La ‘obispa’ Bridget Mary Meehan, en una foto de archivo RRSS
Tres sacerdotisas y tres diaconisas, dos de ellas transgénero
No muy lejos de donde más de 300 padres y madres sinodales celebran en el Vaticano una de las sesiones de la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad, donde no se aborda el tema de la ordenación sacerdotal femenina ni tampoco, oficialmente, se debate sobre la ordenación de diaconisas, se celebra una ceremonia clandestina de ordenación de sacerdotisas y diaconisas
La ceremonia, celebrada en tres lenguas y en presencia de medio centenar de fieles de varios países, sigue la misma liturgia que una misa oficial, sin embargo, esta puede salirse muy cara a sus organizadores
| RD/Agencias
No muy lejos de donde más de 300 padres y madres sinodales celebran en el Vaticano una de las sesiones de la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad, donde no se aborda el tema de la ordenación sacerdotal femenina ni tampoco, oficialmente, se debate sobre la ordenación de diaconisas, se celebra una ceremonia clandestina de ordenación de sacerdotisas y diaconisas.
La ceremonia, celebrada en tres lenguas y en presencia de medio centenar de fieles de varios países, sigue la misma liturgia que una misa oficial, sin embargo, esta puede salirse muy cara a sus organizadores, pues, con el Código de Derecho en la mano, las seis personas “ordenadas” -tres sacerdotisas y tres diaconisas, dos de ellas transgénero- tendrían que ser excomulgados, así como todos los demás que asisten a esa celebración, donde las mujeres, vestidas de blanco y rojo, prometen “servir al pueblo de Dios” frente a un altar decorado con velas y coronas de flores.
Para Bridget Mary Meehan, “obispa” estadounidense de la asociación que organiza el evento, esta sanción sería injustificada. “Trabajamos duro para crear una Iglesia más inclusiva y acogedora, donde las personas LGTB, los divorciados o los que se volvieron a casar, todos sean bienvenidos“, señala.
Reivindicaciones de grupos feministas
Las asociaciones feministas han intensificado en las últimas semanas sus iniciativas para reivindicar sus derechos y presionar ante la celebración de esta segunda fase sinodal, que se clausura la próxima semana en el Vaticano.
Estos grupos condenan la marginación de las mujeres por un sistema que consideran patriarcal. A diferencia de los anglicanos o los protestantes, la Iglesia católica sigue oponiéndose firmemente a la ordenación de mujeres.
Una primera sesión del Sínodo, en octubre de 2023, había puesto sobre la mesa la posibilidad de abrir a las mujeres el diaconado, orden anterior al sacerdocio que permite celebrar bautismos, matrimonios y funerales. Pero la idea fue descartada de los debates de esta nueva edición. El propio Francisco rechazó la idea con un tajante “no” en una entrevista en mayo con la cadena estadounidense CBS, para asombro de muchos.
“Fue como un jarro de agua fría“, admite en París Adeline Fermanian, vicepresidenta del Comité de la Jupe (Comité de la Falda), una asociación francesa de unos 300 miembros que milita desde 2008 por una mayor paridad en la Iglesia católica.
Estas asociaciones critican una visión misógina y retrógrada y piden que se trate a las mujeres de la misma manera que a los hombres.
Comentarios desactivados en “El ‘no’ del Papa Francisco al sacerdocio de las mujeres: ¿’residuos’ del patriarcado?”, por Leonardo Boff
“Ellas nunca traicionaron a Jesús (…), ellas velaban al pie de la cruz”
“Hemos apoyado casi todo lo que el Papa Francisco ha escrito y enseñado. Pero en este punto me permito alejarme críticamente pues este es también el oficio de la teología razonada”
“Las funciones de María y de Pedro son de naturaleza totalmente distinta. Pedro no es el padre de Jesús, mientras que María es verdaderamente su madre biológica. Solamente alguien todavía rehén del patriarcalismo secular, puede colocarlos al mismo nivel”
“Hay sólidas razones para sustentar la conveniencia y hasta la necesidad de que las mujeres que quieran accedan al ministerio sacerdotal”
“No lo hacen con un espíritu de ruptura con la institución, sino con un sentido de servicio a toda la comunidad, siempre en comunión teológica con toda la Iglesia. La comunidad, según el Concilio Vaticano II, tiene derecho a recibir la Sagrada Eucaristía que se le niega por el simple hecho de no haber un sacerdote ordenado y célibe”
“Lógicamente, el sacerdocio femenino no puede ser una reproducción del sacerdocio masculino. Sería una aberración si así fuera. Debe ser un sacerdocio singular, según el modo de ser de la mujer, con todo lo que denota su feminidad a nivel ontológico, psicológico, sociológico y biológico”
Últimamente el Papa Francisco ha sorprendido a los teólogos con una entrevista dada a la revista jesuita América del 22 de noviembre, diciendo un “no” al sacerdocio de las mujeres. Utilizó una argumentación inusitada, tomada de un teólogo exjesuita Hans Urs von Balthazar, muy erudito, pero inmerso en una relación singular con una médica y mística suiza, Adrienne von Speyer. El Papa toma de él una distinción que le ha permitido negar el sacerdocio a la mujer: el principio-mariano y el principio-petrino. Curiosa e inusitada esta distinción del Papa Francisco. María sería la esposa de la Iglesia, mientras que Pedro es su guía.
Observemos que definir a María como esposa de la Iglesia es una metáfora y no una definición real como es afirmar “la Iglesia es la comunidad de los fieles”. ¿Será correcta y justa esta distinción metafórica rara en la tradición, retomada por un teólogo erudito, pero considerado como extravagante?*
Vale la pena subrayar la lógica siguiente: sin el Espíritu Santo no habría María. Sin María no habría Jesús. Sin Jesús no habría Pedro, hecho el principal de los Apóstoles. Sin Pedro no habría sucesores, llamados Papas.
Hemos apoyado casi todo lo que el Papa Francisco ha escrito y enseñado. Pero en este punto me permito alejarme críticamente pues este es también el oficio de la teología razonada. Me siento apoyado en la argumentación de los mejores teólogos de la actualidad, solamente para citar al mayor de ellos, mi antiguo profesor en Múnich, Karl Ranher (+1980). La opinión de esos teólogos es prácticamente unánime en que no hay ningún impedimento doctrinal al acceso de las mujeres al sacerdocio, como lo han hecho otras iglesias cristianas no católicas. Solamente una visión masculinista de la fe cristiana y cierta interpretación de los evangelios, contaminada por la visión patriarcal, sostienen el “no”.
La argumentación a favor del sacerdocio para las mujeres es abundantísima y minuciosa, tema que presenté en mi libro Eclesiogénesis de 1982/2021.
En ciertos puntos, la argumentación papal no evita cierta contradicción, como por ejemplo: María puede engendrar a Jesús, su hijo, pero no puede representarlo en la comunidad. Eso suena hasta ofensivo para la grandeza de María, portadora permanente del Espíritu. Pedro que llegó a negar a Jesús y a quien este llegó a llamarlo “satanás” por no admitir que padeciese y muriese, puede representar a Jesús. Aquí hay una innegable desproporción, culturalmente explicable.
