Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Resurrección’

Resurrección: Un acontecimiento íntimo.

Sábado, 10 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Resurrección: Un acontecimiento íntimo.

Del blog de Henri Nouwen:

joven-caminando-con-jesus

Mañana de Pascua. Una eucaristía muy simple y silenciosa alrededor de la mesa del comedor. Un grupo pequeño de amigos, contentos de estar juntos. Después del Evangelio, hablamos acerca de la Resurrección. Liz, que trabaja con mucha gente angustiada, dijo: Tenemos que seguir haciendo rodar las piedras enormes que le impiden a la gente salir de sus tumbas. Elizabeth, que vive con cuatro discapacitados en el hogar de El Arca, dijo: Después de la resurrección, Jesús tomó nuevamente el desayuno con sus amigos y les mostró la importancia de las cosas pequeñas y comunes de la vida. Alguien que se pregunta si puede ser llamada a ir a Honduras a trabajar allí con la comunidad, dijo: Es tan reconfortante saber que las heridas de Jesús permanecieron visibles en su cuerpo resucitado. Nuestras heridas no son quitadas sino que se transforman en fuentes de esperanza para otros.

A medida que todos hablaban me sentí muy cerca del acontecimiento de la Pascua. No era un acontecimiento espectacular que fuerza a la gente a creer. Más bien, era un acontecimiento espectacular para los amigos de Jesús, para aquellos que lo habían conocido, escuchado y creído en él. Era muy íntimo: una palabra aquí, un gesto allí, una toma de conciencia gradual de que algo nuevo estaba naciendo, pequeño, casi inadvertido, pero con la potencia de cambiar la faz de la tierra. María Magdalena escuchó su nombre. Juan y Pedro vieron la tumba vacía. Los amigos de Jesús sintieron que su corazón ardía en encuentros que tienen su expresión más acabada en las extraordinarias palabras: ¡Ha resucitado! Todo estaba igual que antes, mientras todo había cambiado.

Nosotros, sentados en círculo alrededor de la mesa, con un poco de pan y un poco de vino, hablando suavemente acerca de la forma en que lo reconocíamos en nuestras vidas, sabíamos, en lo profundo de nuestro corazón, que también para nosotros todo había cambiado mientras todo seguía igual. Nuestras luchas no han terminado. En la mañana de Pascua, todavía podemos sentir el dolor del mundo, de nuestras familias y amigos, de nuestros propios corazones. Todavía está allí, y estará allí por largo tiempo. Sin embargo, todo es diferente porque hemos encontrado a Jesús y hablado con Él.

Había una alegría simple y calma en nosotros, y una sensación muy profunda de ser amados por un amor que es más fuerte, mucho más fuerte que la muerte.

*

Henri Nouwen,

Camino a casa. Un viaje espiritual.

Lumen 1997.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

Dolores Aleixandre: “Mujeres fugitivas que son una almendra a saborear”

Sábado, 10 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Dolores Aleixandre: “Mujeres fugitivas que son una almendra a saborear”

mujeres-tumba-vacia_2328977082_15456950_660x371De su blog Un grano de mostaza:

“Se ha levantado el corte perimetral y podemos viajar libremente a Galilea”

“Nadie acogió los perfumes de sus manos: se los cambiaron por una misión confiada a sus voces, hasta entonces silenciadas”

“La tumba de la inocencia perdida, aquella dulce ignorancia que nos protegía en aquel tiempo añorado de la “normalidad”, cuando vivíamos ajenos a la realidad de que éramos tan vulnerables y nuestra especie estaba tan amenazada”

“La tumba de los Desalentados sin fronteras, ese depósito de tinta de calamar que vamos expandiendo a diestro y siniestro”

“La tumba del solo ‘devote’, que se convierta en una burbuja insonorizada al viento del Espíritu y nos asfixiemos con el humo del incienso”

“Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo…”

 El final del evangelio según Marcos es así de abrupto. No acaba como los otros con apariciones del Resucitado, envío  de los Doce o  palabras de consuelo y debió resultar tan chocante para las primeras comunidades,  que le añadieron un final menos desconcertante.

 Sin embargo, bajo la cáscara amarga del final primitivo, esas mujeres fugitivas son una almendra a saborear: habían  acudido siguiendo la costumbre de lo conveniente y adecuado, pero nada sucedió como esperaban: por mucho que madrugaron, ya el sol se les había anticipado; se preguntaban cómo iban a mover la piedra y la piedra estaba ya corrida; llevaban perfumes para embalsamar un cadáver, pero el lugar estaba vacío;  buscaban a un crucificado y  les anunciaron a un Viviente.

Nadie acogió los perfumes de sus manos: se los cambiaron por una misión confiada a sus voces, hasta entonces silenciadas. El lugar cerrado se había convertido en un espacio abierto  que debían abandonar y no volver a rondar nunca más: era en Galilea donde él iba a preceder a los suyos. En lugar de un cuerpo, habían recibido una palabra, ya no podían seguir estando en los lugares que antes frecuentaban.

Estaban enfrentadas a un acontecimiento inesperado e inaudito que sobrepasaba todas sus capacidades. Por eso reaccionaron con estupor y sobrecogimiento, lo mismo que Pedro, Santiago y Juan cuando Jesús se transfiguró en el monte ante ellos; lo mismo que los discípulos después de la tormenta en el lago, o los que vieron en pie a la hija de Jairo.

Lo mismo que las mujeres, escuchamos hoy el mismo anuncio: “Ha resucitado, no está aquí. Mirad el sitio donde le pusieron” y estamos convocados a hacer lo que ellas hicieron – convertirse en fugitivas-  y escapar de tumbas tan vacías como estas:

La tumba de la inocencia perdida, aquella dulce ignorancia que nos protegía en aquel tiempo añorado de la “normalidad”,  cuando vivíamos ajenos a la realidad de que éramos tan vulnerables y nuestra especie estaba tan amenazada;  cuando dábamos por supuesto que se nos iba a impedir reunirnos, abrazarnos o marcharnos a la segunda vivienda; cuando imaginábamos que los viejecitos estaban cuidados y a salvo en sus residencias; cuando la mascarilla de los chinos nos parecía una costumbre exótica suya, lo mismo que comer pangolín que, gracias a Dios, aquí no tenemos; cuando nos parecía que lo del IMV era para los pobladores de la Cañada Real, pobrecillos; cuando pensábamos que de la precariedad de los temporeros y de su hacinamiento, ya se ocupaban las inspecciones de trabajo; cuando al oír “colas del hambre” pensábamos que era una serie distópica de Netflix.

Se nos han caído muchas vendas de los ojos y tiritamos a la intemperie, pero la lucidez es mejor que el engaño y con  la verdad viene la libertad, como dicen que decía Jesús.

La tumba de los Desalentados sin fronteras, ese depósito de tinta de calamar que vamos expandiendo a diestro y siniestro mientras avanzamos como los zombies de The Walking dead: “lo dije desde el principio: nadie aprenderá nada de la crisis”, “ya es tarde para frenar el cambio climático”, “no hay solución para tanto desastre”, “¿Fratelli tutti? Pura utopía”, “¿qué te apuestas a que va a llegar la cuarta ola?”, “dicen que para las nuevas cepas del virus no sirve la vacuna…”

 La tumba del solo “devote”.  Cuesta ponerlo en relación con las tumbas porque, de entrada, es una alegría el auge  de la adoración eucarística,  escuchar de nuevo el “Adorote devote” y ver a gente joven de rodillas y en silencio ante la custodia.

Pero precisamente por ser algo precioso hay que salvarlo de derivas peligrosas: que el “adorote”  se quede solo en el “devote; que algunos celebrantes compitan en ver quién resiste más tiempo en la elevación; que el movimiento de adoración y de mirar a Jesús, no nos encienda el deseo urgente de vivir como él una vida “ex-puesta”; que  su Presencia, tan accesible  y disponible en la simplicidad  del pan, no nos contagie su pasión por el derecho de cada ser humano a comer y a vivir;  que no se prolongue en forma de conciencia inquieta por  las desigualdades pavorosas acentuadas por la pandemia; que se convierta en una burbuja insonorizada al viento del Espíritu y nos asfixiemos con  el humo del incienso.

Son tumbas “de rabiosa actualidad” y hay que escapar de ellas a toda prisa dejando, eso sí, los sudarios cuidadosamente doblados.

Leamos hasta el final el evangelio de Marcos porque ahí se hace posible la coincidencia entre la condición de  mujeres fugitivas con la de  discípulos convocados.

Y como alegría extra, una fantástica propina de este año al Notición de Pascua: se ha levantado el corte perimetral y podemos viajar libremente a Galilea.

Biblia, Espiritualidad , , ,

Pascua: Salvados, libres y amados.

Viernes, 9 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Pascua: Salvados, libres y amados.

Del blog Amigos de Thomas Merton:

El Resucitado

El misterio de Pascua no se celebra sólo en Pascua, sino en todos los días del año… es la celebración de nuestra libertad cristiana, y reaviva nuestra misma libertad… El poder de la Pascua ha irrumpido en nosotros con la resurrección de Cristo… La Pascua es la hora de nuestra liberación… Para comprender la Pascua y vivirla, debemos renunciar a nuestro temor a la novedad y a la libertad“.

El cristiano no tiene más Ley que Cristo. Su Ley es la nueva vida misma, que se le ha dado en Cristo. Su Ley no está escrita en libros, sino en las honduras de su corazón, no por pluma de hombre sino por el dedo de Dios. Su obligación ahora no es simplemente obedecer sino vivir. No tiene que salvarse a sí mismo; está salvado por Cristo. Debe vivir para Dios en Cristo, no sólo como quien busca salvación sino como quien está salvado. Casi se diría que esta verdad es el gran escándalo del cristianismo. Es la piedra que constantemente es rechazada por los constructores. Es el elemento de nuestra fe que tememos y nos negamos a mirar de frente…”.

