Luz
Del blog Nova Bella:
“Haz brillar tu rostro sobre tu siervo”
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Salmo 30
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Del blog Nova Bella:
“Haz brillar tu rostro sobre tu siervo”
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Salmo 30
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Del blog de Xabier Pikaza:
Enel CITES de Ávila, un lugar único, en plena naturaleza, ante el muro de la ciudad. Sin nada que hacer, sino escuchar y orar con siete salmos, en silencio interior, en compañía….
| X.Pikaza
SIETE SALMOS MÍSTICOS (Xabier Pikaza)
17-19 Noviembre Cites. Avila
Hacia una bioteología posible de nuestro interior.
El texto esencial de oración de la biblia son los salmos, unos de tipo más personal, otros más comunitario, históricos, legales y sapienciales; de guerra y de paz, de amor a Dios y a los hombres…. Muchos están vinculados al templo y su liturgia, todos a la vida del pueblo de Dios. En conjunto, leídos desde Jesús, ellos ofrecen la mejor experiencia de la mística cristiana.
https://www.mistica.es/recursos/eventos-cites/siete-salmos-misticos
Entre todos ellos quiero destacar en este curso siete salmos místicos, no porque otros no lo sean, sino porque éstos lo son de modo más intenso, como iré mostrando (explicando y aplicando), en la línea de mi estudio Enséñanos a Orar. El libro de los Salmos (VD, Estella 2023):
1. Mística del Cosmos: Cuando contemplo el cielo, Sal 8
Muchos cantan a Dios en el mundo, como Sal 29: La voz del Señor sobre las aguas)
Hay unos 20 salmos de mística de la naturaleza, como he puesto de relieve en Vocabulario final de mi libro de los salmos. Entre ellos comentaré Sal 8, con Sal 29, canto de los siete truenos retomado y comentado en forma emocionada por Ap 10, 1-7. Ante los truenos y toques de aviso y amor de Dios en el mundo seguimos morando los cristianos.
En el principio está según eso la experiencia cósmica de Dios, en la línea de una “ecología mística”, desarrollada en la iglesia por Francisco de Asís (Hermano sol, hermana luna) y Juan de la Cruz: Mi amado, las montañas… El Papa Francisco (Laudato sí…) nos ha invitado a empezar a empezar así nuestro itinerario, desde el principio de una espiritualidad de la infancia (de la boca de los niños de pecho…), vinculada al descubrimiento de la grandeza del hombre en: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
2. Mística de interioridad. Tú me sondeas y me conoces. Sal 139
Ahora conozco como en un espejo borroso. Entonces conoceré como soy conocido (1 Cor 13)
El mayor horror sería un Dios que nos vigila para castigarnos. El mayor amor es Dios que nos mira y sostiene, nos crea y hermosea con la luz de su mirada (y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los/nos dejó con su hermosura. Por la mirada/palabra de Dios hemos nacido; en ella vivimos, nos movemos y somos. Este Dios que nos sondea y así vive en nosotros, aparece en este salmo como “rehem” (vientre de amor: tú me formaste tus entrañas, me tejiste en tu vientre materno…
Este tema reaparece en Sal 22 y de un modo especial en 2 Mar 7: El mundo entero es vientre materno de Dios en quien somos y nacemos…Por otra parte, conforme a una mística mariana (desarrollada por ejemplo por Elkhart), nuestra vida es vientre de amor en el que Dios nace, como saben otros salmos y textos del AT, retomados por Pablo en Rom 8 (¡dolores de parto!) y en 1 Cor 13: Dios nos conoce y concibe. y nosotros también le concebimos, como sabe Juan de la Cruz diciendo que respiramos con la misma respiración de Dios (B 39 y Llama).
3. Mística de camino y comunión.Como busca la cierva corrientes de agua… Sal 42
Salmo del creyente desterrado. Relectura desde Juan de la Cruz: Como ciervo huiste…
Un sacerdote del templo, desterrado en las montañas del Norte (Hermón), contempla al ciervo que brama y corre buscando aguas de vida de su Dios. “Así me alma te busca”, Dios mío, entre rocas y cataratas de estruendo: Tus torrentes y tus olas me han arrollado…
La recreación más poderosa de este salmo la ofrece Juan de la Cruz, en el Cántico, pero el orante no busca ya a Dios como ciervo, sino al mismo Dios Escondido de amor (como ciervo huiste habiéndome herido…). Entre el amante desterrado de Sal 41-42 (sicut cervus ad fontes aquarum) y el amante buscador que corre tras el “ciervo vulnerado” se despliega toda la mística cristiana. Hay otros salmos que ponen de relieve ese motivo. Pero la comparación de este salmo con el Cántico de Juan de la Cruz es motivo sobrado de contemplación ycamino.
