Del blog de Xabier Pikaza:
El Nuevo Testamento recuerda a dos (o tres) santiagos (o jacobos). Ese nombre era común y no es extraño que se llamaran así dos o tres discípulos,amigos, o familiares de Jesús.
‒ Dos aparecen en la lista de los Doce (Mt 10, 2-4 y paralelos): Santiago el Zebedeo (hermano de Juan, el de la fiesta de hoy: 25.7) y Santiago el de Alfeo (a quien muchos identifican con el hermano/primo de Jesús).
‒ El tercero sería el “hermano” de Jesús , que fue “el primer obispo” de Jerusalén, un hombre de gran importancia en la Iglesia, uno de los “tres pilares” del evangelio (con Pedro/Roca y Pablo/Saulo).
La tradición tiende a identificar a estos dos últimos pero el caso no es seguro. De todas formas, los importantes para el NT son Santiago/Jacobo el Zebedeo y Santiago/Jacobo el hermano de Jesús, del que he tratado varias veces en este blog. Hoy me ocupo, un año más, de Santiago el Zebedeo, el Hijo del Trueno, el del lugar de Estella (Compostela), venerado en las peregrinaciones medievales (Camino de Santiago) y en la piedad de millones de cristianos, gallegos, españoles, hispanos… de todo el mundo… Empiezo con este Santiago de Compostela (peregrino, luchador…) para pasar después al Santiago del Evangelio.
Santiago el Zebedeo, cuya fiesta se celebra hoy (25.7.14), suele llamarse el Mayor, para distinguirle del otro, llamado el Pequeño (mejor que el menor), porque era bajo de estatura. La tradición de Pablo y de la Iglesia primitiva pone más de relieve la función de Santiago/Jacobo el Hermano de Jesús. Pero los evangelios insisten más en Santiago/Jacobo el Zebedeo, hijo del trueno, hermano de Juan, tentador de Jesús.
Los evangelios le presentan varias veces, con autoridad, y la tradición le ha convertido en apóstol de Occidente. Él habría llegado hasta el final del mundo entonces conocido (el Finisterre o Fin de la Tierra, de Galicia). Éste es el gran Santiago, James o Jaime: el Compostela en Galicia, el de Santiago de Chile y del Estero de Argentina, el santiago de las mil ciudades y pueblos de América
Ahora quiero evocar la tradición y la figura de esta Santiago de Compostela (apóstol, obispo, alférez del ejército cristiano), para detenerme después (para lectores ya más interesados) en el testimonio del Nuevo Testamento, comentando el texto clave de Mc 10, 35-45. Buen día de Santiago a todos.
A. LOS TRES SANTIAGOS DE COMPOSTELA
Saben todos los devotos del Señor Santiago (Herru Santiagu o Herr Jacobo, como le llamaban los peregrinos medievales) que hay en la Catedral de Santiago de Compostela (su ciudad) tres “imágenes” del Santo, que aparecen en esta postal:
(a) En una imagen (la primera) él aparece como peregrino: Sigue andando por los caminos de la tierra con la vieira de los caminantes de Jesús, dispuesto a llegar a los confines del orbe, llevando el mensaje de su Maestro. Éste es el Santiago “apóstol” (enviado), iniciador de caminos arriesgados, hijo del trueno, a quien mató Herodes Agripa, rey vividor y celoso, amigo del emperador, que no quería en su reino “excesos” de evangelio (hacia el año 44, a los 14 años del martirio de Jesús). Éste es el Santiago creador de Iglesia, aquel a quien yo quiero invocar este día.
(b) En la segunda imagen aparece como obispo, sentado en la cátedra, dispuesto a enseñar con autoridad a todos los que vienen. Es el Santiago que tomó el poder y ha sentado cátedra en la Iglesia de Compostela, desde los años “gloriosos” del obispo Gelmírez († 1139), uno de los prelados de más poder en la cristiandad. En sus buenos tiempos, el obispo de Compostela tenía “cardenales”, antes de que los tuviera Roma (después tuvieron que ser suprimido, pues el Papa se reservó la facultad de crear cardenales).