“Para algunos cristianos, en la práctica, la cruz se ha hecho signo, no de la victoria de Cristo, sino de la victoria de la ley. Miran la cruz principalmente como el signo de ese castigo que correspondería a todos los que violan la Ley… No es la observancia de la obligación lo que nos salva del pecado, sino algo mucho más grande: es el amor“.

*

Thomas Merton

Tiempos de celebración

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

Resurrección significa reconstrucción de los sueños rotos, de la utopía universal

Viernes, 9 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Resurrección significa reconstrucción de los sueños rotos, de la utopía universal

Pascua_2327177301_15442004_660x371“A los crucificados de la historia, esclavos de todos los tiempos, pobres, oprimidos, marginados, inmigrantes y refugiados, ahogados en el Mediterráneo o en la travesía a Canarias, y a todos los que han muerto soñando y luchando por otro mundo más justo y humano, se les hace justicia”

“Creer en la resurrección no es una evasión ni una alienación sino un compromiso liberador en el aquí y ahora, haciendo posible una nueva humanidad de justicia y equidad”

“La resurrección es, asimismo, liberación de todo tipo de esclavitudes interiores, rencores, xenofobias, supremacismos, odios, ataduras al pasado, miedos, pensamientos tóxicos, preocupación por cosas que no tienen sentido, obsesión por acumular dinero, prestigio y placeres”

Hemos recorrido en Cuaresma el camino hacia la Pascua. Paso de la muerte a la vida. No hay resurrección si no hay muerte. La crucifixión y muerte de Jesús no solo fue un acontecimiento histórico del pasado sino también del presente, más aún, un acontecimiento cósmico.

Como creyente, confieso que la resurrección de Jesús abre la puerta a la esperanza. La muerte deja de ser el final de la existencia. A los crucificados de la historia, esclavos de todos los tiempos, pobres, oprimidos, marginados, inmigrantes y refugiados, ahogados en el Mediterráneo o en la travesía a Canarias, y a todos los que han muerto soñando y luchando por otro mundo más justo y humano, se les hace justicia. La resurrección nos revela que la última palabra sobre la historia no la tienen los poderes del mal ni el sistema que hoy domina el mundo sino el Dios de la Vida.

Creer en la resurrección no es una evasión ni una alienación sino un compromiso liberador en el aquí y ahora, haciendo posible una nueva humanidad de justicia y equidad, en donde los hombres y mujeres de todos los pueblos de la tierra puedan sentarse a compartir la mesa de la fraternidad. La resurrección del ser humano en el futuro va acompañada en el presente de signos liberadores tanto en el orden personal como en el orden socio-económico y político. Dios al resucitar a Jesús nos está diciendo que a los que mueren víctimas de la injusticia y de la violencia del sistema opresor se les hace justicia.

Resurrección significa reconstrucción de los sueños rotos, de la utopía universal. Que es posible otro mundo alternativo. Que se superen las relaciones de explotación, discriminación, marginación y abuso de poder. Que nadie en este mundo pase hambre. Que se descarte a los políticos corruptos y racistas que solo benefician a los poderosos de la nación. Que los pueblos se abran a la fraternidad universal. Que todos nos unamos para cuidar este hermoso planeta Tierra, su suelo, sus bosques, sus aguas, su aire y todos los seres vivos. A este sueño Jesús, el Resucitado, le llama Reino de Dios, porque Dios reina donde hay fe, esperanza y amor. Entre muerte y resurrección circula el amor, que es la única vida en plenitud.

La resurrección es, asimismo, liberación de todo tipo de esclavitudes interiores, rencores, xenofobias, supremacismos, odios, ataduras al pasado, miedos, pensamientos tóxicos, preocupación por cosas que no tienen sentido, obsesión por acumular dinero, prestigio y placeres. Es recuperar el alma que el capitalismo neoliberal nos había robado. Es asumir un estilo de vida nuevo, ético, dialogante, crítico y respetuoso con todos, acogedor y servicial, compasivo y solidario con la gente que sufre, defensor de los derechos humanos, forjador de la paz que nace de la justicia y siempre agente de perdón y reconciliación. Resurrección es un nuevo nacimiento como hombres nuevos y mujeres nuevas al estilo de Jesús.

El amor es eterno y la eternidad empieza ya aquí, en la vida presente y desafía el tiempo y el espacio. Muere el cuerpo. Aquí queda inerte. Pero la esencia del espíritu, el amor, pervive más allá de la muerte, porque somos personas, espíritu encarnado y el espíritu es eterno. “La eternidad es un presente absoluto”, señala José I. González Faus.

Felices-Pascuas

La idea de inmortalidad y el ansia de vivir eternamente, atraviesan la historia de la humanidad y la naturaleza. Una sed tan grande no puede quedar sin agua. Yo como creyente, intuyo y tengo la esperanza de que tanto creyentes como no creyentes, cristianos como no cristianos, todos estamos salvados por Cristo Jesús y todos tenemos el mismo destino de acuerdo a la ética con que hayamos vivido en la historia.

El mismo Jesús en su evangelio nos dice que el criterio de salvación no es haber sido creyente o no creyente, o haber pertenecido a ésta o aquella religión, ni haber cumplido con una serie de prácticas rituales, sino el haber pasado por la vida compartiendo con el pobre y necesitado. Dijo: “Tomad posesión del Reino preparado para vosotros, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, pasé como forastero, inmigrante, refugiado y me acogisteis, anduve sin ropa y me vestisteis, estuve enfermo y me visitasteis, en la cárcel y me fuisteis a ver”(Mt 25, 34-36).

Por la fe confesamos que todos resucitaremos, entendiendo por resurrección no la reanimación de un cadáver, no la vuelta a la vida mortal anterior. Julio Lois señalaba que “la resurrección es la continuidad personal tras la muerte en el seno de la discontinuidad indudable que esa muerte implica”. No hay continuidad del cuerpo, porque el cuerpo desaparece, pero sí hay continuidad de la persona, de su vida y destino.

Morir no es morir. Es caminar al encuentro de la Fuente para beber del agua de la Vida y del Amor. Morir es nacer a la plenitud de una vida nueva. Este es el grito que arranca de la experiencia de Dios en el silencio del alma. Y es, asimismo, la esencia de la esperanza pascual.

(Bermúdez, El Grito del Silencio, PPC, 2020,Madrid).

Fuente Religión Digital

Biblia, Espiritualidad , ,

Una visión que nos transforma

Jueves, 8 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Una visión que nos transforma

Del blog de Henri Nouwen:

5610_159130280184_684985184_3801385_7704869_n

La resurrección no es sólo un acontecimiento post mortem, sino una realidad de la vida cotidiana. Nuestra preocupación por el cuerpo nos convoca a una unidad más allá de la organización, a una intimidad más allá del erotismo y a una integridad más allá de la totalidad psicológica. Unidad, intimidad e integridad son las tres cualidades espirituales de la vida resucitada”.

Somos el pueblo de la resurrección, que vivimos la vida con una gran visión que nos transforma mientras vivimos

*

Henri Nouwen

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

María, Rabboni: ¡Cómo suena tu nombre!

Miércoles, 7 de abril de 2021
Comentarios desactivados en María, Rabboni: ¡Cómo suena tu nombre!

Del blog de Pedro Miguel Lamet:

Llamar a alguien por su nombre es resucitarle

El arte de tocar por dentro

jesus-abrazando-a-la-chica

¡CÓMO SUENA TU NOMBRE!

No hay nada que resuene como el nombre
de labios del amado, de tal suerte
que resucite el alma, te haga fuerte,
te toque las entrañas y te asombre,

herida de dolor, cuando aquel hombre,
jardinero del huerto de la muerte,
hizo vibrar el aire frío e inerte
y te llamó “María” sin renombre.

¡Oh qué riada de recuerdos vino
hasta anegar de sueños el momento
y estrechar en sus pies esa presencia

que es abrazar lo humano y lo divino!
Tu Rabboni desenterró la ausencia
y nuestro amor cristalizó en el viento.
 

*

Pedro Miguel Lamet

***

¡Feliz Pascua a todos!

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Ella corre y ellos tras ella

Miércoles, 7 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Ella corre y ellos tras ella

pexels-photo-2480530“¡Que la Pascua sea un tiempo de movimiento y cada cual discierna hacia donde correr!”

A propósito de Jn 20, 1-9
Mari Paz López Santos
Madrid

ECLESALIA, 04/04/21.- Después de los acontecimientos, del profundo sufrimiento de los días anteriores, que se había quedado pegado a todo su ser, se puso en camino al amanecer; que no era tal porque todavía estaba oscuro.

Quizás eran sus ojos que seguía velados por las lágrimas y la tiniebla interior. Pero aún le esperaba una oscuridad más profunda: el hueco del sepulcro abierto… ¡Se lo han llevado!

De pronto el universo entero parece que empezó a correr.

María Magdalena corrió a toda prisa a donde estaban Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba. Sabemos que era Juan, el más joven, el que nos cuenta la historia. Le debió faltar el aliento cuando les dijo precipitadamente: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Aunque en ese momento sólo ella sabía lo que había sucedido, les habla en plural. Eso es una comprensión comunitaria. Les implica desde el minuto cero.

Pedro y el joven discípulo salieron inmediatamente camino del sepulcro. “Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Me he preguntado porque el joven Juan, no dio el primer paso para entrar en el sepulcro habiendo llegado con ventaja sobre Pedro. ¿Miedo? ¿Prefería que el mayor arriesgara primero? ¿Intuía pero todavía no creía?

Seguramente, como Pedro había sido investido de un liderazgo en el grupo,el joven discípulo le dejó paso para que iniciara la misión de servicio que Jesús le había encargado. Pedro sería la cabeza de la institución eclesial, pero en aquel momento imagino que su estado de ánimo sería de total abatimiento recordando las tres veces que negó a Jesús.