4. Mística de encuentro: Epitalamio. Sal 45
Comentario histórico-teológico, con interpretación y aplicación esponsal
Éste es un salmo histórica y temáticamente complejo que la tradición ha vinculado al Cantar de los Cantares, y ha interpretado como canto de amor humano (abierto al amor de Dios) y canto de amor divino (abierto al amor humano). Ha sido entendido desde antiguo en forma mística, pero debe ser profundamente reinterpretado, pues de lo contrario el amado seguiría siendo un guerrero sanguinario, opuesto a Dios (y a Cristo). La esposa aparece además como “mujer sometida” (cf. Juan de Ávila, Audi Filia, 1556, un libro “condenado” `por la Inquisición), en contra de la mujer de en el NT (y de la novia del Cordero del Apocalipsis).
Éste es un salmo “necesario”, pero debe ser situado y reinterpretado desde el evangelio, revisando la figura de Dios (Señor guerrero) distinguiendo las dos mujeres (madre-reina e hija-novia). Sólo así, podrá y deberá ser entendido como expresión de mística de amor y comunión en Dios, para varones y mujeres, desde Cristo. Así lo he mostrado en mi comentario, superando los estereotipos de un hombre y una mujer que no responden al amor del evangelio..
5. Mística del perdón: Misericordia, Dios mío, por tu piedad… Sal 51
Ascética de fondo de toda mística. Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos
Éste salmo “penitencial se ha interpretado en forma ascética, como si trazara un camino previo de “conversión”, en la línea de Juan Bautista y de la primera semana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio… (¿desde las primeras moradas de Santa Teresa?). en el esquema de Juan de la Cruz, este salmo correspondería a la Subida (aunque él no quiso que lo cantaran en su lecho de muerte).
Sin duda, este salmo tiene elementos penitenciales, pero se trata de una “penitencia gozosa”, enamorada, propia de aquel que al saberse amado sabe y siente que su vida puede cambiar, pues el mismo Dios le cambia y recrea en su amor, superando expresiones menos afortunadas, como la que dice “en pecados me concibió mi madre”. Dicho esto, pienso que este salmo ha de ser leído (rezado, recuperado) desde la experiencia más alta del perdón y de la gracia. Sólo un hombre o mujer que se sabe perdonado y amado puede entender este salmo y rezarlo, confesando sus pecados de un modo agradecido, en la línea del Padre Nuestro.
6. Mística de la Cruz. ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Sal 22.
Salmo israelita, lamento de Cristo en la Cruz, canto esencial del cristiano
Éste es el salmo de la “mística” de la Cruz, que debe leerse y orarse desde la experiencia judía más honda del “abandono de Dios”, al que debemos acompañar y ayudar en la línea de Etty Hillesum. Es un salmo complejo, con una experiencia intensa de abandono de Dios (Santo abandono, sabiendo que venimos de Dios y en el somos). Es, al mismo tiempo, un salmo de abandono de los hombres. Allí donde los hombres luchan entre sí, y se matan unos a otros, Dios se identifica con los asesinados, hambrientos… (Mt 25, 31-46).
Este abandono forma parte de la revelación de Dios en la historia, como proclaman los evangelios de Marcos y Mateo poniendo en boca de Jesús estas palabras (que han podido ser recreadas por Juan de la Cruz: Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo, y dejéme …). En esa línea, en su segunda parte (22, 20-32), éste es un salmo de victoria pascual: el orante que ha compartido con Jesús el camino de la muerte, penetrando con las mujeres de Mc 16, 1-8 en su tumba sabe que éste es un salmo de pascua.
