Sencilla alegría
Del blog de la Comunidad de la Esperanza:
“No eres más porque te alaben,
ni menos porque te critiquen;
lo que eres delante de Dios,
eso eres y nada más”.
*
Tomás de Kempis
(1380–1471)
***
Del blog de la Comunidad de la Esperanza:
“No eres más porque te alaben,
ni menos porque te critiquen;
lo que eres delante de Dios,
eso eres y nada más”.
*
Tomás de Kempis
(1380–1471)
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Del blog de la Communion Béthanie:
El hermano Roger es una profeta de nuestro tiempo. Centró toda su vida en Cristo, en cuyo nombre dio la bienvenida a cualquier persona, cualquiera que sea su ori gen, su pasado, su edad, su religión. Hombre de oración, el fundador de la comunidad ecuménica de Taizé no ha dejado de animar a los hombres a reconciliarse. Su testamento espiritual continúa sosteniendo a aquellos que deseen desarrollar un monaquismo interior. Os proponemos oraciones y palabras del hermano Roger para alimentar cada semana la vida interior en el seguimiento del Dios uno y trino. (Citas sacadas del libro “Vivir para amar” Ed. Les Presses de Taizé, 2010).
*
“Asombro de una alegría:
el Espíritu Santo quiere hacer de nosotros
seres muy transparentes,
como un cielo de primavera. “
*
Frère Roger de Taizé,
***
Vivir en la sabiduría de la no-dualidad
En contra de lo que nos dice nuestra mente –y el sentido común-, hoy ya sabemos que el tiempo no es la “línea” estable sobre la que discurre la existencia, sino una dimensión más –junto con el espacio, del que es inseparable- del mundo de lo manifiesto. Este es el nivel aparente, el mundo de las formas y del movimiento.
Por “debajo” de él, o mejor, en su “núcleo”, late lo realmente real, aquello que constituye la identidad última de todo lo que es y somos. Y Eso es quietud.
Pero movimiento y quietud no son realidades opuestas o contrarias, sino las dos caras en que se manifiesta lo Real. Como enseña el Tao te King, “el Ser nace en el No-Ser”; o “el Tao es un vacío insondable y está en movimiento incesante que jamás se agota”. La quietud aparece como movimiento, el vacío como forma, la nada como objetos… Y nosotros mismos podemos experimentar la no-contradicción: al silenciar la mente, experimentamos, a la vez, la quietud que somos y el incesante movimiento que se da en nuestro cuerpo.
A esa unidad en la diferencia la llamamos no-dualidad. Y en eso consiste la sabiduría: en vivir la realidad de las formas (el movimiento) desde lo realmente real (la quietud), vivir “lo que tenemos” desde “lo que somos”, vivir el tiempo (en el tiempo) desde la atemporalidad (presencia).
Lo cual requiere conocer quiénes somos y permanecer en conexión con ello. Somos quietud en medio de las formas. Y cuanto más nos atrevemos a vivirlo, más descubrimos su verdad.
Ánclate en la quietud que eres. Cuando aparezca cualquier tipo de inquietud, reconoce que es solo un movimiento en la superficie que no afecta a tu identidad. Como dice Pema Chödrön, “tú eres el cielo, todo lo demás es el clima”. El cielo no se ve afectado por las nubes que aparecen en él. Si la inquietud nos posee y nos arrastra, se debe solo a la ignorancia acerca de quienes somos.
La comprensión de nuestra identidad conduce a la aceptación, y en la aceptación encontramos la paz. Aceptar significa alinearse con lo real y fluir con la corriente de la vida.
Aceptar, por tanto, es lo opuesto a resistir –la resistencia es el arma que tiene el ego para autoafirmarse, aun a costa de generar sufrimiento inútil-, pero es también lo opuesto a resignarse o claudicar.
Alineados con lo real, de nosotros brotará la acción adecuada en cada caso. Visto desde la mente, podría decirse que nos responsabilizamos del mundo de las formas. En realidad, aceptación y responsabilidad vienen unidas en el mismo movimiento en el que nos introduce la sabiduría de la vida. Porque, tanto al aceptar como al responsabilizarte, lo haces en la consciencia de ser uno con ella.
Y precisamente por eso –por saber que eres uno con la vida-, te acompaña siempre la confianza. Porque tu acción no busca un resultado determinado. Porque, en último término, no eres tú el hacedor, sino solo el cauce por el que la propia vida fluye. Es lo que expresaba admirablemente, en un lenguaje teísta, Ignacio de Loyola, en la conocida “paradoja ignaciana”: “Actúa como si todo dependiera de ti, confía como si todo dependiera de Dios”. Es admirable precisamente porque se asienta, consciente o inconscientemente, en la sabiduría de la no-dualidad.