(c) En la tercera imagen aparece montado a caballo, iniciando la Reconquista Hispana contra los musulmanes. Éste es el Santiago Matamoros, enemigo de Mahoma y de todos los pretendidos enemigos de Jesús. Es el Santiago de la historia militante hispana, que comienza el tiempo de Beato de Liébana (con su comentario al Apocalipsis y su pretendido himno jacobeo), a finales del siglo VIII. Éste es el santiago que debe “convertirse” y nosotros con él, realizando la peregrinación de vuelta al evangelio: Desde la Compostela militantes de los Caballeros de Santiago (no la Compostela popular/piadosa de Galicia y de los buenos peregrinos) hacia Jerusalén, con Jesús, como indica el texto que sigue.
DE COMPOSTELA AL EVANGELIO. SANTIAGO EL ZEBEDEO “HIJO DEL TRUENO” ( MC 10, 35-45)
Quiero presentar aquí, con cierta detención, para personas interesadas en el texto del NT, la imagen del Cuarto Santo, la “imagen primitiva” que ofrece el Evangelio de Marcos (y el de Mateo), donde Santiago/Jacobo con Juan, su hermano, quieren dar un golpe de mano y tomar el poder de Jesús (con Jesús) en la Iglesia y el mundo.
Éste el cuarto Santiago, el que debe convertirse, dejando su deseo de poder, para hacerse hermano y servidor de de los demás, es el auténtico Jacobo, aquel que puede enseñarnos a seguir a Jesús y ser cristianos.
Jesús le llamó tres veces.
La primera, junto al mar, con su hermano Juan, en Mc 1, 19-20, donde se dice que eran “zebedeos”, hijos de Zebedeo, y que ante la llamada de Jesús dejaron la barca de su padre con los jornales.
La segunda en el monte, cuando Jesús instituyó a los Doce (Mc 3, 17). Allí se dice que Jesús llamó Jacob, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, y les puso el nombre de Boanerges, es decir, Hijos del trueno. Los zebedeos reciben el nombre de Boanerges (= Truenos, Hijos del Trueno), quizá con ironía, pues serán violentos en provecho propio (cf. Mc 9, 38; 10, 37), aunque están dispuestos a morir por/con Jesús (10, 39). El primero de los zebedeos lleva el nombre de Jacob, el patriarca de Israel, y así prefiero llamarle, pues el nombre común castellano (=Santiago) lleva resonancias cristianas
La tercera llamada, la más importante para conocer a Jacobo/Santiago es la de Mc 10, 35-45. Esta es la llamada en el camino que va a Jerusalén, la llamada de la conversión… Santiago/Jacobo y su hermano Juan tienen que dejan los truenos y el caballo de la conquista, para dar la vida por y con Jesús. Así se traza el camino de vuelta de Compostela a Galilea y Jerusalén:
TEXTO CLAVE. MC 10, 35-45.
(a. Petición) 35 Y se le acercaron Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole:
– Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
36 Jesús les preguntó:
— ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le contestaron:
— Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.
(b. Respuesta) 38 Jesús les replicó:
— No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que seré bautizado? 39 Ellos le respondieron:
— Sí, podemos. Jesús entonces les dijo:
— Beberéis el cáliz que yo he de beber y seréis bautizados con el bautismo con que yo seré bautizado. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.
(c. Confirmación) 41 Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Jacobo y Juan. 42 Jesús los llamó y les dijo:
— Sabéis que los que parecen mandar a las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus magnates las oprimen. 43 No ha de ser así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos. 45 Pues tampoco el Hijo del humano ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por mucho
(a) 10, 35-37. Petición. A tu derecha y a tu izquierda
35 Y se le acercaron Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole: Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte. 36 Jesús les preguntó: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le contestaron: Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.
Como representantes de la lógica del mando ha presentado Marcos a Jacobo y Juan, los primeros conspiradores de la iglesia, que utilizan a Jesús para saciar su sed de jerarquía. No buscan algo nuevo, insisten en la línea anterior de búsqueda de “poder”, de Roca (es decir Pedro) o de los Doce (9, 33-34; cf. 8, 33). Juan es sin duda un reincidente, pues ya quiso controlar el Nombre de Jesús, impidiendo que un exorcista no comunitario pudiera valerse del nombre de Jesús (9, 38-41). Ambos son “hijos del trueno” (3, 17), en línea de fuego y violencia, pues quisieron que el fuego del cielo destruyera a lo samaritanos, un día que no quisieron recibirles (cf. Lc 9, 54). Leer más…
Biblia, Espiritualidad
Evangelio, Jesús, Santiago de Compostela, Santiago Zebedeo
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