7. Mística pascual: Siéntate a mi derecha. El sacerdocio de Melquisedec Sal 110
Salmo israelita y cristiano (Hebreos). Todo creyente es sacerdote según Melquisedec
Este salmo es quizá, con Sal 45, el más complejo de todos los salmos. Es posiblemente un canto pre-israelita (jebuseo), contrario al sacerdocio levítico de Jerusalén, pero más tarde (hacia el siglo IX-VIII a.C.) se aplica a los reyes-sacerdotes davídicos de Jerusalén, concebidos como hijos de Dios, vencedores sobre todos los enemigos, con un tipo de violencia militar casi insoportable (amontonará cadáveres, aplastará cabezas…). La traducción de los LXX (siglo III a.C.) lo reinterpreta mesiánicamente y los cristianos lo aplican a Jesús (Mc 12, 36 par)
Este salmo ha sido recreado por la carta a los Hebreos, que presenta a Jesús como principio de un sacerdocio universal (no ministerial), aplicado a todos los creyentes, varones y mujeres. Jesús es sacerdote al dar su vida por todos, penetrando así en el “cielo de Dios”, y con él son sacerdotes todos los que comparten su vida asumen su camino. En esa línea, la mística sacerdotal de Sal 110, recreada por Jesús, forma parte de la vida más honda de todos los creyentes que son, en él y con él, sacerdotes de la nueva alianza de Jesús, según el orden de Melquisedec.
– Se comentará en cada clase un salmo, en sentido histórico (AT), cristiano (desde Jesús) y actual (en el contexto nuevo del siglo XXI)
– El profesor seguirá básicamente su comentario: Enséñanos a orar. El libro de los salmos, lectura cristiana, VD, Estella 2023, con apuntes complementarios que ofrecerá como material de estudio posterior al final del curso.Hay numerosos comentarios populares y pastorales a los salmos. Entre ellos, los más importantes en lengua castellana son: L. Alonso Schokel, Salmos I-II, Verbo Divino, Estella 1882; H. Kraus, Salmos I-II, Sígueme, Salamanca 1993
Hay otros libros muy importantes en la Biblia, tanto en el AT (Génesis, Éxodo, Isaías, Job, etc.) como en el NT (evangelios, cartas…) pero quizá, entre todos, el más complejo, enigmático y profundo es este libro de Sal mos. Ningún otro abarca tantos temas y ofrece tantas interpretaciones: 150 visiones de conjunto de la acción y presencia de Dios, con la experiencia personal y social de los creyentes, desde la perspectiva del templo de Jerusa- lén. Ese templo ha tenido muchas limitaciones, y ha sido criticado, y en un sentido condenado, por Jesús; pero en otro sentido ha sido un laboratorio esencial de oración, como sabe el mismo Jesús cuando afirma que ha de ser«casa de oración para todos los pueblos» (Mc 11,17; con cita de Is 56,7).
Muchos problemas que se exponen (cantan y debaten) en los salmos son todavía los nuestros, pues los salmistas nos han enseñado a escuchar, buscar, sentir y decir lo que somos ante el misterio de Dios, en el corazón de la vida. Solo podrá entenderlos de verdad quien se introduzca en su dina- mismo religioso y teológico, divino y humano, en el sentido profundo de la palabra. No hace falta ser expresamente creyentes para entenderlos, pero desde la dinámica más honda de diálogo con Dios Vida puede entenderse mejor su sentido.
En esa línea he querido escribir y exponer esta «lectura cristiana», es decir, religiosa y mesiánica de los salmos. Quiero que los lectores y orantes de este libro (de los salmos) admiren su lenguaje, entiendan su discurso, pero quiero, sobre todo, que ellos puedan introducirse en su «dinámica» espiritual, cantando y bailando, llorando y riendo con la Biblia de Jesús. Mirados así, los salmos son un clave de la cultura universal, un testimonio excelso de poesía, de experien-cia estética, espiritual, humana, un don y regalo del judaísmo, antiguo y moderno, entendido y aplicado de un modo especial por Jesús, en la tradi- ción cristiana.
Del blog Nova Bella:
Quiero alegrarme y regocijarme en ti
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Salmo 9
Del blog Nova Bella:
Me llenarás de alegría en tu presencia
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Salmo 16
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Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
* * *
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.
*
Salmo 139 (138)
***
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular”
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Salmo 117, 22
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Cuando estaba en angustia
Tú me hiciste ensanchar.