¿Quién tiene mayor excelencia? Lógicamente es María, sobre la cual vino el Espíritu Santo y estableció su morada permanente en ella (“episkiásei soi”:Lc 1,35) hasta el punto de elevarla a la altura de lo Divino. Solamente de alguien elevado a la altura de lo Divino (María) es válido afirmar: “el Santo engendrado (por ti) será llamado Hijo de Dios”.
Las funciones de María y de Pedro son de naturaleza totalmente distinta. Pedro no es el padre de Jesús, mientras que María es verdaderamente su madre biológica. Solamente alguien todavía rehén del patriarcalismo secular, puede colocarlos al mismo nivel. No sin razón, la mujer nunca hasta hoy ha tenido su ciudadanía eclesial reconocida. El evangelio se encarnó en la cultura de la época que entendía a la mujer como un “mas”, es decir, “un ser humano todavía deficiente en camino de su humanidad”. No dice otra cosa Santo Tomás de Aquino (¿repetido después por Freud?) y, en el fondo, es lo que pasa por la mente de las más altas autoridades eclesiásticas, cardenales y papas. Las mujeres son menos, por el hecho de ser mujeres, aunque mujeres y hombres son igualmente imagen y semejanza de Dios (Gn 1,28). Y aún más: la mayoría de la Iglesia son mujeres, y además las hermanas y madres de todos los demás hombres. Por lo tanto, tienen una preeminencia innegable.
El único que escapó de esta visión reduccionista fue el Papa Benedicto XVI al decir en una entrevista de radio en 2005: “Creo que las mismas mujeres con su impulso y su fuerza, su superioridad y con su potencial espiritual sabrán crear su espacio. Nosotros debemos procurar ponernos a la escucha de Dios, para no ser nosotros quienes se lo impidamos (Benedicto XVI,5,VIII,2006)”.
Hay sólidas razones para sustentar la conveniencia y hasta la necesidad de que las mujeres que quieran accedan al ministerio sacerdotal. Una eminente teóloga y feminista holandesa, A. van Eyde, dice: “La misma Iglesia quedaría herida en su cuerpo orgánico si no diese lugar a la mujer dentro de sus instituciones eclesiales” (Die Frau im Kirchenamt, 1967, p. 360).
La Iglesia jerárquica no puede, dado el avance de la conciencia acerca de la igualdad de los géneros, transformarse en un reducto de conservadurismo y de machismo
La Iglesia jerárquica no puede, dado el avance de la conciencia acerca de la igualdad de los géneros, transformarse en un reducto de conservadurismo y de machismo. Hay aquí una concepción estéril y enquistada en el pasado de la positividad de la fe. Esta no es un recipiente de aguas muertas, sino una fuente de aguas vivas, capaz de vivificar nuevas iniciativas en razón del cambio de las mentalidades y de los tiempos. Ellas, en su fina sensibilidad, captan el sentido claro de los signos de los tiempos y lo expresan con un lenguaje más adecuado a nuestros días. Veamos los argumentos principales.
En primer lugar, fue una mujer la que dio testimonio del hecho mayor del cristianismo, la resurrección de Jesús, María Magdalena, llamada por eso “apóstola de los apóstoles”. Sin el evento de la resurrección no habría Iglesia.
Eran ellas las que seguían a Jesús y le garantizaban la estructura material para su misión.
Ellas nunca traicionaron a Jesús, mientras que el principal de ellos, Pedro, lo traicionó con ocasión de la pasión. Después de su crucifixión, entristecidos, los apóstoles lo abandonaron y se fueron a sus casas, mientras ellas velaban al pie de la cruz, acompañando su agonía.
Ellas nunca traicionaron a Jesús, mientras que el principal de ellos, Pedro, lo traicionó con ocasión de la pasión. Después de su crucifixión, entristecidos, los apóstoles lo abandonaron y se fueron a sus casas, mientras ellas velaban al pie de la cruz, acompañando su agonía
Ellas fueron las que, dos días después de ser sepultado, cuidaron de concluir el ritual sagrado de la unción del cuerpo con aceites sagrados.
Por lo tanto, ellas merecerían y merecen una centralidad inigualable en la comunidad cristiana. Y hasta hoy, el patriarcalismo cultural internalizado en la mente de los que tienen la dirección de la Iglesia, pero también en el mundo, las mantienen subalternas. En la Amazonia profunda y en otros lugares distantes, son ellas quienes llevan la fe, hacen todo lo que un cura hace, sin poder celebrar sin embargo la eucaristía, por no ser mujeres ordenadas en el sacramento del Orden.
Sin embargo, hay mujeres, líderes comunitarias, conscientes de la madurez de su fe, que asumen la totalidad de los sacramentos. No celebran la misa (que es un concepto litúrgico y canónico), sino la Cena del Señor tal como está descrita en la Epístola de San Pablo a los Corintios. No lo hacen con un espíritu de ruptura con la institución, sino con un sentido de servicio a toda la comunidad, siempre en comunión teológica con toda la Iglesia. La comunidad, según el Concilio Vaticano II, tiene derecho a recibir la Sagrada Eucaristía que se le niega por el simple hecho de no haber un sacerdote ordenado y célibe.
Teológicamente es importante subrayar lo que en la práctica se olvida totalmente, que sólo hay un sacerdocio en la Iglesia, el de Cristo. Los que vienen bajo el nombre de “sacerdote” son sólo figuraciones y representantes del único sacerdocio de Cristo; es Él quien bautiza, es Cristo quien consagra, es Él quien confirma. El sacerdote actúa sólo “in persona Christi” “en el lugar de Cristo”. Es decir, hace visible lo invisible.
Su función no puede reducirse, como sostiene la argumentación oficial, al poder de consagrar, (algo que sólo ha predominado desde el segundo milenio), expresión del poder del clero que se ha apoderado de todas estas funciones. Tal concentración de poder sagrado ha constituido el clericalismo tantas veces criticado duramente por el Papa Francisco. Sin embargo, en el caso del acceso de las mujeres al sacerdocio también él ha caído en un cierto clericalismo, o mejor dicho, se ha visto obligado a mantener la praxis tradicional para no crear un verdadero cisma en la Iglesia por parte de los grupos apegados a la tradición y, sobre todo, a los privilegios agregados al clericalismo.
Tal concentración de poder sagrado ha constituido el clericalismo tantas veces criticado duramente por el Papa Francisco. Sin embargo, en el caso del acceso de las mujeres al sacerdocio también él ha caído en un cierto clericalismo, o mejor dicho, se ha visto obligado a mantener la praxis tradicional para no crear un verdadero cisma en la Iglesia por parte de los grupos apegados a la tradición y, sobre todo, a los privilegios agregados al clericalismo
La función del sacerdote ministerial no es acumular todos los servicios, sino coordinarlos para que todos sirvan a la comunidad. Como preside la comunidad, preside también la Eucaristía. Pero si la comunidad, sin culpa, se ve privada de ella, puede organizar por sí misma la celebración de la Cena del Señor. Todos estos servicios (que San Pablo llama “carismas” y que son muchos) pueden muy bien ser ejercidos por mujeres, como se demuestra en las Iglesias no católico-romanas y en las comunidades eclesiales de base.
