Comentarios desactivados en Inaugurada en Ávila la edición de las Edades del Hombre dedicada a Santa Teresa en su Vº Centenario.
La reina inauguró Las Edades del Hombre en Ávila y Alba de Tormes
Doña Sofía: “Santa Teresa se lo merece”
La 19ª edición de esta macroexposición está dedicada al Centenario de la Doctora de la Iglesia
Ávila es la única sede que repite una exposición de Las Edades del Hombre
Las Edades del Hombre unen Ávila y Alba de Tormes en torno a Teresa
Más de 10,5 millones de visitantes han acudido a contemplar las más de 4.000 piezas expuestas, lo que ha constituido a su vez, una ocasión propicia para reforzar su preservación, pues se han llegado a restaurar más de 2.000 obras de arte
La reina Sofía inauguró este lunes la exposición de Las Edades del Hombre visitando en Ávila las sedes de la capilla de Mosén Rubí y la iglesia de San Juan. En un acto en el que estuvo acompañada de numerosas autoridades, entre ellos el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, la reina destacó a la salida que, aunque no había visto toda la exposición, “vale la pena de verdad”, y reseñó el “esfuerzo muy grande” realizado aunque Santa Teresa “se lo merece”, concluyó.
Antes había visitado dos de las sedes abulenses donde, acompañada por uno de los comisarios de la muestra, Juan Dobado, se pudo acercar a las obras expuestas de los capítulos segundo, tercero y cuarto que contienen un acercamiento al Carmelo, el contexto en el que vivió La Santa, el origen de su fundación y el capítulo central donde se hablar del acercamiento a Cristo a través de la oración.
Tras la última edición en Aranda de Duero, en Burgos, son ya 19 las exposiciones realizadas en estos 26 años, que no solo han recorrido los lugares y monumentos más emblemáticos de la Comunidad, sino que se han abierto al exterior, con citas significativas en Amberes y Nueva York.
Más de 10,5 millones de visitantes han acudido a contemplar las más de 4.000 piezas expuestas, lo que ha constituido a su vez, una ocasión propicia para reforzar su preservación, pues se han llegado a restaurar más de 2.000 obras de arte, además de haber rehabilitado y puesto en valor una veintena de templos.
Las cuatro sedes en las que tiene lugar la exposición son el Convento de Nuestra Señora de Gracia, la Capilla de Mosén Rubí y la iglesia de San Juan Bautista -estas tres, en la ciudad de Ávila- y la Basílica de Santa Teresa, en Alba de Tormes. Todos estos espacios estuvieron ligados de una u otra forma a la Santa y a la época en la que vivía.
Este año la temática de la exposición y su carácter conmemorativo ha hecho que las más de 200 obras que forman parte de esta nueva edición de Las Edades del Hombre provengan de todos los rincones de nuestra geografía española (Andalucía, Galicia, Castilla la Mancha, País Vasco, La Rioja, Madrid…). Obras de una calidad excepcional y ejecutadas por artistas de fama universal como Zurbarán, Martínez Montañés, Salzillo, Juan de Juni, Alonso Cano, Lucas Jordán, Ribera, Gregorio Fernández, Luis Salvador Carmona y Goya, entre otros.
La exposición está dividida en cinco capítulos: Capítulo I, ´Os conduje a la tierra del Carmelo´; Capítulo II, ´En la España de la contrarreforma´; Capítulo III, ´Las pobres descalzas de Teresa´; Capítulo IV, ´Maestra de Oración y Capítulo V, Hija de la Iglesia´. El primer capítulo hace referencia a los orígenes de la Orden en la que Teresa de Jesús entró en el año 1535. El capítulo segundo hace énfasis en el momento histórico religioso contemporáneo de la Santa con especial atención a la contrarreforma. El capítulo tercero nos acerca a la orden que ella fundó y a sus hermanas de hábito. El capítulo cuarto nos habla de la meditación, de la oración, de la búsqueda incansable de Cristo a través del Evangelio. El capítulo quinto la presenta como lo que fue, una santa para la Iglesia y para la humanidad.
El capítulo primero se desarrolla en el Convento de Nuestra Señora de Gracia, los capítulos segundo y tercero en la Capilla de Mosén Rubí, el capítulo IV en la iglesia de San Juan Bautista -todos ellos, en Ávila- y el capítulo quinto, en la Basílica de Santa Teresa de Alba de Tormes.
El escapulario que un día recibió San Simón Stock de manos de la Virgen del Carmen, el hábito de descalza, es el símbolo que se ha elegido como imagen de esta exposición. Esta pieza simboliza la fuerza de la reforma emprendida por Santa Teresa, así como un ofrecimiento a la vida religiosa; ideas que el artista Eduardo Palacios ha querido expresar en el dibujo que da origen al cartel anunciador de la exposición.
El Papa llama a una víctima y le asegura que “ya hay gente trabajando para que todo se pueda resolver”
“Quiero pedirte perdón en nombre de toda la Iglesia. Estas heridas hacen que la Iglesia se resienta al completo”
Al menos una docena de implicados, entre sacerdotes y laicos, entre pederastas y encubridores, llevaron a cabo los presuntos abusos en distintas residencias de la provincia de Granada
La diócesis sólo se puso a disposición judicial tras la denuncia de la víctima y la llamada papal
Roma confirma que el arzobispo de Granada “no está colaborando con lo que se ha pedido”
La diócesis reconoce en una nota la investigación llevada a cabo por Religión Digital
El Arzobispado de Granada admite haber tomado medidas únicamente contra “los sacerdotes directamente acusados de los abusos”
Javier Martínez, que no acudió a la Plenaria, aboga ahora por la “tolerancia cero”, pero no para los encubridores
Nuevo caso de abusos a un menor de edad en la Iglesia Católica. Varios sacerdotes y personas laicas asociadas al Arzobispado de Granada han sido denunciadas por haber cometido abusos sexuales sobre un chico cuando era menor de edad. La víctima ha presentado una denuncia en la Fiscalía Superior de Andalucía que ya ha provocado que todos los implicados acaben apartados de su labor en la Iglesia. No se conocen muchos detalles del caso, que todavía se está investigando y que se encuentra en secreto de sumario en el Juzgado de Instrucción 4 de Granada.
(Jesús Bastante).- “Me siento personalmente obligado a asumir todo el mal que una cantidad importante de sacerdotes hicieron”. El pasado 11 de abril, el Papa Francisco pedía perdón, en nombre de toda la Iglesia, por los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, y se comprometía a “no dar ningún paso atrás respecto a la postura que tomaremos para corregir este problema y las sanciones que impondremos”. Más allá de las palabras, los hechos.