Sabiduría que podría formularse de este modo: “Vive como si todo dependiera de ti; y confía como si nada dependiera de ti”. Responsabilidad y confianza, compromiso decidido y desapropiación completa: es el camino de la gratuidad, que nace de la comprensión. Tal paradoja, que para la mente suena a contradicción irresoluble, contiene la más exquisita sabiduría vital. Pero solo puede ser vivida plenamente en la medida en que salimos de la ignorancia que nos hacía reducirnos al “yo” y permanecemos en conexión con nuestra verdadera identidad. La misma comprensión-vivencia de que somos Vida hará todo lo demás.
Enrique Martínez Lozano
Fuente Fe Adulta
“Mantenerse fiel a tu naturaleza
– en un mundo que trata de hacer de tí otra persona -.
es el más grande de los éxitos”
*
Ralph Waldo Emerson,
ensayista y filósofo del siglo XIX.
***
Preciosa definición del blog de Enrique Martínez Lozano:
El iceberg,
esa inmensa mole luminosa,
aparece solitario y separado…,
pero todo -también él- es Agua:
su ínfima parte emergida;
la parte sumergida envuelta de mar;
el océano entero.
Todo es Agua que se manifiesta en formas diferentes…
Como el iceberg, así nosotros:
tenemos una pequeña parte consciente
y otra extensa zona “sumergida” e inconsciente
que, poco a poco, vamos descubriendo,
con esfuerzo laborioso…
Nos creemos separados, aislados incluso,
y ésa es la causa de nuestro sufrimiento.
Pero la realidad exacta
es que estamos envueltos,
entretejidos
y, en último término,
“hechos de Dios”.
Por eso,
en cuanto trascendemos el pensamiento,
se muestra la No-dualidad de
Lo Que Es.
*
Enrique Martínez Lozano
***
“La pobreza no la hizo Dios, la hacemos tu y yo cuando no compartimos lo que tenemos”
(Teresa de Calcuta)
31 de Julio, domingo XXIII del TO
Lc 12, 13-21
Uno de lagente dijo: Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo
Una demanda, a modo de ruego, con la que aquel “uno de la gente” se acoge el amparo de Jesús en sus necesidades. En proyección evangélica, lo que se nos demanda es un pasar de la cultura del saber y tener a la cultura del ser y dar. Un presupuesto clave y fundamental para generar la convivencia y la vivencia de relaciones justas entre todos los seres humanos. El ser sin el dar, por otro lado, carece de sentido.
La Iglesia así lo ha interpretado. Ya las primeras comunidades cristianas entendían el dar como expresión de su ser, compartiendo bienes con los necesitados. Una melodía gregoriana medieval de autor desconocido y muy utilizada en la liturgia de Semana Santa -lavatorio de pies e institución de la Eucaristía-, lo expresaba en esta antífona: “Ubi caritas et amor Deus ibi est”.
Gérard Lairesse (1640-1711), artista holandés polifacético y de amplia cultura, escribió refiriéndose a la institución eucarística:“La Iglesia no es una colección de edificios de gran belleza; es una fuerza viva y activa que realiza obras admirables a lo largo y ancho de nuestro paías: cuando la gente carece de hogar allí está la Iglesia porporcioando alimentos calientes y cobijo; cuando la gente es aplastada por la adicción o está deshauciada; cuando la gente sufre o está desolada, ahí está la Iglesia”.
El Papa Francisco hizo su versión propia de esta vivencia eclesial en la Sala Regia del Vaticano ante jefes de estado y de gobierno de diversos países con motivo del 66 aniversario de su fundación de Europa: “Sueño con una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino la llamada a un mayor compromiso a favor de la dignidad de cada ser humano”.
El Evangelio está jalonado de joyas de este compromiso. “Jesús vivió por nosotros”, reza el título de uno de los libros de Fray Marcos. Es decir, vino a enseñarnos una manera de vivir. Un vivir plenamente volcados en la atención a las necesidades del prójimo. Y joyas son el “deja la ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5, 24), “da a todo el que te pide, al que te quite algo no se lo reclames” (Lc 6, 30), “dijo al hombre: Extiende la mano. El hombre la extendió y su mano quedó sanada” (Mc 3, 5).
Nuestra sociedad padece egotitis aguda, y no parece hoy preocupada por encontrarle eficaz remedio. Un deplorable ejemplo de lo que ya Epicuro de Samos (341-270 aC) predicaba: “Comamos y bebamos que mañana moriremos”. San Pablo recuerda en (1 Cor 15, 32) sus palabras.
“La pobreza no la hizo Dios, la hacemos tu y yo cuando no compartimos lo que tenemos”, dijoTeresa de Calcuta. Y Verdi recordaba a los poderosos en el Acto I de Un ballo in maschera que “Es indigno del poder el que no enjuga las lágrimas de sus súbditos”.