De ahí que sea comprensible que las mujeres, conscientes de su madurez en la fe, en ausencia de un ministro ordenado, asuman ellas mismas tal ministerio, haciéndolo con su estilo particular de mujeres. No tienen que pedir permiso a la autoridad eclesiástica, porque ésta canónicamente dirá “no”. Pero lo hacen en perfecta comunión teológica con la totalidad de la Iglesia. Y por eso es plausible, justo y teológicamente fundado que presidan la Cena del Señor.
Lógicamente, el sacerdocio femenino no puede ser una reproducción del sacerdocio masculino. Sería una aberración si así fuera. Debe ser un sacerdocio singular, según el modo de ser de la mujer, con todo lo que denota su feminidad a nivel ontológico, psicológico, sociológico y biológico. No será una sustituta del sacerdote, sino una verdadera representante sacramental del Cristo invisible que se hace visible a través de ellas.
Sería natural y lógico que el Papa reconociera oficialmente lo que ellas ya hacen en la práctica y así la Iglesia sería verdaderamente de hermanos y hermanas, sin exclusiones ni jerarquizaciones ontológicas injustificadas.
Sin temor a equivocarnos podemos decir: esta división entre ordenados y no ordenados (laicos y sacerdotes) no se encuentra en la tradición del Jesús histórico, que quería una comunidad de iguales y todo poder como mero servicio a la comunidad y no como promotor de privilegios, títulos y ventajas sociales e incluso económicas.
Esta división entre ordenados y no ordenados (laicos y sacerdotes) no se encuentra en la tradición del Jesús histórico, que quería una comunidad de iguales y todo poder como mero servicio a la comunidad y no como promotor de privilegios, títulos y ventajas sociales e incluso económicas
Tiempos vendrán en que la Iglesia católica romana acompasará su paso con el movimiento feminista mundial y con el propio mundo, rumbo a una integración del “animus” y del “anima”(de lo masculino y de lo femenino) para el enriquecimiento de lo humano y de la propia comunidad cristiana. Los tiempos están ya maduros para este salto cualitativo. Solo falta el valor de dar este paso necesario e inevitable.
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*Hans Urs von Balthazar en el tiempo en que yo estaba sometido a “silencio obsequioso” públicamente en Roma, me denunció como alguien que negaba la divinidad de Cristo, cosa que jamás hice. Un teólogo- periodista le respondió en la primera página de un periódico de Roma con estas palabras: ”Cobarde, acusas calumniosamente a alguien que no puede defenderse por estar sometido a silencio obsequioso”. Su obra principal es La gloria del Señor (en siete volúmenes sobre la fe como estética y contemplación). Fue nombrado cardenal por el Papa Juan Pablo II, pero murió antes de recibir el nombramiento, cuando se dirigía a Roma.
Leonardo Boff, ha escrito Eclesiogénesis: la Iglesia que nace del pueblo por el Espíritu de Dios, Vozes 1984/2021.
Comentarios desactivados en Bélgica: Los jóvenes católicos, contra el sacerdocio femenino y el celibato opcional
Qué espanto…. Esto es lo que nos espera? Mira que tiene tela afirmar que el celibato sacerdotal es “es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios” Les va a quedar una Iglesia así de llena…
“Es cuestionar el magisterio de la Iglesia”, dicen 200 jóvenes en una carta al nuncio
“Nos entristece más cuando los resúmenes sinodales plantean la cuestión de la ordenación de mujeres. San Juan Pablo II se pronunció sobre esta cuestión y explicó que la Iglesia no tenía potestad para ordenar mujeres, que nunca lo haría, y que esta realidad se aplicaba a todos los católicos en todo momento. Cuestionar esto es cuestionar el magisterio de la Iglesia”
Reconocen los jóvenes que “a veces tenemos dudas, desacuerdos con los textos o las tradiciones, pero buscamos primero entenderlos antes de criticarlos”, y, en este sentido, ante “la cuestión del celibato sacerdotal [que] ha surgido en muchas síntesis diocesanas”, “estamos convencidos de que es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios”
“Rechazamos cualquier forma de igualdad de roles que haga de la mujer ‘un hombre más’. Las mujeres y los hombres son diferentes y esta diferencia es una oportunidad para la Iglesia. Toda la antropología cristiana nos enseña esto”
El pasado 6 de julio, la Iglesia católica belga publicó la síntesis de la fase de escucha sinodal. El dibujo no era muy optimista. Los puntos más destacados del documento eran la disminución del número de fieles y su envejecimiento; el número insuficiente de voluntarios; la ausencia de jóvenes; o el repliegue de las comunidades que gastan sus energías en organizar la vida parroquial en lugar de ayudar a las personas a vivir una relación de amor con el Señor. También se decía que “de todas partes llegan llamamientos para abrir el ministerio ordenado a las mujeres y a los casados”.
Sin embargo, estas conclusiones, extractadas de las aportaciones realizadas durante meses en la fase diocesana para enviar luego a la Secretaría General del Sínodo, en Roma, no han convencido ni gustado a muchos, precisamente a los que más se echa de menos en las parroquias como deja de manifiesto la síntesis: los jóvenes.
Carta al nuncio: “Hay un desfase”
Y 200 de ellos, de los que aparecen por las parroquias y están comprometidos en la vida de la comunidad, según dicen ellos mismos, han escrito una carta abierta a pastores, sacerdotes y fieles, y que han entregado también al nuncio, en la que sostienen que nos les convence ese dibujo que ha salido de la síntesis sinodal.
“Hemos observado un desfase entre algunas de las afirmaciones de la síntesis y la realidad que vivimos”, dicen en su texto, publicado en Cathobel, por lo que, añaden, “decidimos publicar esta carta, que fue revisada y aprobada por más de 200 jóvenes de diferentes parroquias y comunidades de nuestro país o cercanos a ellas”. Así, ni están de acuerdo con ordenación de mujeres ni tampoco con que se puedan ordenar hombres casados.
“Nos parece extremadamente peligroso”
“Nos entristece más cuando los resúmenes sinodales plantean la cuestión de la ordenación de mujeres. San Juan Pablo II se pronunció sobre esta cuestión y explicó que la Iglesia no tenía potestad para ordenar mujeres, que nunca lo haría, y que esta realidad se aplicaba a todos los católicos en todo momento. Cuestionar esto es cuestionar el magisterio de la Iglesia (y por extensión la adhesión al dogma), lo que nos parece extremadamente peligroso en un mundo en el que ya carecemos de una orientación clara”, dice la misiva.
Reconocen los jóvenes que “a veces tenemos dudas, desacuerdos con los textos o las tradiciones, pero buscamos primero entenderlos antes de criticarlos”, y, en este sentido, ante “la cuestión del celibato sacerdotal [que] ha surgido en muchas síntesis diocesanas”, “estamos convencidos de que es un tesoro de la Iglesia porque es una de las pruebas de la existencia misma de Dios”.
No hacer de la mujer ‘un hombre más’
En todo caso, “como esto no es un artículo de fe, acogeremos lo que la Iglesia discierna, pues no deseamos un vano inmovilismo”, subrayan, en contraposición clara con el tema del acceso de la mujer al sacerdocio.
