El cardenal Pell comparecerá ante los tribunales de Melbourne el próximo 26 de julio… Y la jerarquia eclesiástica australiana sale en su defensa
Y salió el corporativismo episcopal… ¿Tolerancia 0?
Fuentes vaticanas asumen que el cardenal ha sido “defenestrado” por un sector de la Curia
Francisco podría aceptar su renuncia (tiene 76 años) para minimizar el daño a las reformas emprendidas
Por su parte, la irlandesa Marie Collins, ex integrante de la comisión antipederastia del Vaticano, considera que la salida de Pell del Vaticano “llega demasiado tarde”.
(Jesús Bastante).- El cardenal George Pell comparecerá ante los tribunales de Melbourne el próximo 26 de julio, para responder a las acusaciones de “múltiples abusos sexuales” de las que ha sido acusado, y que le han llevado a solicitar una excedencia en su puesto como superministro de Economía de la Santa Sede.
Un Pell que, hasta el momento, contaba con el apoyo, sin fisuras, del Papa Francisco, quien le ha concedido el tiempo que necesite para defenderse de la “difamación incesante“, como ayer la calificó el propio purpurado en una comparecencia de prensa sin preguntas.
“El proceso judicial me dará la oportunidad de limpiar mi nombre y de volver a mi trabajo en Roma“, subrayó Pell, quien también ha solicitado a los médicos que le tratan por una afección cardíaca permiso para volar al continente austral. Precisamente, su salud fue una de las causas por las que, en octubre pasado, el cardenal compareció, por videoconferencia, ante la Corte australiana, desde un hotel romano.
Sin embargo, en Roma no son pocos los que asumen que el cardenal ha sido “defenestrado”, y que su viaje a Australia supondrá, en la práctica, el fin de su carrera como responsable de las finanzas vaticanas. Fuentes cercanas a la Santa Sede apuntan a que Pell ha sufrido el acoso de un sector de la Curia, que se había negado sistemáticamente a apoyar la lucha contra la corrupción y el proceso de reformas en las finanzas del Estado vaticano, que implicaba que todos los dicasterios y oficinas curiales tuviesen que rendir cuentas. La salida, inesperada, del revisor general y “mano derecha” de Pell, Lino Millone, se entiende ahora como el último paso antes de la marcha del arzobispo australiano.
Así, según The Australian, aunque el Papa Francisco cree en la inocencia de Pell, habría tomado la decisión de aceptar su renuncia (el cardenal cuenta con 76 años) para minimizar, en lo posible, el daño que la noticia puede tener a la reputación de la Santa Sede y a la política de reformas emprendidas por Bergoglio. “Este es el final del camino para el cardenal Pell en el Vaticano, sin importar el veredicto de la justicia australiana. Él pasará al retiro cuando el caso termine”, comentó un oficial del Vaticano al diario australiano.
Por su parte, la irlandesa Marie Collins, ex integrante de la comisión antipederastia del Vaticano, considera que la salida de Pell del Vaticano “llega demasiado tarde”.
A su llegada a Australia, Pell se encontrará con un panorama complicado de solucionar. Y es que el cardenal es sospechoso de haber abusado sexualmente de menores cuando era sacerdote en la ciudad de Ballarat (1976-80), en Victoria, y cuando fue arzobispo de Melbourne (1996-2001), la capital estatal.
“Múltiples denuncias”. El subcomisionado de la Policía de Victoria, Shane Patton, dijo que la imputación fue presentada a los representantes legales de Pell en Melbourne y ante la corte de magistrados de la ciudad. “El cardenal Pell se enfrenta a múltiples cargos, en relación a delitos sexuales históricos, y hay múltiples denuncias relacionadas con esos cargos”, manifestó Patton en rueda de prensa. El subcomisionado insistió en que las acusaciones contra Pell aún no han sido examinadas en sede judicial, pero subrayó que “el cardenal Pell, como cualquier otro imputado, tiene derecho a un proceso justo”.
Los líderes de la iglesia católica australiana salieron en defensa del cardenal George Pell, responsable de finanzas del Vaticano. “El George Pell que yo conozco es un hombre íntegro en sus relaciones con los demás, un hombre de fe y de grandes ideales, un hombre meticulosamente decente“, dijo el arzobispo de Sídney, Anthony Fisher, en un comunicado.
Fisher aclaró que la archidiócesis no se hará cargo de los costes de la defensa del cardenal, aunque sí le ayudará a encontrar un lugar donde vivir.
El actual arzobispo de Melbourne, Denis Hart, un cargo que también ocupó Pell, pidió por su parte un “juicio justo”. “El arzobispo es consciente de las buenas obras del cardenal, reconocidas nacional e internacionalmente”, indicó un comunicado, destacando la lucha de Pell contra los abusos sexuales dentro de la iglesia en su tiempo como arzobispo de Melbourne, en 1996.
El arzobispo de Hobart, Julian Porteous, dijo estar “conmocionado y decepcionado” por las acusaciones contra Pell y aseguró que “no tenían sustancia”, en declaraciones al periódico Hobart’s Mercury.
También el ex primer ministro australiano, Tony Abbott, salió en defensa del cardenal y dijo que era “un muy buen hombre”.
George Pell fue arzobispo de Melbourne entre 1996 y 2001 y luego se convirtió en arzobispo de Sídney hasta 2014. Fue entonces cuando se fue al Vaticano, llamado por el papa Francisco para ocuparse de reformar las finanzas de la iglesia católica.
Fuente Agencias/ Religión Digital
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