PRIMERO ESTÁ LA TIERRA
Primero está la Tierra,
luego el Cielo.
Lo del Infierno… un mito,
infierno de conciencias.
La Tierra está en el Cielo
y en el Cielo la Tierra.
-“¡De Potosí y las minas
prudente habla a los mendigos!”,
aconseja el poeta.
La Tierra está en el Cielo
y en el Cielo la Tierra,
pero…el estómago del pobre
urge terrenal respuesta.
¡Cielo¡ ¡Infierno!
Granizo en primavera
sobre el pobre.
(EN HIERRO Y EN PALABRAS.
Ediciones Feadulta)
Vicente Martínez
Fuente Fe adulta
Del blog de Amigos de Thomas Merton:
“Lo que realmente cuenta es estimar a una persona, pura y simplemente, por lo que es.
Querer a una persona por lo que es, y no por cualquier otra razón, es un apoyo genuino. Nosotros no amamos a nuestros prójimos por lo que hagan o dejen de hacer. Nadie tiene que pagar por la estima que recibe. No es como aprobar un examen y pasar de grado. Si todo el discurso en torno a la libertad no presupone esto, es una falacia, o es sospechoso.
Las personas pueden ser raras o diferentes, y hasta tener ideas abstrusas. Sin embargo, cada una de ellas merece respeto. No es necesario que entren dentro de una u otra categoría o clasificación para ser dignas de respeto”
*
Thomas Merton
***
Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Dios se busca a sí mismo en nosotros y la aridez y la aflicción de nuestro corazón es la aflicción de Dios, que no es conocido en nosotros, que no puede encontrarse a sí mismo en nosotros porque no nos atrevemos a confiar en la increíble verdad de que El puede vivir en nosotros y puede morar en nuestro ser porque lo elige, porque lo prefiere… Existimos solo para esto, para ser el lugar que El ha elegido para su presencia, su manifestación en el mundo, su epifanía.
Pero nosotros oscurecemos todo esto porque no lo creemos, porque nos negamos a creerlo. No es que odiemos a Dios, sino más bien que nos odiamos a nosotros mismos y hemos perdido la esperanza en nosotros mismos, Si empezáramos a reconocer, humilde pero verdaderamente, el verdadero valor de nuestro yo, veríamos que este valor es el signo de Dios sobre nuestro ser, la firma de Dios sobre nuestro ser.
Por suerte, el amor del prójimo se nos da como camino para comprender esto, pues el amor de nuestro hermano, de nuestra hermana, de la persona amada, de nuestra esposa, de nuestro hijo, está ahí para que veamos, con la claridad de Dios mismo, que somos buenos. Es el amor de quien me ama, de mis hermanos o de mi hijo lo que ve Dios en mí. Y es mi amor a la persona que amo, a mi hijo, a mi hermano, lo que me permite mostrarles que Dios está en ellos. El amor es la epifanía de Dios en nuestra pobreza. “
*
Thomas Merton
***
(Estas ideas de Merton son la continuación de las que encabezaban la entrada en este blog “El Problema de Dios“).
Del blog Pays de Zabulon:
¿ Es posible marchar sin rumbo?
A decir verdad, hoy,
todo objetivo me parece muy efímero,
ilusión o huida adelante,
para no mirar su sufrimiento,
no sentir la falta de amor.
En mi caso,
para evitar también el demasiado amor que surge
y que no encuentra eco.
Entonces ocupaciones,
tal objetivo de éxito, de prestigio o de carrera,
tal objetivo de construir una familia, de reproducir un modelo,
tal objetivo de salvar, socorrer, dar a otros,
tantos objetivos posibles
con los cuales se puede identificarse.
Sé y siento
– ¿es la misma cosa? –
en el fondo de mí,
que el fin no tiene o más importancia.
Sí, puedo marchar sin objetivo.
Es absolutamente terrorífico,
porque esto quiere decir dejar de huir,
dejar de fingir,
dejar de ocuparme
la cabeza, el corazón, las manos,
para atreverme en fin
a marchar en presencia.
Es absolutamente terrorífico,
va a hacer falta que me enfrente con mi miedo al vacío,
mi miedo a no ser amado,
mi miedo a ser rechazado,
mi miedo de no ser nada ni nadie.
Es absolutamente terrorífico,
pero no quiero huir más,
ni nada, ni nadie.
Quiero caminar
en conciencia
en presencia.
Quiero ser lo que soy.
Mi esperanza es que seas tú, Señor,
quien me llame
desde el fondo de mi ser para encontrarte.