Juan quedó contemplando lo que pasaba y el texto dice que “vio y creyó”. Los signos le hicieron creer a la segunda. Curioso, porque lo suyo es creer sin ver. Era joven y tenía que seguir abriéndose al misterio de Dios, haya signos o no los haya.

Imagino que los dos volverían corriendo a contar a todos los demás lo que pasaba.

Preguntas al aire a la Iglesia institución: ¿Cómo traducir este correr juntos? ¿Cómo escuchar a las nuevas generaciones, a los decepcionados de todas las edades, a los que se fueron y no quieren volver? ¿Cómo salir del sepulcro de la inmovilidad y el retroceso institucional? ¿Por qué no enterrar el miedo en la tumba donde ya no hay nada? ¿Por qué no comunicar Vida? ¿Por qué no ir corriendo por ahí contando, con obras, que esto no acabo en la oscuridad de una muerte producida por la injusticia y la manipulación?

La muerte de Jesús fue un final que dio paso a un principio: Luz para siempre, para toda la humanidad.

¿Qué pasó con María Magdalena? Ella corrió y ellos tras ella, eso fue lo primero.

Y lo segundo, siguió corriendo, seguro: ¡Las mujeres tenían que saber lo que pasaba, ellas habían estado en primera línea siempre… hasta al pie de la cruz!

¡Que la Pascua sea un tiempo de movimiento y cada cual discierna hacia donde correr!

Si te confinas, siempre quedará Pentecostés, pero recuerda lo que llevamos aprendiendo hace ya más de un año: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Extender el poder de la Resurrección

Martes, 6 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Extender el poder de la Resurrección

Del blog Amigos de Thomas Merton:

pascua

No hay nada más positivo, más positivo que la fe por la cual el Creador de todas las cosas mora y actúa en nuestros corazones. No obstante sabemos por nuestra historia pasada, que el ideal de “preservar la fe” puede a veces menguar hasta convertirse en algo muy negativo, enconado y obtuso: un mero “no” a todo aquello con lo que no estamos de acuerdo. Ya no podemos permitirnos el lujo de atrincherarnos en nuestro entorno católico y utilizarlo como una pequeña fortaleza de seguridad en un mundo de paganos. Ahora, la mayoría de nosotros estamos obligados por nuestra fe y nuestro amor a la verdad a consagrarnos humilde y enteramente, no solo al mensaje de Cristo, sino también a todo cuanto es válido en la cultura y en la civilización humanas, porque esto, también es suyo, por derecho. No es tan sólo algo que debamos salvar para Cristo, sino más, no está desvinculado de nuestra propia salvación. Si el Señor de todas las cosas se hizo carne y santificó a la naturaleza toda, restituyéndola al Padre por Su Resurrección, también nosotros tenemos nuestra misión que cumplir extendiendo el poder de la Resurrección al mundo entero por medio de nuestras plegarias, nuestros pensamientos, nuestro trabajo y nuestra vida total. Y nada impedirá tan efectivamente que podamos hacerlo como la división, la discontinuidad de la vida espiritual que sitúa a Dios y a la oración en un compartimiento, y el trabajo y el apostolado en otro, como si trabajo y oración fuesen, de algún modo, antagónicos”.

*

Thomas Merton.

Los Manantiales de la contemplación“.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , ,

“¡Ha resucitado! y de esto damos testimonio “, por Consuelo Vélez

Martes, 6 de abril de 2021
Comentarios desactivados en “¡Ha resucitado! y de esto damos testimonio “, por Consuelo Vélez

89ae08cb0e2cda232b61e3cbff818196-733838De su blog Fe y Vida:

Llegamos nuevamente a la celebración de la Vigilia Pascual que es la fiesta central de nuestra fe. Jesús venció la muerte, no está en el sepulcro, ¡ha resucitado!

 Esa experiencia vivida por los primeros cristianos ha llegado hasta nosotros. Ellos creyeron y nosotros creemos por su testimonio. Así ha seguido creciendo la experiencia cristiana y año tras año volvemos a profesar nuestra fe en la vida que no termina con la muerte”, “en el sí de Dios a la praxis de Jesús”, “en la solidaridad del Señor con nuestra humanidad de la que se espera viva según los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí (Gál 5,22).

Todo esto es lo que expresamos en la Vigilia Pascual -aunque este año, por segunda vez- sin una asistencia presencial por la situación de pandemia que vivimos- pero esa liturgia ha de hacerse vida para que tenga sentido. De lo contrario se queda en ese rito vacío que tanto criticaron los profetas de Israel: “Yo detesto, desprecio sus fiestas, no me gusta el olor de sus reuniones solemnes (…) Aparta de mi lado la multitud de tus canciones, no quiero oír la salmodia de tus arpas. ¡Que fluya sí, el juicio como agua y la justicia como arroyo perenne!” (Am 5, 21-14). Esto sigue pasando en muchos lugares porque año tras año se celebran las liturgias -con demasiado lujo, solemnidad, inciensos, y demasiados varones en el altar– (desde mi punto de vista), pero nada parece cambiar en nuestras vidas, ni en las realidades en las que nos movemos. Y como dice el profeta Amós, Dios desprecia tanto rito, pero sí acepta, si le gusta, que se desborde “el juicio y la justicia” como un arroyo que no se seca nunca. ¡muy linda metáfora para expresar ese querer de Dios!

Sería bueno, entonces, preguntarnos ¿qué debe cambiar en nosotros y en nuestra realidad para que se nota que la pascua de este 2021 ha revitalizado nuestra fe y sus frutos pueden verse de alguna manera?

Cada persona sabrá por donde deben ir los cambios, pero nombremos algunos para que luego cada uno los complete según su propia realidad.

A nivel personal hay tantos aspectos en los cuales cambiar y crecer cada día. Siempre estamos llamados a amar mejor, a servir más, a mirar a los demás con más comprensión y misericordia, a quitarnos el pan de la boca para ayudar a los necesitados de nuestro mundo, a romper barreras sociales, culturales o religiosas para comprender al otro desde lo que es y siente y querer que sea él mismo y no lo que yo quiero que sea.

La dimensión social nos constituye y por eso también hemos de crecer, cambiar, mejorar en nuestro mundo de relaciones. En estos tiempos de covid parece que esa red de relaciones se ha roto, pero no es exactamente así. Precisamente esta situación ha develado las anomalías que se viven en lo que creemos son relaciones adecuadas.

Comencemos por nuestra relación con la creación. Al inicio de la pandemia fue muy claro que el ambiente parecía ser más respirable gracias a las cuarentenas que detuvieron ese ritmo frenético de nuestro mundo. Pero rápidamente lo hemos olvidado y por las necesidades económicas todo se ha vuelto a reactivar “de la misma manera”, sin que parezca hayamos aprendido nada. La vida cristiana podría aportar mucho más en este sentido a partir de esa nueva conciencia que hemos ido adquiriendo de la creación como don de Dios para cuidar y preservar y no para dominar y explotar. La figura de Francisco de Asís es un referente muy grato y necesario para repensar nuestra relación con la casa que habitamos. Hemos de velar por políticas que preserven el ambiente, pero no estaremos atentos a ellas si a nivel individual no cultivamos la comunión con la creación.

La dimensión socioeconómica y política de nuestras vidas ha de pasar por lo que tanto insistió el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti. Trabajar por el diálogo y la amistad social. Por la política que construye el bien común. Por aquella política que parte de las necesidades del “pueblo” y de lo “popular” (FT n.157), es decir, la que construye nación comenzando por los últimos. Esto parece una utopía irrealizable porque no nos convencemos de que la mano invisible del mercado” no “derrama” bienestar a los pobres. Por el contrario, los empobrece cada vez más porque el lucro siempre beneficia a los más fuertes. Aquí la vida cristiana que cree en la solidaridad, en la comunidad, en la fraternidad, en la sencillez, en el desprendimiento, tendría tanto que aportar para nuestra visión de mundo. Pero no es así. Muchas veces aquellos que deberían dar testimonio de sencillez y libertad del tener, son los que parecen más apegados a las riquezas y no dejan de darse experiencias de entidades religiosas donde los salarios, la estabilidad laboral o la ganancia de esa entidad se rige por el capitalismo más salvaje y no por el beneficio para todos los que llevan adelante esa obra.

La vida familiar sigue siendo un desafío constante para que sea lugar de crecimiento y ayuda mutua y no de sufrimiento y traumas insuperables. En este ámbito, entre otras realidades, la violencia contra las mujeres y niñas sigue siendo una pandemia urgente de superar. Pero existen tantas fuerzas contrarias a la promoción de la mujer -y muchas veces sostenidas por personas que se dicen creyentes- que la tarea está siendo muy ardua. Un cristianismo sin una superación del machismo, del clericalismo, de los prejuicios contra el feminismo, no logra aportar la visión de humanidad que predica y, no es de extrañar, por tanto, que las personas se alejen de una institución que no camina al ritmo de los tiempos y no se adelanta a las respuestas urgentes.

¿Cómo dar testimonio del Resucitado? Que cada uno se examine a sí mismo -como invitaba Pablo a la comunidad de Corintios (1 Cor 11,28; 2 Cor 13, 5)- para que la vida del Resucitado, a través de la nuestra, se haga presente en el aquí y ahora que vivimos y muchos otros puedan decir: “En efecto, ha resucitado y de eso somos testigos” (Hc 2, 32).

(Foto tomada de: https://descubroparaentender.blogspot.com/2014/03/maximino-cerezo-barredo.html)

Biblia, Espiritualidad , , ,

Pascua

Lunes, 5 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Pascua

revista-zero-la-pasion-de-jesus-vazquez-1

 

“La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular”

*

Salmo 117, 22

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Reflexión pascual de un cristiano gay y su pareja para la Iglesia, que los ha unido y los cuida

Lunes, 5 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Reflexión pascual de un cristiano gay y su pareja para la Iglesia, que los ha unido y los cuida

REFLEXION-PASCUAL-CRISTIANO-PAREJA-IGLESIA_2328377156_15453734_660x371

Caminos que transitan la luz de la Pascua

“Tu muerte abrazó a todos tus hijos e hijas homosexuales y tu Resurrección los alcanza, también. El Espíritu abrirá camino en su Iglesia. ¡Feliz Pascua!”