Y tampoco acaban de tener claro qué se busca cuando en la síntesis se pide abordar el papel de la mujer en la Iglesia. En su opinión, “creemos firmemente en la complementariedad de los sexos. Sin duda, esto debe ser reelaborado porque aún no hemos encontrado los roles verdaderamente complementarios que se deben tener en la Iglesia, pero rechazamos cualquier forma de igualdad de roles que haga de la mujer ‘un hombre más’. Las mujeres y los hombres son diferentes y esta diferencia es una oportunidad para la Iglesia. Toda la antropología cristiana nos enseña esto”.
Comentarios desactivados en Pablo Puente, nuncio español, defiende que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes
“No podemos tolerar esta flagrante discriminación de las mujeres por parte de la Iglesia”, dijo Pablo Puente
El arzobispo celebró misa en Colindres, con la presencia del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha aplaudido este domingo, durante la celebración de la misa de San Ginés, en Colindres, la reivindicación del reverendo que la oficiaba, Pablo Puente, que es arzobispo y nuncio del Vaticano en el Reino Unido, y que durante la ceremonia ha defendido que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes.
Según explica Revilla en las redes sociales, “en mitad” de la misa el oficiante “agarró el micro y dijo: mañana saldrá rumbo a Su Santidad el Papa una dura carta pidiendo que con urgencia puedan ser investidas sacerdotes las mujeres”.
“No podemos tolerar esta flagrante discriminación de las mujeres por parte de la Iglesia”, justificó el clérigo, ilustre hijo de la villa de Colindres que lleva tres décadas oficiando la misa de San Ginés, patrón de la cofradía de pescadores de la localidad.
Tras el anuncio, el presidente cántabro se puso a “aplaudir”, así como “buena parte” de los cerca de mil asistentes a la ceremonia. “Luego me fui a la Sacristía a abrazarle”, agrega en sus cuentas de Facebook y Twitter.
Como cada 25 de agosto, Revilla ha asistido a la festividad de San Ginés para compartir esta celebración con los vecinos del municipio y expresar su apoyo a la labor de los marineros.
Pablo Puente, con Revilla
Ha participado en la misa mayor que ha tenido lugar en las propias instalaciones del cabildo y, posteriormente, en la tradicional entrega de banderas a las embarcaciones locales, acto precedido por el homenaje a los jubilados de la mar.
El jefe del Ejecutivo ha estado acompañado, entre otras autoridades, por el alcalde de Colindres, Javier Incera; el diputado nacional del PRC, José María Mazón; los consejeros de Pesca, Guillermo Blanco, de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, de Sanidad, Miguel Rodríguez; el patrón mayor de la Cofradía de San Ginés, José Luis Bustillo, y una amplia representación de la corporación municipal, informa el Gobierno en un comunicado.
La de hoy es la jornada central del programa de actos organizado por el Ayuntamiento de Colindres con motivo de San Ginés. El día continuará con diferentes conciertos y actividades para todos los públicos y con la entrega de premios del concurso de marmita.
Comentarios desactivados en Obispo de Magdeburgo: “Argumentar contra las mujeres sacerdotes solo con la tradición ya no convence”
Monseñor Gerhard Feige sostiene que el celibato obligatorio “no es derecho divino”
“El Espíritu de Dios, ¿no podría estar conduciéndonos a nuevas percepciones y decisiones?”
(Cameron Doody).- Pese a las repetidas ‘noes’ de la jerarquía, la cuestión de la ordenación de mujeres sigue siendo abierta para el obispo de Magdeburgo (Alemania), Gerhard Feige, quien ha sostenido que “rechazarlo rigurosamente y argumentar [contra ello] solo con la tradición ya no convence”.
“Eso vendrá”, ha afirmado Feige en una entrevista con la agencia alemana de noticias católicas KNA en cuanto a las mujeres sacerdotes. Si bien el prelado ha matizado que ahora no es, a su juicio, el momento para avanzar con ello, ya que sigue habiendo mucho fieles en contra y se corre el riesgo de romper a la Iglesia, sí habrá un futuro en el que las mujeres asumirán las funciones presbiterales. “Hace tiempo no lo hubiera pensado”, añadió el obispo.
¿El punto de inflexión para el prelado alemán? El pontificado de Francisco, quien ha hecho hincapié en el hecho de que la doctrina de la Iglesia no se puede preservar sin permitir su desarrollo. Dos mil años de historia dan para muchas novedades para el obispo de Magdeburgo, quien se ha preguntado: “El Espíritu de Dios, ¿no podría estar conduciéndonos a nuevas percepciones y decisiones?”
El celibato “no es derecho divino”
En conversación con KNA, el obispo Feige también ha abogado por una revisión del celibato obligatorio de los clérigos, el cual, ha afirmado, “no es derecho divino” y también que“puede volverse comprometedor en el curso de la vida”.
Es por razones así que los curas casados, ha continuado el prelado, son “perfectamente concebibles, y de hecho ya lo son -y no por ello menos dignos ni sacramentales- en las Iglesias Católicas Orientales“. Ya que no hay problema en la teoría, la única cuestión que queda es cómo ponerlos en la práctica en la Iglesia romana global, ha explicado.
Un sacerdocio menos “arcaico-burgués” y más “dinámico-alternativo”
Para el obispo Feige, las posibles introducciones del sacerdocio femenino o de los curas casados son importantes en cuanto respuestas al panorama social cambiante en su estado de Sajonia-Anhalt, donde un 80% de la población ya no es creyente, y frente a lo cual se ha hecho necesario que todos los sacerdotes sean menos del modelo “arcaico-burgués” y más del modelo “dinámico-alternativo”.
“Aquí conocemos a gente que, sin cristianizar, puede aún no haber tenido experiencias decepcionantes con la Iglesia y está más abierta de miras, y en semejante sociedad secular intentamos no enseñar ni disciplinar a nadie desde arriba, sino servir de verdad”, ha explicado Feige.
Comentarios desactivados en Cardenal Brandmüller: “Quien defiende la ordenación de mujeres es un hereje y está excomulgado”
Al ultraconservador cardenal le molestan las reivindicaciones de “activistas feministas“
El purpurado advierte que el sacerdocio femenino tendría “el efecto de vaciar las iglesias“
(Cameron Doody).- Uno de los cardenales de los dubia contra el Papa, Walter Brandmüller, ha vuelto a pasar al ataque. El Presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas ha proclamado, sin pelos en la lengua, que quien defiende la ordenación de mujeres “cumple las condiciones de herejía, que tiene, como su consecuencia, la exclusión de la Iglesia: la excomunión“.
El purpurado ha escrito una tribuna en Die Tagespost en la que lamenta que “con qué insistencia se mantienen con vida ciertos temas en el catolicismo alemán”. Temas como “el sacerdocio femenino, el celibato, la intercomunión, el matrimonio después del divorcio”, o el reciente “‘sí’ de la Iglesia a la homosexualidad”. Para el cardenal, que se sigan hablando de estas cuestiones no producirá una “primavera católica”, como pretenden algunos, sino un largo invierno. Al igual que ha sucedido en la Iglesia evangélica alemana, las innovaciones podrían tener “el efecto de vaciar las iglesias“.