El siguiente relato es una muestra de que la actitud de “tolerancia cero” ante la pederastia se ha implantado, para quedarse, en la Santa Sede. Y que, si es preciso, es el propio Papa quien toma la iniciativa y obliga a los obispos a tomar medidas, eclesiásticas y penales. Es Bergoglio quien se acerca, hasta lo más íntimo, a las víctimas, para apoyarlas sin reservas y ayudarlas a que estos atroces delitos se denuncien y castiguen, en la Iglesia y también por los tribunales ordinarios.
Así ha sucedido en un caso que afecta a una diócesis española, según esta investigación, confirmada por fuentes eclesiásticas españolas y vaticanas. Esta es la historia de Daniel, tal y como hemos podido reconstruir a partir de conversaciones con diversas fuentes, algunas de ellas especialmente cercanas a la víctima, durante las últimas semanas. Un relato que nos muestra el apoyo y el cariño del Papa a una de las víctimas de estos lobos disfrazados de pastores, que no dudan en destrozar la vida de los más débiles. :
Domingo, 10 de agosto. 17,23 horas. Daniel (nombre ficticio) conduce despacio por las calles de la ciudad que le vio crecer. A sus veintipocos años, está pasando un auténtico calvario. Víctima de brutales abusos sexuales por parte de varios sacerdotes en su adolescencia, tras varios años de silencio, se decidió a denunciar.
El semáforo se pone en rojo y suena su teléfono móvil. En la pantalla sólo aparece “número desconocido”. “¿Quién es?“, contesta Daniel. “¿Hablo con el señor Daniel?” responde, al otro lado del teléfono, una voz extrañamente conocida. “Sí, soy yo. ¿Quién llama?” “Buenas tardes hijo, soy el padre Jorge.” “Perdón -responde Daniel- se ha debido de equivocar. No conozco a ningún padre Jorge“. Y escucha asombrado: “Bueno, el Papa Francisco“.
Durante varios segundos Daniel no acierta a articular sonido alguno. Al otro lado, su interlocutor cree que ha colgado. “¿Sigue ahí?“. Su tono de voz es inconfundible. ¡Es el Papa!
“Hijo, serénate. He leído tu carta varias veces. No he podido más que emocionarme y sentir un dolor inmenso al leer tu relato. Quiero pedirte perdón en nombre de toda la Iglesia de Cristo. Perdona este gravísimo pecado y gravísimo delito que has sufrido. Perdona, hijo mío, tanto dolor ocasionado y tanto como habrás sufrido. Estas heridas hacen que la Iglesia se resienta al completo“. Las lágrimas recorren el rostro de Daniel, que no puede parar de llorar, ni decir una sola palabra.
Hacía apenas unos días, después de años de haber intentado enterrar todo aquel horror en el vacío del olvido, e impulsado por el posible daño -similar al que él tuvo que vivir- que podrían estar sufriendo otros chicos y chicas, Daniel vació su alma en cinco largos, abrumadores e incontestables folios, que envió, casi sin pensar, a la atención de Sua Santità Francesco. ¿Destino? Secretaria de Estado, Palazzo Apostólico Vaticano, 00120 Città del Vaticano.
Ahora, el mismísimo Papa de Roma alzaba el teléfono y le llamaba. La conversación duró apenas unos minutos, pero hizo desaparecer de un plumazo la sensación de angustia con la que había vivido tantos años.
“Cuentas con todo mi apoyo hijo mío y el apoyo de toda la Iglesia. Yo tengo próximo el viaje a Corea, pero ya hay gente trabajando para que todo esto se pueda resolver. Doy gracias a Dios porque conserves la Fe y continúes en la Iglesia. Reza por mí, hijo mío, igual que yo lo haré, sin duda, por ti, tu familia y el resto de víctimas de este grave delito cometido por sacerdotes. Te mando mi bendición y el apoyo de la Iglesia al completo. Un fuerte abrazo hijo“.
Francisco prometió “tolerancia cero” ante los pederastas y sus cómplices. Días después de la llamada, el obispo de la diócesis donde se produjeron los abusos recibió una llamada de la Santa Sede en la que se le impelía a tomar cartas en el asunto y colaborar, eclesial y penalmente, para que los presuntos pederastas –la investigación de la Policía judicial, que en estos momentos concluye sus trabajos– sientan el peso de la Justicia, así como asegurar la protección de todas las posibles víctimas. Porque Daniel no fue el único objetivo de los lobos.
En los últimos días, Daniel ha recibido otra noticia desde Roma: Francisco quiere invitarle a participar en la comisión de víctimas de abusos por parte de sacerdotes, presidida por el cardenal O’Malley y que volverá a reunirse a primeros de diciembre. Dicha comisión ayudará al Papa a continuar trabajando para que la “tolerancia cero” frente a la pederastia sea una auténtica realidad.
Y es que las cosas están cambiando a marchas forzadas. La “primavera de la Iglesia” también está siendo realidad en el modo de afrontar a los pederastas y sus encubridores. La petición de perdón del Papa, “en nombre de toda la Iglesia de Cristo” por “este gravísimo pecado y gravísimo delito que has sufrido”, es un aldabonazo a las conciencias de los católicos, y un espaldarazo a los que, durante años, han sostenido que la Iglesia, para poder ser fiel al mensaje de Cristo, debe colocarse siempre al lado de los que más sufren. Le pese a quien le pese.
Jesús Martínez, arzobispo de Granada
El mismísimo cardenal O’Malley, presidente de la comisión de abusos, reiteraba este mismo fin de semana que la Santa Sede “aplicará la tolerancia cero contra los sacerdotes pedófilos y quienes los encubren“. Las autoridades vaticanas, recalcó el capuchino, “están pensando en la idea de establecer protocolos, para saber cómo responder cuando un obispo no asegura la protección de los niños de su diócesis”.
La actitud, y la toma de decisiones del Papa y sus colaboradores, también han calado en el episcopado de nuestro país. Daniel ya no está solo. Quien sí podría ser señalado es el obispo de la diócesis donde se produjeron los abusos, quien tras la reprimenda papal, formalizó la denuncia ante el Juzgado, y apartó a alguno de los implicados de sus parroquias, suspendiéndoles a divinis, pero colocando en sus puestos a otros sacerdotes investigados por los mismos delitos. Semanas después, la diócesis en cuestión, afirman fuentes vaticanas, “no está colaborando con lo que se ha pedido“.