No puedes amarme
– no puedo dejar a tu amor curarme –
si no me acepto,
tal como me has hecho,
si no dejo, un día,
de huir detrás de objetivos ilusorios,
por miedo de no existir,
por miedo de estar solo,
solo e inútil
inmensamente solo e inútil
para todo y para todos.
¿Si dejo de correr, y dispersarme,
cual Marta que se agita para hacer mil cosas,
si paro y me pongo a tus pies,
como María, frágil, disponible, vulnerable,
sometida a la crítica de los demás,
estarás allí, mi amor,
corazón de mi corazón,
ser de mi ser?
Presencia de mi presencia.
Creo que puedo caminar sin rumbo
si camino en su presencia.
Tengo que pasar el miedo
de este vacío que me asusta
porque temo volver a sentir de nuevo
Esta herida de no existir
no amado, no no acogido, no reconocido.
Y sin embargo estoy allí,
existo.
Me has dado la vida,
y, en el fondo de mí,
siento a mi ser agitarse,
quiere aparecer,
quiere alabarte, quiere darte gloria
por el solo hecho de ser.
El viviente, he aquí tu gloria.
Entonces, tan grande como sea mi miedo,
soltaré uno por uno mis oropeles
y me acercaré tanto como pueda,
y marcharé en tu Presencia,
mi Señor y mi Dios.
Mi vida.
Vida de mi vida.
*
“El Señor tu Dios está contigo y con su poder te salvará. Aunque no necesita de palabras para demostrarte que te ama, con cantos de alegría te expresará la felicidad que le haces sentir“
(Sofonías 3, 17)
“Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.”
(Salmo 114,9)
***
Del blog de Henri Nouwen:
“A menudo queremos… ser otro distinto del que somos. Tendemos a compararnos permanentemente con los demás y nos preguntamos por qué no somos tan ricos, tan inteligentes, tan sencillos, tan generosos o tan santos como ellos. Estas comparaciones nos hacen sentir culpables, avergonzados o celosos. Resulta sumamente importante darse cuenta de que nuestra vocación está oculta allí donde estamos y en aquello que somos. Somos seres humanos únicos cada uno con un llamamiento en la vida, al que debemos responder. Nadie mas puede llevarlo a cabo. Y hemos de responder a ese llamamiento en el contexto concreto del aquí y ahora.
No encontraremos nunca nuestra vocación tratando de pensar que somos mejores o peores que otros. Somos lo bastante buenos como para hacer lo que estamos llamados a ser. ¡Sé tú mismo! “
*
Henri Nouwen
***
Cada uno es como Dios le hizo,
y aún peor muchas veces.
*
Don Quijote
***
Del blog Pays de Zabulon:
El tiempo pasa …
Estoy en medio de una tormenta que nunca termina y que sé que es necesaria.
Se sacude todo, es doloroso a veces.
Y este sentimiento inagotable de estar perdido …
No sabe a dónde ir, qué hacer, qué decidir.
Estoy dividido entre dos extremos:
Abandonar todo, soltar todo – dejar hacer-
Y pelearme, luchar contra todo pronóstico
– Pero no sé contra qué y contra quién.
No voy a luchar contra mí mismo a pesar de todo
Mientras que siento que la cuestión es, en cambio, encontrarme a mí mismo.
Es extraña esta impresión de ser como un hijo pródigo
Que dejó la casa, dilapidó sus bienes, probó de todo,
Orgulloso de llevar su vida, confiado, optimista, terriblemente iluso también,
Y que se encuentra sin nada,salvo la facultad de volver en sí,
Y de recordar lo que dejó, lo que perdió.
No una riqueza material, sino un amor que lo constituía,
Un amor que tranquilizaba, un amor que vitalizaba,
Un amor que surgía tranquilamente
Y lo estructuraba en su ser.
No soy tan viejo,
Y sin embargo no dejo de volver a visitar la infancia y la adolescencia.
Como si algo me esperase allá,
que olvidé o perdí.
Y este algo, que bien podría ser que sea alguien.
La parte de mí, irreductible, todavía pura
Que aspiraba a la vida, a la felicidad.
¿Cómo volver a sumergirme en sus fuentes,
Cómo volver allí?
El hijo perdido medita en su corazón y se prepara.
Es posiblemente el sentido de esto que me agita.
tanto si la llamamos tempestad o desierto.
Voy pues a volver,
Pedirle perdón a mi Padre por haber huído tan lejos de él,
Por haber creído sólo en mis propias fuerzas,
Por haber creído poder vivir fuera de quien me creó.
Hay en mi infancia y mi adolescencia,
Este apetito de vivir,
Esta sed de descubrir,
Esta felicidad de dar y recibir,
Esta misma imprudencia,
Que hacían presente el instante presente.
¿Cómo puedo encontrar el camino?
Recorrí tantos caminos desde entonces.