“Hablo concretamente de todos los hermanos y hermanas homosexuales y lesbianas que, siendo cristianos y sintiéndose liberados por el Señor de las ataduras de su sufrimiento, van a buscarlo y… él sale al encuentro”

“Estos hermanos y hermanas nuestras, doblemente marcados por el rechazo de la sociedad y por la Iglesia mantienen la esperanza en esta mañana de Pascua”

“¿Qué sería la Iglesia si todos los homosexuales la hubieran abandonado? ¿Qué sería del clero…? ¿Qué sería de la religiosidad popular?”

Hace falta valentía y seriedad para dar voz al Resucitado allí donde Él encuentra a sus predilectos. Por eso hay que cruzar puentes para asomarnos al otro lado de la incomprensión donde podemos encontrar testimonios que dan esa luz que ansiamos encontrar en la mañana de Pascua. Quiero compartir con vosotros el testimonio de un buen amigo que busca hacerse presente desde su realidad. Una realidad que tiene tras de sí todo un difícil proceso que con el tiempo logra adecuar para seguir luchando por construir Reino desde un profundo sentimiento de unión eclesial.

En la mañana de Pascua “el primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro”. María Magdalena,  la que, después, constituida en apóstol de los apóstoles, les comunicará el encargo de Jesús: anunciar la Resurrección de entre los muertos.

María había estado al pie de la Cruz, era una mujer, no había abandonado al Maestro, no se sumó a la huida en masa desde el huerto de los olivos de los discípulos, ni lo traicionó, ni lo abandonó y… es la primera en ir muy de mañana al Sepulcro a buscar el cuerpo de su Señor.

Lo que ella no puede imaginar es que su inmenso amor y fidelidad va a ser correspondido por el Maestro, que se le va a aparecer a la primera de todos, y que la va a enviar a los hermanos encerrados, por el miedo, en el Cenáculo.

En nuestra Iglesia, en este amanecer de la Pascua, salen al encuentro del sepulcro muchos cristianos y cristianas que, sin ser tenidas en cuenta por la Iglesia como miembros de pleno derecho… salen a buscar al que ha salvado sus vidas del rechazo, la muerte y del fracaso.

Hablo concretamente de todos los hermanos y hermanas homosexuales y lesbianas que, siendo cristianos y sintiéndose liberados por el Señor de las ataduras de su sufrimiento, van a buscarlo y… él sale al encuentro, como con María y los envía a los apóstoles (nuestros obispos y curas) para que les anuncien que el Señor está vivo.

El problema ahora mismo en la Iglesia sigue siendo el mismo que en la vida del propio Jesús. Los jefes del pueblo ante la curación del ciego de nacimiento escogieron no reconocer a Jesús y rechazaon el testimonio del ciego: “¿empecatado naciste tú de los pies a la cabeza y nos vas a dar lecciones a nosotros?”.

Son tantos los testimonios de gays y lesbianas, que ya no se resisten a abandonar la Iglesia y que ahora ven cómo obispos y sacerdotes se animan a bendecir lo que Dios ha hecho nacer y lleva a término: el Amor, pero que la misma institución honorable, presa del legalismo y del rigorismo se adelanta a condenar esas bendiciones, traicionando al propio Espíritu Santo.

“Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien” (Homilía Misa Crismal 2021 Papa Francisco).

universalidad-amor_2328377157_15453771_667x375

La universalidad del amor web

Estos hermanos y hermanas nuestras, doblemente marcados por el rechazo de la sociedad y por la Iglesia mantienen la esperanza en esta mañana de Pascua de que la Iglesia, por fin, se abra entera a la sorpresa del Espíritu y fecundada por él sea, ante todo, Madre de todo aquel que se sienta discriminado o rechazado.

Porque ¿qué sería la Iglesia si todos los homosexuales la hubieran abandonado? ¿Qué sería del clero…? ¿Qué sería de la religiosidad popular? ¿Qué sería de todos aquellos ámbitos en los que nuestros hermanos y hermanas aportan su sensibilidad especial, transida por la experiencia profunda de la fe y del amor de Dios: liturgia, cantos, catequesis, compromiso social…?

Esta mañana es una mañana de esperanza, no de resentimiento o miedo. El Espíritu Santo no necesita del permiso de los guardianes de la ortodoxia para actuar y fecundar la vida de aquellos creyentes que no vamos a abandonar la Iglesia nunca. Tampoco abandonaremos nuestras parejas, ni nos sentiremos culpables al participar de los sacramentos en los que el propio Cristo se nos da. Y nos da fuerza para poder continuar en la Iglesia, a pesar de todo. El algodón no engaña: si permanecemos en una Institución que nos persigue, sólo puede ser porque el que nos ha llamado a permanecer en ella ha puesto morada en nosotros y nos fortalece en el desprecio y persecución.

Y todo esto lo haremos desde la lógica de la Cruz: que no ataca (echando mano de todo lo que sabemos muchos de nosotros del clero…), sino desde la lógica del que sabe esperar a que llegue el momento y que sabe vivir lo que Dios nos pide mirando a él y entendiendo y compadeciendo a los guardianes de la Ley. Rezando por los que nos persiguen, bajo la apariencia de los que nos cuidan.

Pedro vio el sepulcro vacío y quedó pensativo… fue Jesús quien tuvo que salir a su encuentro. El papa Francisco entiende bien que “hay que generar procesos, más que cambios revolucionarios”. En esta mañana pascual deseamos que esta realidad humana un día sea acogida por la Iglesia en su integridad superando definitivamente la idea de “desorden”, “pecado”… que ya ha sido desmentida por la ciencia y la propia teología.

Nuestra mayor fuerza es poder hacer nuestras siempre esas palabras de la Secuencia de Pascua:

“Dic nobis, Maria,

quid vidisti in via?

 Sepulcrum Christi viventis

et gloriam eius refulgentis”

“Dinos, María, ¿qué viste en el camino? El sepulcro de Cristo que vive y su gloria refulgente”.

Amen. Aleluya.

Firmado: uno de los dos que iban camino de Emaús y al que el Maestro tuvo que recolocar todo en su interior.

Fuente Religión Digital

Espiritualidad , , ,

Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado. ¡Exultemos de Alegría en esta mañana de Pascua!

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado. ¡Exultemos de Alegría en esta mañana de Pascua!

Del blog de la Communion Béthanie:

naked-jesus

Con María Magdalena, Simón Pedro y Juan

Corramos, corramos para anunciar y para testimoniar el amor sin límite de Dios para todos los hombres

Con Cristo resucitamos a una vida nueva. Nos libera definitivamente del mal. Nos reúne allí dónde estamos.

Vida que renace cada mañana,

Vida renovada si confiamos en la palabra de los discípulos del Cristo que vieron sólo una tumba vacía,,

Vida renovada si dejamos a Cristo rodar cada mañana la piedra de nuestras tumbas para que brote en nosotros la esperanza del que nos abre el camino, el que nos envía hacia los demás..

Vida renovada que nos lleva a seguir a Cristo siendo los testigos de su resurrección.

Vida renovada que nos hace próximos y atentos a aquéllos que sufren abrumados por la desesperación, la enfermedad, la muerte.

Dejemosnos habitar por esta alegría pascual que nos iluminará hasta el día de Pentecostes donde llenos del Espíritu Santo, fuerza y alegría nos serán todavía renovadas para caminar humildemente con nuestro Dios, él que nos asegura su presencia todos los días de nuestra vida hasta el final de los tiempos.

¡Feliz Fiesta de Pascua!

*

Anne-Marie,
Sœur de la Communion Béthanie

Juan-20-Resureccion-tumba-vacia-Maria-Magdalena-Pedro-Juan

***

En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un centro, hemos descubierto un punto de apoyo: ¡Cristo ha resucitado!

Existe una sola verdad: ¡Cristo ha resucitado! Existe una sola verdad dirigida a todos: ¡Cristo ha resucitado!

Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mundo se habría vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido razón cuando preguntó con desdén: «¿Qué es la verdad?». Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas más preciosas se habrían vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se habría marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habría hundido para siempre. Y nosotros habríamos perdido la una y el otro, porque no habríamos conocido el cielo, ni habríamos podido defendernos de la aniquilación de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto cubiertos de infamia.

Un estremecimiento de júbilo desconcierta a la criatura, que exulta de pura alegría porque Cristo ha resucitado y llama junto a él a su Esposa: «¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!».

Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvación. Crece la semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazón de la criatura. La Esposa y el Espíritu dicen al Cordero: «¡Ven!». La Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrará al Cordero.

*

P. Florenskij,
cuore cherubico,
Cásale Monferrato 1999, pp. 172-174, passim).

jesus-resucitado

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

“Jesús tenía razón”. Pascua de Resurrección – B (Juan 20,1-9)

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en “Jesús tenía razón”. Pascua de Resurrección – B (Juan 20,1-9)

22_D-RESURR_B_1434693¿Qué sentimos los seguidores de Jesús cuando nos atrevemos a creer de verdad que Dios ha resucitado a Jesús? ¿Qué vivimos mientras seguimos caminando tras sus pasos? ¿Cómo nos comunicamos con él cuando lo experimentamos lleno de vida?

Jesús resucitado, tenías razón.

