Irán ejecuta en la horca a un joven de 19 años por mantener relaciones homosexuales
El régimen iraní es uno de los más opacos del mundo. La violación de estado de los derechos humanos, desgraciadamente, es una práctica constante en este país de Oriente Medio. De hecho, Irán está entre los 3 países del planeta con más condenados a muerte en 2015. Ahora, Amnistía Internacional denuncia la primera ejecución de un joven por prácticas homosexuales en 2016. Hassan Afshar fue detenido en 2014, cuando tenía 17 años, y ha sido llevado a la horca dos años después, con apenas 19. Magdalena Mughrabi, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, ha asegurado que “con esta ejecución, las autoridades iraníes han demostrado una vez más su insensible desprecio hacia los derechos humanos”.
Activistas de Amnistía Internacional han denunciado la condena a muerte en Irán de Hassan Afshar, de 19 años. La víctima fue ahorcada en el centro penitenciario de Arak (en la provincia de Markazi), el pasado 18 de julio, tras ser declarado culpable de “coito anal forzado entre varones”. A Afshar se le acusó de “violación”; un extremo que Amnistía Internacional encuentra inverosímil, defendiendo que en realidad se habría tratado de un encuentro consensuado.
La “ley” de Irán es bastante “peculiar” en sus especificaciones sobre la responsabilidad de los acusados, en relación al rol asumido en el encuentro sexual. La execrable normativa iraní incita a la delación del amante, para salvar la propia vida. Si el sexo es “claramente” consensuado, el amante “pasivo” se enfrenta a sentencia de muerte. El hombre “activo” en las relaciones sexuales consensuadas es condenado a la pena capital si está casado o si no es musulmán pero su amante “pasivo” sí lo es.
Cuando el coito se considera “no consensuado”, el amante “pasivo” está exento de castigo. Como advierte Amnistía Internacional, esto engendra falsas acusaciones. Si las autoridades comienzan a investigar al hombre “pasivo”, este puede utilizar la acusación de “violación” como una cruel vía para salvarse, a costa de la de su amante “activo”. Esta es la explicación más plausible en el caso de Hassan Afshar.
Un asesinato de estado plagado de irregularidades
Lamentablemente, la homofobia de estado en Irán pueden llegar a ser mortal para los hombres gais. La ejecución de Hassan Afshar se ha producido a pesar de que la Oficina del presidente de la Magistratura había prometido a la familia del joven que se revisaría el caso el 15 de septiembre de 2016. Una irregularidad más en su más que cuestionable ejecución.
Magdalena Mughrabi, directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional, se ha lamentado por lo sucedido. “Irán ha demostrado que su repugnante entusiasmo por ejecutar a menores de edad, en violación del derecho internacional, no tiene límite”, ha dicho. Mughrabi ha insistido en que “Hassan Afshar tenía 17 años y estudiaba secundaria cuando fue detenido. No tuvo acceso a un abogado y el poder judicial se apresuró a investigarlo y enjuiciarlo, declarándolo culpable y condenándolo a muerte a los dos meses de su detención, como si no pudieran ejecutarlo lo bastante rápido”.
Según un informe de Amnistía Internacional, a finales de 2015 había como mínimo 160 personas condenadas a muerte por delitos cometidos cuando eran menores de edad. Algunos llevaban más de un decenio en prisión. Al menos 73 menores de edad en el momento del delito fueron ejecutados entre 2005 y 2015, cuatro de ellos el año pasado: Javad Saberi, Vazir Amroddin, Samad Zahabi y Fatemeh Salbehi. Los tribunales concluyeron que tenían suficiente “desarrollo mental y madurez” cuando cometieron los “delitos”.
Irán: un infierno para la comunidad LGTB
El colectivo LGTB iraní vive en una situación terriblemente difícil, especialmente los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. Son muchos los ejemplos que hemos recogido en el pasado. Cualquier intento de aperturismo es además perseguido con saña. Sirva de ejemplo reciente el caso del mulá gay Taha, que casaba a parejas del mismo sexo en secreto, y tuvo que huir de Irán por las amenazas de muerte de otros clérigos musulmanes.
Como recogía dosmanzanas el pasado mes de junio, Taha oficiaba bodas igualitarias en Irán, según el rito islámico. Y aunque lo hacía en secreto, otros clérigos musulmanes cuestionaban que se dejara ver con hombres gais e incluso sospechaban de su orientación homosexual. Al final, su situación se volvió insostenible y se vio obligado a abandonar el país, temiendo por su propia vida.
Fuente Dosmanzanas
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