La Asamblea Plenaria del Episcopado, que arranca este lunes, hablará de este asunto en sesión reservada. La apuesta por la total transparencia del Papa Francisco cuenta con el respaldo del cardenal Antonio Cañizares y del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quienes están informados del desarrollo de los acontecimientos prácticamente al minuto.
Ambos prelados abordarán este escándalo en sesión reservada, dando nombres y apellidos de los responsables de estos abusos -algo que, para no entorpecer el buen fin de la investigación judicial, no puede hacer esta información-, y exigiendo al prelado responsable de la diócesis -que lo seguía siendo a la hora de elaborar este texto- que tome medidas ejemplarizantes y sin componendas, para evitar que los abusos sigan produciéndose.
Y es que, por fortuna, las cosas están cambiando también en el seno de la jerarquía eclesiástica. Con el Papa a la cabeza, las víctimas están recuperando su dignidad y su carácter en el interior de la Iglesia. El caso que nos ocupa puede marcar un antes y un después acerca de la actitud de la Iglesia española frente al escándalo de los abusos sexuales. Una actitud decidida de acogida a las víctimas y de persecución de los culpables, sean sacerdotes, laicos o religiosos.
Como afirmaba en su biografía el vicepresidente del Episcopado -primer obispo español en denunciar ante las autoridades españolas un caso de abusos-, Carlos Osoro, “la pederastia es un pecado, y también es un delito. Lo ha dicho el Papa y yo creo que es así. No se puede permitir que una persona anule la dignidad de otros“, afirma el arzobispo de Madrid, quien sostiene que lo principal es “acompañar a la persona que ha sido víctima y a su familia. La víctima es quien más marcado está, y hay que estar con ella en todas las circunstancias. Y no es fácil, porque muchas veces esta persona se siente dolida y no quiere saber nada con la institución, porque relaciona -y es lógico- a la persona que le hizo tanto daño con la institución a la que pertenecía“.
No es éste el caso de Daniel, que conserva su fe como un tesoro que le ha permitido sobrevivir a esta tragedia. Y con el Papa Francisco como principal aliado en una lucha que, ahora, cada vez está más cerca de vencer, y que sólo concluirá con la condena, penal y también eclesial, de todos y cada uno de los lobos implicados. Leer más…
20 años ha que aterrizaba en Madrid procedente de Santiago de Compostela Antonio María Rouco Varela para hacerse cargo de la archidiócesis de Madrid tras la jubilación del cardenal Ángel Suquía, a quien había sustituido diez años antes al frente de la archidiócesis de Santiago. Unos años después asumía las riendas de la Conferencia Episcopal Española (CEE) acumulando en su persona todo el poder de la Iglesia católica en nuestro país con el apoyo y la legitimación del Vaticano –que no de la ciudadanía cristiana, cada vez más alejada de su ideología y de su forma de gobernar- bajo los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que le premiaron con cargos muy influyentes en los dicasterios romanos.
Durante cuatro lustros fue configurando un modelo de cristianismo a su imagen y semejanza de espaldas al concilio Vaticano II, a los aires de la modernidad y a la opción por los pobres. Un modelo que extendió a toda la Iglesia católica española con la colaboración del actual arzobispo de Valladolid monseñor Ricardo Blázquez y el recién nombrado arzobispo de Valencia el cardenal Cañizares, y sin voces discrepantes –al menos no audibles- dentro del episcopado. Hablaba y actuaba por todos y nadie le replicaba, se estuviera de acuerdo o no. Era el silencio de los corderos
Así fue instaurando una Iglesia conforme al paradigma restauracionista de los pontificados reinantes, como sucursal y clon del Vaticano; un cristianismo de cristiandad, de grandes concentraciones en espacios públicos, combativo y beligerante contra la secularización, el socialismo y el laicismo; con conciencia de Iglesia perseguida, cuando gozaba de todos los privilegios espirituales y materiales; con pretensiones de confesionalizar la sociedad y de imponer a esta la moral católica; un cristianismo excluyente, homófobo y misógino; insensible al incremento de la desigualdad por mor de la crisis y en alianza con los sectores política y religiosamente más conservadores. Este modelo de Iglesia ha provocado una gran desafección hacia la Iglesia católica traducida en abandono masivo de la práctica religiosa, el incremento del número de apostasías o el alejamiento de facto.
Cumplida la edad de jubilación y ampliado su mandato tres años más por Benedicto XVI, ha tenido que abandonar primero la presidencia de la CEE y ahora el arzobispado de Madrid, al frente del cual Francisco ha nombrado a monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, a quien sustituye el cardenal Cañizares, antes arzobispo de Toledo y primado de España y durante los últimos seis años Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, nombrado por Benedicto XVI con cuyo proyecto teológico y eclesiástico estaba identificado. Ambos tuvieron importantes responsabilidades en la CEE durante las cuatro presidencias del cardenal Rouco y, por tanto, fueron cómplices del modelo de Iglesia del arzobispo gallego.
¿Qué significan estos nombramientos? De entrada, están hechos desde arriba, sin consulta ni participación de las comunidades cristianas implicadas, de espaldas al principio electivo de las sociedades democráticas modernas: “un ciudadano, una ciudadana, un voto”. Se aleja asimismo de la participación popular en la elección de obispos de los primeros siglos del cristianismo. “Ordénese como obispo a aquel que, siendo irreprochable, haya sido elegido por todo el pueblo”, dice la Tradición Apostólica, del s. III. “No se imponga al pueblo un obispo que el pueblo no desea”, decía Cipriano, obispo de Cartago, del mismo siglo. “Quien debe presidir a todos, debe ser elegido por todos”, afirmaba el papa León Magno en el siglo V
En segundo lugar, se mantiene la estructura patriarcal y misógina. Francisco sigue la misma práctica de sus predecesores de marginar a las mujeres y de excluirlas del ministerio ordenado, de los espacios sagrados, de las responsabilidades directivas y de los órganos de poder, apelando infundadamente a la voluntad de Cristo. En tercer lugar, tengo mis dudas de que estos nombramientos contribuyan a la necesaria reforma y a la deseada primavera de la Iglesia en la dirección que pretende el propio Francisco, salvo que se produzca una conversión. Osoro es un eclesiástico vinculado los nuevos movimientos eclesiales neoconservadores de orientación espiritualista, razón por la cual fue nombrado obispo primero y arzobispo después por Juan Pablo II.