Es verdad cuanto nos has dicho de Dios. Ahora sabemos que es un Padre fiel, digno de toda confianza. Un Dios que nos ama más allá de la muerte. Le seguiremos llamando «Padre» con más fe que nunca, como tú nos enseñaste. Sabemos que no nos defraudará.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios es amigo de la vida. Ahora empezamos a entender mejor tu pasión por una vida más sana, justa y dichosa para todos. Ahora comprendemos por qué anteponías la salud de los enfermos a cualquier ley o tradición religiosa. Siguiendo tus pasos, viviremos curando la vida y aliviando el sufrimiento. Pondremos siempre la religión al servicio de las personas.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios hace justicia a las víctimas inocentes: hace triunfar la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, la verdad sobre la mentira, el amor sobre el odio. Seguiremos luchando contra el mal, la mentira y los abusos. Buscaremos siempre el reino de ese Dios y su justicia. Sabemos que es lo primero que el Padre quiere de nosotros.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora sabemos que Dios se identifica con los crucificados, nunca con los verdugos. Empezamos a entender por qué estabas siempre con los dolientes y por qué defendías tanto a los pobres, los hambrientos y despreciados. Defenderemos a los más débiles y vulnerables, a los maltratados por la sociedad y olvidados por la religión. En adelante escucharemos mejor tu llamada a ser compasivos como el Padre del cielo.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora empezamos a entender un poco tus palabras más duras y extrañas. Comenzamos a intuir que el que pierda su vida por ti y por tu evangelio la va a salvar. Ahora comprendemos por qué nos invitas a seguirte hasta el final cargando cada día con la cruz. Seguiremos sufriendo un poco por ti y por tu evangelio, pero muy pronto compartiremos contigo el abrazo del Padre.

Jesús resucitado, tenías razón.

Ahora estás vivo para siempre y te haces presente en medio de nosotros cuando nos reunimos dos o tres en tu nombre. Ahora sabemos que no estamos solos, que tú nos acompañas mientras caminamos hacia el Padre. Escucharemos tu voz cuando leamos tu evangelio. Nos alimentaremos de ti cuando celebremos tu cena. Estarás con nosotros hasta el final de los tiempos.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

“Él había de resucitar de entre los muertos”. Domingo 4 de abril de 2021. Domingo de Pascua

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en “Él había de resucitar de entre los muertos”. Domingo 4 de abril de 2021. Domingo de Pascua

27-pascuaB1 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 10,34a.37-43: Hemos comido y bebido con él después de su resurrección:
Salmo responsorial: 117. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Colosenses 3,1-4: Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
O bien: 1Corintios 5,6b-8: Quitad la levadura vieja para ser una masa nueva.
Juan 20,1-9: Él había de resucitar de entre los muertos.

A) Primer comentario

Para este domingo de Pascua nos ofrece la liturgia como primera lectura uno de los discursos de Pedro una vez transformado por la fuerza de Pentecostés: aquél que pronunció en casa del centurión Cornelio, a propósito del consumo de alimentos puros e impuros, lo que estaba en íntima relación con el tema del anuncio del Evangelio a los no judíos y de su ingreso a la naciente comunidad cristiana. El discurso de Pedro es un resumen de la proclamación típica del Evangelio que contiene los elementos esenciales de la historia de la salvación y de las promesas de Dios cumplidas en Jesús. Pedro y los demás apóstoles predican la muerte de Jesús a manos de los judíos, pero también su resurrección por obra del Padre, porque “Dios estaba con él”. De modo que la muerte y resurrección de Jesús son la vía de acceso de todos los hombres y mujeres, judíos y no judíos, a la gran familia surgida de la fe en su persona como Hijo y Enviado de Dios, y como Salvador universal; una familia donde no hay exclusiones de ningún tipo. Ese es uno de los principales signos de la resurrección de Jesús y el medio más efectivo para comprobar al mundo que él se mantiene vivo en la comunidad.

Una comunidad, un pueblo, una sociedad donde hay excluidos o marginados, donde el rigor de las leyes divide y aparta a unos de otros, es la antítesis del efecto primordial de la Resurrección; y en mucho mayor medida si se trata de una comunidad o de un pueblo que dice llamarse cristiano.

El evangelio de Juan nos presenta a María Magdalena madrugando para ir al sepulcro de Jesús. “Todavía estaba oscuro”, subraya el evangelista. Es preciso tener en cuenta ese detalle, porque a Juan le gusta jugar con esos símbolos en contraste: luz-tinieblas, mundo-espíritu, verdad-falsedad, etc. María, pues, permanece todavía a oscuras; no ha experimentado aún la realidad de la Resurrección. Al ver que la piedra con que habían tapado el sepulcro se halla corrida, no entra, como lo hacen las mujeres en el relato lucano, sino que se devuelve para buscar a Pedro y al “otro discípulo”. Ella permanece sometida todavía a la figura masculina; su reacción natural es dejar que sean ellos quienes vean y comprueben, y que luego digan ellos mismos qué fue lo que vieron. Este es otro contraste con el relato lucano. Pero incluso entre Pedro y el otro discípulo al que el Señor “quería mucho”, existe en el relato de Juan un cierto rezago de relación jerárquica: pese a que el “otro discípulo” corrió más, debía ser Pedro, el de mayor edad, quien entrase primero a mirar. Y en efecto, en la tumba sólo están las vendas y el sudario; el cuerpo de Jesús ha desaparecido. Viendo esto creyeron, entendieron que la Escritura decía que él tenía que resucitar, y partieron a comunicar tan trascendental noticia a los demás discípulos. La estructura simbólica del relato queda perfectamente construida.

La acción transformadora más palpable de la resurrección de Jesús fue a partir de entonces su capacidad de transformar el interior de los discípulos –antes disgregados, egoístas, divididos y atemorizados– para volver a convocarlos o reunirlos en torno a la causa del Evangelio y llenarlos de su espíritu de perdón.

La pequeña comunidad de los discípulos no sólo había sido disuelta por el «ajusticiamiento» de Jesús, sino también por el miedo a sus enemigos y por la inseguridad que deja en un grupo la traición de uno de sus integrantes.

Los corazones de todos estaban heridos. A la hora de la verdad, todos eran dignos de reproche: nadie había entendido correctamente la propuesta del Maestro. Por eso, quien no lo había traicionado lo había abandonado a su suerte. Y si todos eran dignos de reproche, todos estaban necesitados de perdón. Volver a dar cohesión a la comunidad de seguidores, darles unidad interna en el perdón mutuo, en la solidaridad, en la fraternidad y en la igualdad, era humanamente un imposible. Sin embargo, la presencia y la fuerza interior del «Resucitado» lo logró.

Cuando los discípulos de esta primera comunidad sienten interiormente esta presencia transformadora de Jesús, y cuando la comunican, es cuando realmente experimentan su resurrección. Y es entonces cuando ya les sobran todas las pruebas exteriores de la misma. El contenido simbólico de los relatos del Resucitado actuante que presentan a la comunidad, revela el proceso renovador que opera el Resucitado en el interior de las personas y del grupo.

Magnífico ejemplo de lo que el efecto de la Resurrección puede producir también hoy entre nosotros, en el ámbito personal y comunitario. La capacidad del perdón; de la reconciliación con nosotros mismos, con Dios y con los demás; la capacidad de reunificación; la de transformarse en proclamadores eficientes de la presencia viva del Resucitado, puede operarse también entre nosotros como en aquel puñado de hombres tristes, cobardes y desperdigados a quienes transformó el milagro de la Resurrección.

El evangelio de hoy está recogido en la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil, en el capítulo 125 ó 126, Sus audios, así como los guiones de literarios de los episodios y sus correspondientes comentarios teológicos se pueden encontrar y tomar en http://www.untaljesus.net

B) Segundo comentario: «El Resucitado es el Crucificado»

Como otros años, incluimos aquí un segundo guión de homilía, netamente en la línea de la espiritualidad latinoamericana de la liberación, que titulamos con ese conocido lema de la cristología de la liberación.

Lo que no es la resurrección de Jesús

Se suele decir en teología que la resurrección de Jesús no es un hecho “histórico”, con lo cual se quiere decir no que sea un hecho irreal, sino que su realidad está más allá de lo físico. La resurrección de Jesús no es un hecho realmente registrable en la historia; nadie hubiera podido fotografiar aquella resurrección. La resurrección de Jesús objeto de nuestra fe es más que un fenómeno físico. De hecho, los evangelios no nos narran la resurrección: nadie la vio. Los testimonios que nos aportan son de experiencias de creyentes que, después, “sienten vivo” al resucitado, pero no son testimonios del hecho mismo de la resurrección.

La resurrección de Jesús no tiene parecido alguno con la “reviviscencia” de Lázaro. La de Jesús no consistió en la vuelta a esta vida, ni en la reanimación de un cadáver (de hecho, en teoría, no repugnaría creer en la resurrección de Jesús aunque hubiera quedado su cadáver entre nosotros, porque el cuerpo resucitado no es, sin más, el cadáver). La resurrección (tanto la de Jesús como la nuestra) no es una vuelta hacia atrás, sino un paso adelante, un paso hacia otra forma de vida, la de Dios.

Importa recalcar este aspecto para darnos cuenta de que nuestra fe en la resurrección no es la adhesión a un “mito”, como ocurre en tantas religiones, que tienen mitos de resurrección. Nuestra afirmación de la resurrección no tiene por objeto un hecho físico sino una verdad de fe con un sentido muy profundo, que es el que queremos desentrañar.

La “buena noticia” de la resurrección fue conflictiva

Una primera lectura de los Hechos de los Apóstoles suscita una cierta extrañeza: ¿por qué la noticia de la resurrección suscitó la ira y la persecución por parte de los judíos? Noticias de resurrecciones eran en aquel mundo religioso menos infrecuentes y extrañas que entre nosotros. A nadie hubiera tenido que ofender en principio la noticia de que alguien hubiera tenido la suerte de ser resucitado por Dios. Sin embargo, la resurrección de Jesús fue recibida con una agresividad extrema por parte de las autoridades judías. Hace pensar el fuerte contraste con la situación actual: hoy día nadie se irrita al escuchar esa noticia. ¿La resurrección de Jesús ahora suscita indiferencia? ¿Por qué esa diferencia? ¿Será que no anunciamos la misma resurrección, o que no anunciamos lo mismo en el anuncio de la resurrección de Jesús? Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Pregón de la Mañana de Pascua. La bienaventuranza de los resucitados

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Pregón de la Mañana de Pascua. La bienaventuranza de los resucitados

anastasis-3Del blog de Xabier Pikaza:

Jesús ha muerto asesinado por los poderes del mundo, pero dando su vida por el Reino de Dios, y lo ha hecho de tal forma que ha podido mostrarse ante sus amigos (en ellos) como nueva y más alta presencia en amor y comunión de vida. Por eso, sus apariciones o presencias pascuales no han sido ni son imaginaciones de algo que externamente no se ve, sino sentimiento y certeza radical de la presencia de aquel que ha vivido y muerto regalando vida, como Vida de Dios, esto es, como Bienaventuranza.

