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Prometieron divorciarse si se aprobaba el matrimonio igualitario en Australia…

Miércoles, 22 de noviembre de 2017
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7-334x500Una pareja hetero australiana que en 2015 prometió divorciarse si se aprobaba el matrimonio igualitario en el país está desaparecida en combate.

Un abogado de familia se ha ofrecido a escapar de esa institución que quieren prohibir a los gais, avisándoles de que lo van a tener tan difícil como las parejas gais cuyos matrimonios no se reconocían en Australia. 

A pesar de las buenas noticias que trae consigo el hecho de que más del 60% de los habitantes de un país voten a favor del avance social y el respeto hacia todos, siempre surgen personas a las que hasta lo que comen les hace daño y este es justo el caso de una pareja australiana, Nick y Sarah Jensen, una pareja muy heterosexual y muy cristiana que en 2015 prometieron que si aprobaba el matrimonio igualitario en Australia se divorciaría como forma de protesta. La pareja se encuentra ahora en el centro de todas las miradas…

Aunque la decisión por parte de los australianos ha sido tomada, ahora sólo hace falta formalizarlo legalmente, por lo que el Primer Ministro de Australia, Malcolm Turnbull, dijo durante una declaración oficial de los resultados, que el matrimonio igualitario podría ser legalmente posible a partir de diciembre.

La pareja Nick y Sarah llevaban diez años de feliz, casto y puro matrimonio cuando él escribió un artículo para el periódico Canberra City News en el que anunciaba que si el gobierno australiano legalizaba que los homosexuales tuvieran sus mismos derechos ellos se separaban.  :

La decisión de divorciarnos no la hemos tomado a la ligera“, aseguraba Nick.  “Como Cristianos creemos que el matrimonio no es una invención humana“, dijo y continuó explicando que su mujer y él, por un tema de conciencia, se negaban “a reconocer la regulación del matrimonio si su definición incluye la solemnización de las parejas del mismo sexo.

“El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer ante una comunidad a la vista de Dios. Y el matrimonio de cualquier pareja es importante para Dios, independientemente de si esa pareja reconoce la participación o autoridad de Dios en ella. Mi esposa y yo, como cuestión de conciencia, nos negamos a reconocer la regulación gubernamental del matrimonio si su definición incluye la solemnización de las parejas del mismo sexo. Cuando hacemos la declaración de que obtendríamos un” divorcio “, en realidad se trata más de una anulación de nuestro ‘matrimonio estatal’. Nuestro matrimonio bajo nuestra iglesia y Dios seguiría existiendo, y de esta manera no habríamos roto ninguna de nuestros votos matrimoniales o definiciones bíblicas”.

Lo que sí pensaban hacer era seguir viviendo juntos, tener más hijos y seguir llamándose marido y mujer el uno a la otra y la otra al uno. ¿Y qué pasó? Pues primero que Nick y Sarah tuvieron que explicar por qué no aceptaban que los homosexuales pudieran casarse pero sí les parecía bien divorciarse, siendo como es el divorcio un pecado a ojos del cristianismo. Dijeron que no se iban a divorciar, que iban a buscar la anulación de su “matrimonio civil” pero que su matrimonio “ante los ojos de Dios y la Iglesia” seguiría tal cual.

giphyNi siquiera sus familias les entendían y el hermano de Nick escribió una carta en su Facebook dejando claro que por mucho que le quiera y le respete… su hermano está como una cabra. Ahora, tras el rotundo SÍ de aquellos autralianos que son capaces de avanzar hacia una sociedad respetuosa e incluyente, la pareja ha guardado silencio y no han confirmado si cumplirán con su palabra,

Pero ahora, en pleno 2017, las vidas de Nick y Sarah pueden dar un vuelco, y es que en su país nadie ha olvidado lo que prometieron y están deseando ver cómo lo hacen. Con la victoria del SÍ en la encuesta postal de hace unos días y con la ley para legalizar el matrimonio igualitario presentada ya en el parlamento (y con la más que alta probabilidad de que se apruebe antes de Navidades) medio mundo está pendiente del divorcio. De hecho se llegó a organizar un evento en Facebook con más de 140.000 asistentes confirmados para “Celebrar el divorcio de Nick y Sarah Jensen“.