Siendo arzobispo de Toledo y vicepresidente de la CEE, el cardenal Cañizares destacó por sus montaraces condenas de las reformas legales durante los gobiernos socialistas de Rodríguez Zapatero y por pedir a las madres y los padres católicos y a los colegios de confesionalidad cristiana que presentaran objeción de conciencia contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía, aprobada democráticamente. En sus ataques furibundos fue incluso más allá que Rouco Varela, con quien formó el tandem quizá más conservador del episcopado español.
Pero no seamos escépticos. Siempre es posible la conversión.
Juan José Tamayo es profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, Barcelona 2013)
Comentarios desactivados en Ricardo Blázquez advierte de que “no se puede llamar matrimonio a cualquier tipo de convivencia estable”
Vamos a ver, que se quite el dedo de la boca que no se le entiende… O sí… ¿Quién dijo Cambio?.. Aquí lo único que ha cambiado es el tono de voz. Entre el ronco Rouco y el suave Blázquez, la misma homofobia, los mismos exabruptos, la misma intransigencia…
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, que participará en la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada para el mes de octubre por el Papa Francisco, ha subrayado que no se puede llamar “matrimonio” a toda convivencia estable sino a la unión “entre un varón y una mujer” para “transmitir vida”.
“No podemos llamar matrimonio a cualquier tipo de convivencia estable. Yo cada vez estoy más convencido de que forma parte de la definición del matrimonio que sea una unión de varón y de mujer estable por amor, no por conveniencia ni forzada para la mutua complementariedad de los esposos, para la transmisión de la vida”, ha explicado en declaraciones a la COPE recogidas por Europa Press.
En este sentido, se ha mostrado “preocupado” por el “proceso de desinstitucionalización” que, a su juicio, parece que vive el matrimonio “como si estuviera encomendado a la decisión de cada uno configurar su matrimonio como ellos crean oportuno”.
Blázquez ha lamentado que la “institución” del matrimonio y la familia “en los últimos tiempos y en pocos decenios, han sido el blanco de mil tormentas”. Por ello, considera “un acierto” la convocatoria del Papa Francisco de esta Asamblea Extraordinaria sobre la Familia y de la próxima asamblea de octubre de 2015.
Según ha advertido, sin el matrimonio y la familia, la sociedad “perdería el soporte fundamental, el pilar sobre el que se sostiene” y ha invitado a los ciudadanos a pararse a reflexionar “cuando la interrogación o la confusión en torno a esta institución” se apodere de ellos.
Por otro lado, Blázquez se ha referido a la situación de África donde han fallecido más de 1.500 personas a causa del ébola, un continente, según ha precisado, “tan abandonado” en el que muchas personas “no tienen lo fundamental para comer” e intentan llegar a Europa “porque también quieren sentarse a la mesa de los bienes de la tierra” pero que “en gran medida están excluidas”.
Ante esto, la Federación Española de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales acusó de “intransigencia” y “homofobia” a Ricardo Blázquez por decir que “no podemos llamar matrimonio a todo tipo de convivencia estable”.
Así se manifestó la presidenta de la Federación, Boti Rodrigo, quien declaró a Servimedia que se debería fomentar que la sociedad fuera realmente laica, para que las relaciones interpersonales no tengan que estar sometidas a ningún prejuicio.
Además, Rodrígo sostuvo, en referencia a las palabras de Blázquez, que en la jerarquía de la Iglesia católica todos están cortados por el mismo patrón, “que es el de la intransigencia, el machismo, la homofobia y la imposición de las formas de relacionarse entre las personas”.
Para ver si son distintos, os animo a encontrar cinco diferencias…
Indignado e incómodo, el cardenal Rouco Varela no daba crédito a lo que estaba pasando. En su fuero interno pensaba: “No me pueden despedir así. Mi hoja de servicios a la Iglesia merece otra cosa“. Tuvo que hacer gala de todo su autocontrol ante el Nuncio, aunque en su mente martilleaba sin cesar una idea: Roma estaba cometiendo una gran injusticia con él. En el fondo y en la forma.
Un sudor frío comenzó a recorrer su frente. Y eso que la tarde del 26 de julio hacía un calor de muerte en la calle Pío XII de Madrid, sede de la Nunciatura de la Santa Sede. En el interior del despacho del Nuncio Fratini, sin embargo, el ambiente era apacible. Los gruesos muros del palacete no dejan pasar el calor y el jardín que lo rodea lo mantiene fresco incluso en el fragor del verano madrileño.
Rouco no acababa de creérselo. Y, además, se sentía humillado. El día 25 había estado en Compostela, presenciando en primera fila, como eclesiástico de mayor rango, la primera ofrenda del nuevo Rey, Felipe VI, al Apóstol. Allí, todo el mundo sabía que estaba de salida, pero seguía conservando su aura de poder. En todos los corrillos clericales compostelanos se hablaba de él y de su “secreto” para permanecer en el puesto de arzobispo de Madrid tres años después de haber cumplido los 75 y con un Papa que no es de su cuerda.
Agasajado cordialmente por unos, temido por otros, el cardenal se fue esa misma noche con su sobrino, monseñor Carrasco Rouco, a pernoctar al obispado de Lugo. Y allí recibió, al día siguiente, la llamada del Nuncio de Su Santidad: “Eminencia, tengo que verlo mañana sin falta en la sede de Nunciatura. Tengo que darle una noticia en persona”. Ni Rouco preguntó de qué se trataba ni el Nuncio se lo adelantó.
Durante el viaje de Lugo a Madrid no paró de darle vueltas a la llamada del Nuncio. ¿Qué cosa tan importante tendría que comunicarle monseñor Fratini, para hacerle regresar a Madrid a toda prisa? Y repasó asuntos eclesiásticos graves. Podía ser algún caso de pederastia apunto de estallar. O el traslado urgente de algún obispo. O que el representante papal quisiese saber su opinión sobre el caso Pujol. O que Roma quisiese conocer su parecer sobre el sucesor del cardenal Sistach en Barcelona. O que hubiesen llegado al Vaticano rumores sobre el calamitoso estado de las cuentas del arzobispado de Madrid…
Ni por asomo se puso en la tesitura de que el Nuncio le fuese a comunicar que el Papa aceptaba su renuncia. Primero, porque no suele ser el procedimiento habitual. Normalmente, cuando un cardenalazo pasa a la reserva, Roma le comunica con mucha antelación el día en que se va a hacer pública la aceptación de su renuncia, así como el nombre de su sucesor. Esa era la praxis, al menos hasta ahora. Pero ya se sabe que, con Francisco, las cosas han cambiado tanto en tan poco tiempo…
Y como no se lo esperaba, salió de Nunciatura todavía más dolido. Como un basilisco. Y así sigue: tremendamente herido y enfadado con el mundo. Los que le han visto estos días aseguran que “casi llora por las esquinas” y que, en privado, no hace más que lamentarse. Repite al que quiere oírle casi lo mismo que le dijo al Nuncio: “Con lo bien que estoy de salud, puedo seguir. Hace una semana que estuve en Roma y nadie me dijo nada. Y, ahora, me lo sueltan a través del Nuncio. Con Benedicto XVI no habría pasado”.