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Salmo 4,2
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Del blog Nova Bella:
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas
canto con júbilo
*
Salmo 62
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Del blog Nova Bella:
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti
*
Salmo 62
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Del blog Nova Bella:
Tu gracia vale más que la vida
*
Salmo 62
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ECLESALIA, 10/07/20.- ¿Qué son los Salmos que atraen y repelen? ¿Cómo adentrarnos en este mundo poético y lejano? ¿A qué se debe que puedan llegar a sentirse tan cerca, tan dentro?
Los Salmos hacen de espejo si nos atrevemos a acercamos y descubrir a la criatura humana que sigue avanzando a traspiés en la lucha del más acá y la búsqueda del más allá.
Cada salmo es imagen pero también sonido. Cada verso va transmitiendo los estados de ánimo, luchas, deseos, relaciones con Dios y con los otros. El ser humano en cualquier época. Nada nuevo sobre la tierra, estamos hechos del mismo barro, tenemos las mismas preocupaciones y anhelos. Comunicamos amor y belleza en medio de las más viles atrocidades.
El creyente, tanto individual como comunitario, se dirige a Dios al que pide lo que le hace falta, increpa cuando no recibe lo que quiere y se muestra agresivo si no le hace la justicia que cree merecer.
Pero también agradece, alaba, bendice, canta para el Señor, le da gracias… y así uno tras otro, ciento cincuenta salmos, que terminan en la apoteosis de “trompetas, cítaras, tambores, flautas, y címbalos sonoros y vibrantes”, llegando a la conclusión de que… “todo ser que aliente, alabe al Señor”.
Mi cercanía al monasterio, a la oración monástica, que día tras día transita por todo el salterio me acercó a la comprensión de la oración más allá de las palabras, pensamientos o ideas. Me ayudó a adentrarme en la actitud del orante que llega con lo que lleva puesto, que no siempre es lo ideal, y se abre a ser moldeado por la Palabra, cosa que unas veces sucede y otras no.
Recelé con frecuencia de un lenguaje que suena arcaico, y transité con frecuencia por la superficie de cualquier salmo sin dejar que me dibujara su huella interior.
He aprendido que experimentar lo que dice un salmo, de dolor o alegría, de inquietud o confianza plena, de agradecimiento o petición incansable, me hace aterrizar en lo que el Salterio quiere mostrarme: Dios está en todo, aunque tantas veces ni lo entienda ni lo vea.
Volví al monasterio después del confinamiento de casi tres meses (alguno pensará que eso es también confinamiento, pero no) y en la primera oración de Completas (la última del día, cuando sol está en despedida), el salmo 90, un clásico, se reza todos los días del año, evoca la confianza en Dios pase lo que pase: “Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti”.
Y sigue: “Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta(1)”. Sorpresa. Lo he rezado pasando por encima de estas dos palabras como si patinara sobre una pista de hielo. Sobresalto. Peste y además funesta. Esta última palabra debe salir de un yacimiento arqueológico del diccionario, pero le suma una gravedad especial al temor de la anterior.
Sigue el salmo: “No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en las tinieblas, ni la epidemia que devasta al mediodía”. ¡Otra vez peste y además epidemia! Quedé muda mientras los monjes y unos pocos huéspedes seguían cantando el salmo. Otra palabra me espabiló: “No se te acercará la desgracia ni la plaga llegará hasta tu tienda…”
He vuelto al monasterio después de la experiencia de una pandemia, y las tres palabras: peste (y además “funesta”), epidemia y plaga no significaban gran cosa para mí anteriormente, porque en la parte del mundo en donde vivo, no teníamos de esto y costó hacernos a la idea. Aunque sabemos que en otros sitios sufren las tres palabras y muchas más, provocando muerte y desolación.
Nada como la experiencia vivida para que las tres terribles palabras me abrieran a realidades inimaginables en el lado del mundo que llamamos Occidente, mientras la música, la letra y la oración del Salmo 90 me hicieron sentir que esa noche lo recé de verdad.