Por eso, la vida cristiana es una experiencia de resurrección en línea de felicidad, esto es, de bienaventuranza. Otras realidades cambian y terminan. Los hombres, en cambio, no cambian sin más, sino que resucitan, abriendo con Jesús un camino de felicidad, viviendo unos en otros (para otros), esperando la plena llegada del Reino que inició Jesús.

En ese sentido vivió y murió Jesús por todos, pero de tal forma lo hizo que sus discípulos sintieron (supieron) que él vivía en ellos, haciéndoles ser lo que son, unos bienaventurados (pues el mismo Jesús ha resucitado en ellos, y ellos pueden darse mutuamente vida).

No murió de enfermedad o vejez, sino porque le mataron, cuando más lleno de Vida se encontraba, aquellos que tuvieron miedo de su proyecto y camino de Reino, es decir, de su proyecto y camino de Resurrección.

Por vivir como vivió y proponer el camino de Reino que propuso le condenaron a muerte los defensores de un reino entendido como imperio militar y templo de muerte. Murió por lealtad al programa y camino de sus bienaventuranzas, esto es, a Dios (a su Reino) y a los hombres a quienes había ofrecido un camino y mensaje de gratuidad, es decir, de comunión de vida:

 ‒ Fue ajusticiado por haber proclamado y empezado a recorrer el camino de las bienaventuranzas, es decir,presencia y reino de Dios que es vida y comunión en amor, no imposición, desde los pobres, excluidos, hambrientos, en contra de una política e incluso de una religión que se fundamenta y eleva como poder del sistema.

Resucitó como Bienaventurado, como presencia e impulso del Reino, no para abandonar su camino anterior, sino para ratificarlo y extenderlo a todos. Su pascua de resurrección es la prueba y triunfo radical del valor y pervivencia de su programa de bienaventuranzas. Lo que él anunció y dispuso vino a cumplirse así de un modo radical. La resurrección no va en contra de la muerte, sino que confirma y ratifica el sentido de esa muerte.

      Jesús fue mensajero de Vida, y en esa línea actuó como promotor de una mutación de Bienaventuranza, despliegue de vida; precisamente por eso le mataron los defensores del orden del Templo y del César, para seguir reinando ellos de un modo sacral y/o político: Un tipo de sacerdotes de viejo templo matan a sus víctimas religiosas, para seguir organizando el mundo a través de la muerte; por su parte, los servidores de un tipo de César (imperio, de imperar, someter) matan o dominan a los enemigos, para mantener así el (des-)orden de su violencia.

En contra de eso, precisamente al dar su vida por los pobres‒enfermos, muriendo por ellos, Jesús ratifica el valor de las bienaventuranzas, es decir, la vida en libertad y en felicidad, en gracia y comunión de amor, desde los más pobres. Éste es el mensaje y camino de fondo que descubrieron, de formas distintas pero convergentes, los primeros “testigos” de la bienaventuranza cristiana: María Magdalena y María la de Santiago, Pedro  y Tomas, Pablo y Mateo.

En esa línea, a través de fuertes caminos, los discípulos descubrieron que la vida de Jesús y su anuncio de Reino había sido una “resurrección” final anticipado de la bienaventuranza final de la historia. Por eso, al “verle vivo” tras la muerte (cf. 1 Cor 15, 3‒11), algunos de ellos (con Pablo y Pedro) no se limitaron a seguir esperando el cumplimiento del mensaje en Jerusalén, conforme a un mesianismo nacional de Ley sino que empezaron a crear una iglesia o comunidad de resucitados, es decir, de bienaventurados vivientes, como indica la palabra de Jesús a Marta:

 Yo soy la resurrección y la vida, quien crea en mi vivirá, aunque muera,y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre (Jn 11, 26‒27). 

  La formulación concreta de este pasaje proviene de un tiempo posterior (quizá del mismo Juan evangelista), pero la experiencia de fondo refleja el principio y sentido de la mutación original de los cristianos, que no esperan la resurrección del último día, como Abraham (Rom 4,17), sino que bendicen al Dios que ha resucitado a Jesús (Rom 4, 24) y lo ha hecho en la vida de los creyentes, que no se limitan a esperar, sino que son ya, con Jesús, en este mundo, unos resucitados, es decir, unos bienaventurados.

Renacimiento, es decir, resurrección.

En esa línea, la misión pascual de los discípulos de Jesús no quiere convertir simplemente a los no cristianos en cristianos de iglesia cerrada en sí misma, ni imponer su credo (pues si lo impusiera dejaría de ser credo), sino abrir caminos de comunión gratuita y donación de vida, en la línea de su mensaje de muerte y resurrección, tal como se expresa en las bienaventuranzas. Este modelo pascual de las bienaventuranzas ofrece una propuesta de humanización pascual desde la gratuidad, desde la vida entregada (regalada) a los demás por amor.

Resurrección y encarnación cristiana. En un sentido, la muerte ha sido un momento esencial del proceso biológico, pues sólo a través del tanteo-error, vinculado a la destrucción de los individuos, ha podido avanzar la humanidad como especie. Ese aspecto de muerte a favor de la especie ha sido recogido en la experiencia sacrificial de muchas religiones en las que el grupo sacrifica y ofrece a Dios la vida de algunos de sus miembros (o unos animales sustitutivos) para expresar y fomentar el bien del conjunto (imponiendo así tipo de paz dentro del grupo).

En esa perspectiva, desde un nivel más alto, podemos empezar a entender la muerte de Jesús, que ha entregado su vida al servicio del Reino. Pero inmediatamente debemos precisar que esa muerte no ha sido un sacrificio fundado en la violencia de Dios (o exigido por ella, sino, al contrario), sino al contrario: Ella ha sido la negación y rechazo de todos los sacrificios anteriores; ni los hombres ni Dios pueden tomar (recibir) su fuerza de la muerte de los contrarios, sino que ella consiste en dar la vida, desde y con los más pobres, para que ellos tengan vida en gratuidad creadora.

Esta experiencia nos sitúa ante el Sermón de la Montaña, centrado en las bienaventuranzas, que interpretamos como mensaje para resucitados mesiánicos. Ciertamente, hay otros rasgos valiosos del evangelio, pero pueden quedar en un segundo plano. En el principio se encuentra la experiencia del amor gratuito que los cristianos han de ofrecer y compartir con todos, desde lo más hondo, en pobreza, en diálogo abierto a todos, en comunicación gratuita de vida, sin “dogmas” previos impuestos de antemano[1].

Sólo allí donde la vida se regala (donde unos hombres mueren por otros) puede surgir una experiencia superior de resurrección, de nueva y más alta humanidad, según las bienaventuranzas. Dentro del proceso biológico, las plantas y animales que mueren por la evolución desaparecen y no existen más, pues no tienen individualidad, sólo perduran en sus descendientes.

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , , ,

Domingo de Pascua.

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Domingo de Pascua.

resurrecionDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Las dos frases más repetidas por la iglesia en este domingo son: «Cristo ha resucitado» y «Dios ha resucitado a Jesús»; resumen las afirmaciones más frecuentes del Nuevo Testamento sobre este tema.

Sin embargo, como evangelio para este domingo se ha elegido uno que no tiene como protagonistas ni a Dios, ni a Cristo, ni confiesa su resurrección. Los tres protagonistas que menciona son puramente humanos: María Magdalena, Simón Pedro y el discípulo amado. Ni siquiera hay un ángel. El relato del evangelio de Juan se centra en las reacciones de estos personajes, muy distintas.

Tres reacciones ante la resurrección de Jesús (Juan 20,1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. 

María reacciona de forma precipitada: le basta ver que han quitado la losa del sepulcro para concluir que alguien se ha llevado el cadáver; la resurrección ni siquiera se le pasa por la cabeza.

Simón Pedro actúa como un inspector de policía diligente: corre al sepulcro y no se limita, como María, a ver la losa corrida; entra, advierte que las vendas están en el suelo y que el sudario, en cambio, está enrollado en sitio aparte. Algo muy extraño. Pero no saca ninguna conclusión.

El discípulo amado también corre, más incluso que Simón Pedro, pero luego lo espera pacientemente. Y ve lo mismo que Pedro, pero concluye que Jesús ha resucitado. En él se cumple lo que dirá días más tarde Jesús a Tomás: «Bienaventurados los que crean sin haber visto». Porque, en realidad, lo único que ha visto es unos lienzos y un sudario.

El evangelio de Juan, que tanto nos hace sufrir a lo largo del año con sus enrevesados discursos, ofrece hoy un mensaje espléndido: ante la resurrección de Jesús podemos pensar que es un fraude (María), no saber qué pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe (discípulo amado).

¿Por qué espera el discípulo amado a Pedro?

Es frecuente interpretar este hecho de la siguiente manera. El discípulo amado (sea Juan o quien fuere) fundó una comunidad cristiana bastante peculiar, que corría el peligro de considerarse superior a las demás iglesias y terminar separada de ellas. De hecho, el cuarto evangelio deja clara la enorme intuición religiosa del fundador, superior a la de Pedro: le basta ver para creer, igual que, más adelante, cuando Jesús se aparezca en el lago de Galilea, inmediatamente sabe que «es el Señor». Sin embargo, su intuición especial no lo sitúa por encima de Pedro, y lo espera a la entrada de la tumba en señal de respeto. La comunidad del discípulo amado, imitando a su fundador, debe sentirse unida a la iglesia total, de la que Pedro es responsable.