En su entorno, que cada vez presenta más grietas, aseguran que “cuando se lo dijo el Nuncio, se pilló un rebote monumental y, ahora, está afectadísimo.No quiere irse. No acepta la idea de tener que dejar el cargo y pasar a ser emérito“. Su enfado es tal que, a algunos llegó a decirles que, venga quien venga, él se va a quedar en Madrid. Más aún, amenaza con permanecer en el propio palacio de San Justo, residencia de los arzobispos madrileños: “Haremos un piso abajo para el que venga y yo me quedaré arriba, en mi casa de siempre”.
Para demostrar que está en buena forma y que la archidiócesis sigue funcionando a pleno rendimiento, el cardenal ha llenado de grandes actos su agenda hasta octubre: el 6 de agosto preside, en Compostela, la conmemoración del 25 aniversario de la JMJ de 1989; del 18 al 21 de septiembre Madrid acoge las II Jornadas Sociales Católicas Europeas; el 27 de septiembre la beatificación de monseñor Álvaro del Portillo, sucesor de Escrivá de Balaguer al frente del Opus Dei; y hasta tiene programado ya para el día 7 de octubre el comienzo de la visita pastoral a la vicaría V de la diócesis madrileña.
Pero no por ésas. De ahí que su indignación se acreciente, cuando se para a pensar en la forma en que le comunicaron la aceptación de la renuncia: haciéndolo regresar a toda prisa de su tierra y por boca de un hombre que, hasta ahora, había sido una especie de subalterno para él. El emperador humillado. El vicepapa español despedido por un simple nuncio, al que siempre tuvo controlado y mantuvo sin mando real en el episcopado.
Hombre de poder, acostumbrado a dirigir los hilos de la política eclesiástica española durante más de dos décadas, Rouco se siente, por vez primera, impotente y sin apenas capacidad de maniobra. Pero fiel a sí mismo, no ha parado de buscar explicaciones a la llamada del Nuncio. De entrada, está tan enfadado con monseñor Fratini que hasta le echa la culpa de que el Papa le haya aceptado la renuncia así, de repente y sin previo aviso.
Le dolía especialmente que fuese ese diario, por ser el periódico “de cabecera” del cardenal Cañizares, su eventual sucesor. En su entorno más próximo se apresuraron a atribuir al prefecto del Culto la maniobra de la filtración de la noticia. Para quemarlo como eventual sucesor. Pero Rouco no terminó de creérselo. Conoce muy bien al ministro de la liturgia del Papa (desde los tiempos en que eran íntimos amigos) y sabe que no maneja los tiempos ni los medios ni quiere echar más leña al fuego de la sucesión. Le basta con esperar desde la distancia romana. Leer más…
La CEE, dispuesta a seguir invirtiendo en la cadena, pero exigen cambios urgentes en su línea editorial
“Se ha convertido en medio de propaganda del PP y sectores de la ultraderecha, y no la voz de los católicos”
La gota que colmó el vaso fue la emisión de la primera entrevista al Papa en una televisión española, que fue para Cuatro, y no para 13tv, y el silencio en tertulias e informativos sobre las denuncias de Francisco contra el sistema económico
(Jesús Bastante)La escena se produjo durante la última Comisión Permanente del Episcopado. En uno de los pasillos de la calle Añastro (sede de la Conferencia Episcopal), uno de los obispos que sigue con mayor preocupación la deriva de los medios de comunicación propiedad de la Iglesia (Cope y 13tv) exigía, casi a gritos, cambios urgentes a los responsables del canal televisivo. Cambios en el modelo y en las personas que llevan la línea editorial de la cadena, que hasta los propios obispos reconocen demasiado escorada a la derecha. “Cambia ya o echamos el cierre”, se le oyó decir.
Lo cierto es que la supervivencia de 13tv pende de un hilo. Por cuestiones económicas pero, sobre todo, por una cuestión de identidad. “Ni Cope ni, sobre todo, 13tv, responden a los ideales del Evangelio. Se han convertido en cadenas de propaganda del PP y sectores de la ultraderecha, y no la voz de los católicos”, asegura uno de los miembros de la Comisión Permanente.
La gota que colmó el vaso fue la emisión de la primera entrevista al Papa en una televisión española, que fue para Cuatro, y no para la cadena episcopal, y el absoluto silencio en las tertulias e informativos sobre las denuncias de Francisco contra el actual sistema económico que nos ha llevado a la mayor crisis del último siglo.
Tras la salida de Rouco Varela de la presidencia y la llegada de Ricardo Blázquez y Carlos Osoro a la cúpula episcopal, la cuestión de 13tv ha pasado a ser prioritaria en los debates de la Conferencia Episcopal. La realidad es que, hasta finales de junio, la nueva cúpula episcopal no sabía nada de las finanzas de 13tv, pues sus responsables sólo rendían cuentas ante el cardenal Rouco, auténtico impulsor de la cadena y quien todavía avala el rumbo político de la misma.
Esto se ha acabado. La Conferencia Episcopal, como señalaba recientemente, continúa “decidida y muy interesada en mantener la propiedad de un canal de televisión de carácter generalista y de claro ideario católico“, porque los obispos están “convencidos de la importancia que tiene en nuestra sociedad el hecho de que se visibilice mediáticamente la propuesta cristiana en el espacio público”. Pero no a cualquier precio.
Una cadena deficitaria
13tv es deficitaria. Aunque la televisión ha ganado en audiencia (casi un 1,7% de share, fagocitando a su competencia, Intereconomía), el alquiler de la frecuencia (alrededor de cuatro millones de euros al año) y el duopolio en materia publicitaria –Mediaset y A3Media se llevan casi toda la tarta– lleva a que la cadena facture como si su cuota de pantalla fuera del 0,4%.
Todo esto hace de la televisión un mal negocio para los obispos españoles, que desde hace unos meses están inyectando dinero a la cadena. Cada año, 13Tv pierde casi diez millones de euros.