¿Cómo puedo encontrar el camino?
Mi ser, despiértate.
Aunque te maltraté un poco a veces,
Si te olvidé o, peor, escondí y silencié,
Mi ser, despiértate.
Porque eres tú quien sabes el camino.
La verdad, es que estoy perdido sin ti.
Y necesitaba esta lección.
Mi ser, tú que recibes la vida divina cada día,
Perdóname y respáldame.
Porque tú conoces el camino del Ser.
*
Zabulon
13/03/2016
***
Fuente imagen : Ryan by tehhuskeh (deviantart)
ECLESALIA, 25/11/15.- Quisiera entrar en esa entraña de misericordia del Crucificado, moribundo, asesinado injustamente por un sistema patriarcal misógeno, violento y manipulador. Entraña que expresa para todos los seres humanos el modo de ser y amar de Dios. Y precisamente es ese modo peculiar, diferente y único de amar lo que provoca un antes y un después en la historia de la humanidad.
Estos días estamos celebrando eventos para concienciarnos de la catástrofe que la violencia, sea contra la mujer o contra la población de países enteros, causa en la carne y sangre de la humanidad más vulnerable.
Ellos, esos jefecillos políticos, militares y religiosos, llenos de complejos y problemas serios de poder y control, matan, asesinan, controlan, desprecian, violan porque por sus venas corre la falta de amor, la falta de ternura que por mil situaciones la vida les ha deparado. Y reconozco que no sólo los varones pueden llegar a ser así, también las mujeres, hijas del mismo sistema y llenas de ambición y de necesidad de ser aceptadas en un sistema misógeno y patriarcal, podemos ser crueles. El problema no está en el sexo sino en el cerebro.
Ellos asesinan “lo femenino” en Jesús. Bloquean el hemisferio derecho del cerebro de la humanidad de un modo violento y aterrador.
Así justifican la sumisión, la esclavitud, la explotación de la tierra, de la mujer y de todo lo que peligrosamente empieza en “la” porque es femenino: la bondad, la ternura, la verdad, la dignidad, la belleza, la solidaridad, la igualdad, la misericordia, la hospitalidad, la risa, la cordialidad…
¿Por qué digo que bloquean lo femenino en Jesús y en él en toda la humanidad? Porque desde una postura de poder civil y religioso crucifican, es decir maldicen para todos los tiempos, todo lo que la persona y misión de Jesús trajo a la historia de la humanidad: las entrañas de misericordia de nuestro Dios hechas humanidad, en cuerpo de varón con alma también de mujer. Él fue la persona integrada, completa y equilibrada.
Y, eso, ese equilibrio, de todo su ser, con unas actitudes fuertes y tiernas, justas y compasivas, claras y valientes…es lo que molesta, porque denuncia, sin palabras incluso, lo que es diferente.
Jesús activa en nosotras y nosotros el hemisferio derecho. Sabemos lo que le causó a él hablar de una manera diferente, actuar desvelando no sólo el amor incondicional del Abba, sino a la vez, desvelando las trampas de una Ley que dejaba de producir profetas porque se había ido quedando estéril.
Dice el Evangelio de Lucas que Dios viene al mundo por lo femenino, por la mujer. El bueno de Zacarías queda mudo porque en su oración le pide garantías a Dios de que lo que le dice se cumplirá…Isabel, la estéril, la anciana, la invisible para el Templo, acoge el misterio (que por cierto esa capacidad se aloja en el hemisferio derecho), y en sus entrañas toma forma el profeta que junto con su madre son la bisagra entre el caducado viejo testamento y la nueva ley, en forma de fetito en el cuerpo de otra joven invisibilizada por el sistema. María, que tenía activado su hemisferio derecho, dejó entrar a Dios porque estaba a la escucha.
Hablar de la no-violencia a las puertas de Adviento es para mí una oración, un lamento por el dolor que provoca el desequilibrio en los varones que buscan en la mujer lo que ellos no son capaces de encontrar en sí mismos, la paz y armonía fruto del equilibrio entre los dos hemisferios.
Propongo que además de más rapidez en la actuación policial ante las denuncias por violencia de género y de todo tipo, activemos en nosotros y en la sociedad el hemisferio derecho.
De ello hay experiencias en educación, y poco a poco se van introduciendo nuevos modos más de acuerdo con la integración de la persona. El problema es que, en estos momentos, la inmensísima mayoría de la humanidad está educada mayormente desde el lado izquierdo, programados para producir, consumir, explotar, competir, propio de la etapa, ya caducada, de la industrialización.