El hecho de que Australia esté a un paso de aprobar el matrimonio igualitario ha puesto a Nick y Sarah en un brete. Pero es que encima la ley no les pone fácil divorciarse si es que finalmente no se echan para atrás. Según la ley australiana una pareja que quiera divorciarse ha de demostrar que el matrimonio está roto de manera irreparable y, además, han de estar al menos un año viviendo separados.

michael-tiyce-1Michael Tiyce, abogado

Por el momento Nick y Sarah están callados. Pero, por si lo hacen, ha aparecido un abogado dispuesto a ayudarles desinteresadamente en todo el proceso legal que se abre irremediablemente frente a ellos, Michael Tiyce quien ya ha explicado a la prensa que es importante recordar que “Jesús odiaba el divorcio” pero está claro que la pareja necesita que alguien les eche una mano desesperadamente. “Mi bufete hace bastante trabajo pro bono en temas de ley familiar para la comunidad gay, lésbica y transgénero. Pensé que ofrecer mi asistencia a Nick y Sarah sería una forma excelente de ir más allá de esas comunidades y aportar mi experiencia en materia de ley familiar porque, francamente, van a necesitarla“, ha explicado Michael, que ya ha avisado a la pareja de que su intención de seguir viviendo juntos va a ser problemática.

Tiyce ha puesto como ejemplo del problema de Nick y Sarah lo que le pasa a las parejas gais que se casan fuera de Australia y luego, cuando viven en el país, no pueden divorciarse porque su matrimonio no es/era reconocido por el gobierno australiano: “Entiendo que eso puede ser aún más incómodo para Nick y Sarah, por eso me ofrezco para ayudarles a salir de la institución que quieren que siga estando prohibida para los gais. La solicitud de divorcio puede estar condenada al fracaso, pero vale la pena intentarlo.

Dos detalles qirónicos: En el distrito en el que viven Nick y Sarah no sólo ganó el SÍ, si no que el resultado a favor fue un 10% superior a la media nacional y… el abogado, Michael Tiyce, es gay.

Fuentes | Pink NewsGay Star News, vía estoyBailando/Chueca.com

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Una pareja australiana amenaza con divorciarse si se aprueba el matrimonio igualitario

Lunes, 22 de junio de 2015
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7-334x500Hay cada “friki” suelto…

Una pareja australiana ha amenazado con divorciarse si el matrimonio igualitario es aprobado en su país. Para ambos, la pérdida de la exclusividad de ese derecho para las parejas heterosexuales no es contemplada como un avance en los derechos civiles de los ciudadanos australianos, sino como un oprobio. La decisión de la pareja ha causado perplejidad y estupor, aunque muchos han reaccionado con humor, hasta el punto de que en las redes sociales son casi 300.000 los que se han reunido en un grupo de Facebook con la intención de celebrar el prometido divorcio si finalmente se aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo en Australia.

Nick Jensen es un abogado residente en Canberra, casado desde hace 10 años con su esposa Sarah, que se dedica a la medicina. Ambos tienen un hijo y se definen como “cristianos que creen que el matrimonio no es una invención humana, sino un fin fundamental de la creación”.  Quizás por ello, las últimas noticias que hablan de una disposición cada vez favorable de los miembros del Parlamento australiano hacia la aprobación del matrimonio igualitario parecen afectarles de una manera muy personal. Tanto que Nick se ha visto impulsado a escribir una larga carta en la revista Canberra City News, en la que amenaza con dar por concluido su propio matrimonio si las parejas del mismo sexo adquieren ese derecho.

En su profuso escrito, Jensen hace un sesgado repaso de la historia de la institución, que estima creada por la divinidad que venera, para concluir que el Estado no debe inmiscuirse en la definición de lo que encuentra que debe ser inmutable. “Mi esposa y yo, como una cuestión de conciencia, nos negamos a reconocer la regulación del matrimonio por parte del gobierno, si su definición incluye la solemnización de parejas del mismo sexo”, afirma con contundencia Jensen, fundamentándose en que “el matrimonio de cualquier pareja es importante para Dios, independientemente de si esa pareja reconoce la participación o la autoridad de Dios en él”. Para Jensen, el hecho de que la institución matrimonial se abra a las parejas del mismo sexo la redefine hasta tal punto que invalida su propio compromiso: “por eso estamos dispuestos a divorciarnos. Al cambiar la definición del matrimonio, ese ‘matrimonio’ tendrá, en los próximos años, un sentido y un propósito completamente diferentes”.