Con todo, lo económico, con resultar grave, no es el principal problema. La Conferencia Episcopal todavía sangra por la herida de la subasta de la antigua Editorial Católica (diario Ya y decenas de cabeceras regionales) y no quiere perder sus actuales resortes mediáticos nacionales. Sus actuales dirigentes quieren continuar con la presencia en radio y televisión, pero con un proyecto, en palabras de varios obispos, “que siga el modelo del Papa Francisco”. Esto es: una cadena generalista marcada por la propuesta del Evangelio, y no por la crispación política, el insulto y las descalificaciones constantes.
La idea de los actuales mandatarios de la Casa de la Iglesia –que se ha transmitido ya, por diferentes vías, tanto al presidente de 13tv, José María Mas como al máximo responsable del Grupo Cope (y gerente del Episcopado), Fernando Giménez Barriocanal– es la de una “revolución” en los contenidos, y en las personas, de cara a la próxima temporada. La idea es exigir a las productoras de los programas más polémicos ( El cascabel, La Marimorena o Más claro agua) un cambio en los acentos y las formas, así como una mayor pluralidad en las tertulias. A su vez, se impulsarán cambios en la línea de los informativos, todavía dirigidos por Alfonso Merlos.
Aunque los obispos –así lo apuntaron en la nota de conclusiones de la Comisión Permanente– valoran “positivamente los esfuerzos hechos en los últimos meses por mejorar la programación de la cadena y han animado a que se intensifiquen y se siga trabajando en esa línea”, lo cierto es que la cúpula episcopal no está conforme con las reformas impulsadas por un grupo de ‘nobles’, presidido por el todavía director de la Oficina de Información de la CEE, Isidro Catela.
En la cuerda floja, además de Catela, se encuentran el actual director general de 13tv, Alejandro Samanes (vinculado al Opus Dei); José Luis Restán, director editorial de Cope; o Juan Pedro Ortuño, la persona de confianza del cardenal Rouco Varela en la dirección. Según fuentes cercanas a la cadena, el presidente, José María Mas, ha asumido que la renovación en los contenidos es indispensable para que los obispos aseguren su continuidad. “La Iglesia puede arriesgarse a perder dinero con 13tv, pero no a que su imagen siga por los suelos. Tenemos que seguir el ejemplo del Papa“, apunta otro obispo.
Los “diez mandamientos” para el futuro de 13tv que una mayoría de obispos parece decidida a cumplir son, grosso modo, los siguientes:
13tv es necesaria. Pero como una televisión que muestre a la Iglesia, no a la derecha eclesiástica o política. Exportar el modelo de Intereconomía sólo lleva al fracaso y a la identificación de los católicos españoles con un modelo socio-económico que no responde al Evangelio.
Abrirse a otras voces: 13tv debe dejar que todas las voces de Iglesia se expresen. En la actualidad, los religiosos u organizaciones como la Acción Católica (muy crítica con el actual formato) tienen vetada su presencia.
Aceptar la crítica, interna y exterior.
Eliminar la imagen –fomentada en algunos programas de 13tv, como antes en la Cope– de una Iglesia enfadada y condenatoria. La defensa del Evangelio tiene que ser propuesta, y no imposición. También en la televisión episcopal.
Potenciar los informativos. Y hacerlos con mayor presencia de la información social: inmigración, educación, familia, crisis…. poniendo énfasis en la labor de la Iglesia.
Promover los debates plurales: los actuales son demasiado escorados hacia la derecha política. Y fomentar “atrios de los gentiles” en televisión, siguiendo modelos como el del debate entre monseñor Cañizares y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.
El magisterio del testimonio. Los espectadores precisan más testimonios y menos doctrina, y que ésta se presente de forma atractiva.
Aprovechar las sinergias. Un programa de deportes, por ejemplo, con los mimbres de Cope, sería atractivo y económicamente viable. Aprovechar las iniciativas que ya se están dando en instituciones religiosas, que actualmente no tienen cabida en 13tv.
Cambios en el comité de renovación de contenidos. El actual comité está formado, en buena medida, por personas que sólo representan un modelo que se ha demostrado caduco, poco profesional y alejado de los intereses de la mayoría de los creyentes de este país.
13tv sólo tendrá sentido si se convierte en una televisión generalista, y que defienda que los cristianos también son ciudadanos con propuestas constructoras de sociedad y atractivas.
“Declaraciones desafortunadas”. Ésta es la expresión que más se repetía ayer y se sigue diciendo hoy en ámbitos eclesiales jerárquicos, para calificar las palabras del cardenal Rouco Varela en el funeral de Estado en memoria de Adolfo Suárez, en las que hizo referencia a los “hechos y actitudes” que causaron la Guerra Civil “y que la pueden causar”.
Descontento eclesiástico al que nadie se atreve a poner cara. Ni en la Casa de la Iglesia ni en las diversa curias diocesanas quieren hacer declaraciones públicas. Y, cuando se avienen a comentar lo dicho por Rouco, piden reserva absoluta. La sombra del cardenal, a pesar de estar de salida, sigue siendo alargada.
Está claro que nadie se atreve a matizar y, mucho menos, a desautorizar las declaraciones de Rouco. Quizás, en los próximos días, algún prelado de la cuerda del cardenal aproveche incluso la oportunidad, para apoyar y reforzar la idea del cardenal de Madrid. Sigue habiendo una media docena de prelados convencidos, como él, de que España está en peligro y que el único parapeto contra su deriva laicista es el catolicismo.
Los demás, la inmensa mayoría del episcopado guardará silencio. Pero, “a veces el silencio de los obispos es más significativo que las palabras y, en este caso, no es un silencio que calla y otorga, sino todo lo contrario, un silencio de desaprobación”, explica un fontanero de Añastro, sede de la Conferencia episcopal.
Muchos prelados no comparten ni el fondo ni la forma de lo dicho por el cardenal madrileño. El fondo se lo adjudican a la forma de ser y de pensar de Rouco Varela, a su visión catastrofista de la sociedad actual y a su especial obsesión con el guerracivilismo. Rouco, nacido el 20 de agosto de 1936 no vivió conscientemente la guerra fratricida, pero sí sus consecuencias durante la larga postguerra y en un pueblo, como la Villalba, lucense batida por los desmanes de ambas partes.