Para ello, este tiempo del año es precioso. Soltar nuestros lastres y dejarlos ir, como nos enseñan los sabios árboles de hoja caduca. Se renuevan todos los años. Dejan caer sus hojas secas para que la nueva savia de vida a hojas nuevas: Dejar ir formas viejas, secas y caducas, que produjeron en su momento pero que ahora ya no dan nada para acoger la nueva vida, sabia,porque proviene de las raíces hondas en la tierra.
Tierra de siempre y siempre nueva que produce, a pesar de ser vieja, savia nueva porque es sabia y se deja nutrir por todos los nutrientes escondidos en las oscuras capas por donde sus raíces buscan alimento.
Dejémonos nutrir por el seno de Dios, inmensa placenta, llena de amor, que nos envuelve y protege y conforma a su imagen, si nos dejamos.
Todo sería distinto, habría unos cielos nuevos y una tierra nueva donde los hombres y las mujeres vivirían en armonía entre ellos y con la tierra que los sustenta. Esa entraña de misericordia del crucificado que se abre para dar a luz una humanidad nueva, un hombre y una mujer que se complementan, respetan y ayudan a que cada uno dé lo mejor de sí.
Mientras los sueldos sean desiguales, los gobiernos e iglesias estén dominados por uno en detrimento de la otra, las cuentas no saldrán, dice la lógica, ausente parece, en este caso, y tan presente cuando son ellos los que quieren dominar con la lógica patriarcal.
Os aviso, el ángel que le habló a Zacarías, a Isabely a María, ya quiere sacar los billetes pero desconoce destino. ¿Te interesa hospedarle o mejor que viaje a otro lado? Mira que si viene y me quedo sin mis viejas hojas…
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Del blog Nova Bella:
Sea quien seas Dios se fija en tí de modo personal, te llama por tu nombre, te ve y te comprende tal como te hizo, sabe lo que hay en tí. Conoce todos los pensamientos y sentimientos que te son propios. Todas tus disposiciónes y gustos, tu fuerza y tu debilidad. Te ve en tus días de alegrías y también en los de tristezas. Se solidariza con tus esperanzas y tentaciones, se interesa por todas tus ansiedades y recuerdos, por todos los altibajos de tu espíritu.
*
Beato John Henry Newman
***
Del blog Pays de Zabulon:
¿Lo que es verdad,
siempre es verdad?
Si.
Entonces, ¿por qué
he pasado tanto tiempo
yendome a otra parte
buscando otra cosa
huyendo de mí mismo
buscándome en otra parte?
Al final del viaje,
sin aliento,
Llego,
llego o vuelvo
vuelvo de nuevo a mí.
Es como esos caminos iniciáticos,
contados tantas veces, por los que
el viajero parte a países lejanos
a disfrutar de experiencias inéditas,
a enriquecer a su personaje,
luego regresa a su punto de partida.
Volver, sí,
pero diferente y más fuerte,
volver de otro modo,
volver capaz
de acoger su verdad
y sumergirse en ella.
Así que estoy de vuelta.
Al final del viaje,
sin aliento,
aquí estoy frente a mi vida,
como invitado a bucear
en lo Esencial.
Lo esencial…
Encuentro los brillos,
bellos y atrayentes,
de mi juventud,
como tantos instantes fundadores
que había abandonado.
Es un misterio este vagabundeo en otro lugar
salvo cuando estamos en casa.
Posiblemente era demasiado joven,
posiblemente demasiado ingenuo.
No, no demasiado ingenuo,
ingenuo simplemente.
Y, en la hermosa edad de la juventud,
cuando se es ingenuo,
somos sensibles y frágiles.
Y, hay que vivir,
y construir.
En todo caso,
es lo que se cree,
es lo que parece decir la vida.
Entonces yo mismo me fui, me fui.
lejos de mí mismo.
Oh, siempre fiel
a esta parte de mí mismo,
pero como en un sueño,
como recuerdo.
Ahora quiero volver.
Quiero encontrar
las intuiciones de mi juventud,
las que me llenaron
y me hacían vivir,
aquellas por las que me maravillaba
y estaba disponible para el mundo.
¡Quiero volver a mi casa,
encontrar la belleza de estos impulsos
que estaban directamente conectados a la Vida,
– y yo no lo sabía!
que encendían un fuego en mí,
¿o era una inundación?
Quiero encontrar mis sueños,
porque no eran sólo sueños,
eren una esperanza llevada al mundo
que brotaba de un infinito profundo.
Quiero encontrar este tiempo
cuando yo era como una página en blanco,
una tierra sin cultivar,
un campo sin surco.
¿Quién sabe si, ya,
yo estaba condicionado o influido
por mis experiencias intrauterinas
o mi más tierna infancia?
Yo era una tierra disponible,
una tierra hermosa y salvaje
en donde brotaban las fuentes
La verdad que sentía,
no sabía que era la verdad.