¡Ay… los salmos… cómo son ellos! Despiertan al reconocer en nuestro interior el Amor y el Dolor, la Alabanza y la Venganza, el Miedo y el Valor, la Humildad y el Egoísmo, la Belleza y la Destrucción, la Envidia y la Generosidad, la Corrupción y la Solidaridad, la Confianza en Dios y el Olvido del Hermano… todas las actitudes y pecados del ser humano.
Siguiendo con el salmo 90: “…caminarás sobre áspides y víboras, pisotearás leones y dragones”. ¿Será esto lo que habrá que ir haciendo, juntos, confiados en que Dios está y ayuda, para no volver a lo que se llamaba “normalidad” y que definitivamente debemos llamar reino de Dios? Sí, creo que sí, ahí cabemos todos…
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
* * *
Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.
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Salmo 139 (138)
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Del blog de la Communion Béthanie:
El Cristo de gloria está presente bajo las especies de toda humanidad, más especialmente bajo las del pobre y del pequeño: todo hombre es un Cristo en gestación.
Pero la liturgia es el lugar privilegiado donde esta gestación se acoge, se mantiene, nace día tras día. El lugar también donde se realiza no sólo para quienes consienten en ello, sino también para la multitud que ignora que su grito es dolor de parto. La oración de los salmos que nos es confiada expresa esta realidad de Iglesia: bastan dos o tres para cantarlos en Su Nombre, y el Cristo Total está allí en todos sus miembros en los que estos salmos recapitulan los gritos yel rostro.
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Christian de Chergé,
prior de los monjes de Tibhirine
“Prier 15 jours“
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Cómo no pensar, durante estos días de vacaciones, en las personas que sufren en su alma, en su cuerpo, que sufren en soledad…
A todas y todos deseamos ofrecer la paz y el bien.
Deseamos estar cerca de ti, el reflejo humilde de esta palabra quel hermano Roger de Taizé pone en los labios de Dios:
“Cuando estés en lo más duro de la prueba, te sostengo en tu desesperación… Y estoy también en las profundidades de la esperanza “.
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Del blog de la Communion Béthanie:
Humildad – dulzura de Cristo
Los salmos son gritos de hombres y de mujeres, enfrentados a todo tipo de situaciones existenciales. Me hablan, me tocan. A lo largo del día brotan y me acompañan. Palabras fuertes que toman todo su sentido en mi vida. Exaltar, bendecir, alabar, aclamar, gritar… es relacional, afectivo.
“En mi desamparo llamé al Señor y grité hacia mi Dios … Oyó mi voz. ” (Salmo 17/18-7).
Cuento para él, con dulzura, ternura, “Él me llama por mi nombre “ (Isaías) soy colmada, Él el todo pequeño el servidor, se abajó para hacer su morada en mi corazón, allí puedo decirle “Te amo Señor, mi fuerza” (Salmo 17/18-2).
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Élisabeth L.
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Del blog Amigos de Thomas Merton:
“Cuando los salmos me sorprenden con su música,
y las antífonas llegan a embriagarme,
el fondo de mi alma se desvanece”
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Thomas Merton
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“Para Thomas Merton, el libro hebreo de los Salmos era la colección más significativa e influyente de poemas religiosos que
jamás se hubiera escrito. Dialógicos por naturaleza, los salmos expresan el discurso de la fe entre el pueblo de la Alianza y su Dios; y como cuerpo de literatura sagrada constituyen el recurso teológico y litúrgico más revelador que nos ha legado la tradición bíblica.
‘Siete veces al día te alabo’ dice el salmista hebreo, evocando con cada cántico la alternancia de horas y estaciones de bienestar y congoja que es la vida de fe. Escritos por los mejores poetas de Israel para la liturgia del Templo y originariamente acompañados por excelentes intérpretes de la lira y el arpa, los salmos cantan todas las emociones de la experiencia humana: la alabanza, la queja, el temor reverencial, la aflicción, la adoración, la penitencia, el agradecimiento y la sorpresa ante la asombrosa generosidad y misericordia del Dios vivo. Estos ‘spirituals’ de la comunidad judía eran también las oraciones y cánticos de Jesús, que los cantaba desde el alba hasta la noche, marcando con ellos las horas de sus días, animando las fiestas, celebraciones y romerías que celebraba con sus amigos, todo lo cual se reflejaba en su evangelio, con el que pretendía transformar la realidad. Con el tiempo, estos mismos salmos se convirtieron en los cánticos de exultación, de lamentación y de asombro de la comunidad que el Espíritu de Jesús hizo nacer, inspirando su liturgia y sus escrituras.”