Su tesis, explicitada en muchas y variadas ocasiones a lo largo de su pontificado es que “la causa de la guerra civil radicó en que el hombre había pecado mucho y sobre todo, contra Dios, y, cuando se vive una etapa de negación de Dios, es muy fácil que luego los hombres luchen entre ellos”. Lo decía, en 2008, precisamente en una misa en el Valle de los Caídos.
Y añadía : “La negación de Dios asume cada día con más fuerza en algunos países la forma de un laicismo, más o menos oficial, radical e ideológico”. A su juicio, es el caso de España y, por lo tanto, de ahí a la guerra civil hay sólo un pequeño pasó que se franqueó no sólo en nuestra contienda nacional sino también en la Guerra mundial.
Quizás por conocer esta vieja tesis de Rouco, en Cataluña, donde la jerarquía catalana se siente especialmente aludida entre líneas por sus palabras, asegura que “es una expresión más de lo que ha sido, es y será Rouco, y lo raro es que no hubiese aprovechado la ocasión para decir algo así”.
En otras diócesis de diversas partes del país, los comentarios inciden en la misma idea: “Genio y figura”, dicen unos. “Son sus últimos coletazos fuera de contexto, pero no lo puede evitar”, añaden otros.
Eso sí, todos los eclesiásticos consultados coinciden en que “no era apropiado ni el momento oportuno”, pero consideran, asimismo, que lo hace con buena voluntad y en conciencia. “Siempre pensó así. En ese sentido, se mantiene firme y coherente con sus ideas y las defiende hasta el final. No cambia de chaqueta ni con la llegada de Francisco”.
Aun reconociéndole que actuó en conciencia, le reprochan el que no haya pensado ni tenido en cuenta a su sucesor al frente de la CEE. “Con esas declaraciones, no facilita a monseñor Blázquez y a la nueva cúpula episcopal el que llegue a la opinión pública el nuevo rostro y la nueva línea de la Iglesia española en sintonía con la primavera del Papa Francisco”, explica un obispo muy cercano al actual presidente de la CEE.
Y es que, fiel a sí mismo, Rouco se sigue erigiendo en el líder del episcopado español, aunque lo haya dejado de ser el pasado mes de marzo. Así ha actuado en los últimos quince años. La inercia le puede, asi como su vieja querencia de identificar su pensamiento y su visión con el de la Iglesia española.
Escribo este texto tres horas después de escuchar la homilía del cardenal Rouco Varela en el “funeral de Estado”(no vamos a entrar en estas disquisiciones ahora) por la memoria de Adolfo Suárez. Lo explico porque antes de volver a encender el ordenador he preferido respirar, salir a correr, leer y volver a escuchar sus palabras. No dejarme llevar por el primer sentimiento. Pero debo decir que, después de todo esto, me reafirmo en el título de este post: Rouco se tiene que marchar a su casa ya.
Las palabras del todavía cardenal de Madrid, tratando de resucitar un fantasma, el de la Guerra Civil, afortunadamente bien enterrado y muerto -por mucho que se empeñen los ultracatólicos y la derecha extrema de este país, que aun siendo irrelevantes continúan haciendo demasiado ruido-, se descalifican por sí mismas.
“Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la guerra civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar”
En la misa en memoria del hombre que tanto contribuyó a pacificar el país después de 40 años de dictadura -por desgracia, bendecida durante demasiado tiempo por buena parte de la jerarquía eclesiástica de entonces-, el afortunadamente ya ex presidente del Episcopado -¿no le hubiera correspondido la presidencia de la celebración a Ricardo Blázquez, tratándose de un funeral de Estado?- ha intentado prender una mecha que, gracias a Dios, no lleva a ninguna parte. No hay ambiente guerracivilista más que en las mentes enfermas de personajes como el todavía cardenal de Madrid.
¿Era necesario? ¿De verdad? ¿En qué contribuye a honrar la memoria del político que pilotó la Transición, que legalizó al PCE, que probablemente haya sido el único gran hombre de Estado que hemos tenido en los últimos 40 años? ¿Quién repasa los discursos del cardenal?
Lamentablemente, en una celebración en la que sólo sobraba el dictador Obiang, Rouco Varela quiso ser, una vez más (por favor, que sea la última), protagonista. La imagen de todos los dirigentes políticos, de ayer y de hoy, juntos, que no se produce ni siquiera el Día de la Constitución, unidos en torno a los ideales que nos llevaron a construir una transición democrática que ha sido ejemplo en todo el mundo, echada por tierra por culpa -sí, por culpa- de un señor que, simplemente, ya no tendría que estar ahí.
Los católicos, que tanto hicieron por la reconciliación de un país que, hace medio siglo, estaba dividido en dos, no nos merecemos que la voz de la Iglesia sea representada un minuto más por alguien así. Profetas de desventuras, corazones corrompidos por el odio. O, parafraseando al cardenal de Madrid, “actitudes que pueden causar” conflictos.
Rouco se tiene que marchar a su casa ya. No queda mucho más que añadir.
El cardenal Rouco Varela y monseñor Blázquez han liderado la Iglesia católica española durante los últimos diez años, unas veces por vía sucesoria, como lo fue en 2005 y 2008 y lo ha vuelto a ser ahora, y otras gobernando al alimón, ejerciendo el primero la presidencia y el segundo la vicepresidencia. Y lo han hecho en alianza, complicidad y sin fisuras, sin alejarse un ápice del programa restaurador de Juan Pablo II y del pensamiento dogmático de Benedicto XVI. Durante esos años la Iglesia católica española ha carecido de autonomía local, se ha convertido en sucursal del Vaticano y ha actuado como un clon del cristianismo oficial, al tiempo que ha funcionado como una perfecta “patriarquía”.
Bajo el liderazgo de ambos la jerarquía católica ha configurado un cristianismo en alianza con los sectores más conservadores de la Iglesia católica, que son el brazo largo de la jerarquía y a quienes esta les ha reconocido de hecho un especial protagonismo, y con las ideologías políticas igualmente conservadoras, hasta tener programas intercambiables en la mayoría de los temas de la agenda política y religiosa: educación, moral, modelo de sociedad; Relaciones iglesia y Estado, etc. Ha seguido promoviendo las masivas beatificaciones “políticas” de los mártires de la Cruzada que venían produciéndose en décadas anteriores, la última en Tarragona con el apoyo del papa Francisco.