Las otras dos lecturas: beneficios y compromisos.

A diferencia del evangelio, las otras dos lecturas de este domingo (Hechos y Colosenses) afirman rotundamente la resurrección de Jesús. Aunque son muy distintas, hay algo que las une:

  1. a) las dos mencionan los beneficios de la resurrección de Jesús para nosotros: el perdón de los pecados (Hechos) y la gloria futura (Colosenses);
  2. b) las dos afirman que la resurrección de Jesús implica un compromiso para los cristianos: predicar y dar testimonio, como los Apóstoles (Hechos), y aspirar a los bienes de arriba, donde está Cristo, no a los de la tierra (Colosenses).

«Dios lo resucitó y él nos encargó predicar» (Hechos 10, 34a. 37-43)

Las palabras de Pedro forman parte de un largo episodio del libro de los Hechos que cuenta uno de los momentos capitales del cristianismo primitivo: la predicación del evangelio a los paganos. Según Lucas, antes de que Pablo y la comunidad de Antioquía emprendiesen esta labor revolucionaria, ya Pedro había recibido de Dios el encargo de aceptar la invitación del centurión Cornelio y dirigirse a su casa (con escándalo inicial del mismo Pedro y escándalo posterior de los sectores más conservadores de la comunidad de Jerusalén). Pedro hablará de Jesús y de los testigos que lo acompañaron.

A Jesús lo presenta destacando tres aspectos durante su actividad terrena: estuvo ungido con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien, Dios estaba con él. Después de la resurrección adquirió una dignidad mucho mayor: Dios lo constituyó juez de vivos y muertos, con poder de perdonar los pecados a quienes creen en él. La enorme dignidad que esto supone solo se comprende teniendo en cuenta los textos apocalípticos, que presentan a Dios como único juez. Para Cornelio y su familia es el mayor argumento a favor de creer en Jesús.

«Nosotros» somos testigos de lo que hizo durante su actividad pública y de la realidad de su resurrección, ya que comimos y bebimos con él. Y esto no obliga a predicar al pueblo. Pero el episodio de Cornelio deja claro que «el pueblo» no es solo Israel. Ahora también tienen cabida los paganos.

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: 

-Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.

«Aspirad a los bienes de arriba» (Colosenses 3,1-4)

 Hoy repetiremos a menudo: «Cristo ha resucitado». ¿Es un simple saludo? ¿Cambia esto nuestra vida? El autor de la carta a los colosenses (Pablo o un discípulo suyo) subraya el profundo cambio que debe producirse en nosotros. Para ello, debemos comenzar preguntándonos qué buscamos en la vida, a qué aspiramos. Cuando hubiésemos hecho la lista de aspiraciones, nos sorprendería el texto de la carta.

Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
 

El autor distingue dos etapas en la vida cristiana, marcadas por dos situaciones de Cristo: ahora está sentado a la derecha de Dios, escondido en él; más tarde se aparecerá glorioso. Del mismo modo, el cristiano debe ahora esconderse con Cristo en Dios, buscar los bienes de arriba, aspirar a ellos.

¿Qué significa esto en la práctica? La carta indica inmediatamente qué es lo del cielo y qué lo de la tierra. A la tierra corresponden «fornicación, impureza, pasión concupiscencia y avaricia», «cólera, ira, malicia, maledicencia, obscenidades». Al cielo, «compasión entrañable, amabilidad, humildad, modestia, paciencia, soportarse mutuamente, perdón… y por encima de todo, el amor, que es el broche de la perfección» (Col 3,5-14). La resurrección de Cristo nos obliga a adoptar una nueva forma de vida.

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Domingo de Pascua de Resurrección. 4 Abril, 2021

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Domingo de Pascua de Resurrección. 4 Abril, 2021

d

“El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro”.

(Jn 20, 1-9)

El amanecer de la Pascua comienza en medio de la oscuridad. Y las primeras señales de vida se dan en un paisaje de muerte.

Es curioso cómo tendemos a separar e incluso a enfrentar realidades que ni siquiera son opuestas, solo que unas nos gustan más que otras. O ni siquiera eso. Solo que unas creemos que nos hacen felices y las otras no.

Dividimos nuestra vida entre experiencias positivas y experiencias negativas. Asociamos lo positivo a lo que nos hace disfrutar sin ningún esfuerzo y lo negativo a lo que nos hace sufrir. Por esta regla de tres salir una noche con los amigos es positivo y pasar días estudiando para un examen negativo. Todo junto es un engaño.

La vida, y cada una de nuestras historias, no son una película en blanco y negro. Nuestra vida no está dividida en dos, por un lado la luz y, por el otro, la oscuridad. No, la vida, la realidad es a todo color. Todas las experiencias están llenas de luz y salpicadas de oscuridad. Lo más valioso suele venir con el corcho protector del esfuerzo y más de una vez en la caja del sufrimiento.

El sufrimiento no es positivo o negativo, tampoco la alegría. Hay alegrías tremendamente destructivas. La búsqueda de la alegría fácil e inmediata destruye a muchas personas. De la misma manera hay sufrimientos que engrandecen y liberan.

La vida es una armonía de luces y sombras, silencios, ruidos y melodías. Si la vivimos en blanco y negro resulta monótona y caprichosa. Cuando la disfrutamos a todo color y en todas sus dimensiones es apasionante.

Este es el mensaje de la mañana de Pascua. La vida no es ni blanca ni negra. Es blanca, negra y de otros muchos colores. La vida y la muerte no son dos cosas separadas. Tampoco la alegría y el sufrimiento son opuestos.

El secreto está en seguir buscando. María Magdalena, aún a oscuras va a buscar. En su oscuridad busca un cadáver en un sepulcro, pero en su camino amanece y encuentra la VIDA. Y tú, ¿todavía buscas?

Oración

Danos, Trinidad Santa, un corazón de buscadoras que nos haga avanzar incluso en la noche. Que nos haga a travesar nuestros paisajes de muerte. Y danos, también, esos ojos que descubren la VIDA. Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Domingo 1º de Pascua (B)

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Domingo 1º de Pascua (B)

16-bill-viola-emergence-seqJn 20, 1-9

La realidad pascual es, tal vez, la más difícil de reflejar en conceptos mentales. La palabra Pascua (paso) tiene unas connotaciones bíblicas que pueden llenarla de significado, pero también nos pueden despistar y enredarnos en un nivel puramente terreno. Lo mismo pasa con la palabra resurrección, también ésta nos constriñe a una vida y muerte biológicas, que nada tiene que ver con lo que pasó en Jesús y con lo que tiene que pasar en nosotros.

La Pascua bíblica fue el paso de la esclavitud a la libertad, pero entendidas de manera material y directa. También la Pascua cristiana debía tener ese efecto de paso, pero en un sentido distinto. En Jesús, Pascua significa el paso de la MUERTE a la VIDA; las dos con mayúsculas, porque no se trata ni de la muerte física ni de la vida biológica. Jn lo explica muy bien en el diálogo de Nicodemo. “Hay que nacer de nuevo”. Y “De la carne nace carne, del espíritu nace espíritu”. Sin este paso, es imposible entrar en el Reino de Dios.

Cuando el grano de trigo cae en tierra, “muriendo”, desarrolla una nueva vida que ya estaba en él en germen. Cuando ya ha crecido el nuevo tallo, no tiene sentido preguntarse qué pasó con el grano. La Vida, que los discípulos descubrieron en Jesús después de su muerte, ya estaba en él antes de morir, pero estaba velada. Solo cuando desapareció como viviente biológico, se vieron obligados a profundizar. Al descubrir que ellos poseían esa Vida comprendieron que era la misma que Jesús tenía antes y después de su muerte.

Teniendo esto en cuenta, podemos intentar comprender el término resurrección, que empleamos para designar lo que pasó en Jesús después de su muerte. En realidad, no pasó nada. Con relación a su Vida Espiritual, Divina, Definitiva, que no está sujeta al tiempo ni al espacio, por lo tanto no puede “pasar” nada; simplemente continúa. Con relación a su vida biológica, como toda vida, era contingente, limitada, finita, y no tenía más remedio que terminar. Como acabamos de decir del grano de trigo, no tiene ningún sentido preguntarnos qué pasó con su cuerpo. Un cadáver no tiene nada que ver con la vida.

Pablo dice: Si Cristo no ha resucitado, nuestra fe es vana. Yo diría: Si nosotros no resucitamos, nuestra fe es vana, es decir vacía. Aquí debemos buscar el meollo de la resurrección. La Vida de Dios, manifestada en Jesús, tenemos que hacerla nuestra, aquí y ahora. Si nacemos de nuevo, si nacemos del Espíritu, esa vida es definitiva. No tenemos que temer la muerte biológica, porque no la puede afectar para nada. Lo que nace del Espíritu es Espíritu. ¡Y nosotros empeñados en utilizar el Espíritu para que permanezca nuestra carne!

Los discípulos pudieron experimentar como resurrección la presencia de Jesús después de su muerte, porque para ellos, efectivamente, había muerto. Y no hablamos solo de la muerte física, sino del aniquilamiento de la figura de Jesús. La muerte en la cruz significaba precisamente esa destrucción total de una persona. Con ese castigo se intentaba que no quedase de ella ni el recuerdo. Los que le siguieron entusiasmados durante un tiempo vieron como se hacía trizas su persona. Aquel, en quien habían puesto todas sus esperanzas, había terminado aniquilado por completo. Por eso, la experiencia de que seguía vivo fue para ellos una verdadera resurrección.