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Kathleen Deignan.
El Libro de las Horas con Thomas Merton. Prólogo (fragmento)
(continúa)
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Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;
si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
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Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.
Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.
¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.
Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
y guíame por el camino eterno.
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Salmo 139 (138)
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Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión».
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;
que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.
*
על נהרות בבל – Salmo 137
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***
Puse mi esperanza en el Señor,
y él se inclinó
para escuchar mis gritos.
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(Salmo 40:2)
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Del blog Homoprotestantes:
Creo que soy una más de las personas que está asistiendo con perplejidad e impotencia al asesinato de cientos de palestinos indefensos por parte del ejército Israelí. Según el periódico de hoy, antes de la ofensiva terrestre de ayer noche eran 460, entre ellos 75 niños. Pero a estas horas los asesinados serán seguramente muchos más, personas anónimas que han sido obligadas a vivir durante años en condiciones inhumanas ante el silencio de gran parte de la comunidad internacional. Ahora estas víctimas por fin tienen nombre; son los “daños colaterales”.
No me propongo hacer aquí un análisis sobre el conflicto palestino-israelí, no tengo elementos suficientes para ello. Pero en este momento me posiciono al lado de los palestinos. Evidentemente condeno el terrorismo de Hamas y deseo su desaparición, pero tengo la impresión de que Hamas le viene mejor al gobierno israelí que al palestino. Una Palestina debilitada, bombardeada y pobre, es menos peligrosa. Y no sólo eso, sino que la multitud de extremistas que surgirán dispuestos a vengar la muerte de sus seres queridos, permitirá seguir justificando la política terrorista de Israel.
¿Es un conflicto de religión como algunos nos quieren hacer creer? Yo diría que no, aunque me sorprende que desde algunos entornos cristianos, influenciados por las iglesias conservadoras norteamericanas, se justifique al gobierno israelí. Da vergüenza ver como cierran los ojos al sufrimiento de millones de personas, mayoritariamente musulmanas, apoyándose en supuestas promesas bíblicas de restauración del Israel bíblico. Un ejemplo más de cómo la teología puede estar al servicio de los intereses del más fuerte.
Yo no podría decir que Dios está de parte del pueblo palestino, y mucho menos del israelí. Pero si de algo estoy convencido es de que Dios no se encuentra en las bombas que han caído sobre Gaza. Tampoco en los discursos que han justificado este acto terrorista, o en las instituciones que no han tenido el coraje de condenarlo. Creo en el Dios que está con el padre que ha perdido a sus hijos, con la esposa que se ha quedado sin marido, o con los niños que han sido mutilados. También confío en el trabajo de los que están socorriendo a las víctimas o trabajan para que termine este terror.
Por ellos ruego, no puedo hacer nada más. Y me gustaría hacerlo con una oración que se encuentra en el libro de los Salmos, concretamente en el capítulo 121. Los israelitas la cantaban en las peregrinaciones que hacían hacia Jerusalén con ocasión de las fiestas de Pascua, Pentecostés o Tabernáculos. Era una oración que parecía no tener nada que ver con sus duras experiencias, pero reflejaba la esperanza que albergaban en el cuidado constante de Dios.
Desde entonces muchas otras personas lo han hecho suyo mostrando su confianza en Dios ante toda circunstancia. Que este Salmo de esperanza, a pesar de la injusticia que hoy están viviendo, se haga real para todos estos hermanos y hermanas en la fe de Abraham.
Levanto mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene del Señor,
que hizo los cielos y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, el que guarda a Gaza
no se adormecerá ni dormirá.
El Señor es tu guardián
el Señor es tu sombra a tu diestra.
El sol no te hará daño de día,
ni la luna de noche.
El Señor te guardará de todo mal;
él guardará tu vida.
El Señor guardará tu salida y tu entrada,
desde ahora y para siempre.
Amén.
Carlos Osma
Este artículo fue publicado en la Revista Lupa Protestante en Enero de 2009. Tristemente cinco años después, la historia vuelve a repetirse.
Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Islam, Judaísmo
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