Reclaman la muerte de Roxana Hernández como un «asesinato institucional» en los Estados Unidos
Natural de Honduras, transgénero y seropositiva, Roxana Hernández fallece de un paro cardiaco estando en custodia de funcionarios de inmigración estadounidenses, un grupo de organizaciones que luchan por los derechos de las personas LGBT sostiene que se trata de un «asesinato institucional» debido a una «negligencia médica».
El pasado viernes, 25 de mayo, Roxana Hernández, de 33 años de edad, fallece en un hospital de Albuquerque (Nuevo México) a causa de un paro cardiaco, según los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés: U.S. Immigration and Customs Enforcement). Natural de Honduras, se había unido a la caravana de refugiados organizada por Pueblo Sin Fronteras, que sale de Tapachula el pasado 25 de marzo, llegando a finales de abril al puesto fronterizo de Tijuana y San Diego para pedir asilo en los Estados Unidos con le objetivo de dejar a atrás numerosas experiencias de odio, estigma, violencia y discriminación que había experimentado en su país de origen al ser una mujer transgénero y seropositiva. Tras revisar su caso, los funcionarios de San Ysidro determinan su «expulsión sin demora», quedando desde entonces en custodia, un período en el que su salud se deteriora debido a las condiciones de salud del penal en el que es confinada, según organizaciones como Pueblo sin Fronteras y Diversidad sin Fronteras, desde donde denuncian que su muerte no es otra cosa que un «asesinato institucional» debido a una «negligencia médica».
«Durante su primera semana en los Estados Unidos, el cuerpo y el espíritu de Roxy se deterioraron rápidamente. ¿Por qué encarcelarla y torturarla así?», sostienen de manera conjunta organizaciones como Pueblo Sin Fronteras, Diversidad Sin Fronteras y Al Otro Lado. El 13 de mayo Hernández es entregada a los funcionarios del ICE para ser trasladada dos días después a El Paso (Texas), y durante su primera semana bajo custodia «su cuerpo y espíritu se deterioraron rápidamente», aseguran los activistas. El 16 de mayo llega al correccional del condado de Cibola County Detention Center, en Milan (Nuevo México), donde es asignada en la unidad para personas transgénero. Según los activistas, en una celda con las luces encendidas las 24 horas del día, con frío, sin alimentación ni atención médica adecuados en un centro al que aluden como una «caja de hielo». Solo un día después es ingresada en el Hospital General de Cibola con síntomas de «neumonía, deshidratación y complicaciones asociadas con el VIH»; posteriormente es trasladada en ambulancia al Lovelace Medical Center, en Albuquerque, donde permanece en la unidad de cuidados intensivos hasta su muerte.
«Una vez que fue transferida a la prisión de inmigrantes en Cibola, Nuevo México, las autoridades de inmigración de Estados Unidos finalmente reconocieron que, a pesar de haber estado bajo custodia gubernamental por más de una semana, necesitaba atención médica», aseguran los activistas, quienes consideran que las autoridades de inmigración fracasan en su obligación de proteger a los migrantes transgénero de los abusos así como a la hora de proporcionarles atención médica mientras están bajo custodia.
«Es alarmante que las comunidades transgénero continúen enfrentando la violencia transfóbica dentro y fuera de los muros de detención (…). Esta es la razón por la cual Transgender Law Center, a través del programa Trans Immigrant Defense Effort, se ha organizado para exigir la liberación de las mujeres transgénero detenidas y el final de todas las detenciones y deportaciones. El ICE ha demostrado una y otra vez que es incapaz de proteger a las mujeres transgénero detenidas. Las personas transgénero no deberían ser detenidas por ICE en absoluto», asegura Flor Bermúdez, directora legal del Transgender Law Center, agregando, Isa Noyola, subdirectora de la misma organización, que «junto con el abuso que sabemos sufren regularmente las personas transgénero detenidas por el ICE, la muerte de la Sra. Hernández envía el mensaje de que las personas transgénero son desechables y no merecen dignidad, seguridad o incluso vivir».
«Todos los detenidos del ICE son sometidos a examen sanitario, dental y mental en las primeras 12 horas tras su llegada a cada centro de detención, una evaluación de salud completa dentro de los 14 días tras pasar a custodia del ICE o llegar a una nueva instalación, y disponen de acceso a servicios de atención médica todos los días y 24 horas de asistencia de emergencias», señalan en un comunicado del ICE en el que se refieren a la fallecida con el nombre de Jeffry Hernandez. Está previsto que se realice una autopsia para determinar las causas de su muerte, siendo la sexta persona que fallece bajo custodia de los funcionarios del ICE desde octubre.
Roxy, como se la conocía entre sus amigos, «vio en los Estados Unidos la oportunidad de comenzar una nueva vida libre de abuso, riesgo y amenazas, buscando asilo», declaran los activistas, explicando que se trataba de la cuarta vez que cruzaba la frontera con la esperanza de conseguir una nueva vida. Sus primeros intentos se producen en 2005 y 2009, regresando de forma voluntaria tras a México tras afirmar que era mexicana. Lo vuelve a intentar en 2014, siendo deportada poco después. «Roxy murió por negligencia médica por parte de las autoridades de inmigración de los Estados Unidos. En otras palabras, fue asesinada, al igual que Claudia Gómez González fue asesinada por la bala de un agente de la Patrulla Fronteriza hace menos de una semana (…). Roxy murió en el país en el que había buscado comenzar una nueva vida, murió por ser una mujer transgénero, una inmigrante que no fue tratada ni con respeto ni con dignidad», aseguran en el comunicado de Diversidad sin Fronteras.
Fuente Universogay
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