Ha creado una Iglesia beligerante contra la secularización y el laicismo, que estuvo en permanente confrontación con el gobierno de Rodríguez Zapatero. No debe olvidarse que fue con monseñor Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), de 2005 a 2008, cuando esta arreció sus críticas contra dicho gobierno. Críticó con especial severidad la ley de la memoria histórica, acusada de selectiva, y se opuso a asignatura de educación para la ciudadanía y a cuantas leyes se distanciaban del credo y la moral católicas. Fue entonces cuando el gobierno socialista aumentó la asignación tributaria a la Iglesia católica, única religión que la percibe, por la vía del IRPF, del 0,52 al 0,70%, que supone un significativo incremento económico cada año en las arcas episcopales.
Con monseñor Blázquez como presidente de la todopoderosa CEE, la jerarquía católica debe responder a los nuevos desafíos de la sociedad española, caracterizada por la secularización, la indiferencia religiosa, el pluralismo cultural, religioso y étnico, las dramáticas consecuencias de la crisis económica en los sectores más vulnerables de la sociedad, entre ellas el incremento de la desigualdad. Es una sociedad la española políticamente muy activa; desarrolla nuevas y creativas formas de participación política (Indignados, mareas, escraches, movilizaciones contra los desahucios, protestas estudiantiles) frente a una democracia representativa que no representa a las ciudadanos. Una sociedad que considera como EL principal y más grave problema la corrupción -instalada en las cúpulas del poder- contra la que lucha.
El nuevo presidente ha dicho que no tiene programa. Con la idea de ayudarle a conformarlo, le sugiero tres tareas que me pareen prioritarias.
1. Ubicarse en el mundo de la marginación y de la exclusión, lugar social del cristianismo, para luchar contra las causas que las provocan. Los obispos deben salir de la burbuja eclesiástica en que están encerrados, pisar la calle y ser sensibles a los problemas reales de sociedad española, que poco o nada tienen que ver con las preocupaciones y obsesiones eclesiásticas por la ortodoxia doctrinal y la moral sexual. Para ello tienen que renunciara los privilegios de que gozan y que le impiden ejercer la solidaridad con los sectores más vulnerables de la sociedad.
2. Fomentar la cultura del diálogo dentro y fuera de la Iglesia católica. En esta nueva etapa me parece fundamental que los obispos tiendan puentes de diálogo y de comunicación no solo con las organizaciones religiosas, culturales, políticas y sociales que no piensan como ellos, sino también con las organizaciones, asociaciones y movimientos críticos comprometidos en la transformación del modelo económico y político neoliberal (“Otro mundo es posible”) y en el cambio del actual paradigma (“Otra Iglesia es posible”), que hasta ahora han sido tachados del organigrama eclesiástico, cuando no condenados. Me refiero a las comunidades de base, movimientos apostólicos, asociaciones de teólogos y teólogas, movimientos de mujeres, movimientos de solidaridad, revistas de pensamiento teológico en diálogo con los nuevos climas culturales, etc.
3. Esta cultura del diálogo de traducirse en la creación de una Iglesia inclusiva de todos los sectores que ahora son excluidos: mujeres, inmigrantes, jóvenes, homosexuales y transexuales, parejas de hecho, personas divorciadas que han vuelto a casarse, colectivos cristianos críticos, religiosas y religiosos en zonas populares, etc. Es la condición necesaria para que pueda hablarse de una Iglesia universal. De lo contrario la Iglesia católica española correría el peligro de convertirse en una organización sectaria, algo que no espero ni deseo.
¿Es posible el cambio de estación en la Iglesia católica española? ¿Volverá la primavera tras el largo y helador invierno vivido durante el último tercio de siglo? Más que posible, es necesario. Me gustaría que los nuevos dirigentes de la CEE apoyaran, al menos, la reforma de la Iglesia que quiere Francisco, caminaran a su ritmo y la aplicaran a la realidad española, no miméticamente, sino de forma creativa, respondiendo a los desafíos que tienen delante, si bien con más celeridad y radicalidad, no frenando los procesos, sino respondiendo a los desafíos que plantea la sociedad española.
El Partido Popular subraya la “capacidad de diálogo” del arzobispo de Valladolid
No entendemos el alborozo por la noticia que se da, sobre todo en los medios eclesiales moderados… Si acaso podemos alegrarnos por no ver al ronco Rouco ni a su anterior portacoz (perdón, portavoz) Martínez Camino a cambio de escuchar la suave voz de don Ricardo… El que fuera presidente de la Conferencia Episcopal en España entre 2005 y 2008, vuelve a ocupar el cargo de Presidente. En torno a las 11 de la mañana de hoy se ha dado a conocer que Ricardo Blázquez ha sido elegido con 60 de los 79 votos.
Pero ya lo conocemos… En julio de 2005, pocos días después de que el Parlamento legalizara el matrimonio igualitario en España, soltó algunas perlas que no podemos olvidar… Sobre la nueva legislación, dijo que“afecta a la estabilidad de la familia y a Dios”, y aseguró que no se trataba de un avance de los derechos de los homosexuales, sino que introducía “confusión en el orden humano y moral y en la educación”. “¿Cómo se va a dar clase de religión, cómo van a educar los padres a sus hijos”, se preguntó.
Con los mismos argumentos con los que se manifestó en reiteradas ocasiones el Partido Popular, Blázquez explicó que la Conferencia Episcopal hubiera deseado “otro tipo de proyecto”, ya que el aprobado era “incalificable”. “Nuestra respuesta es negativa, ya que falta a esta unión de amor la complementariedad y la diferencia sexual”, decía ese mismo año el jefe de los obispos españoles. “La estructura fundamental del matrimonio es la unión de un varón y una mujer, una estructura que está inscrita en la misma naturaleza humana y cuyo cambio, por tanto, excede la capacidad de todos nosotros”, decía.
Además, Blázquez es uno de los precursores de la “objeción de conciencia” para que las autoridades civiles pudieran negarse a celebrar enlaces entre personas del mismo sexo.
Han pasado casi 9 años desde que es legal el matrimonio igualitario en España, años en los que la sociedad española ha aceptado con naturalidad las diferentes realidades matrimoniales… pero la Iglesia sigue igual, más madrastra que madre…. Continuismo, pues, de la pastoral hacia la homosexualidad. El hasta ahora Presidente Rouco Varela, se ha preocupado más en los últimos años por los matrimonios entre personas del mismo sexo que por las personas que en tiempos de crisis pasan por dificultades económicas o las que pierden sus viviendas. Todo apunta a que no habrá ningún cambio en relación a la aceptación y respeto hacia la las personas LGBT.
Definitivamente, Don Ricardo, mucho tendrá que cambiar, mucho tendrá que arrepentirse si pretende que un homosexual se alegre por su vuelta…
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