El blanco inmediato del ataque del cardenal Brandmüller es Annegret Kramp-Karrenbauer, mano derecha de Angela Merkel. En una entrevista con Die Zeit, la política reclamó una “cuota rosa” en la jerarquía eclesial, y la ordenación de mujeres. Algo imposible, subraya el purpurado alemán, puesto que la Iglesia vive según las “formas, estructuras y leyes que le fueron dadas por su Fundador Divino y que ningún hombre, papa o concilio tiene el poder de cambiar”.
Brandmuller asegura que el Papa Juan Pablo II resolvió la cuestión de forma definitiva en su exhortación Ordinatio sacerdotalis. Un dogma “que ha sido evidente durante 2.000 años, pero que ha sido impugnado en tiempos recientes por activistas feministas“.
Y como el veto a la ordenación de mujeres es un dogma, añade el cardenal, quienes la defienden “han dejado la base de su fe”, y han caído en excomunión. No solo los laicos, sino también“aquellos que ostentan cargos en la Iglesia”. Hechos que el purpurado no puede hacer más que lamentar, preguntándose: “¿Cómo es que desde los días de la revolución de 1968 estos temas se discuten una y otra vez, hasta la saciedad, a pesar de que ya se hayan dado respuestas teológicas y magisteriales claras?”.
Comentarios desactivados en Mercedes Navarro, Premio Herbert Haag 2017 a la libertad en la Iglesia
Reconocimiento para una mujer vapuleada en España
Al servicio de la libertad y la igualdad en la Iglesia
(Xabier Pikaza, Isabel Gómez Acebo).- Una noticia esperanza y refrescante. La fundación Herbert Haag (Luzerna, Suiza), uno de los observatorios más importantes de la vida y libertad cristiana de la Iglesia Católica, acaba de conceder su premio 20017 a dos investigadoras y religiosas católicas, que han aportado su mejor contribución personal e intelectual al tema, debiendo sufrir “ciertas” dificultades para realizar su Magisterio en el contexto oficial de la Iglesia Católica.
Una es Mercedes Navarro, cuya semblanza publico en la segunda parte de este blog. La otra es Jadranka Rebeka Anic, croata (de Spilt). Como dice el texto la concesión del premio, ellas:
se han ocupado en su trabajo científico “de la subordinación de las mujeres en la familia, la sociedad, la política y la Iglesia”, así como por demostrar “que una equívoca interpretación de la Biblia e incorrecta praxis de la Iglesia han contribuido a la discriminación de la mujer…
No conozco a la profesora J. R. Anik, conozco y valoro desde hace muchos años el trabajo excepcional de M. Navarro, al servicio de la libertad e igualdad en la Iglesia, con espíritu fraterno, guiado por el estudio del ser humano (psicología) y del mensaje de la Biblia. Desde aquí le sigo ofreciendo de nuevo mi admiración y amistad.
Que el hondo espíritu de Herbert Haag, que nos ayudó a todos a vivir en libertad evangélico, les impulso a las dos premiadas (Navarro y Anik) a continuar trabajando sin pausa en su tarea de humanidad y evangelio (Para seguir leyendo el artículo de Pikaza hay que pinchar al final de este pos donde pone “leer más“).
Los motivos que tiene la teóloga española se reflejan en la carta en la que le notifican su elección y de la que extraigo unos párrafos. “Honramos con el premio su gran contribución a la enseñanza, investigación y publicación. Vd. abre nuevos accesos y perspectivas a partir de la ciencia bíblica y psicológica, asimismo de la teología y la antropología y, de manera especial, desde la relación con Dios y las mujeres. Sus aportes a la visión de la biblia griega y hebrea ofrecen una visión amplia y fascinante. Sus actividades en la investigación feminista se estiman a nivel nacional e internacional…. Con el premio queremos animarle y expresar a su comunidad religiosa nuestra solidaridad. Estamos convencidos de que la fe verdadera solo se desarrolla con la palabra libre y que la Iglesia tiene futuro con las mujeres… Le agradezco de antemano su compromiso en aras de la credibilidad de una iglesia abierta y hábil para el futuro”.
Es gratificante este reconocimiento para una mujer vapuleada en España por sus aperturas feministas – sólo la palabra ya tiene mala prensa en nuestro país – y por su declaración en un diario de que, a su parecer, la iglesia debía cambiar la prohibición al sacerdocio femenino.
La Congregación para la Doctrina de la Fe la obligó a desdecirse públicamente a riesgo de que la echaran de la congregación de religiosas a la que había entregado su vida. Y eso que el malestar público por el protagonismo de las mujeres en la iglesia había crecido exponencialmente en España y Mercedes no era la única que pedía un cambio. Recuerdo que un grupo de sacerdotes gerundenses por la misma época publicó, bajo el nombre de Joan Alsina, un comunicado en la prensa defendiendo el sacerdocio femenino. Como eran 40 no se les exigió el arrepentimiento público de sus palabras pues no se podía dejar a los fieles sin pastores. Mercedes por razones que nunca se le comunicaron, fue apartada de la docencia en teología y en psicología, y desde entonces no ha podido enseñar en ninguna universidad católica ni en centros superiores de enseñanza de la iglesia en España.
Se preguntarán, los que no conocen a la fundación Herbert Haag, por su interés fundacional que no es otro que promover la libertad en la Iglesia. Su fundador el teólogo Haag consideraba que, ante una silenciosa deserción en masa, la Iglesia no podía permitirse el lujo de desgarrarse en polémicas sobre fórmulas dogmáticas. Decía que en la iglesia se habla de investigación libre pero ¿Cómo se puede hablar de investigación libre cuando están fijadas de antemano las conclusiones y cuando es castigado como extraviado quien llega a conclusiones diferentes en el marco de una clara confesión de fe en Jesucristo y en su Iglesia?
Avisaba del peligro de que sólo se pudieran enseñar en las aulas de las universidades, santuarios de la libertad de investigación, lo que los obispos y la curia querían escuchar. El mensaje cristiano corría así el riesgo de anquilosarse en una fe literal y formulista.
Creo que esta política oscurantista con el papa Francisco se ha terminado. Ahora queda que a los teólogos silenciados se les reconozca el valor que tuvieron de abrir brechas en una iglesia que, como decía el cardenal Martini, se había quedado en Trento. A Mercedes ya la han dado un buen empujón de estima teológica los suizos y alemanes ¿Imitarán su ejemplo los españoles? Leer más…
Comentarios desactivados en “En desafío a la Iglesia, algunas mujeres Católicas buscando el Sacerdocio”, por Jeff Brady
Leído en la página web de Redes Cristianas
Caryl Johnson (centro) supervisa la comunión en Santa María Magdalena Comunidad en Servicios del domingo por la mañana en Santa María Magdalena Comunidad en Drexel Hill, Pa.,
Un aspecto diferente de una misa católica romana típica. La homilía es interactiva, hay comunión pan sin gluten, y el sacerdote es una mujer.
Caryl Johnson se llama a sí misma una sacerdote, pero técnicamente fue excomulgada de la Iglesia Católica Romana. Eso ocurrió de forma automática en el 2011 cuando fue ordenado por el grupo Roman Catholic Womenpriests.