Entonces salí a vivir,
salí a descubrir, experimentar,
me olvidé, me magullé un poco.
Me fui a vivir,
¿No es el camino de un hombre?
Pero porque esto es verdad,
es siempre verdad,
Quiero volver
Ahora.
Quiero volver a mi casa,
volver diferente y más fuerte,
pero no sin encontrar
esta ingenuidad
que hace que toda cosa es bella,
y que todo descubrimiento, todo encuentro,
son maravillosos.
Verdaderamente, Señor, vuelvo.
Acógeme en tu casa, en nuestra casa.
Querría volver a encender el fuego
sin buscar más en otro lugar.
Querría volver a encender el fuego,
y con calma acoger al que pase
como un amigo que está también sobre su camino,
ser signo para él de tu presencia
que le reenvía a su propio camino.
He aquí, he aquí mi vocación, finalmente.
Tanto tiempo para descubrirla.
Justo estar ahí,
dejarte hacer
con esta parte de mí
que es tuya
y que pide sólo crecer
desde el momento en que esté allí.
*
Zabulon – 13 oct 2015
***
Del blog Nova Bella:
“Te has vuelto todo mi ser,
por eso eres todo yo”
*
-l Rumí
***
Estos nuestros tiempos convulsos ¿son tiempos para invitar a la contemplación? Sostengo que sí. Pero “contemplar” tiene muy poco que ver con estarse mirando algo ociosamente con la mirada vaga, y no tiene que ver más con un tranquilo monasterio que con el trajín de la ciudad, ni con la vida retirada más que con la vida en la brecha.
Las palabras tienen su historia, nuestra historia, con sus tribulaciones y búsquedas. El término latino contemplare significaba originariamente la observación del vuelo de las aves en el cielo por parte de los augures o adivinos de oficio; lo hacían desde el templum, un espacio delimitado pero abierto en el campo o en el bosque. Creían que el futuro estaba decidido por los dioses o por el Destino (Fatum, Moira) y se podía descifrar mirando, entre otras cosas, el vuelo de las aves. Luego cerraron los templos, espacios abiertos a la intemperie, con piedras, leyes y miedos. El templo se convirtió en morada de “Dios” o de los dioses, en edificio sagrado separado del mundo profano. La contemplación se separó de las tareas de la vida, se contrapuso a la acción y se convirtió en cosa de especialistas: augures, sacerdotes o monjes.
Dejemos a un lado esas derivas y devolvamos al término su plenitud de sentido. Reinventemos la contemplación. Aprendamos a mirar el cielo y la tierra, lo invisible en lo visible, lo posible en lo real. Advirtamos las amenazas y las oportunidades del mundo en que vivimos. Miremos en el presente las señales de otro futuro mejor, para hacerlo real. Abramos los ojos, no sea que merezcamos el reproche del profeta Isaías, que el profeta Jesús hizo suyo: “Por mucho que miran, no ven; por más que oyen, no comprenden”. Abramos los ojos de fuera y de dentro, hasta que veamos que no hay ni fuera ni dentro, hasta que descubramos con claridad meridiana que todos los seres compartimos la misma luz y la misma noche, hasta que el dolor de los demás transforme nuestra mirada, hasta que nuestra mirada se vuelva transformadora.
Contemplar es ver lo invisible. Desde hace pocos años sabemos que la materia-energía física observada en el universo con los aparatos más sofisticados solo constituye aproximadamente un 4% de la materia-energía existentes: el resto está compuesto por materia oscura (22 %) y energía oscura (74 %), desconocida. Si no hubiera más materia que la observada –que me perdonen los físicos este torpe lenguaje–, las estrellas y las galaxias no se atraerían como se atraen; y si, por el contrario, no hubiera más energía que la observada, las galaxias no se expandirían como se expanden. Por lo demás, la materia es en el fondo energía, que nadie sabe lo que es, ni de dónde ni por qué. Pero es. Y es como una metáfora del misterio de cuanto es. Lo esencial es invisible. Lo invisible es lo esencial. Contempla el Misterio invisible en todo lo que ves, con ojos nuevos. “Dichosos vuestros ojos porque ven”, dijo Jesús a sus discípulas y discípulos.