Hoy nosotros tenemos otra perspectiva. Sabemos que la verdadera Vida de Jesús no puede ser afectada por la muerte y por lo tanto, no cabe en ella ninguna resurrección. Pero con relación a la muerte biológica, no tiene sentido la resurrección, porque no añadiría nada al ser de Jesús. Como ser humano era mortal, es decir su destino natural era la muerte. Nada ni nadie puede detener ese proceso. Cuando vemos la espiga de trigo que está madurando, ¿a quién se le ocurre preguntar por el grano que la ha producido y que ha desaparecido? El grano está ahí, pero ha desplegado sus posibilidades de ser, que antes sólo eran germen.

Meditación-contemplación

Comprender lo que pasó en Jesús no es el objetivo último.
Es solo el medio para saber qué tiene que pasar conmigo.
También yo tengo que morir y resucitar, como Jesús.
Como Jesús tengo que morir al egoísmo.
Día a día tengo que morir a todo lo terreno.
Día a día tengo que nacer a lo divino.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Pascua florida y hermosa.

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Pascua florida y hermosa.

tumblr_n0hrp0am2H1r2d8pzo1_400Nuestro Señor ha escrito la promesa de la resurrección, no en los libros, sino en todas las hojas de la primavera (Martín Lutero)

1 de abril. Pascua de Resurrección

Jn 20, 1-9

Entonces corre adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, y les dice: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde le han puesto (v 2).

María Magdalena es la primera en ser testigo del mito de la resurrección. “Todavía a oscuras” (v. 1), es el símbolo desde donde se parte en la fe pascual. Lo que el evangelio de este domingo nos expone en la breve, pero profunda narración de los primeros acontecimientos de la supuesta resurrección de Jesús es a mi parecer, todo un vademécum de informaciones fundamentales acerca del comportamiento habitual imprescindible de quien se precie del honor de ser cristiano. María –las mujeres suelen disfrutar de un buen olfato en estas materias– es la primera en mostrarnos que lo posee. Así lo olfateó cuando en el recientemente estrenado film del australiano Garth Davis (febrero 2018) dice a Jesús: “estaré contigo hasta el final”, mientras los romanos le levantan ya crucificado. Y el cardenal Carlos Osorio ha manifestado recientemente que “el futuro de la humanidad depende en gran medida de la capacidad que tengamos los cristianos de dar testimonio de la verdad en estos momentos no fáciles de la misma”.

Es el amanecer. El sol, señor de la luz que ilumina nuestro universo, difunde ilusión al corazón de la Magdalena y al nuestro para salir al encuentro de un Jesús interior en plenitud de Vida. En primer lugar, confía en sus creencias. Luego se va a comprobar los hechos y, posteriormente, se va a comunicarlos a Juan y Simón Pedro. Todos ellos vieron con sus propios ojos –también con el corazón y la mente– y creyeron. Una vez tomada conciencia de todo, a fondo y hecha carne la creencia en ellos, lo comunicarán en primer término a los demás apóstoles, y luego al mundo entero. Propuesta que nos concierne, y que conlleva descubrir todo lo que somos y manifestarlo a los demás plenamente. Sin esta comunicación, que también es competencia nuestra, el mensaje vivo de Jesús quedará prisionero o incluso muerto, detrás de los fríos barrotes de la cárcel de nuestros sentimientos.

La película Lope (2010), del director brasileño Andrucha Waddington, está imaginativamente basada en la vida del poeta español Lope de Vega que, con sus obras, rompió los cánones tradicionales de la composición. En el film, el protagonista (Lope) mantiene este diálogo con Jerónimo Velázquez: “He querido que mis personajes se parezcan más a la vida. El pueblo está harto de ver siempre lo mismo, y ahora es cuando tenemos la oportunidad de ofrecerles algo nuevo”.

Jerónimo: “¿Usted no se da cuenta de que va contra las normas del teatro?”.

Lope: “Las normas, don Jerónimo, están ahí, pero los tiempos han cambiado. ¿Por qué no poner a trabajar la imaginación?”.

El teólogo y reformador protestante Martín Lutero dijo en cierta ocasión: “Nuestro Señor ha escrito la promesa de la resurrección, no en los libros, sino en todas las hojas de la primavera”. Y, por cierto, ¿no somos todos árboles del bosque florecido en exuberante primavera? ¿Cubrimos de perfume cristiano –quizás Christian Dior, Kalvin Klein o Yves Saint Laurent, a cuantos vienen a pasear por nuestra floresta personal? El misterio pascual –Pascua Florida y Hermosa– tiene un poder transformador cuando dejamos que nos inunde el alma.

Antonio Machado nos ofrece uno de los poemas más expectantes de su obra. Como el sueño de María Magdalena, también el del poeta nos posibilita una respuesta soñada, una ilusión: ese Jesús resucitado, lo que tenemos dentro, y al que debemos dejar fluir como manantial de vida capaz de apagar la sed de cuantos se acerquen a beber en él.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes a mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.

 

Vicente Martínez

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Querientes

Domingo, 4 de abril de 2021
Comentarios desactivados en Querientes

10098692613_7fe76e5d74_zDe su blog Miradas cristianas:

Quedó pendiente, de mi pasado artículo, explicar esa palabra del título. Vamos allá. Es una verdad de nuestra historia que, infinidad de veces, a los justos les van mal las cosas por ser justos, mientras que a los malvados les van bien por su misma maldad. Negar esa ley es una cobardía, aunque las voces oficiales de nuestra sociedad suelen negarla sin matices para justificar a los más ricos (“es que son mejores”), y aunque algunos victimismos se sirvan de ella para justificar sus fracasos, achacándolos a la maldad de los otros. Pese a tales posibles abusos, los salmos y el Primer Testamento bíblico están llenos de quejas que constatan: “a los malos les van mejor las cosas”.

Recordemos solo la queja de Jeremías: “Señor ¿por qué prosperan los impíos?” (12,1).

Esa constatación es tan antigua que en un poema babilónico fechado aproximadamente hacia el 1200 antes de Cristo, y que se conoce como “la teodicea babilónica”, leemos que “los dioses crearon al hombre proclive a la falsedad y a la malicia”. No obstante, y por las mismas fecha, la Biblia se revela contra esa afirmación: el autor del Génesis concluye su primer capítulo declarando que “todo lo que Dios había hecho era bueno”; aunque sólo cinco capítulos más tarde tendrá que añadir que, al ver Dios la maldad que había sobre la tierra, “se arrepintió de haber creado al hombre”. Y es que, para Israel esa nefasta ley de la historia no puede ser obra de Dios: pues entonces no habría lugar para la esperanza en nuestro mundo; es más bien fruto del orgullo y la libertad humana. De ahí arranca esa noción de “pecado original”, tan desafortunada en su formulación como atinada en la realidad que quiere expresar (Camus formuló mejor cuando habló de “La Caída”).

Así se le fue entreabriendo a Israel la posibilidad y la esperanza en un más-allá e incluso el atisbo de que una aceptación confiada de esa ley nefasta de la historia puede convertirse en camino de liberación para otros: eso es lo que insinúa ese extraño poema de Isaías 53, sobre una misteriosa figura de apariencia despreciable, porque han caído en él todas nuestras maldades, pero que, al fin del poema, se convierte en redentor para nosotros. Ahí se atisba otra ley de nuestra historia: entre nosotros, la mayoría de victorias liberadoras se consiguen a través de derrotas previas.

Jesús de Nazaret encarna ese atisbo y esa ley: el fracaso de su pretensión liberadora (la Cruz) se convierte en paso hacia su Resurrección definitiva. Por eso los primeros cristianos aplicaron enseguida a Jesús el poema citado de Isaías 53.

Y bien: la ilusión de tantas pretensiones revolucionarias de nuestra historia ha sido crear ese mundo donde a los buenos les fueran bien las cosas, y a los malvados mal; aspirando incluso a una desaparición de los malvados con la aparición del “hombre nuevo”, tan esperado antaño por muchos movimientos revolucionarios. Por eso no importa el destino (aparentemente) fracasante de las revoluciones, sino la verdad y el valor de su apuesta: porque si resultase que Dios es Amor, entonces creer en Dios no sería más que creer en la Bondad (tantas veces pisoteada), y creer en el Amor (pocas veces amado).

Y que Dios es Amor es precisamente lo que anuncia la divinidad de Jesús. Sin ella no podríamos saber que Dios es Amor: podríamos desearlo o barruntarlo, pero podría ser también que Dios fuese como los dioses griegos o babilónicos. Ahora bien: en el Amor y la Bondad no se puede creer de manera meramente intelectual; sólo se puede creer amando en intentando ser bueno. A eso apuntaba la ironía paradójica de Benjamin Constant, líder de la revolución francesa y amante de Madame Stael: “soy demasiado escéptico para ser incrédulo”

Hace unos meses, la revista Vida Nueva publicó una entrevista con Ana Palacios fotoperiodista que, confesándose atea, lleva una vida dedicada a trabajar por las víctimas de la historia, y que hacía un gran elogio de los misioneros porque siempre “le infunden paz”… Ante la sorpresa de la entrevistadora explicaba que ella no conseguía ser creyente, pero sí era “queriente”.

San Agustín le habría dicho que si amas de veras ya crees aunque no lo creas. Yo prefiero recordarle una vieja anécdota histórica del rabino judío Elischa ben Abuja que perdió la fe con gran escándalo de la comunidad. Pero otro rabino, tras un momento de silencio se limitó a comentar: “dichoso él porque ahora es dueño de hacer el bien sin buscar recompensa alguna”.

Esa es la gran interpelación que nos lanza un sector de la llamada increencia. Algunos podrán reconocer, y aquí me encuentro yo, que sin una Ayuda exterior no hubieran sido capaces de hacer el poco bien que hayan hecho. Pero lo válido para todos los cristianos y absolutamente fundamental, es que nosotros no esperamos el más-allá como una recompensa sino como un regalo del que nos fiamos por una Promesa.

Esto lo reflexionamos demasiado poco. Sin embargo hay ahí algo fundamental para entender la muerte y resurrección de Jesús.

José I. González Faus

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.