No obstante, Nick y Sarah Jensen advierten de que “después de nuestro divorcio continuaremos viviendo juntos, esperemos que por otros 50 años más. Y, si Dios quiere, vamos a tener más hijos. También continuaremos refiriéndonos entre nosotros como ‘esposo’ y ‘esposa’ y nos consideraremos casados por la Iglesia y ante Dios”. Lo que no está claro es que puedan lograr ser considerados divorciados ante la ley civil. La normativa australiana sobre el divorcio es bastante restrictiva, ya que establece que las parejas que deciden concluir su vínculo matrimonial deben vivir separados durante un año antes de poder solicitarlo, y además deben asegurar ante el tribunal de familia que no lo harán en el futuro. Es decir, la única manera de que los Jensen puedan divorciarse es que mientan ante un tribunal.

Repercusiones ante la amenaza de divorcio

La carta de Nick Jensen tuvo una repercusión inmediata en medios y redes sociales. Su propio hermano, Soren, le dedicó una réplica en la que hacía una encendida defensa del matrimonio igualitario, acusando a lo que denomina “lobby cristiano” de Australia de ponerse al nivel de los fanáticos que gritan “muerte a los maricones” en otros países. No obstante, también recriminaba la dureza de las críticas hacia su hermano y defendía su derecho a expresar su opinión.

Menos conciliadora se mostraba una amiga de la pareja, Anne Haggar, compañera de colegio y testigo de su boda hace 10 años. Haggar se comprometió recientemente, e invitó a los Jensen a la fiesta de compromiso que celebró, en la que también les comunicó su deseo de que participaran en su próximo enlace. Pero conociendo su disparidad de opiniones respecto a este y otros asuntos, tras el revuelo causado por su escrito, Nick Jensen decidió confirmar con Anne Haggar si seguía estando invitado a su boda. La respuesta fue contundente: “No te quiero cerca de mi boda. Tú y tus opiniones no sois bienvenidos”. Haggar está experimentando en estos momentos la felicidad que supone celebrar un compromiso de amor con familiares y amigos, y no comprende cómo los Jensen “han decidido que esa felicidad se les debe negar explícitamente a otras personas. Eso me ofende a mí y a casi todos los que conozco”.

También hay quien ha decidido tomarse con humor, ácido eso sí, todo el asunto. Se ha creado un grupo en Facebook para celebrar el divorcio de los Jensen si finalmente se aprueba en Australia el matrimonio igualitario. Esta es la entradilla de invitación al grupo, que ronda ya los 300.000 integrantes:

¡Invito a todos los que apoyan el matrimonio igualitario a que celebren el divorcio de Nick y Sarah Jensen!

Ellos han decidido que estar casados en un país donde es legal que un hombre se case con otro hombre, o una mujer con otra mujer, es demasiado horrible. Preferirían estar divorciados y creo que todos debemos apoyar y celebrar su decisión cuando se produzca.

Esperemos que no se echen atrás, y que cientos de gais y partidarios de sus derechos puedan celebrar la separación de estos ciudadanos estrechos de mente, a quienes nos avergonzamos de llamar ciudadanos de Canberra.

La fecha y el lugar se anunciará, espero que en un futuro no muy lejano.

También se ha dirigido a ellos, con una carta abierta, Rob Watson, un padre gay estadounidense. Tras señalar todos los errores históricos sobre la institución del matrimonio de que hacía gala Nick Jensen en su escrito, Watson le recrimina que niegue a otros el derecho a vivir la felicidad que él dice experimentar junto a su familia, y le reprocha que se sienta tan implicado en algo que en realidad en nada afecta a su vida. El final de la carta es certero y elocuente:

Las parejas LGBTI no van a casarse para fastidiarte. No tienen la intención de afectar a tu matrimonio de manera alguna. Han luchado duramente por este derecho, porque es algo de gran valor para sus propias vidas.

La semana pasada oficié la boda de dos hermosos hombres. El significado del matrimonio estaba claro para todos desde que el primer novio salió por una de las alas y caminó por el pasillo con su madre. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Era evidente que ese momento era un pináculo en su vida, se estaba transformando en una definición adicional de sí mismo y su identidad como parte de una familia.

Si esa familia la compondrán solo él y su cónyuge o si se añadirán niños, no lo sé. No es asunto mío.

Tampoco es asunto tuyo.

Si decides divorciarte debido a lo que este joven ha logrado para sí mismo y para su vida, es tu prerrogativa. Igual que él no te hace responsable de su matrimonio, tampoco tú debes culpar a nadie por tu previsto divorcio.

Si decides divorciarte porque otros podrían conseguir lo que tú tanto valoras en tu vida, no estás haciendo entonces un alegato sobre el matrimonio. No estás haciendo un alegato sobre el amor. No estás haciendo un alegato sobre la familia. Estás haciendo un alegato sobre tu propio ego herido.

Y ya es hora de que madures.

Fuente Dosmanzanas

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