La organización reconoce que se viola los requisitos de la iglesia, pero dice que la prohibición de sacerdotisas es injusto. Hasta ahora el grupo ha ordenado 188 mujeres de todo el mundo.
Para muchas mujeres católicas, hay una gran brecha entre lo que creen y los dogmas de la iglesia. Control de la natalidad es un ejemplo: La Iglesia prohíbe, pero una reciente encuesta del Pew Research Center muestra que casi el 79 por ciento de las mujeres católicas cree que se debe permitir a usarlo. Además, el 58 por ciento piensa que la iglesia debe ordenar mujeres.
Johnson dice que durante más de tres décadas que luchó con la prohibición de la iglesia los sacerdotes femeninos. Trató de vivir dentro de las reglas – asumiendo roles ministeriales ampliadas como las mujeres se les permitía realizarlas. Pero no fue suficiente. Johnson dice que sintió una llamada espiritual para convertirse en una sacerdote que no podía ignorar por más tiempo.
“Tuve que tomar una decisión”, dice Johnson. “¿Voy a seguir el espíritu de Dios y hacer lo que Dios me pide, no importa lo que cueste? ¿O voy a seguir una regla?”
En estos días la Iglesia Católica tiene dificultades para reclutar suficientes hombres para ser sacerdotes. Johnson es uno de los que creen la apertura de la ordenación a las mujeres y las personas casadas podrían ayudar a resolver ese problema.
Francisco, sin embargo, ha rechazado de plano abrir el sacerdocio a las mujeres.
Y hay mujeres en la iglesia que se oponen a ella, también. Refiriéndose a los sacerdotes femeninos como Johnson, Rebecca Woodhull, presidente del National Council of Catholic Women (Consejo Nacional de Mujeres Católicas) dice: “No son sacerdotes católicos Pueden llaman a sí mismos de que, pero sería -. Tal vez – con una pequeña ‘c’ y no un capital de ‘C’ ”
Al igual que Francisco, Woodhull dice que apoya la igualdad de género en temas como el pago del lugar de trabajo. Pero ella dice que en la Iglesia Católica, los hombres y las mujeres tienen diferentes roles, y ella cree que hay buenas razones para ello. “Las mujeres tienen ‘carismas’ especiales – talentos especiales – que son tan endémica de la persona de sexo femenino”, dice Woodhull. “El Papa Juan Pablo llamó” genio femenino “. ” Woodhull dice estos incluyen sensibilidad y ternura, rasgos bien adaptado a las funciones reservadas a las mujeres en la iglesia, como convertirse en monja. Dicho esto, lo hace apoyar movimientos recientes para poner las mujeres en otras posiciones de liderazgo.
El año pasado Francisco ha nombrado a Luzia Premoli, superiora general de las Hermanas Misioneras Combonianas, a un grupo misionero de alto rango llamado la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Es la primera vez que una mujer ha ocupado una posición tan alta en la iglesia.
Se mueve como que han hecho Francisco popular con el ala más liberal de la iglesia católica.
Fuera de la Iglesia Católica de San Nicolás, en Evanston, Illinois., Después de un domingo reciente Misa, Barbara Marian, de 73 años, interrumpió un periodista que le preguntó sobre Francisco, diciendo: “Oh, no es lo que le amamos? ¿No nos gusta ¿él?” Marian es un activista de toda la vida a favor de la ordenación de las mujeres. Ella y su marido van en coche casi dos horas a adorar en “St. Nick”, que es ampliamente considerado como una de las parroquias más liberales en la región. A pesar de que el dogma católico no ha cambiado mucho bajo Francisco, Marian dice que ha cambiado el tono del diálogo, y ella piensa que es un buen comienzo. “Lo gracioso es que cuando el tono abre la puerta, nos llama asentarse y escuchar el uno al otro, los dos nos alejamos más inteligente, más humilde, más entendimiento”, dice Marian. Y ella espera que conduzca a cambios en la iglesia.
Cuando Francisco visita a los EE.UU. a finales de este mes, no está programado hablar específicamente sobre el papel de la mujer en la iglesia, pero algunos espero que lo harán. Sólo unos días antes de que llegue en Filadelfia, el grupo Women’s Ordination Worldwide (Ordenación Mundial de las mujeres) celebrará su conferencia anual allí. Los organizadores esperan que asistan cientos de activistas que quieren ordenar a las mujeres en la Iglesia Católica.
Patricia Fresen, es una de nuestras Obispas del Movimiento RCWP. Es Obispa y es hermana y amiga. Natural de Sudafrica 7 de Diciembre de 1940 de padres de Alemania e Irlanda.
Ella se desplazó generosamente regalándonos su tiempo desde Stuttgart hacia Frankfurt, aceptando la invitación de nuestra amiga común Elfriede, quien fue nuestra comunicadora a través de su buena traducción por excelencia. Aquí no importa si era largo o corto el trayecto entre estas dos ciudades, lo importante ha sido nuestro encuentro fraterno y el aprovechar la riqueza de sus años y sabiduría.
Nos acompañó Leila Betancurt misionera USEMI, otra amiga y hermana, de búsqueda en este caminar de Iglesia. Juntas disfrutamos las delicias de este encuentro y charla, con Patricia y Elfriede.
En España, alguien me dijo: “hay una obispa que es negra” No, le respondí, y le conté de Patricia lo que sabía. Nació en Sudafrica. Era una religiosa de la Orden de los Predicadores, es decir una dominicana, fiel discípula de Santo Domingo en la “contemplación y acción”. Misionera y profesora, enseñando en un Seminario; la Homilética, Teología Sistemática y Espiritualidad, a los futuros sacerdotes. Más adelante fue profesora en la Universidad privada de San Agustín en Johannesburgo.
Fue ordenada sacerdote en Agosto del 2003 y obispa en Enero del 2005.
Queríamos no solo conocer a Patricia, sino saber acerca de su vida. Nos cuenta, cómo dando Homilética a los seminaristas, se cuestiona, el por qué ella, no podría ser sacerdote, si estaba formando sacerdotes? Ella, desde su Bautismo, lleva en su interior un fuerte llamado a la justicia y equidad, por ello también se había involucrado en la lucha contra el racismo en Sudafrica, lo que la llevó a la cárcel, y nos dice: “si no se puede cambiar una ley injusta, al final hay que romperla” .
Siendo religiosa fue ordenada presbitera, cuando regresa a su Congregación y comparte con sus Hermanas de Comunidad, fue acusada por una de sus Hermanas, ante la Congregación de la Fe, haciendo que inmediatamente se solicitara a la Superiora, le pidiera el que se retractara o se retirara. Pagó un costo muy alto, el mantenerse firme ante la llamada del Espíritu: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Amando su Congregación, fue retirada. No dice con qué recursos contaba cuando salió, pero si nos comentó, pasó varios días comiendo, solo pasta. No tenía empleo, no contaba con una pensión, ni el Seguro Social y ningún subsidio. Eso sin contar con las secuelas que este sufrimiento ha dejado en su salud.
