución o cabezonería de los hijos. Garvey pasa por alto que sólo en Nueva York, más del 40% de los adolescentes que viven en la calle son chicos y chicas LGBT. Hasta el punto que se ha convertido en un grave problema social de dimensiones alarmantes en Norteamérica. En RAGAP hemos querido desmontar las mentiras de la homófoba Harvey.
Los jóvenes LGBT a menudo experimentan el acoso, la violencia y el ostracismo social en la escuela, en los hogares, y en la sociedad en general, lo que les lleva a que se conviertan muchas veces en personas sin hogar. El 20 por ciento de los jóvenes sin hogar en todos los Estados Unidos se identifican como LGBT, en comparación con sólo el 10 por ciento en la población general. Una encuesta realizada en 2006 por el Grupo de Trabajo Nacional de Gays y Lesbianas informó que uno de cada cuatro jóvenes LGBT que confiesan a sus padres su identidad sexual, son expulsados de la casa.
De acuerdo con la Coalición Nacional para las Personas sin Hogar, muchas personas LGBT sin hogar tienen problemas para encontrar albergues que las acepten, especialmente, los transexuales. El abuso verbal, físico y sexual en el sistema de refugio es común. Casi tres de cada cinco jóvenes LGBT sin hogar han sido victimizadas sexualmente, según la Coalición Nacional para las Personas sin Hogar.
Despojados del apoyo básico de sus familias y comunidades, y sin apoyo gubernamental, los jovenes LGBT frecuentamente carecen de la educación, la salud y la vivienda. Las personas LGBT experimentan el acoso policial, violencia y depresión, que se manifiestan en el aislamiento social grave, así como tasas más altas de suicidio y el abuso de sustancias. Estos problemas son particularmente agudos en las áreas del país donde hay menos comunidades LGBT.
En una charla radiofónica Linda Harvey afirmó con naturalidad: ‘Un padre se entera de que su hijo o hija es gay. Si es menor de edad y todavía vive en casa, el padre, con el corazón roto, le pone nuevas restricciones a algunos de sus hábitos: El adolescente ya no podrá dormir fuera de casa con un amigo del mismo sexo o, si el amigo es un estudiante universitario o tiene un apartamento, no se le permitirá hacerle más visitas’. Los argumentos que esgrime la ultra conservadora Harvey se caen por su peso. Es labor de los padres evitar que los hijos estén en ‘malas compañías’ pero prohibir a un hijo que vea a sus amigos por presuntas sospechas de que pueda ser homosexual o negarse a aceptar la realidad es de tontos. Es como decir: ‘Para evitar que mi hijo beba, se drogue, practique el sexo o vuelva de madrugada, le prohíbo que salga’. Harvey no ha descubierto la pólvora porque la preocupación de los padres por los peligros a los que están expuestos sus hijos es independiente a las tendencias sexuales de los adolescentes.
La segunda parte de la argumentación de Harvey es donde demuestra el más absoluto desconocimiento del tema: ‘¿Qué hace el adolescente? Puede tener una pelea con sus padres y acatar sus normas o decidir que la relación homosexual es más importante que la de sus padres. Y cuando termina esa relación, el adolescente es demasiado terco o está demasiado involucrado en el alcohol, las drogas o la independencia prematura para vivir como homosexual que prefieren ir a la deriva antes que regresar casa‘. Está claro que la visión de esta señora está más que alejada de la realidad. Según su razonamiento los jóvenes se van por voluntad propia, nadie les expulsa de sus casas. Harvey omite deliberadamente otras razones, tales como el rechazo por parte de sus padres o la violencia en sus hogares. La ignorancia e incomprensión hacia el colectivo LGTB fortalece la homofobia.
Menos mal que para evitar situaciones como estas existen asociaciones para proteger y ayudar los gays sin hogar. Una de las más famosas es Gay & Lesbian Center, la única organización en Los Ángeles dedicada a dar auxilio a estos jóvenes para que salgan adelante, proporcionándoles alimentos, ropa, atención médica y una cama. También en Reino Unido existe una muy conocida. Se trata de The Albert Kennedy Trust, que cuenta con sedes en Londres, Manchester y Newcastle.
Para que luego digan que la indignación y quejas ciudadanas no sirve para nada. A principios de enero, Amazon retiraba de sus estanterías virtuales un libro de la homófoba Harvey en el que incita a los padres cuyos hijos salgan del armario a luchar para combatir su ‘desviación’. Harvey ha llegado a afirmar que la educación inclusiva para los gays es el ‘abuso de menores’ y la defensa de los empleados homosexuales se combate ‘disparándoles’.
El Southern Poverty Law Center, una organización de derechos civiles de EE.UU., ha designado a la organización de Harvey como uno de los mayores grupos de odio anti-gay más activo en el país. Ahora tendremos que sumar un calificativo más: ‘enemigo público’ por ser de una absoluta irresponsabilidad hacer comentarios públicos de esta índole.
Fuente Ragap
Homofobia/ Transfobia.
Adolescentes LGBTI, Gay & Lesbian Center, LGBTfobia, Linda Harvey, Mission: America, Sin hogar, Southern Poverty Law Center
Comentarios recientes