Otro líder “ex-gay” sale del armario y dice que las terapias reparadoras “conducen a un horrible callejón sin salida”
Continúa el goteo de personas que se retractan de su apoyo a las mal llamadas “terapias reparadoras”, supuestamente conducentes a “curar” la homosexualidad, como si de una enfermedad se tratase. En esta ocasión, el estadounidense Christian Schizzel ha decidido reconocer públicamente que es gay. Durante 7 años su rostro fue el cartel del movimiento “ex-gay” y apareció en reiteradas ocasiones en medios de comunicación de Estados Unidos promocionando la “eficacia” de estos métodos. Sin embargo, ahora asegura salir del armario para que “todos podamos aprender de los errores cometidos” y para que “las personas que han usado mi historia contra otros gais no puedan seguir utilizándola como un arma más”.
Christian Schizzel, residente en Los Ángeles y oriundo de la pequeña ciudad norteamericana de St. Cloud (Minnesota) decidió admitir su homosexualidad, por segunda vez, hace unos meses. Pero ahora ha concedido una entrevista a uno de los blogs de la agencia RNS (Servicio de Noticias Religiosas) en la que relata su experiencia en varias organizaciones de “ex-gais”, vinculadas al ya desaparecido movimiento Exodus Internacional. El pasado verano, de hecho, nos hacíamos eco de la carta abierta firmada por sus más destacados líderes en la que reconocían que “no solo estábamos profundamente involucrados en estos programas de ‘ex gais’ sino que éramos los fundadores, los líderes y los promotores, […] por lo que pocas personas son más conscientes de la ineficacia y del daño de la terapia de conversión”.
Schizzel, actualmente compositor musical y responsable de una marca de joyería, fue violado y maltratado físicamente a los 9 años por su padrastro y al cumplir los 18 años se adentró en una iglesia cristiana, en la que le aislaron por completo de sus antiguos amigos y familiares. Los líderes religiosos cristianos trataban de convencerle de que su fatídica experiencia era la supuesta causa de su homosexualidad. “Lo hicieron para lograr la dominación total sobre mí, para construirme y moldearme a partir de ahí. Tuve que hacer actividades estereotipadas de hombres y no podía tener demasiadas amigas porque me animarían a ser afeminado”.
Tras su paso por el movimiento “ex gay”, Schizzel confiesa que “no hay ninguna base académica o espiritual” para la promoción de las terapias de conversión. “No le deseo esto a nadie, ni siquiera a los que me perjudicaron más en esta vida”, ya que se trata de un proceso “dañino y doloroso”. Al final, asevera, “mi sexualidad es un hermoso regalo de Dios”.
Continúan reorganizándose grupos
Hace solo unas semanas recogíamos la noticia de la boda homosexual del antiguo líder del movimiento “ex-gay” John Smid. Al mismo tiempo que Smid y otros antiguos líderes “ex-gais” reconocen reiteradamente lo inútil y peligroso de las mal llamadas “terapias reparadoras”, otros se reorganizan y buscan ampliar su radio de acción. Es el caso de la NARTH (National Association for Research and Therapy of Homosexuality), que tras afrontar diversos problemas legales y ver muy deteriorada su reputación, se ha refundido en el NARTH Institute y se ha convertido en parte de una nueva “Alianza a favor de la opción terapéutica e integridad científica”.
Entre sus objetivos, se encuentra “responder a las necesidades de una nueva generación” en materia de atención psicológica. Uno de los miembros de su junta directiva es Joseph Nicolosi, antiguo presidente de la NARTH y autor de un libro con el título Quiero dejar de ser homosexual (los libros de Nicolosi han sido promocionados, entre otros, por la cadena COPE). Esta Alianza, al parecer, tiene pretensiones de extenderse fuera de los Estados Unidos, en particular por Europa central y oriental, tal y como han alertado al Forum Europeo de grupos cristianos LGTB desde algunas entidades de esos países. No es por cierto la única asociación de este tipo que busca expandirse, también se encuentra por ejemplo PFOX, “Padres, Madres y Amigos de Ex-gais y Gais”.
Fuente Dosmanzanas
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