Con estos antecedentes Patricia, ante el llamado del Espíritu, va mar a dentro en la barca petrina de la Iglesia de Cristo, como presbitera, misionera, profeta y líder, enseñándonos a evangelizar para ser cada vez más humanos/as
¿Patricia, de qué vives? Nos respondió: “Me invitan a dar conferencias, me pagan los viajes. Escribo artículos. En Alemania, recibo un subsidio del estado y vivo en un techo que me ha proporcionado, una Pastora amiga, sin tenerle que pagar arriendo”.
Ella, fue llamada a ser Obispa. En su primera llamada, dijo: “No, eso no es para mí”. No pasó mucho tiempo, y vuelva la llamada, en esta ocasión, esa llamada, viene con finos argumentos: 1) “El episcopado no es para ti, es al servicio de la Iglesia, serás Obispa, sin palacio ó casa episcopal, sin automóvil y chofer a la puerta. Es así que esta obra de la justicia puede continuar en la Iglesia.” 2) “Eres una mujer preparada, tienes estudios suficientes…”, 3) “Tienes el idioma, la lengua nativa” 4) “Y tienes la edad…”. Terminados los argumentos, ella, se pone de pie. Creen que se va a retirar, hay un momento de suspenso y de sus labios sale esta respuesta: “Estoy lista!”
Se acuerda la fecha y el lugar, apenas corrieron unos meses, suficientes para hacer oración y entrar en retiro espiritual.
El ritual fue católico romano, en plena sucesión apostólica y de servicio. A discreción se mantiene en reserva el nombre del celebrante, sus acompañantes y testigos. En el momento de la postración, el obispo retiro su asiento a un lado del altar y le dijo: “No te postrarás delante de mí, sino delante de Dios”.
Cuando Patricia se levanta, alcanza a ver en el piso una gotas de agua, ella, no entendía que era, hasta que descubre que son lágrimas del obispo…
En la unción, cuenta ella, que el aceite que le echo en su cabeza, le rodaba, y él le dijo: “Esto tengo que hacerlo, muy bien hecho”. La suave fragancia del aceite, le duró por varios días, nos dice.
Patricia, es una más de nuestras obispas, sin mitra y sin báculo, sin usanzas clericales, una hermana y amiga entre nosotras/os. Es toda una obispa; a pie! Sin guardas espaldas, ni vigilancias especiales, tiene suficiente con la protección Divina, que la arropa, la lleva y la trae anunciando su mensaje:
“Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre…y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mateo 28:19)
Comentarios desactivados en Gritad, hermanas, gritad…
Interesante artículo que hemos leído en el blog de Isabel Gómez Acebo:
Ha aparecido un artículo en el NCR de Joan Chittister sobre las monjas americanas de la LCWR, que me ha parecido muy bueno para reflejar el problema de estas religiosas y de muchas mujeres católicas.
“No hace mucho tiempo en el mundo las monjas pasaban desapercibidas y cuando aparecían lo hacían de forma anónima o estereotipada. Hoy no pasa un día sin que el mundo descubra su presencia. La ironía es palpable, cuando aparecíamos como “monjas” no se nos veía y ahora que somos simplemente nosotras, todo el mundo conoce lo que hacemos. Está claro que el testimonio es, al menos, tan poderoso como los hábitos. Y las religiosas han dado claro ejemplo de contemplación, igualdad y justicia en estos últimos años. El problema con esta forma de pensar es que las personas que se consideran adultas plenas empiezan a actuar como si lo fueran. Pero con sus consecuencias.
La próxima semana la LCRW tomará decisiones que moverán el tema de la actuación de las mujeres en una iglesia de varones, hacia delante o hacia atrás. Aunque parezca mentira en el siglo XXI el problema estriba en si las mujeres son capaces de escuchar a varios conferenciantes y continuar siendo católicas. El problema estriba en si las mujeres pueden discutir diversos puntos de vista sobre temas candentes y seguir siendo fieles católicas. El problema estriba en si las mujeres son capaces de manejar sus propias organizaciones y seguir siendo católicas. La respuesta vaticana es negativa pero en los últimos 45 años la respuesta de la LCRW a estas mismas preguntas ha sido un claro y pertinente sí.
Los hombres y las mujeres del mundo entero están viendo como se mueve la sociedad, buscan modelos para resolver los problemas, buscan guía espiritual para manejar sus frustraciones. La hermana benedictina Mary Lou Kownacki escribe en su blog Old Monk’s Journal:
“Ya hemos escuchado suficientes exhortaciones para permanecer calladas. Gritad con mil lenguas. Veo al mundo podrido por causa del silencio” escribió Catalina de Siena. Esta cita es la que su blog medita ante la asamblea de la LCRW en Nashville, en agosto del 12 al 16. El silencio ante la injusticia es un crimen, un pecado, un acto horrible que ha utilizado la autoridadeclesial, a lo largo de los siglos, para matar preguntas, nuevas ideas y castigar a los que se atreven a cuestionar.
Me rompió el corazón el comentario de Tom Fox, editor del National Catholic Reporter sobre la próxima asamblea de la LCRW “Este grupo que se había vanagloriado de tener un liderazgo sin miedo y una transparencia inmejorable se ve ahora restringido ante los medios, como ninguna otra organización católica incluyendo a los obispos de los EEUU”.
Es este tipo de intimidación con el que cuenta la Iglesia, guardar los abusos en secreto, tras puertas cerradas. Mary Lou Kownacki reza y pide para la LCRW: “Queridas hermanas, no habéis hecho nada malo. Es vuestra obligación como religiosas preguntaros las cuestiones que necesitan ser oídas. Es la santa obligación de los religiosos defender a los más desfavorecidos. Estad orgullosas de las preguntas que os habéis hecho, de los conferenciantes que habéis invitado a vuestras asambleas, de las cuestiones que habéis planteado, de las liturgias que habéis celebrado. Id al micrófono y decid: Creemos en la teología feminista y en la ordenación femenina, creemos en los derechos de los homosexuales, gays y lesbianas de manera que continuaremos a hablar de estos temas. Con todo respeto no obedeceremos la orden de dar la lista de los conferenciantes a nuestra asamblea anual al Vaticano para su aprobación. Si eso quiere decir que la LCWR no será reconocida como asociación católica, mala suerte. Hemos entregado nuestras vidas a la Iglesia pero no hemos dado nuestras conciencias a nadie, sino a Dios. Reconocemos la legitimidad de la ley eclesial pero creemos que en ocasiones entra en conflicto con el evangelio y nuestros corazones, desde nuestra juventud, han ardido con el mensaje radical y la vida de Jesús de Nazaret. Obrar de otro modo afectaría a nuestra integridad. Como miembros de la LCWR estamos de acuerdo con nuestra hermana Catalina de Siena recordando a los fieles: “Ya hemos escuchado suficientes exhortaciones para permanecer calladas. Gritad con mil lenguas. Veo al mundo podrido por causa del silencio”.
Desde mi lugar, me parece que si la cantidad de medios de tinta y de artículos aparecidos nos dicen algo es que hay muchas personas a las que les importa que se mantengan fuertes las voces de las religiosas de USA”.
Comentarios desactivados en Mujeres obispo: La Iglesia Anglicana abre el camino. ¿Y Roma?