Contemplar es atender. Atender es mirar y vivir con atención. Atender es dejar que el Misterio de la realidad se revele plenamente en todo cuanto es: en la hoja que cae, en el vuelo del pájaro, en el clamor de los refugiados en nuestras fronteras. Atender es hacer silencio, calmar emociones, liberarse de apegos, de saberes, creencias y esquemas mentales. Atender es ver a Dios en cada ser, el Todo en cada parte, y sentirse uno con todos los seres. Atender es dejarse acoger en el Corazón bueno de todo, y acogerlo todo con buen corazón. Atender es sintonizar, simpatizar, compadecerse y cuidar al herido. Atender es mirar la realidad con lucidez y con entrañas, y así recrearla. Somos lo que vemos, y somos igualmente lo que la mirada de los otros hace que seamos. Nuestros ojos, cuando miran, son capaces de hacer que todo sea bueno, o un poco mejor. Como Dios en el Génesis: “Miró Dios y vio que todo era bueno”. Atender es crear. Atender es vivir o ser en plenitud, simplemente SER uno con Todo, con Dios, ser pura relación de consideración, miramiento, respeto de la inagotable diversidad de lo que es, más allá de toda palabra e imagen que define, limita, divide, que nos encierra, estrecha, angustia.
Y eso es contemplar. A esa contemplación se han referido todas las tradiciones místicas como culminación de todas las formas de oración y de todos los caminos de realización humana, espiritual y física inseparablemente. En la tradición monástica cristiana, a la lectio (lectura) sigue la oratio (oración vocal), a la oratio sigue la meditatio (reflexión mental y cordial), y a la meditatio sigue la contemplatio, “engolfarse en Dios”, que diría Santa Teresa, lo mismo en el coro que entre pucheros.
Una contemplación que no se traduzca en compasión y compromiso, que no sea creadora, no es verdadera contemplación. Un compromiso militante que no se inspira en la mirada contemplativa (no digo religiosa), no es libre ni liberador, no crea. Donde se da lo uno se da lo otro, y donde falta lo uno falta lo otro. Nuestra sociedad necesita contemplativos por la misma razón por la que necesita militantes, y necesita militantes por la misma razón por la que necesita contemplativos. ¿Cuál es la razón? Que un mundo todavía invisible ha de hacerse realidad.
(Publicado en DEIA y en los diarios del Grupo Noticias el 20 de Septiembre de 2015)
Del blog Pays de Zabulon:
No tengo más
que lo que soy
Es inútil,
para tener
o para parecer
No puedo ofrecer al mundo
más que lo que soy.
No puedo ofrecer de mí mismo
más que lo que soy.
La verdad
es que toda inversión
en el haber o el parecer
me desvía de mí mismo.
Ilusiones que
hacer,
tener,
parecer.
Viviendo fuera de mí,
me inflijo un sufrimiento profundo,
y probablemente lo inflijo al mundo que me rodea.
No tengo más que lo que soy
La paz, la alegría vendrán a mí
y serán eternas,
si hago justicia
a lo que soy ,
si vuelvo a mí mismo.
Ahí está el lugar de la verdad,
el lugar de la autenticidad
el lugar del encuentro.
Aprender a ser
lo que soy.
*
Zabulon – 16/09/2015
***
Fuente foto : isaloha
Del blog Pays de Zabulon:
¿Qué tienes que transmitir?
Si no la vida,
el deseo de ser,
el valor de ser en otro.
Si su ser
no me es indiferente,
es porque estoy unido.
Por supuesto,
existe esta separación
que hace que el otro
me será siempre
difícil de alcanzar.
Es misterio,
maravilloso misterio.
A menudo inaccesible
a sí mismo.
Pero un día,
nos encontraremos.
Es una convicción
fundamental que tengo
y que no sabría
argumentar.
Nos encontraremos.
No sólo nos veremos
tal como somos
y nos reconoceremos,
Pero hay más todavía.
Nos revelaremos
así como infinitamente et intimamente
vinculados.
No puede haber allí
división del Ser.
Y toda esta llamada a ser
que percibo en ti,
que es tu llamada a ser
pero que es la mía también,
Despertando
y haciendo estremecerse
mi ser,
no puede morir.
La llamada a ser
es siempre un signo de la eternidad.
Así es por qué hoy
tu ser me es a la vez
familiar e inasequible.
Deseo que seas,
que te despierta y te despliegues,
y el deseo de encontrarte
un día secreto de la eternidad
Cuando esto nos hará
sonreír y hasta reír.
Porque todo encuentro
es alegre.
Y esta complicidad que nos une
será redescubierta.
¿He dicho deseo?
Es quizás una necesidad fundamental.
la de ser, justamente.
Que tienes que transmitir,
me preguntaba.
Nada.
Nada más que ser,
sin interés ni deseo particular,
Sólo ser
para invitarte
a ser también.
*
Z – 14/08/2015
Fuente foto : los hermanos Cannata, Travis et Troy, sur fashionablymale
***
Del blog Pays de Zabulon:
” Soy perfecto, no porque no me falte nada, sino porque, por el momento, no puedo ser otra cosa que lo que soy. Se trata de apreciar a este ser perfecto, aunque frágil, porque oculta en su interior mil posibilidades, mil facultades. “
*
Alexandre Jollien
***
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