Emilia Robles pide una “reformulación de los ministerios más inclusiva”
Para Isabel Gómez Acebo, la medida anglicana “va con los signos de los tiempos“
” No será fácil porque a un sacerdote que se le niega el sexo y el dinero solo le queda el poder, y donde más poder tienen es sobre las mujeres. El cura es el gallo en el corral”
(Jesús Bastante).- El pasado lunes, el Sínodo General de la Iglesia Anglicana aprobó la ordenación de mujeres obispo, un paso más en el camino emprendido en 1994, cuando por primera vez en la historia una confesión cristiana logró consagrar sacerdotes del sexo femenino. Con este gesto, se rompía uno de los grandes tabú en el Cristianismo, que hasta ese momento se aferraba como un solo hombre -nunca mejor dicho- a la peregrina idea (estamos hablando de la Jerusalén del siglo I) de que, como los Evangelios no citan la presencia de ninguna mujer en la Cena de Jueves Santo, los únicos que pueden ser sacerdotes son hombres.
Sin entrar en que, incluso en la Palestina del primer siglo, Jesús fue se dejó acompañar por igual por hombres y mujeres, y que tanto María como la Magdalena o las hermanas de Lázaro formaban parte del grupo de discípulos de Cristo, lo cierto es que el paso dado por la Iglesia Anglicana supone un antes y un después, una de esas decisiones que marcan el futuro de una institución. Automáticamente, surge la pregunta: ¿Y en la Iglesia católica qué?
Roma se encuentra a años luz de la situación que se vive en la Iglesia de Inglaterra. En la Iglesia católica, el papel de la mujer -más de la mitad de los católicos del mundo son mujeres- es residual y limitado al servicio y no a la presencia en órganos de poder. Aunque el propio papa Francisco, en recientes declaraciones, ha sugerido la posibilidad de que pueda haber mujeres en cargos de responsabilidad en la Santa Sede -incluso se especula la posibilidad de que la reforma de la Curia pueda acabar colocando a una mujer al frente de un dicasterio vaticano, o que el Papa nombre cardenal (no es un cargo sacramental) a una religiosa o laica-, la cuestión del sacerdocio femenino no se ha tocado.
“Es una puerta cerrada”, aseguran desde la Conferencia Episcopal, que citan una carta escrita por Juan Pablo II en la década de los ochenta. Y si el sacerdocio femenino parece una quimera, su ordenación episcopal supone poco menos que un triple salto mortal en una institución poco acostumbrada a los cambios.
“Veo la decisión con esperanza”, subraya Emilia Robles, responsable de Proconcil, teóloga y casada con Julio Pinillos, uno de los pocos curas españoles que sigue en activo después de contraer matrimonio. “Personalmente me parece acorde, tanto con una visión eclesial y evangélica de ministerios como servicios según dones y carismas recibidos, cuanto con el sentir de sociedades democráticas y paritarias”, añade, asumiendo que la decisión puede provocar “disensos” en el seno de la comunidad anglicana, especialmente en los sectores más conservadores y cercanos a Roma. De hecho, la decisión, que no ha sido comentada oficialmente por la Santa Sede, sí fue contestada por el director de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, quien declaró que la ordenación de mujeres obispo “es un evento grave que complica el camino ecuménico”.
“El camino en la Iglesia católica, sin duda, será distinto del de la Iglesia anglicana, a otros ritmos e incluyendo otros debates”, subraya Emilia Robles, quien indica que, entre los católicos, la tesitura, más que en términos de reivindicación “mujeres curas” o “sacerdotes casados”. “Estos planteamientos siguen una visión clerical, que no tiene en cuenta a las comunidades”. En su opinión, es necesario “que dialoguemos sobre qué ministros se necesitan, para servir a qué comunidades, para alimentar qué Iglesia y al servicio de qué mundo, desde la perspectiva del Evangelio“.
Así las cosas, desde Proconcil se establecen otras prioridades, distintas a las del acceso de la mujer al sacerdocio sin más. “Si tuviera que apuntar algunas prioridades en el proceso de reflexión serían: que todas las comunidades del mundo tengan acceso a la Eucaristía; que las comunidades y los propios ministros ordenados se desclericalicen; que todos y todas puedan poner los dones y carismas que el Espíritu les da al servicio de la comunidad; que los procesos locales se vean promovidos, acompañados en libertad y refrendados cuando se vean positivos, por la Iglesia universal. Y que se considere cuánto podemos aprender juntos con otras iglesias hermanas que tienen otras experiencias ministeriales que les enriquecen”.
Pese a todo, sigue mirando el futuro con esperanza: “Juntos, conociendo las diferentes tradiciones y trayectorias, podemos avanzar. Espero que podamos hacer pronto una reformulación de los ministerios mucho más inclusiva con los laicos, con los casados, con las mujeres…Tal vez hoy nos cuesta imaginarlo, pero me parece un momento eclesial propicio, además de ineludible. No se puede seguir asfixiando al Espíritu“.
Por su parte, la teóloga y escritora Isabel Gómez Acebo se muestra “encantada con la idea”, pues “el Evangelio se tiene que amoldar a los signos de los tiempos de hecho así se ha hecho. Un ejemplo claro es el de la esclavitud permitida en el Nuevo Testamento y que hoy es impensable. Pero la Iglesia es lenta: a finales del XIX, cuando la campaña abolicionista, todavía seguía diciendo que la esclavitud no era contraria a la ley de Dios“.
Sobre la decisión tomada por los anglicanos, Gómez Acebo incide en que “los protestantes siempre han estado en la vanguardia con unas tesis que ha acabado reconociendo la Iglesia Católica“, de modo que lo lógico sería “darle un toque de normalidad” a la medida, en el sentido de ir “con los signos de los tiempos”.
“Además el único impedimento que hoy sigue en pie (los otros se han ido desmoronando) es la tradición de que no ha habido mujeres ordenadas (una tradición con pequeñas fisuras e interrogantes). Pero más tradición de que el papado es vitalicio… y Benedicto XVI se la ha saltado porque convenía“, constata la teóloga, quien sí ve problemas de aceptación de las mujeres sacerdotes en la casta clerical. “No será fácil porque a un sacerdote que se le niega el sexo y el dinero solo le queda el poder, y donde más poder tienen es sobre las mujeres. El cura es el gallo en el corral“.
El debate, en todo caso, está planteado, y teólogos como Xabier Pikaza denuncian que la prohibición del acceso al sacerdocio para la mujer “es un pecado contra el Espíritu de Cristo y contra los signos de los tiempos”. “Me duele la situación actual de la mujer en la Iglesia o, más que dolerme, estoy cansada”, explica la teóloga Dolores Aleixandre.
Para otra teóloga, María José Arana, “las mujeres han permanecido en la Iglesia como las grandes ausentes, una ausencia que perdura hasta nuestros días. Evidentemente la ausencia de las mujeres empobrece enormemente a la Iglesia en múltiples aspectos y en sí misma; pero además pierde credibilidad ante el mundo que va despertando rápidamente en estos aspectos y ante los cuales la Iglesia debería brillar con su ejemplo y alumbrar caminos nuevos”.
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